Algo sale mal. Inesperadamente, un atraco termina con la violenta muerte de una banda criminal. Todo reducido a nada. Solo quedan las viudas de los integrantes, perdidas, sin rumbo, a la deriva. Cada una con su historia y sus temores. ¿Qué viene ahora? Una prueba de fuego. Para sobrevivir deben ejecutar el siguiente golpe que está descrito con lujo de detalles en una preciada agenda que el líder le deja a su esposa en una caja de seguridad.
Basada en la miniserie británica “Las Viudas” creada por Lynda La Plante, este relato original firmado por la escritora Gillian Flynn -“Perdida”- y el director Steve McQueen -“12 años de esclavitud”- contiene todos los elementos de un thriller inteligente y bien desarrollado. El guion posee un ritmo lento pero consistente, que atrapa la atención y no decae. Si bien la presentación inicial es breve, es suficiente para ir directo a los hechos, aunque ello signifique solo delinear a sus personajes. Verónica -excelente Viola Davis- es quien debe liderar. Su esposo -Liam Neeson- con quien llevaba una vida acomodada y sin sobresaltos, encabezaba el grupo. Ahora ella es puesta a prueba porque le están cobrando dos millones de dólares que fueron robados por los asaltantes y que debe reponer en pocos días. La secundan Linda -Michelle Rodriguez-, Alice -Elizabeth Debicki- y Belle -Cynthia Erivo- en roles diferentes y con abundante peso dramático.
Steve McQueen demuestra su oficio narrativo con efectivas técnicas. Primeros planos, enlaces temporales y algunas secuencias resultan provocadoras. Sin perder de vista el acertado rol de Neeson, McQueen también genera el espacio apropiado para el lucimiento de Robert Duvall quien construye un excelente e importante secundario como el padre del candidato a alcalde, Jack Mulligan interpretado por Colin Farrell. La partitura de Hans Zimmer es diferente a su conocido estilo. Esta vez, con un bajo perfil, se transforma en una vertiente paralela, casi oculta, que une de forma casi imperceptible cada una de las descriptivas instancias que el relato va generando.
La muerte de sus esposos provoca en estas mujeres un dolor enorme. El amor, el pilar y el centro de sus vidas se ha esfumado. El vacío es inmenso. La sin razón de lo acontecido amenaza con la inmovilidad, sin embargo la templanza y valiente decisión de Verónica empodera a las mujeres para realizar algo que parece en extremo fuera de sus posibilidades. Desconocemos si ellas sabían de los negocios por lo que sus motivaciones son diferentes y la búsqueda de un destino mejor las impulsa a la acción. La rectitud o la moral pasan a ser relativas pues ahora lo que está en juego son sus vidas. No hay opción ni vuelta atrás. Se trata de la construcción de sus propios caminos hacia la libertad y la redención lo que ven verdad importa. Con ello la lealtad se transforma en su valor fundamental y principal foco de atención.
El tema que más me llama la atención luego del referido al urdido robo que las viudas deben ejecutar, es el de la elección de alcalde. La ciudad es Chicago y durante años el “Mayor” ha sido un Mulligan. Los intereses familiares son evidentes. Nepotismo, corrupción e intereses personales encabezan la lista. Pero, ¿qué hay en la otra vereda? Un candidato de color, cuyo comando de campaña está situado al interior de una Iglesia. ¿Prueba de idoneidad o transparencia? No. Jamal Manning -Brian Tyree Henry- es el candidato opositor y junto a su hermano Jatemme -Daniel Kaluuya- dominan el crimen y la corrupción subterránea de la ciudad. ¿Qué opciones hay? Parece que ninguna. Quien salga electo tiene más defectos que virtudes en un mundo político tóxico y en franca descomposición. ¿Y la Iglesia? Juega un papel, el papel del reverendo, secundario pero a la vez principal. Muchos niveles, variados ambientes, todos claros, bien tratados y actuales. Otro aporte interesante y provocador de la cinta de McQueen.
Ficha técnica
Título original: Widows
Año: 2018
Duración: 128 minutos
País: Reino Unido
Productora: 20th Century Fox / New Regency Pictures / See-Saw Films / Film 4. Distribuida por 20th Century Fox
Género: Thriller. Drama | Crimen. Robos & Atracos
Guion: Gillian Flynn, Steve McQueen (Personajes: Lynda La Plante)
Música: Hans Zimmer
Fotografía: Sean Bobbitt
Reparto: Viola Davis, Michelle Rodriguez, Elizabeth Debicki, Cynthia Erivo, Colin Farrell, Brian Tyree Henry, Daniel Kaluuya, Jacki Weaver, Carrie Coon, Robert Duvall, Liam Neeson, Jon Bernthal, André Holland, Garret Dillahunt, Kevin J. O'Connor, Lukas Haas, Manuel García-Rulfo
Dirección: Steve McQueen
jueves, 29 de noviembre de 2018
Familia al instante
Una joven pareja reflexiona sobre convertirse o no en padres. Pete -Mark Wahlberg- y Ellie -Rose Byrne- tienen muchas dudas; no hay claridad ni luces al respecto. Tal parece que están bien solos, con un emprendimiento que consiste en la remodelación de casas y con ello pasan una vida bastante tranquila. Sin embargo, no es suficiente y algo les falta. Ellie tiene la idea de adoptar, Pete, temeroso en verdad, no está muy convencido. Todo cambia cuando conocen a Lizzie y a sus hermanos Juan y Lita, deciden sumarlos a su hogar y transformarse en sus “padres temporales”. Comienza una nueva historia, una vida diferente a todo lo conocido y que se transforma en un desafiante día a día lleno de descubrimientos, dolores de cabeza y emocionantes sentimientos.
La historia está basada en las vivencias del director de la película Sean Anders, también autor del guion junto a John Morris. La narración que ofrece Anders no abandona nunca el tono de comedia para internarse en diferentes problemáticas que son bastante profundas. Por un lado están los niños que buscan familia por diversas razones: orfandad, abandono, padres que han perdido su tuición por problemas de alcohol o drogas, etc. Diversas edades, múltiples orígenes, una diversidad sobrecogedora. Por otro lado están los padres que buscan adoptarlos. El sistema permite este encuentro -tal vez lo menos logrado son las escenas de la “feria de adopciones”- pero hay restricciones: deben hacer un taller grupal, pasar etapas y pruebas para llegar a un primer momento que es esta temporalidad paternal para poner a prueba la conformación de la nueva familia.
La película funciona, al menos en la capa exterior. No podemos pedir o exigir más porque obviamente es tremendamente complejo abordar esta temática para que no se transforme en un melodrama. Las secuencias, eso sí, parecen algo desconectadas, sin algunos cierres o explicaciones necesarias. Vamos pasando cada una de las etapas en secuencia y sin mayor dificultad. El conflicto es esperable, está anunciado y es evidente: la relación con Lizzie -muy bien Isabela Moner interpretando a una desafiante adolescente con enormes virtudes y gran cantidad de dudas-, el apego de los más pequeños Juan -Gustavo Quiroz- y la pequeña Lita -encantadora Julianna Gamiz- a los nuevos padres y la reaparición de la madre biológica de los tres hermanos.
Sean Anders logra salvar varias vallas en la construcción narrativa gracias a jocosas situaciones y también a momentos emotivos. No recordaremos esta película como un prodigioso relato, sin embargo podemos decir que da cuenta de una situación difícil y actual. “Familia al instante” es justamente eso: trata el hecho de formar una familia de la noche a la mañana, con niños “grandes” y los desafíos que ello implica. Casi nadie está dispuesto a aquello, la mayoría de los padres quieren bebés para criarlos y formarlos desde pequeños. Sin embargo un mundo diferente surge con los mayores, un mundo de afecto, acogida y amor que se debe construir paso a paso, día a día, con mucho esfuerzo de todas las partes involucradas y que fortalece el valor fundamental de formar y ampliar una familia.
Ficha técnica
Título original: Instant Family
Año: 2018
Duración: 119 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Paramount Pictures
Género: Comedia | Familia. Adopción. Cine familiar
Guion: Sean Anders, John Morris
Música: Michael Andrews
Fotografía: Brett Pawlak
Reparto: Mark Wahlberg, Rose Byrne, Octavia Spencer, Isabela Moner, Iliza Shlesinger, Eve Harlow, Tom Segura, Tig Notaro, Julie Hagerty, Britt Rentschler, Gary Weeks, Allyn Rachel, Randy Havens, Carson Holmes
Dirección: Sean Anders
La historia está basada en las vivencias del director de la película Sean Anders, también autor del guion junto a John Morris. La narración que ofrece Anders no abandona nunca el tono de comedia para internarse en diferentes problemáticas que son bastante profundas. Por un lado están los niños que buscan familia por diversas razones: orfandad, abandono, padres que han perdido su tuición por problemas de alcohol o drogas, etc. Diversas edades, múltiples orígenes, una diversidad sobrecogedora. Por otro lado están los padres que buscan adoptarlos. El sistema permite este encuentro -tal vez lo menos logrado son las escenas de la “feria de adopciones”- pero hay restricciones: deben hacer un taller grupal, pasar etapas y pruebas para llegar a un primer momento que es esta temporalidad paternal para poner a prueba la conformación de la nueva familia.
La película funciona, al menos en la capa exterior. No podemos pedir o exigir más porque obviamente es tremendamente complejo abordar esta temática para que no se transforme en un melodrama. Las secuencias, eso sí, parecen algo desconectadas, sin algunos cierres o explicaciones necesarias. Vamos pasando cada una de las etapas en secuencia y sin mayor dificultad. El conflicto es esperable, está anunciado y es evidente: la relación con Lizzie -muy bien Isabela Moner interpretando a una desafiante adolescente con enormes virtudes y gran cantidad de dudas-, el apego de los más pequeños Juan -Gustavo Quiroz- y la pequeña Lita -encantadora Julianna Gamiz- a los nuevos padres y la reaparición de la madre biológica de los tres hermanos.
Sean Anders logra salvar varias vallas en la construcción narrativa gracias a jocosas situaciones y también a momentos emotivos. No recordaremos esta película como un prodigioso relato, sin embargo podemos decir que da cuenta de una situación difícil y actual. “Familia al instante” es justamente eso: trata el hecho de formar una familia de la noche a la mañana, con niños “grandes” y los desafíos que ello implica. Casi nadie está dispuesto a aquello, la mayoría de los padres quieren bebés para criarlos y formarlos desde pequeños. Sin embargo un mundo diferente surge con los mayores, un mundo de afecto, acogida y amor que se debe construir paso a paso, día a día, con mucho esfuerzo de todas las partes involucradas y que fortalece el valor fundamental de formar y ampliar una familia.
Ficha técnica
Título original: Instant Family
Año: 2018
Duración: 119 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Paramount Pictures
Género: Comedia | Familia. Adopción. Cine familiar
Guion: Sean Anders, John Morris
Música: Michael Andrews
Fotografía: Brett Pawlak
Reparto: Mark Wahlberg, Rose Byrne, Octavia Spencer, Isabela Moner, Iliza Shlesinger, Eve Harlow, Tom Segura, Tig Notaro, Julie Hagerty, Britt Rentschler, Gary Weeks, Allyn Rachel, Randy Havens, Carson Holmes
Dirección: Sean Anders
miércoles, 21 de noviembre de 2018
El Primer Hombre en la Luna
El silencio. ¡Qué importante es el silencio! Y como el silencio es música, podemos entender las decisiones que toman en esta película el director Damien Chazelle junto al autor de la banda sonora, Justin Hurwitz. La cámara de Chazelle se concentra en planos cerrados, es vibrante y emotiva. La música esta vez no acompaña, es parte inseparable de las imágenes que observamos y que nos sumergen en una profunda humanidad.
“First Man” está basada en la novela biográfica de Neil Amstrong escrita por James R. Hansen y publicada el año 2005. El director filma el guion elaborado por Nicole Perlman y Josh Singer con un severo ritmo interior. El relato de la historia es tenso. Los tiempos son acotados. El suspenso es permanente. El trabajo de edición es brillante. Chazelle acierta con precisión en todo, principalmente en la elección de la perspectiva desde la que nos hace partícipes de la historia. La misión lunar implica un universo tan vasto y gigante que el director elige justamente lo contrario. Nos sitúa en aquello que forma parte de lo más íntimo del protagonista y que, por cierto, es también inmenso.
Los hechos los conocemos y a mí siempre me han fascinado. Recuerdo la revista “Cosmos”, empastada por mi padre, con todos las ediciones dedicadas al Apolo XI. También recuerdo una foto tomada a la televisión transmitiendo el descenso de Amstrong. Es cierto que varias voces y teorías hablan de trucos, que no fue cierto, que Estados Unidos armó todo un espectáculo para ganarle a Rusia la carrera espacial, etc. Sin embargo, prefiero creer que fue real, pues este suceso histórico me ha marcado desde pequeño.
Uno de los aspectos más interesantes en películas de este tipo es justamente cómo se elaboran si conocemos de antemano la historia y también conocemos el final. Parece que no tiene sentido, sobre todo en un mundo que se mueve justamente por descubrir el desenlace de tramas complejas, llenas de recovecos y que finalmente terminamos componiendo y descomponiendo para entenderlas en su contexto. Damien Chazelle, en un género distinto al que le conocemos en las brillantes “Wiplash” y “La La Land”, demuestra que su talento va más allá. Es capaz de narrar de forma brillante y de entregarnos perspectivas nuevas en cada plano y en cada escena. Su foco en lo humano y en los valores del protagonista resultan honestos. Así también la temprana pérdida de su pequeña hija y la búsqueda de unidad familiar, se presentan de forma relevante con las decisiones y acciones de Neil, donde Ryan Gosling interpreta con extrema delicadeza, preocupación y dedicación al primer hombre que pisó la luna. La presencia femenina en la cinta es reducida. Claire Foy hace un papel estupendo representando a la esposa de Neil, una mujer fuerte y clara que es sin duda un contrapeso importante para el astronauta e incluso para el equipo completo de la Misión.
“El primer hombre en la luna” muestra algunos detalles de lo que podríamos llamar “precarias condiciones”. Las fallas de los sistemas tecnológicos y mecánicos, los accidentes y las muertes ocasionadas, nos recuerdan que la carrera espacial tuvo un costo humano importante y consecuencias desgarradoras. La tecnología actual y sus avances -se dice que hoy llevamos en nuestros celulares más potencia y capacidad que el computador central de la Misión Apolo- nos hace olvidar que debemos mirar con perspectiva y respeto el equipamiento y el desarrollo informático de esos años. Sin duda sentó sólidas bases, propició mayor investigación y permitió avanzar con pasos gigantes al mundo digital que hoy tenemos a nuestro alcance.
Una gran cantidad de ensayos, pruebas, análisis, ingeniería, desarrollo y un durísimo entrenamiento son factores en extremo necesarios para una misión de la envergadura de esta hazaña. El éxito es finalmente la suma de intentos, fracasos y algunos logros. “Debemos fallar acá para no hacerlo en la luna” señala con convicción el protagonista. Y es verdad. Si no estamos dispuestos a salir de nuestra comodidad, no avanzaremos ni un solo metro. Retratarlo, tal vez por ser conocido u obvio -insisto, como saber el final-, es un desafío complejo. Chazelle lo asume y lo consigue de la mejor manera porque “First Man” es de esas películas que se recuerdan más por lo que nos produce, por todo aquello que su historia nos recuerda, porque es capaz de cuestionarnos y por supuesto porque nos logra emocionar.
Ficha técnica
Título original: First Man
Año: 2018
Duración: 141 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Universal Pictures / DreamWorks SKG / Temple Hill Entertainment / Perfect World Pictures
Género: Aventuras. Drama | Años 60. Biográfico. Aventura espacial
Guion: Nicole Perlman, Josh Singer (Libro: James R. Hansen)
Música: Justin Hurwitz
Fotografía: Linus Sandgren
Reparto: Ryan Gosling, Jason Clarke, Claire Foy, Kyle Chandler, Corey Stoll, Patrick Fugit, Lukas Haas, Pablo Schreiber, Brian d'Arcy James, Ciarán Hinds, Aurelien Gaya, Ethan Embry, Shea Whigham, Christopher Abbott, Cory Michael Smith, Brady Smith, Perla Middleton, J.D. Evermore
Dirección: Damien Chazelle
“First Man” está basada en la novela biográfica de Neil Amstrong escrita por James R. Hansen y publicada el año 2005. El director filma el guion elaborado por Nicole Perlman y Josh Singer con un severo ritmo interior. El relato de la historia es tenso. Los tiempos son acotados. El suspenso es permanente. El trabajo de edición es brillante. Chazelle acierta con precisión en todo, principalmente en la elección de la perspectiva desde la que nos hace partícipes de la historia. La misión lunar implica un universo tan vasto y gigante que el director elige justamente lo contrario. Nos sitúa en aquello que forma parte de lo más íntimo del protagonista y que, por cierto, es también inmenso.
Los hechos los conocemos y a mí siempre me han fascinado. Recuerdo la revista “Cosmos”, empastada por mi padre, con todos las ediciones dedicadas al Apolo XI. También recuerdo una foto tomada a la televisión transmitiendo el descenso de Amstrong. Es cierto que varias voces y teorías hablan de trucos, que no fue cierto, que Estados Unidos armó todo un espectáculo para ganarle a Rusia la carrera espacial, etc. Sin embargo, prefiero creer que fue real, pues este suceso histórico me ha marcado desde pequeño.
Uno de los aspectos más interesantes en películas de este tipo es justamente cómo se elaboran si conocemos de antemano la historia y también conocemos el final. Parece que no tiene sentido, sobre todo en un mundo que se mueve justamente por descubrir el desenlace de tramas complejas, llenas de recovecos y que finalmente terminamos componiendo y descomponiendo para entenderlas en su contexto. Damien Chazelle, en un género distinto al que le conocemos en las brillantes “Wiplash” y “La La Land”, demuestra que su talento va más allá. Es capaz de narrar de forma brillante y de entregarnos perspectivas nuevas en cada plano y en cada escena. Su foco en lo humano y en los valores del protagonista resultan honestos. Así también la temprana pérdida de su pequeña hija y la búsqueda de unidad familiar, se presentan de forma relevante con las decisiones y acciones de Neil, donde Ryan Gosling interpreta con extrema delicadeza, preocupación y dedicación al primer hombre que pisó la luna. La presencia femenina en la cinta es reducida. Claire Foy hace un papel estupendo representando a la esposa de Neil, una mujer fuerte y clara que es sin duda un contrapeso importante para el astronauta e incluso para el equipo completo de la Misión.
“El primer hombre en la luna” muestra algunos detalles de lo que podríamos llamar “precarias condiciones”. Las fallas de los sistemas tecnológicos y mecánicos, los accidentes y las muertes ocasionadas, nos recuerdan que la carrera espacial tuvo un costo humano importante y consecuencias desgarradoras. La tecnología actual y sus avances -se dice que hoy llevamos en nuestros celulares más potencia y capacidad que el computador central de la Misión Apolo- nos hace olvidar que debemos mirar con perspectiva y respeto el equipamiento y el desarrollo informático de esos años. Sin duda sentó sólidas bases, propició mayor investigación y permitió avanzar con pasos gigantes al mundo digital que hoy tenemos a nuestro alcance.
Una gran cantidad de ensayos, pruebas, análisis, ingeniería, desarrollo y un durísimo entrenamiento son factores en extremo necesarios para una misión de la envergadura de esta hazaña. El éxito es finalmente la suma de intentos, fracasos y algunos logros. “Debemos fallar acá para no hacerlo en la luna” señala con convicción el protagonista. Y es verdad. Si no estamos dispuestos a salir de nuestra comodidad, no avanzaremos ni un solo metro. Retratarlo, tal vez por ser conocido u obvio -insisto, como saber el final-, es un desafío complejo. Chazelle lo asume y lo consigue de la mejor manera porque “First Man” es de esas películas que se recuerdan más por lo que nos produce, por todo aquello que su historia nos recuerda, porque es capaz de cuestionarnos y por supuesto porque nos logra emocionar.
Ficha técnica
Título original: First Man
Año: 2018
Duración: 141 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Universal Pictures / DreamWorks SKG / Temple Hill Entertainment / Perfect World Pictures
Género: Aventuras. Drama | Años 60. Biográfico. Aventura espacial
Guion: Nicole Perlman, Josh Singer (Libro: James R. Hansen)
Música: Justin Hurwitz
Fotografía: Linus Sandgren
Reparto: Ryan Gosling, Jason Clarke, Claire Foy, Kyle Chandler, Corey Stoll, Patrick Fugit, Lukas Haas, Pablo Schreiber, Brian d'Arcy James, Ciarán Hinds, Aurelien Gaya, Ethan Embry, Shea Whigham, Christopher Abbott, Cory Michael Smith, Brady Smith, Perla Middleton, J.D. Evermore
Dirección: Damien Chazelle
Wi Fi Ralph
Esta segunda parte de “Ralph, el demoledor” es muy entretenida. En la anterior conocimos el mundo al interior de los videojuegos. Acompañamos a los personajes en sus aventuras y vemos cómo nuestro protagonista se gradúa de héroe. Junto a su compañera Vanellope von Schweetz -voz de Sarah Silverman- desarrollan una gran amistad y prácticamente ya no se separan. En esta secuela Ralph está complacido, sin embargo Vanellope se encuentra aburrida de hacer siempre lo mismo. Una travesura creada por Ralph no sale bien y provoca que “Sugar Rush”, el videojuego de Vanellope, se estropee. ¿Solución? Encontrar la pieza de repuesto. ¿Dónde? En Internet. Los dos amigos viajan entonces a través de la gran autopista de la información -si, la sala de juegos ahora tiene conexión a Internet-, descubren nuevos amigos -y también enemigos- y la aventura se transforma en una montaña rusa de sensaciones y emociones.
El relato tiene una gran dosis de humor. Las carcajadas no se detienen porque en cada rincón hay una referencia, un símbolo o una situación que nos involucra. Es precioso lo que una historia sencilla y bien narrada puede provocar en nosotros. Los valores contenidos en la cinta son universales, en especial la amistad. Está tan bien ilustrada en la relación de Vanellopi y Ralph que no se necesitan palabras para describirla. Y la moraleja sorprende, porque apunta justamente a lo que podría transformarse en nuestro peor enemigo y que es nuestra propia inseguridad.
Walt Disney Animation Studios una vez más nos entrega una joyita, con una animación detallada, precisa y con personajes que son entrañables. Avanza un paso respecto a la primera, despega de su punto de partida para llevarla a otra dimensión, esta vez a la virtual, con una ambientación creativa y a la vez didáctica. Explica muy bien el funcionamiento de las redes informáticas, los viajes de los datos por la red, los peligros y también las bondades de una virtualidad que no tiene límites, salvo el que nosotros queramos definirle.
Colorida y vibrante, “Wifi Ralph” -su original es “Ralph Breaks the Internet”- realmente pone en aprietos a la red de redes con una fábula animada que tiene caracterizaciones notables -Jesss, el algoritmo estrella “BuzzTube”, Shank, una conductora excepcional y KnowsMore, el sabio de Internet- que muy divertidos. Imperdible la secuencia que reúne a Vanellope con todas las princesas de Disney, varias apariciones de otras franquicias y las escenas post créditos. Gran trabajo en la dirección de Rich Moore y Phil Johnston que logran un fluido metraje y que, pese a desplegar un universo de animación fascinante, nunca olvidan que lo central se encuentra en los sentimientos de los protagonistas.
Ficha técnica
Título original: Ralph Breaks the Internet
Año: 2018
Duración: 112 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Walt Disney Animation Studios / Walt Disney Pictures
Género: Animación. Fantástico. Aventuras | Videojuego. Secuela. 3-D
Guion. Phil Johnston, Pamela Ribon
Música: Henry Jackman
Fotografía: Animation, Nathan Warner
Reparto: Animation
Dirección: Rich Moore, Phil Johnston
El relato tiene una gran dosis de humor. Las carcajadas no se detienen porque en cada rincón hay una referencia, un símbolo o una situación que nos involucra. Es precioso lo que una historia sencilla y bien narrada puede provocar en nosotros. Los valores contenidos en la cinta son universales, en especial la amistad. Está tan bien ilustrada en la relación de Vanellopi y Ralph que no se necesitan palabras para describirla. Y la moraleja sorprende, porque apunta justamente a lo que podría transformarse en nuestro peor enemigo y que es nuestra propia inseguridad.
Walt Disney Animation Studios una vez más nos entrega una joyita, con una animación detallada, precisa y con personajes que son entrañables. Avanza un paso respecto a la primera, despega de su punto de partida para llevarla a otra dimensión, esta vez a la virtual, con una ambientación creativa y a la vez didáctica. Explica muy bien el funcionamiento de las redes informáticas, los viajes de los datos por la red, los peligros y también las bondades de una virtualidad que no tiene límites, salvo el que nosotros queramos definirle.
Colorida y vibrante, “Wifi Ralph” -su original es “Ralph Breaks the Internet”- realmente pone en aprietos a la red de redes con una fábula animada que tiene caracterizaciones notables -Jesss, el algoritmo estrella “BuzzTube”, Shank, una conductora excepcional y KnowsMore, el sabio de Internet- que muy divertidos. Imperdible la secuencia que reúne a Vanellope con todas las princesas de Disney, varias apariciones de otras franquicias y las escenas post créditos. Gran trabajo en la dirección de Rich Moore y Phil Johnston que logran un fluido metraje y que, pese a desplegar un universo de animación fascinante, nunca olvidan que lo central se encuentra en los sentimientos de los protagonistas.
Ficha técnica
Título original: Ralph Breaks the Internet
Año: 2018
Duración: 112 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Walt Disney Animation Studios / Walt Disney Pictures
Género: Animación. Fantástico. Aventuras | Videojuego. Secuela. 3-D
Guion. Phil Johnston, Pamela Ribon
Música: Henry Jackman
Fotografía: Animation, Nathan Warner
Reparto: Animation
Dirección: Rich Moore, Phil Johnston
Amor de vinilo
En una costera localidad inglesa la vida es apacible y tranquila. Tal vez demasiado para una pareja que divide su tiempo entre el trabajo y el hogar y que sin embargo la rutina ya les está pasando la cuenta. Duncan -Chris O’Dows- tiene una obsesión por un cantante rock norteamericano que solo publicó un disco y del que desde hace veinte años nadie sabe nada. Como uno de sus principales fans, ha creado una comunidad virtual en torno a la estrella donde se debate su historia, sus mitos, leyendas y se especula sobre su presente. Annie -Rose Byrne-, por su parte, ya está cansada del tema y no logra conseguir su propio espacio vital: quiere tener hijos y Duncan se opone, algo que sin duda los tensiona bastante. El punto de inflexión se produce cuando Duncan recibe un CD con las muestras iniciales del famoso álbum del artista llamado “Juliet, Naked”. Para él, es oro puro; para ella, algo vacío e insustancial, lo que origina variadas respuestas en el foro, incluida una muy particular del propio Tucker Crowe -personificado por Ethan Hawke- escrita directamente a Annie y que se convierte en el punto de partida de una cada vez más estrecha y cercana comunicación.
En esta comedia romántica basada en la novela de Nick Hornby, la música también es protagonista. Con una narración amable, la dirección de Jesse Peretz imprime al guion un ritmo que destaca algunos de los elementos propios de la construcción de un mito artístico. ¿Hay una sobre valoración del trabajo de Crowe? ¿La intriga y misterio que se crea en torno al artista le da mayor valor a un trabajo que tal vez pudiera ser calificado como “promedio”? No hay respuesta a estas preguntas. Es que la opinión que se tenga de una obra por parte del público -incluso la del propio autor- es muy distinta al afecto que esta creación produce en quien la recibe. Aquello es totalmente subjetivo pues así sucede con cualquier expresión artística.
El desarrollo del relato es interesante aunque podamos anticipar varios de los sucesos. La correspondencia electrónica entre Annie y Tucker los va acercando paulatina y profundamente, mientras en forma directamente proporcional aumenta el abismo con Duncan, pese a vivir juntos. La clave son las reacciones, los sentimientos y las relaciones entre los protagonistas. Tiene que ver con puntos de encuentro y con miradas comunes o distantes sobre la vida entre múltiples factores. La responsabilidad paternal, la preocupación o despreocupación sobre ello, el tener o no tener familia, son temáticas que cobran relevancia y están presentes especialmente en la historia de vida del cantante.
“Amor de vinilo”, título otorgado en español a la película no hace justicia con su original. Al contrario, nos da una pista falsa de la historia y nos confunde. En cambio, “Juliet, Naked”, el nombre de la única grabación de Tucker Crowe, es más significativo, pese a que “comercialmente” tal vez no sea del todo convincente. La buena elección de los actores para los roles principales permite a la cinta abordar el metraje desde diversas perspectivas sin abandonar un estilo amable y encantador que progresa hacia el sentido y profundidad que nosotros, los espectadores, estemos dispuestos a entregarle.
Ficha técnica
Título original: Juliet, Naked
Año: 2018
Duración: 105 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Apatow Productions
Género: Comedia. Drama | Música
Guion: Tamara Jenkins, Evgenia Peretz, Jim Taylor (Novela: Nick Hornby)
Música: Nathan Larson
Fotografía: Remi Adefarasin
Reparto: Rose Byrne, Ethan Hawke, Chris O'Dowd, Megan Dodds, Jimmy O. Yang, Lily Newmark, Lily Brazier, Johanna Thea, Azhy Robertson, Ayoola Smart, Georgina Bevan, Laura Camberley, Michael Chapman, Begoña Fernández Martín, Karol Steele, Janine Catterall, Lee Byford, Florence Keith-Roach, Andrew Dunkelberger, Thomas Gray, Sascha Panknin
Dirección: Jesse Peretz
En esta comedia romántica basada en la novela de Nick Hornby, la música también es protagonista. Con una narración amable, la dirección de Jesse Peretz imprime al guion un ritmo que destaca algunos de los elementos propios de la construcción de un mito artístico. ¿Hay una sobre valoración del trabajo de Crowe? ¿La intriga y misterio que se crea en torno al artista le da mayor valor a un trabajo que tal vez pudiera ser calificado como “promedio”? No hay respuesta a estas preguntas. Es que la opinión que se tenga de una obra por parte del público -incluso la del propio autor- es muy distinta al afecto que esta creación produce en quien la recibe. Aquello es totalmente subjetivo pues así sucede con cualquier expresión artística.
El desarrollo del relato es interesante aunque podamos anticipar varios de los sucesos. La correspondencia electrónica entre Annie y Tucker los va acercando paulatina y profundamente, mientras en forma directamente proporcional aumenta el abismo con Duncan, pese a vivir juntos. La clave son las reacciones, los sentimientos y las relaciones entre los protagonistas. Tiene que ver con puntos de encuentro y con miradas comunes o distantes sobre la vida entre múltiples factores. La responsabilidad paternal, la preocupación o despreocupación sobre ello, el tener o no tener familia, son temáticas que cobran relevancia y están presentes especialmente en la historia de vida del cantante.
“Amor de vinilo”, título otorgado en español a la película no hace justicia con su original. Al contrario, nos da una pista falsa de la historia y nos confunde. En cambio, “Juliet, Naked”, el nombre de la única grabación de Tucker Crowe, es más significativo, pese a que “comercialmente” tal vez no sea del todo convincente. La buena elección de los actores para los roles principales permite a la cinta abordar el metraje desde diversas perspectivas sin abandonar un estilo amable y encantador que progresa hacia el sentido y profundidad que nosotros, los espectadores, estemos dispuestos a entregarle.
Ficha técnica
Título original: Juliet, Naked
Año: 2018
Duración: 105 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Apatow Productions
Género: Comedia. Drama | Música
Guion: Tamara Jenkins, Evgenia Peretz, Jim Taylor (Novela: Nick Hornby)
Música: Nathan Larson
Fotografía: Remi Adefarasin
Reparto: Rose Byrne, Ethan Hawke, Chris O'Dowd, Megan Dodds, Jimmy O. Yang, Lily Newmark, Lily Brazier, Johanna Thea, Azhy Robertson, Ayoola Smart, Georgina Bevan, Laura Camberley, Michael Chapman, Begoña Fernández Martín, Karol Steele, Janine Catterall, Lee Byford, Florence Keith-Roach, Andrew Dunkelberger, Thomas Gray, Sascha Panknin
Dirección: Jesse Peretz
Gauguin: Viaje a Tahiti
Fines del Siglo XIX. Paul Gauguin -Vincent Cassel- ve cómo se cierran puertas en Paris y anhela recuperar libertad creativa y también libertad de espíritu. Incomprensión familiar, una desesperante vida cotidiana y una personalidad especial lo tienen sumergido en una profunda soledad por lo que la idea de aventurarse a un viaje a la Polinesia -Tahiti- lo seduce fuertemente.
Con el desembarco del pintor en este idílico lugar comienza su escape, huida o tal vez un auto exilio. Los paisajes son exuberantes y la fotografía de la cinta lo realza. Es hermosa la fotografía y la cámara retrata en planos abiertos un mundo completo por descubrir, un mundo que para Gauguin puede transformarse en su propia salvación personal. Pero el protagonista es débil y enfermizo. Tras un ataque cardiaco su vida cambia pues conoce a Tehura, una joven que llama su atención de inmediato. Resurge su juventud y el amor recupera su motivación vital: la pintura.
El director Edouard Deluc retrata al artista desde una perspectiva íntima. La necesidad de pintar, de transmitir, de expresar y comunicar que siente el pintor, la película lo advierte en forma contemplativa. El guion no explica mayormente los hechos ni tampoco los procesos que los desencadenan. Los tiempos se confunden, hay ausencia de enlaces y el progreso es lento. Mucho realismo mágico, donde las cosas suceden y no sabemos mucho cuándo ni por qué.
Los escasos diálogos y los extensos valles narrativos se sostienen en la actuación del actor principal quien carga en sus hombros una enorme responsabilidad. Su actuación es adecuada sin ser brillante, sin traspasar una frontera, una especie de límite casi auto impuesto que no permite llegar a un grado mayor de empatía y conexión. Incluso el excelente casting de la joven Tehura interpretada por Malik Zidi, tampoco logra ayudar al vuelo de un relato condescendiente y que en varios momentos esconde su rumbo. Sin embargo, esta pérdida de sentido es tal vez lo más logrado de la película, pues la decepción, la tristeza y el abatimiento son los principales sentimientos que despierta una historia que no logra conmover más allá de las interpretaciones y gustos personales que podamos tener. Es un ciclo, el ciclo del artista; al fin y al cabo, el ciclo de la vida.
Ficha técnica
Título original: Gauguin: Voyage de Tahiti
Año: 2017
Duración: 102 minutos
País: Francia
Productora: Studiocanal
Género: Drama | Biográfico. Pintura. Siglo XIX
Guion: Etienne Comar, Edouard Deluc, Sarah Kaminsky, Thomas Lilti
Música: Warren Ellis
Fotografía: Pierre Cottereau
Reparto: Vincent Cassel, Malik Zidi, Ian McCamy, Pernille Bergendorff
Dirección: Edouard Deluc
Con el desembarco del pintor en este idílico lugar comienza su escape, huida o tal vez un auto exilio. Los paisajes son exuberantes y la fotografía de la cinta lo realza. Es hermosa la fotografía y la cámara retrata en planos abiertos un mundo completo por descubrir, un mundo que para Gauguin puede transformarse en su propia salvación personal. Pero el protagonista es débil y enfermizo. Tras un ataque cardiaco su vida cambia pues conoce a Tehura, una joven que llama su atención de inmediato. Resurge su juventud y el amor recupera su motivación vital: la pintura.
El director Edouard Deluc retrata al artista desde una perspectiva íntima. La necesidad de pintar, de transmitir, de expresar y comunicar que siente el pintor, la película lo advierte en forma contemplativa. El guion no explica mayormente los hechos ni tampoco los procesos que los desencadenan. Los tiempos se confunden, hay ausencia de enlaces y el progreso es lento. Mucho realismo mágico, donde las cosas suceden y no sabemos mucho cuándo ni por qué.
Los escasos diálogos y los extensos valles narrativos se sostienen en la actuación del actor principal quien carga en sus hombros una enorme responsabilidad. Su actuación es adecuada sin ser brillante, sin traspasar una frontera, una especie de límite casi auto impuesto que no permite llegar a un grado mayor de empatía y conexión. Incluso el excelente casting de la joven Tehura interpretada por Malik Zidi, tampoco logra ayudar al vuelo de un relato condescendiente y que en varios momentos esconde su rumbo. Sin embargo, esta pérdida de sentido es tal vez lo más logrado de la película, pues la decepción, la tristeza y el abatimiento son los principales sentimientos que despierta una historia que no logra conmover más allá de las interpretaciones y gustos personales que podamos tener. Es un ciclo, el ciclo del artista; al fin y al cabo, el ciclo de la vida.
Ficha técnica
Título original: Gauguin: Voyage de Tahiti
Año: 2017
Duración: 102 minutos
País: Francia
Productora: Studiocanal
Género: Drama | Biográfico. Pintura. Siglo XIX
Guion: Etienne Comar, Edouard Deluc, Sarah Kaminsky, Thomas Lilti
Música: Warren Ellis
Fotografía: Pierre Cottereau
Reparto: Vincent Cassel, Malik Zidi, Ian McCamy, Pernille Bergendorff
Dirección: Edouard Deluc
miércoles, 14 de noviembre de 2018
Dry Martina
Buenos Aires. Martina -Antonella Costa-, cantante pop argentina famosa en los noventa pero que ya no tiene reconocimiento, termina una presentación y se dirige a su casa. Los 40 años se acercan en un momento donde la nostalgia y añoranza de juventud la encuentran con un fuerte desencanto por el amor. Una joven pareja de chilenos coincide en el país trasandino. Han ido al partido de fútbol de las selecciones, pero no solo con ese objetivo. Francisca -Geraldine Neary-, fanática de Martina, convencida que ellas dos son hermanas está dispuesta a probar su teoría. César -Pedro Campos-, su novio, se involucra con la protagonista en una aventura que revive su pasión perdida. Entonces Martina decide viajar a Chile para buscar a este joven que le da una luz de esperanza a su vida, sin embargo encuentra a cambio una serie de situaciones inesperadas que se van complicando con el correr de los minutos y que, si bien no cumplen con su objetivo inicial, logran sacarla de la inmovilidad en la que estaba sumergida.
José Manuel “Che” Sandoval, director chileno que reside hace años en Argentina, presenta esta nueva producción que ha participado este año en las competencias de Tribeca, Bafici y Sanfic, con Antonella Costa como protagonista -nominada a los premios Fénix por su actuación- junto a un elenco donde destaca la participación de Patricio Contreras que interpreta al padre de Francisca, en un papel curioso, lleno de gracia, donde su oficio se impone con solidez.
Los reparos a “Dry Martina” no van por el lado de la producción ni de la filmación, aspectos que Sandoval y su equipo manejan muy bien. Los puntos débiles, en mi opinión, están en el guion, en la misma historia y en la construcción de los personajes que no logran consolidar un relato que tenga convicción narrativa y deje de ser una suma de situaciones vinculadas con el sexo. Las idea fuerza -añoranza, pérdida de deseo sexual, juventud que revitaliza, búsqueda de identidad y motivación vital, entre otras- se desvanecen al enredarse en un permanente deambular sin rumbo. Caminamos con sus protagonistas, viajamos, vamos y volvemos, observamos sus encuentros y desencuentros, sin embargo todo nos lleva a un punto ciego donde esa luz que Martina ve en el comienzo del metraje se apaga inexorablemente junto con el relato.
“Dry Martin” se enmarca dentro del proceso creativo de su realizador quien continúa su propia búsqueda conceptual. El oficio y el talento están, por lo que es posible que “Che” Sandoval nos tenga preparada más de una sorpresa en sus próximos trabajos.
Ficha técnica
Título original: Dry Martina
Año: 2018
Duración: 99 minutos
País: Chile
Productora: Productora Forastero / Rizoma Films / Escuela de Cine de Chile / Cine Sur
Género: Comedia. Drama
Guion: Che Sandoval
Música: Gabriel Chwojnik, Slowkiss
Fotografía: Benjamín Echazarreta
Reparto: Antonella Costa, Patricio Contreras, Dindi Jane, Pedro Campos, Héctor Morales
Dirección: "Che" Sandoval
José Manuel “Che” Sandoval, director chileno que reside hace años en Argentina, presenta esta nueva producción que ha participado este año en las competencias de Tribeca, Bafici y Sanfic, con Antonella Costa como protagonista -nominada a los premios Fénix por su actuación- junto a un elenco donde destaca la participación de Patricio Contreras que interpreta al padre de Francisca, en un papel curioso, lleno de gracia, donde su oficio se impone con solidez.
Los reparos a “Dry Martina” no van por el lado de la producción ni de la filmación, aspectos que Sandoval y su equipo manejan muy bien. Los puntos débiles, en mi opinión, están en el guion, en la misma historia y en la construcción de los personajes que no logran consolidar un relato que tenga convicción narrativa y deje de ser una suma de situaciones vinculadas con el sexo. Las idea fuerza -añoranza, pérdida de deseo sexual, juventud que revitaliza, búsqueda de identidad y motivación vital, entre otras- se desvanecen al enredarse en un permanente deambular sin rumbo. Caminamos con sus protagonistas, viajamos, vamos y volvemos, observamos sus encuentros y desencuentros, sin embargo todo nos lleva a un punto ciego donde esa luz que Martina ve en el comienzo del metraje se apaga inexorablemente junto con el relato.
“Dry Martin” se enmarca dentro del proceso creativo de su realizador quien continúa su propia búsqueda conceptual. El oficio y el talento están, por lo que es posible que “Che” Sandoval nos tenga preparada más de una sorpresa en sus próximos trabajos.
Ficha técnica
Título original: Dry Martina
Año: 2018
Duración: 99 minutos
País: Chile
Productora: Productora Forastero / Rizoma Films / Escuela de Cine de Chile / Cine Sur
Género: Comedia. Drama
Guion: Che Sandoval
Música: Gabriel Chwojnik, Slowkiss
Fotografía: Benjamín Echazarreta
Reparto: Antonella Costa, Patricio Contreras, Dindi Jane, Pedro Campos, Héctor Morales
Dirección: "Che" Sandoval
viernes, 9 de noviembre de 2018
Somos Campeones
Marco Montes -Javier Gutiérrez- no lo pasa bien. Es despedido de su puesto de entrenador asistente de un equipo profesional de básquetbol por pelearse en plena cancha con su amigo, el entrenador principal del club. Arrogante y malas pulgas, Marco completa su “mala fortuna” al ser fiscalizado por la policía luego de chocar una patrulla, conduciendo en estado de ebriedad. ¿Castigo? Por supuesto. Dos años de prisión o noventa días de trabajo comunitario, sentencia una ruda e implacable jueza. Obviamente, Marco elige lo segundo pero ni siquiera sospecha de qué se trata: deberá entrenar un equipo de personas con discapacidad intelectual.
En esta cinta del realizador Javier Fesser, quien también colabora con el guion junto a David Marqués, la historia de referencia no es lo principal. El relato es una fábula que tiene un trasfondo profundo y que contiene lecciones de vida que, si bien no son novedosas, están muy bien retratadas y con ello adquieren una nueva frescura.
Marco comienza a descubrir algo que jamás había visualizado. Esto de la discapacidad intelectual o capacidades diferentes para él no es más que una anormalidad manifiesta, un tema alejado, extraño, tal vez hasta curioso y por supuesto absolutamente secundario. Y claro, en un mundo en que lo distinto nos provoca temor, derribar prejuicios y cambiar nuestra manera de pensar no es fácil. Se necesita, no pocas veces, una experiencia vital que nos obligue a hacerlo y esta es justamente la historia del protagonista.
Con actuaciones reales y honestas -los actores no profesionales fueron escogidos especialmente para la película- el director logra transmitir amabilidad y ternura y dar relevancia al tema de la inclusión. Con varios diálogos que nos dejan pensando, las historias individuales de los integrantes del equipo “Los Amigos” son un universo en sí mismas. Los prejuicios también los vemos reflejados en traumas pasados que provocan miedo incontrolable en el presente. Vemos el abuso laboral al que es sometido Benito, la fobia al agua y su enternecedor amor a los animales de Juanma, y la profunda desconfianza que muestra Román, el referente del equipo, producto de mentiras y abandonos sufridos en el pasado. Julio -Juan Margallo-, el encargado del centro donde se desarrolla la mayor parte del metraje, es un personaje encomiable, con una voluntad, cariño, vocación de servicio y dedicación que conmueve profundamente. También está presente Sonia -Athenea Mata-, la mujer de Marco, con sus sueños de tener hijos, su trabajo y una separación que ella no ha buscado.
Si bien la lectura se aborda desde la visión de Marco, me gustaría poner el foco al otro lado. La incidencia en la vida de cada uno de los integrantes del equipo está descrita por la cinta en tono mayor. La oportunidad que tienen de tener a Marco junto a ellos es única. Tal vez no lo entiendan y ni siquiera lo dimensionen, sin embargo su felicidad es real y absoluta. No se ve en ellos nada de amargura o de frustración en el proceso. Disfrutan cada minuto y cada instante. ¡Qué importante es estar ahí cuando se necesita! Acompañar, apoyar, corregir, guiar y liderar sin tirar la toalla o abandonar al primer desencuentro y así salir del espacio confortable para ingresar a un mundo diverso, distinto y especialmente cariñoso. Es lo que refleja esta obra de Javier Fesser que España ha elegido para que sea su representante para el Óscar a la película de habla no inglesa. Reconocer a quienes tienen capacidades diferentes como personas, respetando su identidad y dignidad como lo más sagrado que existe, con integridad, coraje y valor, sabiendo que hay mucho que aprender de ellos. Allí están, generosamente dispuestos, y sin esperar nada a cambio, solo nuestra acogida y comprensión.
Ficha técnica
Título original: Campeones
Año: 2018
Duración: 124 minutos
País: España
Productora: Morena Films / Movistar+ / Películas Pendleton
Género: Comedia. Drama | Comedia dramática. Discapacidad. Baloncesto. Deporte
Guion: David Marqués, Javier Fesser
Música: Rafael Arnau
Fotografía: Chechu Graf
Reparto: Javier Gutiérrez, Juan Margallo, Luisa Gavasa, Jesús Vidal, Daniel Freire, Athenea Mata, Roberto Chinchilla, Alberto Nieto Ferrández, Gloria Ramos, Itziar Castro
Dirección: Javier Fesser
En esta cinta del realizador Javier Fesser, quien también colabora con el guion junto a David Marqués, la historia de referencia no es lo principal. El relato es una fábula que tiene un trasfondo profundo y que contiene lecciones de vida que, si bien no son novedosas, están muy bien retratadas y con ello adquieren una nueva frescura.
Marco comienza a descubrir algo que jamás había visualizado. Esto de la discapacidad intelectual o capacidades diferentes para él no es más que una anormalidad manifiesta, un tema alejado, extraño, tal vez hasta curioso y por supuesto absolutamente secundario. Y claro, en un mundo en que lo distinto nos provoca temor, derribar prejuicios y cambiar nuestra manera de pensar no es fácil. Se necesita, no pocas veces, una experiencia vital que nos obligue a hacerlo y esta es justamente la historia del protagonista.
Con actuaciones reales y honestas -los actores no profesionales fueron escogidos especialmente para la película- el director logra transmitir amabilidad y ternura y dar relevancia al tema de la inclusión. Con varios diálogos que nos dejan pensando, las historias individuales de los integrantes del equipo “Los Amigos” son un universo en sí mismas. Los prejuicios también los vemos reflejados en traumas pasados que provocan miedo incontrolable en el presente. Vemos el abuso laboral al que es sometido Benito, la fobia al agua y su enternecedor amor a los animales de Juanma, y la profunda desconfianza que muestra Román, el referente del equipo, producto de mentiras y abandonos sufridos en el pasado. Julio -Juan Margallo-, el encargado del centro donde se desarrolla la mayor parte del metraje, es un personaje encomiable, con una voluntad, cariño, vocación de servicio y dedicación que conmueve profundamente. También está presente Sonia -Athenea Mata-, la mujer de Marco, con sus sueños de tener hijos, su trabajo y una separación que ella no ha buscado.
Si bien la lectura se aborda desde la visión de Marco, me gustaría poner el foco al otro lado. La incidencia en la vida de cada uno de los integrantes del equipo está descrita por la cinta en tono mayor. La oportunidad que tienen de tener a Marco junto a ellos es única. Tal vez no lo entiendan y ni siquiera lo dimensionen, sin embargo su felicidad es real y absoluta. No se ve en ellos nada de amargura o de frustración en el proceso. Disfrutan cada minuto y cada instante. ¡Qué importante es estar ahí cuando se necesita! Acompañar, apoyar, corregir, guiar y liderar sin tirar la toalla o abandonar al primer desencuentro y así salir del espacio confortable para ingresar a un mundo diverso, distinto y especialmente cariñoso. Es lo que refleja esta obra de Javier Fesser que España ha elegido para que sea su representante para el Óscar a la película de habla no inglesa. Reconocer a quienes tienen capacidades diferentes como personas, respetando su identidad y dignidad como lo más sagrado que existe, con integridad, coraje y valor, sabiendo que hay mucho que aprender de ellos. Allí están, generosamente dispuestos, y sin esperar nada a cambio, solo nuestra acogida y comprensión.
Ficha técnica
Título original: Campeones
Año: 2018
Duración: 124 minutos
País: España
Productora: Morena Films / Movistar+ / Películas Pendleton
Género: Comedia. Drama | Comedia dramática. Discapacidad. Baloncesto. Deporte
Guion: David Marqués, Javier Fesser
Música: Rafael Arnau
Fotografía: Chechu Graf
Reparto: Javier Gutiérrez, Juan Margallo, Luisa Gavasa, Jesús Vidal, Daniel Freire, Athenea Mata, Roberto Chinchilla, Alberto Nieto Ferrández, Gloria Ramos, Itziar Castro
Dirección: Javier Fesser
miércoles, 7 de noviembre de 2018
Operación Overlord
La película transcurre en plena Segunda Guerra Mundial, la víspera del “Día D”. El éxito de la “Operación Overlord”, nombre en clave para la Batalla de Normandía, depende de una misión especial y arriesgada que consiste en derribar una torre de comunicaciones alemana construida sobre la Iglesia de un pequeño pueblo francés. Dispuestos a cumplir su objetivo, un grupo de soldados logra descender en paracaídas sobre un bosque cercano de difícil acceso custodiado fuertemente por tropas germanas. Quienes aun sobreviven -a esta altura, y con muy pocos minutos de rodaje, la masacre es bastante alta- llegan al poblado gracias a la guía de una joven francesa a quien encuentran en el camino recogiendo objetos de valor entre los restos de los soldados fallecidos.
Esta superproducción concebida por J.J Abrams y escrita por Billy Ray tiene excelente fotografía -Laurie Rose, Fabian Wagner- buena música -Jed Kurzel- y un elenco sintonizado de actores donde destaca la química de los dos principales protagonistas, el soldado Boyce -Jovan Adepo- y la joven Cloe -Mathilde Ollivier-. Se suman a ellos el Capitán Ford -Wyatt Russell-, un experto en explosivos, el despreciable oficial nazi, Dr. Wafner -Pilou Asbæk- y el hermano menor de Cloe, Paul -Gianny Taufer-, junto a lo que queda de la misión.
Si se desconoce de qué se trata la historia -lo recomiendo, no averigüen mucho-, la cinta va entregando luces que los hechos narrados son improbables los que luego se ratifican son imposibles. El filme comienza como una sólida cinta bélica, con todos sus elementos cruciales, combates, ataques aéreos y terrestres, bombas, destrucción, sangre a borbotones y muchísima acción. El problema radica en que al momento del giro -no es spoiler, pues más detalles muestra el trailer-, es decir, desde el cruce de géneros, cuando cambiamos el switch a cinta de terror -o tal vez mixta- no logra traslapar bien el relato, se escapa de las manos la escritura del guion y la combinación queda aun más incómoda y forzada.
Con una manufactura sólida -Paramount Pictures y Bad Robot se preocupan por los detalles, como por ejemplo en la secuencia aérea inicial que es de alto impacto- y un sonido potente de gran envergadura especialmente en una sala IMAX, “Overlord”, en mi opinión, se queda a medio camino al no desarrollar adecuadamente una idea original que se vislumbra interesante. Tantos elementos bien logrados en el primer tercio se desvanecen cuando empezamos a confundirnos con experimentos nazi, sueros que reviven a los soldados muertos, historias y personajes que tienen muchos recovecos que apenas se logran explicar y que, además de ser predecibles, no entregan mayor valor agregado al metraje. El terror explícito que provoca la guerra -cruda, violenta e inhumana- ya es bastante, por lo que hacer el cruce bélico-terror no solo es arriesgado sino que se transforma en una apuesta de muy difícil solución.
Ficha técnica
Esta superproducción concebida por J.J Abrams y escrita por Billy Ray tiene excelente fotografía -Laurie Rose, Fabian Wagner- buena música -Jed Kurzel- y un elenco sintonizado de actores donde destaca la química de los dos principales protagonistas, el soldado Boyce -Jovan Adepo- y la joven Cloe -Mathilde Ollivier-. Se suman a ellos el Capitán Ford -Wyatt Russell-, un experto en explosivos, el despreciable oficial nazi, Dr. Wafner -Pilou Asbæk- y el hermano menor de Cloe, Paul -Gianny Taufer-, junto a lo que queda de la misión.
Si se desconoce de qué se trata la historia -lo recomiendo, no averigüen mucho-, la cinta va entregando luces que los hechos narrados son improbables los que luego se ratifican son imposibles. El filme comienza como una sólida cinta bélica, con todos sus elementos cruciales, combates, ataques aéreos y terrestres, bombas, destrucción, sangre a borbotones y muchísima acción. El problema radica en que al momento del giro -no es spoiler, pues más detalles muestra el trailer-, es decir, desde el cruce de géneros, cuando cambiamos el switch a cinta de terror -o tal vez mixta- no logra traslapar bien el relato, se escapa de las manos la escritura del guion y la combinación queda aun más incómoda y forzada.
Con una manufactura sólida -Paramount Pictures y Bad Robot se preocupan por los detalles, como por ejemplo en la secuencia aérea inicial que es de alto impacto- y un sonido potente de gran envergadura especialmente en una sala IMAX, “Overlord”, en mi opinión, se queda a medio camino al no desarrollar adecuadamente una idea original que se vislumbra interesante. Tantos elementos bien logrados en el primer tercio se desvanecen cuando empezamos a confundirnos con experimentos nazi, sueros que reviven a los soldados muertos, historias y personajes que tienen muchos recovecos que apenas se logran explicar y que, además de ser predecibles, no entregan mayor valor agregado al metraje. El terror explícito que provoca la guerra -cruda, violenta e inhumana- ya es bastante, por lo que hacer el cruce bélico-terror no solo es arriesgado sino que se transforma en una apuesta de muy difícil solución.
Ficha técnica
Título original: Overlord
Año: 2018
Duración: 109 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Bad Robot / Paramount Pictures. Distribuida por Paramount Pictures
Género: Acción. Terror. Intriga. Ciencia ficción. Thriller. Bélico | II Guerra Mundial. Nazismo
Guion: Billy Ray, Mark L. Smith (Historia: Billy Ray)
Música: Jed Kurzel
Fotografía: Laurie Rose, Fabian Wagner
Reparto: Wyatt Russell, John Magaro, Bokeem Woodbine, Iain De Caestecker, Jacob Anderson, Jovan Adepo, Marc Rissmann, Dominic Applewhite, Michael Epp, Mathilde Ollivier, Pilou Asbæk, Hélène Cardona, Jorge Leon Martinez, Éva Magyar, Shawn Dixon, Ben Tavassoli, Andy Wareham
Dirección: Julius Avery
Año: 2018
Duración: 109 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Bad Robot / Paramount Pictures. Distribuida por Paramount Pictures
Género: Acción. Terror. Intriga. Ciencia ficción. Thriller. Bélico | II Guerra Mundial. Nazismo
Guion: Billy Ray, Mark L. Smith (Historia: Billy Ray)
Música: Jed Kurzel
Fotografía: Laurie Rose, Fabian Wagner
Reparto: Wyatt Russell, John Magaro, Bokeem Woodbine, Iain De Caestecker, Jacob Anderson, Jovan Adepo, Marc Rissmann, Dominic Applewhite, Michael Epp, Mathilde Ollivier, Pilou Asbæk, Hélène Cardona, Jorge Leon Martinez, Éva Magyar, Shawn Dixon, Ben Tavassoli, Andy Wareham
Dirección: Julius Avery
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