Disponible en Apple TV+
Este documental de Apple TV+ resulta fascinante. De la mano de Werner Herzog y Clive Oppenheimer, la cinta explora el tema de los meteoritos y las estrellas fugaces y cómo han dejado -y siguen dejando- sus marcas en la historia de la humanidad.
Hay al menos tres aspectos por los que este trabajo llama la atención. Primero, el tono de voz del relato. Werner Herzog, locución en off en la casi totalidad del metraje, es tan cadenciosa, amable, directa y mordaz, que resulta imposible resistirse. Es, sin duda, como dejarse guiar por el sabio de la Tribu. En segundo lugar, la elección de las locaciones resulta particularmente especial porque no se trata de las típicas y cuidadas entrevistas. Vemos tomas con mucho viento de fondo, en sectores impensados como en la Antártica, en el medio del hielo, en amplios techos, o en los cráteres que han dejado algunos de los impactos de las más famosas rocas extraterrestres. Gracias a la mencionada producción, la diversidad de espacios y visiones logra un perfecto e inusual equilibrio. Y en tercer lugar, el acierto de conseguir abrir mágicamente el tema expuesto sin dictar cátedra, haciendo que crezca nuestro interés y fascinación en la medida que avanzan los minutos.
El trabajo realizado por Herzog y Oppenheimer se siente cercano. Tal vez por lo mismo resulta asombroso. Sencillo y con abundantes toques de humor, aparecen diferentes imágenes y entrevistas, concatenadas tan precisamente, que desarrollan un ritmo estupendo. Claro, apreciamos aquí la sabiduría de Werner Herzog para construir una historia que, una vez que nos atrapa, no nos deja espacio para nada más que no sea seguir profundizando en ella.
Tomar conciencia de nuestra humanidad al observar las pequeñas rocas que se muestran en varios de los ejemplos es algo significativo. Percibir la emoción de los involucrados, el amor y la pasión con la que desarrollan su trabajo, constituye un sentimiento que atraviesa la cámara, la imagen y también traspasa nuestro propio televisor. Y allí está la clave, en la transmisión de esas emociones, porque nos involucran directamente con los investigadores y científicos, nos toca parte de su fibra, vibramos con sus logros, realmente nos sentimos impactados.
Hay tanto por descubrir todavía. ¡Quién diría que pequeñas rocas pueden tener tanta información, aun por clasificar, aun por entender! Este trabajo no pretende ser conclusivo bajo ningún aspecto. Es solo una ventana, un tenue luz. Si observamos que un gran meteorito chocó contra la Tierra hace millones de años y los dinosaurios se extinguieron, tal vez podamos dimensionar lo que significan estas señales, incluso algunas de ellas todavía ocultas, y lo que pueden ofrecer para comprender la historia y por qué no también, nuestro futuro.
La capa de misterio que trae consigo esta temática es enorme y por cierto sigue siendo un gran desafío. Reconforta, eso sí, que muchas personas trabajen en el tema y dediquen sus talentos y conocimientos a extraer información de estos “visitantes de oscuros mundos”, como reza el subtítulo. Ellos no solo colaboran para entender el pasado sino que realizan una gran contribución para comprender el estado actual en el que estamos, sobre todo pensando en la supervivencia de nuestro planeta y sus condiciones. Entenderlo a tiempo puede marcar la diferencia entre la subsistencia o la extinción.
Ficha técnica
Título original: Fireball: Visitors From Darker Worlds
Año: 2020
Duración: 97 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Sandbox Films, Spring Films, Werner Herzog Filmproduktion (Distribuidora: Apple TV+)
Género: Documental
Guion: Werner Herzog
Reparto: Documental, (intervenciones de: Werner Herzog, Clive Oppenheimer)
Dirección: Werner Herzog, Clive Oppenheimer
viernes, 29 de enero de 2021
miércoles, 27 de enero de 2021
Marshall
Disponible en Netflix.
Escrita por Michael y Jacob Koskoff, “Marshall” es una película biográfica sobre Thurgood Marshall -Chadwick Boseman-, primer afroestadounidense que llega a integrar la Corte Suprema de los Estados Unidos. El relato se centra en sus inicios como abogado cuando, recorriendo el país como miembro de la NAACP, debe defender a personas de color injustamente acusadas por causas raciales.
En esta cinta observamos claramente los prejuicios y las discriminaciones de la época. Corre el año 1940 y Thurgood es enviado a Bridgeport, Connecticut, para construir la defensa de Joseph Spell -Sterling K. Brown-, un conductor acusado de violación por su jefa blanca, Eleanor Strubing -Kate Hudson-, un caso relevado por la prensa y de gran repercusión. Pero Marshall no puede ejercer en solitario la defensa porque no pertenece al registro de la ciudad. Por esa razón, su oficina contacta al abogado especialista en seguros, Sam Friedman -Josh Gad-, para conformar un equipo y permitir que el joven abogado se haga parte como litigante.
La película se concentra en el juicio. Thurgood Marshall es un ejemplo de sagacidad, prestancia, estudio y vocación. Su vibrante fuerza interior se contrapone a la resistencia que ofrece Friedman desde un comienzo. Claro, no es su especialidad y además pone en riesgo su prestigio. Sin embargo, el abogado local cede ante la insistencia de Marshall y finalmente colabora lealmente. La dupla funciona, juntos se rebelan a lo establecido por el Tribunal y elaboran una defensa sólida y argumentada.
El relato dirigido por Reginald Hudlin es dinámico. Además, posee varios toques de humor e ironía que permiten soltar la tensión dramática de la narración. A pesar de su formato clásico, la cinta se hace amena gracias a una ágil edición y una interesante banda sonora compuesta por Marcus Miller.
Los principios y valores fundantes resaltan en el centro de los alegatos. El objetivo es conseguir la mejor justicia posible a pesar de las adversas condiciones imperantes. La valentía, el riesgo y la resiliencia ante la adversidad que muestran ambos abogados se transforma en algo fundamental. Lo que sucede en este caso es un reflejo social. La injusticia en la corte, evidenciada por las acciones y decisiones del Juez Foster -James Cromwell-, hace que todo sea más complicado y cuesta arriba. Surgen entonces la paciencia, la serenidad y también la aceptación, actitudes vitales para lograr configurar y llevar a cabo la compleja estrategia de defensa.
La película logra caracterizar muy bien a sus personajes. Boseman y Gad sacan chispas en sus diálogos, se entienden muy bien y entregan solidez a sus roles. También los secundarios, en especial la elaboración de Sterling K. Brown como acusado, quien con el correr del metraje adquiere rumbo propio, interpretando un excelente rol de soporte. Menos profundas se observan las relaciones familiares de los dos abogados. En el caso de Marshall, se vislumbran sus problemas producto de su ausencia prolongada del hogar, pero no se añade mucho más. Es breve, intercalado y, la verdad, cuesta entregarle la debida importancia. Sobre Friedman y su familia también hay pinceladas, como su origen judío y la persecución nazi en Europa. Tampoco se decide entrar demasiado en ese tema, ratificando que la cinta posee un enfoque orientado hacia el mundo profesional más que una elaboración acabada del entorno humano que rodea a los protagonistas.
“Marshall” acierta al concentrarse en la búsqueda de la verdad, en oponerse a la injusticia, en entregar esperanza cuando las condiciones están absolutamente en contra. Y lo hace con sinceridad, la misma que busca Thurgood Marshall cuando le pregunta a Joseph Spell si es culpable o inocente. Esto es clave, porque solo está dispuesto a defender a un inocente. La honestidad es lo primero.
A través de este juicio particular, observamos el carácter y decisión del abogado, configuramos su personalidad y conocemos también sus muchos atributos. No sorprende, entonces, su ascenso hasta la Corte Suprema. Su magnético carisma, voluntad, tenacidad y gran capacidad de trabajo presumen rasgos que dan cuenta de un gran carácter y Chadwick Boseman se luce al interpretar todas y cada una de esas características.
En ocasiones solo basta un ejemplo para entender una vida entera. Así, esta cinta consigue un nuevo sitial para Thurgood Marshall.
Ficha técnica
Título original: Marshall
Año: 2017
Duración: 118 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Chestnut Ridge Productions, China Wit Media, Starlight Media
Género: Drama | Biográfico
Guion: Jacob Koskoff, Michael Koskoff
Música: Marcus Miller
Fotografía: Newton Thomas Sigel
Reparto: Chadwick Boseman, Josh Gad, Kate Hudson, Dan Stevens, James Cromwell, Sterling K. Brown, Jussie Smollett, Rozonda 'Chilli' Thomas, Marina Squerciati, Keesha Sharp, Jeremy Bobb, Josie DiVincenzo, Sophia Bush, Derrick Baskin, Robert S. Bates, Jeffrey DeMunn, Ahna O'Reilly
Dirección: Reginald Hudlin
Escrita por Michael y Jacob Koskoff, “Marshall” es una película biográfica sobre Thurgood Marshall -Chadwick Boseman-, primer afroestadounidense que llega a integrar la Corte Suprema de los Estados Unidos. El relato se centra en sus inicios como abogado cuando, recorriendo el país como miembro de la NAACP, debe defender a personas de color injustamente acusadas por causas raciales.
En esta cinta observamos claramente los prejuicios y las discriminaciones de la época. Corre el año 1940 y Thurgood es enviado a Bridgeport, Connecticut, para construir la defensa de Joseph Spell -Sterling K. Brown-, un conductor acusado de violación por su jefa blanca, Eleanor Strubing -Kate Hudson-, un caso relevado por la prensa y de gran repercusión. Pero Marshall no puede ejercer en solitario la defensa porque no pertenece al registro de la ciudad. Por esa razón, su oficina contacta al abogado especialista en seguros, Sam Friedman -Josh Gad-, para conformar un equipo y permitir que el joven abogado se haga parte como litigante.
La película se concentra en el juicio. Thurgood Marshall es un ejemplo de sagacidad, prestancia, estudio y vocación. Su vibrante fuerza interior se contrapone a la resistencia que ofrece Friedman desde un comienzo. Claro, no es su especialidad y además pone en riesgo su prestigio. Sin embargo, el abogado local cede ante la insistencia de Marshall y finalmente colabora lealmente. La dupla funciona, juntos se rebelan a lo establecido por el Tribunal y elaboran una defensa sólida y argumentada.
El relato dirigido por Reginald Hudlin es dinámico. Además, posee varios toques de humor e ironía que permiten soltar la tensión dramática de la narración. A pesar de su formato clásico, la cinta se hace amena gracias a una ágil edición y una interesante banda sonora compuesta por Marcus Miller.
Los principios y valores fundantes resaltan en el centro de los alegatos. El objetivo es conseguir la mejor justicia posible a pesar de las adversas condiciones imperantes. La valentía, el riesgo y la resiliencia ante la adversidad que muestran ambos abogados se transforma en algo fundamental. Lo que sucede en este caso es un reflejo social. La injusticia en la corte, evidenciada por las acciones y decisiones del Juez Foster -James Cromwell-, hace que todo sea más complicado y cuesta arriba. Surgen entonces la paciencia, la serenidad y también la aceptación, actitudes vitales para lograr configurar y llevar a cabo la compleja estrategia de defensa.
La película logra caracterizar muy bien a sus personajes. Boseman y Gad sacan chispas en sus diálogos, se entienden muy bien y entregan solidez a sus roles. También los secundarios, en especial la elaboración de Sterling K. Brown como acusado, quien con el correr del metraje adquiere rumbo propio, interpretando un excelente rol de soporte. Menos profundas se observan las relaciones familiares de los dos abogados. En el caso de Marshall, se vislumbran sus problemas producto de su ausencia prolongada del hogar, pero no se añade mucho más. Es breve, intercalado y, la verdad, cuesta entregarle la debida importancia. Sobre Friedman y su familia también hay pinceladas, como su origen judío y la persecución nazi en Europa. Tampoco se decide entrar demasiado en ese tema, ratificando que la cinta posee un enfoque orientado hacia el mundo profesional más que una elaboración acabada del entorno humano que rodea a los protagonistas.
“Marshall” acierta al concentrarse en la búsqueda de la verdad, en oponerse a la injusticia, en entregar esperanza cuando las condiciones están absolutamente en contra. Y lo hace con sinceridad, la misma que busca Thurgood Marshall cuando le pregunta a Joseph Spell si es culpable o inocente. Esto es clave, porque solo está dispuesto a defender a un inocente. La honestidad es lo primero.
A través de este juicio particular, observamos el carácter y decisión del abogado, configuramos su personalidad y conocemos también sus muchos atributos. No sorprende, entonces, su ascenso hasta la Corte Suprema. Su magnético carisma, voluntad, tenacidad y gran capacidad de trabajo presumen rasgos que dan cuenta de un gran carácter y Chadwick Boseman se luce al interpretar todas y cada una de esas características.
En ocasiones solo basta un ejemplo para entender una vida entera. Así, esta cinta consigue un nuevo sitial para Thurgood Marshall.
Ficha técnica
Título original: Marshall
Año: 2017
Duración: 118 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Chestnut Ridge Productions, China Wit Media, Starlight Media
Género: Drama | Biográfico
Guion: Jacob Koskoff, Michael Koskoff
Música: Marcus Miller
Fotografía: Newton Thomas Sigel
Reparto: Chadwick Boseman, Josh Gad, Kate Hudson, Dan Stevens, James Cromwell, Sterling K. Brown, Jussie Smollett, Rozonda 'Chilli' Thomas, Marina Squerciati, Keesha Sharp, Jeremy Bobb, Josie DiVincenzo, Sophia Bush, Derrick Baskin, Robert S. Bates, Jeffrey DeMunn, Ahna O'Reilly
Dirección: Reginald Hudlin
lunes, 25 de enero de 2021
En las rocas
Disponible en Apple TV+.
“On the Rocks” sigue a Laura -Rashida Jones- y a Dean -Marlon Wayans-, un joven matrimonio que vive en Nueva York junto a sus dos pequeñas hijas, Maya y Theo. Ella es novelista y él un emprendedor. Sus vidas giran en torno a su núcleo familiar pero el peso diario recae en Laura debido a que Dean viaja demasiado, absorto en mejores resultados para sus negocios de tecnología. Laura trata de escribir una novela ya comprometida pero no hay caso, la página en blanco la asalta una y otra vez.
Ciertas actitudes de su esposo generan desconfianza. Parece alejado, un poco ajeno, desganado. Llevan algunos años de matrimonio y la magia parece estar en retirada. Entonces aparece Felix -Bill Murray-, padre de Laura, un comerciante de arte, un hombre de mundo, vividor, dueño de una personalidad que ve en cada mujer una posible conquista. Laura le confiesa sus temores y Felix no tiene dudas; Dean tiene un amorío, más que mal, todos los hombres son iguales a él, tienen el engaño como norte, algo prácticamente marcado a fuego como patrón único de conducta. Entonces le sugiere a su hija seguir a Dean, investigar, y así confirmar las sospechas por dolorosos que sean los hechos.
La directora Sofia Coppola arremete con un relato liviano y profundo a la vez, una comedia dramática que es cotidiana y actual, narrada en forma fresca y asertiva. El guion, también de su autoría, ofrece una pluma ágil, sin ataduras, y que fluye en todo momento. Diálogos e imágenes se entrelazan dando cuerpo a una historia natural, sin moldes, cercana, que provoca reflexiones sobre nuestras propias experiencias y vivencias.
Cuando despiertas al otro día o dos días después con imágenes de la película, con alguna frase o con algún gesto de uno de sus protagonistas, es porque la cinta ha desarrollado algo especial. Sofia Coppola nos toma de la mano y nos conduce al interior de una rutina que tal vez hemos visto muchas veces, esta vez revestida de un ropaje que no impide transmitir su esencia íntima y profunda. Con personajes perfectamente delineados -Laura apagada, Dean vital-, concentra una rutina matrimonial donde las hijas son demandantes y la carga de la responsabilidad hogareña se encuentra en desequilibrio.
Pero lo que se ve como crisis es tal vez solo rutina y las dudas surgen producto del anodino día a día, de la ausencia de una conversación más profunda o de una conexión emocional más sincera. O bien puede ser la punta del iceberg, los síntomas de una ruptura sentimental en proceso, con una aventura en ciernes, un escape de la realidad, un amorío que seguramente supondría la separación de la pareja. Y acá está el talento de Sofia Coppola, porque nos entrega pistas, vueltas y giros que no permiten concluir nada en forma anticipada. Debemos ser testigos de la historia para comprenderla, y por supuesto, gracias a ello observar lo más interesante del trabajo que es la forma que adquiere su abordaje y desarrollo.
“En las rocas” habla de lazos filiales. Laura busca a su padre. Su relación no es tan clara, desconocemos lo que ha pasado entre ellos, sin embargo existe confianza y sin duda esos brazos pueden entregar refugio en momentos inciertos. Felix también busca a su hija, quiere lo mejor para ella, pero su experiencia personal se transforma en algo que acrecienta las dudas y revive sus fantasmas. No puede evitarlo. Él, que ha vivido su vida a concho, transpira su conducta y la extrapola. ¿O aquello es solo para enmascarar errores del pasado, errores cometidos con la madre de Laura que quiere ahora enmendar?
En esta cinta hay caricaturas, sin duda, pero mayormente vemos personajes que expresan emociones. Murray se luce en su papel, cómodo, desafiante, con una soltura encomiable. Algo en su mirada -¿cierto vacío?- no refleja comodidad, sin embargo sus otras actitudes corporales no dejan dudas del lugar principal que ocupa en el relato. Rashida Jones logra atraparnos con su tono menor oscuro y aproblemado. No brilla, porque su personaje necesita aire y espacio, está agobiado, requiere apoyo, un soporte que la contenga. Marlon Wayans cumple con su parte porque no logramos visualizar cuál es su rol, nos confunde, nos divide planteando más interrogantes.
“On the Rocks” dura 95 minutos en pantalla pero queda resonando por días. La primera capa es agradable, sin embargo las que surgen posterior a la reflexión tienden a ser un poco menos amables, quizá incluso hasta un poco amargas. Y puede ser que en esta fase pase algo similar al Whisky, que cuesta apreciarlo de buenas a primeras. Por esa madurez que posee, en las primeras incursiones es difícil de saborear e incluso puede confundir. Tal vez con las entrañas de esta cinta sucede algo parecido y debemos dejar que respire para que surja lo mejor de sus profundidades. “En las rocas” permite eso, que sigamos bebiendo lentamente, descifrando sus mensajes, comprendiendo sus signos y descubriendo convicción en esta particular mirada de la realidad.
Ficha técnica
Título original: On the Rocks
Año: 2020
Duración: 95 minutos
País: Estados Unidos
Productora: A24. Distribuida por A24, Apple TV+
Género: Comedia. Drama | Comedia dramática
Guion: Sofia Coppola
Música: Phoenix
Fotografía: Philippe Le Sourd
Reparto: Bill Murray, Rashida Jones, Marlon Wayans, Jenny Slate, Barbara Bain, Natia Dune, Jessica Henwick, Nadia Dajani, Sophia Zalipsky, Melania Zalipsky, Victoria Zalipsky, Evangeline Young, Jules Willcox, Alexandra Mary Reimer, Mike Keller, Ximena Lamadrid, Grayson Eddey, Zoe Bullock
Dirección: Sofia Coppola
Ciertas actitudes de su esposo generan desconfianza. Parece alejado, un poco ajeno, desganado. Llevan algunos años de matrimonio y la magia parece estar en retirada. Entonces aparece Felix -Bill Murray-, padre de Laura, un comerciante de arte, un hombre de mundo, vividor, dueño de una personalidad que ve en cada mujer una posible conquista. Laura le confiesa sus temores y Felix no tiene dudas; Dean tiene un amorío, más que mal, todos los hombres son iguales a él, tienen el engaño como norte, algo prácticamente marcado a fuego como patrón único de conducta. Entonces le sugiere a su hija seguir a Dean, investigar, y así confirmar las sospechas por dolorosos que sean los hechos.
La directora Sofia Coppola arremete con un relato liviano y profundo a la vez, una comedia dramática que es cotidiana y actual, narrada en forma fresca y asertiva. El guion, también de su autoría, ofrece una pluma ágil, sin ataduras, y que fluye en todo momento. Diálogos e imágenes se entrelazan dando cuerpo a una historia natural, sin moldes, cercana, que provoca reflexiones sobre nuestras propias experiencias y vivencias.
Cuando despiertas al otro día o dos días después con imágenes de la película, con alguna frase o con algún gesto de uno de sus protagonistas, es porque la cinta ha desarrollado algo especial. Sofia Coppola nos toma de la mano y nos conduce al interior de una rutina que tal vez hemos visto muchas veces, esta vez revestida de un ropaje que no impide transmitir su esencia íntima y profunda. Con personajes perfectamente delineados -Laura apagada, Dean vital-, concentra una rutina matrimonial donde las hijas son demandantes y la carga de la responsabilidad hogareña se encuentra en desequilibrio.
Pero lo que se ve como crisis es tal vez solo rutina y las dudas surgen producto del anodino día a día, de la ausencia de una conversación más profunda o de una conexión emocional más sincera. O bien puede ser la punta del iceberg, los síntomas de una ruptura sentimental en proceso, con una aventura en ciernes, un escape de la realidad, un amorío que seguramente supondría la separación de la pareja. Y acá está el talento de Sofia Coppola, porque nos entrega pistas, vueltas y giros que no permiten concluir nada en forma anticipada. Debemos ser testigos de la historia para comprenderla, y por supuesto, gracias a ello observar lo más interesante del trabajo que es la forma que adquiere su abordaje y desarrollo.
“En las rocas” habla de lazos filiales. Laura busca a su padre. Su relación no es tan clara, desconocemos lo que ha pasado entre ellos, sin embargo existe confianza y sin duda esos brazos pueden entregar refugio en momentos inciertos. Felix también busca a su hija, quiere lo mejor para ella, pero su experiencia personal se transforma en algo que acrecienta las dudas y revive sus fantasmas. No puede evitarlo. Él, que ha vivido su vida a concho, transpira su conducta y la extrapola. ¿O aquello es solo para enmascarar errores del pasado, errores cometidos con la madre de Laura que quiere ahora enmendar?
En esta cinta hay caricaturas, sin duda, pero mayormente vemos personajes que expresan emociones. Murray se luce en su papel, cómodo, desafiante, con una soltura encomiable. Algo en su mirada -¿cierto vacío?- no refleja comodidad, sin embargo sus otras actitudes corporales no dejan dudas del lugar principal que ocupa en el relato. Rashida Jones logra atraparnos con su tono menor oscuro y aproblemado. No brilla, porque su personaje necesita aire y espacio, está agobiado, requiere apoyo, un soporte que la contenga. Marlon Wayans cumple con su parte porque no logramos visualizar cuál es su rol, nos confunde, nos divide planteando más interrogantes.
“On the Rocks” dura 95 minutos en pantalla pero queda resonando por días. La primera capa es agradable, sin embargo las que surgen posterior a la reflexión tienden a ser un poco menos amables, quizá incluso hasta un poco amargas. Y puede ser que en esta fase pase algo similar al Whisky, que cuesta apreciarlo de buenas a primeras. Por esa madurez que posee, en las primeras incursiones es difícil de saborear e incluso puede confundir. Tal vez con las entrañas de esta cinta sucede algo parecido y debemos dejar que respire para que surja lo mejor de sus profundidades. “En las rocas” permite eso, que sigamos bebiendo lentamente, descifrando sus mensajes, comprendiendo sus signos y descubriendo convicción en esta particular mirada de la realidad.
Ficha técnica
Título original: On the Rocks
Año: 2020
Duración: 95 minutos
País: Estados Unidos
Productora: A24. Distribuida por A24, Apple TV+
Género: Comedia. Drama | Comedia dramática
Guion: Sofia Coppola
Música: Phoenix
Fotografía: Philippe Le Sourd
Reparto: Bill Murray, Rashida Jones, Marlon Wayans, Jenny Slate, Barbara Bain, Natia Dune, Jessica Henwick, Nadia Dajani, Sophia Zalipsky, Melania Zalipsky, Victoria Zalipsky, Evangeline Young, Jules Willcox, Alexandra Mary Reimer, Mike Keller, Ximena Lamadrid, Grayson Eddey, Zoe Bullock
Dirección: Sofia Coppola
viernes, 22 de enero de 2021
Fragmentos de una mujer
Martha y Sean viven en Boston. Esperan una hija y han decidido traerla al mundo en su propia casa. Cuando Martha -Vanessa Kirby- comienza el trabajo de parto, llaman a su matrona de cabecera, Bárbara, pero ella no está disponible en ese momento. En su lugar acude Eva -Molly Parker- quien colabora en el nacimiento pero no puede evitar la posterior muerte de la bebé. ¿Negligencia? La denuncia llega a tribunales en espera un juicio público y mediático, mientas la pareja vive semanas tormentosas de angustia y sufrimiento.
Dirigida por Kornél Mundruczó, la cinta es dramáticamente intensa. Describe una tragedia mayor, algo inimaginable, indescriptible, que implica una inevitable transformación personal. La vida de ambos padres está destrozada. Se extravía el sentido y el rumbo, se pierde cualquier horizonte posible. ¿Cómo se puede vivir después de algo así? El relato se concentra en Martha, en su agobio, en su extrema tristeza. No es que Sean -Shia LaBeouf- viva algo distinto, es solo que el foco está puesto sobre la madre. La búsqueda de una explicación se transforma en el norte a seguir, para poder avanzar, tal vez para intentar salir adelante, sin embargo esto trae consecuencias; como pareja comienzan a distanciarse.
Martha tiene una madre poderosa, fuerte y dominante. Elizabeth -Ellen Burstyn- opera como matriarca, guía los pasos de su hija -de todos en realidad- y se impone por sobre cualquier circunstancia. De hecho, desprecia a Sean, nunca lo ha aceptado. La hermana de Martha está algunos metros atrás por lo que no alcanza a ser un soporte emocional. La protagonista debe tomar opciones, casi sin saberlo ni proponérselo. ¿De qué manera recorre este arduo camino que enfrenta? ¿Con su pareja, con su familia? Es en ese momento en el que se erige un muro entre Martha y Sean, la emocionalidad diverge, más duro resulta todo; las diferencias se acrecientan.
La cinta posee simbolismos. El puente -en el que Sean se desempeña como parte del equipo de operarios de la construcción- se va completando con el paso del tiempo. También la separación por capítulos, correspondiente a las fechas en las que se desarrollan los diferentes segmentos. La herida permanece abierta, el paso del tiempo se refleja en el metraje. ¿Será posible alcanzar la sanación?
La actuación de Vanessa Kirby es sólida, muy real, emotiva y a la vez sencilla. Sus lágrimas brotan en forma natural, transmite su pena, su frustración y demuestra infructuosos intentos por sobreponerse. Es creíble; intenta ser fuerte, pararse, volver a trabajar en su rol de ejecutiva. También se propone mantenerse entera, de una pieza, pero naturalmente se quiebra, se fragmenta. Los roles masculinos pasan a ser irrelevantes, ni siquiera alcanzan a configurar un papel secundario. Sean es una pareja muy cercana al comienzo pero después se va diluyendo. Lentamente se transforma en un hombre casi desconocido, cada vez más lejano, menos presente, menos necesario.
La filmación que realiza Kornél Mundruczó es cercana y la música de Howard Shore, sugerente. Los movimientos de cámara que ejecuta el director resultan muy interesantes, revelando ángulos y encuadres muy precisos. Ofrece variadas perspectivas, tomas en espejo, al interior del auto, tomas en movimiento. La textura de la cinta juega entre nebulosas y planos borrosos, en asociación explícita con lo que vive Martha.
La secuencia inicial, los primeros 30 minutos, es de lo mejor que he observado en este último tiempo. Junto con resultar impactante, está muy bien actuada y muy bien filmada. El plano secuencia del parto deja sin aliento y provoca un nivel de atención único, que no decae en ningún momento, con tensión extrema y consecuencias emocionales. Esta apertura tiene una compensación en los créditos finales, que bien vale la pena observar con detención. Se trata de contemplar una personal reflexión sobre lo que significa el ciclo de la vida.
Ficha técnica
Título original: Pieces of a Woman
Año: 2020
Duración: 128 minutos
País: Canadá
Productora: Co-production Canadá-Hungría; Bron Studios, Creative Wealth Media Finance (Productor: Martin Scorsese)
Género: Drama | Familia
Guion: Kata Wéber
Música: Howard Shore
Fotografía: Benjamin Loeb
Reparto: Vanessa Kirby, Shia LaBeouf, Ellen Burstyn, Molly Parker, Iliza Shlesinger, Jimmie Fails, Domenic Di Rosa, Alain Dahan, Sarah Snook, Ben Safdie, Vanessa Smythe, Sean Tucker, Tyrone Benskin, Dusan Dukic, Noel Burton, Letitia Brookes, Leisa Reid, Joelle Jeremie
Dirección: Kornél Mundruczó
miércoles, 20 de enero de 2021
El Dilema de Aziz
Disponible en Netflix.
No sé muy bien por qué esta comedia turca llamó mi atención. Tal vez fue la necesidad de ver algo más liviano o el interés por revisar algo diferente a lo habitual. ¿Qué encontré?
Aziz -Engin Günaydın-, un hombre maduro que trabaja en una agencia de publicidad, se siente agobiado por su vida. Quiere romper con su novia Burcu -İrem Sak-, y no puede porque ella le reclama por no llevar puesto un collar que él no sabe dónde está. Su hermana, con cuñado y sobrino incluidos, lleva seis meses en su casa y no se va nunca. En la oficina, su jefe Alp -Öner Erkan-, lo insta a despegarse del mundo, le invita a su casa, fiestas, chicas… pero no parece seducirle la idea. Además, se aburre en su trabajo. Solo conecta con Erbil -Haluk Bilginer-, un colega viudo hace un tiempo, y en cuyo departamento se queda a veces para escapar de la aplastante rutina.
¿Y qué sucede? Nada en particular. El guion avanza de forma inconexa entre diferentes situaciones que son absurdas, otras ridículas y otras que no tienen ni pies ni cabeza. ¿Humor? Si lo hay, es extraño; no me convence. ¿Personalidades? Las hay variadas pero no consiguen captar mi atención. ¿Hacia dónde va la cinta? Ni idea, aun trato de encontrar el camino elegido y no lo encuentro.
Tratando de no ser lapidario, lo que observo, en el fondo, son situaciones que se presentan y que no necesariamente tienen una solución satisfactoria. Es decir, al menos una resolución que a mí me deje conforme porque para ser justos, algunas sí se logran resolver.
Podría resumir, brevemente, lo que me deja la película: el recuerdo de tres personas abrumadas por diferentes causas. Y además, esas tres personan conectan entre sí de modos distintos. Las motivaciones son diferentes y por supuesto algunas de ellas son básicas y no aportan mayores detalles. Podríamos, incluso, apelar a una catarsis grupal. El extremo es Alp, que vive básicamente de las apariencias. En un plano intermedio está Aziz, el protagonista, que divaga sin rumbo claro, perdido en un mar cotidiano de dificultades que no sabe cómo enfrentar. Y el más interesante -y no por ello se entiende mejor- es Erbil, tal vez el único que intenta avanzar y sobreponerse a la vida aunque está fuertemente amarrado a su pasado.
“Azizler” me desencantó. Tal vez no la entendí, pero no logré conectar ni con la forma ni con el relato. Lo que sí rescato es que es algo diferente, así es que si se animan a verla, ¡suerte con el viaje!
Ficha técnica
Título original: Azizler
Año: 2021
Duración: 96 minutos
País: Turquía
Productora: Imaj Film (Distribuidora: Netflix)
Género: Comedia. Drama | Comedia dramática
Guion: Durul Taylan, Yagmur Taylan, Berkun Oya
Fotografía: Burak Kanbir
Reparto: Engin Günaydin, Haluk Bilginer, Binnur Kaya, Öner Erkan, Fatih Artman, Irem Sak, Gülçin Santýrcýoðlu, Hülya Duyar, Ilker Aksum, Göktug Yildirim, Helin Kandemir
Dirección: Durul Taylan, Yagmur Taylan
No sé muy bien por qué esta comedia turca llamó mi atención. Tal vez fue la necesidad de ver algo más liviano o el interés por revisar algo diferente a lo habitual. ¿Qué encontré?
Aziz -Engin Günaydın-, un hombre maduro que trabaja en una agencia de publicidad, se siente agobiado por su vida. Quiere romper con su novia Burcu -İrem Sak-, y no puede porque ella le reclama por no llevar puesto un collar que él no sabe dónde está. Su hermana, con cuñado y sobrino incluidos, lleva seis meses en su casa y no se va nunca. En la oficina, su jefe Alp -Öner Erkan-, lo insta a despegarse del mundo, le invita a su casa, fiestas, chicas… pero no parece seducirle la idea. Además, se aburre en su trabajo. Solo conecta con Erbil -Haluk Bilginer-, un colega viudo hace un tiempo, y en cuyo departamento se queda a veces para escapar de la aplastante rutina.
¿Y qué sucede? Nada en particular. El guion avanza de forma inconexa entre diferentes situaciones que son absurdas, otras ridículas y otras que no tienen ni pies ni cabeza. ¿Humor? Si lo hay, es extraño; no me convence. ¿Personalidades? Las hay variadas pero no consiguen captar mi atención. ¿Hacia dónde va la cinta? Ni idea, aun trato de encontrar el camino elegido y no lo encuentro.
Tratando de no ser lapidario, lo que observo, en el fondo, son situaciones que se presentan y que no necesariamente tienen una solución satisfactoria. Es decir, al menos una resolución que a mí me deje conforme porque para ser justos, algunas sí se logran resolver.
Podría resumir, brevemente, lo que me deja la película: el recuerdo de tres personas abrumadas por diferentes causas. Y además, esas tres personan conectan entre sí de modos distintos. Las motivaciones son diferentes y por supuesto algunas de ellas son básicas y no aportan mayores detalles. Podríamos, incluso, apelar a una catarsis grupal. El extremo es Alp, que vive básicamente de las apariencias. En un plano intermedio está Aziz, el protagonista, que divaga sin rumbo claro, perdido en un mar cotidiano de dificultades que no sabe cómo enfrentar. Y el más interesante -y no por ello se entiende mejor- es Erbil, tal vez el único que intenta avanzar y sobreponerse a la vida aunque está fuertemente amarrado a su pasado.
“Azizler” me desencantó. Tal vez no la entendí, pero no logré conectar ni con la forma ni con el relato. Lo que sí rescato es que es algo diferente, así es que si se animan a verla, ¡suerte con el viaje!
Ficha técnica
Título original: Azizler
Año: 2021
Duración: 96 minutos
País: Turquía
Productora: Imaj Film (Distribuidora: Netflix)
Género: Comedia. Drama | Comedia dramática
Guion: Durul Taylan, Yagmur Taylan, Berkun Oya
Fotografía: Burak Kanbir
Reparto: Engin Günaydin, Haluk Bilginer, Binnur Kaya, Öner Erkan, Fatih Artman, Irem Sak, Gülçin Santýrcýoðlu, Hülya Duyar, Ilker Aksum, Göktug Yildirim, Helin Kandemir
Dirección: Durul Taylan, Yagmur Taylan
lunes, 18 de enero de 2021
Laberintos
Disponible en YouTube.
Esta película franco-belga, estrenada el año 2003, aborda una trama interesante. Se trata de un problema disociativo de identidad, un trastorno de personalidad múltiple. El guion, escrito por el mismo director René Manzor, nos sumerge de lleno en esta condición, algo vital para resolver un caso policial que involucra a una persona acusada de veintisiete homicidios.
La historia remite a Claude -Sylvie Testud-, la joven sindicada como responsable de las muertes. Karl Freud -Michel Duchaussoy-, psiquiatra a cargo, necesita ayuda para desentrañar lo que sucede con esta mujer e informar al Tribunal, por lo que recurre al doctor Brennac -Lambert Wilson- para que acepte el desafío y desarrolle sesiones diarias de terapia. En paralelo, el relato ofrece flashbacks de los días previos a la detención, en los que Matthias -Frédéric Diefenthal-, un introvertido investigador, junto al equipo policial, buscan pistas para dar con el paradero de la persona responsable de los homicidios.
En poco más de una hora y media, el metraje va adquiriendo capas que permiten conocer a los personajes. A pesar de los recuerdos que se entrelazan, el curso de la narración es lineal. Y nos dejamos llevar por ello. Sin cuestionarnos demasiado, es el momento en el que entramos al laberinto de la personalidad de Claude, porque ella representa, al menos, cuatro sujetos diferentes. Y sumamos una nueva vertiente; el papel fundamental que la mitología juega en esta historia pues se encuentra explícita la leyenda del Laberinto del Minotauro.
La cinta resulta cautivadora desde todos sus ángulos. El director es hábil para cazarnos con su discurso para que combinemos las piezas que tenemos enfrente. La actuación de Sylvie Testud es estupenda, no tiene dificultad en representar cada uno de los papeles que emergen de su voluble emocionalidad.
La película explora múltiples temas; intriga policial, infancia perturbada, sufrimientos extremos, vulnerabilidad y abandono, castigos, ofrendas, arte, imaginación, mitología, leyenda y psicoanálisis. Todo se va entretejiendo y da forma a secuencias que aparentemente están desconectadas pero que, sabemos de antemano, tienen varios cruces y precisos puntos en común. Es, además, un puzzle policial, sicológico y humano, donde cada pieza se encuentra preparada, lista y dispuesta para ser desplazada, colocada y, por supuesto, calzada. Resulta fundamental, también, lo referido a la familia, algo que marca la infancia de la protagonista y que poco a poco revela las causas profundas de sus acciones.
¿Cuál es el rol del azar? Descoloca el modus operandi utilizado. ¿Se ofrece como un elemento más, un distractivo tal vez, o es clave para entender lo que sucede en la mente responsable de los crímenes? La cinta posterga las definiciones y juega con nosotros hasta el final. Solo en los últimos diez minutos empiezan a caer las piezas de este juego tipo “Tetris” y vamos encajando los elementos tal como deben ir, en la posición que ocupan, adquiriendo un sentido que, por supuesto, difiere de nuestras lecturas previas.
“Dédales” -Dédalo, quien construyó el laberinto para esconder al Minotauro- funciona bien. Lástima que solo esté disponible en una copia de mala calidad en YouTube y no podamos apreciarla en buena definición, en un servicio de streaming que la ofrezca dentro de su catálogo. Aun así, puede valer el esfuerzo de verla porque, si bien es un tema explorado por otras muchas cintas, esta ficción francesa tiene características propias -especialmente sus actuaciones-, que mantienen un suspenso que no pierde atención en ningún momento.
Ficha técnica
Título original: Dédales
Año: 2003
Duración: 94 minutos
País: Francia
Productora: Co-production Francia-Bélgica;
Género: Intriga | Policíaco. Asesinos en serie. Crimen
Guion: René Manzor
Música: Jean-Félix Lalanne
Fotografía: Pal Gyulay
Reparto: Lambert Wilson, Sylvie Testud, Frédéric Diefenthal, Michel Duchaussoy, Edouard Montoute, Tomer Sisley, Jean-Henri Compère, Jérémy Bombace
Dirección: René Manzor
Esta película franco-belga, estrenada el año 2003, aborda una trama interesante. Se trata de un problema disociativo de identidad, un trastorno de personalidad múltiple. El guion, escrito por el mismo director René Manzor, nos sumerge de lleno en esta condición, algo vital para resolver un caso policial que involucra a una persona acusada de veintisiete homicidios.
La historia remite a Claude -Sylvie Testud-, la joven sindicada como responsable de las muertes. Karl Freud -Michel Duchaussoy-, psiquiatra a cargo, necesita ayuda para desentrañar lo que sucede con esta mujer e informar al Tribunal, por lo que recurre al doctor Brennac -Lambert Wilson- para que acepte el desafío y desarrolle sesiones diarias de terapia. En paralelo, el relato ofrece flashbacks de los días previos a la detención, en los que Matthias -Frédéric Diefenthal-, un introvertido investigador, junto al equipo policial, buscan pistas para dar con el paradero de la persona responsable de los homicidios.
En poco más de una hora y media, el metraje va adquiriendo capas que permiten conocer a los personajes. A pesar de los recuerdos que se entrelazan, el curso de la narración es lineal. Y nos dejamos llevar por ello. Sin cuestionarnos demasiado, es el momento en el que entramos al laberinto de la personalidad de Claude, porque ella representa, al menos, cuatro sujetos diferentes. Y sumamos una nueva vertiente; el papel fundamental que la mitología juega en esta historia pues se encuentra explícita la leyenda del Laberinto del Minotauro.
La cinta resulta cautivadora desde todos sus ángulos. El director es hábil para cazarnos con su discurso para que combinemos las piezas que tenemos enfrente. La actuación de Sylvie Testud es estupenda, no tiene dificultad en representar cada uno de los papeles que emergen de su voluble emocionalidad.
La película explora múltiples temas; intriga policial, infancia perturbada, sufrimientos extremos, vulnerabilidad y abandono, castigos, ofrendas, arte, imaginación, mitología, leyenda y psicoanálisis. Todo se va entretejiendo y da forma a secuencias que aparentemente están desconectadas pero que, sabemos de antemano, tienen varios cruces y precisos puntos en común. Es, además, un puzzle policial, sicológico y humano, donde cada pieza se encuentra preparada, lista y dispuesta para ser desplazada, colocada y, por supuesto, calzada. Resulta fundamental, también, lo referido a la familia, algo que marca la infancia de la protagonista y que poco a poco revela las causas profundas de sus acciones.
¿Cuál es el rol del azar? Descoloca el modus operandi utilizado. ¿Se ofrece como un elemento más, un distractivo tal vez, o es clave para entender lo que sucede en la mente responsable de los crímenes? La cinta posterga las definiciones y juega con nosotros hasta el final. Solo en los últimos diez minutos empiezan a caer las piezas de este juego tipo “Tetris” y vamos encajando los elementos tal como deben ir, en la posición que ocupan, adquiriendo un sentido que, por supuesto, difiere de nuestras lecturas previas.
“Dédales” -Dédalo, quien construyó el laberinto para esconder al Minotauro- funciona bien. Lástima que solo esté disponible en una copia de mala calidad en YouTube y no podamos apreciarla en buena definición, en un servicio de streaming que la ofrezca dentro de su catálogo. Aun así, puede valer el esfuerzo de verla porque, si bien es un tema explorado por otras muchas cintas, esta ficción francesa tiene características propias -especialmente sus actuaciones-, que mantienen un suspenso que no pierde atención en ningún momento.
Ficha técnica
Título original: Dédales
Año: 2003
Duración: 94 minutos
País: Francia
Productora: Co-production Francia-Bélgica;
Género: Intriga | Policíaco. Asesinos en serie. Crimen
Guion: René Manzor
Música: Jean-Félix Lalanne
Fotografía: Pal Gyulay
Reparto: Lambert Wilson, Sylvie Testud, Frédéric Diefenthal, Michel Duchaussoy, Edouard Montoute, Tomer Sisley, Jean-Henri Compère, Jérémy Bombace
Dirección: René Manzor
viernes, 15 de enero de 2021
Ida
Disponible en Centroartealameda.tv
Anna -Agata Trzebuchowska- está a punto de hacerse monja. Es 1960 y la acción transcurre en Polonia. La superiora, consciente que la joven tiene una pariente viva a la que no conoce, insiste para que viaje a encontrase con Wanda -Agata Kulesza-, hermana de su madre, una jueza que tiene problemas con el alcohol y que además desdeña su profesión. Es ella quien revela a Anna su origen judío, su verdadero nombre -Ida Lebenstein- y el destino de sus padres, consecuencia de la brutal ocupación nazi.
La cinta del director Pawel Pawlikowski es una joya. El minimalismo de su forma converge hacia la intimidad de su fondo. En esta descripción del personal viaje interior de ambas mujeres descubrimos la historia, aquello que queda al descubierto al correr el velo. La emoción está contenida pese al contrapunto que presentan ambas protagonistas. Es el futuro el que está en perspectiva, en la perspectiva de la vida, de la historia y del más profundo sentido de la vida.
“Ida” es poderosa, reflexiva, fuerte e inquietante. Filmada en un blanco y negro robusto, lleno de matices, los cuadros y la fotografía que se nos presenta es magnífica. La cámara aguda de Pawlikowski capta ángulos y enfoques que en ocasiones se mantienen casi sin movimiento, como láminas que van componiendo un antiguo álbum de fotos. Algunos planos cercanos llegan a ser desgarradores, acentuados por una sensible banda sonora a cargo de Kristian Eidnes Andersen.
En esta cinta el relato es mínimo, refiere lo esencial. Da cuenta de un guion que expresa mucho con muy pocos elementos. La maestría de su composición se aprecia, sobre todo, en los importantes silencios que invitan a la contemplación.
En “Ida” nada es predecible y todo se complementa. El lenguaje visual adquiere una potencia inigualable en la medida que lentamente nos invita al interior un mundo oscuro y frío del que solo vemos pequeños rayos de luz. Se trata de la intimidad más profunda de Ida y de Wanda. No es necesario que sucedan muchas cosas, basta con información precisa, elementos justos y gestualidad apropiada. Comprendemos lo incompresible con la emoción, ya, a flor de piel. El corazón se encoge, afloran los sentimientos y las contradicciones.
Pawel Pawlikowski nos regala una pieza de oro puro, un cine arte que nos embriaga. Este viaje a la intimidad de pronto se transforma en nuestro propio viaje y quedamos sorprendidos. ¿Cómo se produce tal nivel de compenetración? ¿Qué nos lleva a tal estado de imprevisión y vulnerabilidad? Las respuestas las esboza una obra de arte llevada al límite del expresionismo, que ilustra con imágenes, texto y música, lo más profundo de la búsqueda humana del sentido de la existencia.
Ficha técnica
Título original: Ida (Sister of Mercy)
Año: 2013
Duración: 80 minutos
País: Polonia
Productora: Co-production Polonia-Italia-Dinamarca; Opus Film, Phoenix Film
Género: Drama | Años 60. Religión. Familia. Nazismo
Guion: Pawel Pawlikowski, Rebecca Lenkiewicz
Música: Kristian Eidnes Andersen
Fotografía: Lukasz Zal, Ryszard Lenczewski (B&W)
Reparto: Agata Kulesza, Agata Trzebuchowska, Joanna Kulig, Dawid Ogrodnik, Jerzy Trela, Adam Szyszkowski, Artur Janusiak, Halina Skoczynska, Mariusz Jakus
Dirección: Pawel Pawlikowski
Anna -Agata Trzebuchowska- está a punto de hacerse monja. Es 1960 y la acción transcurre en Polonia. La superiora, consciente que la joven tiene una pariente viva a la que no conoce, insiste para que viaje a encontrase con Wanda -Agata Kulesza-, hermana de su madre, una jueza que tiene problemas con el alcohol y que además desdeña su profesión. Es ella quien revela a Anna su origen judío, su verdadero nombre -Ida Lebenstein- y el destino de sus padres, consecuencia de la brutal ocupación nazi.
La cinta del director Pawel Pawlikowski es una joya. El minimalismo de su forma converge hacia la intimidad de su fondo. En esta descripción del personal viaje interior de ambas mujeres descubrimos la historia, aquello que queda al descubierto al correr el velo. La emoción está contenida pese al contrapunto que presentan ambas protagonistas. Es el futuro el que está en perspectiva, en la perspectiva de la vida, de la historia y del más profundo sentido de la vida.
“Ida” es poderosa, reflexiva, fuerte e inquietante. Filmada en un blanco y negro robusto, lleno de matices, los cuadros y la fotografía que se nos presenta es magnífica. La cámara aguda de Pawlikowski capta ángulos y enfoques que en ocasiones se mantienen casi sin movimiento, como láminas que van componiendo un antiguo álbum de fotos. Algunos planos cercanos llegan a ser desgarradores, acentuados por una sensible banda sonora a cargo de Kristian Eidnes Andersen.
En esta cinta el relato es mínimo, refiere lo esencial. Da cuenta de un guion que expresa mucho con muy pocos elementos. La maestría de su composición se aprecia, sobre todo, en los importantes silencios que invitan a la contemplación.
En “Ida” nada es predecible y todo se complementa. El lenguaje visual adquiere una potencia inigualable en la medida que lentamente nos invita al interior un mundo oscuro y frío del que solo vemos pequeños rayos de luz. Se trata de la intimidad más profunda de Ida y de Wanda. No es necesario que sucedan muchas cosas, basta con información precisa, elementos justos y gestualidad apropiada. Comprendemos lo incompresible con la emoción, ya, a flor de piel. El corazón se encoge, afloran los sentimientos y las contradicciones.
Pawel Pawlikowski nos regala una pieza de oro puro, un cine arte que nos embriaga. Este viaje a la intimidad de pronto se transforma en nuestro propio viaje y quedamos sorprendidos. ¿Cómo se produce tal nivel de compenetración? ¿Qué nos lleva a tal estado de imprevisión y vulnerabilidad? Las respuestas las esboza una obra de arte llevada al límite del expresionismo, que ilustra con imágenes, texto y música, lo más profundo de la búsqueda humana del sentido de la existencia.
Ficha técnica
Título original: Ida (Sister of Mercy)
Año: 2013
Duración: 80 minutos
País: Polonia
Productora: Co-production Polonia-Italia-Dinamarca; Opus Film, Phoenix Film
Género: Drama | Años 60. Religión. Familia. Nazismo
Guion: Pawel Pawlikowski, Rebecca Lenkiewicz
Música: Kristian Eidnes Andersen
Fotografía: Lukasz Zal, Ryszard Lenczewski (B&W)
Reparto: Agata Kulesza, Agata Trzebuchowska, Joanna Kulig, Dawid Ogrodnik, Jerzy Trela, Adam Szyszkowski, Artur Janusiak, Halina Skoczynska, Mariusz Jakus
Dirección: Pawel Pawlikowski
jueves, 14 de enero de 2021
Pearl
Disponible en Centroartealameda.tv
Léa Pearl -Julia Fory- se encuentra ad portas de competir por el título de “Miss Heaven”. Junto a su Coach Al -Peter Mullan-, se ha preparado a conciencia durante cuatro años para este importante desafío por lo que la repentina aparición de su exmarido en el “Eden Palace”, llevando consigo al hijo de ambos y que ella no ha visto en todo ese tiempo, la descoloca absolutamente.
Esta cinta de la directora Elsa Amiel se sumerge en el mundo de la adoración al físico. Muestra en primerísimo plano el culturismo de cuerpos que, en este caso femeninos, son resultado de esfuerzos gigantes, de un gran sacrificio personal y elevadas dosis de sudor. ¿Para qué? ¿Por dinero, reconocimiento, admiración? ¿Deporte?
El guion escrito por Laurent Larivière y por la misma directora, ofrece una capa exterior bastante dura, una barrera que provoca cierta resistencia. Sin duda existen prejuicios y debo reconocer que los suscribo. No me gusta el tema, no me agrada el entorno, por lo que se me dificulta poder ingresar más allá de esta primera capa.
No obstante, y haciendo un esfuerzo por traspasar la epidermis, afloran aspectos en un relato que puede resultar, incluso, tan desafiante como conmovedor. Vemos, en primera instancia, la soledad de la protagonista. Léa está convencida de lo que hace, de las decisiones que ha tomado para llegar a disputar este importante campeonato. Sin embargo, también observamos la relación con su entrenador Al, y al menos despierta ciertas dudas porque observamos una relación insana, perturbadora. Léa ha trabajado fuerte, ha hecho un gran sacrificio durante años por lo que no puede aflojar en la instancia final. Pero Léa está, inevitablemente, sola.
El paso del tiempo no es en vano y esta es la segunda instancia. Cuando Ben, su ex marido, lleva consigo a Joseph, su hijo, verdaderamente no sabe lo que siente pues, en el espacio en el que se ha desarrollado los últimos años, no existe la opción de dejar fluir la propia sensibilidad. Léa ha postergado esa intimidad en favor de su exterioridad por lo que se configura, entonces, una crisis de proporciones y no tiene herramientas para enfrentarla. ¿Seguir adelante, ignorando lo que sucede? ¿Parar, detenerse, abandonar la competencia? La actuación de Joseph agrega una emotividad de la que cuesta desprenderse, pues evoca un sentido de aceptación de su realidad que llama tanto la atención como su indudable fragilidad y vulnerabilidad.
“Pearl” aborda otra mirada sobre la maternidad, sobre la renuncia al rol materno, por privilegiar una pasión o un sueño, en este caso el físico culturismo. También presenta la evidente transformación de su protagonista. Antes era Julia, ahora es Léa; otro cuerpo, otra persona. Entonces, sin esperarlo ni menos estar preparada, se encuentra de frente con una nueva realidad. ¿Surgirá una conexión? ¿Aflorarán los sentimientos? ¿Cobrará sentido su vida?
Ficha técnica
Título original: Pearl
Año: 2018
País: Francia
Productora: Unité de production, Bande a Part Films
Género: Drama
Guion: Elsa Amiel, Laurent Larivière
Música: Fred Avril
Fotografía: Colin Lévêque
Reparto: Julia Fory, Peter Mullan, Mathieu Amalric, Arieh Worthalter, Vidal Arzoni, Agata Buzek
Dirección: Elsa Amiel
Léa Pearl -Julia Fory- se encuentra ad portas de competir por el título de “Miss Heaven”. Junto a su Coach Al -Peter Mullan-, se ha preparado a conciencia durante cuatro años para este importante desafío por lo que la repentina aparición de su exmarido en el “Eden Palace”, llevando consigo al hijo de ambos y que ella no ha visto en todo ese tiempo, la descoloca absolutamente.
Esta cinta de la directora Elsa Amiel se sumerge en el mundo de la adoración al físico. Muestra en primerísimo plano el culturismo de cuerpos que, en este caso femeninos, son resultado de esfuerzos gigantes, de un gran sacrificio personal y elevadas dosis de sudor. ¿Para qué? ¿Por dinero, reconocimiento, admiración? ¿Deporte?
El guion escrito por Laurent Larivière y por la misma directora, ofrece una capa exterior bastante dura, una barrera que provoca cierta resistencia. Sin duda existen prejuicios y debo reconocer que los suscribo. No me gusta el tema, no me agrada el entorno, por lo que se me dificulta poder ingresar más allá de esta primera capa.
No obstante, y haciendo un esfuerzo por traspasar la epidermis, afloran aspectos en un relato que puede resultar, incluso, tan desafiante como conmovedor. Vemos, en primera instancia, la soledad de la protagonista. Léa está convencida de lo que hace, de las decisiones que ha tomado para llegar a disputar este importante campeonato. Sin embargo, también observamos la relación con su entrenador Al, y al menos despierta ciertas dudas porque observamos una relación insana, perturbadora. Léa ha trabajado fuerte, ha hecho un gran sacrificio durante años por lo que no puede aflojar en la instancia final. Pero Léa está, inevitablemente, sola.
El paso del tiempo no es en vano y esta es la segunda instancia. Cuando Ben, su ex marido, lleva consigo a Joseph, su hijo, verdaderamente no sabe lo que siente pues, en el espacio en el que se ha desarrollado los últimos años, no existe la opción de dejar fluir la propia sensibilidad. Léa ha postergado esa intimidad en favor de su exterioridad por lo que se configura, entonces, una crisis de proporciones y no tiene herramientas para enfrentarla. ¿Seguir adelante, ignorando lo que sucede? ¿Parar, detenerse, abandonar la competencia? La actuación de Joseph agrega una emotividad de la que cuesta desprenderse, pues evoca un sentido de aceptación de su realidad que llama tanto la atención como su indudable fragilidad y vulnerabilidad.
“Pearl” aborda otra mirada sobre la maternidad, sobre la renuncia al rol materno, por privilegiar una pasión o un sueño, en este caso el físico culturismo. También presenta la evidente transformación de su protagonista. Antes era Julia, ahora es Léa; otro cuerpo, otra persona. Entonces, sin esperarlo ni menos estar preparada, se encuentra de frente con una nueva realidad. ¿Surgirá una conexión? ¿Aflorarán los sentimientos? ¿Cobrará sentido su vida?
Ficha técnica
Título original: Pearl
Año: 2018
País: Francia
Productora: Unité de production, Bande a Part Films
Género: Drama
Guion: Elsa Amiel, Laurent Larivière
Música: Fred Avril
Fotografía: Colin Lévêque
Reparto: Julia Fory, Peter Mullan, Mathieu Amalric, Arieh Worthalter, Vidal Arzoni, Agata Buzek
Dirección: Elsa Amiel
miércoles, 13 de enero de 2021
The Stand In
Disponible en Netflix.
Su premisa básica presenta a Candy Black -Drew Barrymore-, una actriz cómica que no pasa por un buen momento. Problemas en el set y también con los impuestos la obligan a realizar un tratamiento de rehabilitación de tres meses, pero ella en realidad no tiene ningún interés en hacerlo. Surge entonces una gran Idea. Candy siempre ha tenido una doble, una “Stand In”, que se llama Paula -también Drew Barrymore-. Santo remedio. Entonces la contrata para hacer el tratamiento por ella pero claro, obviamente las cosas no resultan como debieran resultar.
Tal vez lo más rescatable de esta producción es la doble actuación de Drew Barrymore. La actriz crea dos personajes similares físicamente pero en extremo distintos en estilo, lenguaje, gestos y miradas. Muy bien la propuesta de Barrymore, pero la película no está a esa altura. Asimismo, el tema que plantea el guion es interesante pero lamentablemente se ve desaprovechado y eso provoca una debacle como si se tratara de un huracán grado 5.
Es cierto, un mensaje acerca de la búsqueda del éxito a toda costa y en contraposición, el refugio en lo más simple de las cosas, funciona. Asimismo, no es nuevo exponer a la industria por los problemas de la fama y el aprovechamiento de imagen de alguien exitoso. Tampoco resulta novedad la usurpación de personalidades, es decir, querer vivir -o apropiarse- la vida de otra persona por sus influencias, posibilidades, glamour o simplemente por las ganancias económicas. El tema es que la cinta usa todo lo anterior como pretexto para construir una historia que no aporta mucho más en contenido, tampoco en humor y menos en comedia.
“The Stand In” algo mejora cuando se vuelca hacia lo sencillo, hacia el escape de lo mediático por lo insufrible que es el reconocimiento universal. Cuando pone el foco en la valoración de lo simple, en lo que verdaderamente llena el alma, aparece el valor de la compañía y del amor que, finalmente, son las mayores recompensas para cualquier ser humano.
Ficha técnica
Título original: The Stand In
Año: 2020
Duración: 101 minutos
País: Estados Unidos
Productora: The Exchange, Flower Films, Wrigley Media, Ingenious Media, Polyphemus Productions (Distribuidora: Saban Films)
Género: Comedia
Guion: Sam Bain
Música: Daniel Wohl
Fotografía: Eric Moynier
Reparto: Drew Barrymore, T.J. Miller, Holland Taylor, Ellie Kemper, Andrew Rannells, Lena Dunham, Michelle Buteau, Michael Zegen, Charlie Barnett, Adrian Martinez, Teddy Coluca, RayJonaldy Rodriguez, Kristoffe Brodeur, El Sayre, John W. Lawson, Wendy Meredith, Mark J Clifford, Heather Girardi, Georgia Buchanan
Dirección: Jamie Babbit
Tal vez lo más rescatable de esta producción es la doble actuación de Drew Barrymore. La actriz crea dos personajes similares físicamente pero en extremo distintos en estilo, lenguaje, gestos y miradas. Muy bien la propuesta de Barrymore, pero la película no está a esa altura. Asimismo, el tema que plantea el guion es interesante pero lamentablemente se ve desaprovechado y eso provoca una debacle como si se tratara de un huracán grado 5.
Es cierto, un mensaje acerca de la búsqueda del éxito a toda costa y en contraposición, el refugio en lo más simple de las cosas, funciona. Asimismo, no es nuevo exponer a la industria por los problemas de la fama y el aprovechamiento de imagen de alguien exitoso. Tampoco resulta novedad la usurpación de personalidades, es decir, querer vivir -o apropiarse- la vida de otra persona por sus influencias, posibilidades, glamour o simplemente por las ganancias económicas. El tema es que la cinta usa todo lo anterior como pretexto para construir una historia que no aporta mucho más en contenido, tampoco en humor y menos en comedia.
“The Stand In” algo mejora cuando se vuelca hacia lo sencillo, hacia el escape de lo mediático por lo insufrible que es el reconocimiento universal. Cuando pone el foco en la valoración de lo simple, en lo que verdaderamente llena el alma, aparece el valor de la compañía y del amor que, finalmente, son las mayores recompensas para cualquier ser humano.
Ficha técnica
Título original: The Stand In
Año: 2020
Duración: 101 minutos
País: Estados Unidos
Productora: The Exchange, Flower Films, Wrigley Media, Ingenious Media, Polyphemus Productions (Distribuidora: Saban Films)
Género: Comedia
Guion: Sam Bain
Música: Daniel Wohl
Fotografía: Eric Moynier
Reparto: Drew Barrymore, T.J. Miller, Holland Taylor, Ellie Kemper, Andrew Rannells, Lena Dunham, Michelle Buteau, Michael Zegen, Charlie Barnett, Adrian Martinez, Teddy Coluca, RayJonaldy Rodriguez, Kristoffe Brodeur, El Sayre, John W. Lawson, Wendy Meredith, Mark J Clifford, Heather Girardi, Georgia Buchanan
Dirección: Jamie Babbit
martes, 12 de enero de 2021
Minimalismo: Menos es Ahora
Disponible en Netflix.
Me llamó la atención el título de este documental. Muchas veces me escucho repitiendo que “menos es más”, concepto en el que creo firmemente. Por ello, cuando vi la sentencia que “menos es ahora”, despertó de inmediato mi curiosidad. ¿Qué encontré?
Esta pieza, de solo 53 minutos, presenta a Joshua Fields Millburn y Ryan Nicodemus quienes nos cuentan su experiencia al decidir desprenderse de cosas y vivir con menos.
A simple vista parece una acción ecológica o de una ONG, sin embargo son las vidas reales de dos amigos que se conocen desde el infancia. Y la opción no solo es vivir con menos, sino, definitivamente, centrarse solo en las cosas que le den valor y sentido a sus vidas. Y no son solamente ellos, muchas otras personas están presentes en variadas imágenes que se suceden en rápidas secuencias.
Así, los testimonios transitan desde el desprecio por la acumulación, una alerta máxima al consumismo, la necesidad de soltar objetos, botar cosas, sin por ello olvidar lo que significan. La idea es más bien recordar con lo que tienen relación pero desprenderse del bien material.
Se plantea con fuerza que el comprar cosas se ve como una solución fácil a los problemas lo que pronto provoca desilusión y decepción. La necesidad es simplificar la vida, sacarse de encima cargas innecesarias, alivianar la existencia.
El mensaje que transmiten Joshua y Ryan es cautivante. Es un desafío contra cultural, sobre todo en Estados Unidos, donde el consumo es de primera necesidad, tanto para las empresas que lo satisfacen como para para quienes adquieren sus productos.
Pero eso no es todo, ni tampoco lo fundamental, pues luego pasamos al fondo de este movimiento pro minimalismo. El centro es tomar verdadera conciencia de las reales necesidades. Esas no encuentran respuesta en lo material, son en esencia espirituales, están en el alma. Y por eso es importante el paso siguiente, el desprendimiento. Para Joshua y Ryan solo así es posible liberarse realmente y enfocarse en lo verdaderamente importante.
El llamado es interesante. ¡Menos es ahora! Sobre todo hoy, cuando la explotación del planeta pone en riesgo nuestra supervivencia y nuestras posesiones amenazan nuestra paz interior. Si menos es más, ¿qué esperamos para ponerlo en práctica?
Ficha técnica
Título original: The Minimalists: Less Is Now
Año: 2021
Duración: 53 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Booklight Productions, Catalyst Films (Distribuidora: Netflix)
Género: Documental | Mediometraje
Música: Vve
Fotografía: Matt D'Avella, Conrad Golovac, Chris Newhard
Reparto: Documental, (intervenciones de: Joshua Fields Millburn, Ryan Nicodemus)
Dirección: Matt D'Avella
Me llamó la atención el título de este documental. Muchas veces me escucho repitiendo que “menos es más”, concepto en el que creo firmemente. Por ello, cuando vi la sentencia que “menos es ahora”, despertó de inmediato mi curiosidad. ¿Qué encontré?
Esta pieza, de solo 53 minutos, presenta a Joshua Fields Millburn y Ryan Nicodemus quienes nos cuentan su experiencia al decidir desprenderse de cosas y vivir con menos.
A simple vista parece una acción ecológica o de una ONG, sin embargo son las vidas reales de dos amigos que se conocen desde el infancia. Y la opción no solo es vivir con menos, sino, definitivamente, centrarse solo en las cosas que le den valor y sentido a sus vidas. Y no son solamente ellos, muchas otras personas están presentes en variadas imágenes que se suceden en rápidas secuencias.
Así, los testimonios transitan desde el desprecio por la acumulación, una alerta máxima al consumismo, la necesidad de soltar objetos, botar cosas, sin por ello olvidar lo que significan. La idea es más bien recordar con lo que tienen relación pero desprenderse del bien material.
Se plantea con fuerza que el comprar cosas se ve como una solución fácil a los problemas lo que pronto provoca desilusión y decepción. La necesidad es simplificar la vida, sacarse de encima cargas innecesarias, alivianar la existencia.
El mensaje que transmiten Joshua y Ryan es cautivante. Es un desafío contra cultural, sobre todo en Estados Unidos, donde el consumo es de primera necesidad, tanto para las empresas que lo satisfacen como para para quienes adquieren sus productos.
Pero eso no es todo, ni tampoco lo fundamental, pues luego pasamos al fondo de este movimiento pro minimalismo. El centro es tomar verdadera conciencia de las reales necesidades. Esas no encuentran respuesta en lo material, son en esencia espirituales, están en el alma. Y por eso es importante el paso siguiente, el desprendimiento. Para Joshua y Ryan solo así es posible liberarse realmente y enfocarse en lo verdaderamente importante.
El llamado es interesante. ¡Menos es ahora! Sobre todo hoy, cuando la explotación del planeta pone en riesgo nuestra supervivencia y nuestras posesiones amenazan nuestra paz interior. Si menos es más, ¿qué esperamos para ponerlo en práctica?
Ficha técnica
Título original: The Minimalists: Less Is Now
Año: 2021
Duración: 53 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Booklight Productions, Catalyst Films (Distribuidora: Netflix)
Género: Documental | Mediometraje
Música: Vve
Fotografía: Matt D'Avella, Conrad Golovac, Chris Newhard
Reparto: Documental, (intervenciones de: Joshua Fields Millburn, Ryan Nicodemus)
Dirección: Matt D'Avella
lunes, 11 de enero de 2021
Faith, Hope & Love
Disponible en Netflix.
El centro de la historia es la participación de Faith Turley -Peta Murgatroyd - en un concurso de baile, conseguir fondos y rescatar su academia. Recién divorciada, su pasión consiste en enseñar a bailar y la amenaza del cierre de su estudio la obliga a esmerarse. El desafío es encontrar una pareja no profesional para participar en la instancia por lo que la aparición de Jimmy Hope -Robert Krantz-, resulta providencial. Este hombre, viudo hace tres años y que cría solo a sus dos hijas, acepta la propuesta pero no todo es miel sobre hojuelas…
El relato presenta una estructura sencilla. El guion escrito por el mismo actor y además codirector, Robert Krantz, habla de pérdidas, de resiliencia y espíritu de superación. Expone una visible negación hacia posibles nuevas relaciones amorosas y marca un acento en la aceptación de la propia condición para lograr una cierta apertura emocional.
La película es rica en escenas de baile. Se nota la pasión con la que ambos actores enfrentan sus papeles. Se les ve sueltos en cada ensayo, y realmente hacen parecer fácil lo que están consiguiendo con sus coreográficas rutinas. Es llamativa su simpatía y por cierto también su coquetería. Por otra parte, no es difícil anticipar la trama, es más, verdaderamente es todo previsible desde el minuto uno.
Al observar la situación de vida de ambos protagonistas deseamos que tengan una nueva oportunidad. Solo deben dejarse llevar, vencer los reparos y dejar que el tiempo cure las heridas. La película aborda aquello en su centro y también en paralelo la Fe religiosa y su carencia. Pone énfasis en la ayuda mutua de esta pareja de bailarines, en ese encuentro personal, que permite que dos caminos, que parecen muy distantes, puedan unirse en aras de un objetivo común. Lo demás, a lo largo de este viaje, viene naturalmente por añadidura.
“Faith, Hope & Love” funciona como una cinta de esperanza, fe y amor -como reza su título-, conteniendo un mensaje claro con un desarrollo simple, sin mayores aspavientos ni ambiciones. Podríamos, incluso, situarla como metodología de la esperanza, una enseñanza que, siguiendo los patrones normales de una comedia liviana, conecta a dos personas que mágicamente logran redescubrir su capacidad de amar.
Ficha técnica
Título original: Faith, Hope & Love
Año: 2019
Duración: 106 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Ellinas Multimedia (Distribuidora: ArtAffects Entertainment [USA])
Género: Comedia. Romance
Guion: Robert Krantz
Música: Robert Mai, Ryan Stratton
Fotografía: Pascal Combes-Knoke
Reparto: Peta Murgatroyd, Robert Krantz, Michael Richards, Corbin Bernsen, M. Emmet Walsh, Natasha Bure, Nancy Stafford, Gary Hershberger, Aria Walters
Dirección: J.J. Englert, Robert Krantz
El centro de la historia es la participación de Faith Turley -Peta Murgatroyd - en un concurso de baile, conseguir fondos y rescatar su academia. Recién divorciada, su pasión consiste en enseñar a bailar y la amenaza del cierre de su estudio la obliga a esmerarse. El desafío es encontrar una pareja no profesional para participar en la instancia por lo que la aparición de Jimmy Hope -Robert Krantz-, resulta providencial. Este hombre, viudo hace tres años y que cría solo a sus dos hijas, acepta la propuesta pero no todo es miel sobre hojuelas…
El relato presenta una estructura sencilla. El guion escrito por el mismo actor y además codirector, Robert Krantz, habla de pérdidas, de resiliencia y espíritu de superación. Expone una visible negación hacia posibles nuevas relaciones amorosas y marca un acento en la aceptación de la propia condición para lograr una cierta apertura emocional.
La película es rica en escenas de baile. Se nota la pasión con la que ambos actores enfrentan sus papeles. Se les ve sueltos en cada ensayo, y realmente hacen parecer fácil lo que están consiguiendo con sus coreográficas rutinas. Es llamativa su simpatía y por cierto también su coquetería. Por otra parte, no es difícil anticipar la trama, es más, verdaderamente es todo previsible desde el minuto uno.
Al observar la situación de vida de ambos protagonistas deseamos que tengan una nueva oportunidad. Solo deben dejarse llevar, vencer los reparos y dejar que el tiempo cure las heridas. La película aborda aquello en su centro y también en paralelo la Fe religiosa y su carencia. Pone énfasis en la ayuda mutua de esta pareja de bailarines, en ese encuentro personal, que permite que dos caminos, que parecen muy distantes, puedan unirse en aras de un objetivo común. Lo demás, a lo largo de este viaje, viene naturalmente por añadidura.
“Faith, Hope & Love” funciona como una cinta de esperanza, fe y amor -como reza su título-, conteniendo un mensaje claro con un desarrollo simple, sin mayores aspavientos ni ambiciones. Podríamos, incluso, situarla como metodología de la esperanza, una enseñanza que, siguiendo los patrones normales de una comedia liviana, conecta a dos personas que mágicamente logran redescubrir su capacidad de amar.
Ficha técnica
Título original: Faith, Hope & Love
Año: 2019
Duración: 106 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Ellinas Multimedia (Distribuidora: ArtAffects Entertainment [USA])
Género: Comedia. Romance
Guion: Robert Krantz
Música: Robert Mai, Ryan Stratton
Fotografía: Pascal Combes-Knoke
Reparto: Peta Murgatroyd, Robert Krantz, Michael Richards, Corbin Bernsen, M. Emmet Walsh, Natasha Bure, Nancy Stafford, Gary Hershberger, Aria Walters
Dirección: J.J. Englert, Robert Krantz
jueves, 7 de enero de 2021
Muerte al 2020
Disponible en Netflix.
Podríamos decir que este es un “NO Documental”. También catalogarlo de falso. Aún así, me parece que lo que muestra no es tan distante de la realidad. ¿De qué se trata? Veamos.
Charlie Brooker y Annabel Jones, los creadores de la afamada serie “Black Mirror”, traen esta disparatada idea de cerrar el año 2020 con una lapidaria revisión de lo que ha sucedido en el mundo. Como si no fuera suficiente lo que ya hemos vivido -coronavirus, racismo, abusos, polarización, entre otras muchas cosas-, estas mentes creativas ponen en escena un texto excéntrico que visten con ropajes de comedia negra. En voz de uno de ellos, Jones, ”Muerte al 2020 presenta personajes de ficción que discuten eventos reales en un falso documental grandilocuente”. Y es tal cual. Ni una coma más ni un punto menos.
Son 70 minutos de sátira y actuaciones irreverentes, mezcladas con imágenes reales que se combinan en los muchos hilos narrativos presentes. La voz en off corresponde a Laurence Fishburne y desfilan en escena Samuel L. Jackson, Hugh Grant, Kumail Nanjiani, Tracey Ullman, Samson Kayo, Lisa Kudrow, Diane Morgan, Leslie Jones, Cristin Milioti, y Joe Keery, entre otros.
Las descripciones reales se confrontan con análisis livianos llenos de contradicciones. Por otra parte, lo que podríamos considerar mensajes verdaderos, se diluyen y suavizan con el tono burlesco utilizado a lo largo del metraje.
¿Cuál es el objetivo de un trabajo así? Estimo que no pretende perdurar. Es tan ridículo y por momentos tan espantoso, que saca risas fácilmente. Se hace fácil de ver, es muy liviano a pesar de las tragedias que nos obliga a recordar una y otra vez.
Tal vez este trabajo logra decir mucho por ser básicamente una comedia. Y son increíbles brutalidades las que muestra. Ejemplos sobran por parte de Donald Trump o Boris Johnson. Al sacarlos de contexto -o bien darles contexto- parecen ser ellos mismos parte de la sátira pero resulta que lo que han dicho o hecho es la pura verdad. Incluso da bastante vergüenza ajena.
Volvamos a su objetivo y también a cuestionarnos el por qué hacer algo así. Debo reconocer que, en mi caso, algo de humor para el negro 2020 que vivimos me permite salir de la rutina. Ese es, tal vez, el mayor aporte. Pero, ¿algo más? Tal vez no mucho, pero reírse del Coronavirus y de las barbaridades de algunos reputados gobernantes proporciona al menos unos minutos de sana desconexión con la realidad. ¿O esa es la verdadera realidad? Ya me confundí, tendré que verlo nuevamente.
Ficha técnica
Título original: Death to 2020
Año: 2020
Duración: 70 minutos
País: Estados Unidos
Productora: (Distribuidora: Netflix)
Género: Comedia | Coronavirus (COVID-19). Sátira. Falso documental
Guion: Charlie Brooker, Alan Connor, Jason Hazeley, Thanyia Moore
Fotografía: Jamie Cairney
Reparto: Samuel L. Jackson, Hugh Grant, Lisa Kudrow, Kumail Nanjiani, Tracey Ullman, Samson Kayo, Leslie Jones, Diane Morgan, Cristin Milioti, Joe Keery, Lily Sullivan
Dirección: Al Campbell, Alice Mathias
Podríamos decir que este es un “NO Documental”. También catalogarlo de falso. Aún así, me parece que lo que muestra no es tan distante de la realidad. ¿De qué se trata? Veamos.
Charlie Brooker y Annabel Jones, los creadores de la afamada serie “Black Mirror”, traen esta disparatada idea de cerrar el año 2020 con una lapidaria revisión de lo que ha sucedido en el mundo. Como si no fuera suficiente lo que ya hemos vivido -coronavirus, racismo, abusos, polarización, entre otras muchas cosas-, estas mentes creativas ponen en escena un texto excéntrico que visten con ropajes de comedia negra. En voz de uno de ellos, Jones, ”Muerte al 2020 presenta personajes de ficción que discuten eventos reales en un falso documental grandilocuente”. Y es tal cual. Ni una coma más ni un punto menos.
Son 70 minutos de sátira y actuaciones irreverentes, mezcladas con imágenes reales que se combinan en los muchos hilos narrativos presentes. La voz en off corresponde a Laurence Fishburne y desfilan en escena Samuel L. Jackson, Hugh Grant, Kumail Nanjiani, Tracey Ullman, Samson Kayo, Lisa Kudrow, Diane Morgan, Leslie Jones, Cristin Milioti, y Joe Keery, entre otros.
Las descripciones reales se confrontan con análisis livianos llenos de contradicciones. Por otra parte, lo que podríamos considerar mensajes verdaderos, se diluyen y suavizan con el tono burlesco utilizado a lo largo del metraje.
¿Cuál es el objetivo de un trabajo así? Estimo que no pretende perdurar. Es tan ridículo y por momentos tan espantoso, que saca risas fácilmente. Se hace fácil de ver, es muy liviano a pesar de las tragedias que nos obliga a recordar una y otra vez.
Tal vez este trabajo logra decir mucho por ser básicamente una comedia. Y son increíbles brutalidades las que muestra. Ejemplos sobran por parte de Donald Trump o Boris Johnson. Al sacarlos de contexto -o bien darles contexto- parecen ser ellos mismos parte de la sátira pero resulta que lo que han dicho o hecho es la pura verdad. Incluso da bastante vergüenza ajena.
Volvamos a su objetivo y también a cuestionarnos el por qué hacer algo así. Debo reconocer que, en mi caso, algo de humor para el negro 2020 que vivimos me permite salir de la rutina. Ese es, tal vez, el mayor aporte. Pero, ¿algo más? Tal vez no mucho, pero reírse del Coronavirus y de las barbaridades de algunos reputados gobernantes proporciona al menos unos minutos de sana desconexión con la realidad. ¿O esa es la verdadera realidad? Ya me confundí, tendré que verlo nuevamente.
Ficha técnica
Título original: Death to 2020
Año: 2020
Duración: 70 minutos
País: Estados Unidos
Productora: (Distribuidora: Netflix)
Género: Comedia | Coronavirus (COVID-19). Sátira. Falso documental
Guion: Charlie Brooker, Alan Connor, Jason Hazeley, Thanyia Moore
Fotografía: Jamie Cairney
Reparto: Samuel L. Jackson, Hugh Grant, Lisa Kudrow, Kumail Nanjiani, Tracey Ullman, Samson Kayo, Leslie Jones, Diane Morgan, Cristin Milioti, Joe Keery, Lily Sullivan
Dirección: Al Campbell, Alice Mathias
miércoles, 6 de enero de 2021
Algunas Bestias
Disponible en OndaMedia.cl
Una familia viaja al sur de Chile, a una remota isla. El lugar es idílico, bellos paisajes, quietud, naturaleza, intimidad. El sueño de Ana -Millaray Lobos- y Alejandro -Gastón Salgado- es construir un hotel turístico. Junto a sus dos hijos adolescentes, Consuelo y Máximo, también invitan a los padres de ella, Dolores -Paulina García- y Antonio -Alfredo Castro-. ¿El objetivo? Que conozcan el entorno y puedan apoyarles financieramente en el proyecto. Todo se ve trastocado cuando Nicolás -Nicolás Zárate-, el hombre que oficia de asistente en la isla, desaparece y los deja a todos, literalmente, aislados.
El director Jorge Riquelme Serrano elabora un relato cuyo conflicto central es la revelación de lo que se encuentra oculto en cada uno de los protagonistas. Así, salen a la luz las ambiciones y el temor, la protección de la familia y el espíritu conservador, problemas anteriores, rechazos, junto a muchos otros, dejando al descubierto un sinnúmero de situaciones no resueltas.
El encierro obligado genera angustia. La falta de agua, el frio y la soledad despiertan en cada uno de los integrantes del grupo comportamientos inusuales. Se observan disfuncionalidades que, bajo aquellas circunstancias apremiantes, generan conflictos, recriminaciones y también actitudes inaceptables.
La cinta tiene varias lecturas. Por cierto, la mirada desde la perspectiva de las tres generaciones es la más evidente. Todos tienen preocupaciones diferentes y motivaciones distintas. Las relaciones son complejas entre ellos y sin duda guardan secretos, no se han dicho todo, no han sido sinceros, faltan vasos comunicantes, carecen de empatía, confianza, amistad. También, en capas interiores, observamos mucho resquemor, desconfianza, indiferencia, negación, incluso segregación. Todo ello, sumado, da cuenta de vínculos dañados y relaciones enfermizas.
Riquelme filma activamente las actitudes de cada actor. La transmisión de sus sentimientos se palpa en cada cuadro y, aunque por momentos puede parecer sobre actuado, las imágenes dan cuenta realista de lo que viven internamente.
Paulina García y Alfredo Castro se ven sólidos en sus actuaciones. También Millaray Lobos y Gastón Salgado. Estos cuatro actores soportan en sus hombros el mayor peso del drama, acompañados por Consuelo Carreño y Andrew Bargsted, quienes aportan una mirada más joven, algo inocente pero no menos cruda, a una historia que aumenta exponencialmente su tensión interna y externa.
“Algunas Bestias” podría observarse como una exageración de conductas. Es posible, pero si enfrentamos situaciones como las que el guion describe, ¿permaneceríamos indiferentes? Existen heridas profundas que dan cuenta de una gran vulnerabilidad. Es por ello que estas personalidades dañadas -todas-, ante descubrimientos inquietantes -y también aberrantes-, revelan las bestias interiores que llevan dentro. Y no son pocas, son bastante más que solo “algunas”.
Ficha técnica
Título original: Algunas bestias
Año: 2019
Duración: 98 minutos
País: Chile
Productora: Laberinto Films
Género: Drama. Intriga | Familia
Guion: Nicolás Diodovich, Jorge Riquelme Serrano
Reparto: Paulina García, Alfredo Castro, Andrew Bargsted, Gastón Salgado, Consuelo Carreño, Millaray Lobos García, Nicolás Zárate
Dirección: Jorge Riquelme Serrano
Una familia viaja al sur de Chile, a una remota isla. El lugar es idílico, bellos paisajes, quietud, naturaleza, intimidad. El sueño de Ana -Millaray Lobos- y Alejandro -Gastón Salgado- es construir un hotel turístico. Junto a sus dos hijos adolescentes, Consuelo y Máximo, también invitan a los padres de ella, Dolores -Paulina García- y Antonio -Alfredo Castro-. ¿El objetivo? Que conozcan el entorno y puedan apoyarles financieramente en el proyecto. Todo se ve trastocado cuando Nicolás -Nicolás Zárate-, el hombre que oficia de asistente en la isla, desaparece y los deja a todos, literalmente, aislados.
El director Jorge Riquelme Serrano elabora un relato cuyo conflicto central es la revelación de lo que se encuentra oculto en cada uno de los protagonistas. Así, salen a la luz las ambiciones y el temor, la protección de la familia y el espíritu conservador, problemas anteriores, rechazos, junto a muchos otros, dejando al descubierto un sinnúmero de situaciones no resueltas.
El encierro obligado genera angustia. La falta de agua, el frio y la soledad despiertan en cada uno de los integrantes del grupo comportamientos inusuales. Se observan disfuncionalidades que, bajo aquellas circunstancias apremiantes, generan conflictos, recriminaciones y también actitudes inaceptables.
La cinta tiene varias lecturas. Por cierto, la mirada desde la perspectiva de las tres generaciones es la más evidente. Todos tienen preocupaciones diferentes y motivaciones distintas. Las relaciones son complejas entre ellos y sin duda guardan secretos, no se han dicho todo, no han sido sinceros, faltan vasos comunicantes, carecen de empatía, confianza, amistad. También, en capas interiores, observamos mucho resquemor, desconfianza, indiferencia, negación, incluso segregación. Todo ello, sumado, da cuenta de vínculos dañados y relaciones enfermizas.
Riquelme filma activamente las actitudes de cada actor. La transmisión de sus sentimientos se palpa en cada cuadro y, aunque por momentos puede parecer sobre actuado, las imágenes dan cuenta realista de lo que viven internamente.
Paulina García y Alfredo Castro se ven sólidos en sus actuaciones. También Millaray Lobos y Gastón Salgado. Estos cuatro actores soportan en sus hombros el mayor peso del drama, acompañados por Consuelo Carreño y Andrew Bargsted, quienes aportan una mirada más joven, algo inocente pero no menos cruda, a una historia que aumenta exponencialmente su tensión interna y externa.
“Algunas Bestias” podría observarse como una exageración de conductas. Es posible, pero si enfrentamos situaciones como las que el guion describe, ¿permaneceríamos indiferentes? Existen heridas profundas que dan cuenta de una gran vulnerabilidad. Es por ello que estas personalidades dañadas -todas-, ante descubrimientos inquietantes -y también aberrantes-, revelan las bestias interiores que llevan dentro. Y no son pocas, son bastante más que solo “algunas”.
Ficha técnica
Título original: Algunas bestias
Año: 2019
Duración: 98 minutos
País: Chile
Productora: Laberinto Films
Género: Drama. Intriga | Familia
Guion: Nicolás Diodovich, Jorge Riquelme Serrano
Reparto: Paulina García, Alfredo Castro, Andrew Bargsted, Gastón Salgado, Consuelo Carreño, Millaray Lobos García, Nicolás Zárate
Dirección: Jorge Riquelme Serrano
martes, 5 de enero de 2021
Soul
Disponible en Disney +.
Preciosa de comienzo a fin. Una historia simple, emotiva y profunda sobre el significado y la valoración de la vida. Emocionante hasta las lágrimas.
Joe Gardner es profesor de música en una escuela secundaria. Entre clases y ensayos dirigiendo la banda del colegio, siempre ha soñado con tener una oportunidad para brillar como pianista de jazz, como miembro de una banda, tocando en vivo sobre el escenario. Pero aquello no se ve fácil. Sin seguridad económica, su anhelo se encuentra cada día más lejano. Sin embargo, el destino le depara una sorpresa cuando un exalumno lo invita a una audición con la mítica Dorothea Williams. Luego del ensayo, la saxofonista queda impresionada y le ofrece participar en el recital de esa misma noche. Joe no lo puede creer, divaga, vuela, sueña despierto; recorre las calles como si fueran nubes, se distrae y de pronto se accidenta al caer por una alcantarilla.
En ese momento, el alma de Joe comienza un tránsito hacia el “Gran Más Allá”, pero se resiste a su suerte y trata de escapar. Entonces se ve arrastrado a otro lugar, el “Gran Antes”, donde las almas primerizas buscan su propósito en una etapa anterior a su inmersión en la Tierra. Allí conoce a “22”, una almita que lleva mucho tiempo tratando de encontrar su sentido, resistiendo la ayuda de grandes mentores. Como Joe está empecinado en volver a su cuerpo, emprenden juntos una aventura llena de sorpresas y emociones.
Nuevamente Pixar nos regala una película que es una delicia. Al alero de las motivaciones personales, los propósitos, sueños e intereses, “Soul” dibuja en forma sencilla varias de las preguntas más complejas de nuestra existencia. Se sumerge en los deseos, en las vocaciones, en aquello que, en esencia, entrega sentido a nuestra vida. Todos somos Joe, cual más cual menos. Vernos reflejados en este personaje nos permite empatizar con él desde nuestros propios caminos.
“Soul” contiene entretención a raudales. Con dosis de humor y drama, los más pequeños disfrutarán con cada secuencia y los adultos no podremos contener las lágrimas. Esa tranversalidad es realmente admirable. Corresponde al resultado de la construcción de un argumento que no se agota en los clichés sino que, bajo una muy aparente simplicidad, construye puentes profundos que nos conectan en forma íntima con nuestras principales emociones.
Dirigida por Pete Docter y codirigida por Kemp Powers, la cinta es prodigiosa en frases y mensajes que cobran muchísimo sentido. Me sorprende la representación del desdoblamiento que se produce en ciertas ocasiones al interpretar la música. Recuerdo haberlo experimentado un par de ocasiones y también me viene a la memoria una película -“Claroscuro”- que lo retrataba muy bien. Así, las metáforas explícitas adoptan formas reales, se expresan y adquieren diversas apariencias para que no tengamos dudas acerca de su significado. Es por eso que el énfasis apunta una y otra vez hacia el descubrimiento de nuestra propia intimidad gracias a su representación en el espejo animado que tenemos enfrente.
La música vuelve a ser el camino elegido para darle forma a una variedad de situaciones. La necesidad de reconocimiento personal, la pasión, la libertad y la búsqueda del propio yo, está muy bien retratado. Se refiere a un aprendizaje que produce sintonía y conexión inmediata, sin barrera alguna ni la necesidad de análisis sesudos. Por otra parte, la descripción del vacío existencial y la necesidad de encontrar el rumbo -es chispa inicial- surge como contraposición, algo que, con el correr de los minutos, adquiere profundidades inimaginables.
El sentido de las pequeñas cosas y su exquisita sencillez, junto a la pasión de querer volver a vivirlas, despierta real interés en “22”. Encuentra interesante, sorprendente y extraño, que Joe tenga tanta urgencia por volver a esa vida “mediocre”. Ahora bien, otra cosa es sentirlo y comprobarlo en carne propia.
Esta fábula animada sobre la existencia y sobre nuestro destino es realmente un bálsamo para los tiempos actuales. Envuelta en gran colorido, la belleza de la animación resplandece. Este relato simple pero tremendamente profundo se erige como una lección difícil de olvidar. Muchas veces perdemos de vista que debemos ser capaces de renunciar a algo, genuinamente, para conseguir nuevas oportunidades. No solo es vital el deseo de perseguir nuestro sueño, también debemos saber reconocer cuando lo conseguimos.
“Soul” es abundante en valores. Refleja la principal esencia, lo que es vital y trascendente, aquello que realmente significa ser humano. Sus aventuras lo desarrollan, además, de una forma encantadora. El mensaje es claro y la consigna brevísima; el alma del ser humano es precisamente el sentido de su vida. Y la vida, sin duda, es nuestro bien mayor.
Ficha técnica
Título original: Soul
Año: 2020
Duración: 100 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Pixar Animation Studios, Walt Disney Pictures (Distribuidora: Disney+)
Género: Animación. Fantástico. Drama. Comedia. Aventuras | Música. Jazz. Gatos. Cine familiar. Pixar
Grupos: Pixar (Películas)
Guion: Pete Docter, Mike Jones, Kemp Powers
Música: Jonathan Batiste, Trent Reznor, Atticus Ross
Fotografía: Animación, Matt Aspbury
Reparto: Animación
Dirección: Pete Docter, Kemp Powers
Preciosa de comienzo a fin. Una historia simple, emotiva y profunda sobre el significado y la valoración de la vida. Emocionante hasta las lágrimas.
Joe Gardner es profesor de música en una escuela secundaria. Entre clases y ensayos dirigiendo la banda del colegio, siempre ha soñado con tener una oportunidad para brillar como pianista de jazz, como miembro de una banda, tocando en vivo sobre el escenario. Pero aquello no se ve fácil. Sin seguridad económica, su anhelo se encuentra cada día más lejano. Sin embargo, el destino le depara una sorpresa cuando un exalumno lo invita a una audición con la mítica Dorothea Williams. Luego del ensayo, la saxofonista queda impresionada y le ofrece participar en el recital de esa misma noche. Joe no lo puede creer, divaga, vuela, sueña despierto; recorre las calles como si fueran nubes, se distrae y de pronto se accidenta al caer por una alcantarilla.
En ese momento, el alma de Joe comienza un tránsito hacia el “Gran Más Allá”, pero se resiste a su suerte y trata de escapar. Entonces se ve arrastrado a otro lugar, el “Gran Antes”, donde las almas primerizas buscan su propósito en una etapa anterior a su inmersión en la Tierra. Allí conoce a “22”, una almita que lleva mucho tiempo tratando de encontrar su sentido, resistiendo la ayuda de grandes mentores. Como Joe está empecinado en volver a su cuerpo, emprenden juntos una aventura llena de sorpresas y emociones.
Nuevamente Pixar nos regala una película que es una delicia. Al alero de las motivaciones personales, los propósitos, sueños e intereses, “Soul” dibuja en forma sencilla varias de las preguntas más complejas de nuestra existencia. Se sumerge en los deseos, en las vocaciones, en aquello que, en esencia, entrega sentido a nuestra vida. Todos somos Joe, cual más cual menos. Vernos reflejados en este personaje nos permite empatizar con él desde nuestros propios caminos.
“Soul” contiene entretención a raudales. Con dosis de humor y drama, los más pequeños disfrutarán con cada secuencia y los adultos no podremos contener las lágrimas. Esa tranversalidad es realmente admirable. Corresponde al resultado de la construcción de un argumento que no se agota en los clichés sino que, bajo una muy aparente simplicidad, construye puentes profundos que nos conectan en forma íntima con nuestras principales emociones.
Dirigida por Pete Docter y codirigida por Kemp Powers, la cinta es prodigiosa en frases y mensajes que cobran muchísimo sentido. Me sorprende la representación del desdoblamiento que se produce en ciertas ocasiones al interpretar la música. Recuerdo haberlo experimentado un par de ocasiones y también me viene a la memoria una película -“Claroscuro”- que lo retrataba muy bien. Así, las metáforas explícitas adoptan formas reales, se expresan y adquieren diversas apariencias para que no tengamos dudas acerca de su significado. Es por eso que el énfasis apunta una y otra vez hacia el descubrimiento de nuestra propia intimidad gracias a su representación en el espejo animado que tenemos enfrente.
La música vuelve a ser el camino elegido para darle forma a una variedad de situaciones. La necesidad de reconocimiento personal, la pasión, la libertad y la búsqueda del propio yo, está muy bien retratado. Se refiere a un aprendizaje que produce sintonía y conexión inmediata, sin barrera alguna ni la necesidad de análisis sesudos. Por otra parte, la descripción del vacío existencial y la necesidad de encontrar el rumbo -es chispa inicial- surge como contraposición, algo que, con el correr de los minutos, adquiere profundidades inimaginables.
El sentido de las pequeñas cosas y su exquisita sencillez, junto a la pasión de querer volver a vivirlas, despierta real interés en “22”. Encuentra interesante, sorprendente y extraño, que Joe tenga tanta urgencia por volver a esa vida “mediocre”. Ahora bien, otra cosa es sentirlo y comprobarlo en carne propia.
Esta fábula animada sobre la existencia y sobre nuestro destino es realmente un bálsamo para los tiempos actuales. Envuelta en gran colorido, la belleza de la animación resplandece. Este relato simple pero tremendamente profundo se erige como una lección difícil de olvidar. Muchas veces perdemos de vista que debemos ser capaces de renunciar a algo, genuinamente, para conseguir nuevas oportunidades. No solo es vital el deseo de perseguir nuestro sueño, también debemos saber reconocer cuando lo conseguimos.
“Soul” es abundante en valores. Refleja la principal esencia, lo que es vital y trascendente, aquello que realmente significa ser humano. Sus aventuras lo desarrollan, además, de una forma encantadora. El mensaje es claro y la consigna brevísima; el alma del ser humano es precisamente el sentido de su vida. Y la vida, sin duda, es nuestro bien mayor.
Ficha técnica
Título original: Soul
Año: 2020
Duración: 100 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Pixar Animation Studios, Walt Disney Pictures (Distribuidora: Disney+)
Género: Animación. Fantástico. Drama. Comedia. Aventuras | Música. Jazz. Gatos. Cine familiar. Pixar
Grupos: Pixar (Películas)
Guion: Pete Docter, Mike Jones, Kemp Powers
Música: Jonathan Batiste, Trent Reznor, Atticus Ross
Fotografía: Animación, Matt Aspbury
Reparto: Animación
Dirección: Pete Docter, Kemp Powers
lunes, 4 de enero de 2021
Cielo de Medianoche
Disponible en Netflix.
Basada en la novela “Good Morning, Midnight”, de Lily Brooks-Dalton, esta película nos presenta a Augustine -George Clooney-, un científico que, en una abandonada base ubicada en el Ártico, se propone contactar a una nave espacial que está retornando a la Tierra luego de un largo viaje de exploración. Un evento no identificado -“el suceso”- adquiere ribetes catastróficos. Augustine quiere advertir el hecho a la tripulación de “Æther” para que no regresen a casa.
La película es reflexiva. Habla del sentido de la vida, de la existencia de la humanidad más allá de la Tierra y también deja al descubierto una intensa conexión emocional. En un escenario apocalíptico y con un camino ya recorrido, Augustine necesita dar sentido a sus últimos días. Sufre una enfermedad grave, requiere diálisis, por lo que sus movimientos además son limitados. No sabemos qué ha sucedido en el mundo pero no es difícil percatarse que se ha comprometido la supervivencia en el hábitat humano.
La cinta no es para nada explícita, todo lo contrario. En su capa más sencilla, observamos flashes del pasado con los que vamos componiendo el relato. Aun así, la apertura que entrevemos sigue siendo ambigua. El ritmo del metraje es muy lento, no tiene ninguna prisa y por momentos cae en algunas lagunas que solo son interrumpidas por secuencias que parecen romper aquella quietud que se dirige hacia una indefinida extinción.
La forma de la cinta permite separar los ambientes. Por un lado, lo que sucede en Tierra, en el frío Ártico, donde Augustine y la pequeña Iris -Caoilinn Springall-, una niña que no habla y que el científico ha descubierto escondida en la estación, deben llegar a la próxima base que tiene una antena de comunicación de mayor alcance. La misión es atravesar los hielos, en condiciones infrahumanas, a la deriva, sin ayuda ni protección. Se trata de un desafío tan imposible como temerario, indispensable para completar el propósito autoimpuesto por el protagonista. En contraposición, observamos lo que pasa en la nave espacial con su tripulación, con sus cinco miembros que acaban de visitar K-23, una luna habitable de Júpiter que representa una esperanza, una oportunidad, o tal vez solo un sueño.
Cada ambiente tiene sus retos y también sus propósitos. Son distintos, pero -en capas más profundas- se unen en lo trascendente, en el posible contacto entre ambos, como si aquello tuviera el poder de unir dos mundos que se encuentran a una distancia imposible de salvar. Podría haberse desarrollado más cada una de las historias pero tal vez ese no era el principal objetivo. Tal vez esa la incertidumbre es parte fundamental de la concepción del guion escrito por Mark L. Smith y lo que obliga a esmerarse por profundizar en su interior. Personajes dibujados, no tan elaborados, permiten que aquello funcione, y tal vez sea suficiente. El tiempo quizá responda las múltiples interrogantes.
“Cielo de Medianoche” deja una estela para analizar luego de verla, una sensación, un gusto, un sabor especial. Al concluir, podemos unir los puntos y gracias a ello comprender el mensaje. Tal como la música original de Alexandre Desplat, que queda resonando internamente, la película regresa en ráfagas para mostrarnos luces, ideas y señales. Entonces parece incluso menos lenta y más corta. Quizá es solo una ilusión, pero también es un mérito. Al menos a mí me resulta satisfactorio cuando quedo con estas impresiones, cuando los recuerdos vuelven a mi para completar el trabajo. Es el momento en que tal vez comienza otra película u otra historia. O tal vez, es ese el momento en que se consigue la tan anhelada conexión emocional.
Ficha técnica
Título original: The Midnight Sky
Año: 2020
Duración: 118 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Anonymous Content, Netflix, Syndicate Entertainment, Smoke House Pictures, Truenorth Productions (Distribuidora: Netflix)
Género: Ciencia ficción. Drama | Futuro postapocalíptico. Aventura espacial. Distopía
Guion: Mark L. Smith (Libro: Lily Brooks-Dalton)
Música: Alexandre Desplat
Fotografía: Martin Ruhe
Reparto: George Clooney, Felicity Jones, David Oyelowo, Demian Bichir, Kyle Chandler, Tiffany Boone, Caoilinn Springall, Ethan Peck, Lilja Nótt Þórarinsdóttir, Tia Bannon, Sophie Rundle, Tim Russ, Miriam Shor, Jill Buchanan, Kishore Bhatt, Bharat Mistri, Natasha Jenssen, Olivia Noyce, Edan Hayhurst, Atli Oskar Fjalarsson, Grant Crookes
Dirección: George Clooney
Basada en la novela “Good Morning, Midnight”, de Lily Brooks-Dalton, esta película nos presenta a Augustine -George Clooney-, un científico que, en una abandonada base ubicada en el Ártico, se propone contactar a una nave espacial que está retornando a la Tierra luego de un largo viaje de exploración. Un evento no identificado -“el suceso”- adquiere ribetes catastróficos. Augustine quiere advertir el hecho a la tripulación de “Æther” para que no regresen a casa.
La película es reflexiva. Habla del sentido de la vida, de la existencia de la humanidad más allá de la Tierra y también deja al descubierto una intensa conexión emocional. En un escenario apocalíptico y con un camino ya recorrido, Augustine necesita dar sentido a sus últimos días. Sufre una enfermedad grave, requiere diálisis, por lo que sus movimientos además son limitados. No sabemos qué ha sucedido en el mundo pero no es difícil percatarse que se ha comprometido la supervivencia en el hábitat humano.
La cinta no es para nada explícita, todo lo contrario. En su capa más sencilla, observamos flashes del pasado con los que vamos componiendo el relato. Aun así, la apertura que entrevemos sigue siendo ambigua. El ritmo del metraje es muy lento, no tiene ninguna prisa y por momentos cae en algunas lagunas que solo son interrumpidas por secuencias que parecen romper aquella quietud que se dirige hacia una indefinida extinción.
La forma de la cinta permite separar los ambientes. Por un lado, lo que sucede en Tierra, en el frío Ártico, donde Augustine y la pequeña Iris -Caoilinn Springall-, una niña que no habla y que el científico ha descubierto escondida en la estación, deben llegar a la próxima base que tiene una antena de comunicación de mayor alcance. La misión es atravesar los hielos, en condiciones infrahumanas, a la deriva, sin ayuda ni protección. Se trata de un desafío tan imposible como temerario, indispensable para completar el propósito autoimpuesto por el protagonista. En contraposición, observamos lo que pasa en la nave espacial con su tripulación, con sus cinco miembros que acaban de visitar K-23, una luna habitable de Júpiter que representa una esperanza, una oportunidad, o tal vez solo un sueño.
Cada ambiente tiene sus retos y también sus propósitos. Son distintos, pero -en capas más profundas- se unen en lo trascendente, en el posible contacto entre ambos, como si aquello tuviera el poder de unir dos mundos que se encuentran a una distancia imposible de salvar. Podría haberse desarrollado más cada una de las historias pero tal vez ese no era el principal objetivo. Tal vez esa la incertidumbre es parte fundamental de la concepción del guion escrito por Mark L. Smith y lo que obliga a esmerarse por profundizar en su interior. Personajes dibujados, no tan elaborados, permiten que aquello funcione, y tal vez sea suficiente. El tiempo quizá responda las múltiples interrogantes.
“Cielo de Medianoche” deja una estela para analizar luego de verla, una sensación, un gusto, un sabor especial. Al concluir, podemos unir los puntos y gracias a ello comprender el mensaje. Tal como la música original de Alexandre Desplat, que queda resonando internamente, la película regresa en ráfagas para mostrarnos luces, ideas y señales. Entonces parece incluso menos lenta y más corta. Quizá es solo una ilusión, pero también es un mérito. Al menos a mí me resulta satisfactorio cuando quedo con estas impresiones, cuando los recuerdos vuelven a mi para completar el trabajo. Es el momento en que tal vez comienza otra película u otra historia. O tal vez, es ese el momento en que se consigue la tan anhelada conexión emocional.
Ficha técnica
Título original: The Midnight Sky
Año: 2020
Duración: 118 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Anonymous Content, Netflix, Syndicate Entertainment, Smoke House Pictures, Truenorth Productions (Distribuidora: Netflix)
Género: Ciencia ficción. Drama | Futuro postapocalíptico. Aventura espacial. Distopía
Guion: Mark L. Smith (Libro: Lily Brooks-Dalton)
Música: Alexandre Desplat
Fotografía: Martin Ruhe
Reparto: George Clooney, Felicity Jones, David Oyelowo, Demian Bichir, Kyle Chandler, Tiffany Boone, Caoilinn Springall, Ethan Peck, Lilja Nótt Þórarinsdóttir, Tia Bannon, Sophie Rundle, Tim Russ, Miriam Shor, Jill Buchanan, Kishore Bhatt, Bharat Mistri, Natasha Jenssen, Olivia Noyce, Edan Hayhurst, Atli Oskar Fjalarsson, Grant Crookes
Dirección: George Clooney
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