miércoles, 24 de agosto de 2016

El niño y la bestia

Esta película japonesa de animación viene a ser un refresco para la actual cartelera de nuestro cine local. Premiada por la Academia Japonesa como la Mejor Película de Animación del año 2015, el guionista y director Mamoru Hosoda narra la historia de Ren, un niño solitario que acaba de perder a su madre y que deambula en Shibuya, un barrio del oeste de Tokio, y Kumatetsu, una bestia que habita un mundo fantástico. La cinta, si bien puede ser predecible, posee todos los elementos descriptivos del cine animado, está elaborada con muchísimo cuidado y los detalles marcan diferencia respecto a lo que acostumbramos observar en otras cintas del género.

Hosoda no solo crea un mundo especial y fantástico, aquel habitado por las bestias donde podemos encontrar fácilmente bondad, cordura, respeto y atención, sino que lo sitúa en paralelo al mundo real de Tokio, una ciudad enorme, cosmopolita, saturada de personas, donde la individualidad se oculta en la masa y donde, a pesar de la convivencia entre miles, la soledad es un elemento central.

Luego viene la convivencia de ambos mundos. Se traspasan los límites, acaso inviolables. Kumatetsu libra una disputa con Lôzen para ser el próximo Venerable. Dos personalidades totalmente opuestas; dos polos que se enfrentan desde lo íntimo del ser. Lôzen es admirado por la mayoría, tiene cientos de discípulos y reúne todas las condiciones para ser el nuevo líder. Kumatetsu es fuerte pero tiene mal carácter y no consigue tener discípulos por lo que debe encontrar pronto al menos uno. Esto le lleva a traspasar los umbrales de su mundo y así encontrar a Ren, a quien invita a ser su aprendiz. Ren por supuesto se niega, sin embargo su curiosidad -y más que nada su forzada y especial soledad- lo lleva a traspasar el límite para entrar en el Reino de las Bestias. La relación entre ambos es como el agua y el aceite. Ya no se llama Ren sino Kyûta debido a su edad -9 años-, que es el nombre que le entrega este improvisado “maestro kendo”. 

Pasan los años en la síntesis de una evolución natural. Kyûta logra volver al mundo humano, busca a su padre y conoce a Kaede, una joven estudiante que le ayuda a entender el mundo. Su vacío interior se agiganta y en esta elaboración psicológica y emocional, debe tomar decisiones sobre su futuro, que parten por el autoconocimiento y control de sus actos.

La historia esencial es simple, sin embargo la pluma del guión relata una historia que no deja de ser maravillosa y compleja. Vemos las relaciones maestro-aprendiz, los múltiples temas familiares, los roles padre-hijo, la hermandad, la lealtad, el amor y una clara humanidad representada por extremos, donde la miseria y la bondad combaten permanentemente, tanto interna como externamente.

El niño y la bestia es una ventana de reposo y de reflexión. Aunque es algo extensa, funciona bien gracias a la dinámica de su composición y ritmo. Es una fábula visual que atrae por sus aventuras, por un relato fluido, por la magia de sus colores, por la energía que imprime a los dibujos, por una banda sonora sencilla y precisa y por una moraleja, que aunque bien sabemos repetida, es excelente que tome nuevas formas y nuevos bríos gracias a historias tan bien narradas y tan bien desarrolladas como la que disfrutamos en esta cinta.

Ficha técnica

Título original: Bakemono no Ko (The Boy and the Beast)
Año: 2015
Duración: 119 minutos
País: Japón
Guión: Mamoru Hosoda
Música: Masakatsu Takagi
Género: Animación. Fantástico | Amistad. Monstruos. Familia
Director: Mamoru Hosoda

Martirio Satánico

“Martyrs”, su título original, dirigida por los hermanos Kevin y Michael Goetz, es la versión del año 2015 del filme original del 2008 del director francés Pascal Laugier. ¿Es entonces un remake? En parte si y en parte no. Solo podemos dar cuenta de lo primero pues, de otra forma, contaríamos demasiado de la trama. Teniendo aproximadamente 10 años, Lucie -Troian Bellisario- escapa de un feroz y traumático encierro. Su única amiga en el orfanato donde reside es Anna -Bailey Noble-. Ellas se acompañan, confían mutuamente y en ocasiones sueñan juntas. Diez años después, Lucie logra dar con el paradero de la familia responsable de su sufrimiento y junto con Anna, busca venganza. Por supuesto, todo se sale de control y comienza una pesadilla literalmente del terror.

La cinta posee un elevado nivel de producción. La filmación es certera, hay varios planos, imágenes y escenas -sobre todo al inicio- muy bien logradas, con tomas en ángulos diferentes y desplazamientos lentos de la cámara. Esto es muy interesante de entrada, sin embargo no resulta suficiente pues la cinta se va enredando y perdiendo calidad en la medida que transcurren los minutos. No sabemos si vamos hacia momentos que asusten, hacia el suspenso de un thriller o definitivamente al terror. El género, en ese sentido, es desafiado en algunos momentos, pues se contradice con otros pasajes de la cinta que son prácticamente tomados de un “manual”.

Como sucede en la mayoría de estas cintas, adelantar detalles hace perder toda oportunidad de sorpresa. Verla sin antecedentes y también sin conocer la historia original puede ser de gran ayuda. Realizada esta advertencia, si usted continúa leyendo, puede ser que aumente su curiosidad o tal vez disminuya, dependiendo el grado de cercanía o lejanía con las temáticas expuestas en el desarrollo del filme.

El encierro inicial, la orfandad y la búsqueda de venganza -que incluye una sangrienta masacre a la familia descubierta- se contraponen con la amistad, el coraje y la valentía de enfrentar situaciones límite. Lucie es atormentada por una figura que no sabemos si es real o ficticia, si es un monstruo, un humano o un fantasma. Hay algo de paranormal en ello, sin embargo una visión concreta de Anna nos señala explícitamente que todo ocurre en la imaginación de Lucie. ¿Cuán trastornada puede quedar una víctima de tortura y encierro? ¿Una vez liberada, puede vivir con ello? Es una gruesa temática que por cierto la cinta no profundiza. Por otra parte, vemos una perversa maquinación por descubrir qué sucede cuando se está a punto de morir -con torturas desquiciadas- y poder traspasar esa visión a otra persona. Es de locos, si, de muy locos, ya que están presentes varios subgéneros como el “gore”, las sectas religiosas, el terror psicológico, y varios otros.

En síntesis, “Martyrs” es una película muy bien producida y correctamente filmada que, sin embargo, queda al debe en la construcción de la historia y en la forma en como configura a sus personajes. Si a usted, que ha seguido leyendo hasta acá a pesar de las advertencias, le gusta el terror, verla en el cine es la opción. Si solo le gusta a veces, puede esperar un poco y verla en televisión, cable o Netflix cuando llegue e dichas plataformas. Y si a usted definitivamente no le gusta el terror, puede tranquilamente dejarla pasar. Lo que es a mi, me provoca conocer la “Martyrs” original, así es que pondré manos a la obra para encontrarla.

Ficha técnica

Título original: “Martyrs”
Empresas Productoras: Blumhouse Productions / The Safran Company / Temple Hill Entertainment
Distribuye: Impacto Cine
Género: Terror - Thriller | Remake
Año: 2015
Guión: Mark L. Smith (Personajes: Pascal Laugier)
Fotografía: Sean O'Dea
Duración: 81 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: Troian Bellisario, Bailey Noble, Romy Rosemont
Directores: Kevin Goetz, Michael Goetz

Niña Sombra

Este conmovedor documental de María Teresa Larraín narra su propia historia. Un duro camino, un viaje profundo hacia la perdida de la vista, hacia una temida ceguera que va nublando formas y colores, transformando sustancialmente su vida. Mientras ella se queda ciega, nos abre las puertas de su mundo interior para que podamos verlo en toda su dimensión. Las emociones son nítidas, los sentimientos están encontrados y a veces difusos. La cámara de María Teresa Larraín transmite la esencia, aquello que e palabras de El Principito es “invisible a los ojos”. Y esto, indudablemente, es el principal mérito de esta cinta. Su tratamiento es inquieto, la cámara está en permanente movimiento, juega con efectos, sensaciones, planos abiertos y cerrados, nítidos y difusos que logran hacernos parte de lo que podemos imaginar es su visión. La fotografía es preciosa, la composición de imagen bella, la música apropiada y el guión es también otro mundo por descubrir: íntimo y expuesto, delicado y fuerte; tal vez contradictorio.

¿Cómo una persona ciega o con una mínima visión puede filmar una película?, me preguntaba minutos después de salir de la función. La respuesta no se hacía esperar. Beethoven compuso sus últimas obras completamente sordo. Es una paradoja, pero es real. Es cierto, en ambos casos hay una pérdida, un duelo, pero existe la experiencia de haberlo tenido alguna vez. Es diferente a nacer con dicha condición, sin duda. Beethoven tenía la música en su mundo interior. Larraín tiene las imágenes en su propio universo y ha decidido compartirlas con nosotros como también lo hizo el genio musical.

En palabras de la directora “lo más difícil en esta película no ha sido el filmar con muy poca visión sino el encontrar mi punto de vista como directora, es decir, la mirada ciega”. Parece una contradicción, sin embargo su sentido es total. Se refiere a lo diferente que es la percepción del mundo desde una condición particular, cualquiera que esta sea. Esto, tal vez, la impulsa a “descubrir” esta película en la inspiración que le produce acercarse a la vida desconocida e invisible de los vendedores ambulantes ciegos de la Alameda, en Santiago de Chile. Allí comienza este viaje y nace el proyecto. Allí se produce un punto de inflexión luego que la muerte de su madre la trajera de retorno al país que hacía 30 años que la había visto partir a Toronto, Canadá.

María Teresa desnuda su alma en este documental autobiográfico. Su niñez, su extensa familia, sus pasiones, glorias y miserias. Todo está presente en un recorrido vital que inspira a reflexionar. “Acaso ¿solo podemos conocer a través de la mirada?, se pregunta. “Un ser humano es mucho más que sus ojos”, responde con certeza. “Esta será mi última película” dice la voz en off de la directora al comenzar el filme. Es fuerte y cruda dicha declaración. Sin embargo, permítanme dudarlo, María Teresa Larraín tiene aun mucho que aportarnos desde su “mirada ciega”. Es más, tiene el deber de hacerlo, pues con ello entrega dignidad a una condición con la que convivimos pero que sin embargo no sabemos dialogar o bien no sabemos “mirar”.

Ficha técnica 

Niña Sombra
Chile, Canadá, Costa Rica 
2016
75 minutos
Idioma: Castellano, Inglés
Producción ejecutiva: Ed Barreveld, Maria Teresa Larrain
Fotografía: Daniel Grant, Arnaldo Rodriguez
Edición: Ricardo Acosta, Ordan Kawai, Tim Wilson
Sonido: Daniel Pellerin
Producción: Maremoto Productions & Storylinentertainment
Web: shadowgirlfilm.com
Directora: Maria Teresa Larraín

jueves, 18 de agosto de 2016

Neruda

Ambientada en 1948, tres años después del fin de la Segunda Guerra Mundial y en el momento en que se inicia una persecución política al poeta cuando éste acusa al Gobierno del Presidente Gabriel González Videla -Alfredo Castro- de traicionar al partido comunista, Neruda -Luis Gnecco con una caracterización excelente del “vate”- se transforma en fugitivo junto a su esposa, Delia del Carril, interpretada por la actriz argentina Mercedes Morán. Ricardo Neftalí Reyes está escribiendo su "Canto General", mientras es buscado afanosa y vertiginosamente por el detective Óscar Peluchonneau -Gabriel García Bernal- un prefecto de la Policía de Investigaciones de Chile. Neruda, ya en la clandestinidad, debe reinventarse para convertirse en un símbolo de la lucha y la libertad, fuertemente influido y ayudado por los intelectuales europeos encabezados por Pablo Picasso. 

Pablo Larraín nos entrega su sexta película basada en el sólido y arriesgado guión de Guillermo Calderón, quien presenta una lectura donde prevalece la imaginación por sobre la historia real, lo que provoca más de alguna tensión que naturalmente es inevitable. Larraín, con mano firme, filma una cinta llena de elementos y detalles que dan cuenta de una madurez cinematográfica que lo ubica dentro de los mejores directores del momento. El estreno de “Neruda” en la quincena de realizadores del pasado Festival de Cannes lo confirma, con elogiosos comentarios y abundantes alabanzas de la crítica especializada.

“Neruda” puede incomodar a los puristas. El afamado poeta cede el protagonismo al hombre de carne y hueso. Vemos a un egocéntrico Neruda, político, militante y vividor. Observamos su vida puertas adentro, la relación con su esposa -artista como él-, su fascinación por la bohemia y las mujeres, su constante búsqueda de reconocimiento y la simbología que representa el saberse convertido en leyenda. Larraín no deja escapar ningún detalle en este tránsito permanente, en este movimiento perpetuo sobre el que construye un relato principalmente estético e irónico del poeta. Es similar a abrir una ventana en la historia, tal como sería asomarse en un balcón, para observar el paso de un Neruda humanizado, despojado del aura artística, mundano, lleno de dudas y en búsqueda de su propio destino.

Los detalles hacen de esta cinta una obra de arte en todo su esplendor. Desde la textura del metraje, esa oscuridad y color particular, la excelente fotografía de Sergio Armstrong, la recreación de los ambientes de época, las actuaciones sobresalientes de todo el elenco y una banda sonora compuesta de fragmentos de música contemporánea de comienzos del Siglo 20 mezclada con cantos populares, son elementos que entregan a “Neruda” características especiales. Vemos pinceladas gruesas, pinceladas finas, un dibujo de precisión, un cuadro plástico de gran belleza transformado en un poema visual y sensitivo. Es cierto que la voz en off del ficticio Peluchonneau puede incomodar, sin embargo no es menos cierto que le da una coherencia y sabor especial al relato. Esta lucha interna entre personaje secundario o principal, buscando un lugar protagónico en la historia, da cuenta también de una permanente lucha de egos, propia del mundo artístico y de la cuál la cinta no puede abstraerse.

Pablo Larraín no sorprende, se consolida cada vez más. Ya conocemos su enorme talento y oficio y cada paso que recorre apunta a un crecimiento importante en su ascendente y premiada carrera. En este caso, con un filme diferente en forma y fondo, se interna en otras realidades y fiel a su objetivo de incomodar, esta vez lo hace desde otra perspectiva. Aquella que representa el tratamiento de una figura histórica, respetada y admirada, a la que desnuda -literalmente- para abrir paso a una relectura ficcionada que permita debatir y reflexionar sobre un hombre que sin lugar a dudas encanta y seduce.

Ficha Técnica

Título original: Neruda
Año: 2016
Duración: 107 minutos
País: Chile
Género: Drama
Guión: Guillermo Calderón
Fotografía: Sergio Armstrong
Reparto: Luis Gnecco, Gael García Bernal, Mercedes Morán, Alfredo Castro, Pablo Derqui, Marcelo Alonso, Alejandro Goic, Antonia Zegers, Jaime Vadell, Diego Muñoz, Francisco Reyes, Michael Silva, Victor Montero
Productora: Coproducción Chile-Francia-España-Argentina; AZ Films / Fabula / Funny Balloons / Participant Media / Setembro Cine / TELEFE
Director: Pablo Larraín

lunes, 15 de agosto de 2016

Juventud

Una semana ha pasado desde que vi “La giovinezza”, de Paolo Sorrentino y recién ahora siento que puedo expresar algunas ideas sobre la película. El mismo creador de “La gran belleza”, ganadora del Óscar 2013, nos entrega una cinta que explora sobre emociones, recuerdos y actualidad de dos amigos “sub 90” que pasan una temporada de vacaciones en un hotel de los Alpes. Sus historias tienen mucho en común pero son en esencia distintas: Fred Ballinger -Michael Caine- compositor y director de Orquesta ya retirado de los escenarios parece tener claro que ha emprendido un viaje sin retorno. La nostalgia de ello está presente, sin embargo parece asumida su condición y tránsito hacia una vejez física mas no mental. Mick -Harvey Keitel- ejerce aun como director de cine y está terminando su última película con la que pretende dejar un legado, un testimonio y una marca en la historia.

La dinámica de estos dos entrañables amigos es especial. Sus conversaciones están impresas por diferentes visiones de lo que fue su vida, de la relación con sus hijos (Lena -Rachel Weisz-, la hija de Fred, casada con el hijo de Mick acaba de ser abandonada por él) y por las todas las experiencias vividas en común, con un puntos de convergencia, la salud, la amistad y el presente que están viviendo, con sus físicos deteriorados pero con mentes activas, creativas y aun llenas de juventud.

Sorrentino dibuja un paisaje emocional que es comparable a la espléndida fotografía que Luca Bigazzi nos regala. El entorno de los Alpes sugiere altura de miras, una etapa superior donde se mira hacia atrás con perspectiva y sabiduría. La anécdota de la visita del emisario de la Reina Isabel para que Fred vuelva a la actividad en un concierto para el príncipe Felipe, requerimiento al que Fred se niega rotundamente, se contrapone a la esperanza desmedida que Mick tiene en su cinta testimonial con Brenda Morel -Jane Fonda- como protagonista. Mick Boyle, un joven actor que es interpretado por Paul Dano, es una fina contraparte para ambos; pone de manifiesto las dudas, los caminos y decisiones y finalmente las opciones. La presencia en el lugar de la Miss Universo -Poppy Corby-Tuech- es otra voz adicional que que confronta las etapas de la vida, un contrapunto emocional, físico y nostálgico al baúl de los recuerdos de Mick y Fred, también representado por una joven masajista a quien no le gusta conversar y cuyo mundo interior es misterioso y desafiante, voz marcada también por una caricatura de "maradoniana", de un ex futbolista latinoamericano con evidente sobrepeso y problemas respiratorios que vive solo de su pasado.

La cinta es reflexiva, por momentos desordenada y llena de metáforas que no pueden leerse en forma lineal. Las capas presentes -y algo ocultas- en el tono de comedia en que se desarrolla el metraje permiten el lucimiento del gran Michael Caine, en un papel que parece diseñado a su medida y que le calza perfecto. Todo gira en torno a su mirada, sus movimientos, su disposición a escuchar y sus diálogos cortos, precisos y con un filo que desnuda un interior que si bien está asumido, esconde una historia familiar difícil que apenas se deja divisar en su real dimensión.

En “Juventud” la trama no es lo sustantivo en un guión inteligente, y concentrado. Lo que destaca en la descripción de Paolo Sorrentino es el transcurso, el recorrido y el movimiento de la vida representada por diferentes estados, matices y formas. Tal vez es lo más cercano a una descriptiva sinfonía de colores que representa etapas, vivencias y relaciones que van formando la experiencia y que permiten ver al mundo desde otras perspectivas; ni buenas ni malas, solo diferentes. El director tiene la libertad y la osadía de permitir que cada uno de nosotros, los espectadores, rellene con sus experiencias, emociones y racionalidades, el centro del relato. En lo que nosotros fijemos la atención encontraremos propuestas y sugerencias, no certezas ni respuestas y aquello es un valor innegable de un cine diferente, que por momentos aspira a mayores alturas y que sin embargo con lo que ofrece cumple perfectamente las expectativas que genera.

“Las emociones están sobrevaloradas” dice Mick, “sin embargo es lo único que tenemos”. Una frase que durante esta semana me ha rondado permanentemente y que en mi reflexión se transforma en el foco en el que he puesto la mayor atención. Ciertamente, para alguien racional, lo emocional representa un desafío importante pues no es lo más cercano, lo seguro o el espacio de confort. Sorrentino parece saberlo y lo explota sustancialmente. Y acá me gustaría conocer más desde la vereda de enfrente. Todo aquello que esta cinta transmite a una persona emocional. Tal vez el resultado de ambas reflexiones sea muy similar a lo representado en la cinta lo que reflejaría un arte mayor en este trabajo. Qué interesante sería debatirlo y analizarlo desde esas perspectivas. la invitación está abierta, y este espacio también.

Ficha técnica

Título original: Youth - La giovinezza
Año: 2015
Género: Drama, vejez, mistad
Música: David Lang
Fotografía: Luca Bigazzi
Duración: 118 minutos
Actores: Michael Caine, Harvey Keitel, Rachel Weisz, Paul Dano, Jane Fonda, Tom Lipinski, Poppy Corby-Tuech, Madalina Ghenea, Emilia Jones, Mark Kozelek, Anabel Kutay, Rebecca Calder, Ian Keir Attard, Roly Serrano
Productora: Coproducción Italia-Suiza-Francia-Reino Unido; Indigo Film / Medusa Film / C-Films / Bis Films / Pathé / Number 9 Films
País: Italia
Guión: Paolo Sorrentino
Director: Paolo Sorrentino