12 de agosto de 1945. Estados Unidos ha dejado caer la segunda bomba atómica sobre Japón y se percibe cercano el fin de la guerra. Una calurosa mañana en un pueblo húngaro que se prepara para celebrar una boda es el escenario de esta cinta de Ferenc Török que desde sus primeros segundos presenta una atmósfera que cautiva y captura de inmediato nuestra atención.
La boda es del hijo del alcalde, István -Péter Rudolf-, que también es el dueño de la Farmacia, o sea, un hombre con poder en la villa. El ánimo de celebración se ve amenazado por un hecho inesperado. A la estación de trenes llegan dos judíos ortodoxos que despiertan las más variadas reacciones y sorpresas en los soldados que les ven llegar y quieren advertirlo a los lugareños, y en los habitantes del pueblo que lentamente van sabiendo de esta visita. Ambos parecen padre e hijo, un es mayor y el otro un adulto joven. Prácticamente no hablan, traen dos grandes baúles que piden que sean transportados en una carreta a la que no se suben; caminan solemnemente detrás de ella durante un extenso recorrido.
Török filma un relato lleno de tensión interior. Los dos extraños producen un verdadero caos a su llegada. El pasado sale a relucir, hay cuentas pendientes, culpas, traición, codicia. La familia dueña original de la Farmacia fue denunciada y por ello el negocio pasó a manos del actual propietario. Así vamos conociendo diversos hechos que en su momento significaron que los habitantes judíos del pueblo se sumaran a los millones de muertos producto del holocausto. Nadie imaginaba que alguna vez alguno volvería y este regreso inminente los llena de preocupación, los dolores vuelven a aflorar y lo no resuelto les carcome por dentro.
Con una fotografía bellísima realizada por Elemér Ragályi en un matizado blanco y negro, la película es una joya gracias a un guion que sin apurarse no deja afuera ningún elemento importante. Trata a sus protagonistas con espacio y además construye a los personajes secundarios con mucho cuidado y profundidad. La banda sonora colabora en la generación del clima adecuado para la historia, nos transporta a la época y agrega toques de inquietud cuando las imágenes ya nos han dejado contemplativos.
Ganadora de varios premios, 1945 es un bocado delicioso que se debe disfrutar lentamente, sin premura y sin compromisos. Cada detalle y cada escena tiene un valor por sí misma en la construcción de una tensión dramática que por momentos pone los pelos de punta. No es solo el feroz holocausto, son además todas las consecuencias físicas y emocionales, todo aquello que la guerra inunda, derriba y destruye. Son miles y millones de seres humanos que vieron cómo la historia cambió para siempre -incluyendo a quienes entregaron su vida- y cuyas heridas imperecederas quedarán marcadas a fuego por generaciones y generaciones.
Ficha técnica
Título original: 1945
Año: 2017
Duración: 91 minutos
País: Hungría
Guion: Gábor T. Szántó, Ferenc Török
Música: Tibor Szemzö
Fotografía: Elemér Ragályi (B&W)
Reparto: Péter Rudolf, Tamás Szabó Kimmel, Dóra Sztarenki, Bence Tasnádi, Ági Szirtes, József Szarvas, Eszter Nagy-Kálózy, Iván Angelus
Productora: Katapult Film
Género: Drama | II Guerra Mundial. Holocausto
Dirección: Ferenc Török
martes, 28 de mayo de 2019
domingo, 26 de mayo de 2019
Aladdin
La esperada nueva versión de Aladdin ha llegado a la pantalla grande. Esta vez se trata de una cinta con actores de carne y hueso que recrea casi al pié de la letra la propuesta original de Walt Disney Pictures. Aladdin -Mena Massoud- es un ágil y hábil ladrón que vive en la ciudad de Agrabah y que se enamora de la Princesa Jasmín -Naomi Scott-, la hija del Sultán. La conoce por casualidad porque la Princesa ha salido a recorrer de incógnito para tener una visión de primera fuente sobre cómo vive su pueblo.
El problema es que Aladdin no sabe cómo podría conquistar a la bella joven por lo que la propuesta de Jafar -Marwan Kenzari-, el visir real del sultán, de conseguir una misteriosa lámpara mágica en una caverna a cambio de riqueza lo entusiasma de sobremanera y emprende por ello a aventura. Allí encuentra una inesperada sorpresa: un genio azul -Will Smith- sale de la lámpara y graciosamente le explica que puede pedir tres deseos que le serán hechos realidad.
En este remake, las canciones, la banda sonora, las coreografías y los efectos funcionan muy bien. Es cierto que Will Smith se roba la escena porque está magnífico, cómico y preciso. Sin embargo los dos jóvenes protagonistas también hacen lo suyo, traslucen un carisma y una química que los hace muy cercanos y amenos.
La cinta presenta varias temáticas que son propias del relato basado en el cuento de hadas árabe de “Las mil y una noches”. Por un lado la sucesión del Sultán, un machismo explícito que reduce a la mujer como una simple acompañante por lo que la búsqueda de marido para la princesa se transforma en un objetivo poderoso. Las burlas sobre el tema, al menos, permiten que tome protagonismo el papel de la joven que quiere ser ella quien posteriormente asuma la responsabilidad por lo que tiene que ganar un espacio que parece imposible a la luz de las estrictas tradiciones.
La separación realeza-súbditos, el cruce de las fronteras entre ellos, la ambición, la envidia, la tentación y el engaño, son temas que están transversalmente presentes. En contraposición, la humildad, la sobrevivencia del día a día, la lealtad y el genuino reconocimiento, son valores que se relevan al ser destacados en el formato de fábula con que la historia se compromete.
La moraleja es clara. Prima la honestidad por sobre el engaño, el ser verdadero y no quien se representa ser. Así, el descubrir a la persona verdadera, a pesar de los prejuicios y discriminaciones, se transforma en un valor esencial. La renuncia y la generosidad son retribuidas pues la aspiración sin mentiras y sin disfraces genera apertura y vínculo.
El problema es que Aladdin no sabe cómo podría conquistar a la bella joven por lo que la propuesta de Jafar -Marwan Kenzari-, el visir real del sultán, de conseguir una misteriosa lámpara mágica en una caverna a cambio de riqueza lo entusiasma de sobremanera y emprende por ello a aventura. Allí encuentra una inesperada sorpresa: un genio azul -Will Smith- sale de la lámpara y graciosamente le explica que puede pedir tres deseos que le serán hechos realidad.
En este remake, las canciones, la banda sonora, las coreografías y los efectos funcionan muy bien. Es cierto que Will Smith se roba la escena porque está magnífico, cómico y preciso. Sin embargo los dos jóvenes protagonistas también hacen lo suyo, traslucen un carisma y una química que los hace muy cercanos y amenos.
La cinta presenta varias temáticas que son propias del relato basado en el cuento de hadas árabe de “Las mil y una noches”. Por un lado la sucesión del Sultán, un machismo explícito que reduce a la mujer como una simple acompañante por lo que la búsqueda de marido para la princesa se transforma en un objetivo poderoso. Las burlas sobre el tema, al menos, permiten que tome protagonismo el papel de la joven que quiere ser ella quien posteriormente asuma la responsabilidad por lo que tiene que ganar un espacio que parece imposible a la luz de las estrictas tradiciones.
La separación realeza-súbditos, el cruce de las fronteras entre ellos, la ambición, la envidia, la tentación y el engaño, son temas que están transversalmente presentes. En contraposición, la humildad, la sobrevivencia del día a día, la lealtad y el genuino reconocimiento, son valores que se relevan al ser destacados en el formato de fábula con que la historia se compromete.
La moraleja es clara. Prima la honestidad por sobre el engaño, el ser verdadero y no quien se representa ser. Así, el descubrir a la persona verdadera, a pesar de los prejuicios y discriminaciones, se transforma en un valor esencial. La renuncia y la generosidad son retribuidas pues la aspiración sin mentiras y sin disfraces genera apertura y vínculo.
Una mención especial a la famosa canción de Aladdin. Acostumbrados a escucharla como “un mundo ideal”, hoy día resuena y hace mucho más sentido su texto original -A whole new world, a new fantastic point of view- que menciona algo diferente: “todo un mundo nuevo, un nuevo y fantástico punto de vista”. Esto es mucho más adecuado a nuestros tiempos de diversidad donde caemos en la generalización y todo aquello que se aleja de lo “políticamente correcto” muchas veces no es respetado y por ello descalificado. Un mundo nuevo no es necesariamente un mundo ideal, sin embargo al menos es el primer paso para intentar cambiar las realidades actuales que nos dividen y que son las grandes causas de los graves problemas del mundo actual.
Ficha técnica
Título original: Aladdin
Año: 2019
Duración: 128 min.
País: Estados Unidos
Guion: John August, Guy Ritchie (Remake: Ron Clements, Ted Elliott, John Musker, Terry Rossio)
Música: Alan Menken
Fotografía: Alan Stewart
Reparto: Mena Massoud, Naomi Scott, Will Smith, Chico Kenzari, Billy Magnussen, Nasim Pedrad, Numan Acar, Navid Negahban, Amir Boutrous, Jordan A. Nash, Taliyah Blair, Aubrey Lin, Omari Bernard, Buckso Dhillon-Woolley, Maya Saroya, Amer Chadha-Patel, Stefan Kalipha, Nina Wadia, Amed Hashimi, Frank Welker
Productora: Walt Disney Pictures / Lin Pictures / Marc Platt Productions / Rideback / Hurwitz Creative. Distribuida por Walt Disney Studios Motion Pictures
Género: Fantástico. Musical. Romance. Aventuras | Remake
Grupos: Remakes de Clásicos de Disney | Aladdin (Disney) Novedad
Dirección: Guy Ritchie
Título original: Aladdin
Año: 2019
Duración: 128 min.
País: Estados Unidos
Guion: John August, Guy Ritchie (Remake: Ron Clements, Ted Elliott, John Musker, Terry Rossio)
Música: Alan Menken
Fotografía: Alan Stewart
Reparto: Mena Massoud, Naomi Scott, Will Smith, Chico Kenzari, Billy Magnussen, Nasim Pedrad, Numan Acar, Navid Negahban, Amir Boutrous, Jordan A. Nash, Taliyah Blair, Aubrey Lin, Omari Bernard, Buckso Dhillon-Woolley, Maya Saroya, Amer Chadha-Patel, Stefan Kalipha, Nina Wadia, Amed Hashimi, Frank Welker
Productora: Walt Disney Pictures / Lin Pictures / Marc Platt Productions / Rideback / Hurwitz Creative. Distribuida por Walt Disney Studios Motion Pictures
Género: Fantástico. Musical. Romance. Aventuras | Remake
Grupos: Remakes de Clásicos de Disney | Aladdin (Disney) Novedad
Dirección: Guy Ritchie
viernes, 24 de mayo de 2019
LSO y Sir. Simon Rattle, la esencia de la Música
El debut en Chile de la Orquesta Sinfónica de Londres conducida por su director permanente, Sir. Simon Rattle, es un hito -tal vez el más relevante de las últimas décadas- para la escena musical de nuestro país. El privilegio de haber asistido a una de sus dos presentaciones en el CA 660 de CorpArtes es además, para quien escribe estas líneas, motivo de profunda emoción y reflexión.
El pasado jueves 23 de mayo de 2019, la LSO ofreció la Sinfonía da Requiem, Op. 20 (1940), del compositor británico Benjamin Britten (1916-1976). Obra solicitada por un “desconocido encargo” está estructurada como una sola unidad a pesar de tener tres movimientos muy diferentes, el Lacrymosa inicial, el Dies Irae central y el Requiem aeternam conclusivo. Desde los primeros compases pudimos apreciar lo que hasta ese momento era solo una expectativa y que se convertía en ese instante en una realidad que la superaba ampliamente. Los sonidos desplegados eran colores infinitos que tejían texturas que casi podíamos abrazar. El misterio inicial, sobrecogedor e intenso, fue remarcado por la delicadeza de cada unión de frase, no solo en lo que respecta a su adecuado volumen sino que además en la sutileza tímbrica y fina con que cada sección instrumental era capaz de sostener el sonido y balancearlo de manera perfecta. El virtuosismo de la orquesta salió a relucir en el brioso movimiento siguiente, una danza que no da tregua alguna y que siembra una inquietud y tensión que solo puede ser resuelta con un final íntimo, profundo, provisto de la templanza propia del camino a la eternidad. Orquesta y director, en una sintonía precisa y perfecta, nos condujeron por un camino emocional alucinante, rescatando la máxima expresividad del lenguaje que Britten le imprime a la obra, conteniendo por momentos y elevando progresivamente el caudal sonoro que en los puntos de máxima expresión resultó ser estremecedor.
Luego de un breve intermedio y sin demora, llegó el turno de una de las obras más conocidas del compositor Gustav Mahler (1860-1911), la Quinta Sinfonía en do sostenido menor. Conocida principalmente por su Adagietto, esta obra se enmarca en el período medio del compositor, sobre el año 1901, y refleja lo que Mahler estaba viviendo en ese momento; director de la Ópera de Viena y su matrimonio con el amor de su vida, Alma Schindler. El compositor señaló una vez que las Sinfonías deben ser como la vida, deben contenerlo todo, y sus composiciones son un fiel reflejo de aquello. La Marcha Fúnebre inicial, con el característico solo de trompeta, unidad mínima sobre la cual se estructura toda la composición, dio paso a un torbellino sonoro que se incrementó en el Movimiento tormentoso y que nos llenó de inquietud, sorpresa y admiración. El Scherzo central permitió el lucimiento del corno solista y de cada sección de la agrupación como si se tratara de una pieza de cámara, cristalina, llena de color, de individualidad, de juego permanente, enlazando cada sonido como los fotogramas de una película en perfecta sincronía. Mención aparte para el Adagietto y el Rondó Final, encarados como la unidad que son y desplegados con soltura, convicción y una solidez interpretativa que no estamos acostumbrados a presenciar ni menos a escuchar en vivo. De regalo, luego de una ovación que no podía ser contenida, los maestros ofrecieron la última parte de la Suite del ballet “El Pájaro de Fuego” de Igor Stravinsky en una versión impresionante, con un estilo perfecto, destacando tal vez el pianísimo más sutil que un teatro pueda acoger y llenando de luz un final que coronó una noche memorable.
Desde el punto de vista técnico la perfección alcanzada por la LSO es sencillamente notable. El espíritu de conjunto sobresale en cada momento, con una entrega al servicio del resultado musical que despierta una natural y espontánea admiración. Para quienes seguimos de cerca la trayectoria de su actual director, su carisma y expresividad potencia la conducción de un discurso musical construido de forma holística, lleno de sutilezas y múltiples detalles. Al escuchar y ver, al asombrarnos a cada momento por esta brillante interpretación de la Quinta, aparece de pronto la imagen de la partitura de Gustav Mahler, su caligrafía, sus indicaciones precisas y su complejidad, sin embargo Rattle y la LSO logran identificar cada uno de esos elementos, cada línea y cada contrapunto de forma magistral. Este logro no solo tiene que ver con rangos dinámicos ni el volumen del sonido. Obviamente aquello está presente, los matices interpretativos son evidentes, marcados y llevados a extremos pocas veces observados. Sin embargo, tal vez los puntos más importantes son las diferenciaciones de color y timbre dentro de un caudal sonoro que permite identificar cada nota y cada instrumento como si estuviera solo. El manejo de la tensión-reposo es otra característica excepcional. La preocupación por cada detalle, el sostener la resolución de cada frase al punto de sentirla necesaria, el espacio musical entregado a la ausencia de sonido -los silencios-, la expresividad permanente y la total entrega a una partitura exigente y demandante dan cuenta de un nivel de excelencia extraordinario y que recordaremos siempre.
Este debut de la LSO en Chile quedará marcado a fuego. Emocionante hasta las lágrimas, profundo, sentido y apasionante, resultó ser una experiencia única e irrepetible que quedará con un espacio reservado en el corazón de quienes tuvimos la oportunidad de estar allí.
El pasado jueves 23 de mayo de 2019, la LSO ofreció la Sinfonía da Requiem, Op. 20 (1940), del compositor británico Benjamin Britten (1916-1976). Obra solicitada por un “desconocido encargo” está estructurada como una sola unidad a pesar de tener tres movimientos muy diferentes, el Lacrymosa inicial, el Dies Irae central y el Requiem aeternam conclusivo. Desde los primeros compases pudimos apreciar lo que hasta ese momento era solo una expectativa y que se convertía en ese instante en una realidad que la superaba ampliamente. Los sonidos desplegados eran colores infinitos que tejían texturas que casi podíamos abrazar. El misterio inicial, sobrecogedor e intenso, fue remarcado por la delicadeza de cada unión de frase, no solo en lo que respecta a su adecuado volumen sino que además en la sutileza tímbrica y fina con que cada sección instrumental era capaz de sostener el sonido y balancearlo de manera perfecta. El virtuosismo de la orquesta salió a relucir en el brioso movimiento siguiente, una danza que no da tregua alguna y que siembra una inquietud y tensión que solo puede ser resuelta con un final íntimo, profundo, provisto de la templanza propia del camino a la eternidad. Orquesta y director, en una sintonía precisa y perfecta, nos condujeron por un camino emocional alucinante, rescatando la máxima expresividad del lenguaje que Britten le imprime a la obra, conteniendo por momentos y elevando progresivamente el caudal sonoro que en los puntos de máxima expresión resultó ser estremecedor.
Luego de un breve intermedio y sin demora, llegó el turno de una de las obras más conocidas del compositor Gustav Mahler (1860-1911), la Quinta Sinfonía en do sostenido menor. Conocida principalmente por su Adagietto, esta obra se enmarca en el período medio del compositor, sobre el año 1901, y refleja lo que Mahler estaba viviendo en ese momento; director de la Ópera de Viena y su matrimonio con el amor de su vida, Alma Schindler. El compositor señaló una vez que las Sinfonías deben ser como la vida, deben contenerlo todo, y sus composiciones son un fiel reflejo de aquello. La Marcha Fúnebre inicial, con el característico solo de trompeta, unidad mínima sobre la cual se estructura toda la composición, dio paso a un torbellino sonoro que se incrementó en el Movimiento tormentoso y que nos llenó de inquietud, sorpresa y admiración. El Scherzo central permitió el lucimiento del corno solista y de cada sección de la agrupación como si se tratara de una pieza de cámara, cristalina, llena de color, de individualidad, de juego permanente, enlazando cada sonido como los fotogramas de una película en perfecta sincronía. Mención aparte para el Adagietto y el Rondó Final, encarados como la unidad que son y desplegados con soltura, convicción y una solidez interpretativa que no estamos acostumbrados a presenciar ni menos a escuchar en vivo. De regalo, luego de una ovación que no podía ser contenida, los maestros ofrecieron la última parte de la Suite del ballet “El Pájaro de Fuego” de Igor Stravinsky en una versión impresionante, con un estilo perfecto, destacando tal vez el pianísimo más sutil que un teatro pueda acoger y llenando de luz un final que coronó una noche memorable.
Desde el punto de vista técnico la perfección alcanzada por la LSO es sencillamente notable. El espíritu de conjunto sobresale en cada momento, con una entrega al servicio del resultado musical que despierta una natural y espontánea admiración. Para quienes seguimos de cerca la trayectoria de su actual director, su carisma y expresividad potencia la conducción de un discurso musical construido de forma holística, lleno de sutilezas y múltiples detalles. Al escuchar y ver, al asombrarnos a cada momento por esta brillante interpretación de la Quinta, aparece de pronto la imagen de la partitura de Gustav Mahler, su caligrafía, sus indicaciones precisas y su complejidad, sin embargo Rattle y la LSO logran identificar cada uno de esos elementos, cada línea y cada contrapunto de forma magistral. Este logro no solo tiene que ver con rangos dinámicos ni el volumen del sonido. Obviamente aquello está presente, los matices interpretativos son evidentes, marcados y llevados a extremos pocas veces observados. Sin embargo, tal vez los puntos más importantes son las diferenciaciones de color y timbre dentro de un caudal sonoro que permite identificar cada nota y cada instrumento como si estuviera solo. El manejo de la tensión-reposo es otra característica excepcional. La preocupación por cada detalle, el sostener la resolución de cada frase al punto de sentirla necesaria, el espacio musical entregado a la ausencia de sonido -los silencios-, la expresividad permanente y la total entrega a una partitura exigente y demandante dan cuenta de un nivel de excelencia extraordinario y que recordaremos siempre.
Este debut de la LSO en Chile quedará marcado a fuego. Emocionante hasta las lágrimas, profundo, sentido y apasionante, resultó ser una experiencia única e irrepetible que quedará con un espacio reservado en el corazón de quienes tuvimos la oportunidad de estar allí.
jueves, 16 de mayo de 2019
El Sol también es una Estrella
Clásica historia de chico-conoce-chica que no cree en el amor; él la desafía, ella permite una pequeña posibilidad y él realiza sus mejores esfuerzos. Entonces, ¿qué es lo diferente de esta nueva versión de una historia que tal vez hemos visto ya muchas veces? Veamos.
Natasha Kingsley -Yara Shahidi- es la chica. Su familia es inmigrante, proceden de Jamaica, y acaban de ser deportados como ilegales y por ello obligados a abandonar Estados Unidos dentro de 24 horas. Daniel Bae -Charles Melton- es el chico. Su familia también es inmigrante, proceden de Corea, sin embargo ya están asentados y su permanencia en territorio norteamericano no está en peligro. Ella está por graduarse, su mundo es la física cuántica. Él está por ingresar a la Universidad para estudiar medicina. Ella es práctica, él un soñador. Ella no cree en el destino, ni en las coincidencias, ni en los sueños porque nunca se cumplen. Él sí cree en el destino y en esas circunstancias mágicas que pueden unir incluso dos almas tan diametralmente diferentes como ellos.
Basada en la novela del mismo nombre escrita en el año 2017 por Nicola Yoon, esta cinta dirigida por Ry Russo-Young sostiene su relato basado en numerosos elementos que rodean la historia central. El primero y tal vez más evidente es el entorno. Nueva York es la ciudad donde se desarrolla el metraje lo que permite desplegar con lucidas tomas y ángulos el aura de esta ciudad cosmopolita, sus barrios y distritos, el Metro, sus famosos edificios e iconos, desde algunas perspectivas diferentes a las que observamos en otras cintas. El segundo es un elemento muy actual y se relaciona con los inmigrantes, esta vez en dos condiciones; los establecidos y los deportados, asumiendo las últimas condiciones que se han endurecido en el actual gobierno de Donald Trump. El tercer elemento es el carisma de los dos jóvenes protagonistas. Dueños de una natural desenvoltura, ella destaca por la capacidad de transmitir emociones profundas solo con gestos y miradas. Él, por su parte, posee un talento especial para transmitir sencillez sin exagerar ni complicarse. Ambos representan a dos jóvenes comunes y corrientes, que viven mundos diferentes, que por accidente coinciden y gracias a ello se conocen.
Si volvemos al centro de la historia de amor tal vez no descubramos nada diferente. Aquello está nuevamente en la periferia, en la relación de ambos con sus familias, en sus historias personales de vida y en los vínculos que ambos han generado y construido en un país y una ciudad que no es propia pero que se ha transformado en su casa, en su hogar, y en donde -especialmente Natasha-quieren desarrollar su vida.
La fórmula clásica funciona y logra momentos que, aunque predecibles, cautivan por su delicadeza, por la belleza de las tomas y también gracias a una selección de canciones que acompaña muy bien cada momento del día y la noche que pasan juntos.
“El Sol también es una estrella” logra reinventarse, se nutre de actualidad y avanza tal como lo que es, honesta y sin mayores pretensiones. Una bella historia de amor que se abre paso en una ciudad siempre interesante, con protagonistas que se alejan de los moldes típicos y con mucho cuidado y preocupación por los detalles lo que se aprecia a lo largo de sus precisos 100 minutos.
Ficha técnica
Título original: The Sun Is Also a Star
Año: 2019
Duración: 100 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Alloy Entertainment / Metro-Goldwyn-Mayer / SuperMarioLogan / Warner Brothers
Género: Drama
Guion: Tracy Oliver (Novela: Nicola Yoon)
Música: Herdís Stefánsdóttir
Fotografía: Autumn Durald
Reparto: Yara Shahidi, Charles Melton, Gbenga Akinnagbe, Faith Logan, Jake Choi, Cathy Shim, Anais Lee, Camrus Johnson, Keong Sim, Miriam A. Hyman, Assibey Blake, Jordan Williams
Dirección: Ry Russo-Young
Natasha Kingsley -Yara Shahidi- es la chica. Su familia es inmigrante, proceden de Jamaica, y acaban de ser deportados como ilegales y por ello obligados a abandonar Estados Unidos dentro de 24 horas. Daniel Bae -Charles Melton- es el chico. Su familia también es inmigrante, proceden de Corea, sin embargo ya están asentados y su permanencia en territorio norteamericano no está en peligro. Ella está por graduarse, su mundo es la física cuántica. Él está por ingresar a la Universidad para estudiar medicina. Ella es práctica, él un soñador. Ella no cree en el destino, ni en las coincidencias, ni en los sueños porque nunca se cumplen. Él sí cree en el destino y en esas circunstancias mágicas que pueden unir incluso dos almas tan diametralmente diferentes como ellos.
Basada en la novela del mismo nombre escrita en el año 2017 por Nicola Yoon, esta cinta dirigida por Ry Russo-Young sostiene su relato basado en numerosos elementos que rodean la historia central. El primero y tal vez más evidente es el entorno. Nueva York es la ciudad donde se desarrolla el metraje lo que permite desplegar con lucidas tomas y ángulos el aura de esta ciudad cosmopolita, sus barrios y distritos, el Metro, sus famosos edificios e iconos, desde algunas perspectivas diferentes a las que observamos en otras cintas. El segundo es un elemento muy actual y se relaciona con los inmigrantes, esta vez en dos condiciones; los establecidos y los deportados, asumiendo las últimas condiciones que se han endurecido en el actual gobierno de Donald Trump. El tercer elemento es el carisma de los dos jóvenes protagonistas. Dueños de una natural desenvoltura, ella destaca por la capacidad de transmitir emociones profundas solo con gestos y miradas. Él, por su parte, posee un talento especial para transmitir sencillez sin exagerar ni complicarse. Ambos representan a dos jóvenes comunes y corrientes, que viven mundos diferentes, que por accidente coinciden y gracias a ello se conocen.
Si volvemos al centro de la historia de amor tal vez no descubramos nada diferente. Aquello está nuevamente en la periferia, en la relación de ambos con sus familias, en sus historias personales de vida y en los vínculos que ambos han generado y construido en un país y una ciudad que no es propia pero que se ha transformado en su casa, en su hogar, y en donde -especialmente Natasha-quieren desarrollar su vida.
La fórmula clásica funciona y logra momentos que, aunque predecibles, cautivan por su delicadeza, por la belleza de las tomas y también gracias a una selección de canciones que acompaña muy bien cada momento del día y la noche que pasan juntos.
“El Sol también es una estrella” logra reinventarse, se nutre de actualidad y avanza tal como lo que es, honesta y sin mayores pretensiones. Una bella historia de amor que se abre paso en una ciudad siempre interesante, con protagonistas que se alejan de los moldes típicos y con mucho cuidado y preocupación por los detalles lo que se aprecia a lo largo de sus precisos 100 minutos.
Ficha técnica
Título original: The Sun Is Also a Star
Año: 2019
Duración: 100 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Alloy Entertainment / Metro-Goldwyn-Mayer / SuperMarioLogan / Warner Brothers
Género: Drama
Guion: Tracy Oliver (Novela: Nicola Yoon)
Música: Herdís Stefánsdóttir
Fotografía: Autumn Durald
Reparto: Yara Shahidi, Charles Melton, Gbenga Akinnagbe, Faith Logan, Jake Choi, Cathy Shim, Anais Lee, Camrus Johnson, Keong Sim, Miriam A. Hyman, Assibey Blake, Jordan Williams
Dirección: Ry Russo-Young
domingo, 12 de mayo de 2019
La Culpa
Asger Holm -Jakob Cedergren- es operador en el Servicio de Emergencias de Copenhague, el 112, similar al 911 norteamericano. Es de noche, Asger está por concluir su turno y entre las llamadas habituales entra una que capta su atención: al otro lado del teléfono está una mujer aterrada, de nombre Iben, y que Holm descubre que ha sido secuestrada. Comienza entonces la búsqueda, los detalles del procedimiento, la localización de su ubicación, los despliegues policiales, el contacto con su familia y todo lo relacionado con el caso que nos mantiene en alerta máxima durante los 85 minutos del metraje.
El guion de “La Culpa” está tan bien escrito que, gracias a sus numerosos aciertos, literalmente vemos todo lo que la pantalla no nos muestra. Un delicado trabajo de cámara dentro de la central de emergencias sigue constantemente al protagonista, desde diferentes ángulos, con movimientos lentos, algunas sorpresas y un solo cambio de sala de trabajo. Todo lo que realmente observamos en pantalla está allí, entre cuatro paredes, con los otros operadores de fondo incluido el cambio de turno.
La magia que produce este filme de Gustav Möller es que desafía nuestra imaginación. Las múltiples llamadas telefónicas y conexiones nos permiten armar los distintos escenarios y visualizarlos perfectamente. Cada uno de los personajes que intervienen, Iben, su hija Mathilde, su exmarido Michael, el oficial amigo y ex compañero de Asger y los otros operadores que coordinan el despliegue policial, tienen un perfil claro y definido. Solo escuchamos sus voces pero sabemos perfectamente quienes son y nos parece verlos actuar.
Es cierto, tal vez por presupuesto o sencillamente por decisión, la cinta es totalmente minimalista en cuanto a los elementos filmados. Pero hay que tener una máxima claridad para elaborar y filmar una película de este tipo, sosteniendo toda la tensión en una actuación principal con sus interacciones telefónicas. El mérito es enorme, tal vez por ello todos los reconocimientos y premios que ha obtenido y que no son pocos.
“La Culpa” es un thriller apasionante, que desde el comienzo atrapa y no suelta nunca. No solo queremos saber el desenlace, también nos vamos introduciendo en lo que cada personaje representa y lo que sucede en su interior. Las voces no son neutras, nos dan la clave en más de una oportunidad. Y por supuesto, a medida que transcurren los minutos, comprendemos quién es el policía, qué está haciendo en el servicio de emergencia, los errores del pasado, sus temores y añoranzas y finalmente percibimos aquella culpa interior de la que da cuenta el título de esta excelente película danesa.
Ficha técnica
Título original: Den skyldige
Año: 2018
Duración: 85 minutos
País: Dinamarca
Productora: Nordisk Film
Género: Thriller | Secuestros / Desapariciones
Guion: Emil Nygaard Albertsen, Gustav Möller
Música: Carl Coleman, Caspar Hesselager
Fotografía: Jasper Spanning
Reparto: Jakob Cedergren, Jessica Dinnage, Omar Shargawi, Johan Olsen, Maria Gersby, Jakob Ulrik Lohmann, Laura Bro, Katinka Evers-Jahnsen, Jeanette Lindbæk, Simon Bennebjerg, Morten Suurballe, Guuled Abdi Youssef, Caroline Løppke, Peter Christoffersen, Nicolai Wendelboe, Morten Thunbo, Anders Brink Madsen
Dirección: Gustav Möller
El guion de “La Culpa” está tan bien escrito que, gracias a sus numerosos aciertos, literalmente vemos todo lo que la pantalla no nos muestra. Un delicado trabajo de cámara dentro de la central de emergencias sigue constantemente al protagonista, desde diferentes ángulos, con movimientos lentos, algunas sorpresas y un solo cambio de sala de trabajo. Todo lo que realmente observamos en pantalla está allí, entre cuatro paredes, con los otros operadores de fondo incluido el cambio de turno.
La magia que produce este filme de Gustav Möller es que desafía nuestra imaginación. Las múltiples llamadas telefónicas y conexiones nos permiten armar los distintos escenarios y visualizarlos perfectamente. Cada uno de los personajes que intervienen, Iben, su hija Mathilde, su exmarido Michael, el oficial amigo y ex compañero de Asger y los otros operadores que coordinan el despliegue policial, tienen un perfil claro y definido. Solo escuchamos sus voces pero sabemos perfectamente quienes son y nos parece verlos actuar.
Es cierto, tal vez por presupuesto o sencillamente por decisión, la cinta es totalmente minimalista en cuanto a los elementos filmados. Pero hay que tener una máxima claridad para elaborar y filmar una película de este tipo, sosteniendo toda la tensión en una actuación principal con sus interacciones telefónicas. El mérito es enorme, tal vez por ello todos los reconocimientos y premios que ha obtenido y que no son pocos.
“La Culpa” es un thriller apasionante, que desde el comienzo atrapa y no suelta nunca. No solo queremos saber el desenlace, también nos vamos introduciendo en lo que cada personaje representa y lo que sucede en su interior. Las voces no son neutras, nos dan la clave en más de una oportunidad. Y por supuesto, a medida que transcurren los minutos, comprendemos quién es el policía, qué está haciendo en el servicio de emergencia, los errores del pasado, sus temores y añoranzas y finalmente percibimos aquella culpa interior de la que da cuenta el título de esta excelente película danesa.
Ficha técnica
Título original: Den skyldige
Año: 2018
Duración: 85 minutos
País: Dinamarca
Productora: Nordisk Film
Género: Thriller | Secuestros / Desapariciones
Guion: Emil Nygaard Albertsen, Gustav Möller
Música: Carl Coleman, Caspar Hesselager
Fotografía: Jasper Spanning
Reparto: Jakob Cedergren, Jessica Dinnage, Omar Shargawi, Johan Olsen, Maria Gersby, Jakob Ulrik Lohmann, Laura Bro, Katinka Evers-Jahnsen, Jeanette Lindbæk, Simon Bennebjerg, Morten Suurballe, Guuled Abdi Youssef, Caroline Løppke, Peter Christoffersen, Nicolai Wendelboe, Morten Thunbo, Anders Brink Madsen
Dirección: Gustav Möller
Enamorado de mi mujer
Daniel Auteuil dirige y actúa en esta comedia francesa que también tiene como protagonistas a Gérard Depardieu, Sandrine Kiberlain y a la bella española Adriana Ugarte.
Daniel -Auteuil- se encuentra con su amigo Patrick -Depardieu- quien hace poco ha dejado a su esposa por una mujer muy atractiva y también mucho más joven que él llamada Emma, interpretada por Adriana Ugarte. Daniel invita a la nueva pareja a su casa a cenar, donde su esposa Isabelle -Kiberlain- no está a gusto porque la ex de Patrick es una buena amiga que ha sido desplazada por la reciente y novel conquista. En la incómoda cena, Daniel queda deslumbrado con Emma y a su ya particular imaginación agrega ahora una desbordante fantasía con la joven pareja de su amigo que lo hace soñar innumerables veces durante la velada.
Auteuil es sin duda el foco del relato. Se roba la película con su actuación, con sus confusiones lingüísticas y también con las escenas que imagina porque nunca sabemos si son o no realidad. Este cruce permanente entre la realidad y la ficción, permite que la cinta avance y que gracias a los enredos generados estemos alertas a pesar que en verdad no sucede mucho.
Esta comedia francesa no es tan clásica como pudiera parecer a primera vista. Además de la química entre sus protagonistas, el drama que contiene es mayor. No solo se trata de una madurez cohibida y reprimida que se ve atraída por una joven novedad y con ello la promesa de una nueva vida sino que también aporta un par de visiones desde la otra realidad. La inseguridad se vuelve lo central, como asimismo se revela una visión del peligro que viene de la mano con la nueva relación. Las fantasías de Daniel no sabemos si son sus propias profecías o una forma de adelantarse al futuro como si fueran jugadas en el partido de ajedrez de su vida.
“Enamorado de mi mujer” si bien no tiene gran altura, es agradable por sus actuaciones -que parecen más propias de una obra escénica que de una película- y también sorprende, porque tiene un toque distinto a lo acostumbrado. Esa singularidad tal vez le da un giro a la interpretación de su título y, junto a la ácida crítica a un tipo de actuar masculina, añade un elemento a tomar en cuenta -una moraleja poco común en la actual comedia francesa- al aventurar un resultado para luego regresar a un punto tal que permita tomar un camino diferente.
Ficha técnica
Título original: Amoureux de ma femme
Año: 2018
Duración: 84 minutos
País: Francia
Productora: Curiosa Films / France 3 Cinéma / Versus Production / Zack Films / France Télévisions / Cinémage 12 / OCS / A Plus Image 8
Género: Comedia. Romance
Guion: Florian Zeller (Obra: Florian Zeller)
Música: Thomas Dutronc
Fotografía: Jean-François Robin
Reparto: Sandrine Kiberlain, Adriana Ugarte, Gérard Depardieu, Daniel Auteuil, Brigitte Aubry
Dirección: Daniel Auteuil
Daniel -Auteuil- se encuentra con su amigo Patrick -Depardieu- quien hace poco ha dejado a su esposa por una mujer muy atractiva y también mucho más joven que él llamada Emma, interpretada por Adriana Ugarte. Daniel invita a la nueva pareja a su casa a cenar, donde su esposa Isabelle -Kiberlain- no está a gusto porque la ex de Patrick es una buena amiga que ha sido desplazada por la reciente y novel conquista. En la incómoda cena, Daniel queda deslumbrado con Emma y a su ya particular imaginación agrega ahora una desbordante fantasía con la joven pareja de su amigo que lo hace soñar innumerables veces durante la velada.
Auteuil es sin duda el foco del relato. Se roba la película con su actuación, con sus confusiones lingüísticas y también con las escenas que imagina porque nunca sabemos si son o no realidad. Este cruce permanente entre la realidad y la ficción, permite que la cinta avance y que gracias a los enredos generados estemos alertas a pesar que en verdad no sucede mucho.
Esta comedia francesa no es tan clásica como pudiera parecer a primera vista. Además de la química entre sus protagonistas, el drama que contiene es mayor. No solo se trata de una madurez cohibida y reprimida que se ve atraída por una joven novedad y con ello la promesa de una nueva vida sino que también aporta un par de visiones desde la otra realidad. La inseguridad se vuelve lo central, como asimismo se revela una visión del peligro que viene de la mano con la nueva relación. Las fantasías de Daniel no sabemos si son sus propias profecías o una forma de adelantarse al futuro como si fueran jugadas en el partido de ajedrez de su vida.
“Enamorado de mi mujer” si bien no tiene gran altura, es agradable por sus actuaciones -que parecen más propias de una obra escénica que de una película- y también sorprende, porque tiene un toque distinto a lo acostumbrado. Esa singularidad tal vez le da un giro a la interpretación de su título y, junto a la ácida crítica a un tipo de actuar masculina, añade un elemento a tomar en cuenta -una moraleja poco común en la actual comedia francesa- al aventurar un resultado para luego regresar a un punto tal que permita tomar un camino diferente.
Ficha técnica
Título original: Amoureux de ma femme
Año: 2018
Duración: 84 minutos
País: Francia
Productora: Curiosa Films / France 3 Cinéma / Versus Production / Zack Films / France Télévisions / Cinémage 12 / OCS / A Plus Image 8
Género: Comedia. Romance
Guion: Florian Zeller (Obra: Florian Zeller)
Música: Thomas Dutronc
Fotografía: Jean-François Robin
Reparto: Sandrine Kiberlain, Adriana Ugarte, Gérard Depardieu, Daniel Auteuil, Brigitte Aubry
Dirección: Daniel Auteuil
miércoles, 8 de mayo de 2019
Nadando por un sueño
“El gran baño” es el título original de esta comedia francesa dirigida por Gilles Lellouche que trata sobre un grupo de hombres que integran un equipo poco convencional de nado sincronizado que debe luchar contra discriminaciones y estereotipos en una disciplina que es predominantemente femenina.
Cada uno de los integrantes del equipo trae su propia historia. Con un promedio de edad en torno a los cuarenta años, visualizamos diversas situaciones de vida en cada uno de ellos. Crisis de madurez, depresión y diversos problemas personales se unen en esta aventura que comienza como relax y diversión y lentamente va tomando forma cuando se observa en el horizonte la perspectiva de representar al país, Francia, en una competición mundial.
Superando el sentido del ridículo y mucha incomprensión de su entorno, el grupo integrado por Bertrand -Mathieu Amalric- quien está pasando por una depresión al llevar tiempo sin trabajo, Laurent -Guillaume Canet- un jefe malhumorado, Thierry -Philippe Katerine-, empleado de la piscina, Simon -Jean-Hugues Anglade- trabajador de una cafetería con un pasado de acróbata, Marcus -Benoît Poelvoorde-, vendedor de piscinas, más otros compañeros, intenta progresar bajo la guía de su entrenadora, situación que cambia en forma radical cuando se hace cargo de ellos una exigente reemplazante -que además está en silla de ruedas- quien los obliga a entregar el máximo esfuerzo y dedicación hasta llegar incluso al borde de sus propias fuerzas.
La cinta transcurre mayormente como una comedia, no obstante presentar elementos de drama y también de superación personal. El tratamiento es bastante predecible en cuanto a la estructura del guion por lo que en sus 110 minutos no tenemos mayores sorpresas. Los personajes son muy distintos y los actores los encaran adecuadamente, sin sobresalir ninguno más que otro, creando un elenco coral que destaca por su carisma conjunto.
Esta película funciona como una fábula, es decir pone de relieve el trabajo en equipo genuino y esforzado que, no sin tener y pasar dificultades, logra rédito gracias a la renuncia de los personalismos y la unión de todas las voluntades en torno a un objetivo común.
Ficha técnica
Título original: Le grand bain
Año: 2018
Duración: 110 minutos
País: Francia
Productora: Les Productions du Trésor / Chi-Fou-Mi Productions / TF1 Films Production / Canal+
Género: Comedia | Natación
Guion: Gilles Lellouche, Ahmed Hamidi, Julien Lambroschini
Música: Jon Brion
Fotografía: Laurent Tangy
Reparto: Mathieu Amalric, Guillaume Canet, Benoît Poelvoorde, Jean-Hugues Anglade, Virginie Efira, Leïla Bekhti, Philippe Katerine, Alban Ivanov, Mélanie Doutey, Jonathan Zaccaï, Noée Abita, Erika Sainte, Marina Foïs, Félix Moati
Dirección: Gilles Lellouche
Cada uno de los integrantes del equipo trae su propia historia. Con un promedio de edad en torno a los cuarenta años, visualizamos diversas situaciones de vida en cada uno de ellos. Crisis de madurez, depresión y diversos problemas personales se unen en esta aventura que comienza como relax y diversión y lentamente va tomando forma cuando se observa en el horizonte la perspectiva de representar al país, Francia, en una competición mundial.
Superando el sentido del ridículo y mucha incomprensión de su entorno, el grupo integrado por Bertrand -Mathieu Amalric- quien está pasando por una depresión al llevar tiempo sin trabajo, Laurent -Guillaume Canet- un jefe malhumorado, Thierry -Philippe Katerine-, empleado de la piscina, Simon -Jean-Hugues Anglade- trabajador de una cafetería con un pasado de acróbata, Marcus -Benoît Poelvoorde-, vendedor de piscinas, más otros compañeros, intenta progresar bajo la guía de su entrenadora, situación que cambia en forma radical cuando se hace cargo de ellos una exigente reemplazante -que además está en silla de ruedas- quien los obliga a entregar el máximo esfuerzo y dedicación hasta llegar incluso al borde de sus propias fuerzas.
La cinta transcurre mayormente como una comedia, no obstante presentar elementos de drama y también de superación personal. El tratamiento es bastante predecible en cuanto a la estructura del guion por lo que en sus 110 minutos no tenemos mayores sorpresas. Los personajes son muy distintos y los actores los encaran adecuadamente, sin sobresalir ninguno más que otro, creando un elenco coral que destaca por su carisma conjunto.
Esta película funciona como una fábula, es decir pone de relieve el trabajo en equipo genuino y esforzado que, no sin tener y pasar dificultades, logra rédito gracias a la renuncia de los personalismos y la unión de todas las voluntades en torno a un objetivo común.
Ficha técnica
Título original: Le grand bain
Año: 2018
Duración: 110 minutos
País: Francia
Productora: Les Productions du Trésor / Chi-Fou-Mi Productions / TF1 Films Production / Canal+
Género: Comedia | Natación
Guion: Gilles Lellouche, Ahmed Hamidi, Julien Lambroschini
Música: Jon Brion
Fotografía: Laurent Tangy
Reparto: Mathieu Amalric, Guillaume Canet, Benoît Poelvoorde, Jean-Hugues Anglade, Virginie Efira, Leïla Bekhti, Philippe Katerine, Alban Ivanov, Mélanie Doutey, Jonathan Zaccaï, Noée Abita, Erika Sainte, Marina Foïs, Félix Moati
Dirección: Gilles Lellouche
lunes, 6 de mayo de 2019
Dios: una visita incómoda
Veinte realizadores y tres directores participan en este proyecto de MAFI -Mapa Fílmico de un País, “organización sin fines de lucro dedicada al registro documental con el objetivo de contribuir a la memoria audiovisual del país y fomentar la reflexión social en base a imágenes”- un colectivo que luego de su primer trabajo, “Propaganda”, sobre las campañas presidenciales del año 2013, ofrece ahora su segundo largometraje documental esta vez centrado en la religiosidad chilena con la visita que el Papa Francisco realizara en enero del año 2018 a Santiago, Temuco e Iquique como telón de fondo.
“Dios” se estructura en tres secciones: la preparación de la vista, los días del Papa en Chile y lo que sucede tras su despedida del país. No obstante la importancia que el guion le entrega al viaje, la composición no se queda solo en ese acontecimiento. Haciendo una analogía con una forma musical, este trabajo es parecido a un “Rondó”, es decir, un tema principal -la visita- junto a muchos otros temas que se van presentando durante su recorrido pero siempre volviendo de manera recurrente al tema central. Así, se alternan con el eje principal imágenes de algunos cultos evangélicos, otros ritos católicos públicos y privados, el conflicto mapuche en el sur del país, la discusión legislativa sobre los derechos reproductivos y el aborto, el tema de la identidad sexual, protestas y manifestaciones callejeras, coberturas de prensa y declaraciones, entre muchos otros. En palabras de uno de sus directores, Christopher Murray, se trata de “un viaje por las complejidades que el fenómeno religioso trae, desde los fanatismos más extremos hasta la resistencia más dura”.
En 63 minutos se exponen una serie de clips de distinta duración que van construyendo el relato a partir de las perspectivas que cada uno de ellos entrega. Algunos corresponden a planos estáticos, una cámara que registra lo que sucede en un cuadro fijo al que entran y salen sus protagonistas y otros son el seguimiento de comunidades o bien de personas o grupos específicos que nos hace enfocar aquello que cada realizador decide poner en relieve.
Los cuadros e imágenes que presenta este material tienen numerosos aciertos fílmicos. Son imágenes distintas, algunas con perspectivas exclusivas y que presentan algo así como “lo que no se vio...” y otras ponen incluso mayor énfasis en el entorno y en las reacciones que en el suceso principal que la misma escena contiene. Este tratamiento hace que cada espectador fije su atención en lo que le resulte más interesante y así construya su propia interpretación. Volviendo a la analogía con la música, la forma “Rondó” corresponde a una exposición de temas más que a un desarrollo en profundidad de los mismos. Y justamente esto es lo que sucede con “Dios”, porque no hay un juicio vertido sobre las imágenes o sobre lo que sucede en ellas. Se presenta este material fílmico -cuidadosamente seleccionado y con un claro criterio editorial- pero corresponde a cada uno de nosotros hacer el discernimiento para luego formarnos nuestra propia opinión.
Es interesante observar cómo este trabajo colectivo de tan diversos realizadores toma la forma de un proyecto integrado, con unidad y estilo propio, que además logra desafiarnos, independiente de las opciones, creencias, ideologías o dogmas que cada uno tenga. Este registro documental permite acceder a un nivel de observación diferente que se transforma en “observación activa” pues no nos deja indiferentes. Nos obliga a pensar y a reflexionar sobre las temáticas expuestas a lo largo de este interesante y al mismo tiempo poco previsible metraje aunque el subtítulo señale que es "una visita incómoda".
Ficha técnica
Título original: Dios
Año: 2019
Duración: 63 minutos
País: Chile
Productora: MAFI
Género: Documental
Guion: Antonio Luco, Israel Pimentel, Josefina Buschmann
Fotografía: Adolfo Mesías
Reparto: Documentary
Dirección: Christopher Murray, Israel Pimentel, Josefina Buschmann
“Dios” se estructura en tres secciones: la preparación de la vista, los días del Papa en Chile y lo que sucede tras su despedida del país. No obstante la importancia que el guion le entrega al viaje, la composición no se queda solo en ese acontecimiento. Haciendo una analogía con una forma musical, este trabajo es parecido a un “Rondó”, es decir, un tema principal -la visita- junto a muchos otros temas que se van presentando durante su recorrido pero siempre volviendo de manera recurrente al tema central. Así, se alternan con el eje principal imágenes de algunos cultos evangélicos, otros ritos católicos públicos y privados, el conflicto mapuche en el sur del país, la discusión legislativa sobre los derechos reproductivos y el aborto, el tema de la identidad sexual, protestas y manifestaciones callejeras, coberturas de prensa y declaraciones, entre muchos otros. En palabras de uno de sus directores, Christopher Murray, se trata de “un viaje por las complejidades que el fenómeno religioso trae, desde los fanatismos más extremos hasta la resistencia más dura”.
En 63 minutos se exponen una serie de clips de distinta duración que van construyendo el relato a partir de las perspectivas que cada uno de ellos entrega. Algunos corresponden a planos estáticos, una cámara que registra lo que sucede en un cuadro fijo al que entran y salen sus protagonistas y otros son el seguimiento de comunidades o bien de personas o grupos específicos que nos hace enfocar aquello que cada realizador decide poner en relieve.
Los cuadros e imágenes que presenta este material tienen numerosos aciertos fílmicos. Son imágenes distintas, algunas con perspectivas exclusivas y que presentan algo así como “lo que no se vio...” y otras ponen incluso mayor énfasis en el entorno y en las reacciones que en el suceso principal que la misma escena contiene. Este tratamiento hace que cada espectador fije su atención en lo que le resulte más interesante y así construya su propia interpretación. Volviendo a la analogía con la música, la forma “Rondó” corresponde a una exposición de temas más que a un desarrollo en profundidad de los mismos. Y justamente esto es lo que sucede con “Dios”, porque no hay un juicio vertido sobre las imágenes o sobre lo que sucede en ellas. Se presenta este material fílmico -cuidadosamente seleccionado y con un claro criterio editorial- pero corresponde a cada uno de nosotros hacer el discernimiento para luego formarnos nuestra propia opinión.
Es interesante observar cómo este trabajo colectivo de tan diversos realizadores toma la forma de un proyecto integrado, con unidad y estilo propio, que además logra desafiarnos, independiente de las opciones, creencias, ideologías o dogmas que cada uno tenga. Este registro documental permite acceder a un nivel de observación diferente que se transforma en “observación activa” pues no nos deja indiferentes. Nos obliga a pensar y a reflexionar sobre las temáticas expuestas a lo largo de este interesante y al mismo tiempo poco previsible metraje aunque el subtítulo señale que es "una visita incómoda".
Ficha técnica
Título original: Dios
Año: 2019
Duración: 63 minutos
País: Chile
Productora: MAFI
Género: Documental
Guion: Antonio Luco, Israel Pimentel, Josefina Buschmann
Fotografía: Adolfo Mesías
Reparto: Documentary
Dirección: Christopher Murray, Israel Pimentel, Josefina Buschmann
miércoles, 1 de mayo de 2019
Gloria Bell
Para quienes vimos y alabamos “Gloria” (2013), este remake de su autor y director Sebastián Lelio es especial. En primer lugar, el recuerdo es muy reciente y ha pasado poco tiempo, por lo que la extraordinaria actuación de “Paly” García -ganó el Oso de Plata en el Festival Internacional de Cine de Berlín- está aún muy fresca. En segundo lugar, se trata esta vez de una versión en inglés, pero no es solamente por el idioma de la película, va un poco más allá. También corresponde a otra sociedad, a otros modelos y a otra idiosincrasia que, sin alterar el corazón del relato, lo sitúan en un entorno diferente, aunque naturalmente mantenga el sello original de ser una historia local y al mismo tiempo universal. Y en tercer lugar es especial por la elección de su protagonista. La siempre sólida Julianne Moore se entrega a su personaje en cuerpo y alma, logrando una “Gloria” a su medida, adueñándose de sus temores y ansiedades, arriesgando sus sueños y profundizando entrañablemente en esa mujer cuyo vasto mundo interior es el centro de la historia.
Gloria Bell -Moore- trabaja día a día en una compañía aseguradora. Por las noches su afición al baile la lleva recorrer variados lugares. Sus dos hijos están grandes, ya no viven con ella, y si bien representan siempre un punto de conexión, cariño y comprensión, no se ve una dependencia que le amarre o que le obligue a seguir determinadas conductas.
El corazón de Gloria es entonces un alma libre y en permanente búsqueda, sin embargo cuando conoce a Arnold -John Turturro-, su vida cambia repentinamente. El tiempo se detiene, el romance la embriaga y reaparece la ilusión. Este hombre la hace renacer, se vuelve a sentir una mujer atractiva y se despiertan en ella naturales deseos de emprender con él no solo una aventura sino tal vez algo más duradero.
Lelio pone mucho cuidado en la formulación del relato. La estructura es la misma que tiene el guion original, sin embargo hay algunos matices que sin duda entregan perspectivas muy distintas. La construcción de personajes es diferente y, aunque parezca de perogrullo, cada actor nutre con su esencia cada interpretación. Así vemos a Gloria quizá algo más contenida en determinados momentos y también observamos que su pareja responde a otros códigos que revelan detalles particulares referidos a la vida norteamericana.
Es muy difícil -casi imposible diría yo- presenciar “Gloria Bell” sin compararla con la original. Como señalaba anteriormente, su recuerdo está aún demasiado presente en la retina. Es tan natural e involuntario esto de buscar semejanzas y diferencias que cuesta mucho dejar de hacerlo durante la proyección de la película. Y por supuesto que es tremendamente injusto, porque esta segunda versión de “Gloria” es una cinta nueva que entrega una experiencia diferente aunque esté basada en el mismo relato que ya conocemos. La irresistible tentación de comparar se da al presenciar la película pero finaliza cuando ésta concluye y en mi caso, al tener la oportunidad de analizarla posteriormente desde un aspecto crítico.
Sebastián Lelio posee un estilo definido. Su gran atención por los detalles y su sensibilidad para filmar lo femenino de sus personajes principales ha sido una de las características más destacadas en sus trabajos anteriores. Y “Gloria Bell” no es la excepción y agrega un plus que llama la atención porque profundiza un poco más en la construcción de Arnold. Se observa una mayor intimidad en dicho personaje, algo que levemente se advertía en cintas anteriores pero tal vez no de forma marcada o que destacara. En esta ocasión, Lelio denota una preocupación mayor en esta contraparte masculina y que, a mi modo de ver, equilibra más el relato sin afectar ni dejar de lado ningún aspecto esencial de la mujer -y el entorno- que esta historia presenta con entrañable cercanía y natural empatía.
Ficha técnica
Título original: Gloria Bell
Año: 2018
Duración: 102 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Coproducción Estados Unidos-Chile; Filmnation Entertainment / Fabula
Género: Drama. Romance | Remake. Amistad
Guion: Sebastián Lelio, Alice Johnson Boher
Fotografía: Natasha Braier
Reparto: Julianne Moore, John Turturro, Michael Cera, Jeanne Tripplehorn, Holland Taylor, Brad Garrett, Caren Pistorius, Sean Astin, Cassi Thomson, Tyson Ritter
Dirección: Sebastián Lelio
Gloria Bell -Moore- trabaja día a día en una compañía aseguradora. Por las noches su afición al baile la lleva recorrer variados lugares. Sus dos hijos están grandes, ya no viven con ella, y si bien representan siempre un punto de conexión, cariño y comprensión, no se ve una dependencia que le amarre o que le obligue a seguir determinadas conductas.
El corazón de Gloria es entonces un alma libre y en permanente búsqueda, sin embargo cuando conoce a Arnold -John Turturro-, su vida cambia repentinamente. El tiempo se detiene, el romance la embriaga y reaparece la ilusión. Este hombre la hace renacer, se vuelve a sentir una mujer atractiva y se despiertan en ella naturales deseos de emprender con él no solo una aventura sino tal vez algo más duradero.
Lelio pone mucho cuidado en la formulación del relato. La estructura es la misma que tiene el guion original, sin embargo hay algunos matices que sin duda entregan perspectivas muy distintas. La construcción de personajes es diferente y, aunque parezca de perogrullo, cada actor nutre con su esencia cada interpretación. Así vemos a Gloria quizá algo más contenida en determinados momentos y también observamos que su pareja responde a otros códigos que revelan detalles particulares referidos a la vida norteamericana.
Es muy difícil -casi imposible diría yo- presenciar “Gloria Bell” sin compararla con la original. Como señalaba anteriormente, su recuerdo está aún demasiado presente en la retina. Es tan natural e involuntario esto de buscar semejanzas y diferencias que cuesta mucho dejar de hacerlo durante la proyección de la película. Y por supuesto que es tremendamente injusto, porque esta segunda versión de “Gloria” es una cinta nueva que entrega una experiencia diferente aunque esté basada en el mismo relato que ya conocemos. La irresistible tentación de comparar se da al presenciar la película pero finaliza cuando ésta concluye y en mi caso, al tener la oportunidad de analizarla posteriormente desde un aspecto crítico.
Sebastián Lelio posee un estilo definido. Su gran atención por los detalles y su sensibilidad para filmar lo femenino de sus personajes principales ha sido una de las características más destacadas en sus trabajos anteriores. Y “Gloria Bell” no es la excepción y agrega un plus que llama la atención porque profundiza un poco más en la construcción de Arnold. Se observa una mayor intimidad en dicho personaje, algo que levemente se advertía en cintas anteriores pero tal vez no de forma marcada o que destacara. En esta ocasión, Lelio denota una preocupación mayor en esta contraparte masculina y que, a mi modo de ver, equilibra más el relato sin afectar ni dejar de lado ningún aspecto esencial de la mujer -y el entorno- que esta historia presenta con entrañable cercanía y natural empatía.
Ficha técnica
Título original: Gloria Bell
Año: 2018
Duración: 102 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Coproducción Estados Unidos-Chile; Filmnation Entertainment / Fabula
Género: Drama. Romance | Remake. Amistad
Guion: Sebastián Lelio, Alice Johnson Boher
Fotografía: Natasha Braier
Reparto: Julianne Moore, John Turturro, Michael Cera, Jeanne Tripplehorn, Holland Taylor, Brad Garrett, Caren Pistorius, Sean Astin, Cassi Thomson, Tyson Ritter
Dirección: Sebastián Lelio
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