miércoles, 19 de abril de 2017

Una mujer fantástica


La última película del cineasta chileno Sebastián Lelio ha sido reconocida en el Festival Berlín con el Oso de Plata al mejor guión. Y no es casualidad, pues luego del éxito de “Gloria”, su anterior cinta, Lelio enfrentó un desafío que no es menor. Filmar la historia de Marina Vidal -Daniela Vega-, una mujer transexual, 20 años menor que su pareja Orlando -Francisco Reyes- quien muere en la urgencia de la clínica luego de una noche de fiesta. A las sospechas sobre la causa de muerte de Orlando quien tenía moretones y golpes recientes, Marina debe hacer frente a una brutal discriminación, marginaciones y humillaciones por parte de la familia del difunto y también de Carabineros, médicos y de la sociedad en general que no entiende su condición.

Esta cinta es tremendamente honesta y valiente. Abordando una temática que no es sencilla, tiene múltiples capas por las que transitan los protagonistas y también nosotros los espectadores. Sin duda no estamos acostumbrados a las reacciones que nos puede provocar, que por cierto cambian constantemente durante los 104 minutos de un metraje perfectamente desarrollado y estupendamente filmado. La transexualidad, el fondo de la historia, es la primera capa. Si logramos pasar, al interior encontramos un desarrollo expresivo de victimización, agresividad, sentimientos de empatía y de rebeldía por lo que le toca vivir a la protagonista. Su lucha la hacemos propia y si nos sumergimos más aun podremos explorar nuestras propias convicciones que son puestas a prueba en forma cruda, vital y sin concesiones.

El lenguaje visual de Sebastián Lelio posee finas texturas, colores particulares, planos especiales y una convicción precisa de lo que significa el mundo femenino. Su dirección se explaya en aquellos planos íntimos de Marina, donde lo que sostiene la cinta son los sentimientos más que la razón o la acción. Aquello es de una gran finura y revela un gran trabajo en la fotografía de Benjamín Echazarreta. Son muchos los elementos que Lelio utiliza para crear la atmósfera de esta cinta, pues lentamente, con oscuridad y claridad, nos va llevando de la mano hasta la profundidad a la que aceptemos llegar.

“Una mujer fantástica” posee atributos que la hacen aun más interesante. No se trata solo de poner encima de la mesa un tema que por años ha sido tabú, ocultado, ignorado, desechado o tal vez solo de una reivindicación de género de connotación social. La producción va más allá. Cuestiona con hechos, violenta con lenguaje, empatiza con acciones y profundiza con emociones.

La cinta en si misma también es “transgénero” pues cruza elementos policiales, de thriller y de drama. La crítica explícita a la sociedad conservadora no es burda sino que contiene elementos de fondo en su argumentación. El rechazo a la condición sexual y física de Marina visto como una “aberración”, o aquella insólita -trascendente y morbosa- conversación entre la inspectora y el médico forense que debe tomarle fotografías, despliega, entre otros ejemplos y en dos planos diversos, lo que sustenta la esencia del relato. Si algo podría cuestionarse, a mi modo de ver, es un solo exceso. Creo que no era necesaria tanta victimización, sin embargo aquello, más que una crítica, responde a que en lo personal me provoca ausencia de esperanza.

Sebastián Lelio, con esta su quinta película, se consolida como uno de los jóvenes directores chilenos más talentoso de los últimos años junto a Pablo Larraín, cuya Productora “Fábula” también forma parte de esta realización. Impecable en la forma, sólido en el fondo y con un trabajo de lujo junto a Gonzalo Maza en el guión, Lelio aporta una mirada coherente, crítica y fundada sobre problemáticas actuales sin quedarse en el eslogan o en la frase tipo cuña. Al contrario, supera aquello y lo transforma en una historia de carácter verdadero, apasionada, crítica y profundamente humana.

Ficha Técnica

Título original: Una mujer fantástica
Año: 2017
Duración: 104 minutos
País: Chile
Género: Drama | Transexualidad / transgénero
Guión: Sebastián Lelio, Gonzalo Maza
Música: Matthew Herbert
Fotografía: Benjamín Echazarreta
Productora: Coproducción Chile-España; Fabula / Komplizen Film / Setembro Cine
Reparto: Daniela Vega, Francisco Reyes, Luis Gnecco, Aline Küppenheim, Amparo Noguera
Director: Sebastián Lelio

Rápidos y furiosos 8

Esta octava entrega de la saga no decepciona. Es muy entretenida y, aunque pueda resultar un molde que ya conocemos, se las ingenia para cumplir cabalmente su propósito. Hay un cierto "placer culpable" en el seguimiento de estas películas, lo reconozco, sin embargo también hay que reconocer que en su estilo, con limitaciones, aciertos y errores, uno puede entender por qué son éxito de taquilla y convocan a un público muy diverso dentro de sus fieles espectadores.

La historia es simple (hay otras versiones que se han enredado tanto en lo argumental que les ha costado un mundo llevar la trama) y si bien puede considerarse bastante predecible, sirve de pretexto y contexto a la centralidad de la cinta que es la acción. Con Dom y Letty de luna de miel, Brian y Mía sin participar en nada y sus leales amigos sin responsabilidades, la aparente normalidad de esta particular “familia” parece no ser puesta en jaque por nadie hasta que una atractiva mujer -Charlize Theron- se encuentra con Dominic Toretto -Vin Diesel- y literalmente lo obliga a volver al mundo del crimen. Ello significará traición a sus cercanos, escenarios complejos y una serie de aventuras a las que nunca se habían enfrentado.

El director F. Gary Gray no se complica en nada, al contrario, parece que entiende perfectamente de qué se trata el oficio y lo conduce con agilidad y fluidez. La habitual combinación entre acción y reposo está bien coordinada. Las escenas se suceden sin pausa y su variedad hace que no cansen ni saturen. Solo ya después de las dos horas, en un final que pudo ser algo más breve, la cinta da muestras de un pequeño “bajón" que por lo demás es perfectamente normal aunque inexcusable a estas alturas.

Desde la colorida Cuba -filmación interesante que muestra La Habana desde el aire y también en sus pequeñas calles, recovecos, mercados y pobreza- hasta la "gran manzana" de Nueva York, con sus rascacielos, sobrepoblación y normal ajetreo, el argumento parece recordarnos siempre aquello barroco que tienen los opuestos: riqueza, pobreza; amor, odio; fraternidad, venganza; el bien y el mal; el día y la noche; lo claro y lo oscuro y una gran lista adicional. Nada nuevo, cierto, pero aún así motor del mundo, propulsor de historias y fiel reflejo de una realidad que supera la ficción.

"The Fate of the Furious" no es cine arte, es pura y sencilla entretención y está bien lograda. Se disfruta mejor en pantallas grandes y me imagino que con más efectos especiales del tipo 4DX, pero aún en una sala sencilla logra lo que se propone. Aunque simple y sencilla, siempre se impone su moraleja: la importancia de la familia, el amor y la leal fraternidad. Por ello seguramente la historia continuará, aunque ya no esté el fallecido Paul Walker, para quien esta cinta se transforma en un gran homenaje.

Ficha técnica 

Título original: The Fate of the Furious
Año: 2017
Duración: 136 minutos
País: Estados Unidos
Acción. Thriller | Coches / Automovilismo. Secuela
Guión: Chris Morgan, Gary Scott Thompson
Música: Brian Tyler
Fotografía: Stephen F. Windon
Reparto: Vin Diesel, Dwayne "The Rock" Johnson, Jason Statham, Charlize Theron, Michelle Rodriguez, Tyrese Gibson, Ludacris, Helen Mirren, Scott Eastwood, Chris Bridges, Kurt Russell, Kristofer Hivju, Nathalie Emmanuel, Don Omar, Tego Calderon, Elsa Pataky, Luke Evans
Director: F. Gary Gray

El Cristo ciego

Michael -Michael Silva- es un joven mecánico que siente que es un enviado de Dios y que su misión es ser un Cristo en la tierra. Su vida ha estado marcada por la búsqueda de señales divinas, diversas historias, aceptaciones y rechazos. La historia transcurre en el norte de Chile, con sus habitantes viviendo en un entorno difícil, rudo, solitario y carenciado, y es justamente este el lugar donde Michael se propone llevar a cabo su primer milagro: sanar a su amigo de la infancia, accidentado en una mina, recorriendo un largo camino desde los parajes del interior hasta la costa.

Esta cinta del director Christopher Murray, estrenada justamente en la Semana Santa del año 2017, imprime mucho de piedad popular, de mística y tal vez superstición, contraponiendo aquello a la poco clara -y siempre en duda- fe profunda de su protagonista. Hay mucho del relato que no está entregado explícitamente por lo que esos vacíos los debemos llenar los espectadores que podamos ver esta realización.

Destacada en varios festivales, "El Cristo ciego" llega entonces precedida de alguna atmósfera que impulsa a verla. Su ritmo y guión son en extremo pausados, tanto como el paisaje desértico que la hermosa fotografía nos va revelando constantemente. Con un solo actor profesional, su protagonista, la cinta emplea a las personas de cada lugar para interactuar con Michael, en un esfuerzo notable por dotar de naturalidad y frescura un relato filmado de manera simple y sencilla -muy difícil de sostener por momentos- en un metraje de 85 minutos que parecen extenderse indefinidamente.

Si estamos en presencia de un estilo particular de su director, no lo sabremos hasta sus próximas creaciones. Por el momento, esta cinta se asemeja más a una experiencia, a un camino y a una búsqueda de algo poco definido, difuso y por cierto contradictorio. Cuando los elementos presentes son tan simples como los que entrega esta cinta, sin duda el camino de exploración propia suele ir más allá y por cierto depende de cada uno la profundidad del viaje interior que aquello represente. Sin duda acá hay un mérito que no es menor, sin embargo queda tal vez demasiado condicionado a la recepción particular de un público masivo (o más bien específico). En ese sentido tal vez sea bueno tomar más riesgo o contar una historia con una posición más "jugada", sin embargo esas son justamente las decisiones que están en las manos de cada director y productor, lo que naturalmente determina los atributos de una película.
       
Ficha técnica

País: Chile
Año: 2016
Género: Drama
Duración: 85 minutos
Calificación: Todo espectador
Elenco: Michael Silva, Ana María Henríquez, Mauricio Pinto, Pedro Godoy, Bastián Inostroza
Director: Christopher Murray

miércoles, 5 de abril de 2017

La Cabaña

Difícil tarea la de hacer una película cristiana en los tiempos que corren. O se transforma delicadamente en un sermón o definitivamente aborda la temática sin la profundidad adecuada. En el caso de “La Cabaña” tenemos una base importante, un best seller del canadiense William Paul Young, publicado el 2007 y éxito de ventas señalado por la lista de “The New York Times” entre mediados de 2008 y comienzos de 2010. Y el desafío de adaptarla corre por cuenta del guionista John Fusco y del director Stuart Hazeldine.

Cuatro años atrás, la hija menor de Mackenzie Allen Phillips, Missy, desaparece durante unas vacaciones familiares. Todo indica que fue secuestrada y asesinada brutalmente en una cabaña abandonada en los bosques de Oregon. La tristeza no ha desaparecido y la rebeldía hacia la fe, tampoco. Mack -Sam Worthington- recibe una misteriosa carta firmada por Dios en la que le invita a ir de nuevo al lugar un fin de semana. No muy convencido, Mack llega al lugar una tarde de invierno, comienza a revivir su peor pesadilla, sin embargo lo que sucede allí provoca un cambio radical en su vida.

Si hablar de religión, creencia o fe es de suyo complejo, más lo es llevarlo a cabo en un formato artístico orientado a una audiencia masiva como es a través de una película. El esfuerzo bien vale la pena, aunque los resultados siempre serán evaluados de maneras diversas, dependiendo la óptica desde la que se le observe. “La cabaña” es honesta. No pretende más de lo que quiere y puede mostrar. Las preguntas son tan profundas que cualquier respuesta puede ser incompleta. El viaje personal de cada uno y la experiencia individual es muy difícil que coincida con una representación dramática. Distinto es el caso de un libro, donde cada uno puede construir su propio entorno, personificar de manera diferente y lograr aproximaciones más certeras a sus propias convicciones.

El director Stuart Hazeldine construye un relato correcto. Un comienzo inestable, con un thriller policial en ciernes que luego va evolucionando a un drama interno y contenido. El ritmo de la cinta es pausado, parece escapar de las preocupaciones cotidianas, como una vuelta al origen, al centro, a la paz interior. Mack no logra comprender qué sucede. Tampoco logra situarse en el lugar donde está. La profundidad del ser es el espacio más grande y a la vez más temido que una persona podría enfrentar y Mack está allí, en medio, pugnando por salidas, respuestas o al menos explicaciones.

“La cabaña” es abiertamente una película cristiana. Su centro es la Santísima Trinidad y su relato no excluye a ninguna religión que la reconozca. Este es un punto no menor cuando se trata de una temática que muchas veces aporta división más que comunión. ¿Cómo Dios puede permitir el mal? Aquello es muy difícil de comprender y el guión intenta entregarnos una aproximación diferente. Como un llamado a una profunda revisión interior, la fuerza de la rebeldía ante lo incomprensible, la facilidad de juzgar el bien o el mal pero en los otros más que en nosotros mismos, la culpa y todos los valores asociados, entregan al metraje contenido y propuesta para la reflexión personal.

Ficha técnica

Título original: The Shack
Año: 2016
Duración: 132 minutos
País: EE.UU
Género: Drama
Guión: John Fusco
Reparto: Sam Worthington, Radha Mitchell, Octavia Spencer, Graham Greene, Tim McGraw, Alice Braga, Aviv Alush
Director: Stuart Hazeldine