Disponible en Netflix.
Graciosa y honesta aventura sobre un apocalipsis diferente.
Cuando la Tierra se ve amenazada por un asteroide, las defensas funcionan, lo destruyen, pero el remedio resulta peor que la enfermedad pues al desintegrarse, caen elementos que provocan un desbarajuste total. Así, pequeños insectos y animales crecen desproporcionadamente y ponen de cabeza la cadena alimenticia. La humanidad, entonces, es aniquilada en buena parte y los pocos sobrevivientes deben ocultarse en búnkeres para protegerse de las sensibles nuevas amenazas. Toda esta historia de caos es contada al comienzo en una de las mejores secuencias de la película, en forma ágil, con animaciones, dibujos y mucho humor.
Nuestro protagonista, Joel Dawson -Dylan O'Brien-, vive en una de las tantas colonias que sobreviven al desastre. En un pozo profundo, blindado, llevan ya siete años, desarrollan las pocas actividades que pueden hacer y están siempre alertas ante cualquier posible ataque o invasión. Joel tiene miedo pero trata de sobrellevarlo, aunque se paraliza en aquellos momentos de tensión que le superan. Aun así, no pierde ilusión. Tiene la esperanza de encontrar a Aimee -Jessica Henwick-, su amor adolescente, y a quien no ve desde el fatal día “D”.
Su tenacidad es recompensada cuando, por radio, logra comunicarse con la chica. Ella se encuentra en otra colonia, a unos 135 km. de distancia, cerca del mar. Entonces, sacando fuerzas de flaqueza y cubriéndose de una buena dosis de irresponsabilidad, decide emprender el viaje para reencontrarse con la persona que le ha permitido tener una razón para vivir durante todos estos años. La travesía se asoma peligrosa, llena de obstáculos y con un desenlace que se avisora poco halagüeño. Las probabilidades de perecer superan, con creces, las de tener éxito, pero Joel está convencido. Vale la pena, tiene que intentarlo.
El mejor momento de esta película dirigida por Michael Matthews y escrita por Brian Duffield y Matthew Robinson, es cuando Joel se encuentra con dos viajeros, Clyde y Minnow, un hombre adulto y una niña de 8 años. Aparte del hecho que le rescatan de un peligro inminente -y no es spoiler, pues está claro que si el protagonista se muriera al comienzo se acaba la película-, se configura una relación especial que le entrega al joven sus primeras enseñanzas en terreno, en vivo y en directo. Entiende que debe descubrir sus errores, generar aprendizajes y correr riesgos, pero siempre cuidando de no exponerse más allá de sus capacidades y limitaciones. Estas lecciones son vitales para lo que viene a continuación en el desarrollo de su trayecto.
Entre los mejores aspectos de esta cinta están sus buenos efectos visuales -los monstruos parecen bastante reales, al menos en pantalla chica-, la banda sonora y el empleo de un humor tipo comedia. Dentro de lo menos logrado, podemos incluir ciertos baches del relato, algunas pérdidas de ritmo, es decir un desarrollo irregular, la falta de caracterización de Aimee y otras varias caricaturas que desfilan durante buena parte del metraje.
Donde “Love and Monsters” sorprende, o al menos intenciona realizar un giro, es respecto a los valores que representa. Obviamente el principal es el amor, porque es el que mueve a Joel a iniciar su hazaña y lo hace internarse en un mundo completamente desconocido. También podemos observar el valor de la familia, y no solo la de origen, sino la que se forma en torno a una comunidad de vida. Joel solo lo aprende al alejarse de sus amigos, al abandonar el refugio. A la distancia, comprende algo que no estaba en sus libros y que naturalmente cobra un valor central.
La motivación, ya está dicho, la proporciona el amor, sin embargo no lo es todo. Joel tiene miedo, es normal, y ante ello su reacción espontánea y casi automática es paralizarse. Por ello, cuando comprende que debe asumir el miedo, enfrentarlo y vencerlo, desarrolla valentía. Debe querer abandonar el nido, cueste lo que cueste, pase lo que pase, no hay otra forma, ni caminos cortos ni atajos. En ese momento descubre que hay otro mundo fuera de su zona de costumbre, al que solo se llega venciendo la inacción. ¡Querer es poder! La cinta también expone el desarrollo de la confianza y la preocupación por los demás, tal vez en menor medida pero no con menos importancia.
Resulta entretenida esta cinta y no puedo dejar de mencionar tres aspectos. Primero, el perrito “Boy” se roba la pantalla con su ternura, como un fiel amigo y compañero de nuestro protagonista. El segundo corresponde a la costumbre de Joel de documentar su historia, dibujar lo que ve, a veces con lujo de detalles. Esta disciplina resulta interesante, no solo porque le previene de algunas situaciones sino que además ratifica que debemos estar atentos a los detalles aunque el mundo se venga abajo. Y finalmente, una mención al encuentro con el robot Mav1s que nos deja más de alguna enseñanza al apreciarse más humano que algunos humanos, cuando muestra empatía, cercanía y desprendimiento. No es un dato menor, es un toque de alerta sobre no dejar de ser personas, incluso en las más críticas condiciones de la existencia.
Ficha técnica
Título original: Love and Monsters
Año: 2020
Duración: 108 minutos
País: Estados Unidos
Productora: 21 Laps Entertainment, Paramount Players, Entertainment One, Paramount Pictures, MTV Films. Distribuidora: Netflix
Género: Aventuras | Futuro postapocalíptico. Supervivencia. Monstruos. Insectos
Guion: Brian Duffield , Matthew Robinson
Música: Marco Beltrami, Marcus Trumpp
Fotografía: Lachlan Milne
Reparto: Dylan O'Brien, Michael Rooker, Ariana Greenblatt, Jessica Henwick, Ellen Hollman, Damien Garvey, Melanie Zanetti, Tasneem Roc, Amali Golden, Dan Ewing, Tonia Renee, Tandi Wright, Arthur Costa, ver 5 más
Dirección: Michael Matthews
viernes, 30 de abril de 2021
jueves, 29 de abril de 2021
Talentos Inesperados
Disponible en Cinemark.cl
La vida en una base militar, cuando sorprende a las esposas con sus maridos en el frente de batalla, puede resultar un infierno. Cada llamada telefónica, el sonido del timbre o cada golpe en la puerta, puede ser aquel momento fatal, el instante que detiene el tiempo, la noticia que no se quiere recibir nunca, la información que nunca debiera llegar. Pero la vida sigue y hay que hacerle frente.
La idea, entonces, es ocuparse del tiempo y crear distracciones. Ya no solo conversar o tomar el té, sino ir un poco más allá. Por ello, cuando surge la idea de formar un Coro de esposas, se genera un entusiasmo relativo. Kate -Kristin Scott Thomas-, esposa de un coronel y Lisa -Sharon Horgan-, esposa de un sargento mayor, son las encargadas de dar vida a esta nueva actividad, convocar a sus participantes y llevar a la práctica algo que, por supuesto, nunca han desarrollado con anterioridad.
En el comienzo se encuentran con múltiples dificultades. No es generación espontánea la creación de un coro, requiere orden, trabajo y también conocimientos técnicos. Ambas mujeres lo saben, sin embargo se animan en la empresa contra viento y marea, sin disimular sus propios conflictos o la disputa del liderazgo que las separa al interior de la iniciativa.
Inspirada en la historia real de “Military Wives Choirs”, una red de 75 coros en bases militares en Reino Unido y en el extranjero, esta película dirigida por Peter Cattaneo -“The Full Monty”-, resulta esperanzadora. Sin perder de vista el tema de fondo, que es el miedo de perder a sus seres queridos, la cinta explora los matices del acompañamiento, de la formación de lazos en comunidad, el trabajo en equipo y el descubrimiento de talentos que muchas veces se encuentran ocultos o sin desarrollar.
En “Military Wives” emergen otros puntos de vista respecto a la guerra. Los vemos al observar familias con hijos, otras donde ha habido pérdidas, y en algunas donde recién comienza una vida en común. Todas son experiencias distintas, enfoques particulares y por cierto, cargas emocionales diversas. El guion escrito por Rosanne Flynn y Rachel Tunnard es hábil en incluir las perspectivas sin dejarse dominar por ninguna, dando espacio y aire a pequeñas historias que cruzan transversalmente el relato.
El efecto de la música en este grupo de mujeres, los éxitos que van alcanzando, con esfuerzo y trabajo, el ánimo con que enfrentan la nueva actividad y la forma para sobreponerse a noticias trágicas, hace que surja entre ellas un vínculo que crece exponencialmente. Cada una de ellas es una historia completa, que, de profundizarse, sería un libro entero. La escritura no entra en más detalles, solo esboza, algo que ayuda para dar contexto a pesar de dejar un poco en el aire algunas configuraciones de personajes, pero no importa, porque ese no es su foco principal.
Dar a conocer historias como esta es un aporte enorme respecto a la urgencia que se requiere de vivir en comunidad. Hoy más que nunca, es necesario afirmarlo una y otra vez. En solitario es todo más difícil. Solo si comprendemos el valor de lo comunitario podemos hacer frente a aquellas dificultades mayores, las que parecen no tener solución y ser insuperables. Por eso, ejemplos como el descrito resultan inspiradores, independiente de la narrativa fílmica o audiovisual. Solo tener la oportunidad de conocerlo nos ayuda a valorarla. ¿Podría ser mejor? Sin duda, pero ya el ponerlo en órbita es un buen aporte. Bienvenidos cuantos más “Military Wives Choirs” existan. Mientras más música, más humanidad, y mientras más humanidad exista, aun tendremos esperanza.
Ficha técnica
Título original: Military Wives
Año: 2019
Duración: 110 minutos
País: Reino Unido
Productora: 42, Tempo Productions Limited (Distribuidora: Bleecker Street)
Género: Comedia. Drama | Ejército. Comedia dramática
Guion: Rosanne Flynn, Rachel Tunnard
Música: Lorne Balfe
Fotografía: Hubert Taczanowski
Reparto: Kristin Scott Thomas, Sharon Horgan, Amy James-Kelly, Robert Whitelock, India Ria Amarteifio, Jason Flemyng, Sophie Dix, Davina Sitaram, Greg Wise, Colin Mace, Karen Sampford, Charlie Hiscock, Shafali Rani Chung
Dirección: Peter Cattaneo
La vida en una base militar, cuando sorprende a las esposas con sus maridos en el frente de batalla, puede resultar un infierno. Cada llamada telefónica, el sonido del timbre o cada golpe en la puerta, puede ser aquel momento fatal, el instante que detiene el tiempo, la noticia que no se quiere recibir nunca, la información que nunca debiera llegar. Pero la vida sigue y hay que hacerle frente.
La idea, entonces, es ocuparse del tiempo y crear distracciones. Ya no solo conversar o tomar el té, sino ir un poco más allá. Por ello, cuando surge la idea de formar un Coro de esposas, se genera un entusiasmo relativo. Kate -Kristin Scott Thomas-, esposa de un coronel y Lisa -Sharon Horgan-, esposa de un sargento mayor, son las encargadas de dar vida a esta nueva actividad, convocar a sus participantes y llevar a la práctica algo que, por supuesto, nunca han desarrollado con anterioridad.
En el comienzo se encuentran con múltiples dificultades. No es generación espontánea la creación de un coro, requiere orden, trabajo y también conocimientos técnicos. Ambas mujeres lo saben, sin embargo se animan en la empresa contra viento y marea, sin disimular sus propios conflictos o la disputa del liderazgo que las separa al interior de la iniciativa.
Inspirada en la historia real de “Military Wives Choirs”, una red de 75 coros en bases militares en Reino Unido y en el extranjero, esta película dirigida por Peter Cattaneo -“The Full Monty”-, resulta esperanzadora. Sin perder de vista el tema de fondo, que es el miedo de perder a sus seres queridos, la cinta explora los matices del acompañamiento, de la formación de lazos en comunidad, el trabajo en equipo y el descubrimiento de talentos que muchas veces se encuentran ocultos o sin desarrollar.
En “Military Wives” emergen otros puntos de vista respecto a la guerra. Los vemos al observar familias con hijos, otras donde ha habido pérdidas, y en algunas donde recién comienza una vida en común. Todas son experiencias distintas, enfoques particulares y por cierto, cargas emocionales diversas. El guion escrito por Rosanne Flynn y Rachel Tunnard es hábil en incluir las perspectivas sin dejarse dominar por ninguna, dando espacio y aire a pequeñas historias que cruzan transversalmente el relato.
El efecto de la música en este grupo de mujeres, los éxitos que van alcanzando, con esfuerzo y trabajo, el ánimo con que enfrentan la nueva actividad y la forma para sobreponerse a noticias trágicas, hace que surja entre ellas un vínculo que crece exponencialmente. Cada una de ellas es una historia completa, que, de profundizarse, sería un libro entero. La escritura no entra en más detalles, solo esboza, algo que ayuda para dar contexto a pesar de dejar un poco en el aire algunas configuraciones de personajes, pero no importa, porque ese no es su foco principal.
Dar a conocer historias como esta es un aporte enorme respecto a la urgencia que se requiere de vivir en comunidad. Hoy más que nunca, es necesario afirmarlo una y otra vez. En solitario es todo más difícil. Solo si comprendemos el valor de lo comunitario podemos hacer frente a aquellas dificultades mayores, las que parecen no tener solución y ser insuperables. Por eso, ejemplos como el descrito resultan inspiradores, independiente de la narrativa fílmica o audiovisual. Solo tener la oportunidad de conocerlo nos ayuda a valorarla. ¿Podría ser mejor? Sin duda, pero ya el ponerlo en órbita es un buen aporte. Bienvenidos cuantos más “Military Wives Choirs” existan. Mientras más música, más humanidad, y mientras más humanidad exista, aun tendremos esperanza.
Ficha técnica
Título original: Military Wives
Año: 2019
Duración: 110 minutos
País: Reino Unido
Productora: 42, Tempo Productions Limited (Distribuidora: Bleecker Street)
Género: Comedia. Drama | Ejército. Comedia dramática
Guion: Rosanne Flynn, Rachel Tunnard
Música: Lorne Balfe
Fotografía: Hubert Taczanowski
Reparto: Kristin Scott Thomas, Sharon Horgan, Amy James-Kelly, Robert Whitelock, India Ria Amarteifio, Jason Flemyng, Sophie Dix, Davina Sitaram, Greg Wise, Colin Mace, Karen Sampford, Charlie Hiscock, Shafali Rani Chung
Dirección: Peter Cattaneo
miércoles, 28 de abril de 2021
Ricchi di Fantasia
Disponible en Cinemark.cl
¿Quién no ha soñado con ganar un gran premio de azar, dejar todo, cambiar de vida, comenzar algo nuevo? Tal vez muchos, más de alguna vez. Algo de esto sucede en esta película. Veamos.
Sergio -Sergio Castellitto-, trabaja en la construcción. Tiene buen ánimo y gasta bromas a sus compañeros, es “bueno para la talla”. En su casa las cosas no van bien. Vive con su esposa, con su madre, con su hija y su pequeño nieto, y la verdad, ya está cabreado. Tiene de amante a Sabrina -Sabrina Ferilli-, una ex cantante con dos hijos y un obeso marido. Los enamorados se arrancan, se escurren, lo pasan bien, pero son incapaces de dejar a sus parejas formales y a sus familias.
Un día, los compañeros de Sergio deciden cobrar venganza de sus bromas. ¿Cómo? Le hacen creer que se ha ganado un premio de tres millones de euros en la lotería. Adulteran el billete y todo parece tan real que Sergio cae redondito en el engaño. Naturalmente es la solución a todos sus problemas. Por fin podrá irse con Sabrina, mandar todo a buena parte y realizar la vida que siempre soñó. Tanto es su entusiasmo que decide llevarse a su familia -salvo su esposa, claro- y también a los dos hijos de Sabrina. Pero resulta que todo es falso y Sergio recién se entera después de haber movido todas las fichas. ¿Qué hacen ahora? Deciden no revelarlo a nadie y seguir la farsa en un viaje desde los suburbios de Roma hasta la costa de Puglia.
Esta cinta dirigida por Francesco Miccichè es una comedia liviana y simpática. No resiste mayor análisis que pasar un buen rato y despejar la mente. Ayuda bastante a ese objetivo las actuaciones libres de todos sus protagonistas. Por supuesto, lleno de estereotipos y de caricaturas, el reparto se encarga de añadir aliños a una historia que se alarga cual teleserie y que pone en aprietos al guion, especialmente cuando debe acercarse al inevitable final.
No obstante algunos evidentes ripios, la cinta es carismática. Exagera, claro, pero con el fin de entretener. Y no se hace burda ni pesada, logra mantener ese hilo delgado de humor y sátira que, por más descabellada que se plantee, igual despierta intriga por conocer el resultado de esta tamaña aventura.
Siempre resulta interesante observar el histrionismo italiano. ¡Es tan vibrante e intenso, hasta en pequeños detalles! Todos colaboran en amenizar el relato e incluso los gags más obvios tienen esas pizcas de picardía que divierten sin molestar.
“Ricchi di fantasia” funciona bien porque cumple su misión. Los parámetros de comparación son pocos, evidentemente. Lo prevemos desde el trailer. Una historia simple y disparatada, que da curso a una serie de malos entendidos donde los protagonistas rebotan por todas partes. Pero aquello es conocido y lo asumimos. Tal vez por eso disculpamos las forzadas vueltas de tuerca con las que cierra la historia. No importa tanto, podemos pasarlas por alto, porque nos queda el espíritu optimista de Sergio, su carisma y simpatía, una gran capacidad para improvisar y un elenco que le sigue en todo, como si la fantasía pudiera transformarse en realidad.
Ficha técnica
Título original: Ricchi di fantasia
Año: 2018
País: Italia
Productora: Italian International Film. Distribuidora: RAI
Género: Comedia | Road Movie
Guion: Fabio Bonifacci, Francesco Miccichè
Música: Francesco Cerasi
Fotografía: Arnaldo Catanari
Reparto: Sergio Castellitto, Sabrina Ferilli, Valeria Fabrizi, Matilde Gioli, Antonio Catania, Antonella Attili, Gianfranco Gallo, Paolo Calabresi
Dirección: Francesco Miccichè
Sergio -Sergio Castellitto-, trabaja en la construcción. Tiene buen ánimo y gasta bromas a sus compañeros, es “bueno para la talla”. En su casa las cosas no van bien. Vive con su esposa, con su madre, con su hija y su pequeño nieto, y la verdad, ya está cabreado. Tiene de amante a Sabrina -Sabrina Ferilli-, una ex cantante con dos hijos y un obeso marido. Los enamorados se arrancan, se escurren, lo pasan bien, pero son incapaces de dejar a sus parejas formales y a sus familias.
Un día, los compañeros de Sergio deciden cobrar venganza de sus bromas. ¿Cómo? Le hacen creer que se ha ganado un premio de tres millones de euros en la lotería. Adulteran el billete y todo parece tan real que Sergio cae redondito en el engaño. Naturalmente es la solución a todos sus problemas. Por fin podrá irse con Sabrina, mandar todo a buena parte y realizar la vida que siempre soñó. Tanto es su entusiasmo que decide llevarse a su familia -salvo su esposa, claro- y también a los dos hijos de Sabrina. Pero resulta que todo es falso y Sergio recién se entera después de haber movido todas las fichas. ¿Qué hacen ahora? Deciden no revelarlo a nadie y seguir la farsa en un viaje desde los suburbios de Roma hasta la costa de Puglia.
Esta cinta dirigida por Francesco Miccichè es una comedia liviana y simpática. No resiste mayor análisis que pasar un buen rato y despejar la mente. Ayuda bastante a ese objetivo las actuaciones libres de todos sus protagonistas. Por supuesto, lleno de estereotipos y de caricaturas, el reparto se encarga de añadir aliños a una historia que se alarga cual teleserie y que pone en aprietos al guion, especialmente cuando debe acercarse al inevitable final.
No obstante algunos evidentes ripios, la cinta es carismática. Exagera, claro, pero con el fin de entretener. Y no se hace burda ni pesada, logra mantener ese hilo delgado de humor y sátira que, por más descabellada que se plantee, igual despierta intriga por conocer el resultado de esta tamaña aventura.
Siempre resulta interesante observar el histrionismo italiano. ¡Es tan vibrante e intenso, hasta en pequeños detalles! Todos colaboran en amenizar el relato e incluso los gags más obvios tienen esas pizcas de picardía que divierten sin molestar.
“Ricchi di fantasia” funciona bien porque cumple su misión. Los parámetros de comparación son pocos, evidentemente. Lo prevemos desde el trailer. Una historia simple y disparatada, que da curso a una serie de malos entendidos donde los protagonistas rebotan por todas partes. Pero aquello es conocido y lo asumimos. Tal vez por eso disculpamos las forzadas vueltas de tuerca con las que cierra la historia. No importa tanto, podemos pasarlas por alto, porque nos queda el espíritu optimista de Sergio, su carisma y simpatía, una gran capacidad para improvisar y un elenco que le sigue en todo, como si la fantasía pudiera transformarse en realidad.
Ficha técnica
Título original: Ricchi di fantasia
Año: 2018
País: Italia
Productora: Italian International Film. Distribuidora: RAI
Género: Comedia | Road Movie
Guion: Fabio Bonifacci, Francesco Miccichè
Música: Francesco Cerasi
Fotografía: Arnaldo Catanari
Reparto: Sergio Castellitto, Sabrina Ferilli, Valeria Fabrizi, Matilde Gioli, Antonio Catania, Antonella Attili, Gianfranco Gallo, Paolo Calabresi
Dirección: Francesco Miccichè
lunes, 26 de abril de 2021
Madame Curie
Disponible en Netflix.
En esta película escrita por Jack Thorne y dirigida por Marjane Satrapi veremos un retrato de la brillante científica Marie Curie. Interpretada por una sólida Rosamund Pike, la cinta comienza recordando su vida mientras es llevada de urgencia a un hospital, luego de desmayarse en su laboratorio.
Volveremos a sus orígenes, cuando era rechazada para obtener ayuda financiera solo por ser mujer. Surgirá entonces una asociación con el joven Pierre Curie -Sam Riley-, en algo netamente laboral pero que sentará las bases de una futura relación sentimental. Trabajarán en conjunto, Marie descubrirá el polonio y el radio, y luego la radioactividad, en una verdadera revolución de la física y la química.
Marie y Pierre se casarán, tendrán dos hijos, y seguirán colaborando juntos. Veremos cómo llega el Premio Nobel de Física, que lo recibe Pierre, provocando inquietud y rebeldía en su esposa. Observaremos cómo la enfermedad debilita al científico y presenciaremos su absurda muerte atropellado por un caballo.
Los trabajos de Marie continuarán. Recibirá la cátedra de Pierre en la Sorbona, su romance con Paul Langevin -Aneurin Barnard-, saldrá a la luz pública y surgirán dudas sobre la toxicidad de los elementos en estudio.
En 1911 obtendrá el Premio Nobel de Química y viajará personalmente a la ceremonia, acentuando aquellos rasgos de personalidad fuerte y sincera.
En 1914 ya no quedarán dudas de sus radicales aportes al campo de la medicina al encomendársele una unidad de rayos X para poder discernir, con información real, si amputar o no a los soldados heridos. Impulsada por su hija Irene -Anya Taylor-Joy-, esta nueva técnica se abrirá paso incluso hasta en el frente de batalla. Irene, además, comenzará a investigar, junto a su novio Frederic, sobre la radioactividad artificial, algo que cambiará la ciencia a futuro.
La película comienza vertiginosamente. Los hechos pasan muy rápido, sin preludios y con poca profundidad. Podemos anticipar que en la medianía perderá ritmo y vigor, lo que naturalmente sucede. Incluso, la relación de amor de ambos científicos se aborda por encima, resaltando solo la figura femenina. Es cierto, es su película y es su vida, pero algún grado mayor de complementariedad habría sido un buen punto a favor.
El relato combina la historia de Marie con imágenes del futuro, por ejemplo, una radioterapia en un hospital de Cleveland en 1956, los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki ,un ensayo de bomba nuclear en Nevada en 1961 y también el desastre de Chernobyl en 1986. Todos estos hechos son incorporados para dejar en claro que los descubrimientos científicos siempre tienen una cara A y un lado B, una parte milagrosa y otra peligrosa, es decir, usos en favor de la humanidad y otros para fines totalmente contrarios a la vida.
“Radioactive” se siente difusa como retrato y punto de vista sobre la vida de esta científica. Aporta, eso sí, una fuerte descripción del empoderamiento de una joven inmigrante proveniente de Polonia, discriminada por su origen extranjero, quien logra superar la adversidad y desarrollar una tarea que era prácticamente imposible para una mujer. En este último aspecto, la cinta funciona, sin embargo, la forma de su narración le quita peso al desarrollo emocional y personal, insiste demasiado en aspectos formales y desiste de profundizar más en las relaciones personales e íntimas de sus protagonistas.
En casi dos horas, el relato por momentos se hace pesado, se percibe largo y carente de puntos de inflexión que destaquen mayormente. Aun así, resulta interesante reconocer y revisitar una vida dedicada a la ciencia, admirar sus grandes logros y descubrimientos, junto al poder que tiene mantener la convicción de seguir adelante pese a cualquier dificultad. Marie Curie se transforma en un ejemplo en todo sentido y su vida es un fiel reflejo de coraje y valentía, e importantes dosis de rebeldía y genialidad. Madame Curie habla por sí misma, no necesita cartas de presentación ni defensa alguna: una gran mujer, una gran científica.
Ficha técnica
Título original: Radioactive
Año: 2019
Duración: 109 minutos
País: Reino Unido
Productora: Co-production Reino Unido-Hungría-China; Working Title Films, Studio Canal, Shoebox Films, Pioneer Stilking Films (Distribuidora: Amazon Studios)
Género: Drama | Biográfico. Años 1900 (circa)
Guion: Jack Thorne (Biografía: Marie Curie)
Música: Evgueni Galperine, Sacha Galperine
Fotografía: Anthony Dod Mantle
Reparto: Rosamund Pike, Sam Riley, Anya Taylor-Joy, Aneurin Barnard, Simon Russell Beale, Jonathan Aris, Indica Watson, Mirjam Novak, Tim Woodward, Cara Bossom, Richard Pepple, Michael Gould, Mark Phelan, Corey Johnson
Dirección: Marjane Satrapi
En esta película escrita por Jack Thorne y dirigida por Marjane Satrapi veremos un retrato de la brillante científica Marie Curie. Interpretada por una sólida Rosamund Pike, la cinta comienza recordando su vida mientras es llevada de urgencia a un hospital, luego de desmayarse en su laboratorio.
Volveremos a sus orígenes, cuando era rechazada para obtener ayuda financiera solo por ser mujer. Surgirá entonces una asociación con el joven Pierre Curie -Sam Riley-, en algo netamente laboral pero que sentará las bases de una futura relación sentimental. Trabajarán en conjunto, Marie descubrirá el polonio y el radio, y luego la radioactividad, en una verdadera revolución de la física y la química.
Marie y Pierre se casarán, tendrán dos hijos, y seguirán colaborando juntos. Veremos cómo llega el Premio Nobel de Física, que lo recibe Pierre, provocando inquietud y rebeldía en su esposa. Observaremos cómo la enfermedad debilita al científico y presenciaremos su absurda muerte atropellado por un caballo.
Los trabajos de Marie continuarán. Recibirá la cátedra de Pierre en la Sorbona, su romance con Paul Langevin -Aneurin Barnard-, saldrá a la luz pública y surgirán dudas sobre la toxicidad de los elementos en estudio.
En 1911 obtendrá el Premio Nobel de Química y viajará personalmente a la ceremonia, acentuando aquellos rasgos de personalidad fuerte y sincera.
En 1914 ya no quedarán dudas de sus radicales aportes al campo de la medicina al encomendársele una unidad de rayos X para poder discernir, con información real, si amputar o no a los soldados heridos. Impulsada por su hija Irene -Anya Taylor-Joy-, esta nueva técnica se abrirá paso incluso hasta en el frente de batalla. Irene, además, comenzará a investigar, junto a su novio Frederic, sobre la radioactividad artificial, algo que cambiará la ciencia a futuro.
La película comienza vertiginosamente. Los hechos pasan muy rápido, sin preludios y con poca profundidad. Podemos anticipar que en la medianía perderá ritmo y vigor, lo que naturalmente sucede. Incluso, la relación de amor de ambos científicos se aborda por encima, resaltando solo la figura femenina. Es cierto, es su película y es su vida, pero algún grado mayor de complementariedad habría sido un buen punto a favor.
El relato combina la historia de Marie con imágenes del futuro, por ejemplo, una radioterapia en un hospital de Cleveland en 1956, los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki ,un ensayo de bomba nuclear en Nevada en 1961 y también el desastre de Chernobyl en 1986. Todos estos hechos son incorporados para dejar en claro que los descubrimientos científicos siempre tienen una cara A y un lado B, una parte milagrosa y otra peligrosa, es decir, usos en favor de la humanidad y otros para fines totalmente contrarios a la vida.
“Radioactive” se siente difusa como retrato y punto de vista sobre la vida de esta científica. Aporta, eso sí, una fuerte descripción del empoderamiento de una joven inmigrante proveniente de Polonia, discriminada por su origen extranjero, quien logra superar la adversidad y desarrollar una tarea que era prácticamente imposible para una mujer. En este último aspecto, la cinta funciona, sin embargo, la forma de su narración le quita peso al desarrollo emocional y personal, insiste demasiado en aspectos formales y desiste de profundizar más en las relaciones personales e íntimas de sus protagonistas.
En casi dos horas, el relato por momentos se hace pesado, se percibe largo y carente de puntos de inflexión que destaquen mayormente. Aun así, resulta interesante reconocer y revisitar una vida dedicada a la ciencia, admirar sus grandes logros y descubrimientos, junto al poder que tiene mantener la convicción de seguir adelante pese a cualquier dificultad. Marie Curie se transforma en un ejemplo en todo sentido y su vida es un fiel reflejo de coraje y valentía, e importantes dosis de rebeldía y genialidad. Madame Curie habla por sí misma, no necesita cartas de presentación ni defensa alguna: una gran mujer, una gran científica.
Ficha técnica
Título original: Radioactive
Año: 2019
Duración: 109 minutos
País: Reino Unido
Productora: Co-production Reino Unido-Hungría-China; Working Title Films, Studio Canal, Shoebox Films, Pioneer Stilking Films (Distribuidora: Amazon Studios)
Género: Drama | Biográfico. Años 1900 (circa)
Guion: Jack Thorne (Biografía: Marie Curie)
Música: Evgueni Galperine, Sacha Galperine
Fotografía: Anthony Dod Mantle
Reparto: Rosamund Pike, Sam Riley, Anya Taylor-Joy, Aneurin Barnard, Simon Russell Beale, Jonathan Aris, Indica Watson, Mirjam Novak, Tim Woodward, Cara Bossom, Richard Pepple, Michael Gould, Mark Phelan, Corey Johnson
Dirección: Marjane Satrapi
viernes, 23 de abril de 2021
La muerte de Stalin
Disponible en Netflix.
Estamos en el año 1953. En Radio Moscú se interpreta en vivo y en directo el Concierto para piano No 23 de Mozart para miles de auditores. Parece una noche común pero se transforma en especial, porque el mandamás de la Unión Soviética, Iósif Stalin -Adrian Mcloughlin-, reunido con miembros del Comité Central del Partido en su dacha, pide una grabación del evento para escucharlo posteriormente. La velada de amigos continúa y avanzada la noche, al retirarse a sus habitaciones, Stalin recibe el disco. Al reproducirlo, lee un mensaje escrito en un trozo de papel que venía adjunto y le sobreviene una fatal hemorragia cerebral ocasionando una total parálisis de su cuerpo.
Por las estrictas medidas de seguridad y el gran temor que le tienen, nadie se percata de la situación hasta el día siguiente, cuando la camarera ingresa con el desayuno. Ante el impacto, el Comité Central es avisado y sus miembros comienzan a llegar, uno a uno. El primero en hacerse presente es Lavrenti Beria -Simon Russell Beale-, quien tiene planes concretos ante la inminente muerte del dictador. Toma documentos, ordena papeles y se sienta a esperar. Llega el segundo, Gueorgui Malenkov -Jeffrey Tambor-, quien no sabe qué hacer y entra en shock. Y así, poco a poco llegan al lugar los demás miembros del órgano superior de control del país.
La figura del primer secretario del partido Nikita Jrushchov -Steve Buscemi-, adquiere centralidad pues también quiere tomar el puesto sucesorio, mientras que Viacheslav Mólotov -Michael Palin-, el Ministro de Relaciones Exteriores que se encontraba en la lista de enemigos de Stalin, es liberado por Beria para sumar apoyos a su causa. Si hasta acá la lista de personajes es abundante y un poco confusa, la complejidad aumenta con el correr de los minutos pues el desfile de figuras es todavía mayor. El problema es que Stalin aun no ha muerto y todos quieren vestirse en su nombre.
Basada en la novela gráfica “La mort de Staline”, de Thierry Robin y Fabien Nury, el meollo de esta película es justamente narrar los hechos en torno a la muerte del tirano -ocurrida unos días después del accidente cerebral-, las luchas por el poder interno, las camarillas, las jugadas leales y también las desleales, el espectáculo hacia afuera y las divisiones en la autoridad, todo expresado en un juego de dimes y diretes sostenido gracias al ritmo que imprime el desarrollo de esta hilarante comedia.
Armando Iannucci, reconocido director de formatos similares, denota su oficio componiendo un relato que siempre está al borde de lo absurdo, donde la imaginación de los hechos prima sobre cualquier revisionismo histórico. La exageración es marca registrada, sin embargo no es burda. Al contrario, adquiere ribetes moderados precisamente en escenas menos pomposas, donde cumple perfectamente el papel de acentuar las diferencias y de situarnos en el contexto de la época.
La producción de la cinta es bastante real. Los escenarios están muy bien compuestos y nos retrotraen a un momento crucial en la historia de la URSS. La inteligencia del guion, además, proporciona datos importantes, a veces ligeramente pasados por encima, pero que sin embargo son parte de la historia de lo que verdaderamente ocurrió en aquellos días.
El conjunto de actores brilla con sus diálogos. Sus intervenciones son directas y se mezclan con dosis de humor que relajan los hechos. Las trampas, las mentiras, los dobles juegos son parte de cada una de las reuniones en que participan estos altos jerarcas. Sin textos apropiados, habría sido una lata y tal vez un despropósito, pero
Iannucci pone énfasis en un estilo narrativo que sin ser frívolo, da en el tono medio a medio.
Las brutalidades también están retratadas crudamente, basta mirar las secuencias que muestran capturas de enemigos, su ingreso a prisión, las torturas y los fusilamientos a sangre fría. Son hechos tremendos, pero gracias al formato de comedia, un poco menos intensos, pero igualmente imborrables.
“The Death of Stalin” es una sátira que funciona y muy bien, tanto por su ingenio como por su realización artística. La gran cantidad de detalles que contiene, más un espíritu de confusión generalizada con ambiciones desmedidas, le otorgan un atractivo especial, algo morboso quizás, y provocando un poco de pudor. Es una mirada diferente a un hecho histórico que marca un cambio en el rumbo de la URSS. Presenciamos un relato interesante, reflexivo y al mismo tiempo entretenido, que obliga a recapitular la historia para ubicar el lugar de las piezas en la historia que representa. Muy recomendable.
Ficha técnica
Título original: The Death of Stalin
Año: 2017
Duración: 106 minutos
País: Reino Unido
Productora: Quad Productions, Main Journey, Free Range Films
Género: Comedia | Política. Sátira. Años 50
Guion: Armando Iannucci, David Schneider, Ian Martin, Peter Fellows . Cómic: Fabien Nury
Música: Christopher Willis
Fotografía: Zac Nicholson
Reparto: Steve Buscemi, Simon Russell Beale, Jeffrey Tambor, Michael Palin, Andrea Riseborough, Dermot Crowley, Jason Isaacs, Rupert Friend, Olga Kurylenko, Paddy Considine, Adrian McLoughlin, Paul Whitehouse, Paul Chahidi, ver 4 más
Dirección: Armando Iannucci
Estamos en el año 1953. En Radio Moscú se interpreta en vivo y en directo el Concierto para piano No 23 de Mozart para miles de auditores. Parece una noche común pero se transforma en especial, porque el mandamás de la Unión Soviética, Iósif Stalin -Adrian Mcloughlin-, reunido con miembros del Comité Central del Partido en su dacha, pide una grabación del evento para escucharlo posteriormente. La velada de amigos continúa y avanzada la noche, al retirarse a sus habitaciones, Stalin recibe el disco. Al reproducirlo, lee un mensaje escrito en un trozo de papel que venía adjunto y le sobreviene una fatal hemorragia cerebral ocasionando una total parálisis de su cuerpo.
Por las estrictas medidas de seguridad y el gran temor que le tienen, nadie se percata de la situación hasta el día siguiente, cuando la camarera ingresa con el desayuno. Ante el impacto, el Comité Central es avisado y sus miembros comienzan a llegar, uno a uno. El primero en hacerse presente es Lavrenti Beria -Simon Russell Beale-, quien tiene planes concretos ante la inminente muerte del dictador. Toma documentos, ordena papeles y se sienta a esperar. Llega el segundo, Gueorgui Malenkov -Jeffrey Tambor-, quien no sabe qué hacer y entra en shock. Y así, poco a poco llegan al lugar los demás miembros del órgano superior de control del país.
La figura del primer secretario del partido Nikita Jrushchov -Steve Buscemi-, adquiere centralidad pues también quiere tomar el puesto sucesorio, mientras que Viacheslav Mólotov -Michael Palin-, el Ministro de Relaciones Exteriores que se encontraba en la lista de enemigos de Stalin, es liberado por Beria para sumar apoyos a su causa. Si hasta acá la lista de personajes es abundante y un poco confusa, la complejidad aumenta con el correr de los minutos pues el desfile de figuras es todavía mayor. El problema es que Stalin aun no ha muerto y todos quieren vestirse en su nombre.
Basada en la novela gráfica “La mort de Staline”, de Thierry Robin y Fabien Nury, el meollo de esta película es justamente narrar los hechos en torno a la muerte del tirano -ocurrida unos días después del accidente cerebral-, las luchas por el poder interno, las camarillas, las jugadas leales y también las desleales, el espectáculo hacia afuera y las divisiones en la autoridad, todo expresado en un juego de dimes y diretes sostenido gracias al ritmo que imprime el desarrollo de esta hilarante comedia.
Armando Iannucci, reconocido director de formatos similares, denota su oficio componiendo un relato que siempre está al borde de lo absurdo, donde la imaginación de los hechos prima sobre cualquier revisionismo histórico. La exageración es marca registrada, sin embargo no es burda. Al contrario, adquiere ribetes moderados precisamente en escenas menos pomposas, donde cumple perfectamente el papel de acentuar las diferencias y de situarnos en el contexto de la época.
La producción de la cinta es bastante real. Los escenarios están muy bien compuestos y nos retrotraen a un momento crucial en la historia de la URSS. La inteligencia del guion, además, proporciona datos importantes, a veces ligeramente pasados por encima, pero que sin embargo son parte de la historia de lo que verdaderamente ocurrió en aquellos días.
El conjunto de actores brilla con sus diálogos. Sus intervenciones son directas y se mezclan con dosis de humor que relajan los hechos. Las trampas, las mentiras, los dobles juegos son parte de cada una de las reuniones en que participan estos altos jerarcas. Sin textos apropiados, habría sido una lata y tal vez un despropósito, pero
Iannucci pone énfasis en un estilo narrativo que sin ser frívolo, da en el tono medio a medio.
Las brutalidades también están retratadas crudamente, basta mirar las secuencias que muestran capturas de enemigos, su ingreso a prisión, las torturas y los fusilamientos a sangre fría. Son hechos tremendos, pero gracias al formato de comedia, un poco menos intensos, pero igualmente imborrables.
“The Death of Stalin” es una sátira que funciona y muy bien, tanto por su ingenio como por su realización artística. La gran cantidad de detalles que contiene, más un espíritu de confusión generalizada con ambiciones desmedidas, le otorgan un atractivo especial, algo morboso quizás, y provocando un poco de pudor. Es una mirada diferente a un hecho histórico que marca un cambio en el rumbo de la URSS. Presenciamos un relato interesante, reflexivo y al mismo tiempo entretenido, que obliga a recapitular la historia para ubicar el lugar de las piezas en la historia que representa. Muy recomendable.
Ficha técnica
Título original: The Death of Stalin
Año: 2017
Duración: 106 minutos
País: Reino Unido
Productora: Quad Productions, Main Journey, Free Range Films
Género: Comedia | Política. Sátira. Años 50
Guion: Armando Iannucci, David Schneider, Ian Martin, Peter Fellows . Cómic: Fabien Nury
Música: Christopher Willis
Fotografía: Zac Nicholson
Reparto: Steve Buscemi, Simon Russell Beale, Jeffrey Tambor, Michael Palin, Andrea Riseborough, Dermot Crowley, Jason Isaacs, Rupert Friend, Olga Kurylenko, Paddy Considine, Adrian McLoughlin, Paul Whitehouse, Paul Chahidi, ver 4 más
Dirección: Armando Iannucci
jueves, 22 de abril de 2021
Dos Completos Desconocidos
Disponible en Netflix.
Despertarse en la mañana y vivir el mismo día que ya hemos vivido antes puede ser definitivamente lo mejor o tal vez la más amarga pesadilla imaginable. Para Carter James -Joey Bada $$-, todo comienza de maravillas, pero luego se enfrenta al peor día de su vida y termina muerto. ¿Suena extraño? Veamos qué sucede con este joven diseñador gráfico que vive en la ciudad de Nueva York.
Al despertar en el departamento de Perri -Zaria Simone-, su atractiva cita de la noche anterior, Carter se siente algo confuso. No le da importancia y sigue adelante. Su plan es regresar a casa donde se encuentra su perro. Al salir a la calle, el día brilla, la vida le sonríe y nada hace presagiar lo que vendrá. Cuando se acerca el oficial Merk -Andrew Howard-, comienzan un forcejeo, Carter es aprisionado contra el piso, no puede respirar y muere asfixiado. Pero inmediatamente volvemos al departamento y nuevamente despierta en la cama junto a Perri.
La secuencia se repite casi idéntica, muchas veces, una y otra vez. Carter sospecha, esto no es normal. Es un déjà vu o algo así. Hace algunas variaciones en sus movimientos y decisiones pero aún así el desenlace es similar: luego que se encuentran, Merk siempre lo mata.
La secuencia se repite y se repite. Ni siquiera modificaciones mayores hacen que el destino cambie. Raya en lo absurdo, en lo incomprensible, en lo inenarrable.
La idea de los realizadores Travon Free y Martin Desmond Roe es muy potente. La denuncia es enorme y la forma de llevarla a cabo resulta interesantísima. Si bien no es novedad el uso del bucle temporal -atrapados en el mismo día o espacio de tiempo-, la temática que aborda este trabajo permite asociarla metafóricamente a la opción elegida para desarrollarla. Una vez más lo mismo, día tras día, nunca cambia el resultado. Por más variaciones que se hagan, el desenlace es similar. ¿Predestinación, una historia repetida, una cadena que se pierde en el infinito?
Es muy acertada la forma de expresar una aberración por todos conocida pero que aun así no se logra frenar. Las acciones de la policía estadounidense contra afroamericanos sigue siendo una constante a pesar de casos que han impactado a la opinión pública, muertes incomprensibles producto de procedimientos injustificados, juicios para quienes resultan responsables, sentencias importantes, atención global, protestas generalizadas, gritos de auxilio, clamor por el respeto de los derechos humanos, por la vida, por la dignidad. ¿Y por qué no cesa? Eso es lo demuestra este cortometraje con audacia, vigor, coraje y rebeldía.
¿Hasta cuándo? ¿Cómo permitimos que suceda una y otra vez? ¿Cómo se rompe este ciclo perverso? En la vida real sucede lo mismo que le pasa a Carter en el día que repite hasta el cansancio. Es natural que surja el desánimo y tal vez las ganas de abandonar cualquier resistencia, pero no. Carter está convencido que, de una manera u otra, volverá a casa para estar con su perro. El mensaje vital de este cortometraje es seguir luchando, con tenacidad y valor, hasta encontrar la forma de romper el bucle de la actual realidad.
Ficha técnica
Título original: Two Distant Strangers
Año: 2020
Duración: 32 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Dirty Robber, NowThis
Género: Drama. Ciencia ficción | Viajes en el tiempo. Racismo. Mediometraje
Guion: Travon Free
Música: James Poyser
Fotografía: Jessica Young
Reparto: Joey Bada$$, Andrew Howard, Zaria, Mona Sishodia, Cameron Early, Jeremy Rivette, Trevor Morgan, Ana González, Annie Hsu, Aizhan Lighg
Dirección: Travon Free, Martin Desmond Roe
Despertarse en la mañana y vivir el mismo día que ya hemos vivido antes puede ser definitivamente lo mejor o tal vez la más amarga pesadilla imaginable. Para Carter James -Joey Bada $$-, todo comienza de maravillas, pero luego se enfrenta al peor día de su vida y termina muerto. ¿Suena extraño? Veamos qué sucede con este joven diseñador gráfico que vive en la ciudad de Nueva York.
Al despertar en el departamento de Perri -Zaria Simone-, su atractiva cita de la noche anterior, Carter se siente algo confuso. No le da importancia y sigue adelante. Su plan es regresar a casa donde se encuentra su perro. Al salir a la calle, el día brilla, la vida le sonríe y nada hace presagiar lo que vendrá. Cuando se acerca el oficial Merk -Andrew Howard-, comienzan un forcejeo, Carter es aprisionado contra el piso, no puede respirar y muere asfixiado. Pero inmediatamente volvemos al departamento y nuevamente despierta en la cama junto a Perri.
La secuencia se repite casi idéntica, muchas veces, una y otra vez. Carter sospecha, esto no es normal. Es un déjà vu o algo así. Hace algunas variaciones en sus movimientos y decisiones pero aún así el desenlace es similar: luego que se encuentran, Merk siempre lo mata.
La secuencia se repite y se repite. Ni siquiera modificaciones mayores hacen que el destino cambie. Raya en lo absurdo, en lo incomprensible, en lo inenarrable.
La idea de los realizadores Travon Free y Martin Desmond Roe es muy potente. La denuncia es enorme y la forma de llevarla a cabo resulta interesantísima. Si bien no es novedad el uso del bucle temporal -atrapados en el mismo día o espacio de tiempo-, la temática que aborda este trabajo permite asociarla metafóricamente a la opción elegida para desarrollarla. Una vez más lo mismo, día tras día, nunca cambia el resultado. Por más variaciones que se hagan, el desenlace es similar. ¿Predestinación, una historia repetida, una cadena que se pierde en el infinito?
Es muy acertada la forma de expresar una aberración por todos conocida pero que aun así no se logra frenar. Las acciones de la policía estadounidense contra afroamericanos sigue siendo una constante a pesar de casos que han impactado a la opinión pública, muertes incomprensibles producto de procedimientos injustificados, juicios para quienes resultan responsables, sentencias importantes, atención global, protestas generalizadas, gritos de auxilio, clamor por el respeto de los derechos humanos, por la vida, por la dignidad. ¿Y por qué no cesa? Eso es lo demuestra este cortometraje con audacia, vigor, coraje y rebeldía.
¿Hasta cuándo? ¿Cómo permitimos que suceda una y otra vez? ¿Cómo se rompe este ciclo perverso? En la vida real sucede lo mismo que le pasa a Carter en el día que repite hasta el cansancio. Es natural que surja el desánimo y tal vez las ganas de abandonar cualquier resistencia, pero no. Carter está convencido que, de una manera u otra, volverá a casa para estar con su perro. El mensaje vital de este cortometraje es seguir luchando, con tenacidad y valor, hasta encontrar la forma de romper el bucle de la actual realidad.
Ficha técnica
Título original: Two Distant Strangers
Año: 2020
Duración: 32 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Dirty Robber, NowThis
Género: Drama. Ciencia ficción | Viajes en el tiempo. Racismo. Mediometraje
Guion: Travon Free
Música: James Poyser
Fotografía: Jessica Young
Reparto: Joey Bada$$, Andrew Howard, Zaria, Mona Sishodia, Cameron Early, Jeremy Rivette, Trevor Morgan, Ana González, Annie Hsu, Aizhan Lighg
Dirección: Travon Free, Martin Desmond Roe
miércoles, 21 de abril de 2021
La Fuerza de la Naturaleza
Disponible en Netflix.
Puerto Rico se encuentra bajo la amenaza de un feroz huracán. La escena posterior presenta a los oficiales Cardillo -Emile Hirsch- y Jess Peña -Stephanie Cayo-, con la misión de evacuar a todos quienes se encuentren aun en sus domicilios. Por su parte, Griffin -Will Catlett- compra toda la carne disponible en un mercado y se pelea con otro cliente. Intervienen entonces los policías y antes de llevarlo al lugar de evacuación, él insiste en que debe alimentar a su gato.
Al llegar al edificio, encuentran a un oficial de policía retirado, Ray Barrett -Mel Gibson-, y a un anciano, que se niegan a abandonar sus departamentos, lo que significa un riesgo mayor para sus vidas. Juan el Bautista -David Zayas, un ladrón de armas y también de pinturas famosas, aparece en el mismo lugar, ya que allí se esconde el botín que requiere robar.
Con lo descrito, en pocos minutos tenemos el cuadro completo, todos y todas en el mismo lugar y el huracán encima de ellos. ¿Qué sucede a continuación? Poco y nada. En realidad, más bien nada.
El guion escrito por Cory Miller es muy sencillo y absolutamente obvio. La dirección de Michael Polish no aporta trazos de novedad a una trama que no presenta sustancia ni tampoco genera intriga. Y lo más increíble de todo, ni Mel Gibson ni Kate Bosworth, quien interpreta a su hija, logran rescatar esta cinta de las fauces de lo que se transforma en una tremenda pesadilla.
“Force of Nature” no resiste ni siquiera sus propios embates. Choca, se extravía, se ahoga en sus propios recursos limitados y ni siquiera ofrece una oportunidad para buscarle una vuelta, un giro, una opción o, generosamente, una oportunidad. Simplemente, sucumbe al huracán. Es una pena pensar que hemos perdido noventa minutos, pero en fin, hay que verlos para poder sacar esa conclusión. ¿Algo rescatable? Puerto Rico, sus calles y algunas tomas aéreas. De resto, mejor hacer borrón y cuenta nueva.
Ficha técnica
Título original: Force of Nature
Año: 2020
Duración: 91 minutos
País: Estados Unidos
Productora: EFO Films, Grindstone Entertainment Group, Ingenious, Pimienta, River Bay Films, SSS Entertainment (Distribuidora: Lionsgate , GEM Entertainment, Batrax Entertainment, Film & TV House)
Género: Acción | Catástrofes. Robos & Atracos
Guion: Cory Miller
Música: Kubilay Uner
Fotografía: Jayson Crothers
Reparto: Mel Gibson, Kate Bosworth, Emile Hirsch, David Zayas, Stephanie Cayo, William Catlett, Tyler Jon Olson, Swen Temmel, Raymond Joel Oliveras, Rey Hernandez, Jasper Polish, Jesy McKinney, Blas Sien Diaz, Leslee Emmett, Anil Raman, Thomas Curran, Julio Ramos Vélez
Dirección: Michael Polish
Puerto Rico se encuentra bajo la amenaza de un feroz huracán. La escena posterior presenta a los oficiales Cardillo -Emile Hirsch- y Jess Peña -Stephanie Cayo-, con la misión de evacuar a todos quienes se encuentren aun en sus domicilios. Por su parte, Griffin -Will Catlett- compra toda la carne disponible en un mercado y se pelea con otro cliente. Intervienen entonces los policías y antes de llevarlo al lugar de evacuación, él insiste en que debe alimentar a su gato.
Al llegar al edificio, encuentran a un oficial de policía retirado, Ray Barrett -Mel Gibson-, y a un anciano, que se niegan a abandonar sus departamentos, lo que significa un riesgo mayor para sus vidas. Juan el Bautista -David Zayas, un ladrón de armas y también de pinturas famosas, aparece en el mismo lugar, ya que allí se esconde el botín que requiere robar.
Con lo descrito, en pocos minutos tenemos el cuadro completo, todos y todas en el mismo lugar y el huracán encima de ellos. ¿Qué sucede a continuación? Poco y nada. En realidad, más bien nada.
El guion escrito por Cory Miller es muy sencillo y absolutamente obvio. La dirección de Michael Polish no aporta trazos de novedad a una trama que no presenta sustancia ni tampoco genera intriga. Y lo más increíble de todo, ni Mel Gibson ni Kate Bosworth, quien interpreta a su hija, logran rescatar esta cinta de las fauces de lo que se transforma en una tremenda pesadilla.
“Force of Nature” no resiste ni siquiera sus propios embates. Choca, se extravía, se ahoga en sus propios recursos limitados y ni siquiera ofrece una oportunidad para buscarle una vuelta, un giro, una opción o, generosamente, una oportunidad. Simplemente, sucumbe al huracán. Es una pena pensar que hemos perdido noventa minutos, pero en fin, hay que verlos para poder sacar esa conclusión. ¿Algo rescatable? Puerto Rico, sus calles y algunas tomas aéreas. De resto, mejor hacer borrón y cuenta nueva.
Ficha técnica
Título original: Force of Nature
Año: 2020
Duración: 91 minutos
País: Estados Unidos
Productora: EFO Films, Grindstone Entertainment Group, Ingenious, Pimienta, River Bay Films, SSS Entertainment (Distribuidora: Lionsgate , GEM Entertainment, Batrax Entertainment, Film & TV House)
Género: Acción | Catástrofes. Robos & Atracos
Guion: Cory Miller
Música: Kubilay Uner
Fotografía: Jayson Crothers
Reparto: Mel Gibson, Kate Bosworth, Emile Hirsch, David Zayas, Stephanie Cayo, William Catlett, Tyler Jon Olson, Swen Temmel, Raymond Joel Oliveras, Rey Hernandez, Jasper Polish, Jesy McKinney, Blas Sien Diaz, Leslee Emmett, Anil Raman, Thomas Curran, Julio Ramos Vélez
Dirección: Michael Polish
lunes, 19 de abril de 2021
El empleado nocturno
Disponible en Netflix.
La premisa de esta cinta escrita y dirigida por Michael Cristofer no deja de ser interesante. Bart Bromley -Tye Sheridan-, trabaja en el turno de noche como conserje de un hotel. Bart sufre del Síndrome de Asperger, lo que no le impide desarrollar el trabajo pero le dificulta indudablemente los aspectos referidos a la socialización. Su gran inteligencia le ha permitido ir aprendiendo algunas frases o modos para relacionarse con su entorno, básicamente repitiendo lo que puede observar a través de cámaras que ha logrado ocultar en algunas de las habitaciones.
Un suceso extremadamente violento detona el punto de inflexión de esta película. Una mujer es asesinada en su cuarto y Bart se transforma en sospechoso, solo por estar en el lugar al momento del crimen y no contar con un argumento convincente como posible explicación. El Detective a cargo -John Leguizamo-, avanza en una investigación de los hechos que no resulta conclusiva, tal vez debido a las múltiples inconsistencias del relato. Mientras tanto, Bart es trasladado en otra sucursal de la cadena donde conoce a Andrea -Ana de Armas-, una joven huésped muy atractiva que llega en busca de alojamiento.
Bart se interesa por Andrea y parece que ella le corresponde. Se van conociendo, conversan, se conectan. Por lo mismo, no es extraño que Bart sienta algo más y se preocupe por la integridad física de su nueva amiga. Más que mal, hay un asesino suelto sin identificar y que bien podría estar tras nuevas víctimas.
La película avanza correctamente hasta un punto intermedio donde parece que se queda sin fuelle. Y es que en ese momento, en esa plana medianía, la interesante premisa inicial se hunde producto de un flojo desarrollo. Por más que John Leguizamo, Ana de Armas, Tye Sheridan y Helen Hunt -que personifica a la madre de Bart- intentan desplegar sus mejores herramientas, el metraje se frena, se transforma en algo común y corriente, y los clásicos argumentos de suspenso a los que la cinta echa mano, no logran mantener a flote una trama que pierde en ese momento gran parte de la tensión que ha logrado conseguir.
“The Night Clerk” tiene un giro final inesperado, pero se encuentra demasiado tarde, cuando ya la intriga ha dejado de ser el principal sustento. Incluso, algunos intentos intermedios por un mayor desarrollo de los personajes no encuentran respuestas adecuadas, ya sea por la estructuración de las escenas o porque se hace necesario ir coronando la historia.
Pese a todo lo anterior, los noventa minutos del metraje, que resulta un tiempo más que adecuado, permiten que la película no se vaya totalmente a pique. Gracias a esta acotada duración, el naufragio de esta cinta no es tan profundo. La podemos ubicar en la categoría de otro producto comercial, algo que pudo ser y no fue. Algo como un intento vano, inconcluso tal vez, o bien una promesa que no encuentra una correcta resolución.
Ficha técnica
Título original: The Night Clerk
Año: 2020
Duración: 90 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Highland Film Group, WulfPak Productions (Distribuidora: Saban Films)
Género: Drama | Crimen
Guion: Michael Cristofer
Música: Erik Hall
Fotografía: Noah Greenberg
Reparto: Tye Sheridan, Ana de Armas, Helen Hunt, John Leguizamo, Johnathon Schaech, Walter Platz, D.L. Walker, Pam Eichner, Jacque Gray, Cindy Perez, Stacey Ann Turner, Ischa Bee, Adam Colvin
Dirección: Michael Cristofer
La premisa de esta cinta escrita y dirigida por Michael Cristofer no deja de ser interesante. Bart Bromley -Tye Sheridan-, trabaja en el turno de noche como conserje de un hotel. Bart sufre del Síndrome de Asperger, lo que no le impide desarrollar el trabajo pero le dificulta indudablemente los aspectos referidos a la socialización. Su gran inteligencia le ha permitido ir aprendiendo algunas frases o modos para relacionarse con su entorno, básicamente repitiendo lo que puede observar a través de cámaras que ha logrado ocultar en algunas de las habitaciones.
Un suceso extremadamente violento detona el punto de inflexión de esta película. Una mujer es asesinada en su cuarto y Bart se transforma en sospechoso, solo por estar en el lugar al momento del crimen y no contar con un argumento convincente como posible explicación. El Detective a cargo -John Leguizamo-, avanza en una investigación de los hechos que no resulta conclusiva, tal vez debido a las múltiples inconsistencias del relato. Mientras tanto, Bart es trasladado en otra sucursal de la cadena donde conoce a Andrea -Ana de Armas-, una joven huésped muy atractiva que llega en busca de alojamiento.
Bart se interesa por Andrea y parece que ella le corresponde. Se van conociendo, conversan, se conectan. Por lo mismo, no es extraño que Bart sienta algo más y se preocupe por la integridad física de su nueva amiga. Más que mal, hay un asesino suelto sin identificar y que bien podría estar tras nuevas víctimas.
La película avanza correctamente hasta un punto intermedio donde parece que se queda sin fuelle. Y es que en ese momento, en esa plana medianía, la interesante premisa inicial se hunde producto de un flojo desarrollo. Por más que John Leguizamo, Ana de Armas, Tye Sheridan y Helen Hunt -que personifica a la madre de Bart- intentan desplegar sus mejores herramientas, el metraje se frena, se transforma en algo común y corriente, y los clásicos argumentos de suspenso a los que la cinta echa mano, no logran mantener a flote una trama que pierde en ese momento gran parte de la tensión que ha logrado conseguir.
“The Night Clerk” tiene un giro final inesperado, pero se encuentra demasiado tarde, cuando ya la intriga ha dejado de ser el principal sustento. Incluso, algunos intentos intermedios por un mayor desarrollo de los personajes no encuentran respuestas adecuadas, ya sea por la estructuración de las escenas o porque se hace necesario ir coronando la historia.
Pese a todo lo anterior, los noventa minutos del metraje, que resulta un tiempo más que adecuado, permiten que la película no se vaya totalmente a pique. Gracias a esta acotada duración, el naufragio de esta cinta no es tan profundo. La podemos ubicar en la categoría de otro producto comercial, algo que pudo ser y no fue. Algo como un intento vano, inconcluso tal vez, o bien una promesa que no encuentra una correcta resolución.
Ficha técnica
Título original: The Night Clerk
Año: 2020
Duración: 90 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Highland Film Group, WulfPak Productions (Distribuidora: Saban Films)
Género: Drama | Crimen
Guion: Michael Cristofer
Música: Erik Hall
Fotografía: Noah Greenberg
Reparto: Tye Sheridan, Ana de Armas, Helen Hunt, John Leguizamo, Johnathon Schaech, Walter Platz, D.L. Walker, Pam Eichner, Jacque Gray, Cindy Perez, Stacey Ann Turner, Ischa Bee, Adam Colvin
Dirección: Michael Cristofer
viernes, 16 de abril de 2021
Solo di que sí
Disponible en Netflix.
Lotte -Yolanthe Cabau-, una joven productora de TV en Países Bajos desea con toda su alma poder contraer matrimonio y espera impacientemente la llegada de ese príncipe azul que le proponga una boda de ensueño. Luego de cinco años junto a su novio Alex -Juvat Westendorp-, el carismático presentador de sus programas, tal vez la soñada ocasión se ve más cercana. Y ante la pregunta decisiva, Alex, que en un principio ejecuta la esperada propuesta, desiste y rompe con Lotte, ¡en público!, en pantalla, en un descuido de cámara, ante miles de personas.
Por supuesto, el escenario es tremendo para nuestra protagonista. ¿Cómo sobreponerse? ¿Es posible hacer un giro en su vida? El ánimo no es de los mejores, su autoestima se va a los suelos; todo mal. Al rescate acude Chris -Jim Bakkum-, un joven que arriba a su trabajo con ideas nuevas y que decide ayudar a Lotte para se empodere, cambie de actitud, incluso cambie de look, y recupere al amor de su vida.
Esta comedia sencilla y poco original se defiende bastante bien. No hay nada que no hayamos visto antes, sin embargo los elementos están situados correctamente y además funcionan. Tenemos el ambiente apropiado, caricaturas obvias pero bien llevadas y el carisma de protagonistas que no se roban la cámara sino que hacen un buen aporte para que la historia fluya adecuadamente.
Es innegable lo predecible del argumento. Incluso así, sin giros y sin sorpresas, la trama avanza, llena de sketches graciosos -algunos más que otros-, que la hacen simple y liviana. La dirección de Appie Boudellah y Aram van de Rest carece de aspavientos ni tampoco posee las ínfulas de crear una pieza maestra, por lo que se aprecia honesta y colaboradora para con el resultado final.
“Just Say Yes” divierte por su ejecución más que por ser algo diferente. A pesar de venir de Países Bajos, esta comedia no se sale de los patrones clásicos del género, con lo que da cuenta que este tipo de humor es totalmente transversal, independiente de la nación de origen.
Para una tarde de encierro, o para una noche en la que no se requiera pensar nada sesudo, este estreno de Netflix puede ayudar. Poner la mente en blanco, en ocasiones, cuesta bastante, por lo que películas que lo consigan agregan mérito a su haber. Entonces, se trata de solo decir que sí, sentarse cómodamente y que comience la función.
Ficha técnica
Título original: Just Say Yes
Año: 2021
Duración: 97 minutos
País: Países Bajos
Productora: AM Pictures (Distribuidora: Netflix)
Género: Romance. Comedia | Comedia romántica. Bodas
Guion: Appie Boudellah, Mustapha Boudellah, Marie Kiebert, Maarten van den Broek
Fotografía: Max Maloney
Reparto: Yolanthe Cabau, Huub Smit, Jim Bakkum, Amy Homberg, Noortje Herlaar, Nick Golterman, Pip Pellens, Edwin Jonker, Juvat Westendorp, Nienke Plas, Winston Post, Lisa Michels, Dave Roelvink, Kim-Lian van der Meij
Dirección: Appie Boudellah, Aram van de Rest
Lotte -Yolanthe Cabau-, una joven productora de TV en Países Bajos desea con toda su alma poder contraer matrimonio y espera impacientemente la llegada de ese príncipe azul que le proponga una boda de ensueño. Luego de cinco años junto a su novio Alex -Juvat Westendorp-, el carismático presentador de sus programas, tal vez la soñada ocasión se ve más cercana. Y ante la pregunta decisiva, Alex, que en un principio ejecuta la esperada propuesta, desiste y rompe con Lotte, ¡en público!, en pantalla, en un descuido de cámara, ante miles de personas.
Por supuesto, el escenario es tremendo para nuestra protagonista. ¿Cómo sobreponerse? ¿Es posible hacer un giro en su vida? El ánimo no es de los mejores, su autoestima se va a los suelos; todo mal. Al rescate acude Chris -Jim Bakkum-, un joven que arriba a su trabajo con ideas nuevas y que decide ayudar a Lotte para se empodere, cambie de actitud, incluso cambie de look, y recupere al amor de su vida.
Esta comedia sencilla y poco original se defiende bastante bien. No hay nada que no hayamos visto antes, sin embargo los elementos están situados correctamente y además funcionan. Tenemos el ambiente apropiado, caricaturas obvias pero bien llevadas y el carisma de protagonistas que no se roban la cámara sino que hacen un buen aporte para que la historia fluya adecuadamente.
Es innegable lo predecible del argumento. Incluso así, sin giros y sin sorpresas, la trama avanza, llena de sketches graciosos -algunos más que otros-, que la hacen simple y liviana. La dirección de Appie Boudellah y Aram van de Rest carece de aspavientos ni tampoco posee las ínfulas de crear una pieza maestra, por lo que se aprecia honesta y colaboradora para con el resultado final.
“Just Say Yes” divierte por su ejecución más que por ser algo diferente. A pesar de venir de Países Bajos, esta comedia no se sale de los patrones clásicos del género, con lo que da cuenta que este tipo de humor es totalmente transversal, independiente de la nación de origen.
Para una tarde de encierro, o para una noche en la que no se requiera pensar nada sesudo, este estreno de Netflix puede ayudar. Poner la mente en blanco, en ocasiones, cuesta bastante, por lo que películas que lo consigan agregan mérito a su haber. Entonces, se trata de solo decir que sí, sentarse cómodamente y que comience la función.
Ficha técnica
Título original: Just Say Yes
Año: 2021
Duración: 97 minutos
País: Países Bajos
Productora: AM Pictures (Distribuidora: Netflix)
Género: Romance. Comedia | Comedia romántica. Bodas
Guion: Appie Boudellah, Mustapha Boudellah, Marie Kiebert, Maarten van den Broek
Fotografía: Max Maloney
Reparto: Yolanthe Cabau, Huub Smit, Jim Bakkum, Amy Homberg, Noortje Herlaar, Nick Golterman, Pip Pellens, Edwin Jonker, Juvat Westendorp, Nienke Plas, Winston Post, Lisa Michels, Dave Roelvink, Kim-Lian van der Meij
Dirección: Appie Boudellah, Aram van de Rest
miércoles, 14 de abril de 2021
Nomad: In the Footsteps of Bruce Chatwin
Disponible en Red Salas de Chile.
Werner Herzog evoca un estado especial al narrar este documental. Es muy posible que sea su voz, su tono, su cadencia, o bien su ritmo pausado y característico que remarca cada palabra y que por sobre todo transmite asombro. Probablemente las imágenes no resultarían tan significativas si carecieran de las palabras con las que nos guía su creador. Es un viaje, son variados ambientes, un recorrido anunciado y a la vez insospechado, que abarca no solo la vida sino la razón de ser del recordado escritor Bruce Chatwin.
Separado en ocho capítulos, el trabajo comienza con Chatwin y su primer libro, “En la patagonia”. Con pasajes leídos por el propio autor, Herzog intersecta los caminos y se remonta a las motivaciones principales del investigador. El director lo define como un escritor único, capaz de “convertir relatos míticos en viajes de la mente”. Los hermosos paisajes australes emergen como catedrales. Cada cuadro tiene sintonía fina, ritmo propio y contiene una belleza que roza lo indescriptible.
Luego saltamos a Australia, donde en palabras de Herzog por primera vez se cruzan sus caminos el año 1983, lugar donde Bruce Chatwin se sumerge en las profundidades de los cantos aborígenes. “Toda la tierra cubierta de canciones”, señala Chatwin, en una percepción de realidad que logra concebir el origen de todo.
Las Montañas Negras en Gales se observan como el punto de convergencia de alguien que por definición fue siempre un nómade. Hermosura exterior junto a una íntima belleza interior, dotan al lugar de una energía particular donde el escritor podía cargar energía para nuevas aventuras y emprendimientos.
Las huellas de antiguos pueblos están impresas en el registro que observamos y sin duda han sido inspiración para el prolífico escritor. Werner Herzog no se queda atrás, pues su trabajo es seguir esos rastros, las huellas de su amigo, ponerse en sus pies, dejarse guiar por los descubrimientos y también por una personalidad embriagadora y alucinante.
Las imágenes continuan y los retratos se hacen cada vez más intensos. Cuando Herzog filma una película y Chatwin está junto a él. Cuando en su lecho de enfermo le regala su mochila de viaje. Cuando Herzog, en otra película, lo homenajea a través, justamente, de esa mochila, resistiendo inclemencias climáticas, con la vida en riesgo y con la convicción que su amigo le salva la vida. Este testimonio en primera persona, quizás demasiada presente pero no por ello menos trascendente, destaca a una persona vibrante, llena de vida y que se apagó muy tempranamente, cuando aun podía entregar mucho más.
Es imprescindible destacar la banda sonora de este filme. El trabajo de Ernst Reijseger es realmente interesante, variado y por sobre todo fino y apropiado. El hilo conductor, la voz de Herzog, se complementa de manera precisa con una partitura que entrega matices y que provoca estados de ánimo en forma permanente. La edición de imágenes y la música allanan la historia y nos introducen en mundos que van más allá de lo que vemos o escuchamos en pantalla.
“Nomad: In the Footsteps of Bruce Chatwin” seduce. Es una película histórica y a la vez un potente acto testimonial. Conocer a Bruce Chatwin a través de los ojos de Werner Herzog resulta sorprendente y tremendamente desafiante. Un trabajo así lo disfrutamos, lo admiramos y nos dejamos llevar por los misteriosos caminos que el cineasta abre en cada uno de sus capítulos. Nos llama a conocer más, a investigar, a prestar mayor atención y a tomar conciencia de muchos puntos que necesitan maduración y profundidad. Y no es que este documental no sea profundo, por el contrario, es que en apenas 89 minutos siempre será imposible representar una vida entera, menos la del inquieto, carismático y tenaz Bruce Chatwin.
Ficha técnica
Título original: Nomad: In the Footsteps of Bruce Chatwin
Año: 2019
Duración: 89 minutos
País: Estados Unidos
Género: Documental | Naturaleza. Literatura
Guion: Werner Herzog
Música: Ernst Reijseger
Fotografía: Louis Caulfield
Reparto: Documental
Dirección: Werner Herzog
Werner Herzog evoca un estado especial al narrar este documental. Es muy posible que sea su voz, su tono, su cadencia, o bien su ritmo pausado y característico que remarca cada palabra y que por sobre todo transmite asombro. Probablemente las imágenes no resultarían tan significativas si carecieran de las palabras con las que nos guía su creador. Es un viaje, son variados ambientes, un recorrido anunciado y a la vez insospechado, que abarca no solo la vida sino la razón de ser del recordado escritor Bruce Chatwin.
Separado en ocho capítulos, el trabajo comienza con Chatwin y su primer libro, “En la patagonia”. Con pasajes leídos por el propio autor, Herzog intersecta los caminos y se remonta a las motivaciones principales del investigador. El director lo define como un escritor único, capaz de “convertir relatos míticos en viajes de la mente”. Los hermosos paisajes australes emergen como catedrales. Cada cuadro tiene sintonía fina, ritmo propio y contiene una belleza que roza lo indescriptible.
Luego saltamos a Australia, donde en palabras de Herzog por primera vez se cruzan sus caminos el año 1983, lugar donde Bruce Chatwin se sumerge en las profundidades de los cantos aborígenes. “Toda la tierra cubierta de canciones”, señala Chatwin, en una percepción de realidad que logra concebir el origen de todo.
Las Montañas Negras en Gales se observan como el punto de convergencia de alguien que por definición fue siempre un nómade. Hermosura exterior junto a una íntima belleza interior, dotan al lugar de una energía particular donde el escritor podía cargar energía para nuevas aventuras y emprendimientos.
Las huellas de antiguos pueblos están impresas en el registro que observamos y sin duda han sido inspiración para el prolífico escritor. Werner Herzog no se queda atrás, pues su trabajo es seguir esos rastros, las huellas de su amigo, ponerse en sus pies, dejarse guiar por los descubrimientos y también por una personalidad embriagadora y alucinante.
Las imágenes continuan y los retratos se hacen cada vez más intensos. Cuando Herzog filma una película y Chatwin está junto a él. Cuando en su lecho de enfermo le regala su mochila de viaje. Cuando Herzog, en otra película, lo homenajea a través, justamente, de esa mochila, resistiendo inclemencias climáticas, con la vida en riesgo y con la convicción que su amigo le salva la vida. Este testimonio en primera persona, quizás demasiada presente pero no por ello menos trascendente, destaca a una persona vibrante, llena de vida y que se apagó muy tempranamente, cuando aun podía entregar mucho más.
Es imprescindible destacar la banda sonora de este filme. El trabajo de Ernst Reijseger es realmente interesante, variado y por sobre todo fino y apropiado. El hilo conductor, la voz de Herzog, se complementa de manera precisa con una partitura que entrega matices y que provoca estados de ánimo en forma permanente. La edición de imágenes y la música allanan la historia y nos introducen en mundos que van más allá de lo que vemos o escuchamos en pantalla.
“Nomad: In the Footsteps of Bruce Chatwin” seduce. Es una película histórica y a la vez un potente acto testimonial. Conocer a Bruce Chatwin a través de los ojos de Werner Herzog resulta sorprendente y tremendamente desafiante. Un trabajo así lo disfrutamos, lo admiramos y nos dejamos llevar por los misteriosos caminos que el cineasta abre en cada uno de sus capítulos. Nos llama a conocer más, a investigar, a prestar mayor atención y a tomar conciencia de muchos puntos que necesitan maduración y profundidad. Y no es que este documental no sea profundo, por el contrario, es que en apenas 89 minutos siempre será imposible representar una vida entera, menos la del inquieto, carismático y tenaz Bruce Chatwin.
Ficha técnica
Título original: Nomad: In the Footsteps of Bruce Chatwin
Año: 2019
Duración: 89 minutos
País: Estados Unidos
Género: Documental | Naturaleza. Literatura
Guion: Werner Herzog
Música: Ernst Reijseger
Fotografía: Louis Caulfield
Reparto: Documental
Dirección: Werner Herzog
lunes, 12 de abril de 2021
Torbaaz
Disponible en Netflix.
Estamos en una zona de guerra, en las colinas de Afganistán, particularmente en un pueblo que tiene en sus entrañas un campamento de niños refugiados. Las tropas de la OTAN se enfrentan a los talibanes en una sucesión de ataques de lado y lado que siembran muerte, destrucción y desolación.
Ante el llamado de una ONG, Naseer -Sanjay Dutt-, un exmédico que ha sufrido una dolorosa y tremenda pérdida, regresa a la zona sin tener muy claro su propósito. Lo que encuentra en el lugar lo hace tomar una radical decisión: ayudar a que estos niños puedan tener futuro, alguna esperanza.
La división que observamos es tal que resulta difícil comprender por qué tanto odio. Hasta los niños más pequeños están separados en bandos, en pequeñas tribus que no se toleran entre sí. Las recriminaciones abundan, los ataques familiares y personales son pan de cada día y nada parece ser capaz de reunirlos de cara a un fin mayor, algo común, un bien solidario.
El escenario que enfrenta Naseer es caótico. Bien conoce el uso de niños como terroristas suicidas y percibe que en el campamento, algunos de ellos son reclutados por grupos extremos. El líder público de la resistencia armada Qazar -Rahul Dev-, refrenda lo anterior en sendos videos, logrando escapar milagrosamente de ataques coordinados, manteniendo un plan de destrucción que amenaza todo lo que está a su paso.
Naseer observa una luz en el deporte. El cricket, popular y sencillo, se transforma en un punto de encuentro, de diversión, de unidad entre los diferentes equipos. Pero la desconfianza es absoluta y la animadversión total. El trabajo que debe desarrollar tiene que ser un trabajo de joyería, lento, pausado, para ganar confianza, para derribar barreras, para botar muros e intentar traspasar fronteras.
Esta cinta dirigida por Girish Malik muestra una realidad tremendamente cruenta. Los detalles están presentes desde las primeras tomas, con planos abiertos y otros cercanos que nos estremecen y golpean. No obstante esa gran dosis de realismo, cuando la película comienza su desarrollo, demora bastante en profundizar en sus personajes. El centro, naturalmente, corresponde a los niños, y es lo que mejor se consigue, sin embargo se extraña que dé un paso más allá, configurando personajes más completos, fuertes y especialmente sensibles.
El metraje es realista. Perfectamente puede parecer una historia real y quizás lo que muestra es mucho más cercano a lo que sucede día a día en esta zona turbulenta y llena de permanentes conflictos. Es por eso que ante la excelente premisa sobre la que se construye el relato, la película emerge un tanto distante, tal vez separada, disgregada en su desarrollo emocional, a pesar de lograr, en algunas secuencias, el objetivo de conmover.
Es difícil retratar algo tan duro. Ciertamente el deporte consigue magia respecto a la unidad de acción y el rescate de los valores principales de una comunidad. Con esos elementos, la cinta logra sus mejores momentos durante el desarrollo del partido de cricket que, aunque no conozcamos en detalle sus reglas y puntuación, nos conducen al final del relato alertas, un poco más comprometidos con sus actores e irremediablemente sensibles ante un desenlace inesperado aunque previsible.
“Torbaaz” es de aquellas películas cuya historia va más allá de su presentación en pantalla. Queda resonando, aparecen escenas, caras, actitudes y por supuesto valores, como la tenacidad, el sacrificio, la urgencia de ayudar y la necesidad extrema de cambiar una realidad que es a todas luces una aberración. La película no entrega soluciones, solo nos inquieta y nos remueve. Tal vez no es suficiente pero es un paso, sobre todo si proviene de la India, una elaboración más distante de lo que tradicionalmente vemos en pantalla. Pudo ser más, tal vez, sin embargo representa un aporte innegable para observar esa realidad desde otro punto de vista, desde los niños refugiados, desde una guerra que no discrimina, que no repara en derechos y que parece cortar de raíz todo futuro y toda esperanza.
Ficha técnica
Título original: Torbaaz
Año: 2020
Duración: 132 minutos
País: India
Productora: Wave Cinemas (Distribuidora: Netflix)
Género: Acción. Drama | Cricket
Guion: Girish Malik, Bharti Jakhar
Música: Arjunna Harjaie, Mohammad Muneem
Fotografía: Hiroo Keswani
Reparto: Sanjay Dutt, Nargis Fakhri, Rahul Dev, Rahul Mittra Films, Babrak Akbari, Humayoon Shams Khan, Rudra Soni
Dirección: Girish Malik
Estamos en una zona de guerra, en las colinas de Afganistán, particularmente en un pueblo que tiene en sus entrañas un campamento de niños refugiados. Las tropas de la OTAN se enfrentan a los talibanes en una sucesión de ataques de lado y lado que siembran muerte, destrucción y desolación.
Ante el llamado de una ONG, Naseer -Sanjay Dutt-, un exmédico que ha sufrido una dolorosa y tremenda pérdida, regresa a la zona sin tener muy claro su propósito. Lo que encuentra en el lugar lo hace tomar una radical decisión: ayudar a que estos niños puedan tener futuro, alguna esperanza.
La división que observamos es tal que resulta difícil comprender por qué tanto odio. Hasta los niños más pequeños están separados en bandos, en pequeñas tribus que no se toleran entre sí. Las recriminaciones abundan, los ataques familiares y personales son pan de cada día y nada parece ser capaz de reunirlos de cara a un fin mayor, algo común, un bien solidario.
El escenario que enfrenta Naseer es caótico. Bien conoce el uso de niños como terroristas suicidas y percibe que en el campamento, algunos de ellos son reclutados por grupos extremos. El líder público de la resistencia armada Qazar -Rahul Dev-, refrenda lo anterior en sendos videos, logrando escapar milagrosamente de ataques coordinados, manteniendo un plan de destrucción que amenaza todo lo que está a su paso.
Naseer observa una luz en el deporte. El cricket, popular y sencillo, se transforma en un punto de encuentro, de diversión, de unidad entre los diferentes equipos. Pero la desconfianza es absoluta y la animadversión total. El trabajo que debe desarrollar tiene que ser un trabajo de joyería, lento, pausado, para ganar confianza, para derribar barreras, para botar muros e intentar traspasar fronteras.
Esta cinta dirigida por Girish Malik muestra una realidad tremendamente cruenta. Los detalles están presentes desde las primeras tomas, con planos abiertos y otros cercanos que nos estremecen y golpean. No obstante esa gran dosis de realismo, cuando la película comienza su desarrollo, demora bastante en profundizar en sus personajes. El centro, naturalmente, corresponde a los niños, y es lo que mejor se consigue, sin embargo se extraña que dé un paso más allá, configurando personajes más completos, fuertes y especialmente sensibles.
El metraje es realista. Perfectamente puede parecer una historia real y quizás lo que muestra es mucho más cercano a lo que sucede día a día en esta zona turbulenta y llena de permanentes conflictos. Es por eso que ante la excelente premisa sobre la que se construye el relato, la película emerge un tanto distante, tal vez separada, disgregada en su desarrollo emocional, a pesar de lograr, en algunas secuencias, el objetivo de conmover.
Es difícil retratar algo tan duro. Ciertamente el deporte consigue magia respecto a la unidad de acción y el rescate de los valores principales de una comunidad. Con esos elementos, la cinta logra sus mejores momentos durante el desarrollo del partido de cricket que, aunque no conozcamos en detalle sus reglas y puntuación, nos conducen al final del relato alertas, un poco más comprometidos con sus actores e irremediablemente sensibles ante un desenlace inesperado aunque previsible.
“Torbaaz” es de aquellas películas cuya historia va más allá de su presentación en pantalla. Queda resonando, aparecen escenas, caras, actitudes y por supuesto valores, como la tenacidad, el sacrificio, la urgencia de ayudar y la necesidad extrema de cambiar una realidad que es a todas luces una aberración. La película no entrega soluciones, solo nos inquieta y nos remueve. Tal vez no es suficiente pero es un paso, sobre todo si proviene de la India, una elaboración más distante de lo que tradicionalmente vemos en pantalla. Pudo ser más, tal vez, sin embargo representa un aporte innegable para observar esa realidad desde otro punto de vista, desde los niños refugiados, desde una guerra que no discrimina, que no repara en derechos y que parece cortar de raíz todo futuro y toda esperanza.
Ficha técnica
Título original: Torbaaz
Año: 2020
Duración: 132 minutos
País: India
Productora: Wave Cinemas (Distribuidora: Netflix)
Género: Acción. Drama | Cricket
Guion: Girish Malik, Bharti Jakhar
Música: Arjunna Harjaie, Mohammad Muneem
Fotografía: Hiroo Keswani
Reparto: Sanjay Dutt, Nargis Fakhri, Rahul Dev, Rahul Mittra Films, Babrak Akbari, Humayoon Shams Khan, Rudra Soni
Dirección: Girish Malik
viernes, 9 de abril de 2021
Campamento Extraordinario
Disponible en Netflix.
Tener una discapacidad no es sencillo para quien la posee. Y la dificultad se hace mayor cuando además influye el entorno, el trato, la discriminación, el aislamiento, y la actitud que muchas veces tenemos al no ser capaces de ponernos en sus lugares. Este es el punto central que toca este trabajo documental que cubre una experiencia inolvidable que vivieron un grupo de adolescentes en un campamento de verano a fines de los 60 y comienzos de los 70 en Estados Unidos.
Ubicado en Hunter, New York, en un lugar rodeado por las montañas de Catskill, “Jened” significó un lugar especial para todos quienes asistieron a lo largo de aquellos años. Era seguro, todas y todos, con diferentes grados de discapacidad, eran tratados como personas, podían divertirse, socializar y también darse cuenta que el mundo podía ser diferente a lo que cotidianamente padecían y vivían.
Nace entonces la inquietud de ir más allá. Luchar por derechos, luchar por oportunidades, luchar por cambios verdaderos que constituyan una real inclusión.
Escrito y dirigido por James Lebrecht y Nicole Newnham, con producción de Michelle y Barack Obama, este testimonio ofrece una perspectiva vibrante de una realidad que resulta conmovedora. Intercalando entrevistas actuales con imágenes de archivo, la cinta recorre varios años y muestra de cerca la influencia que reciben sus participantes.
Surge un movimiento, emerge una voz que exige atención y acogida. Las diferencias y discriminaciones son abismantes y el poder político hace naturalmente oídos sordos. Solo es capaz de ceder ante la acción, ante el reclamo, ante una movilización que, sin ningún tipo de violencia, solo con tenacidad y constancia, no está dispuesta a aflojar un centímetro en la defensa de su dignidad de seres humanos.
Emociona verlos, escucharlos hablar, relacionarse entre ellos y con su entorno, compartir sueños, penas, alegrías, desarrollar una vida en común, con la esperanza puesta en un futuro diferente. Constituyen los pasajes de mayor emoción y cercanía en toda la película.
También observamos una sentida demanda, una petición que debe ser escuchada y que incluso en los tiempos actuales aun no está debidamente resuelta. Es inevitable mirar el ejemplo chileno, la campaña anual de la Teletón y específicamente la creación del Instituto Teletón, que permite a miles de personas ser acogidas en su condición y ser ayudadas por profesionales de altísimo nivel que trabajan incansablemente en su rehabilitación, con terapias individuales y grupales, todos juntos como una gran familia con un sentido de unidad y fraternidad impresionante.
En Estados Unidos la lucha fue política, por una ley que asegurara facilidades de desplazamiento y accesos entre los asuntos más vitales. Y no resultó fácil -y por cierto aun no está completa-, pero significó un avance, visibilidad y atención a un tema menospreciado y tantas veces ignorado.
En Chile, fue el resultado de una campaña mediática, de donaciones personales y también empresariales, años de trabajo para dar forma a una institucionalidad que lamentablemente aun depende mayormente de la generosidad de las donaciones que se puedan conseguir año a año.
El camino no termina y se debe seguir adelante. Ejemplos como este “Campamento Extraordinario” son inspiradores; entregan fuerza para continuar en una posta que se avisora larga pero que tiene el mejor de los propósitos; consideración, atención oportuna y dignidad para todos quienes tienen algún tipo de discapacidad.
Ficha técnica
Título original: Crip Camp: A Disability Revolution
Año: 2020
Duración: 107 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Higher Ground Productions (Productor: Barack Obama, Michelle Obama) (Distribuidora: Netflix)
Género: Documental | Discapacidad
Guion: James Lebrecht, Nicole Newnham
Música: Bear McCreary
Fotografía: Vicente Franco, Mario Furloni, Tom Kaufman, Justin Schein, Jon Shenk
Reparto: Documental
Dirección: James Lebrecht, Nicole Newnham
Tener una discapacidad no es sencillo para quien la posee. Y la dificultad se hace mayor cuando además influye el entorno, el trato, la discriminación, el aislamiento, y la actitud que muchas veces tenemos al no ser capaces de ponernos en sus lugares. Este es el punto central que toca este trabajo documental que cubre una experiencia inolvidable que vivieron un grupo de adolescentes en un campamento de verano a fines de los 60 y comienzos de los 70 en Estados Unidos.
Ubicado en Hunter, New York, en un lugar rodeado por las montañas de Catskill, “Jened” significó un lugar especial para todos quienes asistieron a lo largo de aquellos años. Era seguro, todas y todos, con diferentes grados de discapacidad, eran tratados como personas, podían divertirse, socializar y también darse cuenta que el mundo podía ser diferente a lo que cotidianamente padecían y vivían.
Nace entonces la inquietud de ir más allá. Luchar por derechos, luchar por oportunidades, luchar por cambios verdaderos que constituyan una real inclusión.
Escrito y dirigido por James Lebrecht y Nicole Newnham, con producción de Michelle y Barack Obama, este testimonio ofrece una perspectiva vibrante de una realidad que resulta conmovedora. Intercalando entrevistas actuales con imágenes de archivo, la cinta recorre varios años y muestra de cerca la influencia que reciben sus participantes.
Surge un movimiento, emerge una voz que exige atención y acogida. Las diferencias y discriminaciones son abismantes y el poder político hace naturalmente oídos sordos. Solo es capaz de ceder ante la acción, ante el reclamo, ante una movilización que, sin ningún tipo de violencia, solo con tenacidad y constancia, no está dispuesta a aflojar un centímetro en la defensa de su dignidad de seres humanos.
Emociona verlos, escucharlos hablar, relacionarse entre ellos y con su entorno, compartir sueños, penas, alegrías, desarrollar una vida en común, con la esperanza puesta en un futuro diferente. Constituyen los pasajes de mayor emoción y cercanía en toda la película.
También observamos una sentida demanda, una petición que debe ser escuchada y que incluso en los tiempos actuales aun no está debidamente resuelta. Es inevitable mirar el ejemplo chileno, la campaña anual de la Teletón y específicamente la creación del Instituto Teletón, que permite a miles de personas ser acogidas en su condición y ser ayudadas por profesionales de altísimo nivel que trabajan incansablemente en su rehabilitación, con terapias individuales y grupales, todos juntos como una gran familia con un sentido de unidad y fraternidad impresionante.
En Estados Unidos la lucha fue política, por una ley que asegurara facilidades de desplazamiento y accesos entre los asuntos más vitales. Y no resultó fácil -y por cierto aun no está completa-, pero significó un avance, visibilidad y atención a un tema menospreciado y tantas veces ignorado.
En Chile, fue el resultado de una campaña mediática, de donaciones personales y también empresariales, años de trabajo para dar forma a una institucionalidad que lamentablemente aun depende mayormente de la generosidad de las donaciones que se puedan conseguir año a año.
El camino no termina y se debe seguir adelante. Ejemplos como este “Campamento Extraordinario” son inspiradores; entregan fuerza para continuar en una posta que se avisora larga pero que tiene el mejor de los propósitos; consideración, atención oportuna y dignidad para todos quienes tienen algún tipo de discapacidad.
Ficha técnica
Título original: Crip Camp: A Disability Revolution
Año: 2020
Duración: 107 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Higher Ground Productions (Productor: Barack Obama, Michelle Obama) (Distribuidora: Netflix)
Género: Documental | Discapacidad
Guion: James Lebrecht, Nicole Newnham
Música: Bear McCreary
Fotografía: Vicente Franco, Mario Furloni, Tom Kaufman, Justin Schein, Jon Shenk
Reparto: Documental
Dirección: James Lebrecht, Nicole Newnham
El Mauritano
Disponible en Cinemark.cl
Basada en las memorias autobiográficas del “Diario de Guantánamo”, escrito el año 2015 por Mohamedou Ould Slahi, la cinta narra la captura y posterior detención de este hombre en la prisión de Guantánamo, Cuba, sin cargos ni juicio. Mohamedou -Tahar Rahim-, desesperanzado y sin opciones, recibe ayuda de la abogada Nancy Hollander -Jodie Foster-, y su asociada Teri Duncan -Shailene Woodley-, para revisar su caso, pedir un “habeas corpus”, e intentar, al menos, obtener un juicio justo.
Los hechos son brutales. Lo vivido por Mohamedou en prisión, indescriptible. Pero lo que se construye por sobre todo aquello es sencillamente inimaginable. Conspiración es lo mínimo que se podría mencionar, porque junto a informes tachados, pruebas inexistentes y confesiones forzadas, el tinglado que muestra el relato parece más ficción que realidad. El punto es que no lo es. La realidad es, por mucho, superior a cualquier invención y por más que se trate de ocultar o modificar, siempre se abre paso a través de aquellas personas que luchan con fervor, que resisten hasta las últimas consecuencias y que se transforman en ejemplos a seguir desde muchos puntos de vista.
Esta película puede ser analizada desde al menos cuatro vertientes. La primera, indudablemente, es acerca de los abusos tanto en las aprehensiones ilegales como en la aplicación de torturas en los campos de detención. Conocemos de antemano el lugar que ocupa Guantánamo los años posteriores a los ataques del 9/11. También sabemos la cantidad de personas detenidas, la falta de pruebas, la ausencia de juicios y también la imposibilidad manifiesta de una defensa digna y apropiada.
Sobre este punto, la cinta es clara en mostrar las vulnerabilidades del sistema y la violación flagrante de los derechos humanos de los prisioneros. Ya sea mediante engaños, confusiones, o brutales apremios físicos, el objetivo final de encontrar culpables y prevenir nuevos ataques se diluye completamente constituyendo un estrepitoso fracaso. No hay nuevos antecedentes, no existen pruebas irrefutables, no hay procesos justos, no existe imparcialidad, no están dadas las condiciones mínimas para que la investigación y la justicia hagan bien su trabajo.
La segunda vertiente que aborda el filme es respecto al prisionero, Mohamedou Ould Slahi, y su entereza física y mental para sobrellevar un tratamiento inhumano y tremendamente violento. Mohamedou no solo aprende inglés en tiempo récord, o es capaz de escribir un diario con su historia, sino que exuda una resiliencia que realmente es admirable. Podríamos pensar que la caracterización realizada por Tahar Rahim es benevolente con Ould Slahi, incluso demasiado gentil, cubierta de un “buenismo” difícil de encontrar en la vida real. Todas estas conjeturas se destruyen al ver los créditos finales y observar al verdadero Mohamedou Ould Slahi. En ese momento comprendemos su altura humana y mucho de lo que observamos anteriormente cobra verdadero sentido.
Una tercera arista tiene que ver con la defensa de los prisioneros injustamente encarcelados, privados de libertad, retenidos por años y sin un posible juicio a la vista. A través de un recurso dictaminado por la Corte Suprema, se abre la posibilidad de revisar sus casos, de poder constatar las situaciones y con ello lograr, al menos, que se pueda llegar a un tribunal. El camino hacia este objetivo es tan azaroso que resulta prácticamente imposible. Allí surge la figura de Nancy Hollander quien, fuera de cualquier consideración personal, independiente de la posible culpabilidad o inocencia de su defendido, aboga por sus derechos básicos, impugna los procesos viciados y lucha por el reconocimiento de su dignidad personal, más allá de cualquier circunstancia. Jodie Foster la interpreta en forma brillante. Conjuga dureza con compromiso, tenacidad y severidad, impregnando la pantalla de honestidad, decisión y coraje.
Finalmente, una cuarta mirada que presenta esta cinta refiere a la acusación, a la fiscalía, a quienes tienen la misión de presentar cargos y acusar a una persona como responsable de crímenes aberrantes. El caso se presenta con implicancias públicas y también personales, para el fiscal, el teniente coronel Stuart Couch -Benedict Cumberbatch-, quien se debe formar la convicción de culpabilidad de Mohamedou Ould Slahi. Pero naturalmente para ello necesita pruebas y las busca afanosamente. No las encuentra, porque los documentos están bloqueados, censurados o simplemente vetados. Existe un paralelo con la defensa, porque ninguna de las partes tiene acceso libre a los informes que contienen la verdad -o al menos parte de esa verdad- en una seguidilla de trabas burocráticas y políticas que pasan por sobre cualquier consideración moral o ética de mínima justicia.
“The Mauritanian” resulta una película interesante tanto por su parte histórica como por su realización. Si bien, por momentos puede resultar pesada, lenta o cargada de procesos judiciales, lo que emerge desde su texto central es la persona humana, su dignidad y sus derechos. La lucha no es solo por Mohamedou, independiente de su inocencia o culpabilidad, asunto que queda sin resolver; es por todos quienes están en su misma condición y que han logrado sobrevivir, pues muchos han quedado en el camino. En ese sentido, la cinta se transforma en un nuevo llamado de atención, otra alerta, una bullante denuncia de hechos que se deben identificar y esclarecer. Por supuesto hay responsables de estos abusos y probablemente también deben ser acusados y llevados a juicio. Y prisiones como Guantánamo simplemente no deben existir.
Ficha técnica
Título original: The Mauritanian
Año: 2021
Duración: 129 minutos
País: Reino Unido
Productora: Co-production Reino Unido-Estados Unidos; BBC Films, SunnyMarch, Wonder Street, Black Sheep Pictures, Convergent Media, Topic Studios
Género: Drama | Basado en hechos reales. Drama carcelario. Drama judicial / Abogados/as. Política
Guion: Rory Haines, Sohrab Noshirvani, M.B. Traven (Libro: Mohamedou Ould Slahi)
Música: Tom Hodge
Fotografía: Alwin H. Kuchler
Reparto: Tahar Rahim, Jodie Foster, Shailene Woodley, Benedict Cumberbatch, Zachary Levi, Corey Johnson, Langley Kirkwood, David Fynn, Darron Meyer, Arthur Falko, Stevel Marc, Walter van Dyk, Daniel Kühne
Dirección: Kevin Macdonald
Los hechos son brutales. Lo vivido por Mohamedou en prisión, indescriptible. Pero lo que se construye por sobre todo aquello es sencillamente inimaginable. Conspiración es lo mínimo que se podría mencionar, porque junto a informes tachados, pruebas inexistentes y confesiones forzadas, el tinglado que muestra el relato parece más ficción que realidad. El punto es que no lo es. La realidad es, por mucho, superior a cualquier invención y por más que se trate de ocultar o modificar, siempre se abre paso a través de aquellas personas que luchan con fervor, que resisten hasta las últimas consecuencias y que se transforman en ejemplos a seguir desde muchos puntos de vista.
Esta película puede ser analizada desde al menos cuatro vertientes. La primera, indudablemente, es acerca de los abusos tanto en las aprehensiones ilegales como en la aplicación de torturas en los campos de detención. Conocemos de antemano el lugar que ocupa Guantánamo los años posteriores a los ataques del 9/11. También sabemos la cantidad de personas detenidas, la falta de pruebas, la ausencia de juicios y también la imposibilidad manifiesta de una defensa digna y apropiada.
Sobre este punto, la cinta es clara en mostrar las vulnerabilidades del sistema y la violación flagrante de los derechos humanos de los prisioneros. Ya sea mediante engaños, confusiones, o brutales apremios físicos, el objetivo final de encontrar culpables y prevenir nuevos ataques se diluye completamente constituyendo un estrepitoso fracaso. No hay nuevos antecedentes, no existen pruebas irrefutables, no hay procesos justos, no existe imparcialidad, no están dadas las condiciones mínimas para que la investigación y la justicia hagan bien su trabajo.
La segunda vertiente que aborda el filme es respecto al prisionero, Mohamedou Ould Slahi, y su entereza física y mental para sobrellevar un tratamiento inhumano y tremendamente violento. Mohamedou no solo aprende inglés en tiempo récord, o es capaz de escribir un diario con su historia, sino que exuda una resiliencia que realmente es admirable. Podríamos pensar que la caracterización realizada por Tahar Rahim es benevolente con Ould Slahi, incluso demasiado gentil, cubierta de un “buenismo” difícil de encontrar en la vida real. Todas estas conjeturas se destruyen al ver los créditos finales y observar al verdadero Mohamedou Ould Slahi. En ese momento comprendemos su altura humana y mucho de lo que observamos anteriormente cobra verdadero sentido.
Una tercera arista tiene que ver con la defensa de los prisioneros injustamente encarcelados, privados de libertad, retenidos por años y sin un posible juicio a la vista. A través de un recurso dictaminado por la Corte Suprema, se abre la posibilidad de revisar sus casos, de poder constatar las situaciones y con ello lograr, al menos, que se pueda llegar a un tribunal. El camino hacia este objetivo es tan azaroso que resulta prácticamente imposible. Allí surge la figura de Nancy Hollander quien, fuera de cualquier consideración personal, independiente de la posible culpabilidad o inocencia de su defendido, aboga por sus derechos básicos, impugna los procesos viciados y lucha por el reconocimiento de su dignidad personal, más allá de cualquier circunstancia. Jodie Foster la interpreta en forma brillante. Conjuga dureza con compromiso, tenacidad y severidad, impregnando la pantalla de honestidad, decisión y coraje.
Finalmente, una cuarta mirada que presenta esta cinta refiere a la acusación, a la fiscalía, a quienes tienen la misión de presentar cargos y acusar a una persona como responsable de crímenes aberrantes. El caso se presenta con implicancias públicas y también personales, para el fiscal, el teniente coronel Stuart Couch -Benedict Cumberbatch-, quien se debe formar la convicción de culpabilidad de Mohamedou Ould Slahi. Pero naturalmente para ello necesita pruebas y las busca afanosamente. No las encuentra, porque los documentos están bloqueados, censurados o simplemente vetados. Existe un paralelo con la defensa, porque ninguna de las partes tiene acceso libre a los informes que contienen la verdad -o al menos parte de esa verdad- en una seguidilla de trabas burocráticas y políticas que pasan por sobre cualquier consideración moral o ética de mínima justicia.
“The Mauritanian” resulta una película interesante tanto por su parte histórica como por su realización. Si bien, por momentos puede resultar pesada, lenta o cargada de procesos judiciales, lo que emerge desde su texto central es la persona humana, su dignidad y sus derechos. La lucha no es solo por Mohamedou, independiente de su inocencia o culpabilidad, asunto que queda sin resolver; es por todos quienes están en su misma condición y que han logrado sobrevivir, pues muchos han quedado en el camino. En ese sentido, la cinta se transforma en un nuevo llamado de atención, otra alerta, una bullante denuncia de hechos que se deben identificar y esclarecer. Por supuesto hay responsables de estos abusos y probablemente también deben ser acusados y llevados a juicio. Y prisiones como Guantánamo simplemente no deben existir.
Ficha técnica
Título original: The Mauritanian
Año: 2021
Duración: 129 minutos
País: Reino Unido
Productora: Co-production Reino Unido-Estados Unidos; BBC Films, SunnyMarch, Wonder Street, Black Sheep Pictures, Convergent Media, Topic Studios
Género: Drama | Basado en hechos reales. Drama carcelario. Drama judicial / Abogados/as. Política
Guion: Rory Haines, Sohrab Noshirvani, M.B. Traven (Libro: Mohamedou Ould Slahi)
Música: Tom Hodge
Fotografía: Alwin H. Kuchler
Reparto: Tahar Rahim, Jodie Foster, Shailene Woodley, Benedict Cumberbatch, Zachary Levi, Corey Johnson, Langley Kirkwood, David Fynn, Darron Meyer, Arthur Falko, Stevel Marc, Walter van Dyk, Daniel Kühne
Dirección: Kevin Macdonald
martes, 6 de abril de 2021
Time
Disponible en Amazon Prime.
Dirigido por Garrett Bradley, este documental narra la historia de Sibil Fox Richardson, escritora y madre de seis hijos, quien pasó más de 20 años luchando para que su marido Robert pudiera salir de la cárcel. Una decisión equivocada, un grueso error, les llevó a asaltar un banco en sus primeros años de casados. Aquello devino en una reducida reclusión para Sibil y una sentencia de 60 años para Rob. Más conocida como Fox Rich, esta emprendedora mujer, dueña de una fortaleza digna de encomio se sobrepuso a las circunstancias y desplegó esfuerzos increíbles para liberar a su esposo.
El trabajo de Bradley se basa en testimonios de la protagonista intercalados con imágenes recolectadas a través de los años en videos caseros tomados por la propia Sibil. Se trasluce en cada escena, en cada cuadro, su personalidad resiliente. Incansable, no solo supo sacar adelante a sus hijos sino que logró transformar su causa en una poderosa razón para vivir.
La cinta se descompone en muchas vertientes. Por una parte, el suceso que da origen al castigo en el que no se profundiza y del que tampoco se entregan mayores detalles. Por otra, quizás la más sustantiva, la fuerza interior que emana de la familia que logra construir Sibil, con hijos que necesitan un norte, una dirección hacia la cual conducir sus vidas, a pesar de la ausencia de su padre. El núcleo central y motor de vida de Fox Rich es el amor a todo evento, a toda prueba. “Time”, en definitiva, es una gran historia de amor. La vemos retratada en sus ojos, la percibimos en su voz, la observamos en cada unos de sus gestos.
Una tercera capa es eminentemente social y refiere al sistema de justicia. La burocracia interminable y la sinrazón de muchas acciones pueden abatir a cualquiera, sin embargo ahí está Sibil para levantarse, una y otra vez, y pelear aun con más fuerza. Aunque no ahonda en las razones de cada acción leal, de cada recurso o solicitud y tampoco sobre el juicio y su sentencia, apreciamos un desproporcionado desnivel que se percibe como algo inaceptable. Solo la tenacidad de Sibil mantiene a flote la esperanza, esa luz de un posible reencuentro, de tener la oportunidad de volver a juntarse como familia, y vivir un futuro en libertad.
Este premiado trabajo y candidato al Óscar como mejor documental del año 2020, presenta una realidad que muchas veces no queremos ver. Filmado en un cuidadoso blanco y negro, para asimilar los cortes de cinta caseros, da cuenta de una tragedia difícil de imaginar y menos de ocultar. El dolor es manifiesto, permanente, agobiante y nos hace cuestionar si nosotros seríamos capaces de soportarlo y dar esa dura pelea que presenciamos en la pantalla. Es por eso que la historia cala hondo, independiente de las consideraciones narrativas o algunos lapsus de continuidad, porque sin duda nos involucra y nos hace parte. Este es el mayor mérito de “Time”, remecernos y tener que confrontar nuestra propia opinión.
Ficha técnica
Título original: Time
Año: 2020
Duración: 81 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Concordia Studio
Género: Documental
Música: Jamieson Shaw, Edwin Montgomery
Fotografía: Zac Manuel, Justin Zweifach
Reparto: Documental
Dirección: Garrett Bradley
Dirigido por Garrett Bradley, este documental narra la historia de Sibil Fox Richardson, escritora y madre de seis hijos, quien pasó más de 20 años luchando para que su marido Robert pudiera salir de la cárcel. Una decisión equivocada, un grueso error, les llevó a asaltar un banco en sus primeros años de casados. Aquello devino en una reducida reclusión para Sibil y una sentencia de 60 años para Rob. Más conocida como Fox Rich, esta emprendedora mujer, dueña de una fortaleza digna de encomio se sobrepuso a las circunstancias y desplegó esfuerzos increíbles para liberar a su esposo.
El trabajo de Bradley se basa en testimonios de la protagonista intercalados con imágenes recolectadas a través de los años en videos caseros tomados por la propia Sibil. Se trasluce en cada escena, en cada cuadro, su personalidad resiliente. Incansable, no solo supo sacar adelante a sus hijos sino que logró transformar su causa en una poderosa razón para vivir.
La cinta se descompone en muchas vertientes. Por una parte, el suceso que da origen al castigo en el que no se profundiza y del que tampoco se entregan mayores detalles. Por otra, quizás la más sustantiva, la fuerza interior que emana de la familia que logra construir Sibil, con hijos que necesitan un norte, una dirección hacia la cual conducir sus vidas, a pesar de la ausencia de su padre. El núcleo central y motor de vida de Fox Rich es el amor a todo evento, a toda prueba. “Time”, en definitiva, es una gran historia de amor. La vemos retratada en sus ojos, la percibimos en su voz, la observamos en cada unos de sus gestos.
Una tercera capa es eminentemente social y refiere al sistema de justicia. La burocracia interminable y la sinrazón de muchas acciones pueden abatir a cualquiera, sin embargo ahí está Sibil para levantarse, una y otra vez, y pelear aun con más fuerza. Aunque no ahonda en las razones de cada acción leal, de cada recurso o solicitud y tampoco sobre el juicio y su sentencia, apreciamos un desproporcionado desnivel que se percibe como algo inaceptable. Solo la tenacidad de Sibil mantiene a flote la esperanza, esa luz de un posible reencuentro, de tener la oportunidad de volver a juntarse como familia, y vivir un futuro en libertad.
Este premiado trabajo y candidato al Óscar como mejor documental del año 2020, presenta una realidad que muchas veces no queremos ver. Filmado en un cuidadoso blanco y negro, para asimilar los cortes de cinta caseros, da cuenta de una tragedia difícil de imaginar y menos de ocultar. El dolor es manifiesto, permanente, agobiante y nos hace cuestionar si nosotros seríamos capaces de soportarlo y dar esa dura pelea que presenciamos en la pantalla. Es por eso que la historia cala hondo, independiente de las consideraciones narrativas o algunos lapsus de continuidad, porque sin duda nos involucra y nos hace parte. Este es el mayor mérito de “Time”, remecernos y tener que confrontar nuestra propia opinión.
Ficha técnica
Título original: Time
Año: 2020
Duración: 81 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Concordia Studio
Género: Documental
Música: Jamieson Shaw, Edwin Montgomery
Fotografía: Zac Manuel, Justin Zweifach
Reparto: Documental
Dirección: Garrett Bradley
lunes, 5 de abril de 2021
Operation Varsity Blues
Disponible en Netflix.
Este documental resulta impactante no tanto por su construcción sino por la trama que presenta. Se trata de la historia de William "Rick" Singer, protagonista de un fraude a escala nacional respecto a las admisiones universitarias en Estados Unidos.
Ex entrenador de baloncesto, Rick se reconvierte en consejero universitario para ofrecer ayuda en el ingreso a la Universidad de decenas de jóvenes. El asunto es que su labor va bastante más allá de una mentoría o un simple coaching. Su principal colaboración consiste en asegurarle un cupo a la familia a cambio de una donación, un subterfugio casi inocente para ocultar sobornos a entrenadores, suplantación y adulteraciones de exámenes.
Escrito por Jon Karmen y dirigido por Chris Smith, “Operation Varsity Blues” es vertiginoso. Comienza con deslumbrantes clips de prensa que dan cuenta del escándalo y prosigue intercalando entrevistas con una recreación de la historia basada en las escuchas telefónicas realizadas por el FBI. Y todo esto se muestra de manera frenético y rápida.
El actor Matthew Modine encarna a Rick Singer y se desenvuelve con prestancia. En cada una de las conversaciones entrega detalles sobre su modo de operar en las que se destaca la manera de presentar sus servicios a sus expectantes clientes. Y acá, tal vez, el punto principal de la estafa, no son clientes cualquiera, son familias exitosas, ricas, poderosas, que parecen tenerlo todo… o casi todo.
El proceso de admisión, en palabras de Rick, tiene dos puertas; la delantera, donde los estudiantes son aceptados por sus propios méritos y una trasera, donde las familias influyentes realizan una cuantiosa donación (millones de dólares), acción que no necesariamente les asegura un cupo en la universidad. Rick, hábil en detectar la necesidad y con ello una oportunidad, crea una nueva puerta -la llama “lateral”-, donde lo principal es asegurar el ingreso y además los montos involucrados son bastante menores a las cuantiosas beneficencias exigidas en el otro formato.
Configurado el escenario, la clave reside en encontrar los puntos vulnerables. Acá, la figura de uno de los involucrados resulta sustantiva. Se trata del ex entrenador del equipo de vela de la Universidad de Stanford, John Vandemoer. Como primera persona sentenciada en el caso, Vandemoer comparte en pantalla su testimonio personal. Vemos el inicio de su relación con Rick, la forma en que se involucra y por supuesto el reconocimiento de haber aceptado dinero para el programa de navegación a cambio de admitir a dos estudiantes.
Si bien esta cinta no es la que destapa el millonario fraude, lo visibiliza desde otros puntos de vista. Uno de ellos es desde la posición de las familias involucradas, y allí destacan nombres famosos como Lori Loughlin y Felicity Huffman. A través de las recreaciones de las escuchas telefónicas vemos cómo la clara ambición de quienes se involucran les lleva a entregar justificaciones inconsistentes desde el punto de vista ético y también cómo el poder del dinero crea un sistema paralelo para los más privilegiados. La investigación destaca también algunas de las características personales de Singer, como su estilo trabajólico y su particular modo de vida, lo que lejos de sorprender, le retrata de cuerpo entero.
“Operation Varsity Blues” brinda mucha información sobre un caso que actualmente tiene a más de 50 personas acusadas, se encuentra en pleno proceso, y varias aún esperan sentencia, Rick Singer entre otros. El escándalo remece y al mismo tiempo sirve para tomar conciencia de irregularidades que nacen gracias a las vulnerabilidades humanas en sistemas que no se encuentran del todo regulados. Es, sin duda, un golpe duro pero que sirve de lección. Siempre el camino corto trae consecuencias. A veces tarda en aplicarse justicia pero una vez que se descubre, la buena noticia es que se puede llegar al fondo del problema. Mientras haya leyes, habrá trampas para evadirlas. No podemos bajar la guardia porque burlar la ley es parte de la naturaleza humana.
Ficha técnica
Título original: Operation Varsity Blues: The College Admissions Scandal
Año: 2021
Duración: 99 minutos
País: Estados Unidos
Productora: (Distribuidora: Netflix)
Género: Documental
Guion: Jon Karmen
Música: Leopold Ross, Nick Chuba, Atticus Ross
Fotografía: Britton Foster
Reparto: Documental, Matthew Modine, Sarah Chaney, Leroy Edwards III, Ken Weiler
Dirección: Chris Smith
Este documental resulta impactante no tanto por su construcción sino por la trama que presenta. Se trata de la historia de William "Rick" Singer, protagonista de un fraude a escala nacional respecto a las admisiones universitarias en Estados Unidos.
Ex entrenador de baloncesto, Rick se reconvierte en consejero universitario para ofrecer ayuda en el ingreso a la Universidad de decenas de jóvenes. El asunto es que su labor va bastante más allá de una mentoría o un simple coaching. Su principal colaboración consiste en asegurarle un cupo a la familia a cambio de una donación, un subterfugio casi inocente para ocultar sobornos a entrenadores, suplantación y adulteraciones de exámenes.
Escrito por Jon Karmen y dirigido por Chris Smith, “Operation Varsity Blues” es vertiginoso. Comienza con deslumbrantes clips de prensa que dan cuenta del escándalo y prosigue intercalando entrevistas con una recreación de la historia basada en las escuchas telefónicas realizadas por el FBI. Y todo esto se muestra de manera frenético y rápida.
El actor Matthew Modine encarna a Rick Singer y se desenvuelve con prestancia. En cada una de las conversaciones entrega detalles sobre su modo de operar en las que se destaca la manera de presentar sus servicios a sus expectantes clientes. Y acá, tal vez, el punto principal de la estafa, no son clientes cualquiera, son familias exitosas, ricas, poderosas, que parecen tenerlo todo… o casi todo.
El proceso de admisión, en palabras de Rick, tiene dos puertas; la delantera, donde los estudiantes son aceptados por sus propios méritos y una trasera, donde las familias influyentes realizan una cuantiosa donación (millones de dólares), acción que no necesariamente les asegura un cupo en la universidad. Rick, hábil en detectar la necesidad y con ello una oportunidad, crea una nueva puerta -la llama “lateral”-, donde lo principal es asegurar el ingreso y además los montos involucrados son bastante menores a las cuantiosas beneficencias exigidas en el otro formato.
Configurado el escenario, la clave reside en encontrar los puntos vulnerables. Acá, la figura de uno de los involucrados resulta sustantiva. Se trata del ex entrenador del equipo de vela de la Universidad de Stanford, John Vandemoer. Como primera persona sentenciada en el caso, Vandemoer comparte en pantalla su testimonio personal. Vemos el inicio de su relación con Rick, la forma en que se involucra y por supuesto el reconocimiento de haber aceptado dinero para el programa de navegación a cambio de admitir a dos estudiantes.
Si bien esta cinta no es la que destapa el millonario fraude, lo visibiliza desde otros puntos de vista. Uno de ellos es desde la posición de las familias involucradas, y allí destacan nombres famosos como Lori Loughlin y Felicity Huffman. A través de las recreaciones de las escuchas telefónicas vemos cómo la clara ambición de quienes se involucran les lleva a entregar justificaciones inconsistentes desde el punto de vista ético y también cómo el poder del dinero crea un sistema paralelo para los más privilegiados. La investigación destaca también algunas de las características personales de Singer, como su estilo trabajólico y su particular modo de vida, lo que lejos de sorprender, le retrata de cuerpo entero.
“Operation Varsity Blues” brinda mucha información sobre un caso que actualmente tiene a más de 50 personas acusadas, se encuentra en pleno proceso, y varias aún esperan sentencia, Rick Singer entre otros. El escándalo remece y al mismo tiempo sirve para tomar conciencia de irregularidades que nacen gracias a las vulnerabilidades humanas en sistemas que no se encuentran del todo regulados. Es, sin duda, un golpe duro pero que sirve de lección. Siempre el camino corto trae consecuencias. A veces tarda en aplicarse justicia pero una vez que se descubre, la buena noticia es que se puede llegar al fondo del problema. Mientras haya leyes, habrá trampas para evadirlas. No podemos bajar la guardia porque burlar la ley es parte de la naturaleza humana.
Ficha técnica
Título original: Operation Varsity Blues: The College Admissions Scandal
Año: 2021
Duración: 99 minutos
País: Estados Unidos
Productora: (Distribuidora: Netflix)
Género: Documental
Guion: Jon Karmen
Música: Leopold Ross, Nick Chuba, Atticus Ross
Fotografía: Britton Foster
Reparto: Documental, Matthew Modine, Sarah Chaney, Leroy Edwards III, Ken Weiler
Dirección: Chris Smith
jueves, 1 de abril de 2021
Un Amor Extraordinario
Disponible en Cinemark.cl
Joan -Lesley Manville, y Tom -Liam Neeson-, llevan años casados. Sus rutinas son normales y su vida transcurre en forma lenta y apacible. Largas caminatas coronan días muy similares, que concluyen frente a la televisión, en una cena o compartiendo un trago. Viven en Belfast, Irlanda del Norte.
La vida para este matrimonio bien avenido cambia radicalmente cuando Joan descubre que tiene un pequeño bulto en uno de sus pechos. La consulta es rápida y el diagnóstico fulminante: cáncer de mama. El impacto emocional es inmediato pero no hay tiempo que perder. Se inicia la ronda de consultas, exámenes, procedimientos y, por supuesto, el tratamiento.
Lo más interesante de esta película dirigida por Lisa Barros D'Sa y Glenn Leyburn es su escritura. Sin ningún tipo de exageración, configura un retrato de amor maduro y profundo, de aquellas parejas que, se nota, han sufrido dificultades y han podido superarlas con el paso de los años. Lo que ahora enfrentan es nuevo, incierto y duro, tanto por las consecuencias físicas como por la angustia de no saber qué les depara para su futuro.
Joan y Tom se llevan bien. Discuten, claro, pero mayormente se demuestran cariño, se comprenden y se acompañan. Han sufrido una tragedia mayor, indescriptible, incomprensible, y ahora la vida les pone enfrente de un desafío mayor. ¿Cómo no bajar la guardia y dejar entrar la depresión? ¿Cómo no rebelarse ante una nueva prueba de vida?
El guion de Owen McCafferty es reposado. Sin ninguna prisa, expone sus elementos con detalles muy particulares, sencillos, incluso demasiado cotidianos. El texto es íntimo y cercano, y deja en manos de sus protagonistas el desarrollo de las emociones, muchas veces contenidas, expresadas en miradas, gestos, tonos de voz, pequeñas caricias y mayormente silencios. Configura una historia sobre la vida y la supervivencia, sobre una relación de pareja sólida y el cómo enfrentan sus mayores dificultades.
“Ordinary Love” es justamente aquello, “Amor ordinario”, algo opuesto al título en español de “extraordinario”. La cinta es aun más interesante desde esa perspectiva, desde lo que muchas veces se pasa por alto producto de la exageración, o no se percibe por la necesidad de ínfulas que muchas veces son solo destellos de deseos e imaginarios que dejan de lado lo que verdaderamente entrega sustento a una relación duradera.
La cinta avanza con la tensión de la enfermedad y por supuesto con la forma en que ambos protagonistas enfrentan cada paso que deben seguir. Y acá un detalle, porque cuando el relato integra personajes secundarios no logra configurarlos ni dotarlos del peso necesario. Es un punto que le juega en contra, sin duda, pero que la película logra sortear gracias al carisma de Lesley Manville y Liam Neeson. Ambos se encargan de desarrollar nuestra empatía, que nos enfoquemos en sus roles, que apreciemos cada detalle y que les acompañemos de cerca en este camino doloroso, lleno de incertidumbre, donde lo más importante es que podemos constatar su profundo y verdadero amor.
Ficha técnica
Título original: Ordinary Love
Año: 2019
Duración: 92 minutos
País: Reino Unido
Productora: Out Of Orbit, Canderblinks Film and Music, Head Gear Films, Metrol Technology, Kreo Films FZ (Distribuidora: Bleecker Street)
Género: Romance. Drama | Drama romántico. Enfermedad
Guion: Owen McCafferty
Música: David Holmes, Brian Irvine
Fotografía: Piers McGrail
Reparto: Liam Neeson, Lesley Manville, David Wilmot, Amit Shah, Lalor Roddy, Maggie Cronin, Desmond Edwards, Melanie Clark Pullen, Stella McCusker, Geraldine McAlinden
Dirección: Lisa Barros D'Sa, Glenn Leyburn
Joan -Lesley Manville, y Tom -Liam Neeson-, llevan años casados. Sus rutinas son normales y su vida transcurre en forma lenta y apacible. Largas caminatas coronan días muy similares, que concluyen frente a la televisión, en una cena o compartiendo un trago. Viven en Belfast, Irlanda del Norte.
La vida para este matrimonio bien avenido cambia radicalmente cuando Joan descubre que tiene un pequeño bulto en uno de sus pechos. La consulta es rápida y el diagnóstico fulminante: cáncer de mama. El impacto emocional es inmediato pero no hay tiempo que perder. Se inicia la ronda de consultas, exámenes, procedimientos y, por supuesto, el tratamiento.
Lo más interesante de esta película dirigida por Lisa Barros D'Sa y Glenn Leyburn es su escritura. Sin ningún tipo de exageración, configura un retrato de amor maduro y profundo, de aquellas parejas que, se nota, han sufrido dificultades y han podido superarlas con el paso de los años. Lo que ahora enfrentan es nuevo, incierto y duro, tanto por las consecuencias físicas como por la angustia de no saber qué les depara para su futuro.
Joan y Tom se llevan bien. Discuten, claro, pero mayormente se demuestran cariño, se comprenden y se acompañan. Han sufrido una tragedia mayor, indescriptible, incomprensible, y ahora la vida les pone enfrente de un desafío mayor. ¿Cómo no bajar la guardia y dejar entrar la depresión? ¿Cómo no rebelarse ante una nueva prueba de vida?
El guion de Owen McCafferty es reposado. Sin ninguna prisa, expone sus elementos con detalles muy particulares, sencillos, incluso demasiado cotidianos. El texto es íntimo y cercano, y deja en manos de sus protagonistas el desarrollo de las emociones, muchas veces contenidas, expresadas en miradas, gestos, tonos de voz, pequeñas caricias y mayormente silencios. Configura una historia sobre la vida y la supervivencia, sobre una relación de pareja sólida y el cómo enfrentan sus mayores dificultades.
“Ordinary Love” es justamente aquello, “Amor ordinario”, algo opuesto al título en español de “extraordinario”. La cinta es aun más interesante desde esa perspectiva, desde lo que muchas veces se pasa por alto producto de la exageración, o no se percibe por la necesidad de ínfulas que muchas veces son solo destellos de deseos e imaginarios que dejan de lado lo que verdaderamente entrega sustento a una relación duradera.
La cinta avanza con la tensión de la enfermedad y por supuesto con la forma en que ambos protagonistas enfrentan cada paso que deben seguir. Y acá un detalle, porque cuando el relato integra personajes secundarios no logra configurarlos ni dotarlos del peso necesario. Es un punto que le juega en contra, sin duda, pero que la película logra sortear gracias al carisma de Lesley Manville y Liam Neeson. Ambos se encargan de desarrollar nuestra empatía, que nos enfoquemos en sus roles, que apreciemos cada detalle y que les acompañemos de cerca en este camino doloroso, lleno de incertidumbre, donde lo más importante es que podemos constatar su profundo y verdadero amor.
Ficha técnica
Título original: Ordinary Love
Año: 2019
Duración: 92 minutos
País: Reino Unido
Productora: Out Of Orbit, Canderblinks Film and Music, Head Gear Films, Metrol Technology, Kreo Films FZ (Distribuidora: Bleecker Street)
Género: Romance. Drama | Drama romántico. Enfermedad
Guion: Owen McCafferty
Música: David Holmes, Brian Irvine
Fotografía: Piers McGrail
Reparto: Liam Neeson, Lesley Manville, David Wilmot, Amit Shah, Lalor Roddy, Maggie Cronin, Desmond Edwards, Melanie Clark Pullen, Stella McCusker, Geraldine McAlinden
Dirección: Lisa Barros D'Sa, Glenn Leyburn
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