viernes, 28 de mayo de 2021

Monstruo

Disponible en Netflix.


La película comienza con el ingreso de dos encapuchados a una tienda. Son filmados por la cámara de seguridad en un nervioso y borroso blanco y negro. El diálogo es mínimo pero el forcejeo intenso; suena un disparo, la pantalla se va a negro. Violento inicio para una historia que se precipita y que es mucho más que la palabra con la que se titula: “Monstruo” 

En los minutos siguientes vemos a Steve Harmon -Kelvin Harrison Jr.- ingresando a la cárcel. Su voz en off guía el relato, sumamos antecedentes sin comprender aun la relación de los hechos. Lo que sí sabemos es que este joven afroamericano es acusado de asesinato y la cinta se basa en el juicio que debe acreditar su participación. Steve Harmon es sindicado como culpable desde el minuto uno por lo que este joven debe demostrar su inocencia. 

Parece el mundo al revés pero es así. En el caso de Steve es aun más dramático, porque el fiscal, sin ni un asomo de duda o prudencia, lo tilda de monstruo delante del jurado. Su abogada, una defensora de oficio y sobrecargada de casos, parece no atender detalles, pero está allí, al lado de su defendido. Parece rutina, un caso más, mientras la madeja se desenvuelve lenta y progresivamente. ¿Tal vez exista una duda razonable? 

La cinta avanza con imágenes de Steve en su casa, con sus padres, el Sr. y la Sra. Harmon -Jeffrey Wright y Jennifer Hudson, respectivamente-, y su hermano menor. Visualizamos una vida tranquila, sin sobresaltos, pero en un vecindario difícil, en Harlem, Nueva York. Las escenas recorren los estudios de Steve en una escuela secundaria reconocida y su afición por registrar fotografías y videos de todo lo que ve y hace. Es más, participa de un taller de cine con el profesor Leroy Sawicki -Tim Blake Nelson-, quien en sus clases enfatiza la necesidad de encontrar historias, de contar esas historias, de mirar con un punto de vista personal y entregar así un aporte distintivo. 

La película transcurre entre el juicio, los interrogatorios y los recuerdos. Cada acción suma nuevos antecedentes al discurso. Descubrimos conexiones, motivaciones y también apremios. Vemos pequeños avances, algunos momentos de felicidad y otros de confusión. No es fácil el barrio, existe presión social, aunque Steve parece resistirla con entereza y dignidad. 

Esta cinta, basada en la novela de Walter Dean Myers, intenta explorar demasiadas de las capas de su intrincada trama y en algunas de ellas no lo consigue. Dirigida por Anthony Mandler y estrenada en el Festival de Cine de Sundance en 2018-, el metraje sí se logra internar en el acto de justicia primario, es decir, la decisión sobre la culpabilidad o inocencia de un acusado. El tema acá es que pocos tienen dudas, por eso el drama se torna aun más profundo. La película, siguiendo esa línea, se transforma en una denuncia social, un grito desesperado contra el sistema, contra los prejuicios y contra la arbitrariedad. 

No obstante la consistencia de su exposición, la cinta pronto inserta el componente del relato cinematográfico. Parece que nos propondrá cine dentro del cine, pero pronto abandona esa dirección. Sin embargo, para su argumentación conclusiva, es justamente este elemento el que resulta fundamental para entender, o al menos reflexionar, sobre la construcción global. Si nuestro protagonista parece culpable a los ojos de todos, tal vez su mejor defensa vendría ser lo inverso, es decir, elaborar un relato que refrende su inocencia a los ojos del jurado. En eso se sumerge la película y justamente es aquello lo que nos logra comprometer. ¿Cuál será el veredicto del jurado? ¿Culpable o inocente? ¿Un joven normal o un verdadero monstruo? La invitación, entonces, es a navegar en aguas turbulentas, visualizar detalles, acompañar los alegatos y observar cuidadosamente su desenlace. 

Ficha técnica 


Título original: Monster  
Año: 2018 
Duración: 98 minutos 
País: Estados Unidos 
Productora: Tonik Productions, Charlevoix Entertainment, Bron Studios, Get Lifted Film Company.  
Distribuidora: Netflix 
Género: Drama | Adolescencia. Drama judicial / Abogados/as. Crimen. Cine independiente USA 
Guion: Radha Blank, Colen C. Wiley, Janece Shaffer. Novela: Walter Dean Myers 
Música: Harvey Mason Jr. 
Fotografía: Dave Devlin 
Reparto: Kelvin Harrison Jr., Jeffrey Wright, Jennifer Hudson, ASAP Rocky, Jennifer Ehle, Tim Blake Nelson, Mikey Madison, Jonny Coyne, John David Washington, Lovie Simone, Paul Ben-Victor, Jharrel Jerome, Dorian Missick 
Dirección: Anthony Mandler

martes, 25 de mayo de 2021

Tu hijo

Disponible en Netflix.


Cirujano reputado, el doctor Jaime Jiménez -José Coronado-, lleva una vida rutinaria. Se le ve manejando desde su casa al Hospital escuchando noticias en la radio, también prepararse cuidadosamente para una riesgosa operación y llegando tarde a su hogar. En los pocos momentos de tiempo libre, sale a trotar junto a su hijo Marcos -Pol Monen-, una actividad que revitaliza su vida, no tanto por el ejercicio físico sino por el lazo emocional y cercano con el joven. Jaime tiene también una hija, Sara -Asia Ortega-, pero es más distante, reservada, tal vez tímida; el padre parece no tomarla mucho en cuenta, no sabe mucho de ella, de lo que siente, de lo que piensa o sobre sus intereses. La familia la completa su esposa Carmen -Ana Wagener-, de la que poco y nada conocemos. 

El punto de inflexión llega pronto. El Dr. Jiménez es sorprendido por el ingreso de Marcos al hospital en estado gravísimo. No le dejan acercarse, ni menos intervenir en la cirugía. El daño es severo, están tratando de salvarle la vida. Le han dado una paliza formidable a la salida de un club nocturno, al punto que no reacciona. Tiene funciones vitales comprometidas. 

Jaime, desolado, no sabe qué hacer. Pocos días atrás había salvado de la muerte a un menor y resuena en él una conversación con el padre del niño. “¿Usted tiene hijos?”, le interpelaba, “entonces sabe que es imposible no hacer nada.” 

Por supuesto, el caso de Marcos lo toma la policía pero no avanza prácticamente nada. Burocracias y procedimientos, cámaras de seguridad que entregan datos y muestran a los amigos del joven, declaraciones que van y que vienen, relatos confusos, diferentes versiones, incluso retractos. Jaime no está tranquilo, necesita algo más, y va por aquello. Se sumerge en el mundo nocturno que rodea el lugar de los hechos, averigua datos, se acerca a los responsables. En ese momento decide iniciar por su cuenta la búsqueda de justicia. 

El escenario que plantea el guion escrito por Miguel Ángel Vivas y Alberto Marini es desgarrador. El golpe que implica para Jiménez el compromiso vital de su hijo tiene consecuencias imprevisibles. Hasta ahí, un tercio del metraje, el director Miguel Ángel Vivas solo nos ha mostrado algunas secuencias, algunos hechos, aunque con ciertos planos cercanos y extensas escenas, adelanta parte de lo que vendrá a continuación y que constituirá lo fundamental de la historia. 

El Dr. Jiménez sufre profundamente y dentro de su desesperación elige entre caminos posibles. El tema es que nada le resulta suficiente para llegar a la verdad de lo sucedido. Uno de los agresores filmó la paliza, ¿cómo llega a él? Inicia una persecución ciega, sin medir lo que significa, tampoco teniendo certezas. Es como una intuición, más bien un impulso, algo irrefrenable, irresistible. 

La interpretación de José Coronado no solo es creíble sino también da cuenta de su gran solidez. Conocemos a este actor español por varios trabajos y acá observamos un paso más. Su personaje comienza una mutación, experimenta una transformación vital, íntima, descrita por sus movimientos, miradas y gestos mínimos que hacen visible lo que su alma experimenta. Señalar que gran parte del peso del relato está en sus hombros es bastante evidente, sin embargo, su adecuada construcción del rol permite que lo que gira a su alrededor tenga el espacio justo y el tono preciso. 

“Tu hijo” se sumerge en el oscuro fondo de la búsqueda de justicia que deriva de pronto en un camino de venganza. Volvemos a lo primigenio y básico del debate, sobre si el fin justifica los medios o el consabido ojo por ojo… El trasfondo del metraje es la cuestión social y esto se presenta tremendamente crudo, sin adornos ni dobleces. Si la autoridad no hace nada, las víctimas buscan compensación por su cuenta, con decisiones moralmente dudosas y comportamientos poco éticos. Aún teniendo claros estos conceptos, algo en el protagonista captura nuestra empatía y nos hace dudar y nos conflictúa. Aquello es bien interesante en esta película porque nos interpela directamente. 

En un thriller como pocos, Miguel Ángel Vivas juega con nosotros, dosifica información y nos incorpora lentamente al ruedo. Largos pasajes, muchos sin sonido, sin música, son compuestos para generar tensión, pero una tensión que no es simple o básica sino que aporta elementos de horror y también de terror. Y estas sensaciones no son externas, provienen del interior, de la mente, de los sentimientos, de lo que despierta la frenética lucha entre lo que es correcto y lo que Jiménez siente que debe hacer. La confrontación es enorme, la salida muy delgada. Y el guion no defrauda, porque ante descubrimientos que provocan giros, el relato despega y se fortalece con mayores grados de incertidumbre.  

Ficha técnica 

Título original: Tu hijo 
Año: 2018 
Duración: 103 minutos 
País: España 
Productora: Coproducción España-Francia; Apache Films, Las Películas Del Apache, La Claqueta PC, Ran Entertainment 
Género: Thriller. Drama | Venganza 
Guion: Miguel Ángel Vivas, Alberto Marini 
Fotografía: Pedro J. Márquez 
Reparto: José Coronado, Pol Monen, Asia Ortega Leiva, Ana Wagener, Luis Bermejo, Ramiro Alonso, Sergio Castellanos, Ester Expósito, Paqui Montoya, Vicente Romero, Sauce Ena 
Dirección: Miguel Ángel Vivas

jueves, 20 de mayo de 2021

Sospecha Mortal

Disponible en Netflix. 


La composición de un thriller es lo que marca su forma y posterior desarrollo. Hay, entre muchos otros, un menú de elementos, una historia central, un par de tramas secundarias y la selección de personajes. Nada asegura que la fórmula funcione pero si las piezas se combinan apropiadamente las posibilidades de éxito son mayores. ¿Sucede esto en “Sospecha Mortal”? Veamos. 

Pete Koslow -Joel Kinnaman-, es un exconvicto rehabilitado que colabora con el FBI para infiltrarse en la red polaca de tráfico de drogas en Nueva York. Su objetivo es claro y él asume perfectamente su papel. No es un rol principal, es parte de una cadena intrincada de mandos que saben muy bien cómo hacer las cosas. Bueno, en realidad saben muy bien cubrirse las espaldas mediante deslealtades y argucias que a cualquiera dejan fuera de juego.  

Wilcox -Rosamund Pike-, es el nexo directo con Pete, quien se comunica con él y le entrega detalladas instrucciones. La nueva misión es clara. El informante debe conducir a los agentes al gran jefe de la organización, interceptando un millonario intercambio, pero es película y naturalmente las cosas no salen como estaban previstas. 

El asunto se complica, ya que producto de una mala decisión y de una riña, muere un policía de la ciudad. El hecho marca un antes y un después, porque el protagonista es abandonado a su suerte por el FBI, se involucra la NYPD y el jefe mafioso condiciona la vida de los seres queridos de Pete a un plan para hacerse del control del tráfico de drogas carcelario. Significa que Koslow deberá volver a su reclusión, en Bale Hill, para operar bajo cuerda mientras su familia corre peligro, los federales intentan un contraataque y el agente Grens -Common-, de la policía de Nueva York, les pisa los talones a todos. 

La película, dirigida por Andrea Di Stefano y basada en la novela “Tres Segundos” de Börge Hellström y Anders Roslund, comienza con una larga exposición. Es necesario entregar detalles, entender las posiciones y ubicar a los principales protagonistas. Más argumento, menos acción. La idea es complicar un poco las cosas, para que nos preguntemos quién es quién y cuál es el papel de cada uno. Y resulta, porque claramente esas son las preguntas que nos hacemos. 

En la medianía, la cinta comienza a tomar más ritmo, sobre todo luego del reingreso de Koslow a prisión. Para él, su situación se hace cada vez más difícil y pronto se encuentra entre la espada y la pared. De su astucia dependerá su supervivencia, pero aun así no habrá nada seguro. Todo dependerá del camino que elija y que además las condiciones le acompañen. 

“The Informer”, mal titulada en español como “Sospecha Mortal”, salva sus propios obstáculos. No solo funciona, sino que engancha bastante cuando logramos sumergirnos en su trama. Kinnaman hace un buen papel, sin brillar, pero convincente. Pike, algo más distante que en otras ocasiones, apoya adecuadamente. Quienes más destacan son los secundarios de Common y Clive Owen, que interpreta al jefe del operativo del FBI. Ana de Armas, por su parte, aporta muy poco como la esposa de Pete, pero no es tanto por su actuación, sino más bien producto de la configuración requerida para crear su personaje. 

En resumen, la película es entretenida y posee todos los elementos de su género. Responde bien en su desarrollo, va de menos a más y resuelve las cosas adecuadamente. Pequeños giros, normales y nada estrambóticos, aportan algún grado de frescura y novedad, pero no interfieren mayormente en la cadencia conclusiva. No obstante cerrar bien, la puerta queda abierta para algo más. Veremos si la acción continúa, si hay material y posibilidades de extensión. Tal vez sí, o tal vez no. El tiempo lo dirá. 

Ficha técnica 

Título original: The Informer 
Año: 2019 
Duración: 108 minutos 
País: Reino Unido 
Productora: The Fyzz Facility, Thunder Road Pictures, Maddem Films Limited. Distribuidora: Aviron Pictures 
Género: Thriller | Crimen. Drama carcelario 
Guion: Matt Cook. Novela: Börge Hellström, Anders Roslund 
Música: Will Blair, Brooke Blair 
Fotografía: Daniel Katz 
Reparto: Joel Kinnaman, Rosamund Pike, Clive Owen, Common, Ana de Armas, Nasir Jama, Emanuel Coelho, Edwin De La Renta, John D. Hickman, Joanna Kaczynska, Tommy McInnis 
Dirección: Andrea Di Stefano

lunes, 17 de mayo de 2021

Raya y el Último Dragón

Disponible en Disney+ 


Hace mucho, mucho tiempo, humanos y dragones vivían en plena armonía. Era el mundo ideal, la paz se respiraba en todas partes y la fructífera convivencia estaba rodeada de ambientes positivos. Un verdadero paraíso. Pero el mal, siempre al acecho, se coló inesperadamente. La maravillosa tierra de Kumandra fue devastada por los Druun, unos malignos espíritus que petrificaron a las personas y también a los dragones. Ante tal aciaga desgracia, Sisu, el último dragón, concentró toda su energía y su magia en una gema que desterró a los Druun, revivió a los seres humanos, pero revivió a los dragones. 

Desde esa catástrofe, la gente se dividió en tribus que defendieron sus dominios a lo largo de este río gigante con forma de dragón. La lucha de poder entre los territorios de Colmillo, Garra, Cola, Lomo y Corazón (se llaman igual que las partes del dragón) fue tan intensa que la gema tuvo que ser custodiada celosamente en la Tierra de Corazón para protegerla de los ataques. Ni pensar en que pudiera caer en manos malignas, ser robada o usada para otros fines. 

La película comienza con Raya puesta a prueba por su padre, el Jefe Benja, guerrero y protector de la gema. El sueño de este hombre es la reunificación de Kumandra, algo que ve con buenos ojos con disposición y buena voluntad. Además, ha entrenado a su hija para ser guardiana de la gema, confía en ella, deposita el futuro en las acciones de su pequeño retoño.  

Pero el mal regresa y se inmiscuye por la primera vulnerabilidad que encuentra a mano. Al convocar una reunión de jerarcas de las tribus para avanzar en la unión de los pueblos, una joven princesa Namaari, de la Tierra Fang, se hace amiga de Raya, logra llegar hasta la gema, y permite un asalto armado que termina con la fragmentación en cinco partes del tesoro guardado. Cada pueblo se queda con una, pero los Druun han regresado; avanzan, destruyen y petrifican todo a su paso. Las divisiones crecen, las dudas y desconfianzas aumentan; nadie confía en nadie. 

Raya no puede olvidar lo acontecido. Han pasado seis años desde la división de la gema y durante este tiempo no ha descansado en su búsqueda de encontrar una esperanza, una solución, algo que revierta lo sucedido. Si al menos pudiera encontrar al último dragón, que, según la historia, se esconde al final del río. Acompañada de su fiel Tuk Tuk, recorre raudamente los confines de la tierra agotando posibilidades, aferrada a la ilusión de salvar a su padre, a su pueblo, restaurar la paz y volver a unir a las fragmentadas tierras. 

Esta nueva película de Disney es muy bonita. Y no es solo por su notable confección técnica y artística, sino porque va un poco más allá, explorando personajes y temáticas que resultan tremendamente actuales. 

Desde el punto de vista formal, la cinta tiene un diseño que sorprende desde un comienzo. La calidad de la animación no es sorpresa, sin embargo la cantidad de detalles presentes merecen reconocimiento. Colores brillantes, una edición vertiginosa y activos movimientos de cámara, entregan al relato características vibrantes. Las aventuras se potencian con efectos visuales, las coreografías poseen gracia y estilo, es divertida y emotiva en sus diálogos y cada uno de los personajes tiene un adecuado espacio de desarrollo. Naturalmente brilla Sisu, la dragoncita de agua, que se roba la pantalla desde aparece en escena, grácil y sencilla, llena de ternura, inocencia y buenas intenciones. 

En cuanto a su fondo, la cinta es preciosa en afirmar el valor de la confianza como pilar fundamental. Si bien vemos que es justamente su vulneración lo que genera el caos y el regreso del mal, la película nunca pierde su horizonte y enfatiza que solo recuperando esa confianza perdida será posible erradicar el espíritu destructivo. El filme también explora otros valores, como la osadía, la valentía, la fidelidad, la amistad, el acompañamiento, la lealtad y el sueño de un mundo mejor, entre otros. La bondad se abre paso en la mayoría de las secuencias, mientras el engaño, la mentira y la soberbia son castigadas cada vez que se asoman en la historia. 

Mención especial para la partitura de James Newton Howard. Es realmente una joya. Al observar -y sentir- la sincronía con la imagen, y al darnos cuenta de la capacidad que tiene de generar emociones -intriga, nerviosismo, calma, ensoñación-, descubrimos que la música se transforma en otro personaje. Los sonidos adquieren personalidad, nos hacen transitar entre estados anímicos y además realzan una composición gráfica que se despliega, brillante, como un arcoíris multimedia que nos toca el corazón. 

“Raya y el Último Dragón”, que además incorpora rasgos asiáticos en sus personajes, no solo es vertiginosamente entretenida, sino que además obliga a reflexionar sobre su médula central. El empoderamiento de la joven Raya para lograr su objetivo, el trabajo en equipo que debe ejecutar, la incansable voluntad de completar su misión, la fortaleza que adquiere producto de cada batalla que debe enfrentar, y principalmente la enseñanza de “dar el primer paso”, son algunos de los temas principales de esta excelente animación. Prolijo trabajo de los directores Don Hall y Carlos López Estrada, y de los co-directores Paul Briggs y John Ripa; nos hacen soñar que un mundo mejor es posible si nos unimos para conseguirlo. Y esto, que puede parecer una utopía, es justamente lo que necesitamos hoy en día. ¿Qué esperamos? ¡Pasemos del sueño a la acción, demos el primer paso! 

Ficha técnica 

Título original: Raya and the Last Dragon 
Año: 2021 
Duración: 114 minutos 
País: Estados Unidos 
Productora: Walt Disney Animation Studios. Distribuidora: Walt Disney Pictures, Disney+ 
Género: Animación. Fantástico. Aventuras | Dragones 
Guion: Qui Nguyen, Adele Lim. Historia: Paul Briggs, Don Hall 
Música: James Newton Howard 
Fotografía: Animación 
Reparto: Animación 
Dirección: Don Hall, Carlos López Estrada, Paul Briggs, John Ripa

viernes, 14 de mayo de 2021

La Última Nota

Disponible en Netflix. 


Sir Henry Cole -Patrick Stewart-, ha regresado a los escenarios luego de años de silencio. Prodigio del piano y poseedor de una exuberante interpretación, sus recitales convocan multitudes que le siguen e idolatran. Pero solo una parte de Henry está de regreso. Hay otra, íntima y profunda, que se encuentra desprendida de su cuerpo. Puede ser su alma, el recuerdo de su gran pérdida, o también el extravío del sentido de la vida, o del arte que ejecuta, o del por qué y el para qué lo lleva a cabo. 

Paul -Giancarlo Esposito-, su agente, es un motor incansable. Gran amigo y siempre cercano, lo contiene en la medida que puede, sin embargo Henry se ve perdido, dubitativo, temeroso. ¿Pánico escénico? Puede ser, pero solo en parte. ¿Memoria, lapsus, temor a la mente en blanco? También en parte. Pero hay algo más, mucho más intenso, imperceptible, subterráneo. Un hilo fino y delgado de intenso dolor y sinsentido que tiende a paralizarlo, inmovilizarlo. 

Luego de un vibrante concierto, el pianista ofrece una ronda de preguntas a periodistas acreditados. Allí conoce a Helen Morrison -Katie Holmes-, una joven reportera de The New Yorker quien le solicita una entrevista exclusiva pues se encuentra escribiendo una crónica sobre él. Pero Cole es solitario y rehuye la exposición, por lo que se niega. Un encuentro posterior en el Steinway Hall los reúne nuevamente, y a raíz de una imaginativa improvisación, acuerdan juntarse y la postergada entrevista se lleva a cabo en los días siguientes. 

Las preguntas sobre la vida y la trascendencia, sobre el arte, la interpretación y también acerca de los recuerdos, se toman sus reuniones. Surge amistad, cercanía, acompañamiento y admiración mutua. Henry parece despertar de un letargo; Helen se percibe cómoda y animada. En el escenario, Henry sufre un percance pero logra continuar gracias a la oportuna intervención de la joven. Acto seguido, en una de las escenas más conmovedoras de la cinta, vemos cómo el maestro acoge a un joven estudiante de piano que lo visita en su camarín luego del concierto. 

Esta película escrita por Louis Godbout y dirigida por Claude Lalonde es fundamentalmente reflexiva. El guion es pausado, no tiene apuro, confía en que cada escena y cada secuencia transcurra con mínimos avances, donde parece que no pasa nada. Pero esto es aparente, porque lo que sucede es que se despierta gradualmente nuestro compromiso emocional con el protagonista, un proceso invisible e imperceptible, delicado y finamente estructurado. 

Es muy curioso que se filme una película de estas características, sobre todo en los tiempos que corren. Como músico, reconozco que me toca profundamente. Tiene un sinfín de detalles que son parte de mi mundo. Comenzar con el tercer movimiento de la Sonata “Appassionata” de Beethoven, luego seguir en pantalla la partitura de la Fantasía de Schumann, y así, una pieza tras otra, tiene un encanto especial. Posee una banda sonora que uno quisiera independizar de la acción que transcurre en la pantalla. Si a lo anterior le sumamos un ejemplo poco presente en muchas películas y que se refiere a la ejecución, sorprende el gran trabajo respecto a las manos del actor sobre el piano. Hay efectos de edición espléndidos y un coaching excelente, que, sumado al trabajo de Allan Sutton como doble de Patrick Stewart sentado al piano, entrega una confección precisa. Es notable la sincronía y el toque de realidad que se imprime en cada secuencia, lo que sin duda es un aporte técnico fundamental, en extremo cuidadoso y perfectamente logrado. 

Los diálogos de este filme son profundos y trascendentes, tanto como sus silencios. Aquella lentitud en el proceso de construcción puede exasperar a algunos, pero entrega al relato una gran consistencia. Me llegó bien adentro, sin duda, no obstante que en el último tercio tiende a caer en una inercia desde la que se resiste a salir para concluir con un predecible final. Mención especial a la fotografía y a la asociación paisaje-música; surte el efecto de un bálsamo, seduce, aquieta, abre el corazón. 

“Coda”, su título original, es una película sensible y que tal vez no esté dirigida a todo público. La veo más desarrollada para intérpretes y amantes de la música. Si bien tiene elementos ya vistos y ciertos lugares comunes, se atreve a sumergirse en la intimidad de un artista en el ocaso de su carrera y de su vida. “Coda” es muy apropiado como título -es una singular particularidad en la música que implica un material extra al final, es decir, literalmente una cola-. pues la analogía con la vida resulta muy acertada y se retrata perfectamente en el metraje. 

Podría extenderme mucho más, describir las piezas que se suceden o desglosar aún más sus múltiples detalles, pero no es el caso. La cinta se inclina hacia el proceso musical, sin embargo intenta equilibrar. Me gustaría saber cómo le llega a otras personas, más alejadas o con menos afinidad por la así llamada música clásica. 

Para concluir, dos menciones importantes. Todas las interpretaciones de la cinta están a cargo del pianista ucraniano Serhiy Salov, quien también aparece al final de la película. Y lo segundo, la recordada frase de Nietzsche, “La vida sin música sería un error". Tener a la vista esta sentencia me emociona profundamente y no puedo estar más de acuerdo. La cinta la utiliza y explora otro detalle muy profundo, pero comentarlo daría curso a un texto adicional que no cabe en estas limitadas líneas. 

Banda sonora disponible en YouTube

Ficha técnica 

Título original: Coda 
Año: 2019 
Duración: 96 minutos 
País: Canadá 
Productora: 1976 Productions, Clinamen Films. 
Distribuidora: Gravitas Ventures 
Género: Drama | Música 
Guion: Louis Godbout 
Fotografía: Guy Dufaux 
Reparto: Patrick Stewart, Katie Holmes, Giancarlo Esposito, Abdul Ayoola, Letitia Brookes, Don Anderson, Drew Davis, Nicholas Haze, Beat Marti, Silvana Sanchez, Patrick Ryan, Paul Van Dyck, Catherine St-Laurent 
Dirección: Claude Lalonde

jueves, 13 de mayo de 2021

La Despedida

Disponible en Cinemark.cl 


Lily -Susan Sarandon-, convoca a su familia. Quiere despedirse de sus cercanos porque ha tomado la decisión de terminar el sufrimiento que le provoca padecer esclerosis lateral amiotrófica (ELA). La eutanasia -en un estado en el que no se permite este procedimiento-, contará con el apoyo de Paul -Sam Neill-, su marido, quien además es médico. 

Llega la hija mayor, Jennifer -Kate Winslet-, con su marido y con su hijo. También concurre la menor, Anna -Mia Wasikowska-, con su pareja, además de Liz -Lindsay Duncan-, una amiga cercana que genera algunos reparos. No es un grupo numeroso, la casa es grande y acogedora. Está al lado del mar, en un entorno hermoso y cristalino. Los anfitriones se encargan de acogerles con generosidad, con amplitud y amabilidad. El motivo de la reunión es trascendente, los invitados lo conocen previamente, pero aun así se percibe temor al tratar el tema. 

La reacción que cada miembro de la familia tiene ante esta situación es diferente. Va desde la negación al cuestionamiento, desde el entendimiento a la compasión, desde el rechazo a una débil aceptación. Los diálogos son cuidados, se cruzan con miradas veladas y aperturas que se dan solo en privado. Se percibe una contención en lo explícito, la precaución de no invadir, de no contrariar. Pero la situación es tremendamente delicada. Es imposible no tocar fibras íntimas, pasar a llevar opiniones, discutir, desenterrar conflictos, exponer vulnerabilidades, dejarse llevar por la intensa emocionalidad que reviste la decisión que Lily ha tomado. 

Basada en un guion de Christian Torpe y remake de “Stille hjerte”, película danesa del 2014, “Blackbird”, su título original en inglés, representa un tema actual y urgente. Estamos en presencia de un caso particular, donde la creciente incapacidad producto del inevitable avance de la enfermedad y los dolores cada vez más agudos, impulsan una decisión radical, tal vez la más radical de todas. Podría, perfectamente, ser un suicidio, pero en este caso la voluntad es tener una muerte asistida, y además transparente, comunicada previamente a los cercanos, en un momento en el que no se percibe incapacidad mental sino una indescriptible angustia por una situación irreversible, que tarde o temprano llegará a su fin. 

No son pocas las películas que tratan este tema, con diversas formas y desde diferentes ángulos. Aun así, no deja de conmover, porque cada caso es especial y único. En el desarrollo de esta cinta, llama la atención la entereza y convicción de la protagonista. No existe asomo de duda, menos de alguna posible vacilación. Todo es tan claro, que incluso Lily se da maña para bromear. Y no es que no lo tome en serio, sabe lo difícil que es para quienes se quedan, cuánto les afecta y lo que significa para cada persona. Pero es su voluntad. La decisión está tomada. 

La ausencia de primeros planos provoca que estemos distantes de cada escena. Cuando los hay, o se filman de costado o bien hay más de un rostro en el encuadre. Creo que eso nos aleja, no vemos el brillo de los ojos, el detalle de cada mirada, la textura de la piel, el aura personal. Estamos lejos. Los planos son, en general, medios y amplios. El director Roger Michell nos sitúa como observadores, no nos permite ingresar a las escenas, impone obstáculos a la empatía que podríamos desarrollar. Está bien, son decisiones, en este caso sus decisiones; debido a aquello no estamos junto a los protagonistas, estamos afuera, y nos separa un abismo. 

Es cierto que la tentación de caer en el melodrama no es menor, y es algo que esta cinta evita muy bien. Sin embargo, estimo, se inclina hacia el otro extremo y nos impide conectar de mejor forma con el drama que observamos. Es más, la secuencia más importante, la que tiene más fuerza emocional, queda trunca, nos desplaza, nos recuerda que solo somos espectadores pasivos. 

Reconozco que tenía más expectativas con esta película y francamente me decepcionó. Esperaba un mejor desarrollo, una convicción más profunda, una fuerza íntima que apelara a la emoción más que a la razón. Incluso al ver el elenco, considero que no está aprovechado al máximo de su potencial. Si bien son actuaciones más que correctas, algo las frena, las contiene y las inmoviliza. 

“La Despedida”, aun considerando todo lo anterior, creo que debemos verla. Y la recomendación es indudablemente por su trascendente temática y por el desarrollo abordado en esta oportunidad. Independiente de lo más o menos logrado de esta puesta en escena, lo más importante es la colisión de valores que representa: el valor de la vida y el respeto a la libertad individual, ¡qué conflicto más impactante! Argumentos en favor de uno y de otro, principios fundamentales, consideraciones éticas, morales y sociales. Complejo es una palabra demasiado sencilla para describir todo lo que una decisión así involucra. El mérito de esta cinta es poner nuevamente el tema en una representación artística, al alcance de muchas personas, para provocar discusión y reflexión. Ojalá sea con altura de miras, respetuosa y también, naturalmente, informada. 

Ficha técnica 

Título original: Blackbird 
Año: 2019 
Duración: 97 minutos 
País: Estados Unidos 
Productora: Millennium Films, Eclectic Pictures, Busted Shark Productions, SF Studios. Distribuidora: GEM Entertainment 
Género: Drama | Familia. Enfermedad. Remake 
Guion: Christian Torpe 
Música: Peter Gregson 
Fotografía: Mike Eley 
Reparto: Susan Sarandon, Kate Winslet, Mia Wasikowska, Sam Neill, Rainn Wilson, Lindsay Duncan, Bex Taylor-Klaus, Anson Boon 
Dirección: Roger Michell

miércoles, 12 de mayo de 2021

Amor, Bodas, y Otros Desastres

Disponible en Cinemark.cl 


En la primera secuencia de esta película se ve a un hombre nervioso, asustado, histérico, mientras que la joven que le acompaña parece dueña absoluta de la situación. Van en un avión, con cascos, mucho ruido, y cuando la altitud es apropiada se acerca el momento crucial y deben saltar. Vamos, un poco a la fuerza… caen rápidamente, vuelan, el aire opone poca resistencia al vertiginoso descenso, y uno de los dos paracaídas no se abre; el salto al vacío se complica. Caen literalmente encima de una idílica boda al borde de un lago y dejan un singular desastre. 

La descripción anterior entrega a la protagonista, Jessie -Maggie Grace-, su apodo de “rompebodas”, pues claro, los videos de la escena se han viralizado como la espuma en el mar. Gran problema para la joven, porque justamente acaba de ser contratada para planificar el matrimonio del candidato a alcalde de la ciudad, desafío que se hace aun más exigente y complicado al tener que convencer al refinado Lawrence Phillips -Jeremy Irons-, un reputado experto en banquetes y ceremonias, que trabaje con ella en la producción de aquel magno evento. 

El cuadro principal se completa con una pareja que participa en un concurso de TV -el hombre es hermano del candidato y la mujer tiene algunos enredos pendientes-, a quienes se suma el Capitán Ritchie, un guía turístico local que busca a una mujer que le dejó embelesado, Mack -Diego Boneta-, un músico que tiene una banda de música, y Sara -Diane Keaton-, una mujer no vidente que traba amistad con Lawrence luego de una cita a ciegas. 

Esta cinta, dirigida por Dennis Dugan y escrita por el mismo director junto a Eileen Conn y Larry Miller, resulta tan liviana como una pluma. Su simplicidad es extrema, e incluso se pierde en la banalidad de situaciones que son dibujadas con un manual de estereotipos. Acusa, entre otros aspectos, debilidades de narración, escenas inconexas y errores de edición, algo extraño para los días actuales. 

Llama aún más la atención la presencia en el reparto de los consagrados Diane Keaton y Jeremy Irons. Curioso, por decir lo menos, sin embargo su presencia sin duda llama a las audiencias, entrega valor, y seguramente aporta una cuota importante al marketing de la distribución. 

Aún tomando en cuenta las consideraciones anteriores, la película sobrevive y resulta agradable. Primero, porque sabemos de antemano que será algo gracioso, sin ninguna exigencia mayor, solo para distraernos y pensar en otra cosa. Segundo, porque no todas las películas deben ser profundas y vitales; también las hay simples y sin gran contenido, y mientras estas últimas no traten de ser consideradas como las primeras, todo bien, nobleza obliga. Y en tercer término, porque al ver “Amor, Bodas y Otros Desastres” podemos, sin culpa, conversar entremedio, disfrutar un postre, tomar un café, reírnos y pasar un rato agradable en familia. 

Ficha técnica 

Título original: Love, Weddings & Other Disasters 
Año: 2020 
Duración: 90 minutos 
País: Estados Unidos 
Productora: Align, Construction Film, Convergent Media, Fortitude International 
Distribuidora: GEM Entertainment, Saban Films 
Género: Comedia. Romance | Comedia romántica 
Guion: Eileen Conn, Dennis Dugan, Larry Miller 
Música: Dennis Dugan, Noah Needleman, Keaton Simons 
Fotografía: Nick Matthews 
Reparto: Diane Keaton, Jeremy Irons, Maggie Grace, Andrew Bachelor, Diego Boneta, Dennis Dugan, Todd Stashwick, Jesse McCartney, Chandra West, Richard Kline, Veronica Ferres, Caroline Portu, Elle King
Dirección: Dennis Dugan

martes, 11 de mayo de 2021

Por la Vida!

Disponible en arcadiafilms.cl 


Ruth Weintraub -Hannelore Elsner-, debe abandonar su departamento para ser reubicada en los suburbios. Se resiste, es un cambio radical, pero no hay vuelta atrás. La mudanza hace su trabajo y Ruth debe dirigirse a su nuevo hogar. Nadie empatiza con ella, salvo el joven Jonas -Max Riemelt-, que le ofrece llevarla a su destino. 

El pasado de la mujer es traumático. Como judía, vivió los horrores de la guerra y los abusos nazis. Libró de la muerte por poco, quedando con cicatrices y heridas profundas, especialmente en el plano emocional. Era cantante, lo recuerda como si fuera solo ayer. Rodeada de personas, era el alma del cabaret, su voz despertaba admiración y el espectáculo giraba siempre en torno a su atractiva figura. 

La conexión entre ambos protagonistas surge de manera muy diferente. A Ruth, Jonas -que lleva una vida nómade, duerme en su camioneta, y de quien no sabemos mucho más- le recuerda a su novio Victor, mientras que para el joven, esta mujer mayor necesita ayuda de manera urgente. Las circunstancias los unen y los hechos generan un vínculo especial que incide directamente en el desarrollo de sus vidas. 

La historia filmada por Uwe Janson es intensa. Con ritmo cadencioso, la cinta explora nexos entre presente y pasado -una película dentro de la película, donde Ruth joven es interpretada por Sharon Brauner-, momentos en que el encuentro casual entre ambos protagonistas deja al descubierto aquella desesperanza compartida y la necesidad de una nueva oportunidad. 

La cámara del cineasta es hábil en crear atmósferas, usando capas de textura y colores que envuelven la nitidez de cada toma. Si bien el tono contemplativo pudo requerir más fuerza, el director logra comunicar el sufrimiento interior de sus actores. Incluso, de manera velada, imprime confusiones que aparentemente no tienen propósito, para dejar claros los estados emocionales de los personajes y para destacar fuertemente el momento en que descubren que tienen algo más en común. 

La cinta pone de relieve el trauma nazi y deja como interrogante la capacidad de superarlo. También habla de la soledad y el abandono, del sufrimiento y la negación de la realidad. El llamado de atención radica en encontrar una razón para vivir, en involucrar a otros, en preocuparse por otros. Está en juego la libertad y la decisión individual, sin embargo observamos un acento en el reconocimiento y en la aceptación, en el coraje y en la búsqueda de acompañamiento que lleve a la esperanza . 

“Auf Das Leben!” -Lajaim! - לחיים - en hebreo, es un brindis como homenaje a la vida-, cobra sentido al recorrer pacientemente su metraje. Cuando todo parece perdido, cuando no hay salida, cuando nada tiene sentido, en ocasiones se conjugan los astros para provocar encuentros como el de Ruth y Jonas. Eso es, tal vez, lo más notable del relato y quizás el mensaje más importante, porque la vida se abre paso y entrega maravillosas sorpresas cuando menos se las espera. 

Ficha técnica 

Título original: Auf Das Leben! 
Año: 2014 
Duración: 86 minutos 
País: Alemania 
Productora: CCC Filmproduktion 
Género: Drama 
Guion: Stephan Glantz, Volker Kellner, Thorsten Wettcke 
Música: Martin Stock 
Fotografía: Peter-Joachim Krause 
Reparto: Sharon Brauner, Mathieu Carrière, Hannelore Elsner, Catherine H. Flemming, Nikola Kastner, Timothy Peach, Markus Maria Profitlich, Max Riemelt, Andreas Schmidt, Aylin Tezel 
Dirección: Uwe Janson

lunes, 10 de mayo de 2021

Te Veo

Disponible en Netflix. 


La televisión se enciende repentinamente, se cae un jarrón en el patio, se prende la música en forma inesperada ¿A qué se debe? Son cosas extrañas que se dan en la casa de la familia Harper y que no tienen explicación. Se suman otras. Desaparecen objetos, se cierran puertas, los misterios aumentan. Todo apunta a la conjunción de hechos paranormales, pero… 

Greg Harper -Jon Tenney-, es detective. Indaga la desaparición de un joven de diez años en el bosque. La policía ha encontrado la bicicleta pero no al chico. Greg también tiene problemas en su familia, debe enfrentar la infidelidad de su esposa Jackie -Helen Hunt-, y además lidiar con su hijo adolescente. La carga es alta, la tensión creciente, por lo que si sumamos los extraños fenómenos, el escenario se hace más difuso y la salida no se ve sencilla. 

De la mano de una buena fotografía aérea y movimientos rápidos, el director Adam Randall construye un thriller enigmático. El guion, escrito por Devon Graye, no entrega demasiadas luces en su inicio. Las escenas parecen fragmentos, secuencias sueltas, aparentemente sin relación, como a la espera de alguien que haga el trabajo de unir las piezas de un rompecabezas que, en la medida que avanzan los minutos, aumenta en complejidad y dificultad. 

No es fácil describir la cinta, o sus hechos, sin adelantar situaciones que podrían arruinar las sorpresas. No lo haré. Solo diré que desde la mitad es otra película y todo se trata de perspectivas. Cuando creemos saber lo que sucede, esta cinta nos cambia la mirada al agregar aspectos imprevistos que nos ponen de cabeza. Y no es todo, porque los giros continúan y nos pillan desprevenidos. 

La cinta es intrigante. Reconozco que me parecía una película más de terror, pero a poco andar me cambió la visión porque dio paso a una cinta de suspenso, de retención, donde los elementos no calzan y necesitan explicación, donde requerimos conocer más detalles y nada se anticipa, aunque conozcamos varios de los sucesos. 

La forma de abordar la historia resulta interesante, incluso cautivadora. La creación de atmósferas está bien lograda y refleja fielmente lo que estamos observando. Si bien, en mi opinión, hay un abuso de movimientos rápidos y tomas desde el aire, son detalles que entregan un ritmo especial a una narración que no sería tan ágil por sí misma.  

Si recordamos el título -“Te Veo”- mientras vemos la primera parte del metraje, es posible que obtengamos una pista. La cámara, justamente, entrega la perspectiva de los protagonistas, pero esa mirada no es completa. Hay ángulos distintos, enfoques diferentes y principalmente una cadena de sucesos donde nos falta información importante para poder componer algo cercano a la realidad. Es interesante recordar que, aunque nosotros seamos los espectadores, tampoco tenemos el panorama completo. Solo observamos lo que quieren que observemos y también construimos lo que quieren que construyamos. 

Si sumamos todos los elementos que “I See You” pone en escena, el resultado es satisfactorio. Tal vez no recordaremos los detalles ni tampoco haremos una profunda reflexión porque ese no es su objetivo. Lo que sí obtendremos, y por una hora y media, es sumergirnos en un mundo cada vez más oscuro, desafiados a descubrir lentamente la relación de los hechos y, hasta último minuto, sin certeza alguna de cuál será la ubicación final de cada una de sus piezas. 

Ficha técnica 

Título original: I See You 
Año: 2019 
Duración: 95 minutos 
País: Estados Unidos 
Productora: Head Gear Films, Kreo Films FZ, Local Hero, Metrol Technology, Zodiac Features, Zodiac Holdings. Distribuidora: Bankside Films 
Género: Intriga. Thriller. Terror | Secuestros / Desapariciones. Crimen 
Guion: Devon Graye 
Música: William Arcane 
Fotografía: Philipp Blaubach 
Reparto: Helen Hunt, Jon Tenney, Judah Lewis, Owen Teague, Libe Barer, Gregory Alan Williams, Allison King, Erika Alexander, Jennifer Grace, Adam Kern, Riley Caya, Sam Trammell, Nicole Forester
Dirección: Adam Randall

viernes, 7 de mayo de 2021

Corre

Disponible en Netflix.

Diane -Sarah Paulson-, es una madre abnegada. Cuida de su hija hasta en el más mínimo detalle. Chloe -Kiera Allen-, padece varias enfermedades que arrastra desde su prematuro nacimiento -asma, arritmia cardíaca, hemocromatosis, diabetes, parálisis-, por lo que sin la debida asistencia es difícil enfrentar su día a día. Aun así, la joven es inquieta, acaba de postular a la Universidad de Washington y tiene gran interés en la tecnología y la ingeniería. No parece achacarse por su condición, se le ve fuerte, activa en los estudios y convencida que puede conseguir lo que se proponga. 

Como Chloe toma una gran cantidad de medicamentos, presenta efectos secundarios, como vómitos y malestar. Un descubrimiento casual de una etiqueta en una caja de remedios le despierta sospechas. Comienza a investigar, se da cuenta de algo extraño, quiere saber qué compuesto es el que está tomando, se llena de preguntas y lamentablemente se encuentra lejos de encontrar respuestas. 

La secuencia de estos hechos nos hace cambiar la percepción. Diane ejerce cuidados sobreprotectores pero comenzamos a dudar de sus reales intenciones. Descubrimos, junto a Chloe, que en realidad lo que parece ser un bien es todo lo contrario. La verdad de las cosas es que la joven no está a salvo con su madre, está en peligro, es decir, se hace carne aquel famoso dicho que señala que “el remedio es peor que la enfermedad”. 

No es bueno entregar más detalles de la trama de esta película. Sabemos lo principal y entendemos, desde su título, que la joven debe ser capaz de romper la dinámica y escapar. El tema es cómo se presentarán los hechos, de qué manera se desarrollará la historia y cuál será la forma de cerrar el relato. 

Escrita por Sev Ohanian y el mismo director Aneesh Chaganty, el guion es inteligente en mostrar algunos hechos y ocultar otros. De esa forma, al develar pequeños detalles, avanza lentamente y genera la tensión. Si bien podemos hablar de terror psicológico -la música ayuda bastante a generar esa atmósfera-, lo cierto es que presenciamos un tipo de horror maternal. Y se siente en la piel de la actriz Kiera Allen, quien por lo demás, es la segunda actriz en silla de ruedas en protagonizar un filme de suspenso después de Susan Peters en 1948. Ella no actúa su discapacidad, es su realidad. 

Sarah Paulson configura su personaje con todos los recursos que ya le conocemos. Basta mirarla para advertir que en el fuero íntimo existen conflictos, contradicciones y segundas intenciones. En su mirada, en su lenguaje, incluso en sus intervenciones de mayor contención, exhibe un aura que genera evidente temor. Si bien explota su rol, la química lograda con Kiera Allen potencia a ambas actrices, resultan fieras contrapartes, diferentes y complementarias, polos opuestos que se necesitan mutuamente. 

“Run.” funciona bien. Su ritmo es creciente y el misterio aumenta minuto a minuto. Insisto, no se trata del papel que juega cada una en el puzzle porque eso lo sabemos de antemano. Acá las preguntas son otras. ¿Qué impulsa esta torcida protección? ¿Por qué? ¿Cuál es el motivo? ¿Cómo se rompe el círculo tóxico y se resuelve la historia? Allí está la sustancia y la intriga de este interesante thriller. 

Ficha técnica 

Título original: Run 
Año: 2020 
Duración: 89 minutos 
País: Estados Unidos 
Productora: Lionsgate . Distribuidora: GEM Entertainment 
Género: Terror. Thriller. Intriga | Adolescencia. Maternidad. Enfermedad. Discapacidad. Familia 
Guion: Aneesh Chaganty, Sev Ohanian 
Música: Torin Borrowdale 
Fotografía: Hillary Spera 
Reparto: Sarah Paulson, Kiera Allen, Pat Healy, Sara Sohn, Bradley Sawatzky, Erik Athavale, Sharon Bajer, Onalee Ames, David Swim, BJ Harrison, Joanne Rodriguez 
Dirección: Aneesh Chaganty

miércoles, 5 de mayo de 2021

Mi Obra Maestra

Disponible en Netflix. 


Al menos curiosa resulta esta cinta escrita y dirigida por Gastón Duprat. Digo curiosa, no obstante tal vez no es su mejor descripción, pero lo señalo dado que por su revestimiento genera curiosidad. ¿Es un drama o una comedia? Veamos. 

Guillermo Francella es Arturo, un galerista que ama Buenos Aires. Se siente a sus anchas y describe la capital de Argentina como pocos saben hacerlo, desde el corazón. Un tanto sofisticado y carente de escrúpulos, este hombre gestiona, al parecer con bastante éxito, su propio espacio de arte en el centro de la ciudad. 

Luis Brandoni, por su parte, encarna a Renzo, un pintor cuyos días de gloria han quedado en el pasado. Exitoso varias décadas atrás, sus obras ya no consiguen ventas y aquello deriva en un deterioro de su calidad de vida, tanto material como existencial. 

Arturo y Renzo son dos amigos entrañables. Su amistad de mil años los ha conducido por distintas suertes y diversas situaciones, como parte de un pasado que Arturo se niega a dejar atrás. Obsesionado por ayudar a su amigo, intenta colocar sus pinturas, inventa muestras, consigue encargos y busca por todos lados una esquiva ventana por la que ingrese dinero. Todos intentos vanos, porque el hosco y rebelde artista no da su brazo a torcer, insiste en sus puntos ideológicos y parece que ya no quisiera vivir más. 

Hasta este momento, la película se interna en un drama de existencia -el artista en su ocaso- y roza la comedia para poder alivianar la carga. Personajes como la joven amante del pintor y ese porfiado joven español que quiere ser su alumno a toda costa, Alex -Raúl Arévalo-, son píldoras que acentúan el conflicto interior que acosa a Renzo. 

Un accidente gatilla la primera vuelta de tuerca, el primer giro, y que anticipa, en parte, lo que veremos a continuación. El foco cambia, y la película se sumerge en una arena diferente, consiguiendo, tal vez sus mejores pasajes. Vemos, en ese instante, parte de la historia de estos amigos, su soporte emocional, los lazos imperecederos que les unen, pese a cualquier incidente, todo esto junto a una genuina voluntad de seguir unidos. Y atención, sin dejar de lado el tono lúdico de los diálogos y tampoco los sutiles toques de humor negro que recorren las líneas del buen elaborado guion. 

Para cerrar aquel momento central, observamos cómo Arturo orquesta un plan para reflotar el nombre del pintor, revalorizar su obra y conseguir el anhelado reconocimiento artístico y económico. El tema avanza, y bastante bien, pero claro, aparece el segundo gran giro de la historia, cuando la película entra ya en su sección final. ¿Cómo se cierra el metraje, cuáles son los posibles caminos de solución? 

Francella y Brandoni realizan geniales caracterizaciones. Sus personajes infunden prestancia, y, cada uno en su rol, alimentan esa aura especial que tiene mucho de teatralidad. Sus conversaciones, agudas y llenas de sarcasmo, dejan entrever posiciones disímiles, solo superables por una fuerza interior difícil de describir. En esos momentos vemos cómo esta obra flota entre el drama y la comedia, sin puntos radicales o claros que marquen acentos que le inclinen hacia uno u otro lado. Esto, que es virtud, se transforma tal vez en su punto más delgado, porque no permite definir algunas situaciones que se resuelven abruptamente, sin desarrollo, casi mágicamente, carentes de cuestionamientos o de procesos de elaboración. 

“Mi obra maestra” se disfruta de principio a fin. Sostiene la intriga, atrapa en la medida justa y nos mantiene con la sonrisa a flor de piel. Tanto por la ductilidad de sus protagonistas -dejando de lado un par de secundarios de poco relieve-, como por un hilo conductor enrevesado, la cinta se consolida gracias a un apropiado nivel de compromiso. Y no son pocos los temas que aborda para esos efectos, no solo el arte y su valor, o el reconocimiento autoral, o el negocio de las transacciones. También están presentes la especulación, el aprovechamiento de las condiciones, la riqueza, el orgullo, etc. Encontramos asimismo la representación, ya lo dijimos, del mundo desde el propio artista, donde las frases de Renzo resultan especiales, pinceladas agudas con dejos de nostalgia que quedan flotando en el ambiente etéreo de la creación. 

El valor de la amistad, de esas que realmente son a toda prueba, es lo que emerge al hacer una reflexión global. Podemos discutir los medios, podemos cuestionar la forma, pero la amistad se sobrepone a cualquier circunstancia. Y Arturo y Renzo no solo parecen amigos, son mejores amigos, casi hermanos. Ojo con la escena en la clínica, tal vez la más lograda, donde Brandoni no parece actuar sino que vive su personaje. Hay que conocer artistas así para comprender lo bien actuado de su rol a lo largo de todo el metraje. 

Vuelvo a la palabra inicial, y es porque “Mi obra maestra” en verdad me despertó curiosidad. Bien actuada, bien filmada, con bella fotografía de locaciones y una banda sonora adecuada, la película contiene cien minutos que se pasan volando, y que al final de la reproducción agradecemos haber presenciado. Y esto es algo que no todas las películas consiguen, por lo que agradezco mucho la recomendación que me hicieron para llegar a ella. ¡Un acierto! 

Ficha técnica 

Título original: Mi obra maestra 
Año: 2018 
Duración: 100 minutos 
País: Argentina 
Productora: Coproducción Argentina-España; Televisión Abierta, Arco Libre, Mediapro 
Género: Comedia. Drama | Comedia dramática. Amistad. Pintura 
Guion: Andrés Duprat 
Música: Alejandro Kauderer, Emilio Kauderer 
Fotografía: Rodrigo Pulpeiro 
Reparto: Guillermo Francella, Luis Brandoni, Raúl Arévalo, Andrea Frigerio, María Soldi, Alejandro Paker, Pablo Ribba, Roberto Peloni, Mucio Manchini, Julio Marticorena, Santiago Korovsky, Melina Matthews, Mahmoud Azim, Mohamed Nafad 
Dirección: Gastón Duprat

lunes, 3 de mayo de 2021

Un Invierno en Nueva York

Disponible en Netflix. 


Escrita y dirigida por Lone Scherfig, esta cinta narra la historia de Clara -Zoe Kazan-, una madre de dos hijos pequeños que huye de Buffalo a Nueva York para librarse de su violento marido que además es policía. La película presenta también a Alice -Andrea Riseborough-, una trabajólica enfermera que en horarios no laborales colabora en la ayuda social en favor de personas desposeídas; a Marc -Tahar Rahim-, un chef que, recién salido de la cárcel, consigue trabajo en un restaurante ruso; a John Peter -Jay Baruchel-, un solitario abogado cercano a Marc; y a Jeff -Caleb Landry Jones-, un joven que no logra conservar ningún empleo y que tampoco encuentra su propio rumbo. 

Cada uno de los personajes posee su propia historia, sin embargo prevemos que habrá puntos de contacto entre ellos, algo que no tarda en llegar gracias a inesperadas manifestaciones de cercanía y bondad, gestos elocuentes y directos, que conforman la especial sustancia de este filme. La película es amable, gratificante y además entretenida, a pesar de tener un ritmo relativamente lento en su desarrollo. Provoca que reflexionemos y refleja valores importantes, en especial, la preocupación por los demás. 

Tal vez la cantidad de temas abordados juegue un poco en contra. Habría sido interesante una mayor profundidad, pero para ello, ciertamente, se deberían haber tomado decisiones distintas en cuanto a su construcción y montaje. Asimismo, al mostrar historias paralelas que naturalmente tenderán a confluir, podría haber tenido mayor tensión entre ellas, algo que no se produce por sus caracterizaciones diferentes y distintos grados de desarrollo en cada uno de sus personajes. La fotografía, si bien ilustra las precarias condiciones que expone, podría haber ido más allá, sin embargo encaja correctamente en la asertiva dirección de Scherfig. 

Estas almas buenas y caritativas, verdaderos ángeles protectores, están presentes durante todo el relato. Ojo con el secundario rol de Bill Nighy, empapado de sabiduría, humildad, humor y servicio. Se ve en sus ojos y en sus escasa líneas, e influye bastante. En ese aspecto, cuando las historias se van cruzando y relacionando, se consiguen tal vez los mejores momentos, especialmente en una escena -bajo el piano- donde es clave la humildad de Clara ante la generosidad desinteresada de Marc. 

La película destaca múltiples valores. Por ejemplo, lo vemos en Clara, en cómo transforma esa resistencia inicial en resiliencia ante la creciente adversidad. O en Alice, que destaca en su sacrificio por los demás, a costa incluso de su propia vida o de su espacio personal, trabajando en dobles turnos, sin parar y sin dejar de lado su asistencia al comedor comunitario. También en Jeff, quien no logra encontrar su espacio, pero que sin embargo descubre una oportunidad al conocer el trabajo que se desarrolla en la Parroquia, y en Marc, quien con su cambio de vida y su nuevo empleo, logra desarrollar una capacidad de ayuda que no sabía que tenía. 

El miedo y el terror por los abusos y golpes, lo que determina la urgencia desesperada de huir, se transforma en un aliciente para superar las dificultades que se presentan en el camino. Clara ni siquiera se cuestiona; hará lo que sea por sus hijos, incluso la humillación de robar comida o conseguir un lugar para dormir. Indudablemente le cuesta pedir ayuda, sin embargo tampoco le es fácil hacerlo. Su marido policía les sigue de cerca, tiene redes y contactos para poder cercarlos y encontrarlos. Emerge la humildad de reconocerse débil, paso necesario para luego poder pelear por su dignidad y clamar justicia. 

La bondad se abre paso en esta cinta. ¡Qué pena que el título en español se haya cambiado tan drásticamente! En honor a la verdad, debiera ser “La amabilidad de los extraños” y no “Un invierno en Nueva York”. Pero ya estamos acostumbrados a barbaridades de este tipo, lo dice a menudo nuestra amigo Joblar y lo ratifica Alejandro Caro en su análisis de esta misma película. 

Pero volvamos a la médula del filme. La capacidad de acoger sin cuestionar destaca con letras mayúsculas. Muestra humanidad, logra que la oscuridad se transforme en luz y en búsqueda del bien. Es una bella obra de Lone Scherfig, que releva la importancia de entregar oportunidades para el desarrollo de nuevas vidas. 

Ficha técnica 

Título original: The Kindness of Strangers 
Año: 2019 
Duración: 112 minutos 
País: Dinamarca 
Productora: Coproducción Dinamarca-Canadá-Suecia-Francia-Alemania; Creative Alliance, Svenska Filminstitutet, Nordisk Film & TV Fond, Nadcon Film, Film I Väst, WDR/Arte Grand Accord, arte France Cinéma, Det Danske Filminstitut 
Género: Drama 
Guion: Lone Scherfig 
Música: Andrew Lockington 
Fotografía: Sebastian Blenkov 
Reparto: Zoe Kazan, Tahar Rahim, Andrea Riseborough, Caleb Landry Jones, Jay Baruchel, Bill Nighy, David Dencik, Lisa Codrington, Esben Smed Jensen, Angela Thompson, Daniel Kash, Samantha Wan, Jack Fulton, ver 18 más 
Dirección: Lone Scherfig