miércoles, 24 de febrero de 2021

Tenet

Disponible en salas de cine.


Por fin volver a una sala de cine y además con esta película. ¡Un lujo! 

El director Christopher Nolan nos vuelve a desafiar con un relato original del que es guionista y director. En su esperada y postergada “Tenet”, Nolan narra una historia compleja que adquiere ribetes fantásticos gracias al empleo conceptual del tiempo, algo que ya se ha transformado en su sello. 

El Protagonista de “Tenet” -John David Washington-, un agente de la CIA, encuentra un reto mayúsculo. Luego de una misión SWAT encubierta en el Teatro de la Ópera de Kiev (Ucrania), y tras ser capturado, decide tomar una píldora de cianuro para acabar con su vida. Sin embargo, despierta más tarde, sus compañeros están muertos y descubre que toda la operación ha sido una prueba de lealtad. Sin más información, es conducido a una organización -Tenet- que estudia la “entropía inversa”. En el lugar conoce a Laura -Clémence Poésy-, una científica que analiza balas que se mueven hacia atrás y se entera de la existencia de una cápsula del tiempo, que no va hacia el futuro, sino hacia el pasado.  

Entonces, el Protagonista junto a Neil -Robert Pattinson-, acuden a Priya Singh -Dimple Kapadia-, traficante de armas en India, para hallar al verdadero responsable de una operación a gran escala, el ruso Andrei Sator -Kenneth Branagh-, quien también es el nexo con el futuro. Asimismo, visita a Kat -Elizabeth Debicki-, la ex esposa de Sator, quien está siendo chantajeada para mantenerla alejada de su hijo. ¿Y todo esto para qué? Para evitar que el ruso consiga la última pieza de un complicado algoritmo con el que obtendría el poder de destruir toda la humanidad. 

¿Suena complicado? Y es solo el comienzo, para entregar un barniz de lo que la cinta desarrolla a continuación. Más detalles argumentales, creo, estarían de más. Con lo descrito anteriormente tenemos a los principales protagonistas y el objetivo central. Ahora, solo resta observar 150 minutos intensos, frenéticos y diferentes. 

Esta cinta de Christopher Nolan puede ser analizada por capas, por temas, por momentos, por su globalizad y también por pequeños detalles. La construcción es precisa y parte de su encanto es la complejidad del guion junto a la abundante información que no dejamos de recibir durante toda la cinta. Debemos estar atentos, sí, pero más que nada abiertos a una experiencia que no es anticipable, no es evidente, no es predecible y tampoco adivinable. 

Creo que lo que mejor describe esta cinta es la palabra “experiencia”. Escribo estas líneas días después de haberla visto en pantalla grande y vienen a mi secuencias, detalles y también una nube conceptual muy difícil de describir. Claro, podría relatar cada escena con sus cuadros, separar cada una de sus partes, analizar los nexos, explicitar las relaciones entre las acciones y los protagonistas, hacer un resumen de las partes principales del argumento, etc… O sea, podría contar la película entera, pero, así y todo, no sería capaz de volcar en palabras la sensación que tuve al presenciarla. Porque puedo relatar los hechos, pero no la sensación de estar ahí, frente a la pantalla, expuesto a la experiencia, formando parte, inmerso en su interior. Eso es lo que provoca esta cinta: nos captura, nos envuelve, nos sacude, nos da vuelta, nos exprime al máximo y luego nos deja, ahí, a la deriva. 

Una particularidad de este director es su originalidad. Esta vez, el mayor logro está en su forma y en el arte conceptual más que en su argumento central. ¿Por qué? La historia -el esqueleto, la columna- es simple; un agente que se enfrenta a un villano para evitar una hecatombe de proporciones. La magia, entonces, emerge de todo lo que envuelve este hilo central y allí, Nolan es un maestro. Si consideramos que el tema del tiempo es ya una “marca registrada”, el giro que el director realiza con “Tenet” contiene un nivel de abstracción altísimo. Particularmente me encanta este desafío, porque hay momentos en la cinta que creo comprender cabalmente lo que veo y otros en los que todo se me nubla y definitivamente no entiendo nada. Esa mezcla entre la claridad y la oscuridad, con procesos mentales, racionales y profundamente complejos, me detonan algo que podría ser contradictorio, me provocan emociones. Y por eso creo que la clave reside en vivir la cinta como una experiencia, dejarse llevar, conducir, sin oponer resistencia, porque eso es lo que nos llevará a momentos analíticos y a otros que serán solo sentimiento.  

“Tenet” puede tener muchas lecturas, análisis, opiniones y también, por supuesto, divergencias. Es la parte que más me motiva de este tipo de cintas, aquellas que no son explícitas, aquellas que generan controversia, argumentos encontrados, diversos puntos de vista, apreciaciones subjetivas e incluso ataques y defensas apasionadas. No es un cine que deje indiferente, es un cine que ofrece perspectiva, que abre debates y que obliga a generar opinión.  

Reconozco que me gusta mucho y además admiro la pluma y ejecución que veo en cada proyecto de Christopher Nolan. “Tenet”, por cierto, no escapa a ello y posiblemente va un paso más allá. Qué decir de la banda sonora compuesta por Ludwig Göransson, ¡brillante! Efectos visuales asombrosos, producción a gran escala, escenarios increíbles y un desafío que me resulta tan impresionante como incomprensible, como cuando vemos en simultáneo los equipos de asalto “normales” e “invertidos” al mismo tiempo, en la misma secuencia, en el mismo lugar, tiempo y espacio. Alucinante, no solo como concepción sino también por la puesto en escena y su resultado final, es decir, los ensayos, la filmación, los efectos visuales y la edición. 

Considero que el regreso del cine presencial merecía una cinta de esta categoría. Me siento afortunado de la oportunidad y feliz por lo que significa. Nada se asemeja a ver una película -cualquier película- en una sala de cine. Es otra cosa, otra sensación, otra experiencia. Y si además es un trabajo de Christopher Nolan, doble fortuna. Desde sus anuncios estaba esperando “Tenet”, postergada una y otra vez y tampoco disponible en streaming. Ahora comprendo que la espera valió la pena. ¡Como para verla nuevamente! 

Ficha técnica 

Título original: Tenet 
Año: 2020 
Duración: 150 minutos 
País: Reino Unido 
Productora: Co-production Reino Unido-Estados Unidos; Syncopy Production, Warner Bros. (Distribuidora: Warner Bros.) 
Género: Thriller. Acción. Ciencia ficción | Espionaje. Viajes en el tiempo 
Guion: Christopher Nolan 
Música: Ludwig Göransson 
Fotografía: Hoyte van Hoytema 
Reparto: John David Washington, Robert Pattinson, Elizabeth Debicki, Kenneth Branagh, Dimple Kapadia, Aaron Taylor-Johnson, Michael Caine, Clémence Poésy, Martin Donovan, Himesh Patel, Andrew Howard, Yuri Kolokolnikov, Fiona Dourif, Jonathan Camp, Wes Chatham, Marcel Sabat, Anthony Molinari, Rich Ceraulo, Katie McCabe, Mark Krenik, Denzil Smith, Bern Collaco, Laurie Shepherd 
Dirección: Christopher Nolan

martes, 23 de febrero de 2021

Music

Disponible online en Cinemark.cl

Music Gamble -Maddie Ziegler- tiene una severa condición autista. Vive con su abuela, tiene marcadas rutinas y la comunicación con el mundo exterior se le hace difícil. A pesar de ello, Music se refugia en su inmenso mundo interior, pero todo cambia cuando fallece la abuela. La única pariente es su media hermana Kazu -Kate Hudson-, quien se recupera de sus adicciones y como la condición de Music le impide vivir sola, “Zu” debe hacerse cargo y aceptar ser su tutora. 

A partir de ese momento, la vida de ambas hermanas se modifica sustancialmente. Para Zu, la responsabilidad asignada la complica. Ella es libre, no quiere amarras y además no tiene dinero. Por su parte, Music parece no darse cuenta, sin embargo observamos su increíble imaginación al desplegar la forma que tiene de ver y sentir todo lo que le rodea. 

Hay otros personajes que rodean la historia. Un vecino, Ebo Odom -Leslie Odom Jr.-, ex boxeador que hace clases a niños, quien acude para colaborar ante las crisis de Music. Felix Chang -Beto Calvillo-, un joven aprendiz de Ebo, que siempre vigila los pasos de Music, velando secretamente por ella. George -Héctor Elizondo-, el conserje del lugar, que también ayuda a Zu cuidando a Music, a pesar del abuso de su tiempo y de su buena voluntad por parte de la joven. Los cruces entre ellos se intercalan en la narración y, por momentos, el protagonismo se lo roba la dupla Zu-Ebo, dejando un poco de lado el tema de fondo. 

El guion escrito por Dallas Clayton y Sia nos sitúa al medio de un conflicto de valores. Podríamos separarlo en al menos tres secciones: la necesidad de dinero, por lo que Zu trafica drogas para conseguirlo; la vinculación afectiva familiar que recorre el camino de las dos hermanas que no tenían relación pero que, producto de los hechos, se ven obligadas a cruzar sus vidas; y las decisiones que debe tomar la protagonista respecto si sigue adelante su ruta en solitario, o bien intenta acompañar a Music y atender sus necesidades, carencias y desafíos. 

La cantautora australiana Sia es quien dirige esta cinta en su debut cinematográfico. No exento de polémica, este trabajo involucra también la composición de diez canciones originales que llevan un sello distintivo y aportan a la banda sonora compuesta por Craig Deleon. Estas canciones, al ser usadas en vistosas y coloridas coreografías, en especial en las secciones que reflejan la mente de Music, adquieren vida propia y se desdoblan de lo que sucede en el relato. Los textos son atinentes, sin embargo, el despliegue aparece un poco desconectado, lo que da cuenta de esta particular separación. 

La cinta pone en su centro el trastorno autista como condición, aquello que le rodea e incluso su manejo en ocasiones particulares. Esto último es lo que ha generado polémica pues en algunas escenas parece forzado y tal vez asumiendo ciertos prejuicios. Sia lo ha reconocido, pero los reclamos por la forma de presentarlo no han cesado. 

Independiente de las críticas al respecto, la película consigue hilvanar una historia familiar, de vida, de conocimiento propio, de autoestima, de esfuerzo y coraje, que solo cierra al final del metraje. Es improbable definir todo eso a poco andar o en la medianía del filme. Debemos dejar que fluya, que se despliegue y tal vez madure con el correr de los minutos. Observamos, así, la transformación personal, que es justamente lo más sustantivo del trabajo presentado.  

La filmación recorre irregulares períodos y procesos. Muy elocuente y vistosa en lo musical, pierde tensión en los diálogos capturados con primeros planos. Ese ida y vuelta, o tal vez subida y bajada, no tiene un suficiente contrapeso para mantener un hilo conductor que nos lleve un poco más de la mano y nos permita entrar en la historia de manera más profunda. Hay claves sí; momentos que logran empatía y causan emoción, pero son los menos y ya casi cuando no queda nada. 

“Music” resulta algo débil debido a su construcción, sin embargo emerge gracias a la potencia del tema que expone y al trabajo actoral que lo sustenta. No es sencillo de apreciar, eso sí, porque su ritmo es lento y claramente no responde, tal vez, a lo que esperaríamos. No obstante aquello, se sobrepone sin alcanzar mucho vuelo, solo el justo y necesario para transmitir la historia, para incorporar elementos artísticos de otros géneros y para volcar la mirada hacia una condición que muchas veces no queremos comprender o tratamos de ocultar. 

Ficha técnica 

Título original: Music 
Año: 2021 
Duración: 107 minutos 
País: Estados Unidos 
Productora: HanWay Films, Landay Entertainment, Crush Pictures (Distribuidora: IMAX) 
Género: Musical. Drama | Autismo 
Guion: Dallas Clayton, Sia 
Música: Craig Deleon 
Fotografía: Sebastian Winterø 
Reparto: Kate Hudson, Maddie Ziegler, Leslie Odom Jr., Hector Elizondo, Mary Kay Place, Tig Notaro, Brandon Soo Hoo, Alexandria Lee, Parvesh Cheena, Chris Silcox, Angelina Capozzoli, Alyson Van, Julia Stanford, Sarah Zinsser, Celeste Den, Braden Marcott, Christina Veronica, Eric Davis, Massiel Hernandez, River Sadlon, Bill Prudich, Abhimanyu Katyal, Venessa Verdugo, Nancy Dobbs Owen, Kaylie O'Meara, Maria Ochoa, Diane Kelber, Diana Diaz, Marlene Hoffman, Jacob Taylor, Elisabeth Jee, Nev Smith, Raphael Bey-Morgan, Ramiah Bey-Morgan, Beverly Wilkerson, Gina Weber 
Dirección: Sia

lunes, 22 de febrero de 2021

Viaje al Cuarto de una Madre

Disponible en Cinemark.cl 


Película contemplativa, íntima, mínima. 

Leonor -Anna Castillo-, vive con su madre Estrella -Lola Dueñas-, en un pueblo de Sevilla, España. Se acompañan mutuamente, disfrutan de la televisión y de sus pequeñas rutinas. Leonor es joven, trabaja planchando en una fábrica en la que su madre fue costurera. Y reconocida costurera, pues todos allí le recuerdan. Pero ese trabajo no es para Leonor. Ella quiere estudiar turismo, quiere aprender inglés. 

Una amiga, de visita para las fiestas de fin de año, le da la idea de ir Londres. Puede conseguir un trabajo de cuidadora y así aprender el idioma. Solo debe pagar el viaje. Pero Leonor teme dejar a su madre, siente que no puede dar el paso. Estrella tampoco quiere que su hija parta, siente que se le rompe el alma. Cuando llega el momento, y ambas enfrentan la decisión, el ciclo de la vida avanza y esta relación madre-hija fluye por otros caminos, otras vertientes y otros cauces. Tanto Estrella como Leonor van transformándose, sin embargo, su lazo filial, pilar emocional de sus vidas, se torna inquebrantable a pesar de no vivir juntas. 

Con una aparente sencillez, donde en la superficie pasa poco y nada, Celia Rico Clavellino en su debut como directora, construye una historia que logra conmover gracias a la conexión emocional que genera. Situaciones tan normales, ver una serie, una simple comida, dormitar juntas en el sillón o una ducha, se transforman en sustancia cuando la cámara de Rico nos pone frente a dos mujeres que no requieren hablar para comunicarse. Asimismo, el guion no necesita explicación para que empaticemos con ambas protagonistas. 

El ritmo es cadencioso, el metraje es lento y el pulso de la filmación no demuestra apuro alguno. El trabajo de Celia Rico Clavellino está más cerca de una meditación filmada que de una acción expresa o emocionalidades exuberantes. La tensión va por dentro, es un hilo delgado, débil y frágil, que solo podremos descubrir en la medida en que se desnuden los sentimientos profundos que Leonor y Estrella traen consigo. 

“Viaje al cuarto de una madre” es una bella película, minimalista, sensible, hecha con cariño y dedicación. Su recorrido es, tal vez, simple, pero no por ello menos intenso. Mucho de la historia personal de la directora está representado en los personajes y en el propio texto. Rico señala, “vivo en Barcelona y mis padres en Sevilla, por lo que nuestra relación está basada en el teléfono. A menudo no tengo el tiempo suficiente para hablar con ellos y pasan los días y no les devuelvo las llamadas. Pero cuando los necesito siempre están ahí. Con el tiempo me doy cuenta de que no voy a volver a vivir con ellos y me cuestiono si soy capaz de corresponder a ese amor incondicional. Eso me llevó a escribir esa historia. Un verdadero gesto de amor es saber dejar ir a las personas que quieres.” 

Premiada el año 2018 en el Festival de San Sebastián con el Premio de la juventud, la cinta también ha destacado por el trabajo actoral de sus protagonistas. Tanto Anna Castillo como Lola Dueñas se internan en sus personajes. La comunicación no verbal que se produce es muy fuerte, una vinculación difícil de conseguir y que las dos actrices configuran de una manera natural y potente. Exteriorizar su transformación interior es otro mérito de ambas, porque estamos frente a una historia llena de recuerdos, pérdidas, aflicciones y un temor al futuro que traspasa la pantalla. La honestidad de los sentimientos y la captura de lo esencial, hace que este trabajo de Celia Rico Clavellino quede en la retina, con un sabor suave, delicado y especial. 

Ficha técnica 

Título original: Viaje al cuarto de una madre 
Año: 2018 
Duración: 91 minutos 
País: España 
Productora: Co-production España-Francia; Amorós Producciones, Arcadia Motion Pictures, Canal Sur Televisión, Noodles Production, Pecado Films, Sisifo Films AIE, Televisión Española (TVE) 
Género: Drama | Familia 
Guion: Celia Rico 
Música: Paco Ortega 
Fotografía: Santiago Racaj 
Reparto: Lola Dueñas, Anna Castillo, Pedro Casablanc, Noemí Hopper, Marisol Membrillo, Susana Abaitua, Ana Mena, Silvia Casanova, Adelfa Calvo, Maika Barroso 
Dirección: Celia Rico

lunes, 15 de febrero de 2021

Una noche en Miami

Disponible en Amazon Prime. 


El encuentro ocurrió. Fue la noche del 25 de febrero de 1964 cuando el boxeador Cassius Clay, de solo 22 años, se proclamó campeón de mundo de los pesos pesados al derrotar a Sonny Liston. La reunión, horas después de la pelea, se desarrolló en una habitación del Hampton House Hotel de Overtown, Florida. Nadie sabe que sucedió en ese encuentro que juntó al novel boxeador, a la estrella de soul Sam Cooke, al jugador de fútbol americano Jim Brown y al activista Malcolm X. Cuatro amigos, los cuatro afroamericanos, en un momento crucial de sus carreras y de sus vidas. 

Como se desconocen los detalles -solo sabemos que la mañana siguiente, en una improvisada conferencia de prensa, Cassius Clay ingresa a la Nación del Islam y se rebautiza como Muhammad Ali-, el guionista y dramaturgo Kemp Powers imagina y ficciona la acción convirtiéndola en una obra teatral estrenada el año 2013. Y es el mismo Powers quien elabora el guion de esta cinta debut de la directora Regina King, trabajo que aborda temas que, a casi 60 años de distancia, aún se perciben tremendamente actuales. 

La cinta no oculta su inherente teatralidad. Un comienzo que nos muestra el ambiente social de la época y además presenta a sus cuatro protagonistas en cada uno de sus ámbitos, da paso a la jornada que ocupa mayoritariamente el relato. Cassius Clay -Eli Goree- pelea por el título y en el público de encuentran sus amigos, Malcolm X -Kingsley Ben-Adir-, y Sam Cooke -Leslie Odom Jr.- en las primeras filas, mientras Jim Brown -Aldis Hodge-, comenta el combate al lado del ring. Luego de la fervorosa -e inesperada- victoria, Malcolm X les invita a su Hotel. Clay, Cooke y Brown aspiran a una noche de juerga, festejos y liberación, pero pronto se dan cuenta que su anfitrión tiene otros planes para la velada. 

La sustancia de la cinta son los estupendos diálogos que presenciamos por más de una hora, y que se desarrollan al interior de la habitación. Los textos son deliciosos, llenos de profundidad, idealismo y convicción. Malcom X sabe inspirar a un confundido Clay, sabe confrontar a un exitoso Cooke y anima a reflexionar a un dubitativo Brown, quien se debate entre el deporte y la naciente actuación. 

Naturalmente surgen conflictos. Malcom X esboza su inminente salida de la Nación y provoca el enojo de Clay, quien se siente manipulado por este defensor de los derechos civiles y la población negra de Estados Unidos. Tampoco está cómodo Sam Cooke, puesto que Malcom pone en duda su éxito musical acusando una cierta condescendencia del cantante hacia las audiencias blancas. Quien permanece un tanto al margen es Jim Brown, tal vez el más introvertido de los cuatro, quien se esfuerza en acercar posiciones. 

La lucha por los derechos y contra el racismo emerge con una actualidad increíble. Las conversaciones, en ese sentido, son magníficas; discursos declamados con interpretaciones que configuran una dramaturgia que conmueve. Interesante resulta lo diferentes que son sus vidas; personalidades tan distintas, objetivos tan diversos, y que sin embargo, encuentran puntos de referencia vitales en su amistad, acompañamiento y acción. 

Ciertamente el movimiento en esta cinta está reducida al mínimo. Las decisiones del guion y de la directora apuntan a relevar los textos por sobre cualquier otro elemento. Filmar dentro de una habitación impone desafíos que son sorteados de forma impecable por una cámara aguda acompañada de una edición que permite cambiar perspectivas sin perder el hilo conductor. Ángulos y cuadros captan las emociones de los protagonistas. La casi nula presencia femenina corresponde también a otra época, a otro tiempo. Este pedacito de la historia es sobre la vida de cuatro hombres, cuatro amigos, cuatro compañeros de ruta, cuatro afroamericanos en busca del cambio social. 

Destaca, por cierto, el nivel de las actuaciones, creíbles, sólidas, efusivas. Sobre todo, brilla Leslie Odom Jr., porque además de actuar muy bien, aporta su voz e histrionismo en cada una de sus vibrantes interpretaciones musicales. Regina King obtiene el máximo del grupo de actores, lo que por cierto se revela en el transcurso de un metraje que fácilmente podría resultar monótono y que sin embargo encuentra luces propias en cada una de las intervenciones de los protagonistas. 

Vemos en esta cinta la valoración expresa que realiza Malcom X de sus compañeros. Señala que tienen “armas” poderosas para influir y cambiar el mundo, que “pueden mover montañas sin mover un solo dedo”, les dice. El canto, el boxeo, el deporte y la actuación, son importantes puntos de entrada para posicionar convicciones. ¿Existe un espíritu utilitario en aquella sentencia? El activismo que Malcom X desarrolla necesita permear capas sociales y llegar a más personas, pero ¿es válido usar a esas personas en particular y sus respectivas plataformas? 

La película no responde inquietudes pero entrega luces. Sobre todo cuando Sam Cooke y Cassius Clay salen del complejo de habitaciones y van a comprar algunas cosas. Allí, casi al pasar, surge una clave; “no se trata de derechos civiles, se trata de darle a la gente negra lo que quieren: poder… poder negro”. “Ser lo que quieren ser sin dar cuenta a nadie”. En otras palabras, luchar por sus vidas, en igualdad de condiciones, sin discriminación ni opresión. Es decir, luchar por su propia libertad. 

Ficha técnica 

Título original: One Night in Miami... 
Año: 2020 
Duración: 110 minutos 
País: Estados Unidos 
Productora: ABKCO Films, Snoot Entertainment (Distribuidora: Amazon Studios) 
Género: Drama | Años 60. Racismo. Drama sureño 
Guion: Kemp Powers (Obra: Kemp Powers) 
Música: Terence Blanchard 
Fotografía: Tami Reiker 
Reparto: Kingsley Ben-Adir, Eli Goree, Leslie Odom Jr., Aldis Hodge, Lance Reddick, Christian Magby, Nicolette Robinson, Joaquina Kalukango, Michael Imperioli, Larry Gilliard Jr., Derek Roberts, Beau Bridges, Jerome A. Wilson, Aaron D. Alexander, Hunter Burke, Robert Stevens Wayne, Randall Newsome, Matt Fowler, Alan Wells, Dustin Lewis, Jeremy Anderson 
Dirección: Regina King

viernes, 12 de febrero de 2021

Tigre Blanco

Disponible en Netflix. 


Balram Halwai -Adarsh Gourav-, un joven proveniente de Laxmangarh, una de las aldeas más pobres de India, tiene un sueño. Tras abandonar la escuela por falta de recursos económicos, se traslada a Delhi donde aprende a conducir y trabajar como chofer para el hijo del terrateniente opresor de su pueblo, Ashok -Rajkummar Rao-, y su mujer Pinky -Priyanka Chopra Jonas-, quienes acaban de regresar de Estados Unidos. 

La vida de Balram no ha sido fácil. Su habilidad, reconocida desde pequeño, le permite ser astuto y ambicioso. Siente el llamado de las cosas y también es capaz de proyectar su futuro. Al elegir a su “amo”, sabe que es una apuesta y que de ganar, aquello le permitiría ascender. Por lo mismo, no duda en chantajear al chofer principal para conseguir su puesto, aunque guarda celoso respeto por sus nuevos patrones. 

Balram tiene interiorizado que debe ser un sirviente. Se lo han inculcado desde pequeño pero su alma se rebela ante esa realidad, porque hacia afuera, parece aceptarlo e incluso desearlo por sobre cualquier otra opción. En verdad es amable, pero de vuelta, el trato que recibe es denigrante. Comúnmente le pegan, lo desplazan o lo ignoran, acrecentando en él un resentimiento interno que se acumula grano a grano. 

Basada en el Best Seller del New York Times, escrito el año 2008 por Aravind Adiga y adaptada para el cine por el mismo director Ramin Bahrani, la historia es relatada por Balram en primera persona. Mucho texto en “off” entrega detalles sociales y también sobre lo que el joven elucubra sobre su condición. El ritmo es ágil y la acertada edición permite que saltemos de una situación a otra sin mediar pausas ni demasiadas consideraciones. 

Cuando la trama comienza a densificarse, la película expone sus mejores momentos. Alude a las condiciones de pobreza y marginación de la mayoría de la población y la falta de oportunidades para superar aquello. También pone de relieve la corrupción de los ricos, el abuso de poder y el ambiente corrosivo en el que se desenvuelven quienes toman decisiones políticas públicas. La vida de un pobre vale poco o nada. El poder es lo importante, el estatus y la condición es lo que domina. El resto es servidumbre y está atrapada en un gallinero del que no pueden ni siquiera intentar escapar. 

“Tigre Blanco” avanza implacable hacia un desenlace inesperado. Un accidente fatal deja al descubierto los valores reales que suscriben los patrones de Balram: su obligada confesión da cuenta que es alguien desechable, útil, siquiera servil. Este hecho, si bien no condiciona el metraje, abre los ojos del muchacho para cambiar su eje moral y por ello sus futuras acciones. 

La cinta no abunda en detalles pero logra configurar el ambiente tóxico e inhumano que presenciamos. Basta visualizar la diferencia de las habitaciones de la gran familia en comparación con el “rincón” donde duerme el protagonista. Las diferencias son ostentosas, intimidantes, horrorosas. La sumisión de la pobreza es inconcebible y Balram Halwai lo tiene más que claro; debe sobreponerse, salir de allí y alcanzar la cima. ¿A cómo dé lugar? Tal cual, de cualquier forma. Todo es válido. 

El trabajo del director Ramin Bahrani es fluido y muy concreto. Apoyado por una partitura producida por Danny Bensi y Saunder Jurrians, la cámara recorre diversos lugares y se inmiscuye en los recovecos de relaciones desiguales. Con certeza retrata a sus protagonistas sin entrar en detalles inoficiosos. Solo lo justo y necesario para dar el toque exacto y luego cambiar de escenario o circunstancia. Para Bahrani todo es un ir y venir, tan líquido como la sociedad que presenta en pantalla, donde el margen interpretativo es lo suficientemente ancho para abarcar una realidad muy difícil de comprender. La película gira en torno a las intenciones personales y profundos valores. Comprende una mutación esencial en el protagonista y también denota una crítica social importante. 

Se dice que solo un Tigre Blanco nace por cada generación. Esta es la metáfora usada en esta oportunidad, donde la historia de un joven vulnerable y pobre alcanza un éxito imposible. Lo que queda en el camino son sus argumentos y sus acciones, ya que por supuesto el fin no justifica los medios. ¿Reprochable? Absolutamente, pero tanto como la inmundicia impía de quienes abusan para lograr puestos de poder y ganancias absolutas desechando a los demás. Por eso, dice Balram, que existen solo dos castas: “hombres con panzas grandes y hombres con panzas pequeñas.” Y es aún más claro con la declaración final: “soy solo alguien que ha despertado mientras el resto sigue dormido”. 

Ficha técnica 


Título original: The White Tiger 
Año: 2021 
Duración: 131 minutos 
País: India 
Productora: Co-production India-Estados Unidos; Netflix, Lava Media, Noruz Films (Distribuidora: Netflix) 
Género: Drama | Pobreza 
Guion: Ramin Bahrani (Libro: Aravind Adiga) 
Música: Danny Bensi, Saunder Jurriaans 
Fotografía: Paolo Carnera 
Reparto: Adarsh Gourav, Priyanka Chopra, Rajkummar Rao, Perrie Kapernaros, Abhishek Khandekar, Nalneesh Neel, Aaron Wan, Vedant Sinha, Solanki Diwakar, Ram Naresh Diwakar, Mahesh Pillai, Harshit Mahawar 
Dirección: Ramin Bahrani

miércoles, 10 de febrero de 2021

Su Casa

Disponible en Netflix.


Una pareja huye de la guerra. Rial -Wunmi Mosaku- y Bol -Sope Dirisu- provienen de Sudán del Sur y su país está siendo devastado por un violento conflicto armado. Son refugiados y deben sortear obstáculos indescriptibles para alcanzar una nueva oportunidad. Sobreviven a una travesía arriesgada y peligrosa llegando a Gran Bretaña, pero enfrentan una pérdida irreparable: su hija -y muchos otros inmigrantes- no logra ser rescatada tras caer a las turbulentas aguas. 

En un centro de detención, la pareja espera el veredicto. ¿Tendrán derecho a asilo? La acogida -si se puede llamar así- no es la ideal, sin embargo el Gobierno les concede una oportunidad. ¿De qué se trata? Les asigna ayuda económica mínima de subsistencia y les proporciona una casa para vivir. Suena muy bien, sin embargo el lugar está ubicado en un suburbio en las afueras de Londres, y la casa está a muy mal traer, con paredes abiertas, puertas que se salen, además de condiciones de salubridad espantosas. 

Mark -Matt Smith-, el asistente social que les recibe, les enseña todo como si fuera una maravilla. Incluso más grande que su propia casa, les dice. También los llena de instrucciones y reglas, que no pueden esto, que no pueden esto otro. Más limitaciones, imposible. 

No obstante tener todo en contra, Bol más que Rial, está dispuesto a demostrar que pueden salir adelante, que pueden comenzar desde cero, independiente de las condiciones que les han impuesto. Sale a recorrer, trata de insertarse, incluso modifica conductas en pro del resultado que confía conseguir. Rial, sin embargo, se ubica un paso atrás. Aun no asimila su condición y tampoco está dispuesta a borrar su pasado y dejar sus costumbres. 

Pero la casa esconde algo. Ambos perciben presencias que se hacen cada vez más evidentes. El fantasma de su hija Nyagak y una perturbadora figura oscura no los dejan tranquilos y amenazan con volverlos locos. Afuera, los vecinos no los reconocen ni respetan; la promesa de una nueva vida parece todavía más lejana. Bol y Rial deben enfrentarse a una verdadera pesadilla en la que simplemente la consigna es una sola: superarla o ser deportados de regreso a su patria. 

Esta cinta, escrita y dirigida por Remi Weekes, resulta interesante bajo muchos aspectos. Primero, utiliza muy bien los elementos del género de terror, es decir, todo lo que nos sorprende, nos eriza, nos asusta y nos hace saltar del asiento. Sus cuadros son compuestos con delicadeza para enfrentarnos a golpes, sonidos y apariciones repentinas, algo propio de una película que pretende encajar dentro de los cánones esperados. Pero eso no es todo. En segundo lugar y con una relevancia creciente, el director configura una historia donde lo principal es el fenómeno de la inmigración, los tratos vejatorios, la discriminación, la falta de oportunidades y los esfuerzos sobre humanos que deben hacer quienes aceptan, bajo presión absoluta, el desafío de intentar comenzar nuevamente, no desde cero, desde menos 10, probablemente. Entonces, conjugando ambas vertientes, podemos hablar que presenciamos un “terror con sentido”, con sentido social, de urgencia, de denuncia. Una capa externa que responde a lo que ya conocemos, sobre una capa más profunda que revela precariedad, angustia y miedo por las condiciones de una mísera existencia. 

El cruce de géneros es una apuesta que hace de esta película un trabajo diferente. Si nos quedamos solo con el terror -que por cierto se consigue, se paran los pelos en algunas tomas y en otras la sorpresa es notable-, no entramos al fondo de la preocupación de su creador. Es cierto que las amenazas y los fantasmas inundan la escena, pero al mismo tiempo percibimos que no sabemos realmente qué es lo que sucede, si los protagonistas están soñando, recordando o bien aventurando. 

Una producción impecable junto a una banda sonora estupenda compuesta por Roque Baños, dan a la historia un sustento que va más allá de simplemente lograr el objetivo de removernos. Su esencia, quizás, conmociona mucho más, cuando vemos el horror al que son sometidos Rial y Bol, a cómo se les denigra sin reconocer sus derechos básicos como personas y también cuando nos comenzamos a enterar del dificultoso camino que han recorrido para llegar a la situación actual y las decisiones que han debido tomar en su angustioso transitar. 

En síntesis, “Su Casa” es una película interesante porque traspasa los márgenes de sus fronteras para exponer una realidad cada vez más común en nuestro tiempo. Sin tomar en cuenta que la cinta se diluye en su tercio final e independiente de si esas “imágenes, tenebrosas presencias y fantasmas” provienen desde la propia casa o del interior de sus mentes, o incluso si están referidas al trato de los vivos o al recuerdo de los muertos, la película nos pone al frente de una historia de resiliencia, sacrificio, valor y honestidad. Solo cuando las propias heridas pueden ser curadas -antes de ser sanadas-, existe la posibilidad de sobrevivir. El tema es cuán profundo es el daño y cuán vital la necesidad de superación. Rial y Bol quieren dar esa pela, ¿lo lograrán? 

Ficha técnica 

Título original: His House: Año: 2020 
Duración: 93 minutos 
País: Reino Unido 
Productora: Starchild Pictures, Vertigo Entertainment, BBC Films, Regency Television (Distribuidora: Netflix) 
Género: Terror. Drama. Fantástico | Drama social. Inmigración. Sobrenatural. Casas encantadas 
Guion: Remi Weekes 
Música: Roque Baños 
Fotografía: Jo Willems 
Reparto: Sope Dirisu, Wunmi Mosaku, Matt Smith, Javier Botet, Emily Taaffe, Andy Gathergood, Kevin Layne, Vivien Bridson, Lola May, Rene Costa, Matt Townsend, Vivienne Soan, Homer Todiwala, John Kamau, Gillian Vassilliou 
Dirección: Remi Weekes

lunes, 8 de febrero de 2021

La Excavación

Disponible en Netflix. 


Edith Pretty -Carey Mulligan-, tiene un presentimiento. En sus tierras hay unos túmulos funerarios que pueden contener tesoros antiquísimos, tal vez cientos de años de antigüedad. Edith pasa del pensamiento a la acción y contrata a Basil Brown -Ralph Fiennes-, un experimentado excavador autodidacta, para que lleve a cabo la misión de desenterrarlos. Corre el año 1939, estamos en Inglaterra, justo antes de la Segunda Guerra Mundial. 

La cinta se desarrolla en forma lineal y habla de una fervorosa pasión por descubrir. Basada en la novela de 2007 del mismo nombre escrita por John Preston, “La Excavación” recrea el descubrimiento de Sutton Hoo. Los hechos son reales y los personajes también lo son, pero ¿cuánto de lo que vemos es ficción? Para la película no es necesario intentar una respuesta, pues el solo relato de los sucesos resulta interesante. 

La paciencia, calma y serenidad de Brown, enlaza perfectamente con el espíritu generoso de Pretty. Esta inquieta terrateniente de Suffolk confía en su instinto, quiere realizar una buena acción y finalmente desea constituir un legado. 

Brown exuda templanza, sabiduría y experiencia y Ralph Fiennes lo encarna con prodigiosa minuciosidad. Carey Mulligan, por su parte, dota a su personaje de ese carácter aventurero junto a una fragilidad que, si bien le disminuye físicamente, no le impide seguir avanzando en lo que se ha propuesto. 

El ambiente social es complejo. La crisis está por estallar, la guerra se avecina y las relaciones personales están atravesadas por un conflicto que ya se avisora amenazante y perturbador. 

Pero la cinta no se trata solo de estos dos protagonistas que alcanzan su apogeo en la primera mitad del metraje. De ahí en más, comenzamos a visualizar hilos paralelos que son tejidos con la llegada de nuevos actores a la escena. Edith le pide a su primo Rory Lomax -Johnny Flynn-, que se una al proyecto como fotógrafo. El descubrimiento cobra así mayor relevancia. Llega un arqueólogo de Cambridge, Charles Phillips -Ken Stott-, dando cuenta de la importancia nacional del proyecto. Desde ese momento es él quien toma el liderazgo de la excavación. 

La guerra está cada vez más cerca, se deben apurar. Phillips incorpora más personas al equipo y suma a la joven Peggy Piggott -Lily James-, quien descubre el primer artefacto de origen anglosajón. Surge la intención de enviar todo al Museo Británico, pero Edith se opone por los inminentes bombardeos. Su salud se deteriora. Peggy comienza un affaire con Rory, pero el joven debe enrolarse en la Royal Air Force. Encontramos, también, otros personajes que influyen en la trama; el hijo de Edith, Robert -Archie Barnes-, joven entusiasta de los viajes y del cosmos, la paciente esposa de Brown, May -Monica Dolan-, y la acogedora servidumbre que atiende la mansión. 

La dirección de Simon Stone es contemplativa. Su cámara registra sin prisa y sin pausa un proceso que toma tiempo y que necesita mucho espacio. Y es cierto, la agudeza nitidez de la primera parte deviene en nuevas historias que hacen que el núcleo central se disgregue, perdiendo tensión y también algo de fluidez durante la segunda mitad. 

No obstante sobresaltos en el guion de Moira Buffini, emerge el nervio principal de la película. No en vano es un relato que busca posicionamiento histórico y reconocimiento. Se trata de poner en su lugar el nombre de Basil Brown y destacar su aporte al trabajo realizado. La cinta lo consigue con sencillez y sin necesidad de fuegos artificiales. Entonces adquiere relevancia la actuación de Ralph Fiennes quien, con su caracterización, otorga altura y humanidad a su representado. Tal vez sea justamente gracias a aquello que cuando vemos los créditos finales nos sentimos inspirados. Tal como en la cinta, nosotros también descubrimos al descubridor. 

Ficha técnica 

Título original: The Dig 
Año: 2021 
Duración: 112 minutos 
País: Reino Unido 
Productora: BBC Films, Clerkenwell Films, Magnolia Mae Films, Netflix (Distribuidora: Netflix) 
Género: Drama | Biográfico. Años 30 
Guion: Moira Buffini (Novela: John Preston) 
Fotografía: Mike Eley 
Reparto: Carey Mulligan, Ralph Fiennes, Lily James, Johnny Flynn, Ben Chaplin, Ken Stott, Monica Dolan, Arsher Ali, Joe Hurst, Paul O'Kelly, Eileen Davies, James Dryden, Chloe Stannage, Kate Margo, Kevin Nolan 
Dirección: Simon Stone

viernes, 5 de febrero de 2021

Tormenta de Arena

Disponible en Netflix. 


En esta cinta el conflicto recorre el metraje internamente. Observamos un relato íntimo, lleno de impresiones, donde los ríos que se encuentran sumergidos se transforman en hondos lagos cargados de frustraciones. 

El guion, escrito por la misma directora Elite Zexer, remite a Jalila -Ruba Blal-, una mujer que debe ser anfitriona del matrimonio de Suliman -Hitham Omari -, su marido, con su segunda mujer. De sus cuatro hijas, la mayor es Layla -Lamis Ammar-, quien estudia y tiene un novio en secreto, algo que está prohibido y que no tardará en ser descubierto por su madre. Jalila parece resignada a su suerte de mujer postergada a cargo del cuidado de un hogar abandonado; Layla siente que en sus manos está el futuro, no parece dispuesta a dejarse abatir por ninguna circunstancia o condición. 

Con muy pocos elementos, la cinta nos introduce al amplio mundo de una cultura que nos resulta ajena. La realidad es tal cual, cruda y dura, y la colisión que se produce en ella tiene consecuencias. 

Parece que cada tema, cada acción, y cada personaje de la película tiene un camino ya predefinido. ¿Existe libertad? Al menos para las mujeres, ninguna. La sumisión es total. Ni siquiera es machismo, que sería algo muchísimo menos opresor. Es una absoluta subyugación al género masculino en todo el orden de cosas. Es eso, o sobreviene lo indescriptible, lo inimaginable. ¿Se puede romper? ¿Existe alguna una opción, alguna salida? Para Jalila, en absoluto; para Layla, habría una esperanza. 

La directora hace un trabajo espléndido en hacernos sentir una cultura que se observa en el día a día de una aldea beduina ubicada al sur de Israel. Tomas amplias del desierto, locaciones cuidadas y especialmente primeros planos de las protagonistas, hacen que nos compenetremos con lo que estamos presenciando. Los diálogos, cortos y concisos, son suficientes para comprender el intercambio de información, pero son los gestos, los movimientos y las miradas, lo que realmente entrega el contexto de lo que sucede al interior de cada persona. 

La historia adquiere varias perspectivas, en un momento en que los cauces internos se separan buscando cada uno su propio rumbo. Son los momentos más complejos del metraje, donde fácilmente nos podemos perder si dejamos de observar el mensaje subterráneo que recorre su esencia. 

“Tormenta de Arena” -premiada como mejor película internacional en el Festival Sundance de 2016- trata de una rebelión contra lo imposible. Significa vencer una tradición, quizá milenaria, en la forma de llevar las relaciones humanas. Es difícil no conmoverse con lo que observamos, en especial al dejarnos permear por los sentimientos profundos de Jalila y la esperanzada candidez de Layla. Cuando todo está dicho, cuando la forma de actuar se debe acatar como si de una ley se tratara, ¿cuál es el paso siguiente? ¿El respeto a la tradición puede pasar por sobre la dignidad? La arena representa al árido desierto y la tormenta, el conflicto y sufrimiento interior de ambas mujeres. La película no juzga, solo representa los hechos con agudeza y precisión. Quienes debemos hacerlo somos los espectadores y, por supuesto, extraer nuestras propias conclusiones. 

Ficha técnica 

Título original: Sufat Chol 
Año: 2016 
Duración: 87 minutos 
País: Israel 
Productora: 2-Team Productions 
Género: Drama 
Guion: Elite Zexer 
Música: Ran Bagno 
Fotografía: Shai Peleg 
Reparto: Lamis Ammar, Ruba Blal, Hitham Omari, Khadija Al Akel, Jalal Masrwa 
Dirección: Elite Zexer

jueves, 4 de febrero de 2021

El Jardín Secreto

Disponible en Cinemark.cl


Esta nueva adaptación de la novela de Frances Hodgson Burnett se sitúa en la Inglaterra de 1947. Mary Lennox -Dixie Egerickx-, queda huérfana y con solo diez años es trasladada de India a Gran Bretaña a vivir con su tío Archibald Craven -Colin Firth-, en la enorme Mansión Misselthwaite, en Yorkshire. Pero quien realmente manda en ese lugar es Mrs. Medlock -Julie Walters-, la severa e insufrible ama de llaves quien, con sus restricciones y normas, no hace más que envalentonar a la nueva huésped. Mary es traviesa e inquieta, por lo que pronto descubre un jardín amurallado donde la vida parece diferente y en el que emprende una increíble aventura acompañada de su enfermizo primo Colin -Edan Hayhurst-, y un joven del pueblo. 

La cinta converge rápidamente hacia lo que parece su foco central, la magia que brota del descubrimiento que realiza la pequeña Mary. En un ambiente hostil y habitando una enorme casona misteriosa, crece su motivación por investigar sobre el secreto que esconde el jardín y el por qué suceden cosas extraordinarias. La aprensión de su tío hacia su hijo es otro factor que está presente, sin embargo Mary no presta atención y poco a poco se acerca a su primo, al punto de lograr despertar su debilitada voluntad. 

Mary se siente sola. Su relación más concreta es con un fiel perro callejero -Héctor-, que la acompaña desde sus primeras visitas al jardín encantado. Pronto aparece la figura de Dickon -Amir Wilson-, un joven del lugar, quien se transforma en su primer amigo. Surge allí la colaboración y una suerte de hermandad; ambos jóvenes son cómplices de lo que observan y guardan también los secretos. 

Para Mary todo es novedad. El jardín representa un escape, una salida y a la vez un desafío. Al dejar libre su imaginación, esta aventura se transforma en su propio sueño; y en verdad el jardín es realmente de ensueño.  

La soledad de Mary no es mayor a la de su primo Colin. Ambos son desvalidos; él físicamente, Mary emocionalmente. Es por ello que les resulta fundamental salir de esa zona gris. La oportunidad es prodigiosa y se transforma en un refugio para ambos. La invención mágica es una respuesta inequívoca para reparar sus pérdidas; para Mary la de sus padres, para Colin, la de su madre y su propia enfermedad. Dickon, a su vez, también necesita ayuda, por lo que estos tres amigos se apoyan entre sí y se embarcan en un camino de curación personal. 

Marc Munden dirige una cinta visualmente atractiva aunque ligeramente plana que no logra despegar a pesar de los crecientes esfuerzos que despliega. Algo no conecta, algo no funciona del todo. No es suficiente el ambiente y el espíritu mágico que rodea la historia. Es posible que incluso la falta de vuelo radique en la construcción de los personajes -Colin Firth se observa apagadísimo, salvo al final, cuando ya no queda casi nada- o bien producto del guion escrito por Jack Thorne que deja mucho tratamiento en manos de lo sobrenatural. 

Aun así, el atractivo visual se sobrepone a las circunstancias. También es un aporte una interesante banda sonora compuesta por Dario Marianelli, que matiza y entrega dinamismo a muchas de las aventuras.  

El jardín, como antídoto, funciona. Ante lazos familiares que se han roto, surge la recomposición interior, tan mágica como la generación espontánea de las flores o el crecimiento de las ramas de los árboles mientras Mary trepa por ellas.  

Una vez más, la historia que está en el fondo del relato resulta más interesante que la propia realización cinematográfica, algo que se repite en el último tiempo. No a todos nos llega de la misma forma el recurso de la magia, por lo que siempre será un riesgo apostar demasiadas fichas a un desarrollo sustentado, casi en su totalidad, en la imaginación, el colorido y la fantasía. 

Ficha técnica 

Título original: The Secret Garden 
Año: 2020 
Duración: 99 minutos 
País: Reino Unido 
Productora: Co-production Reino Unido-Francia; Studiocanal, Heyday Films 
Género: Drama. Fantástico. Aventuras | Infancia. Amistad 
Guion: Jack Thorne (Novela: Frances Hodgson Burnett) 
Música: Dario Marianelli 
Fotografía: Lol Crawley 
Reparto: Dixie Egerickx, Colin Firth, Julie Walters, Edan Hayhurst, Maeve Dermody, Sonia Goswami, Jemma Powell, Amir Wilson, Albert Giannitelli, Lee Starkey, Anne Lacey, Isis Davis, Chloe Stannage, Jackson Kai, Abdul Hakim Joy, Tommy Surridge, Paul Dean-Kelly, Billy Jenkins, Paul G. Raymond 
Dirección: Marc Munden

miércoles, 3 de febrero de 2021

Bajocero

Thriller español, tenso y trepidante, disponible en Netflix.

Javier Gutiérrez es Martín, un padre de familia y policía que debe hacerse cargo de un trabajo rutinario. Se trata del traslado de presidiarios, durante la noche, misión que debe abordar con Montesinos -Isak Férriz-, un duro y experimentado oficial curtido en esas lides. Sus personalidades son opuestas. Martin intenta ceñirse al reglamento mientras Montesinos abusa de su posición. No obstante sus diferencias, ambos deciden colaborar; Martin conduce el camión blindado, Montesinos, se ubica en la parte de atrás, vigilando a los reos en sus cubículos. 

La noche es oscura y fría. Es invierno y el manto de nieve es extenso. La solitaria carretera solo ve pasar un patrullero escolta y el transporte. La temperatura baja más y más en la estepa manchega. Entonces se produce el asalto. Desaparece el coche policial y una cadena con puntas extendida sobre el pavimento rompe los neumáticos del blindado. ¿Qué sucede? Silencio, disparos, tensión. Martin logra safar y atrincherarse en el sector de los reclusos pero pronto es reducido por ellos. ¿El ataque es para liberar a los presos? No lo sabemos. Nadie puede entrar o salir del furgón. La noche se presume larga, esto está recién está comenzando. 

La premisa del director Lluís Quílez funciona perfectamente. El guion escrito por Fernando Navarro y el propio director nos sumerge rápidamente en el centro de la acción. El relato es ágil, no pierde tiempo y pronto nos sitúa en el conflicto principal. Casi sin darnos cuenta estamos tan atrapados como los que están dentro del camión. No conocemos detalles, intenciones, objetivos; nada. Solo observamos el miedo como factor común, aunque para los presos el incidente puede ser su gran oportunidad para liberarse y huir. 

Los elementos contenidos en la cinta aportan sus dosis justas. La filmación es precisa, la fotografía es nítida, y la edición, notable. La música de Zacarías M. de la Riva entrega el toque de movimiento para cada cambio de escenario y también en cuanto la acción se detiene en espera del siguiente paso. ¿Cuál será? ¿Quién es el misterioso asaltante? ¿Qué quiere? ¿Podrán salir vivos de allí? 

El ritmo es constante. Y sucede algo especial, porque al leer sobre la trama previamente, es fácil cuestionarse sobre cómo se podrá sostener el metraje. Incluso, de antemano sabemos gran parte de los sucesos principales, es decir sabemos del traslado y del asalto. Es decir, solo esperamos que acontezca lo que ya conocemos. ¿Cuál es el aporte o la novedad entonces? Acá hay una clave, a mi modo de ver, porque por más que conozcamos algo de la historia, siempre dependerá de la forma en que se nos presente, el interés que nos despierte. Y aquí, esa elaboración funciona como pocas veces. 

“Bajocero” es un thriller de acción pero no se queda solo en aquello. Si bien hay interesantes intercambios de textos en momentos álgidos, lo que el guion va construyendo durante sus casi dos horas va un poco más allá. La configuración de la historia se va llenando de interrogantes que esperan respuesta. Varias de ellas son de conciencia, sobre temas morales y éticos. Refieren al actuar y al discernir. Y se dilatan producto del desarrollo y también porque se guardan para el último cuarto y los descuentos. 

La cinta presenta una construcción clásica, en tres partes muy bien diferenciadas. Cada una, exposición, desarrollo y final, aporta sustancia y se encadena perfectamente dentro de la secuencia global. La tensión aumenta con el correr de los minutos y lo inesperado es la regla para mantenernos alertas. Cuando pensamos que lo peor ha pasado -hay imágenes fuertes, crudas, intensas-, viene algo que nos descoloca y nos vuelve a sorprender. Gran mérito de Lluís Quílez porque no nos suelta ni por un segundo. Sin duda un acierto -y un aporte para el género- que está siendo premiado con una alta audiencia que lo posiciona en los primeros lugares de visualizaciones en Netflix desde su reciente estreno. 

Ficha técnica 

Título original: Bajocero 
Año: 2021 
Duración: 106 minutos 
País: España 
Productora: Morena Films, Amorós Producciones, Televisión Española (TVE), ICIC (Distribuidora: Netflix) 
Género: Thriller. Acción. Intriga | Policíaco 
Guion: Fernando Navarro, Lluís Quílez 
Música: Zacarías M. de la Riva 
Fotografía: Isaac Vila 
Reparto: Javier Gutiérrez, Karra Elejalde, Luis Callejo, Patrick Criado, Andrés Gertrudix, Isak Férriz, Miquel Gelabert, Édgar Vittorino, Florín Opritescu, Ángel Solo, Àlex Monner, Sebastián Haro 
Dirección: Lluís Quílez

martes, 2 de febrero de 2021

#TeSigo

Disponible en Cinemark.cl 


Esta película del año 2019 es una comedia francesa en la que podemos encontrar más de una vertiente a explorar. Stéphane -Alain Chabat-, chef y dueño de su propio restaurante, posee una situación económica acomodada y vive bastante bien. Pero no es suficiente. Sentimentalmente está solo e intranquilo. Hace un tiempo dialoga por Instagram con una joven coreana, Soo -Doona Bae-, veinte años menor que él, con quien lentamente ha ido compartiendo algunos temas, afinidades y gustos. Mensajes van, mensajes vienen, algunos gestos, otros intercambios, pero no mucho más. El asunto es que Stéphane se engancha y, luego del matrimonio de uno de sus hijos, decide pasar de lo virtual a lo presencial; viajará a Corea a encontrase con ella. 

La cinta avanza muy rápido. En diez minutos tenemos la foto inicial y el cuadro de personalidades bastante encaminado. A los veinte, el intercambio de mensajes se intensifica y a los treinta el protagonista emprende el viaje. Rápido, especialmente si consideramos que en total son 97 minutos. El guion escrito por Thomas Bidegain y el mismo director, Eric Lartigau, es ágil bajo este punto de vista. No hay tiempo que perder, tampoco tiempo para profundizar. 

El relato fluye bastante bien y sin duda la simpatía de su protagonista contribuye notoriamente. Él el es centro, foco y motor de una aventura que parece no tener fin. Y acá algo interesante, porque todos los temas que va incluyendo son actuales. La amistad virtual es una realidad que traspasa continentes. La pandemia mundial lo ha dejado más que claro, cambiando nuestras formas, hábitos y también derribando mitos y prejuicios. Y la necesidad de llevar al “cara a cara” estas relaciones también es algo sentido. Por lo mismo, no es extraño que Stéphane decida embarcarse; el tema es que estas decisiones debieran ser de a dos, no unilaterales… 

La película explora otras sensibilidades también. La relación del protagonista con su exmujer, con sus hijos, con su negocio, trabajo y proyección. Es visible su crisis de edad y el natural cuestionamiento del tiempo presente. ¿Qué estoy haciendo, cuál es mi futuro, qué sentido tiene mi vida, cuál es la dirección de mis pasos? Preguntas que, este audaz y valiente Stéphane, espera responder con una decisión que es lo más parecido a un salto al vacío. 

“#jesuislà”, su título original y que significa “estoy aquí”, es entretenida aunque por momentos parezca floja o algo anodina. Da la sensación que podría haberse internado un poco más pero tal vez se habría alejado de su foco. La mayoría de las situaciones surgen de forma natural y se resuelven de la misma manera pero no sabemos el desenlace de lo principal. Eso nos mantiene alertas, pero algo se puede vislumbrar. La humanidad brota por los poros. El amor, como principal motivación, también emerge espontáneamente. La necesidad de encontrar respuestas -y con ello reencontrarse con uno mismo- aparece como algo vital e incuestionable. Tratarlo en “modo comedia” resulta bien, ni mucho ni tan poco, una dosis que permite auscultar estados de ánimo y variados problemas que son bastante más comunes -y universales- de lo que tal vez pensemos. 

Buena apuesta del director Eric Lartigau quien entrega un platillo sazonado que nos deja el paladar con un sabor dando vueltas, sobre todo hoy, que añoramos viajar y regresar a lo presencial. 

Ficha técnica 

Título original: #jesuislà 
Año: 2019 
Duración: 97 minutos 
País: Francia 
Productora: Co-production Francia-Bélgica; Belga Productions, France 2 Cinema, Gaumont, Keystone Films, Rectangle Productions, Canal+, France Télévisions, Ciné+, Tax Shelter du Gouvernement Fédéral Belge, Cofinova Développement 
Género: Comedia 
Guion: Thomas Bidegain, Eric Lartigau 
Música: Evgueni Galperine, Sacha Galperine 
Fotografía: Laurent Tangy 
Reparto: Alain Chabat, Doona Bae, Vincent Nemeth, John Sehil, Blanche Gardin, Delphine Gleize, Jules Sagot, Lee Myung-ja, Camille Rutherford, Ilian Bergala 
Dirección: Eric Lartigau

lunes, 1 de febrero de 2021

Paranoid Park

Disponible en Centroartealameda.tv

Esta cinta del año 2007, dirigida por Gus Van Sant, gira en torno a un suceso, un caso sin resolver, sin embargo, aquello no es lo más significativo porque en realidad lo que cubre es la emoción y la razón de su protagonista. 

Basada en la novela homónima de Blake Nelson, la película nos acerca a Alex -Gabe Nevins-, un adolescente que frecuenta con su skate el Paranoid Park -ubicado en Portland, Oregón, Estados Unidos-, sitio donde se reúnen decenas de personas con sus tablas de patinaje. En paralelo, vemos el inicio de una investigación de la policía debido a la ocurrencia de un homicidio cerca del lugar. 

La película responde a una interesante mirada sobre la adolescencia de Alex. Observamos trazos de su familia disfuncional, de sus amigos, de su colegio, de su entorno. En general, no tenemos muchos antecedentes, nos vamos enterando de los detalles con el correr de los minutos y siempre en una perspectiva distinta. Hay imágenes que no comprendemos o bien no les damos mayor sentido. Solo cuando se repiten, siendo otro el contexto, adquieren real dimensión. 

Aparentemente no transcurre mucho. Como que no pasa nada, salvo divagaciones y cosas imprecisas. Se busca al responsable del asesinato y desconocemos si Alex está o no involucrado. Un cierto aire nos inclina hacia alguna de las opciones, sin embargo no podemos declararlo con certeza. En todo momento percibimos que Alex se encuentra en movimiento, en un viaje interior, en una transformación, en un ir de un punto a otro. Lo que no sabemos es desde dónde, hacia dónde y hasta dónde. 

Alex vive con pasión su hobby de patinar en skate. Esta diversión implica, también, que debe tomar opciones. Para abordar aquello, el trabajo de seguimiento que realiza la cámara de Gus Van Sant es preciso. Combina muchos elementos, imágenes borrosas, planos abiertos, cámara lenta, dando esa sensación de suspensión o de querer congelar el tiempo. Estos recursos resultan vitales para la narración porque nos llevan al interior de Alex y su problemática.  

La actuación de Gabe Nevins es sólida. Notablemente, no es actor profesional, no había actuado nunca y fue reclutado a través de un casting convocado en la plataforma MySpace. Pese a no tener experiencia -Van Sant le dijo que "tenia una sensación de inocencia que iba perfectamente con el personaje”-, Nevins logra construir una personalidad que tiene algo de impenetrable, de indolencia, un fiel reflejo de la edad y condición del protagonista. Otro mérito del director, junto con el aplomo de situar en los hombros de su actor principal el mayor peso dramático, es apelar a un formato en el que su aparente desorden hace que todo sea más confuso. 

¿Qué es lo que atrapa de esta cinta? ¿La historia, la resolución, lo que sucede, o la forma de presentarnos el relato? Jugamos con suposiciones todo el tiempo, y eso es interesante, pero cuando se empiezan a develar las certezas, ¿prosigue o todo se acaba? Recién lo sabremos al tener el cuadro completo. 

“Paranoid Park” trata de intimidad, de soledad y temor. También sobre acciones y sus consecuencias a través de la transformación de Alex a causa de un forzado proceso de maduración. No obstante lo anterior, no entrega todas las respuestas; queda para nosotros la tarea de reflexionar sobre el material que acabamos de observar. 

Ficha técnica 

Título original: Paranoid Park 
Año: 2007 
Duración: 85 minutos 
País: Estados Unidos 
Productora: Co-production Estados Unidos-Francia; MK2 Productions, CNC 
Género: Drama | Crimen. Adolescencia. Skateboarding. Cine independiente USA 
Guion: Gus Van Sant (Novela: Blake Nelson) 
Música: Ludwig van Beethoven, Nino Rota, Elliott Smith 
Fotografía: Christopher Doyle, Kathy Li 
Reparto: Gabe Nevins, Taylor Momsen, Jake Miller, Daniel Liu, Lauren McKinney, Scott Patrick Green, Christopher Doyle, Grace Carter 
Dirección: Gus Van Sant