El hombre araña está de regreso. ¡Y qué regreso! Esta vez Sony Pictures Animation en asociación con Marvel Entertainment y de la mano con Columbia Pictures presenta una recreación animada, renovada y moderna del superhéroe de Nueva York. Peter Parker ha muerto. Justo antes le ha encargado a Miles Morales, un joven de ascendencia afro-latina que estudia en Brooklyn y que acaba de ser mordido por una araña, que pueda apagar el “Súper Colisionador” construido por el malvado Kingpin. El desafío no es sencillo porque este reactor ha hecho posible la convergencia de varios universos paralelos y con ello ha reunido muchas versiones del famoso héroe. Un alternativo Peter Parker -abandonado, desilusionado, descuidado y a bastante mal traer- es quien debe enseñarle a Miles los trucos y desafíos de su nuevo rol.
Parece que la amplitud del mundo creado por Stan Lee no tiene límites. Es increíble el espacio creativo y lo lejos que pueden llegar los sueños de un cómic que vio la luz en 1962. No solo hay movimiento y evolución, también existe un motor infinito que impulsa la historia hacia confines inexplorados hasta ahora y que posiblemente jamás imaginamos. Y ahí está -en la misma Nueva York que conocemos, con sus rascacielos enormes, sus calles abarrotadas y un crimen que no cesa- Spider-Man salvando a la ciudad una y otra vez.
La idea de las dimensiones paralelas es increíble. Tanto es así que da origen a lo que se denomina, en su título original, “Spider-Verse”, una especie de multi-universo de Spider-Man. Se mantiene la ciudad pero ya no hay límites. Los planos se superponen, se enlazan, se unen y se separan dependiendo del relato, nutriéndolo de un aire nuevo que le permite desarrollar un mundo donde todo, absolutamente todo, es posible.
Qué decir de la animación. ¡Es excelente! Tal vez de las mejores y más fieles retratando a un Cómic en pantalla grande. Es cine, pero no deja nunca de lado el sentido original, respeta las caracterizaciones y utiliza varios de los efectos clásicos-estéticos de una revista impresa.
La historia es alucinante. Su desarrollo es aun más dinámico y frenético, sin tregua, sin pausa, de acción en acción y sin dejar de lado los necesarios momentos de reflexión -aunque pocos- y una enorme cantidad de guiños, humoradas y toques delirantes a los que nos tienen ya acostumbrados.
Muy actual y necesario, este nuevo Spider-Man -al menos el de uno de estos multi-versos, claro está- es de color. Y además es de ascendencia latina. Una adecuación a los tiempos que no sorprende pero que sin duda refresca enormemente al personaje, que también encuentra su versión femenina y robótica en otras de las dimensiones.
Un acierto de Marvel esta asociación con Sony Pictures. Expande -más bien rompe- las fronteras y ágilmente nos hace vibrar con Spider-Man como si fuera un personaje nuevo. Para gozo infinito de los fans y deleite para quienes nos encanta ver en pantalla grande películas como esta, bien hechas, bien narradas y mejor ejecutadas.
Ficha técnica
Título original: Spider-Man: Into the Spider-Verse
Año: 2018
Duración: 117 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Sony Pictures Animation / Marvel Animation / Marvel Entertainment / Columbia Pictures / Pascal Pictures / Sony Pictures Entertainment / Lord Miller
Género: Animación. Aventuras. Ciencia ficción. Acción | Superhéroes. Cómic. Marvel Comics
Guion: Phil Lord, Rodney Rothman (Personajes: Stan Lee, Brian Bendis, Sara Pichelli, Steve Ditko)
Música: Daniel Pemberton
Fotografía: Animation
Reparto: Animation
Dirección: Bob Persichetti, Peter Ramsey, Rodney Rothman
miércoles, 19 de diciembre de 2018
Sin dejar huellas
Un adolescente desaparece sin dejar rastros. Su madre desesperada lo denuncia a la policía. El detective a cargo -Vincent Cassel- no toma muy en serio el asunto, sin embargo el caso explota al día siguiente. Comienza la investigación, la búsqueda, los testigos, … y por supuesto, las sospechas.
Este thriller francés, basado en la novela de Dror Mishani y dirigido por Érick Zonca, posee un guion inteligente que da varias vueltas y giros, sin embargo su foco no está puesto solamente en la resolución de la historia. Aquello corresponde a la primera capa, la más obvia y esperable. Y el director la resuelve bien, porque la tensión se mantiene hasta el final. Pero hay más. En una segunda y tal vez tercera capa está el centro del relato, del que se desprende un drama familiar que abarca muchos ámbitos íntimos y que roza las fibras más internas del investigador.
La centralidad de la narración está en la construcción de los personajes presentes en la historia, en especial la conformación de los roles secundarios. El trabajo que realiza Zonca es preciso para dotar a cada uno de ellos con las intervenciones justas. Medidas casi al segundo, vemos características que surgieren y esbozan participación, complicidad y mayormente infinitas dudas. Se abren preguntas que no obtienen respuesta y la inquietud crece también por esa arista de la escritura.
Vincent Cassel logra un objetivo extraño con su personaje, porque este desaliñado policía, François Visconti, el “comandante”, con rasgos depresivos y un alcoholismo que lo consume, resulta bastante desagradable. Tanto, que descoloca. Claro, en su interior arrastra una vida de frustraciones y una relación en extremo delgada con su propio hijo adolescente.
En la madre del joven desaparecido, Solange Arnault, interpretada por Sandrine Kiberlain, observamos una mujer intrigante que no muestra todas sus cartas y de quien podemos percibir que vive un trance interior. Su hijo ha desaparecido, su hija tiene síndrome de down pero hay algo más… Y en el vecino, el profesor de francés que construye Romain Duris, vemos tal vez al personaje mejor logrado de todos y que termina por cerrar los protagónicos de un relato que está marcado por la incomodidad subterránea de historias personales que tienen una carga emocional importante.
La película no tiene un ritmo frenético. No lo necesita. Al contrario, es de los metrajes que adormecen para luego golpear. El reposo es aparente, es falso. Es usado para desviar nuestra atención y luego hacernos girar bruscamente pero sin mayores fuegos artificiales. Las historias profundas son paralelas y están en las capas internas que son mucho más visibles al revisitar la cinta que en una primera lectura.
“Fleuve noir” -Río negro- no atrapa pero seduce en sus 113 minutos y sobre todo funciona mejor después, al recordarla. Allí se hacen presentes algunas características que son importantes de visualizar para entender el contexto. Es un thriller diferente y oscuro en el que debemos leer entre líneas. Y funciona en la medida que nosotros dejemos que funcione, algo que en el cine actual, en ocasiones, representa un desafío difícil de salvar.
Ficha técnica
Título original: Fleuve noir
Año: 2018
Duración: 113 minutos
País: Francia
Productora: Curiosa Films / Versus Production / FD Production
Género: Thriller. Cine negro
Guion: Érick Zonca, Lou de Fanget Signolet (Novela: Dror Mishani)
Música: Rémi Boubal
Fotografía: Paolo Carnera
Reparto: Vincent Cassel, Romain Duris, Elodie Bouchez, Sandrine Kiberlain, Charles Berling, Christophe Tek, Lauréna Thellier, Sadek
Dirección: Érick Zonca
Este thriller francés, basado en la novela de Dror Mishani y dirigido por Érick Zonca, posee un guion inteligente que da varias vueltas y giros, sin embargo su foco no está puesto solamente en la resolución de la historia. Aquello corresponde a la primera capa, la más obvia y esperable. Y el director la resuelve bien, porque la tensión se mantiene hasta el final. Pero hay más. En una segunda y tal vez tercera capa está el centro del relato, del que se desprende un drama familiar que abarca muchos ámbitos íntimos y que roza las fibras más internas del investigador.
La centralidad de la narración está en la construcción de los personajes presentes en la historia, en especial la conformación de los roles secundarios. El trabajo que realiza Zonca es preciso para dotar a cada uno de ellos con las intervenciones justas. Medidas casi al segundo, vemos características que surgieren y esbozan participación, complicidad y mayormente infinitas dudas. Se abren preguntas que no obtienen respuesta y la inquietud crece también por esa arista de la escritura.
Vincent Cassel logra un objetivo extraño con su personaje, porque este desaliñado policía, François Visconti, el “comandante”, con rasgos depresivos y un alcoholismo que lo consume, resulta bastante desagradable. Tanto, que descoloca. Claro, en su interior arrastra una vida de frustraciones y una relación en extremo delgada con su propio hijo adolescente.
En la madre del joven desaparecido, Solange Arnault, interpretada por Sandrine Kiberlain, observamos una mujer intrigante que no muestra todas sus cartas y de quien podemos percibir que vive un trance interior. Su hijo ha desaparecido, su hija tiene síndrome de down pero hay algo más… Y en el vecino, el profesor de francés que construye Romain Duris, vemos tal vez al personaje mejor logrado de todos y que termina por cerrar los protagónicos de un relato que está marcado por la incomodidad subterránea de historias personales que tienen una carga emocional importante.
La película no tiene un ritmo frenético. No lo necesita. Al contrario, es de los metrajes que adormecen para luego golpear. El reposo es aparente, es falso. Es usado para desviar nuestra atención y luego hacernos girar bruscamente pero sin mayores fuegos artificiales. Las historias profundas son paralelas y están en las capas internas que son mucho más visibles al revisitar la cinta que en una primera lectura.
“Fleuve noir” -Río negro- no atrapa pero seduce en sus 113 minutos y sobre todo funciona mejor después, al recordarla. Allí se hacen presentes algunas características que son importantes de visualizar para entender el contexto. Es un thriller diferente y oscuro en el que debemos leer entre líneas. Y funciona en la medida que nosotros dejemos que funcione, algo que en el cine actual, en ocasiones, representa un desafío difícil de salvar.
Ficha técnica
Título original: Fleuve noir
Año: 2018
Duración: 113 minutos
País: Francia
Productora: Curiosa Films / Versus Production / FD Production
Género: Thriller. Cine negro
Guion: Érick Zonca, Lou de Fanget Signolet (Novela: Dror Mishani)
Música: Rémi Boubal
Fotografía: Paolo Carnera
Reparto: Vincent Cassel, Romain Duris, Elodie Bouchez, Sandrine Kiberlain, Charles Berling, Christophe Tek, Lauréna Thellier, Sadek
Dirección: Érick Zonca
lunes, 17 de diciembre de 2018
Roma
¡Impresionante!
Es la primera palabra que me surge respecto a “Roma”, el último trabajo y por cierto la mejor película del cineasta mexicano Alfonso Cuarón, ganador del Óscar por “Gravedad”. Tal vez no hay palabras para describirla, o quizás hay muchas palabras y expresiones que podrían llenar páginas dando cuenta de todo lo que nos pasa en sus 135 minutos. Lo cierto es que “Roma” no nos deja indiferentes. En su obra más personal, Cuarón nos invita a recorrer una historia íntima, sagrada, que está inspirada en su propia infancia en la colonia Roma, un barrio de clase media-alta del México de comienzos de los años setenta, pero que tiene una universalidad tal que podría ser perfectamente un barrio de Santiago de Chile o también uno de mi natal La Serena.
Cleo -Yalitza Aparicio en un papel formidable- es una de las dos “nanas” de la casa. Ella está destinada al cuidado de los cuatro niños -Sofi, Toño, Paco y Pepe- del matrimonio conformado por Ignacio -Andy Cortés- y Sofía -Marina de Tavira-. La casa es amplia, aunque la entrada que da a la calle es angosta y pequeña. Un largo y cerrado corredor de baldosa une el ingreso con un pequeño patio interior que divide las pequeñas dependencias donde viven Adela y Cleo de los ambientes interiores donde habitan sus patrones. La vida transcurre cotidiana. Los niños juegan, Sofía los contiene e Ignacio llega tarde y cansado del trabajo mientas en familia le esperan con ansias para poder compartir. Vive también con ellos la abuela, la madre de Sofía, la Señora Teresa.
La cinta es un lujo, una joya preciosa y delicada. El mismo director se hace cargo de la fotografía que es sencillamente extraordinaria. El blanco y negro impreso por Cuarón no es una decisión cualquiera. Permite dotar a la cinta de una textura que se palpa y se siente como propia. Los diferentes matices, los infinitos tonos de grises que produce una iluminación precisa, otorga realce a cada cuadro y a cada secuencia. Los detalles que contiene la cinta son muchísimos, tantos que probablemente debamos revisitarlos -en pantalla grande por cierto- para poder admirarlos en un grado mayor. La cámara de Alfonso Cuarón observa, se mueve lentamente de un extremo a otro, en planos interiores medianos, pequeños, íntimos; en exteriores, el foco sigue siendo íntimo, sin embargo logra captar escenas complejas que, magistralmente logradas, dan cuenta de una amplitud pocas veces vista, con muchos personajes, en un coro perfectamente sincronizado y que no parece orquestado, sino que tiene la fluidez de una actuación de cámara llevada a una gran escena.
Desde el punto de vista técnico, “Roma” es una delicia. No sólo la cámara y la fotografía alcanzan un nivel de excelencia notables. También las actuaciones no dejan detalle al azar, calzando perfecto tanto en espléndidos planos secuencia como en pequeñas y significativas tomas. La música y la banda sonora son también excelentes. Desde la elección de lo que suena en la radio, el ruido cotidiano de la limpieza de la casa, el sonido de la calle con sus vendedores y servicios hasta una banda estudiantil, todo, absolutamente todo, está escogido con pinzas. Desde los créditos iniciales se prevé una factura de calidad y aquello se acrecienta durante todo el metraje.
Podría entrar en muchos más detalles, porque en la medida que escribo recuerdo y revivo sus momentos una y otra vez, pero es mejor que cada uno pueda iniciar su propio camino de descubrimiento de esta gran obra, porque eso es lo que uno espera de una película, que no seamos los mismos luego de vivir la experiencia. Y es que “Roma” nos hace sentir, nos emociona, nos angustia, nos remueve internamente en busca de nuestros propios recuerdos, nos impulsa, nos sacude, nos relaja y nos tensiona. “Roma” es una historia de amor y de desamor; de clases sociales; de machismo, abandono y sufrimiento; de resiliencia y de esperanza; de política y de profunda humanidad. Cine en estado puro, excelso, vital, comprometido. ARTE con mayúsculas, sencillamente magistral.
“Todos los caminos conducen a Roma” escuchamos desde niños... y es verdad, está en nuestro profundo interior, porque todos tenemos nuestra propia “Roma”.
Ficha técnica
Título original: Roma
Año: 2018
Duración: 135 minutos
País: México
Género: Drama | Años 70. Familia
Productora: Coproducción México-Estados Unidos; Participant Media / Esperanto Filmoj. Distribuida por NetflixGuion: Alfonso Cuarón
Fotografía: Alfonso Cuarón, Galo Olivares (B&W)
Reparto: Yalitza Aparicio, Marina de Tavira, Marco Graf, Diego Cortina Autrey, Carlos Peralta, Daniela Demesa, Nancy García García, Verónica García, Latin Lover, Enoc Leaño, Clementina Guadarrama, Andy Cortés, Fernando Grediaga, Jorge Antonio Guerrero
Dirección: Alfonso Cuarón
Es la primera palabra que me surge respecto a “Roma”, el último trabajo y por cierto la mejor película del cineasta mexicano Alfonso Cuarón, ganador del Óscar por “Gravedad”. Tal vez no hay palabras para describirla, o quizás hay muchas palabras y expresiones que podrían llenar páginas dando cuenta de todo lo que nos pasa en sus 135 minutos. Lo cierto es que “Roma” no nos deja indiferentes. En su obra más personal, Cuarón nos invita a recorrer una historia íntima, sagrada, que está inspirada en su propia infancia en la colonia Roma, un barrio de clase media-alta del México de comienzos de los años setenta, pero que tiene una universalidad tal que podría ser perfectamente un barrio de Santiago de Chile o también uno de mi natal La Serena.
Cleo -Yalitza Aparicio en un papel formidable- es una de las dos “nanas” de la casa. Ella está destinada al cuidado de los cuatro niños -Sofi, Toño, Paco y Pepe- del matrimonio conformado por Ignacio -Andy Cortés- y Sofía -Marina de Tavira-. La casa es amplia, aunque la entrada que da a la calle es angosta y pequeña. Un largo y cerrado corredor de baldosa une el ingreso con un pequeño patio interior que divide las pequeñas dependencias donde viven Adela y Cleo de los ambientes interiores donde habitan sus patrones. La vida transcurre cotidiana. Los niños juegan, Sofía los contiene e Ignacio llega tarde y cansado del trabajo mientas en familia le esperan con ansias para poder compartir. Vive también con ellos la abuela, la madre de Sofía, la Señora Teresa.
La cinta es un lujo, una joya preciosa y delicada. El mismo director se hace cargo de la fotografía que es sencillamente extraordinaria. El blanco y negro impreso por Cuarón no es una decisión cualquiera. Permite dotar a la cinta de una textura que se palpa y se siente como propia. Los diferentes matices, los infinitos tonos de grises que produce una iluminación precisa, otorga realce a cada cuadro y a cada secuencia. Los detalles que contiene la cinta son muchísimos, tantos que probablemente debamos revisitarlos -en pantalla grande por cierto- para poder admirarlos en un grado mayor. La cámara de Alfonso Cuarón observa, se mueve lentamente de un extremo a otro, en planos interiores medianos, pequeños, íntimos; en exteriores, el foco sigue siendo íntimo, sin embargo logra captar escenas complejas que, magistralmente logradas, dan cuenta de una amplitud pocas veces vista, con muchos personajes, en un coro perfectamente sincronizado y que no parece orquestado, sino que tiene la fluidez de una actuación de cámara llevada a una gran escena.
Desde el punto de vista técnico, “Roma” es una delicia. No sólo la cámara y la fotografía alcanzan un nivel de excelencia notables. También las actuaciones no dejan detalle al azar, calzando perfecto tanto en espléndidos planos secuencia como en pequeñas y significativas tomas. La música y la banda sonora son también excelentes. Desde la elección de lo que suena en la radio, el ruido cotidiano de la limpieza de la casa, el sonido de la calle con sus vendedores y servicios hasta una banda estudiantil, todo, absolutamente todo, está escogido con pinzas. Desde los créditos iniciales se prevé una factura de calidad y aquello se acrecienta durante todo el metraje.
Podría entrar en muchos más detalles, porque en la medida que escribo recuerdo y revivo sus momentos una y otra vez, pero es mejor que cada uno pueda iniciar su propio camino de descubrimiento de esta gran obra, porque eso es lo que uno espera de una película, que no seamos los mismos luego de vivir la experiencia. Y es que “Roma” nos hace sentir, nos emociona, nos angustia, nos remueve internamente en busca de nuestros propios recuerdos, nos impulsa, nos sacude, nos relaja y nos tensiona. “Roma” es una historia de amor y de desamor; de clases sociales; de machismo, abandono y sufrimiento; de resiliencia y de esperanza; de política y de profunda humanidad. Cine en estado puro, excelso, vital, comprometido. ARTE con mayúsculas, sencillamente magistral.
“Todos los caminos conducen a Roma” escuchamos desde niños... y es verdad, está en nuestro profundo interior, porque todos tenemos nuestra propia “Roma”.
Ficha técnica
Título original: Roma
Año: 2018
Duración: 135 minutos
País: México
Género: Drama | Años 70. Familia
Productora: Coproducción México-Estados Unidos; Participant Media / Esperanto Filmoj. Distribuida por NetflixGuion: Alfonso Cuarón
Fotografía: Alfonso Cuarón, Galo Olivares (B&W)
Reparto: Yalitza Aparicio, Marina de Tavira, Marco Graf, Diego Cortina Autrey, Carlos Peralta, Daniela Demesa, Nancy García García, Verónica García, Latin Lover, Enoc Leaño, Clementina Guadarrama, Andy Cortés, Fernando Grediaga, Jorge Antonio Guerrero
Dirección: Alfonso Cuarón
miércoles, 12 de diciembre de 2018
El asesinato de la familia Borden
La palabra es suspenso. Este thriller de época que captura la atención pese a conocerse el desenlace está basado en una historia real. En 1892 los padres de Emma y Lizzie Borden fueron brutalmente asesinados y a pesar que todas las sospechas recayeron en la hermana menor, nada se pudo comprobar en el posterior juicio.
Craig William Macneill, a cargo de la dirección de la película, logra una excelente recreación del norte de Estados Unidos de fines del siglo XIX. Su filmación es precisa dando realce a una fotografía de gran nivel y apoyándose en un sonido excelentedonde podemos percibir hasta el menor de los detalles. Macneill nos transporta a New England y nos conduce hacia los detalles de una historia que aun sigue teniendo mucho de misterio y mito, a más de un siglo de ocurrida.
Esta grata sorpresa -debo reconocer que no sabía nada del argumento ni tampoco de la película- elabora muy bien sus personajes. Por cierto Lizzie -Chloë Sevigny- acapara la atención como su protagonista. De hecho, el título original de la cinta es justamente su nombre, “Lizzy”. A su altura está Kristen Stewart interpretando a Bridget Sullivan, la joven e inexperta criada que llega a trabajar a la casa de los Borden. ¿Existe el crimen perfecto? La teoría y la práctica dicen que no, pero esta historia se acerca bastante. La presentación de los hechos es cruda y realista, sin embargo no tiene mayor ánimo de sobre exponer los macabros detalles. Es interesante la forma de presentar los hechos, con un inicio rápido que da paso a un racconto que enlaza hacia el tercer tercio del filme y que significa una nueva partida en el relato.
La trama es urdida gracias al excelente guion de Bryce Kass. Hay varios ángulos de la historia, escenas espejo desde perspectivas distintas que permiten poner el foco en los diversos puntos de vista. Las decisiones tomadas en la conducción hacen que con pocos elementos narrativos se consiga mucho, en gran parte por la solidez de los personajes del Señor y la Señora Borden, a cargo de Jamey Sheridan y Fiona Shaw, respectivamente.
Vemos reflejada en el metraje la personalidad de cada integrante de la familia. Observamos el abuso de poder, en especial con la joven criada, las descalificaciones permanentes a Lizzie, la sumisión y rebeldía de ambas jóvenes, el daño que ocasionan las relaciones enfermizas, un ambiente social que poco ayuda y las tradiciones conservadoras que resguardan y protegen una forma de actuar tremendamente violenta y destructiva.
La personalidad de Lizzie y su condición de salud -sufre convulsiones inesperadas y se descompone-, su deseo de liberación y la relación afectiva que desarrolla hacia Bridget, son elementos que van llevando el relato hacia un punto de tensión que probablemente previsible. No obstante, la historia y en especial la forma de resolver el enigma, permite que la tensión se mantenga hasta los créditos finales que dan cuenta de algunos antecedentes importantes para formarse una idea más amplia de los hechos, además de despertar la curiosidad por conocer más acerca de “Lizzie” y la familia Borden.
Ficha técnica
Título original: Lizzie
Año: 2018
Duración: 105 minutos
País: Estados Unidos
Género: Thriller | Biográfico
Productora: Artina Films / Destro Films / Powder Hound Pictures
Guion: Bryce Kass
Música: Jeff Russo
Fotografía: Noah Greenberg
Reparto: Chloë Sevigny, Kristen Stewart, Jamey Sheridan, Fiona Shaw, Kim Dickens, Denis O'Hare, Jay Huguley, Jody Matzer
Dirección: Craig William Macneill
Craig William Macneill, a cargo de la dirección de la película, logra una excelente recreación del norte de Estados Unidos de fines del siglo XIX. Su filmación es precisa dando realce a una fotografía de gran nivel y apoyándose en un sonido excelentedonde podemos percibir hasta el menor de los detalles. Macneill nos transporta a New England y nos conduce hacia los detalles de una historia que aun sigue teniendo mucho de misterio y mito, a más de un siglo de ocurrida.
Esta grata sorpresa -debo reconocer que no sabía nada del argumento ni tampoco de la película- elabora muy bien sus personajes. Por cierto Lizzie -Chloë Sevigny- acapara la atención como su protagonista. De hecho, el título original de la cinta es justamente su nombre, “Lizzy”. A su altura está Kristen Stewart interpretando a Bridget Sullivan, la joven e inexperta criada que llega a trabajar a la casa de los Borden. ¿Existe el crimen perfecto? La teoría y la práctica dicen que no, pero esta historia se acerca bastante. La presentación de los hechos es cruda y realista, sin embargo no tiene mayor ánimo de sobre exponer los macabros detalles. Es interesante la forma de presentar los hechos, con un inicio rápido que da paso a un racconto que enlaza hacia el tercer tercio del filme y que significa una nueva partida en el relato.
La trama es urdida gracias al excelente guion de Bryce Kass. Hay varios ángulos de la historia, escenas espejo desde perspectivas distintas que permiten poner el foco en los diversos puntos de vista. Las decisiones tomadas en la conducción hacen que con pocos elementos narrativos se consiga mucho, en gran parte por la solidez de los personajes del Señor y la Señora Borden, a cargo de Jamey Sheridan y Fiona Shaw, respectivamente.
Vemos reflejada en el metraje la personalidad de cada integrante de la familia. Observamos el abuso de poder, en especial con la joven criada, las descalificaciones permanentes a Lizzie, la sumisión y rebeldía de ambas jóvenes, el daño que ocasionan las relaciones enfermizas, un ambiente social que poco ayuda y las tradiciones conservadoras que resguardan y protegen una forma de actuar tremendamente violenta y destructiva.
La personalidad de Lizzie y su condición de salud -sufre convulsiones inesperadas y se descompone-, su deseo de liberación y la relación afectiva que desarrolla hacia Bridget, son elementos que van llevando el relato hacia un punto de tensión que probablemente previsible. No obstante, la historia y en especial la forma de resolver el enigma, permite que la tensión se mantenga hasta los créditos finales que dan cuenta de algunos antecedentes importantes para formarse una idea más amplia de los hechos, además de despertar la curiosidad por conocer más acerca de “Lizzie” y la familia Borden.
Ficha técnica
Título original: Lizzie
Año: 2018
Duración: 105 minutos
País: Estados Unidos
Género: Thriller | Biográfico
Productora: Artina Films / Destro Films / Powder Hound Pictures
Guion: Bryce Kass
Música: Jeff Russo
Fotografía: Noah Greenberg
Reparto: Chloë Sevigny, Kristen Stewart, Jamey Sheridan, Fiona Shaw, Kim Dickens, Denis O'Hare, Jay Huguley, Jody Matzer
Dirección: Craig William Macneill
Aquaman
Jason Momoa interpreta a Aquaman en esta primera gran producción del mitológico personaje DC Comics, creado por Paul Norris y Mort Weisinger y que debutó en More Fun Comics, #73, en noviembre de 1941. El protagonista tiene poderes extremos, una fuerza sobre humana, una velocidad asombrosa para desplazarse en el agua, una resistencia sin igual y la capacidad para comunicarse con las especies marinas.
Arthur, no siempre fue consciente de sus habilidades y de sus orígenes. Su padre, Thomas Curry -Temuera Morrison-, dedicado cuidador de un lejano faro, un día luego de una gran tormenta rescata de la costa a Atlanna -Nicole Kidman-, Reina de Atlántis. Se enamoran y tienen a Arthur pero al poco tiempo Atlanna es obligada a volver a la ciudad oculta y por su traición es condenada a las fosas.
Por su parte el príncipe Orm Marius -Patrick Wilson-, gobernante de Atlántis, lucha por unir a los siete reinos submarinos y así iniciar una guerra contra el mundo de la superficie. Mera -Amber Heard-, criada por Atlanna para convertirse en reina y que tiene poderes que le permiten dominar el entorno acuático, recurre a Aquaman para enfrentar al príncipe, quien también es hijo de Atlanna y por tanto medio hermano de Arthur. Nuestro héroe, que en solitario trata de impartir justicia en los mares, se resiste, sin embargo el tesón y los encantos de la joven guerrera lo seducen. Las cartas están expuestas y la aventura comienza.
Dirigida por James Wan, “Aquaman” se ve casi siempre como si fuera un video juego. Es inevitable la comparación pues las tomas y la forma de conducir las escenas no dejan mucho espacio a las dudas, sobre todo cuando es la acción la que domina gran parte del metraje. Y por supuesto es impactante, colorida y extrovertida. Acción, peleas, combates, descanso; acción, peleas, combates, descanso, es la fórmula que se repite una y otra vez. El hilo argumental no alcanza siquiera a desplegar un milímetro y la secuencia comienza de nuevo. Con el correr de los minutos se produce el desgaste y la novedad ya no llama la atención como las primeras veces.
Por supuesto podemos anticipar la mayoría de los giros. Otros, tal vez los adivinemos o estemos cerca de hacerlo. Como que los personajes también quedan a medio camino -entre el agua, la tierra, el desierto y el cielo- y no logran encuadrarse en algo más sólido. Y claro, cuando aquello falta, es decir percibimos la ausencia de un guion sólido, la acción se roba la pantalla por largas secuencias y minutos que hacia el final claman una tregua. Jason Momoa y Amber Heard tienen química y hacen un gran esfuerzo, pero debe ser muy difícil sostenerlo cuando se advierte una filmación que mayoritariamente debe ser sobre “pantallas verdes” Obviamente las secuencias producen efectos visuales espectaculares pero se alejan de cualquier viso de realidad y lo dejan a uno con una sensación extraña, un poco diluida y vacía, luego de 139 intensos y largos minutos.
Ficha técnica
Título original: Aquaman
Año: 2018
Duración: 139 minutos
País: Estados Unidos
Productora: DC Comics / DC Entertainment / Warner Bros.
Género: Ciencia ficción. Fantástico | Superhéroes. Cómic. DC Comics
Guion: David Leslie Johnson-McGoldrick, Will Beall (Historia: Geoff Johns, James Wan, Will Beall. Personaje: Paul Norris, Mort Weisinger)
Música: Rupert Gregson-Williams
Fotografía: Don Burgess
Reparto: Jason Momoa, Amber Heard, Patrick Wilson, Willem Dafoe, Nicole Kidman, Yahya Abdul-Mateen II, Temuera Morrison, Dolph Lundgren, Michael Beach, Ludi Lin, Graham McTavish, Patrick Cox, Randall Park, Djimon Hounsou, Leigh Whannell, Sophia Forrest, Natalia Safran, Tahlia Jade Holt
Dirección: James Wan
Arthur, no siempre fue consciente de sus habilidades y de sus orígenes. Su padre, Thomas Curry -Temuera Morrison-, dedicado cuidador de un lejano faro, un día luego de una gran tormenta rescata de la costa a Atlanna -Nicole Kidman-, Reina de Atlántis. Se enamoran y tienen a Arthur pero al poco tiempo Atlanna es obligada a volver a la ciudad oculta y por su traición es condenada a las fosas.
Por su parte el príncipe Orm Marius -Patrick Wilson-, gobernante de Atlántis, lucha por unir a los siete reinos submarinos y así iniciar una guerra contra el mundo de la superficie. Mera -Amber Heard-, criada por Atlanna para convertirse en reina y que tiene poderes que le permiten dominar el entorno acuático, recurre a Aquaman para enfrentar al príncipe, quien también es hijo de Atlanna y por tanto medio hermano de Arthur. Nuestro héroe, que en solitario trata de impartir justicia en los mares, se resiste, sin embargo el tesón y los encantos de la joven guerrera lo seducen. Las cartas están expuestas y la aventura comienza.
Dirigida por James Wan, “Aquaman” se ve casi siempre como si fuera un video juego. Es inevitable la comparación pues las tomas y la forma de conducir las escenas no dejan mucho espacio a las dudas, sobre todo cuando es la acción la que domina gran parte del metraje. Y por supuesto es impactante, colorida y extrovertida. Acción, peleas, combates, descanso; acción, peleas, combates, descanso, es la fórmula que se repite una y otra vez. El hilo argumental no alcanza siquiera a desplegar un milímetro y la secuencia comienza de nuevo. Con el correr de los minutos se produce el desgaste y la novedad ya no llama la atención como las primeras veces.
Por supuesto podemos anticipar la mayoría de los giros. Otros, tal vez los adivinemos o estemos cerca de hacerlo. Como que los personajes también quedan a medio camino -entre el agua, la tierra, el desierto y el cielo- y no logran encuadrarse en algo más sólido. Y claro, cuando aquello falta, es decir percibimos la ausencia de un guion sólido, la acción se roba la pantalla por largas secuencias y minutos que hacia el final claman una tregua. Jason Momoa y Amber Heard tienen química y hacen un gran esfuerzo, pero debe ser muy difícil sostenerlo cuando se advierte una filmación que mayoritariamente debe ser sobre “pantallas verdes” Obviamente las secuencias producen efectos visuales espectaculares pero se alejan de cualquier viso de realidad y lo dejan a uno con una sensación extraña, un poco diluida y vacía, luego de 139 intensos y largos minutos.
Ficha técnica
Título original: Aquaman
Año: 2018
Duración: 139 minutos
País: Estados Unidos
Productora: DC Comics / DC Entertainment / Warner Bros.
Género: Ciencia ficción. Fantástico | Superhéroes. Cómic. DC Comics
Guion: David Leslie Johnson-McGoldrick, Will Beall (Historia: Geoff Johns, James Wan, Will Beall. Personaje: Paul Norris, Mort Weisinger)
Música: Rupert Gregson-Williams
Fotografía: Don Burgess
Reparto: Jason Momoa, Amber Heard, Patrick Wilson, Willem Dafoe, Nicole Kidman, Yahya Abdul-Mateen II, Temuera Morrison, Dolph Lundgren, Michael Beach, Ludi Lin, Graham McTavish, Patrick Cox, Randall Park, Djimon Hounsou, Leigh Whannell, Sophia Forrest, Natalia Safran, Tahlia Jade Holt
Dirección: James Wan
jueves, 6 de diciembre de 2018
Colette
Basada en la historia real de Sidonie-Gabrielle Colette -interpretada por Keira Knightley-, “Colette” narra la vida de la autora de provocativas y polémicas novelas en el Paris de comienzos del Siglo XX. Casada con el también escritor y editor Henry Gautheir-Villas “Willy” -Dominic West-, el relato recorre desde su juventud en el campo, su llegada a la gran ciudad y sus complejos primeros pasos como mujer y su introducción en el mundo de la escritura.
La cinta dirigida por Wash Westmoreland tiene una hermosísima fotografía. Las tomas son muy bellas y se ven resaltadas por un gran trabajo de recreación de ambientes y finos decorados que están perfectamente iluminados en cada uno de sus detalles. Las actuaciones son convincentes, en especial la caracterización de Keira Knightley, quien dota a su personaje de una naturalidad sencilla y emotiva. El rol de Dominic West es histriónico y en apariencia muy fuerte, sin embargo el desplante de Colette poco a poco va ganando un espacio para quedar de igual a igual con él, en una época en que aquello era francamente impensado.
Qué lástima que con un rodaje tan delicado y bien compuesto la película esté hablada en inglés. Pierde mucho de la identidad francesa, del ambiente parisino y todo lo que ello involucra, especialmente tratándose del ámbito artístico. Lo entendemos como una decisión comercial, sin embargo ocasiona, a mi modo de ver, un perjuicio al valor artístico de la obra.
La narración es descriptiva, detallista y a la vez es sutil. Por momentos el hilo conductor es delgado, muy delicado; en otros, es tremendamente fuerte y crudo. Estos elementos dan cuenta de relaciones interpersonales que hoy nos cuesta mucho comprender. Vemos la transgresión social hacia lo conservador, apreciamos lo complicado que es para una mujer, aún más en esos años, ser realmente auténtica, sobre todo considerando las rigideces sociales y especialmente las absolutas normas morales. Colette está dispuesta a salir de ese lugar asignado y con su pasión es capaz de forzar los límites. Esta evolución personal, que también corresponde a una evolución de la sociedad, la película lo muestra y lo retrata fielmente.
Con el oficio literario de fondo, visualizamos un mundo lleno de apariencias. Las más obvias son las sociales, sin embargo todo tiene, de alguna u otra forma, una apariencia diferente a lo que realmente es. Justo en medio de ello aparece Colette para desarrollar y manifestar su propia identidad, forjada a pulso por un camino lleno de descalificaciones, abusos y constantes menosprecios. El arte mismo, junto a su extroversión y personalidad, explotan apasionadamente provocando profundos cuestionamientos en los roles femeninos y masculinos, en lo que estaba establecido y en esa diversidad que se abre paso y clama por ser respetada y valorada.
Ficha técnica
Título original: Colette
Año: 2018
Duración: 112 minutos
País: Reino Unido
Productora: Bold Films / Killer Films / Number 9 Films / BFI Film Fund
Género: Drama | Biográfico. Literatura. Años 20
Guion: Richard Glatzer, Wash Westmoreland, Rebecca Lenkiewicz
Música: Thomas Adès
Fotografía: Giles Nuttgens
Reparto: Keira Knightley, Dominic West, Denise Gough, Fiona Shaw, Robert Pugh, Rebecca Root, Eleanor Tomlinson, Aiysha Hart
Dirección: Wash Westmoreland
La cinta dirigida por Wash Westmoreland tiene una hermosísima fotografía. Las tomas son muy bellas y se ven resaltadas por un gran trabajo de recreación de ambientes y finos decorados que están perfectamente iluminados en cada uno de sus detalles. Las actuaciones son convincentes, en especial la caracterización de Keira Knightley, quien dota a su personaje de una naturalidad sencilla y emotiva. El rol de Dominic West es histriónico y en apariencia muy fuerte, sin embargo el desplante de Colette poco a poco va ganando un espacio para quedar de igual a igual con él, en una época en que aquello era francamente impensado.
Qué lástima que con un rodaje tan delicado y bien compuesto la película esté hablada en inglés. Pierde mucho de la identidad francesa, del ambiente parisino y todo lo que ello involucra, especialmente tratándose del ámbito artístico. Lo entendemos como una decisión comercial, sin embargo ocasiona, a mi modo de ver, un perjuicio al valor artístico de la obra.
La narración es descriptiva, detallista y a la vez es sutil. Por momentos el hilo conductor es delgado, muy delicado; en otros, es tremendamente fuerte y crudo. Estos elementos dan cuenta de relaciones interpersonales que hoy nos cuesta mucho comprender. Vemos la transgresión social hacia lo conservador, apreciamos lo complicado que es para una mujer, aún más en esos años, ser realmente auténtica, sobre todo considerando las rigideces sociales y especialmente las absolutas normas morales. Colette está dispuesta a salir de ese lugar asignado y con su pasión es capaz de forzar los límites. Esta evolución personal, que también corresponde a una evolución de la sociedad, la película lo muestra y lo retrata fielmente.
Con el oficio literario de fondo, visualizamos un mundo lleno de apariencias. Las más obvias son las sociales, sin embargo todo tiene, de alguna u otra forma, una apariencia diferente a lo que realmente es. Justo en medio de ello aparece Colette para desarrollar y manifestar su propia identidad, forjada a pulso por un camino lleno de descalificaciones, abusos y constantes menosprecios. El arte mismo, junto a su extroversión y personalidad, explotan apasionadamente provocando profundos cuestionamientos en los roles femeninos y masculinos, en lo que estaba establecido y en esa diversidad que se abre paso y clama por ser respetada y valorada.
Ficha técnica
Título original: Colette
Año: 2018
Duración: 112 minutos
País: Reino Unido
Productora: Bold Films / Killer Films / Number 9 Films / BFI Film Fund
Género: Drama | Biográfico. Literatura. Años 20
Guion: Richard Glatzer, Wash Westmoreland, Rebecca Lenkiewicz
Música: Thomas Adès
Fotografía: Giles Nuttgens
Reparto: Keira Knightley, Dominic West, Denise Gough, Fiona Shaw, Robert Pugh, Rebecca Root, Eleanor Tomlinson, Aiysha Hart
Dirección: Wash Westmoreland
El Grinch
Esta es la tercera adaptación del libro infantil escrito por Dr. Seuss publicado en 1957. Primero fue la película de dibujos animados en 1966 y luego la cinta dirigida por Ron Howard y protagonizada por Jim Carrey el año 2000. Este 2018 se trata de una fábula animada desarrollada por Illumination Entertainment, dirigida por Yarrow Cheney y Scott Mosier y escrita por Michael LeSieur. Y ya sabemos lo que son capaces de hacer los responsables de los pequeños y simpáticos Minions.
Colorida, animada y entretenida, “El Grinch” tiene una elaboración de lujo. Interesantes tomas y juegos de cámara, con viajes aéreos y recorrido de lugares, hacen que la animación prácticamente desaparezca de la pantalla, pues cada secuencia está armónicamente compuesta gracias a una preocupación esencial en cada detalle.
El hilo argumental es sencillo y su base es la oposición. Existe en los personajes principales pero también se visualiza en los sentimientos y en los valores. Si desconocemos la historia, puede ser todo novedad. Si conocemos una parte, tal vez sepamos que al señor Grinch no le gusta la Navidad. En realidad, la odia. Vive solo, aislado en la montaña, con la única compañía de su fiel perro Max y una serie de inventos que ha desarrollado para facilitar las tareas del día a día, lo que refleja una gran imaginación. Solo baja al poblado cuando le falta comida, por lo que sus visitas son bastante esporádicas. Por otra parte está Cindy-Lou, una pequeña e inquieta habitante de Villa “Quien” cuyo sueño es conocer al mismísimo Santa Claus para poder pedirle un gran deseo de Navidad para su madre.
Observamos la alegría de todos en la villa, su desbordante espíritu navideño en comparación con el enojo, aparentemente injustificado, del Grinch. Se contraponen también la jovialidad de la pequeña y la amargura del protagonista. No sabemos sus razones, pero el odio que le tiene a la festividad es tremendo y se traslada a casi todos sus actos. Vemos también una clara oposición entre el entusiasmo juvenil y la decepción adulta, aspecto que sin duda deja entrever una profundidad que es muy difícil enfrentar y asumir en una película de esta naturaleza. Esta vez la festividad será tres veces más grande por lo que el Grinch decide robarles la Navidad con un plan astuto y ambicioso que, por supuesto, genera consecuencias insospechadas. La ternura de la pequeña Cindy-Lou contrasta con la odiosidad del Grinch, sin embargo podemos vislumbrar que debajo de esas capas duras, el protagonista también tiene una gran dosis de ternura y que solo necesita una oportunidad para hacerla florecer.
La cinta pasa literalmente volando. La escena de los villancicos callejeros que acorralan al Grinch -un arreglo precioso para voces- es para disfrutar. Y la escena con Max intentando tocar batería sin dar una es realmente graciosa. El mensaje es muy claro para los más chicos por lo que la fábula funciona muy bien. Y como la diversión para nosotros, los más grandes, está garantizada, “El Grinch” es un regalo de Navidad anticipado, aunque todo gire en torno a Santa Claus, el árbol y los regalos.
Ficha técnica
Título original: The Grinch
Año: 2018
Duración: 90 minutos
País: Estados Unidos
Animation
Productora: Illumination Entertainment / Perfec World Pictures Co / Universal Pictures
Género: Animación. Comedia | Navidad. 3-D
Guion: Mike LeSieur, Tommy Swerdlow (Historia: Dr. Seuss)
Música: Danny Elfman
Fotografía: Animation
Dirección: Yarrow Cheney, Scott Mosier
Colorida, animada y entretenida, “El Grinch” tiene una elaboración de lujo. Interesantes tomas y juegos de cámara, con viajes aéreos y recorrido de lugares, hacen que la animación prácticamente desaparezca de la pantalla, pues cada secuencia está armónicamente compuesta gracias a una preocupación esencial en cada detalle.
El hilo argumental es sencillo y su base es la oposición. Existe en los personajes principales pero también se visualiza en los sentimientos y en los valores. Si desconocemos la historia, puede ser todo novedad. Si conocemos una parte, tal vez sepamos que al señor Grinch no le gusta la Navidad. En realidad, la odia. Vive solo, aislado en la montaña, con la única compañía de su fiel perro Max y una serie de inventos que ha desarrollado para facilitar las tareas del día a día, lo que refleja una gran imaginación. Solo baja al poblado cuando le falta comida, por lo que sus visitas son bastante esporádicas. Por otra parte está Cindy-Lou, una pequeña e inquieta habitante de Villa “Quien” cuyo sueño es conocer al mismísimo Santa Claus para poder pedirle un gran deseo de Navidad para su madre.
Observamos la alegría de todos en la villa, su desbordante espíritu navideño en comparación con el enojo, aparentemente injustificado, del Grinch. Se contraponen también la jovialidad de la pequeña y la amargura del protagonista. No sabemos sus razones, pero el odio que le tiene a la festividad es tremendo y se traslada a casi todos sus actos. Vemos también una clara oposición entre el entusiasmo juvenil y la decepción adulta, aspecto que sin duda deja entrever una profundidad que es muy difícil enfrentar y asumir en una película de esta naturaleza. Esta vez la festividad será tres veces más grande por lo que el Grinch decide robarles la Navidad con un plan astuto y ambicioso que, por supuesto, genera consecuencias insospechadas. La ternura de la pequeña Cindy-Lou contrasta con la odiosidad del Grinch, sin embargo podemos vislumbrar que debajo de esas capas duras, el protagonista también tiene una gran dosis de ternura y que solo necesita una oportunidad para hacerla florecer.
La cinta pasa literalmente volando. La escena de los villancicos callejeros que acorralan al Grinch -un arreglo precioso para voces- es para disfrutar. Y la escena con Max intentando tocar batería sin dar una es realmente graciosa. El mensaje es muy claro para los más chicos por lo que la fábula funciona muy bien. Y como la diversión para nosotros, los más grandes, está garantizada, “El Grinch” es un regalo de Navidad anticipado, aunque todo gire en torno a Santa Claus, el árbol y los regalos.
Ficha técnica
Título original: The Grinch
Año: 2018
Duración: 90 minutos
País: Estados Unidos
Animation
Productora: Illumination Entertainment / Perfec World Pictures Co / Universal Pictures
Género: Animación. Comedia | Navidad. 3-D
Guion: Mike LeSieur, Tommy Swerdlow (Historia: Dr. Seuss)
Música: Danny Elfman
Fotografía: Animation
Dirección: Yarrow Cheney, Scott Mosier
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