miércoles, 19 de junio de 2019

Dolor y gloria

“Dolor y gloria”, tal vez la película más personal del director español Pedro Almodóvar, se llenó de elogios en el Festival de Cannes y le valió el premio a Antonio Banderas como mejor actor. La cinta narra la intimidad de un director de cine que vive sus días entre el recuerdo del éxito pasado, los severos dolores físicos que le aquejan y la desilusión de no poder escribir y filmar nuevamente.

Salvador Mallo -Banderas- no la tiene fácil. Físicamente está hecho un desastre, sus dolencias aumentan, la crisis de los años recorridos se hace patente y además vive una soledad que es abrumadora. No solo le atormenta este ingrato presente; la incertidumbre del futuro y el recuerdo de un glorioso pasado se funden y también le incomodan de sobremanera. Los recuerdos vivos, su vida de niño, su madre y su padre en busca de mejores oportunidades, su educación, sus inicios en el canto y su particular gusto por el cine, asoman permanentemente en sus estados más puros y conscientes. A raíz de los 32 años del estreno de su gran éxito cinematográfico surge la necesidad de reencontrarse con el actor principal de la película con quien no se habla desde esa fecha. Salvador solo ve incertidumbre, no hay destino ni menos una meta clara que deba conquistar o cumplir. Su vida, así, no tiene sentido y solo toma una parcial conciencia entre el dolor y la gloria, como acertadamente Almodóvar titula este conmovedor filme.

Pareciera que el afamado director manchego se filmara a si mismo. Antonio Banderas construye un papel magistral al vestirse de Almodóvar y encarnar a un hombre que desde sus gestos, miradas y posturas, transmite incomodidad y frustración a pesar de convivir también con el reconocimiento y la aclamación por un pasado que se diluye en sus diferentes recuerdos. Los tonos de voz, las inflexiones y la forma de ser del protagonista toman cuerpo en una caracterización que por momentos llega a estremecer. La necesidad de sanar heridas, de reencontrarse consigo mismo y con los demás, junto con un genuino deseo de cerrar capítulos que aun están abiertos, supone para Salvador un esfuerzo mayor. Por ello, cuando aparece como un niño, todo parece cobrar sentido en una alternancia que Almodóvar filma delicadamente componiendo un relato que lleva impreso su sello.

“Dolor y gloria” roza la depresión, no solo la física sino también la intelectual y creativa. Es una película que va cuesta abajo y que nada parece ser capaz de detenerla. Solo las luces de los recuerdos, esos primeros descubrimientos, el primer deseo y también las frustraciones, ponen de manifiesto una humanidad desbordante en contraposición a la preocupación actual por la salud y el porvenir. Banderas no repara en transmitir emociones, se entrega a un personaje que probablemente perdure en el tiempo porque no solo es quien representa, sino probablemente refleja muchísimas realidades actuales en distintas situaciones y circunstancias. Es un personaje que tiene una cuota de universalidad, que posee una intimidad cercana y sensible que es compartida tal vez por muchas personas, y que cobra vida gracias a un guion que se ve sencillo en apariencia, incluso improvisado por momentos, pero que es tremendamente complejo y profundo.

Párrafo aparte para la música de Alberto Iglesias. Ya nos tiene acostumbrados a bellas partituras, sin embargo esta vez da otro paso al explícitamente tomar motivos de una música que no resulta tan sencilla y fácil de comprender. Hay algo de Alban Berg y también de Arnold Schönberg, con trazos y dibujos que hablan de procesos de descubrimiento y exploración hacia caminos no tradicionales. Algo hay de homenaje tal vez, y lo podemos asimilar a lo que Almodóvar realiza en la película con la madre de Salvador -tal vez su propia madre-, tanto de joven como ya mayor, con este emotivo racconto de una vida que le cobra cuentas pasadas y que a la vez se transforma en un impulso vital, de luz, de sentido y de esperanza.

Ficha técnica

Título original: Dolor y gloria
Año: 2019
Duración: 108 minutos
País: España
Productora: El Deseo. Distribuida por Sony Pictures Entertainment (SPE)
Género: Drama | Cine dentro del cine. Drogas. Años 60. Infancia
Guion: Pedro Almodóvar
Música: Alberto Iglesias
Fotografía: José Luis Alcaine
Reparto: Antonio Banderas, Asier Etxeandia, Penélope Cruz, Leonardo Sbaraglia, Julieta Serrano, Nora Navas, Asier Flores, César Vicente, Raúl Arévalo, Neus Alborch, Cecilia Roth, Pedro Casablanc, Susi Sánchez, Eva Martín, Julián López, Rosalía, Francisca Horcajo
Dirección: Pedro Almodóvar

miércoles, 5 de junio de 2019

X-Men: Dark Phoenix

En esta cinta dirigida por Simon Kinberg, los X-Men corren extremo peligro. La amenaza no es externa esta vez sino proviene de uno de los suyos. Durante una misión de rescate en el espacio, Jean Grey, Fénix -Sophie Turner- casi muere al absorber una poderosa fuente de energía. La radiación ha intensificado sus poderes pero también con ello su inestabilidad. Surge entonces una característica que la hace fácilmente vulnerable y al confundirse comienza a hacer daño a quienes ama. La familia de los X-Men se resiente y comienza un tenso camino para restablecer los equilibrios.

El guion elaborado por el mismo director se observa sin muchas sorpresas. Como algo propio de esta clase de películas, las escenas de lucha y aquellas donde los súper poderes se muestran en todo su potencial, funcionan muy bien. Sin embargo, y en contraposición, las secuencias de enlace y aquellas que quieren profundizar en la intimidad de los protagonistas caen, por momentos, en planicies de las que prácticamente no logran despegar.

De las películas de la saga, tal vez “Dark Phoenix” es una de las más flojas. El ritmo no logra imponerse, las secuencias se desconectan unas de otras y solo la agudeza de algunos de sus actores -James McAvoy (Charles Xavier, Profesor X), Jennifer Lawrence (Raven Darkholme, Mystique), Michael Fassbender (Erik Lensherr, Magneto) y la villana Jessica Chastain (Smith)- logra evitar que la cinta se derrumbe irremediablemente.

Para lo que estamos acostumbrados de las producciones de Marvel, esta cinta nos decepciona. No logra atraer ni menos mantener nuestra atención cautiva durante los extensos 116 minutos de duración. No son los efectos especiales ni los escenarios desplegados, se trata del tratamiento de su contenido y de la manera en que se desarrolla, pues se diluye en diversos intentos que se deshojan y que no llegan a buen término. Una lástima para quienes hemos seguido las historias de X-Men porque vemos cómo también se va cerrando este ciclo, pero esta vez sin virtuosismo ni emoción.

Ficha técnica

Título original: X-Men: Dark Phoenix
Año: 2019
Duración: 116 minutos
País: Estados Unidos
Productora: 20th Century Fox Film Corporation / Bad Hat Harry Productions / Donners' Company
Género: Ciencia ficción. Acción | Superhéroes. Cómic. Marvel Comics
Guion: Simon Kinberg
Música: Hans Zimmer
Fotografía: Mauro Fiore
Reparto: Sophie Turner, Jessica Chastain, James McAvoy, Jennifer Lawrence, Michael Fassbender, Nicholas Hoult, Tye Sheridan, Alexandra Shipp, Kodi Smit-McPhee
Dirección: Simon Kinberg

martes, 4 de junio de 2019

Rocketman

Este biopic del cantante británico Elton John, con algunos trazos de musical, narra la historia del artista en primera persona desde el punto de inflexión que significa el tratamiento de rehabilitación de sus adicciones. Reginald Dwight, vive con su madre Sheila y su abuela Ivy. Su padre Stanley, ausente la mayor parte del tiempo, trabaja en la Royal Air Force. El pequeño Reggie -Matthew Illesley- demuestra gran facilidad para el piano y es capaz de imitar lo que suena en la radio sorprendiendo a su entorno, lo que le lleva a audicionar para tomar clases en la Royal Academy of Music. El talento de Reggie es tan grande que cuando llega su turno, la profesora está tocando una conocida pieza de Mozart, el Rondó “Alla Turca”, y él la imita justo hasta donde ella lo deja. Impresionante para un niño tan pequeño y sin formación musical.

La cinta dirigida por Dexter Fletcher -quien se hizo cargo de concluir “Bohemian Rapsody” luego del incidente que terminó con Bryan Singer fuera del proyecto- se basa en un guion de Lee Hall que muy pronto nos muestra a Reginald ya adolescente. Allí se producen los primeros cambios y la adopción del nombre artístico de Elton John. La interpretación del protagonista le corresponde ahora a un excelente Taron Egerton, quien no solo muestra una gran expresividad y convicción sino que también se hace cargo de cantar él mismo las canciones de la banda sonora.

Las carencias afectivas de su infancia, el escaso interés de su padre por él y su familia, la frialdad de su madre, junto con el descubrimiento y posterior aceptación de su homosexualidad, llevan a Elton a buscar una forma de escapar de sus temores, de hacerse visible, de decir “aquí estoy”. Desde que conoce a Bernie Taupin -Jamie Bell- con quien traba una profunda amistad y forma una excelente dupla creativa, la música que crea para aquellas letras comienza a destacar y a tener un particular estilo. Estas composiciones, que tienen una forma clásico y en ocasiones bastante moderada, poco y nada tienen que ver con la búsqueda de extravagancia que Elton explora en sus vestimentas y en su desempeño sobre el escenario. Hay una transformación total de su personalidad, que adquiere vida propia. Mientras más alto vuela esa búsqueda externa, disrruptiva, y que imprime una visualización altamente distintiva, la música parece internarse profundamente en el interior del artista, develando intensidad, pasión, fuerza e íntima conexión.

Fletcher conduce la película con pulso firme. Sabe llevar muy bien la emocionalidad transformada en música e imagen, permitiendo que los elementos confluyan de forma natural. Sin embargo, el director poco puede hacer con un guion que se presenta desde el comienzo bastante complaciente, una especie de retrato moderado y contenido sobre un cantante cuya excentricidad y excesos probablemente superan públicamente los éxitos musicales. La cinta también se introduce en las relaciones amorosas de Elton John. Primero Bernie, amor no correspondido por ser heterosexual y porque también lo quiere pero como a un hermano. Después con John Reid -Richard Madden-, un manager y director de música con quien se engancha emocionalmente pero que a poco andar se da cuenta que es usado y también abusado por él solo por intereses económicos. Posteriormente la ruptura de su matrimonio con Renate Blauel, que le impulsa a declararse abierta y públicamente homosexual, muestra a Elton John como una persona condenada al sufrimiento, sin salida y cuya única opción sería quitarse la vida, lo que también intenta, ya desesperado, sin tener éxito.

“Rocketman”, cuyo título corresponde a la canción homónima de 1972, es la historia de una super estrella. Un personaje lleno de un brío interno que busca desesperadamente su espacio en un mundo que parece no comprenderlo y menos acogerlo. Es la primera parte de la historia, aquella donde se toca fondo y parece que no se puede caer más. La salida de ese poso parece imposible, y llegamos hasta allí, hasta ese momento donde la oscuridad es máxima y la luz, imperceptiblemente, comienza lentamente a aparecer. Es un amanecer, una nueva oportunidad, una transformación y también una redención. Un encuentro con su niño interior, la reconciliación consigo mismo y con cada uno de quienes sintió rechazo o intereses falsos; el surgimiento de una fuerza interior trascendente y transformadora.

La película es auto complaciente, es verdad, pero se percibe honesta. Desde ese momento, desde ese punto de inflexión, señala la narración en sus textos finales, Elton John ha estado sobrio durante casi 30 años, sigue siendo amigo y colaborador de Bernie Taupin, y está casado desde 2014 con David Furnish, con quien tiene dos hijos. Una luz y una paz que devuelve la esperanza a la vida.

Ficha técnica

Título original: Rocketman
Año: 2019
Duración: 121 minutos
País: Reino Unido
Productora: Marv Films / Rocket Pictures / Marv Studios / New Republic Pictures / Pixoloid Studios. Distribuida por Paramount Pictures
Género: Musical. Drama | Biográfico. Música
Guion: Lee Hall
Música: Elton John, Matthew Margeson
Fotografía: George Richmond
Reparto: Taron Egerton, Jamie Bell, Richard Madden, Bryce Dallas Howard, Steven Mackintosh, Gemma Jones, Tom Bennett, Kit Connor, Stephen Graham, Matthew Illesley, Ophelia Lovibond, Charlotte Sharland, Layton Williams, Bern Collaco, Ziad Abaza, Jamie Bacon, Kamil Lemieszewski, Israel Ruiz, Graham Fletcher-Cook
Dirección: Dexter Fletcher

lunes, 3 de junio de 2019

El cuento de las comadrejas

Juan José Campanella está de regreso con esta nueva película que es un remake de la cinta “Los muchachos de antes no usaban arsénico” estrenada en marzo de 1976, coincidiendo entonces con el golpe militar en Argentina. El director de “El secreto de sus ojos” imprime su estilo y da vida a un relato que contiene múltiples características y que fluye de comienzo a fin.

En una lujosa mansión antigua y llena de recuerdos, viven cuatro personas mayores. Una glamorosa ex estrella de cine, su marido, un ex-actor que está en silla de ruedas, y dos amigos: un ex-guionista y un ex-director. El equipo trabajaba junto en los años dorados del cine y los recuerdos son permanentes y también recurrentes. Parece que quisieran mantener la gloria conseguida en tiempos pretéritos y todo gira en torno a ese pasado que se vislumbra imponente, majestuoso e inolvidable. La aparente calma del lugar se interrumpe de pronto con la llegada inesperada de dos jóvenes que buscan ayuda y reconocen a Mara Ordaz -Graciela Borges- como la recordada y admirada diva. Ella se ve seducida por los halagos mientras Pedro -Luis Brandoni-, su esposo, mira toda esta escena muy extrañado. Norberto -Oscar Martínez- y Martín -Marcos Mundstock-, ex-director y ex-guionista respectivamente, dudan de inmediato sobre las verdaderas intenciones de esta joven pareja.

Los recién llegados, Francisco -Nicolas Francella- y Bárbara -Clara Lago- se deshacen en piropos hacia Mara. Le ofrecen una oportunidad irresistible para ella que es vender la casa y mudarse a un apartamento del centro para que así vuelva a ser la estrella de antaño, recordada y adulada por todos. El plan parece fluir, pero en el camino, el desarrollo del metraje va adquiriendo otros matices y el excelente guion nos lleva a situaciones y escenas que van provocando una creciente tensión que no cede hasta la última toma.

Campanella tiene un sello propio que es perfectamente reconocible, entre otros aspectos, por los diálogos que sostienen sus protagonistas. Ingeniosas como un juego de misterio y estratégicas como una partida de ajedrez, cada línea tiene un contrapunto que responde acertadamente a su correspondiente propuesta. Los actores, elegidos con acierto y precisión, aportan con personalidades muy bien definidas y con algunas salidas que primero obtienen sonrisas y que con el correr de los minutos provocan carcajadas.

La construcción del relato es de gran nivel. No parece faltar nada, los elementos se mueven al ritmo de la historia y poco a poco nos vamos enterando de la vida y lo que ha sucedido en la Mansión, esto es, el inevitable pasado y la incertidumbre del futuro. Campanella recoge perfectamente los sentimientos de cada uno de sus personajes. Las motivaciones de cada uno son diferentes y por ello están muy bien descritas. Es cierto, es una mirada al interior de la producción de cine, pero también a la profundidad de una vida recorrida, los éxitos, los fracasos, las frustraciones, los temores y los deseos personales más íntimos.

El estilo de esta comedia negra responde también a la firma de su director. Dura y profunda cuando amerita, sutil y graciosa cuando debe romper la tensión, la escritura va trazando un camino que seduce y que además se hace necesario transitar. Las actuaciones, sólidas, llenas de compromiso y de conexión, entregan al relato el soporte necesario para generar un abanico pleno de emociones. Por momentos estamos como en una obra de teatro, con mínimos elementos y solo con los actores y sus diálogos. En otros, los recuerdos toman el protagonismo, o nos enfrentamos a la realidad de lo acontecido, en un juego permanente donde quienes lo juegan deben ser muy claros en qué privilegiar y qué camino tomar pues de ello depende su destino.

Juan José Campanella vuelve al ruedo con esta esperada película que paradójicamente antes se titulaba “Regreso mortal”. Con una mano y una factura que se acerca sin superar su cinta ganadora del Oscar a película extranjera en año 2010, nos recuerda que el director tiene aún mucho que decir y que entregar.

Ficha técnica

Título original: El cuento de las comadrejas
Año: 2019
Duración: 129 minutos
País: Argentina
Guion: Juan José Campanella, Darren Kloomok (Historia original: Augusto Giustozzi, José A. Martínez Suárez)
Música: Emilio Kauderer
Fotografía: Félix Monti
Reparto: Graciela Borges, Oscar Martínez, Luis Brandoni, Clara Lago, Marcos Mundstock, Nicolás Francella
Productora: Coproducción Argentina-España; 100 Bares / Telefé / Tornasol Films / INCAA
Género: Comedia. Intriga. Drama | Remake. Comedia negra
Dirección: Juan José Campanella