Interesante cinta marca el debut de Michael Gracey como director. Este musical encabezado por Hugh Jackman relata la historia de Phineas Taylor Barnum (1810-1891) quien luego de perder su trabajo como de oficina decide emprender un proyecto fuera de lo común. Con gran talento y creatividad recluta a personas especiales, futuras estrellas, enanos, equilibristas y malabaristas, entre otras, para crear un espectáculo que marca diferencia y que se llegó a denominar el show más grande el mundo.
La historia y el relato son simples. Charity -Michelle Williams- y Barnum -Jackman- se conocen desde muy niños. Ella, hija de una familia adinerada y él, hijo del sastre del pueblo. Ya desde pequeños sueñan con ideales y el amor hace que emprendan un camino de vida juntos, pese a la oposición tenaz de los padres de Charity. Con dos hijas maravillosas y viviendo con lo justo, la pareja se mantiene unida gracias al pilar fundamental que es su familia. “Todo lo que quiero está aquí”, le dice Charity a Barnum cuando pierde su empleo. Sin embargo, él siempre quiso darle lo mejor a su esposa y a sus hijas y este ferviente deseo lo impulsa a tomar riesgos y nuevos desafíos. Así, poco a poco, va construyendo su espectáculo no exento de dificultades, el que lentamente rinde frutos. No obstante, sobre el camino vienen los problemas. Hay rechazo y manifestaciones contra estos “fenómenos”. También vienen los grandes éxitos que hacen cuestionar cuánto es realmente suficiente. En medio de estos conflictos, materiales y existenciales, el protagonista, sin perder su esencia, logra priorizar la vida y volver a su foco original.
La película está muy bien lograda visualmente. Tiene muy claros los números musicales que va intercalando con secuencias teatrales que enlazan el argumento de manera fluida y amena. La música es atractiva, las coreografías destacan en dinámica y colorido y cada integrante del elenco aporta su talento al espectáculo. A pesar de estos evidentes y notables logros de producción, el guión es bastante adivinable y obvio, no dando lugar a quiebres o conflictos que no se puedan anticipar y por cierto visualizar claramente como serán resueltos.
Son tantas las temáticas que aborda “El gran showman” que finalmente se diluyen y la cinta decanta en lo más sencillo de su expresión. Un sueño ideal, amor y familia; ambiciosa creatividad, éxito y fracaso; todos elementos y valores que en 105 minutos no logran la profundidad requerida y que por lo mismo solo permiten esbozar lo que pudo ser una construcción dramática más efectiva.
Como musical, la cinta supera la prueba a pesar de no tener momentos que resulten inolvidables. Es dinámica y los cuadros están bien logrados. No es fácil contar una historia donde más de la mitad debe narrarse musicalmente, con canciones que den cuenta de personajes y al mismo tiempo transmitan emoción en sus relaciones. En esto último la cinta es débil, principalmente en la conexión emocional con la audiencia. En realidad somos solo espectadores de este gran espectáculo. Y claro, hay una dicotomía entre la ambientación de la época -Siglo XIX-, la modernidad de la música y el baile, pero si consideramos, y nuevamente vamos a la esencia, el circo es así. “Now is Show Time”. Ha nacido el “Show Business” y por lo tanto el espectáculo debe continuar.
Ficha técnica
Título original: The Greatest Showman
Año: 2017
Duración: 105 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Chernin Entertainment / 20th Century Fox
Género: Drama. Musical | Biográfico. Circo. Siglo XIX
Guión: Jenny Bicks, Bill Condon (Historia: Jenny Bicks)
Música: Benj Pasek, Justin Paul
Fotografía: Seamus McGarvey
Reparto: Hugh Jackman, Michelle Williams, Zac Efron, Zendaya, Rebecca Ferguson, Diahann Carroll, Fredric Lehne, Yahya Abdul-Mateen II, Isaac Eshete, Katrina E. Perkins, John Druzba, Shawn Contois, Ethan Coskay, Jamie Jackson
Dirección: Michael Gracey
miércoles, 27 de diciembre de 2017
miércoles, 13 de diciembre de 2017
Star Wars: Los Últimos Jedi
Desde los créditos iniciales y los primeros sonidos se siente emoción. Comienzo a recordar la experiencia que significó para mí el ver pasar esa enorme nave que poco a poco ocupaba toda la enorme pantalla. Claro que en 1977 tenía ocho años y tal vez esa pantalla era mucho más pequeña que las actuales pero para mí era monstruosa. Con ello se daba inicio a una de las historias más universales de las ultimas décadas. Star Wars, para quienes la seguimos desde su origen, es realmente difícil de describir. Es imposible ser objetivo, menos aún cuando la partitura de John Williams es un gran concierto, por eso estas líneas son naturalmente mucho más subjetivas y emotivas que de costumbre.
“Los últimos Jedi”, el episodio VIII, que esta vez continúa perfectamente en orden, lo que no es menor en una saga que se ha caracterizado por su extraña temporalidad, comienza muy poco después de los hechos narrados en “El despertar de la fuerza”. La Primera Orden se ha fortalecido, es cada vez más agresiva y violenta y quiere aniquilar cualquier resistencia que amenace su galáctica dictadura. Las figuras del líder Snoke -Andy Serkis-, del general Hux -Domhnall Gleeson- y de Kilo Ren -Adam Driver- resultan siniestras y aterradoras. La diezmada fuerza rebelde conducida por la General Leia Organa -Carrie Fisher- ha sido arrinconada y está bajo un intenso ataque. Finn -John Boyega- el stormtrooper desertor, aún está en estado de coma y Poe Dameron -Oscar Isaac-, su piloto estrella, tiene a cargo una extrema misión para destruir un gigantesco acorazado enemigo. Por otra parte, parece ser que la última esperanza es la joven Rey -Daisy Ridley- quién ha logrado encontrar en una remota isla a Luke Skywalker -Mark Hamill- e intenta convencerlo de regresar para enfrentar con su sabiduría y poder Jedi los cada vez más despiadados ataques del lado oscuro de la fuerza.
En esta cinta se despliegan en pantalla todos los elementos propios y clásicos de Star Wars. Batallas llenas de energía y coraje, recuerdos y guiños, mucha humanidad, tecnología sofisticada, altas -y muy bienvenidas- dosis de humor, conflictos personales, liderazgos y homenajes, hacen del metraje una verdadera montaña rusa de emociones y de permanente adrenalina. Luego de un vertiginoso comienzo, la película transita hacia una zona media en la que pareciera quedarse sin despegar, especialmente cuando asume el mando de la resistencia la almirante Amylin Holdo -Laura Dern-. Sin embargo, y hacia el último tercio, la cinta desemboca en una conclusión que tiene una espectacularidad visual tan fascinante que recuerda algunos de los mejores momentos de las ya clásicas primeras entregas.
Es difícil no adelantar detalles para que así cada uno pueda descubrir el curso de la trama. Esto ya es marca registrada de esta aventura galáctica creada originalmente por George Lucas hace más de 40 años y ahora liderada por Walt Disney Studios. Naturalmente habrá sorpresas, viejos, venerados y queridos personajes, giros argumentales que serán aplaudidos -y tal vez criticados- por muchos fanáticos, y algunos nuevos personajes que se suman a esta épica cruzada, sin dejar de lado su profundo sentido humano, un humor fresco y un recambio generacional que ya se percibía con fuerza en la narración anterior. Este último punto es tal vez el más interesante después del logrado arte audiovisual conseguido en este entretenimiento sólido y genuino, porque por más efectos especiales, técnicos, corales y de representación que tenga, finalmente Star Wars representa una filosofía de vida y una manera de comprender el mundo. ¡Que la fuerza esté con ustedes, y por muchos años más!
Ficha técnica
Título original: Star Wars: The Last Jedi
Año: 2017
Duración: 150 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Lucasfilm / Walt Disney Studios Motion Pictures
Género: Ciencia ficción. Fantástico. Aventuras. Acción | Star Wars. Secuela
Grupos: Saga Star Wars Novedad
Guión: Rian Johnson (Personajes: George Lucas)
Música: John Williams
Fotografía: Steve Yedlin
Reparto: Daisy Ridley, John Boyega, Adam Driver, Óscar Isaac, Mark Hamill, Carrie Fisher, Domhnall Gleeson, Benicio del Toro, Laura Dern, Gwendoline Christie, Kelly Marie Tran, Lupita Nyong'o, Anthony Daniels, Andy Serkis, Warwick Davis
Dirección: Rian Johnson
“Los últimos Jedi”, el episodio VIII, que esta vez continúa perfectamente en orden, lo que no es menor en una saga que se ha caracterizado por su extraña temporalidad, comienza muy poco después de los hechos narrados en “El despertar de la fuerza”. La Primera Orden se ha fortalecido, es cada vez más agresiva y violenta y quiere aniquilar cualquier resistencia que amenace su galáctica dictadura. Las figuras del líder Snoke -Andy Serkis-, del general Hux -Domhnall Gleeson- y de Kilo Ren -Adam Driver- resultan siniestras y aterradoras. La diezmada fuerza rebelde conducida por la General Leia Organa -Carrie Fisher- ha sido arrinconada y está bajo un intenso ataque. Finn -John Boyega- el stormtrooper desertor, aún está en estado de coma y Poe Dameron -Oscar Isaac-, su piloto estrella, tiene a cargo una extrema misión para destruir un gigantesco acorazado enemigo. Por otra parte, parece ser que la última esperanza es la joven Rey -Daisy Ridley- quién ha logrado encontrar en una remota isla a Luke Skywalker -Mark Hamill- e intenta convencerlo de regresar para enfrentar con su sabiduría y poder Jedi los cada vez más despiadados ataques del lado oscuro de la fuerza.
En esta cinta se despliegan en pantalla todos los elementos propios y clásicos de Star Wars. Batallas llenas de energía y coraje, recuerdos y guiños, mucha humanidad, tecnología sofisticada, altas -y muy bienvenidas- dosis de humor, conflictos personales, liderazgos y homenajes, hacen del metraje una verdadera montaña rusa de emociones y de permanente adrenalina. Luego de un vertiginoso comienzo, la película transita hacia una zona media en la que pareciera quedarse sin despegar, especialmente cuando asume el mando de la resistencia la almirante Amylin Holdo -Laura Dern-. Sin embargo, y hacia el último tercio, la cinta desemboca en una conclusión que tiene una espectacularidad visual tan fascinante que recuerda algunos de los mejores momentos de las ya clásicas primeras entregas.
Es difícil no adelantar detalles para que así cada uno pueda descubrir el curso de la trama. Esto ya es marca registrada de esta aventura galáctica creada originalmente por George Lucas hace más de 40 años y ahora liderada por Walt Disney Studios. Naturalmente habrá sorpresas, viejos, venerados y queridos personajes, giros argumentales que serán aplaudidos -y tal vez criticados- por muchos fanáticos, y algunos nuevos personajes que se suman a esta épica cruzada, sin dejar de lado su profundo sentido humano, un humor fresco y un recambio generacional que ya se percibía con fuerza en la narración anterior. Este último punto es tal vez el más interesante después del logrado arte audiovisual conseguido en este entretenimiento sólido y genuino, porque por más efectos especiales, técnicos, corales y de representación que tenga, finalmente Star Wars representa una filosofía de vida y una manera de comprender el mundo. ¡Que la fuerza esté con ustedes, y por muchos años más!
Ficha técnica
Título original: Star Wars: The Last Jedi
Año: 2017
Duración: 150 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Lucasfilm / Walt Disney Studios Motion Pictures
Género: Ciencia ficción. Fantástico. Aventuras. Acción | Star Wars. Secuela
Grupos: Saga Star Wars Novedad
Guión: Rian Johnson (Personajes: George Lucas)
Música: John Williams
Fotografía: Steve Yedlin
Reparto: Daisy Ridley, John Boyega, Adam Driver, Óscar Isaac, Mark Hamill, Carrie Fisher, Domhnall Gleeson, Benicio del Toro, Laura Dern, Gwendoline Christie, Kelly Marie Tran, Lupita Nyong'o, Anthony Daniels, Andy Serkis, Warwick Davis
Dirección: Rian Johnson
La fiesta de la vida
Las comedias francesas tienen esos elementos que las hacen adorables. “Le sens de la fête” no es la excepción y se instala con propiedad y méritos propios entre las últimas destacadas. Los directores Olivier Nakache y Eric Toledano -“Amigos intocables”- crean una historia donde los detalles son los que marcan la diferencia.
Esta vez es una boda de lujo en un castillo francés del siglo XVIII el mejor escenario para retratar la intimidad del grupo de personas que trabajan para que el evento resulte exitoso. Max Angély -Jean-Pierre Bacri-, el experimentado y obsesivo jefe máximo del evento, James -Gilles Lellouche-, el reemplazante del DJ y cantante original, Guy -Jean-Paul Rouve-, el relajado fotógrafo profesional que odia las fotos de los celulares, la enérgica y conflictiva Adèle -Eye Haidara-, la segunda de a bordo, junto a muchos otros personajes, nutren al relato de curiosas relaciones y de situaciones de tensión y diversión extremas. Por cierto no podemos dejar fuera a Pierre -Benjamin Lavernhe-, el insoportable novio y a Helena -Judith Chemla-, su encantadora prometida, un contrapunto notable dentro de una verdadera selva de personalidades.
Tal vez esa es una de las características por la que esta cinta funciona tan bien. Hacer de lo cotidiano un hecho especial y de personajes comunes el centro de atención, provoca que asistamos a una parodia que finalmente podría llevarnos a entender “el significado de la fiesta”, su título original.
La creatividad del guión y lo absurdo que resultan sus cuadros es una combinación que también potencia el relato. Son los detalles los que fijan la historia. Las diversas personalidades -todas caricaturas por cierto- no están tan lejos de la realidad. Cada una tiene sus problemas, sus historias y sus motivaciones. La finura está en su seguimiento, sus relaciones, en la colocación de las fichas y en el movimiento del tablero en la medida que avanzan los preparativos y comienza la fiesta.
El ritmo, frenético por momentos y extremadamente lento en otros, también viene a ser un marcado contrapunto. Bajo esa premisa, el filme es barroco, lleno de contrastes significativos. Sin embargo el expresionismo francés surge con una naturalidad chispeante. Podremos reírnos un poco más o un poco menos. Podremos empatizar en mayor o menor medida con algún personaje o situación, o bien reflexionar sobre el íntimo drama presente en muchos de ellos. Lo que no sucederá es que nos aburramos, porque Nakache y Toledano no nos sueltan nunca.
“La fiesta de la vida” es extrovertida, honesta y valiente, interesante y digno de destacar, que pone de relieve algo propio del cine francés, naturalmente fresco y gratificante.
Ficha técnica
Título original: Le sens de la fête
Año: 2017
Duración: 115 minutos
País: Francia
Productora: Gaumont / Quad Productions
Género: Comedia | Bodas
Guión: Olivier Nakache, Eric Toledano
Música: Avishai Cohen
Fotografía: David Chizallet
Reparto: Jean-Pierre Bacri, Vincent Macaigne, Kevin Azaïs, Suzanne Clément, Gilles Lellouche, Judith Chemla, Jean-Paul Rouve
Dirección: Olivier Nakache, Eric Toledano
Esta vez es una boda de lujo en un castillo francés del siglo XVIII el mejor escenario para retratar la intimidad del grupo de personas que trabajan para que el evento resulte exitoso. Max Angély -Jean-Pierre Bacri-, el experimentado y obsesivo jefe máximo del evento, James -Gilles Lellouche-, el reemplazante del DJ y cantante original, Guy -Jean-Paul Rouve-, el relajado fotógrafo profesional que odia las fotos de los celulares, la enérgica y conflictiva Adèle -Eye Haidara-, la segunda de a bordo, junto a muchos otros personajes, nutren al relato de curiosas relaciones y de situaciones de tensión y diversión extremas. Por cierto no podemos dejar fuera a Pierre -Benjamin Lavernhe-, el insoportable novio y a Helena -Judith Chemla-, su encantadora prometida, un contrapunto notable dentro de una verdadera selva de personalidades.
Tal vez esa es una de las características por la que esta cinta funciona tan bien. Hacer de lo cotidiano un hecho especial y de personajes comunes el centro de atención, provoca que asistamos a una parodia que finalmente podría llevarnos a entender “el significado de la fiesta”, su título original.
La creatividad del guión y lo absurdo que resultan sus cuadros es una combinación que también potencia el relato. Son los detalles los que fijan la historia. Las diversas personalidades -todas caricaturas por cierto- no están tan lejos de la realidad. Cada una tiene sus problemas, sus historias y sus motivaciones. La finura está en su seguimiento, sus relaciones, en la colocación de las fichas y en el movimiento del tablero en la medida que avanzan los preparativos y comienza la fiesta.
El ritmo, frenético por momentos y extremadamente lento en otros, también viene a ser un marcado contrapunto. Bajo esa premisa, el filme es barroco, lleno de contrastes significativos. Sin embargo el expresionismo francés surge con una naturalidad chispeante. Podremos reírnos un poco más o un poco menos. Podremos empatizar en mayor o menor medida con algún personaje o situación, o bien reflexionar sobre el íntimo drama presente en muchos de ellos. Lo que no sucederá es que nos aburramos, porque Nakache y Toledano no nos sueltan nunca.
“La fiesta de la vida” es extrovertida, honesta y valiente, interesante y digno de destacar, que pone de relieve algo propio del cine francés, naturalmente fresco y gratificante.
Ficha técnica
Título original: Le sens de la fête
Año: 2017
Duración: 115 minutos
País: Francia
Productora: Gaumont / Quad Productions
Género: Comedia | Bodas
Guión: Olivier Nakache, Eric Toledano
Música: Avishai Cohen
Fotografía: David Chizallet
Reparto: Jean-Pierre Bacri, Vincent Macaigne, Kevin Azaïs, Suzanne Clément, Gilles Lellouche, Judith Chemla, Jean-Paul Rouve
Dirección: Olivier Nakache, Eric Toledano
miércoles, 6 de diciembre de 2017
El Informante
Watergate. La palabra no resulta indiferente. Sabemos que es tal vez uno de los casos más conocidos de una crisis política revelada por la prensa. Esta vez, bien lo sabemos, el escándalo fue tan grande que significó la renuncia del entonces presidente norteamericano Richard Nixon en agosto de 1974. La cinta, escrita y dirigida por Peter Landesman, se basa en la historia de Mark Felt, director adjunto del FBI, quien conoció de primera fuente los hechos sobre el allanamiento del complejo de oficinas Watergate en Washington D. C., el 17 de junio de 1972, que era la sede del Comité Nacional del Partido Demócrata de Estados Unidos. Felt tuvo directa participación en el caso al entregar información clave a Bob Woodward y Carl Bernstein quienes escribieron varios artículos en el The Washington Post.
Mark Felt -interpretado por Leam Nesson- llevaba 30 años trabajando en el FBI. Tras la muerte del emblemático director J. Edgar Hoover y de no ser considerado por la Casa Blanca para ocupar su lugar, Felt conoció los detalles del Watergate y de inmediato observó con atención la investigación y las erráticas maniobras de la presidencia, tanto dentro del FBI como a través de los medios de comunicación. Su retiro obligado, en 1973, tampoco pudo impedir que el caso escalara al máximo con las consecuencias por todos conocidas. No obstante ser juzgado y considerado un traidor, recién en el año 2005, poco antes de su muerte, se reveló públicamente que Mark Felt era “Garganta Profunda” -su enigmático apodo- y quien había sido la fuente directa para las investigaciones y publicaciones periodísticas.
Para quienes gusten de las intrigas políticas y de las investigaciones oficiales, “Mark Felt - The Man Who Brought Down The White House” resulta muy entretenida pues está construida desde una mirada interna. Vemos los movimientos de piezas, los puzzles que se deben armar y rearmar, las reacciones políticas, las luchas de poder y los espacios que uno u otro va ganando en una soterrada batalla por ascender a costa de cualquier precio.
Sin embargo esta cinta no se queda solo con este drama histórico. Lo trascendente es la mirada personal y la duda moral que plantea ¿Felt fue un traidor o hizo lo correcto al filtrar los antecedentes? La película no se juega por una respuesta. Presenta a un personaje preocupado de su familia, con una esposa -Diane Lane- tan ambiciosa como sensible y una hija con la que no tienen contacto desde hace un buen tiempo y temen lo peor. La distinción entre buenos y malos no está siempre clara. Hay un traidor en el FBI, que duda cabe. Nosotros lo sabemos, pero dentro, nadie podría siquiera dudar que es el mismísimo director adjunto. Todo está en jaque, el sistema político, la independencia del FBI, el rol de la prensa y la observancia de la opinión pública.
Todos los elementos descritos hacen entretenida esta película. Neeson actúa muy bien en su papel y el correctísimo elenco coral gira en torno a su figura. Este es otro caso paradigmático donde la realidad supera la ficción. Difícilmente una historia podría ser más original y llamativa que la que representa este hito comunicacional y político. Y lejos no estamos de vivir esto cotidianamente. Las filtraciones de información son pan de cada día. Algunas más importantes y otras tal vez menos. Sin embargo, el llamado “cuarto poder” tiene un papel trascendente pues sin su decidida conducción en base a criterios éticos, posiblemente la opinión pública no conocería instancias decisivas que cambian el rumbo de la historia.
Ficha técnica
Título original: Mark Felt - The Man Who Brought Down The White House
Año: 2017
Duración: 103 minutos
País: Estados Unidos
Productora: MadRiver Pictures / Playtone / Scott Free Productions. Distribuida por Sony Pictures Classics
Género: Drama | Histórico. Biográfico. Periodismo. Años 70
Guión: Peter Landesman (Libros: Mark Felt, John D. O'Connor)
Música: Daniel Pemberton
Fotografía: Adam Kimmel
Reparto: Liam Neeson, Diane Lane, Maika Monroe, Michael C. Hall, John Dean, Wendi McLendon-Covey, Josh Lucas, Ike Barinholtz, Marton Csokas, Tony Goldwyn, Kate Walsh, Bruce Greenwood, Eddie Marsan, Tom Sizemore, Noah Wyle, Colm Meaney, Brian D'Arcy James, Julian Morris
Dirección: Peter Landesman
Mark Felt -interpretado por Leam Nesson- llevaba 30 años trabajando en el FBI. Tras la muerte del emblemático director J. Edgar Hoover y de no ser considerado por la Casa Blanca para ocupar su lugar, Felt conoció los detalles del Watergate y de inmediato observó con atención la investigación y las erráticas maniobras de la presidencia, tanto dentro del FBI como a través de los medios de comunicación. Su retiro obligado, en 1973, tampoco pudo impedir que el caso escalara al máximo con las consecuencias por todos conocidas. No obstante ser juzgado y considerado un traidor, recién en el año 2005, poco antes de su muerte, se reveló públicamente que Mark Felt era “Garganta Profunda” -su enigmático apodo- y quien había sido la fuente directa para las investigaciones y publicaciones periodísticas.
Para quienes gusten de las intrigas políticas y de las investigaciones oficiales, “Mark Felt - The Man Who Brought Down The White House” resulta muy entretenida pues está construida desde una mirada interna. Vemos los movimientos de piezas, los puzzles que se deben armar y rearmar, las reacciones políticas, las luchas de poder y los espacios que uno u otro va ganando en una soterrada batalla por ascender a costa de cualquier precio.
Sin embargo esta cinta no se queda solo con este drama histórico. Lo trascendente es la mirada personal y la duda moral que plantea ¿Felt fue un traidor o hizo lo correcto al filtrar los antecedentes? La película no se juega por una respuesta. Presenta a un personaje preocupado de su familia, con una esposa -Diane Lane- tan ambiciosa como sensible y una hija con la que no tienen contacto desde hace un buen tiempo y temen lo peor. La distinción entre buenos y malos no está siempre clara. Hay un traidor en el FBI, que duda cabe. Nosotros lo sabemos, pero dentro, nadie podría siquiera dudar que es el mismísimo director adjunto. Todo está en jaque, el sistema político, la independencia del FBI, el rol de la prensa y la observancia de la opinión pública.
Todos los elementos descritos hacen entretenida esta película. Neeson actúa muy bien en su papel y el correctísimo elenco coral gira en torno a su figura. Este es otro caso paradigmático donde la realidad supera la ficción. Difícilmente una historia podría ser más original y llamativa que la que representa este hito comunicacional y político. Y lejos no estamos de vivir esto cotidianamente. Las filtraciones de información son pan de cada día. Algunas más importantes y otras tal vez menos. Sin embargo, el llamado “cuarto poder” tiene un papel trascendente pues sin su decidida conducción en base a criterios éticos, posiblemente la opinión pública no conocería instancias decisivas que cambian el rumbo de la historia.
Ficha técnica
Título original: Mark Felt - The Man Who Brought Down The White House
Año: 2017
Duración: 103 minutos
País: Estados Unidos
Productora: MadRiver Pictures / Playtone / Scott Free Productions. Distribuida por Sony Pictures Classics
Género: Drama | Histórico. Biográfico. Periodismo. Años 70
Guión: Peter Landesman (Libros: Mark Felt, John D. O'Connor)
Música: Daniel Pemberton
Fotografía: Adam Kimmel
Reparto: Liam Neeson, Diane Lane, Maika Monroe, Michael C. Hall, John Dean, Wendi McLendon-Covey, Josh Lucas, Ike Barinholtz, Marton Csokas, Tony Goldwyn, Kate Walsh, Bruce Greenwood, Eddie Marsan, Tom Sizemore, Noah Wyle, Colm Meaney, Brian D'Arcy James, Julian Morris
Dirección: Peter Landesman
La batalla de los sexos
La historia es real. Billie Jean King -Emma Stone- es la tenista número uno del mundo. Tiene 29 años y corre el año 1973. Ella y su manager Gladys Heldman -Sarah Silverman- tienen un fuerte altercado con el famoso presentador y organizador Jack Kramer -Bill Pullman- luego que este anunciara un torneo donde las mujeres solo recibirán un octavo de las ganancias respecto de los premios de la rama masculina. Producto de ello, crean un circuito paralelo y son expulsadas de la asociación oficial. Bobby Riggs -Steve Carrell- un ex número uno ve en esto un negocio y una oportunidad mediática por lo que lanza el desafío. Un juego entre él, de 55 años, frente a una mujer, para demostrar una “supuestamente evidente” superioridad masculina en el deporte blanco.
Esta cinta de los directores Jonathan Dayton y Valerie Faris es la crónica de este enfrentamiento, sin embargo no se queda solo en la anécdota. Aún conociendo el resultado, el guión del británico Simon Beaufoy nos lleva por situaciones particulares de la vida de King y de Riggs que bien vale profundizar.
Emma Stone encarna a Billie Jean de manera notable. Está casada con Larry King, sin embargo su dedicación al tenis es prácticamente total. La exigencia de los torneos, los viajes y ausencias del hogar y el plan de entrenamientos, la tienen agotadisima. Es quizás por ello que cuando conoce a Marilyn Barnett -Andrea Riseborough-, una estilista que les ayuda al lanzar su propio torneo, Billie Jean comienza a experimentar sentimientos que le son desconocidos y entra en un terreno complejo e inexplorado.
Esta cinta de los directores Jonathan Dayton y Valerie Faris es la crónica de este enfrentamiento, sin embargo no se queda solo en la anécdota. Aún conociendo el resultado, el guión del británico Simon Beaufoy nos lleva por situaciones particulares de la vida de King y de Riggs que bien vale profundizar.
Emma Stone encarna a Billie Jean de manera notable. Está casada con Larry King, sin embargo su dedicación al tenis es prácticamente total. La exigencia de los torneos, los viajes y ausencias del hogar y el plan de entrenamientos, la tienen agotadisima. Es quizás por ello que cuando conoce a Marilyn Barnett -Andrea Riseborough-, una estilista que les ayuda al lanzar su propio torneo, Billie Jean comienza a experimentar sentimientos que le son desconocidos y entra en un terreno complejo e inexplorado.
Por otra parte, Bobby está casado con la multimillonaria Priscilla Wheelan -Elisabeth Shue- pero las cosas no van bien. Él es un adicto a las apuestas lo que le ha traído problema tras problema. El más reciente -y el más importante- es que Priscilla lo ha expulsado de su casa.
Así las cosas, el desafío deportivo -o más bien mediático- no solo tiene importancia por el irracional machismo desatado o por el feminismo reivindicador que se enfrentan poderosamente. También surgen perspectivas desde la intimidad de los protagonistas y con ello las verdaderas razones que los motivan.
“La batalla de los sexos” es entretenida y bien lograda. Stone configura una excelente interpretación que seguramente le traerá nominaciones y Carrel aprovecha su faceta de exitoso comediante para lograr caracterizar acertadamente a un verdadero “showman” del deporte. Esta cinta no solo tiene el valor de ser el relato de un hecho que marcó un hito -más que mal se vertieron en él absurdas superioridades masculinas y profundas aspiraciones femeninas- sino que también pesa por lo que significa construir una historia interesante y diversa a partir de un particular juego de tenis.
Ficha técnica
Título original: Battle of the Sexes
Año: 2017
Duración: 121 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Cloud Eight Films / Decibel Films / Fox Searchlight Pictures
Género: Drama. Comedia | Tenis. Basado en hechos reales. Años 70. Homosexualidad
Guión: Simon Beaufoy
Música: Nicholas Britell
Fotografía: Linus Sandgren
Reparto: Emma Stone, Steve Carell, Andrea Riseborough, Elisabeth Shue, Bill Pullman, Austin Stowell, Sarah Silverman, Alan Cumming, Eric Christian Olsen, Jessica McNamee, Mickey Sumner, James Mackay, Agnes Olech, Chet Grissom, Chip Chinery, John C. McGinley
Dirección: Jonathan Dayton, Valerie Faris
Así las cosas, el desafío deportivo -o más bien mediático- no solo tiene importancia por el irracional machismo desatado o por el feminismo reivindicador que se enfrentan poderosamente. También surgen perspectivas desde la intimidad de los protagonistas y con ello las verdaderas razones que los motivan.
“La batalla de los sexos” es entretenida y bien lograda. Stone configura una excelente interpretación que seguramente le traerá nominaciones y Carrel aprovecha su faceta de exitoso comediante para lograr caracterizar acertadamente a un verdadero “showman” del deporte. Esta cinta no solo tiene el valor de ser el relato de un hecho que marcó un hito -más que mal se vertieron en él absurdas superioridades masculinas y profundas aspiraciones femeninas- sino que también pesa por lo que significa construir una historia interesante y diversa a partir de un particular juego de tenis.
Ficha técnica
Título original: Battle of the Sexes
Año: 2017
Duración: 121 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Cloud Eight Films / Decibel Films / Fox Searchlight Pictures
Género: Drama. Comedia | Tenis. Basado en hechos reales. Años 70. Homosexualidad
Guión: Simon Beaufoy
Música: Nicholas Britell
Fotografía: Linus Sandgren
Reparto: Emma Stone, Steve Carell, Andrea Riseborough, Elisabeth Shue, Bill Pullman, Austin Stowell, Sarah Silverman, Alan Cumming, Eric Christian Olsen, Jessica McNamee, Mickey Sumner, James Mackay, Agnes Olech, Chet Grissom, Chip Chinery, John C. McGinley
Dirección: Jonathan Dayton, Valerie Faris
La última vedette
Símbolo de la bohemia santiaguina de los años ’70 y ’80, fue el mítico Bim Bam Bum de la calle Huérfanos. Brillaba el teatro de revistas, un particular género que tuvo una época dorada en esos años y por donde pasaron las más famosas y reconocidas vedettes nacionales e internacionales. Y es imposible no asociarlo al nombre de quien fue un ícono y la reina de la noche: Maggie Lay.
El cineasta Edwin “Wincy” Oyarce presenta, en este tercer trabajo luego de "Empaná de Pino" (2008) y "Otra película de amor" (2012), un documental que tiene a Magdalena Hay Sang Lay Wangnet -verdadero nombre de Maggie- como centro del relato. Lay lleva más de 40 años trabajando en espectáculos de variedades y actualmente, ya con nietos y bisnietos, sigue “vistiendo” las famosas plumas para hacer sus shows en diversos escenarios.
Pero “Wincy” no se queda solo con el recuerdo del glamour y la fama. Quiere mostrarnos a “la Maggita” en su faceta más íntima, esa que da cuenta de su trabajo diurno como conductora de un colectivo en San Bernardo, su pausada vida hogareña, sus encuentros familiares y por cierto su férrea decisión de no abandonar las tablas. Lo hace desde diversas perspectivas. Siguiendo su rutina diaria, cantando, cocinando, limpiando su casa, silbando la música, acariciando a sus gatos y curiosamente tarareando el Divertimento en Re Mayor de Mozart. Acertadamente, como espectador de sus presentaciones y con entrevistas a sus cercanos, logra revelar una carismática personalidad.
“La última vedette” es interesantemente bipolar. Fama versus intimidad, machismo versus feminismo. Estos planos contrapuestos entregan al relato buenos ingredientes para acercarnos a la protagonista. De los recuerdos, solo una introducción que nos entrega el contexto. El resto es presente, realidad actual, cruda y difícil, de subsistencia y de sobrevivencia. Pero a la vez nos muestra la ilusión y la magia. Maggie Lay sin duda se transforma sobre el escenario. ¿O se transforma en su rutina diurna? ¿Quién es verdaderamente Maggie Lay? ¿Aquella coqueta, atrevida y pícara mujer que no renuncia a su oficio a pesar del paso del tiempo o la mujer solidaria y amable -aunque de fuerte carácter- que maneja el colectivo?
“Wincy” Oyarce conduce bien el relato. No se apura en develar su norte. Deja que los gestos, las palabras, los silencios y los espacios hablen. Permite que afloren las características particulares de su protagonista con una cámara siempre precisa, en ocasiones involucrada profundamente y en otras con medida prudencia. “Wincy” filma, en síntesis, la emotiva fragilidad y a la vez fortaleza de Maggie Lay, quien es -tal vez realmente y en gloria y majestad- nuestra “última vedette”.
Ficha técnica
Título original: La última vedette
Año: 2017
País: Chile
Guión: Edwin “Wincy” Oyarce
Fotografía: Constanza García
Reparto: Documental
Productora; Creas Films / Válvula Films Ltda
Género: Documental | Biográfico
Dirección: Edwin “Wincy” Oyarce
El cineasta Edwin “Wincy” Oyarce presenta, en este tercer trabajo luego de "Empaná de Pino" (2008) y "Otra película de amor" (2012), un documental que tiene a Magdalena Hay Sang Lay Wangnet -verdadero nombre de Maggie- como centro del relato. Lay lleva más de 40 años trabajando en espectáculos de variedades y actualmente, ya con nietos y bisnietos, sigue “vistiendo” las famosas plumas para hacer sus shows en diversos escenarios.
Pero “Wincy” no se queda solo con el recuerdo del glamour y la fama. Quiere mostrarnos a “la Maggita” en su faceta más íntima, esa que da cuenta de su trabajo diurno como conductora de un colectivo en San Bernardo, su pausada vida hogareña, sus encuentros familiares y por cierto su férrea decisión de no abandonar las tablas. Lo hace desde diversas perspectivas. Siguiendo su rutina diaria, cantando, cocinando, limpiando su casa, silbando la música, acariciando a sus gatos y curiosamente tarareando el Divertimento en Re Mayor de Mozart. Acertadamente, como espectador de sus presentaciones y con entrevistas a sus cercanos, logra revelar una carismática personalidad.
“La última vedette” es interesantemente bipolar. Fama versus intimidad, machismo versus feminismo. Estos planos contrapuestos entregan al relato buenos ingredientes para acercarnos a la protagonista. De los recuerdos, solo una introducción que nos entrega el contexto. El resto es presente, realidad actual, cruda y difícil, de subsistencia y de sobrevivencia. Pero a la vez nos muestra la ilusión y la magia. Maggie Lay sin duda se transforma sobre el escenario. ¿O se transforma en su rutina diurna? ¿Quién es verdaderamente Maggie Lay? ¿Aquella coqueta, atrevida y pícara mujer que no renuncia a su oficio a pesar del paso del tiempo o la mujer solidaria y amable -aunque de fuerte carácter- que maneja el colectivo?
“Wincy” Oyarce conduce bien el relato. No se apura en develar su norte. Deja que los gestos, las palabras, los silencios y los espacios hablen. Permite que afloren las características particulares de su protagonista con una cámara siempre precisa, en ocasiones involucrada profundamente y en otras con medida prudencia. “Wincy” filma, en síntesis, la emotiva fragilidad y a la vez fortaleza de Maggie Lay, quien es -tal vez realmente y en gloria y majestad- nuestra “última vedette”.
Ficha técnica
Título original: La última vedette
Año: 2017
País: Chile
Guión: Edwin “Wincy” Oyarce
Fotografía: Constanza García
Reparto: Documental
Productora; Creas Films / Válvula Films Ltda
Género: Documental | Biográfico
Dirección: Edwin “Wincy” Oyarce
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