Disponible en Netflix.
Tener un porcentaje de alcohol en sangre de 0.05 compensaría un déficit de nacimiento y nos haría más creativos y relajados. Esta teoría, adjudicada al psiquiatra Finn Skårderud -no comprobada y rechazada por el mismo Skårderud-, es la base de la historia que presenta esta cinta danesa dirigida por Thomas Vinterberg, ganadora del Premio Óscar 2021 a Mejor Película Internacional.
Cuatro amigos, cuatro profesores de un colegio en Copenhague, Martin -Mads Mikkelsen-, Tommy -Thomas Bo Larsen-, Peter -Lars Ranthe -, y Nikolaj -Magnus Millang-, tienen vidas aburridas y se encuentran decepcionados. Sus motivaciones han desaparecido bruscamente y enfrentan crisis de diversa naturaleza: familiares, laborales, íntimas, sociales, y también producto de su edad. Llevan años así, pero el cumpleaños número 40 de Nikolaj les lleva a tomar conciencia de lo que enfrentan como asimismo de las pocas opciones de salida que poseen.
Entonces surge algo revelador y la teoría pasa a ser una práctica. Como grupo se proponen llevar a cabo el experimento: tomar alcohol para equilibrarse, observar las reacciones y documentar el proceso como si de un ensayo psicológico se tratara. El comienzo resulta alentador, porque con una ingesta moderada aunque permanente, parece que sus vidas recobran ese impulso perdido pues observan notorios progresos. En las clases con sus desmotivados alumnos, en sus casas con sus familias y en sus relaciones más cercanas, parece que todo mejora en proporción y los resultados se ven prometedores. A raíz de las pruebas, deciden aumentar la dosis y ver qué sucede, excediendo incluso los límites auto fijados, lo que desencadena una serie de hechos no previstos con infortunadas consecuencias.
Inspirada en una obra de teatro que Thomas Vinterberg había escrito mientras trabajaba en Burgtheater (Viena), “Druk” originalmente se definía como “una celebración del alcohol basada en la tesis de que la historia mundial habría sido diferente sin el alcohol”. Sin embargo, la trágica muerte de Ida, su hija, cambiaría el propósito: “No debería tratarse solo de beber. Se trataría de despertar a la vida”. Con estos antecedentes, a primera vista pareciera una apología del alcohol, sin embargo sus múltiples capas van bastante más allá. Veamos.
La cinta resulta espléndida desde variados puntos de vista y vale la pena mencionarlos. El primero, y que sin duda es el más visible, comprende las excelentes actuaciones protagónicas del grupo de amigos sobresaliendo el papel que consigue Mads Mikkelsen con su excepcional interpretación. En segundo término, la forma de capturar la escena que desarrolla el director Thomas Vinterberg resulta sorprendente. Sus planos y encuadres son particulares, están ejecutados con extrema dificultad en muchos casos, en espacios muy reducidos, entregando primeros planos que ofrecen una perspectiva íntima que sensibiliza y conmueve. Los rostros son captados muy en detalle, ofrecen pequeños movimientos en la cara, sutilezas en ojos y labios, miradas profundas y penetrantes, llenas de múltiples emociones en cada una de las escenas y secuencias.
El arte de la dirección que entrega Vinterberg, y las notables configuraciones de todos sus personajes, dotan al metraje de un sentido de realidad único, donde los protagonistas no parecen actores sino sujetos de la vida real captados en la intimidad de su actuar cotidiano. Por ello resulta excepcional el rol de Mikkelsen, porque lo que expresa es natural, profundo, sin estridencia, con una carga emocional que impacta con el solo hecho de observarlo en escena. Pocas veces resulta tan vital una actuación que, además, se encuentra al servicio de la historia y en perfecta concordancia con quienes le acompañan y apoyan.
Las capas más profundas de la cinta están más ligadas al aspecto interno de la personalidad de cada uno de los cuatro amigos. Sin tener que declarar todo en forma explícita, cada personaje expresa características esenciales y podemos perfectamente saber qué le sucede íntimamente, sus conflictos, sus sueños, sus aspiraciones, sus desesperanzas y desalientos. La película habla de la tolerancia a la frustración y a la forma de abordarla y/o enfrentarla. ¿El alcohol es una excusa, o una solución plausible? ¿O bien se transforma en un escape para evadir la realidad, borrar lo que les sucede, una manera de embriagar los problemas?
Otra capa es la relacionada con el así llamado “despertar”. Hay algo en el alcohol que tiene un efecto deshinibidor, que permite que algunas personas puedan superar ciertas barreras, especialmente de personalidad y en encuentros sociales. La cinta lo presenta tal cual, pero no esconde que se trata de una droga que además afecta variadas funciones básicas y motrices, y que incluso provoca muchos más problemas que beneficios. Así y todo el experimento pareciera funcionar, pareciera ir bien, pero el problema es cuando se rompe ese teórico equilibrio, lo que indudablemente genera que la balanza se incline hacia los efectos negativos que, en muchos casos, no tienen vuelta atrás.
Desde un punto medular, la película resulta desoladora. La angustia interior de los protagonistas y en especial la que muestra Martin es agobiante. ¿Medicamentos o tratamientos? Tal vez, con un diagnóstico oportuno y certero, pero ante tales carencias, el uso de una droga -en este caso el alcohol- podría a simple vista parecer la solución ideal para superar cualquier obstáculo y recuperar aquella añorada normalidad. No obstante, pensar así puede ser solo un espejismo, recubierto de tantas bondades que no permite visualizar el fondo del problema, al punto de encapsularlo para evitar enfrentarlo de una forma correcta.
Me gustó mucho esta película. Podría seguir analizando lo que me produjo y las muchas aristas que se revelan en ella, pero es mejor dejar espacio para que cada uno la descubra. Cintas como esta se expanden en nuestro interior, nos tocan según nuestras propias historias y además se completan de acuerdo a nuestras experiencias y vivencias. “Druk” es un brillante ejemplo, con actuaciones de primer nivel y una cinematografía envolvente que nos impide permanecer indiferentes. Una película imprescindible. ¡Muy buena!
Ficha técnica
Título original: Druk
Año: 2020
Duración: 116 minutos
País: Dinamarca
Productora: Coproducción Dinamarca-Suecia-Países Bajos (Holanda); Zentropa Productions, Topkapi Films, Film I Väst, Zentropa International Sweden, Det Danske Filminstitut, Eurimages, Svenska Filminstitutet, Netherlands Film Production Incentive
Género: Drama | Alcoholismo. Amistad. Colegios & Universidad
Guion: Tobias Lindholm, Thomas Vinterberg
Fotografía: Sturla Brandth Grøvlen
Reparto: Mads Mikkelsen, Thomas Bo Larsen, Magnus Millang, Lars Ranthe, Susse Wold, Maria Bonnevie, Dorte Højsted, Helene Reingaard Neumann, Martin Greis, Magnus Sjørup, Mercedes Claro Schelin, Frederik Winther Rasmussen, Silas Cornelius Van, Albert Rudbeck Lindhardt, Aksel Vedsegaard, Aya Grann
Dirección: Thomas Vinterberg
lunes, 30 de agosto de 2021
viernes, 27 de agosto de 2021
Free Guy
Disponible en Cines.
La trama es más o menos esta: Guy -Ryan Reynolds-, se desempeña como cajero de un banco, es un hombre sencillo, ameno, y no tiene grandes preocupaciones. Su rutina es la misma todo el tiempo. En realidad, Guy vive los mismos días todos los días y básicamente no tiene problemas con ello, sin embargo, cuando por primera vez ve pasar por la calle a Molotov Girl, quien tararea una canción que le hace estar seguro que corresponde a la chica de sus sueños, desde ese momento, Guy se inquieta, prueba otras rutinas, hace cambios a su vida y empieza a descubrir que Free City no es la ciudad que él pensaba y que su rol en ella es muy diferente al que creía tener.
Con guion de Matt Lieberman y Zak Penn, “Free Guy” presenta un desarrollo en varias dimensiones. Conocemos de antemano que el protagonista forma parte de un videojuego. También sabemos que Guy es un NPC, es decir un personaje “no jugable” dentro del mencionado escenario virtual. Aun así, faltan elementos, por lo que el viaje que emprenderemos nos permitirá descubrir otros planos donde se desarrollarán las acciones.
A modo de compartir algunos detalles adicionales, es importante mencionar que Free City es un juego virtual desarrollado por “Soonami Games”, empresa informática liderada por Antwan -Taika Waititi-, quien no ha sido honesto por apropiarse de un código original escrito por Walter "Keys" McKey -Joe Keery- y Millie Rusk -Jodie Comer-, dos jóvenes programadores que continuan buscando evidencia para demostrar el robo. Walter aun trabaja en la empresa y Millie usa su avatar de Molotov Girl para recorrer el interior del juego.
Con estos dos planos diferenciados, el real y el virtual, emergen otros más producto del cruce de espacios y tiempos, y son los que aportan originalidad a la historia. Guy tiene un amigo del alma, Buddy -Lil Rel Howery-, que es su cable a tierra o tal vez un ancla a la realidad cotidiana de Free City, pero Guy no se siente para nada atado. Es más, se atreve a cambiar rutinas cuando descubre unos lentes especiales y se propone como objetivo principal acercarse a su chica soñada. Por otro lado, Millie pasea con su avatar para descubrir las pistas ocultas del código fuente, ignorando a este NPC, a pesar de encontrarse varias veces con él al interior del juego. ¿Qué los podría unir? ¿Qué haría que un personaje virtual provocara cambios en uno real? 0, ¿qué haría que un personaje virtual cobrara vida propia y quisiera ir más allá de su rol?
“Free Guy” es entretenida. Es un producto fresco y agradable, con un diseño moderno y con una filmación que cubre muy bien los elementos del videojuego y también de la realidad que observamos detrás. La dirección de Shawn Levy es dinámica, las tomas son fluidas y los complementos resultan apropiados para sumergirnos en una irrealidad que por momentos parece el reflejo de algo conocido. La superposición de escenarios y los guiños funcionan bien. Las sátiras y sarcasmos también aciertan. Son todos elementos que desnudan situaciones que pueden resultar evidentes, pero que se esconden y camuflan cuando se confunde la realidad con la ficción.
Esta cinta no solo entrega un grato entretenimiento sino que además encierra valores universales. El amor, el cariño, la amistad, la solidaridad, el apoyo del grupo, la búsqueda de la verdad y el reconocimiento de los derechos individuales están presentes, como asimismo la caricatura de un villano sin escrúpulos a quien solo le sirve el poder y el dinero. Además, la película marca un punto respecto a la problemática actual del derecho de autor en el mundo virtual. Aunque todas sean exageraciones en tono de comedia y ciertamente con el fin de entretener, resulta gratificante observar un título así, con mucha acción y aventuras, efectivo, bien desarrollado, y con un claro mensaje positivo.
Ficha técnica
Título original: Free Guy
Año: 2021
Duración: 115 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Berlanti Productions, 20th Century Studios, 21 Laps Entertainment, Lit Entertainment Group, Maximum Effort. Distribuidora: 20th Century Studios
Género: Fantástico. Comedia. Acción. Aventuras | Videojuego
Guion: Matt Lieberman, Zak Penn
Música: Christophe Beck
Fotografía: George Richmond
Reparto: Ryan Reynolds, Jodie Comer, Joe Keery, Lil Rel Howery, Taika Waititi, Utkarsh Ambudkar, Britne Oldford, Camille Kostek, Jamaal Burcher, Bob Gilliam, Matty Cardarople, Owen Burke, Leah Procito
Dirección: Shawn Levy
La trama es más o menos esta: Guy -Ryan Reynolds-, se desempeña como cajero de un banco, es un hombre sencillo, ameno, y no tiene grandes preocupaciones. Su rutina es la misma todo el tiempo. En realidad, Guy vive los mismos días todos los días y básicamente no tiene problemas con ello, sin embargo, cuando por primera vez ve pasar por la calle a Molotov Girl, quien tararea una canción que le hace estar seguro que corresponde a la chica de sus sueños, desde ese momento, Guy se inquieta, prueba otras rutinas, hace cambios a su vida y empieza a descubrir que Free City no es la ciudad que él pensaba y que su rol en ella es muy diferente al que creía tener.
Con guion de Matt Lieberman y Zak Penn, “Free Guy” presenta un desarrollo en varias dimensiones. Conocemos de antemano que el protagonista forma parte de un videojuego. También sabemos que Guy es un NPC, es decir un personaje “no jugable” dentro del mencionado escenario virtual. Aun así, faltan elementos, por lo que el viaje que emprenderemos nos permitirá descubrir otros planos donde se desarrollarán las acciones.
A modo de compartir algunos detalles adicionales, es importante mencionar que Free City es un juego virtual desarrollado por “Soonami Games”, empresa informática liderada por Antwan -Taika Waititi-, quien no ha sido honesto por apropiarse de un código original escrito por Walter "Keys" McKey -Joe Keery- y Millie Rusk -Jodie Comer-, dos jóvenes programadores que continuan buscando evidencia para demostrar el robo. Walter aun trabaja en la empresa y Millie usa su avatar de Molotov Girl para recorrer el interior del juego.
Con estos dos planos diferenciados, el real y el virtual, emergen otros más producto del cruce de espacios y tiempos, y son los que aportan originalidad a la historia. Guy tiene un amigo del alma, Buddy -Lil Rel Howery-, que es su cable a tierra o tal vez un ancla a la realidad cotidiana de Free City, pero Guy no se siente para nada atado. Es más, se atreve a cambiar rutinas cuando descubre unos lentes especiales y se propone como objetivo principal acercarse a su chica soñada. Por otro lado, Millie pasea con su avatar para descubrir las pistas ocultas del código fuente, ignorando a este NPC, a pesar de encontrarse varias veces con él al interior del juego. ¿Qué los podría unir? ¿Qué haría que un personaje virtual provocara cambios en uno real? 0, ¿qué haría que un personaje virtual cobrara vida propia y quisiera ir más allá de su rol?
“Free Guy” es entretenida. Es un producto fresco y agradable, con un diseño moderno y con una filmación que cubre muy bien los elementos del videojuego y también de la realidad que observamos detrás. La dirección de Shawn Levy es dinámica, las tomas son fluidas y los complementos resultan apropiados para sumergirnos en una irrealidad que por momentos parece el reflejo de algo conocido. La superposición de escenarios y los guiños funcionan bien. Las sátiras y sarcasmos también aciertan. Son todos elementos que desnudan situaciones que pueden resultar evidentes, pero que se esconden y camuflan cuando se confunde la realidad con la ficción.
Esta cinta no solo entrega un grato entretenimiento sino que además encierra valores universales. El amor, el cariño, la amistad, la solidaridad, el apoyo del grupo, la búsqueda de la verdad y el reconocimiento de los derechos individuales están presentes, como asimismo la caricatura de un villano sin escrúpulos a quien solo le sirve el poder y el dinero. Además, la película marca un punto respecto a la problemática actual del derecho de autor en el mundo virtual. Aunque todas sean exageraciones en tono de comedia y ciertamente con el fin de entretener, resulta gratificante observar un título así, con mucha acción y aventuras, efectivo, bien desarrollado, y con un claro mensaje positivo.
Ficha técnica
Título original: Free Guy
Año: 2021
Duración: 115 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Berlanti Productions, 20th Century Studios, 21 Laps Entertainment, Lit Entertainment Group, Maximum Effort. Distribuidora: 20th Century Studios
Género: Fantástico. Comedia. Acción. Aventuras | Videojuego
Guion: Matt Lieberman, Zak Penn
Música: Christophe Beck
Fotografía: George Richmond
Reparto: Ryan Reynolds, Jodie Comer, Joe Keery, Lil Rel Howery, Taika Waititi, Utkarsh Ambudkar, Britne Oldford, Camille Kostek, Jamaal Burcher, Bob Gilliam, Matty Cardarople, Owen Burke, Leah Procito
Dirección: Shawn Levy
jueves, 26 de agosto de 2021
Reminiscencia
Disponible en Cines.
¿El pasado nos acecha o nosotros acechamos el pasado? Esta pregunta ronda permanentemente la trama de esta película escrita y dirigida por Lisa Joy y que narra la historia de Nick Bannister -Hugh Jackman-, un investigador que permite a las personas explorar el interior de sus recuerdos. A través de una máquina especial, el tanque, y con la colaboración de su socia Emily "Watts" Sanders -Thandiwe Newton-, quienes acuden en busca de su ayuda pueden revivir su pasado y buscar detalles específicos como si los estuvieran presenciando por primera vez.
La vida en Miami ha cambiado por completo. Las mareas han subido y la ciudad permanece prácticamente inundada, lo que sumado a las altas temperaturas durante el día, provoca que la vida ordinaria se desarrolle por las noches. La rutina, eso sí, se mantiene, y el negocio de Nick parece tener continuidad asegurada pues también colabora con la policía en el esclarecimiento de complejos casos criminales.
Todo cambia un día que aparece una nueva cliente, sin cita alguna, buscando algo tan especifico como el recordar dónde ha dejado sus llaves. Se trata de Mae -Rebecca Ferguson-, quien de inmediato provoca que Nick se fije en ella con especial atención. Ambos se sienten atraídos y comienzan una relación amorosa que termina abruptamente cuando, sin razón aparente, Mae desaparece sin dejar rastro.
Con una premisa más que interesante, esta cinta se desarrolla en el mundo de los recuerdos, lo que naturalmente provoca saltos temporales que descolocan. El guion juega con ese elemento para confundirnos y por momentos no sabemos si es presente o pasado lo que estamos presenciando. Otra arista que emerge con cierta claridad es la reiteración que el pasado ha sido una mejor época. Es más, se menciona que producto de la situación actual, las personas buscan refugio en sus recuerdos, en lo que vivieron, en lo que perdieron, en lo que añoran, algo asimilable a una nueva y profunda adicción.
La película se centra en Nick y en su obsesión por resolver el misterio de la desaparición de Mae. Pero eso no es todo, porque en el camino descubre una conspiración criminal, trapos sucios familiares, junto a varios problemas no resueltos, lo que provoca un sinnúmero de situaciones peligrosas con enfrentamientos cuerpo a cuerpo en los que Bannister pone a prueba su capacidad tanto física como mental.
“Reminiscencia” está bien compuesta y bien filmada. Aunque en ocasiones alarga algunas escenas y repite en exceso algunos conceptos, la cinta fluye hacia sus puntos de inflexión y no pierde el grado de tensión necesario para mantener el interés. Las piezas solo cuadran al final, cuando las historias encuentran su curso, cuando algunos misterios se develan y el puzzle ya resuelto luce en esplendor. En ese momento surge tal vez una hipótesis más compleja y una pregunta acuciante: ¿Preferimos vivir en un pasado confortable, seguro y cuasi perfecto o nos arriesgamos a ir por un futuro por descubrir, desconocido y lleno de incertidumbre? La película solo expone el tema, nosotros debemos elaborar la respuesta.
Ficha técnica
Título original: Reminiscence
Año: 2021
Duración: 116 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Filmnation Entertainment, Kilter Films, Michael De Luca Productions. Distribuidora: Warner Bros.
Género: Ciencia ficción. Thriller. Romance
Guion: Lisa Joy
Música: Ramin Djawadi
Fotografía: Paul Cameron
Reparto: Hugh Jackman, Rebecca Ferguson, Thandie Newton, Daniel Wu, Angela Sarafyan, Marina de Tavira, Cliff Curtis, Natalie Martinez, Teri Wyble, Sam Medina, Sue-Lynn Ansari, Mojean Aria, Demi Castro
Dirección: Lisa Joy
¿El pasado nos acecha o nosotros acechamos el pasado? Esta pregunta ronda permanentemente la trama de esta película escrita y dirigida por Lisa Joy y que narra la historia de Nick Bannister -Hugh Jackman-, un investigador que permite a las personas explorar el interior de sus recuerdos. A través de una máquina especial, el tanque, y con la colaboración de su socia Emily "Watts" Sanders -Thandiwe Newton-, quienes acuden en busca de su ayuda pueden revivir su pasado y buscar detalles específicos como si los estuvieran presenciando por primera vez.
La vida en Miami ha cambiado por completo. Las mareas han subido y la ciudad permanece prácticamente inundada, lo que sumado a las altas temperaturas durante el día, provoca que la vida ordinaria se desarrolle por las noches. La rutina, eso sí, se mantiene, y el negocio de Nick parece tener continuidad asegurada pues también colabora con la policía en el esclarecimiento de complejos casos criminales.
Todo cambia un día que aparece una nueva cliente, sin cita alguna, buscando algo tan especifico como el recordar dónde ha dejado sus llaves. Se trata de Mae -Rebecca Ferguson-, quien de inmediato provoca que Nick se fije en ella con especial atención. Ambos se sienten atraídos y comienzan una relación amorosa que termina abruptamente cuando, sin razón aparente, Mae desaparece sin dejar rastro.
Con una premisa más que interesante, esta cinta se desarrolla en el mundo de los recuerdos, lo que naturalmente provoca saltos temporales que descolocan. El guion juega con ese elemento para confundirnos y por momentos no sabemos si es presente o pasado lo que estamos presenciando. Otra arista que emerge con cierta claridad es la reiteración que el pasado ha sido una mejor época. Es más, se menciona que producto de la situación actual, las personas buscan refugio en sus recuerdos, en lo que vivieron, en lo que perdieron, en lo que añoran, algo asimilable a una nueva y profunda adicción.
La película se centra en Nick y en su obsesión por resolver el misterio de la desaparición de Mae. Pero eso no es todo, porque en el camino descubre una conspiración criminal, trapos sucios familiares, junto a varios problemas no resueltos, lo que provoca un sinnúmero de situaciones peligrosas con enfrentamientos cuerpo a cuerpo en los que Bannister pone a prueba su capacidad tanto física como mental.
“Reminiscencia” está bien compuesta y bien filmada. Aunque en ocasiones alarga algunas escenas y repite en exceso algunos conceptos, la cinta fluye hacia sus puntos de inflexión y no pierde el grado de tensión necesario para mantener el interés. Las piezas solo cuadran al final, cuando las historias encuentran su curso, cuando algunos misterios se develan y el puzzle ya resuelto luce en esplendor. En ese momento surge tal vez una hipótesis más compleja y una pregunta acuciante: ¿Preferimos vivir en un pasado confortable, seguro y cuasi perfecto o nos arriesgamos a ir por un futuro por descubrir, desconocido y lleno de incertidumbre? La película solo expone el tema, nosotros debemos elaborar la respuesta.
Ficha técnica
Título original: Reminiscence
Año: 2021
Duración: 116 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Filmnation Entertainment, Kilter Films, Michael De Luca Productions. Distribuidora: Warner Bros.
Género: Ciencia ficción. Thriller. Romance
Guion: Lisa Joy
Música: Ramin Djawadi
Fotografía: Paul Cameron
Reparto: Hugh Jackman, Rebecca Ferguson, Thandie Newton, Daniel Wu, Angela Sarafyan, Marina de Tavira, Cliff Curtis, Natalie Martinez, Teri Wyble, Sam Medina, Sue-Lynn Ansari, Mojean Aria, Demi Castro
Dirección: Lisa Joy
sábado, 21 de agosto de 2021
Antonia: una Sinfonía
Disponible en Netflix.
“De Dirigent”, título original de esta película, narra la historia de Antonia Brico -Christanne de Bruijn-, una joven inmigrante nacida en Países Bajos que, en Estados Unidos a comienzos del Siglo XX, sueña con convertirse en directora de orquesta.
La vida de Antonia es especial. Enamorada desde pequeña de la música, sus aspiraciones se ven limitadas solo por el hecho de ser mujer, al encontrarse con un entorno eminentemente masculino y absolutamente machista. No obstante aquellas grandes dificultades, la negativa de muchas personas y la ayuda de algunas otras, Antonia regresa a Europa para pedirle clases al reconocido director alemán Karl Muck -Richard Sammely-, para prepararse en un campo complejo, muy competitivo, lleno de envidias, de recelos y de infaltables zancadillas.
La película contiene muchas escenas musicales pero su línea principal se dedica a la descripción de la personalidad de Antonia. Es innegable que las piezas que acompañan el relato son particulares y también dicen mucho del proceso interno que vive la protagonista. Por ejemplo, el inicio con la Cuarta Sinfonía de Mahler, que Antonia conoce de memoria, interpretada en la década de 1920, configura un hecho significativo. Asimismo, la recién escrita “Rhapsody in Blue” de George Gershwin, impregna de un matiz de audacia y modernidad a la cinta al retratar el escenario musical de la época.
Es interesante observar que las Orquestas y Bandas que observamos sean reales. El cuidado de la escena, en dicho sentido, es prolijo, y en general las actuaciones de los protagonistas músicos, se condicen con las partituras que interpretan. Este tratamiento, que muchas veces se olvida o pasa a un segundo plano, es muy bien atendido por parte del diseño de producción y merece un reconocimiento especial.
Pero no solo de música o de sueños se trata esta cinta. Vemos también la difícil vida de Antonia con sus padres, sus ingentes esfuerzos por salir adelante, los incontables problemas con su profesor de piano, Mark Goldsmith -Seumas F. Sargent-, éticamente reprobable y moralmente indecente, su amistad musical con Robin -Scott Turner Schofield-, y su amor apasionado, y no exento de giros tortuosos, con Frank Thomsen -Benjamin Wainwright-.
Esta cinta se interna en los rasgos de una personalidad vital con una gran fuerza interior. El marcado tesón, insistencia y convicción que vemos en Antonia quedan de manifiesto en cada una de sus acciones y decisiones. Ella debe tomar un camino, hacer una elección, y no lo duda un segundo; es capaz de postergar su vida personal por la búsqueda y desarrollo de su carrera profesional.
Volviendo a la música, lo que Antonia dirige por primera vez frente a una orquesta es la Sinfonía “Del Nuevo Mundo”, de Antonin Dvorak, otro mensaje sobre el destino con el que sueña la protagonista. Amsterdam, en 1927 y posteriormente Berlín, resultan pasos decisivos en la preparación de Antonia, al conseguir notables éxitos antes de regresar a los Estados Unidos. De hecho, su debut -muy exitoso- con la Orquesta Filarmónica de Berlín a los 28 años constituye un hito destacado y meritorio.
La Sinfonía “Inconclusa”, de Franz Schubert, es otro mensaje musical respecto de la historia personal de la protagonista. ¿Prima la historia de amor con Frank, o su impulso profesional, o su ideal, o simplemente su destino? Tal vez la respuesta la tiene el “Salut d'Amour", Op. 12 de Edward Elgar, la pieza final que presenta esta película. La emoción va más allá de la razón, porque a pesar de algunos desarrollos temáticos extensos que abarcan muchos temas sin detenerse a profundizar ninguno, junto a ciertas lagunas narrativas, “Antonia, una Sinfonía” dirigida por Maria Peters -quien también firma el guion-, ofrece una historia real, una biografía diferente, un retrato repleto de arte, de música, de sentimientos y de sueños, que revive a Antonia Brico a través de un sentido homenaje que se visibiliza como testimonio y se transforma en un ejemplo a seguir.
Ficha técnica
Título original: De Dirigent
Año: 2018
Duración: 137 minutos
País: Países Bajos
Productora: Shooting Star Filmcompany BV, Umami Media
Género: Drama | Música
Guion: Maria Peters
Música: Quinten Schram, Bob Zimmerman
Fotografía: Rolf Dekens
Reparto: Christanne de Bruijn, Benjamin Wainwright, Scott Turner Schofield, Seumas F. Sargent, Annet Malherbe, Raymond Thiry, Gijs Scholten van Aschat, Richard Sammel, Sian Thomas, Tim Ahern, Sara Visser, James Sobol Kelly, Anja Antonowicz
Dirección: Maria Peters
La vida de Antonia es especial. Enamorada desde pequeña de la música, sus aspiraciones se ven limitadas solo por el hecho de ser mujer, al encontrarse con un entorno eminentemente masculino y absolutamente machista. No obstante aquellas grandes dificultades, la negativa de muchas personas y la ayuda de algunas otras, Antonia regresa a Europa para pedirle clases al reconocido director alemán Karl Muck -Richard Sammely-, para prepararse en un campo complejo, muy competitivo, lleno de envidias, de recelos y de infaltables zancadillas.
La película contiene muchas escenas musicales pero su línea principal se dedica a la descripción de la personalidad de Antonia. Es innegable que las piezas que acompañan el relato son particulares y también dicen mucho del proceso interno que vive la protagonista. Por ejemplo, el inicio con la Cuarta Sinfonía de Mahler, que Antonia conoce de memoria, interpretada en la década de 1920, configura un hecho significativo. Asimismo, la recién escrita “Rhapsody in Blue” de George Gershwin, impregna de un matiz de audacia y modernidad a la cinta al retratar el escenario musical de la época.
Es interesante observar que las Orquestas y Bandas que observamos sean reales. El cuidado de la escena, en dicho sentido, es prolijo, y en general las actuaciones de los protagonistas músicos, se condicen con las partituras que interpretan. Este tratamiento, que muchas veces se olvida o pasa a un segundo plano, es muy bien atendido por parte del diseño de producción y merece un reconocimiento especial.
Pero no solo de música o de sueños se trata esta cinta. Vemos también la difícil vida de Antonia con sus padres, sus ingentes esfuerzos por salir adelante, los incontables problemas con su profesor de piano, Mark Goldsmith -Seumas F. Sargent-, éticamente reprobable y moralmente indecente, su amistad musical con Robin -Scott Turner Schofield-, y su amor apasionado, y no exento de giros tortuosos, con Frank Thomsen -Benjamin Wainwright-.
Esta cinta se interna en los rasgos de una personalidad vital con una gran fuerza interior. El marcado tesón, insistencia y convicción que vemos en Antonia quedan de manifiesto en cada una de sus acciones y decisiones. Ella debe tomar un camino, hacer una elección, y no lo duda un segundo; es capaz de postergar su vida personal por la búsqueda y desarrollo de su carrera profesional.
Volviendo a la música, lo que Antonia dirige por primera vez frente a una orquesta es la Sinfonía “Del Nuevo Mundo”, de Antonin Dvorak, otro mensaje sobre el destino con el que sueña la protagonista. Amsterdam, en 1927 y posteriormente Berlín, resultan pasos decisivos en la preparación de Antonia, al conseguir notables éxitos antes de regresar a los Estados Unidos. De hecho, su debut -muy exitoso- con la Orquesta Filarmónica de Berlín a los 28 años constituye un hito destacado y meritorio.
La Sinfonía “Inconclusa”, de Franz Schubert, es otro mensaje musical respecto de la historia personal de la protagonista. ¿Prima la historia de amor con Frank, o su impulso profesional, o su ideal, o simplemente su destino? Tal vez la respuesta la tiene el “Salut d'Amour", Op. 12 de Edward Elgar, la pieza final que presenta esta película. La emoción va más allá de la razón, porque a pesar de algunos desarrollos temáticos extensos que abarcan muchos temas sin detenerse a profundizar ninguno, junto a ciertas lagunas narrativas, “Antonia, una Sinfonía” dirigida por Maria Peters -quien también firma el guion-, ofrece una historia real, una biografía diferente, un retrato repleto de arte, de música, de sentimientos y de sueños, que revive a Antonia Brico a través de un sentido homenaje que se visibiliza como testimonio y se transforma en un ejemplo a seguir.
Ficha técnica
Título original: De Dirigent
Año: 2018
Duración: 137 minutos
País: Países Bajos
Productora: Shooting Star Filmcompany BV, Umami Media
Género: Drama | Música
Guion: Maria Peters
Música: Quinten Schram, Bob Zimmerman
Fotografía: Rolf Dekens
Reparto: Christanne de Bruijn, Benjamin Wainwright, Scott Turner Schofield, Seumas F. Sargent, Annet Malherbe, Raymond Thiry, Gijs Scholten van Aschat, Richard Sammel, Sian Thomas, Tim Ahern, Sara Visser, James Sobol Kelly, Anja Antonowicz
Dirección: Maria Peters
lunes, 16 de agosto de 2021
Oslo
Disponible en HBO Max.
Basada en la obra de Teatro del mismo nombre escrita por J.T. Rogers, “Oslo” narra la historia tras bambalinas de las negociaciones de los Acuerdos de Paz de Oslo de 1993, entre Israel y la OLP. La película muestra a Mona Juul -Ruth Wilson-, una diplomática noruega, y a su marido Terje Rød-Larsen -Andrew Scott-, director de la “Fafo Foundation”, y sus notables esfuerzos para llevar a cabo un diálogo entre dos fuerzas antagónicas, algo considerado casi imposible en ese momento.
La cinta, con un claro componente escénico, se concentra en presentar su trama en base a nutridas conversaciones. Los exteriores son escasos pero no menos importantes. Hay imágenes de la guerra que en un comienzo no comprendemos, en un salto temporal que ilustra la cruda realidad de los enfrentamientos pero también los sentimientos que embargan a Mona, intimidad que se relaciona directamente con sus propias motivaciones e intenciones.
La pareja noruega logra reunir a cuatro personas en una mansión cerca de Oslo para que puedan comenzar a discutir las bases preliminares de una Declaración de Principios. Este gran paso habría sido imposible sin una gestión preliminar llevada a cabo en Londres, cuando por primera vez pudieron juntar al Ministro de Finanzas de la OLP, Ahmed Qurei -Salim Daw-, con un profesor de economía israelí llamado Yair Hirschfeld -Dov Glickman-, en lo que resultó un tímido, pero vital, primer acercamiento.
Mientras las negociaciones de Oslo continuan, con sus altos y bajos, la tensión aumenta por la falta de representación oficial de la parte israelí, lo que comprende una dificultad importante dado que quienes están en la mesa no conversan autorizados directamente por su gobierno. Debido a ello es que Mona y Terje logran sumar a la mesa a Uri Savir -Jeff Wilbusch-, director del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel y posteriormente a Joel Singer -Igal Naor-, asesor legal de gran peso y con línea directa con el Ministro Shimon Peres y el Jefe de Gobierno Yitzhak Rabin. Los intentos por llegar a acuerdos prosiguen, siempre transitando por la cuerda floja, con elocuentes retrocesos y mínimos progresos, en una espiral que el relato logra sostener hasta el final del metraje.
Dirigida por Bartlett Sher, “Oslo” presenta una narrativa en base a discursos a los que añade un delicado tono de comedia que intenta relajar los tensos encuentros. Inverosímil por momentos o más bien con algunos asuntos poco probables, la película tiene muchos cierres y aperturas que contienen resoluciones rápidas -tránsitos- de algunos aspectos que, de buenas a primeras, se perciben complejos, y que no deberían subsanarse tan espontáneamente.
No obstante algunas carencias en el tratamiento dramático, la cinta sitúa en relieve la insistencia en el diálogo como camino a seguir, el conocimiento de los protagonistas en formatos íntimos, fuera de los espacios formales de conversación, en otros ámbitos, donde el peso lo llevan las relaciones personales, el acercamiento humano y el compartir diversas situaciones de la vida cotidiana.
La película también explora acerca del poder de negociación y el incremento paulatino de las confianzas. En espacios íntimos se pueden lograr concesiones que en otros lugares parecen improbables, tomando en cuenta la rivalidad histórica, la lucha por la tierra y los espacios que cada parte debe asegurar para su sobrevivencia.
“Oslo” representa fielmente el temor y la desconfianza, el miedo a acercarse a un otro opresor o violento, el odio marcado por situaciones históricas que parecen irreversibles y los crecientes deseos de venganza por los castigos recibidos o por lo arrebatado en el transcurso de muchos años. Sin embargo, y de manera tan importante como lo anterior, la película enfatiza la necesidad de frenar la violencia, de conseguir entendimientos, trabajar un plan de paz y con ello crear un futuro diferente y esperanzador para dos pueblos que requieren compartir territorio para subsistir.
Los Acuerdos de Paz de Oslo de 1993 han sido un paso clave en la búsqueda de concordia. Aun el tema no se encuentra resuelto; tenemos retrocesos preocupantes y una violencia que cada cierto tiempo escala a niveles incontrolables. Es de esperar que, con testimonios de este tipo, se pueda volver a la esencia del diálogo para seguir avanzando en la construcción de un camino común que finalmente lleve paz y serenidad a cientos de miles de personas que necesitan sentirse seguras para poder desarrollar sus vidas.
Ficha técnica
Título original: Oslo
Año: 2021
Duración: 118 minutos
País: Estados Unidos
Productora: DreamWorks SKG, Marc Platt Productions. Distribuidora: HBO
Género: Drama. Thriller | Histórico. Conflicto árabe-israelí. Años 90. Política
Guion: J.T. Rogers
Música: Zoe Keating, Jeff Russo
Fotografía: Janusz Kaminski
Reparto: Ruth Wilson, Andrew Scott, Jeff Wilbusch, Salim Dau, Waleed Zuaiter, Igal Naor, Doval'e Glickman, Rotem Keinan, Itzik Cohen, Tobias Zilliacus, Sasson Gabai, Geraldine Alexander, Adam Vacula, Joachim Paul Assböck
Dirección: Bartlett Sher
Basada en la obra de Teatro del mismo nombre escrita por J.T. Rogers, “Oslo” narra la historia tras bambalinas de las negociaciones de los Acuerdos de Paz de Oslo de 1993, entre Israel y la OLP. La película muestra a Mona Juul -Ruth Wilson-, una diplomática noruega, y a su marido Terje Rød-Larsen -Andrew Scott-, director de la “Fafo Foundation”, y sus notables esfuerzos para llevar a cabo un diálogo entre dos fuerzas antagónicas, algo considerado casi imposible en ese momento.
La cinta, con un claro componente escénico, se concentra en presentar su trama en base a nutridas conversaciones. Los exteriores son escasos pero no menos importantes. Hay imágenes de la guerra que en un comienzo no comprendemos, en un salto temporal que ilustra la cruda realidad de los enfrentamientos pero también los sentimientos que embargan a Mona, intimidad que se relaciona directamente con sus propias motivaciones e intenciones.
La pareja noruega logra reunir a cuatro personas en una mansión cerca de Oslo para que puedan comenzar a discutir las bases preliminares de una Declaración de Principios. Este gran paso habría sido imposible sin una gestión preliminar llevada a cabo en Londres, cuando por primera vez pudieron juntar al Ministro de Finanzas de la OLP, Ahmed Qurei -Salim Daw-, con un profesor de economía israelí llamado Yair Hirschfeld -Dov Glickman-, en lo que resultó un tímido, pero vital, primer acercamiento.
Mientras las negociaciones de Oslo continuan, con sus altos y bajos, la tensión aumenta por la falta de representación oficial de la parte israelí, lo que comprende una dificultad importante dado que quienes están en la mesa no conversan autorizados directamente por su gobierno. Debido a ello es que Mona y Terje logran sumar a la mesa a Uri Savir -Jeff Wilbusch-, director del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel y posteriormente a Joel Singer -Igal Naor-, asesor legal de gran peso y con línea directa con el Ministro Shimon Peres y el Jefe de Gobierno Yitzhak Rabin. Los intentos por llegar a acuerdos prosiguen, siempre transitando por la cuerda floja, con elocuentes retrocesos y mínimos progresos, en una espiral que el relato logra sostener hasta el final del metraje.
Dirigida por Bartlett Sher, “Oslo” presenta una narrativa en base a discursos a los que añade un delicado tono de comedia que intenta relajar los tensos encuentros. Inverosímil por momentos o más bien con algunos asuntos poco probables, la película tiene muchos cierres y aperturas que contienen resoluciones rápidas -tránsitos- de algunos aspectos que, de buenas a primeras, se perciben complejos, y que no deberían subsanarse tan espontáneamente.
No obstante algunas carencias en el tratamiento dramático, la cinta sitúa en relieve la insistencia en el diálogo como camino a seguir, el conocimiento de los protagonistas en formatos íntimos, fuera de los espacios formales de conversación, en otros ámbitos, donde el peso lo llevan las relaciones personales, el acercamiento humano y el compartir diversas situaciones de la vida cotidiana.
La película también explora acerca del poder de negociación y el incremento paulatino de las confianzas. En espacios íntimos se pueden lograr concesiones que en otros lugares parecen improbables, tomando en cuenta la rivalidad histórica, la lucha por la tierra y los espacios que cada parte debe asegurar para su sobrevivencia.
“Oslo” representa fielmente el temor y la desconfianza, el miedo a acercarse a un otro opresor o violento, el odio marcado por situaciones históricas que parecen irreversibles y los crecientes deseos de venganza por los castigos recibidos o por lo arrebatado en el transcurso de muchos años. Sin embargo, y de manera tan importante como lo anterior, la película enfatiza la necesidad de frenar la violencia, de conseguir entendimientos, trabajar un plan de paz y con ello crear un futuro diferente y esperanzador para dos pueblos que requieren compartir territorio para subsistir.
Los Acuerdos de Paz de Oslo de 1993 han sido un paso clave en la búsqueda de concordia. Aun el tema no se encuentra resuelto; tenemos retrocesos preocupantes y una violencia que cada cierto tiempo escala a niveles incontrolables. Es de esperar que, con testimonios de este tipo, se pueda volver a la esencia del diálogo para seguir avanzando en la construcción de un camino común que finalmente lleve paz y serenidad a cientos de miles de personas que necesitan sentirse seguras para poder desarrollar sus vidas.
Ficha técnica
Título original: Oslo
Año: 2021
Duración: 118 minutos
País: Estados Unidos
Productora: DreamWorks SKG, Marc Platt Productions. Distribuidora: HBO
Género: Drama. Thriller | Histórico. Conflicto árabe-israelí. Años 90. Política
Guion: J.T. Rogers
Música: Zoe Keating, Jeff Russo
Fotografía: Janusz Kaminski
Reparto: Ruth Wilson, Andrew Scott, Jeff Wilbusch, Salim Dau, Waleed Zuaiter, Igal Naor, Doval'e Glickman, Rotem Keinan, Itzik Cohen, Tobias Zilliacus, Sasson Gabai, Geraldine Alexander, Adam Vacula, Joachim Paul Assböck
Dirección: Bartlett Sher
viernes, 13 de agosto de 2021
Tan distinto como yo
Disponible en Netflix.
Una historia inspirada en hechos reales presenta esta película dirigida por Michael Carney y basada en el libro del año 2006 escrito por Ron Hall, Denver Moore y Lynn Vincent.
El relato, abordado en primera persona por su protagonista Ron Hall -Greg Kinnear-, se refiere a dos períodos temporales. El presente, momento en que Ron se sumerja en el desafío de escribir un libro, y dos años antes, cuando comienzan los sucesos que quiere registrar.
Ron es un exitoso vendedor de arte casado con Deborah -Renée Zellweger-, pero su matrimonio se encuentra naufragando por profundas crisis agudizadas por el descubrimiento de aventura extramarital. No obstante las dificultades, ninguno de los dos quiere renunciar e intentan recomponer su vínculo, algo que no parece sencillo de conseguir.
Como Debbie desarrolla un importante servicio social en una iglesia local ayudando a personas sin hogar, una luz de esperanza se deja ver cuando le pide colaboración a Ron y se cruza en sus vidas Denver Moore -Djimon Hounsou-, un vagabundo bastante agresivo del que insospechadamente se van haciendo amigos.
La cinta tiene un marcado carácter reconfortante. Indudablemente es algo que hemos visto muchas veces antes, historias de redención, de sanación, de superación, y que en esta oportunidad no presenta ninguna innovación trascendente. Por momentos, el metraje se hace largo, porque su desarrollo es predecible y los puntos de tensión no logran provocar quiebres significativos, lo que configura una narrativa algo plana, que no brinda giros ni sorpresas, y que tampoco aprovecha la oportunidad de profundizar en la relación de Ron con su padre, interpretado por Jon Voight.
Sin embargo, y pese a las carencias descritas, “Same Kind of Different as Me” se logra superar por los fundamentos que plantea, por ser una historia verdadera y, además, por relevar la voz de sus protagonistas. Los valores presentes configuran las piezas principales de este relato. Vemos, entre muchos, la importancia de la amistad, la entrega generosa, la compresión, el pilar familiar, el servicio social, las acciones gratuitas en favor de un otro y el descubrimiento del verdadero amor desinteresado.
Una película familiar y esperanzadora aunque algo ingenua, que pone de relieve asuntos trascendentes de la existencia humana.
Ficha técnica
Título original: Same Kind of Different as Me
Año: 2017
Duración: 120 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Paramount Pictures, Disruption Entertainment, Skodam Films
Género: Drama | Basado en hechos reales. Racismo
Guion: Michael Carney, Alexander Foard. Libro: Ron Hall, Denver Moore
Música: John Paesano
Fotografía: Don Burgess
Reparto: Renée Zellweger, Jon Voight, Djimon Hounsou, Greg Kinnear, Olivia Holt, Dana Gourrier, Ann Mahoney, Nyles Steele, David Jensen, Peyton Wich, Lara Grice, Mykel Shannon Jenkins, Daniel Zacapa
Dirección: Michael Carney
Una historia inspirada en hechos reales presenta esta película dirigida por Michael Carney y basada en el libro del año 2006 escrito por Ron Hall, Denver Moore y Lynn Vincent.
El relato, abordado en primera persona por su protagonista Ron Hall -Greg Kinnear-, se refiere a dos períodos temporales. El presente, momento en que Ron se sumerja en el desafío de escribir un libro, y dos años antes, cuando comienzan los sucesos que quiere registrar.
Ron es un exitoso vendedor de arte casado con Deborah -Renée Zellweger-, pero su matrimonio se encuentra naufragando por profundas crisis agudizadas por el descubrimiento de aventura extramarital. No obstante las dificultades, ninguno de los dos quiere renunciar e intentan recomponer su vínculo, algo que no parece sencillo de conseguir.
Como Debbie desarrolla un importante servicio social en una iglesia local ayudando a personas sin hogar, una luz de esperanza se deja ver cuando le pide colaboración a Ron y se cruza en sus vidas Denver Moore -Djimon Hounsou-, un vagabundo bastante agresivo del que insospechadamente se van haciendo amigos.
La cinta tiene un marcado carácter reconfortante. Indudablemente es algo que hemos visto muchas veces antes, historias de redención, de sanación, de superación, y que en esta oportunidad no presenta ninguna innovación trascendente. Por momentos, el metraje se hace largo, porque su desarrollo es predecible y los puntos de tensión no logran provocar quiebres significativos, lo que configura una narrativa algo plana, que no brinda giros ni sorpresas, y que tampoco aprovecha la oportunidad de profundizar en la relación de Ron con su padre, interpretado por Jon Voight.
Sin embargo, y pese a las carencias descritas, “Same Kind of Different as Me” se logra superar por los fundamentos que plantea, por ser una historia verdadera y, además, por relevar la voz de sus protagonistas. Los valores presentes configuran las piezas principales de este relato. Vemos, entre muchos, la importancia de la amistad, la entrega generosa, la compresión, el pilar familiar, el servicio social, las acciones gratuitas en favor de un otro y el descubrimiento del verdadero amor desinteresado.
Una película familiar y esperanzadora aunque algo ingenua, que pone de relieve asuntos trascendentes de la existencia humana.
Ficha técnica
Título original: Same Kind of Different as Me
Año: 2017
Duración: 120 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Paramount Pictures, Disruption Entertainment, Skodam Films
Género: Drama | Basado en hechos reales. Racismo
Guion: Michael Carney, Alexander Foard. Libro: Ron Hall, Denver Moore
Música: John Paesano
Fotografía: Don Burgess
Reparto: Renée Zellweger, Jon Voight, Djimon Hounsou, Greg Kinnear, Olivia Holt, Dana Gourrier, Ann Mahoney, Nyles Steele, David Jensen, Peyton Wich, Lara Grice, Mykel Shannon Jenkins, Daniel Zacapa
Dirección: Michael Carney
jueves, 12 de agosto de 2021
El Padre
Disponible en Cines.
Anthony -Anthony Hopkins- pasa los 80 años y vive solo. No quiere ser cuidado, rechaza cualquier ayuda, siente que puede mantenerse por sí mismo sin ninguna dificultad. Anne -Olivia Colman-, su hija, con mucha paciencia, trata de convencerlo para que no se oponga a todas las cuidadoras que con tanto esmero y dedicación ella contrata. Anthony no quiere nada; reclama que la última persona le ha robado su reloj. Anne lo escucha, tiene que decirle algo importante, se mudará a Londres con su nuevo novio y su padre necesitará de alguien que vele por su bienestar.
Laura -Imogen Poots-, es la elegida. Llega puntual a la entrevista. Anthony se muestra coqueto y travieso. Es que le recuerda a Lucy, su hija menor. Congenian, se abre a la posibilidad, el plan de Anne toma forma, aunque su padre no esté para nada convencido. El escenario se torna más confuso porque todo avanza desordenadamente y los elementos comienzan a cambiar lenta y progresivamente. La mente de Anthony se conecta y desconecta con cada vez más frecuencia. El deterioro acrecienta la pérdida, aumentan sus vacíos, la delgada línea amenaza con romperse, el sufrimiento pronto se transforma en desesperación.
Son muchos los detalles presentes en esta película. Detalles que no son adornos, son parte esencial de una muy lograda configuración íntima. El desafío de mostrar estados mentales siempre ha sido difícil, por lo que la hazaña de Florian Zeller cobra más relevancia aun. No solo nos posiciona como observadores directos sino que nos hace ser parte de cada escena. Observamos a través de los ojos de Anthony, sentimos a través de sus silencios y miradas, estamos tan desorientados como él en sus confusiones y no sabemos distinguir qué es realidad y qué es imaginación.
Por cierto, la soberbia actuación de Anthony Hopkins resulta impactante. Al tener la edad de su personaje, no hay diferencia alguna. Es un rol hecho a su medida, probablemente, pero en el que además el actor se agiganta gracias a sus dotes artísticas, a su característica prestancia y a una humanidad que aflora desde los poros de su piel. ¡Inigualable interpretación! ¡Conmovedora y a la vez estremecedora! El brillo de sus ojos o aquellas pequeñas muecas en su rostro retratan externamente la pesadilla interior. ¿Lo percibe? ¿Se da cuenta de lo que sucede? Queda sembrada en nosotros la duda, Hopkins lo subraya, lo vive intensamente, no parece estar actuando, es la realidad pura la que se refleja en su ser.
Olivia Colman, interpretando a su hija, nos deja sin aliento en muchas de sus escenas. Vemos en ella un sufrimiento inconmensurable. Sentimientos encontrados que se desprenden desde lo inevitable de la enfermedad de su padre, a propósito de los cuidados necesarios dada su condición y por supuesto, también, por aquello que pudiera parecer egoísta y ciertamente no lo es; continuar su vida, su propio camino, su desarrollo como mujer, la esperanza de encontrar ese esquivo amor. Enternecen sus miradas, emociona su conflictuada interioridad. Colman también vive su personaje, no es solo un rol, va más allá del soporte fílmico, se compenetra y con ello hace brillar aun más a Anthony quien naturalmente se roba la pantalla.
La fotografía de Ben Smithard es rica y abundante en detalles. Los decorados son mostrados con sutileza. Podemos perder de vista algunos elementos específicos de una configuración que permanentemente está cambiando, levemente, y que a medida que transcurre el metraje nos deja observar mayores diferencias. El espacio es similar, pero lo que contiene no lo es. Hay pistas, algunas luces, sombras, recovecos, sonidos. Todo es claro y confuso al mismo tiempo. El reloj perdido y su escondite. El tiempo va y viene. ¡Qué manera de provocarnos confusión! Es un tratamiento cinematográfico especial, con un contenido riquísimo en sub textos que no dejan de interpelarnos constantemente.
La cámara de Florian Zeller sigue de cerca a sus protagonistas. Eso permite que estemos allí y que por momentos intercambiemos papeles. A veces estamos sentados en la misma habitación de Anthony, o lo acompañamos en sus viajes mentales, en su contradicción o en esa mirada perdida hacia la calle. El pollo está listo, la cena está servida. Estamos sentados en su mesa, en la cocina, o en su cuarto escuchando su música más preciada. Si conseguimos estar allí es porque Zeller ha logrado el objetivo. Comenzamos a sentir, a vivir y a soñar; también imaginamos y nos despertamos de pronto ante una realidad que no logramos concretar ni menos asimilar. Somos Anthony, también somos Anne; comprendemos, tal vez, pero no entendemos.
La película es sensible y aguda. Los valores que representa son fundamentales y las preguntas de fondo que plantea resultan acuciantes. El guion, basado en la obra original del director, es atmosférico y complejo. Tiene urgencia y calma a la vez. No se apura, no corre, no acelera. Permite respirar y también deja que mucho quede en el aire, a nuestros ojos, a nuestra interpretación. Y no es lento, al contrario, tiene un ritmo justo. Sin prisa pero sin pausa, como decimos más de una vez. Es que la situación es urgente pero no se resuelve con ninguna acción abrupta o atolondrada. El espacio es vital para sumergirnos en una historia que nos deja huella, que nos marca emocionalmente y que probablemente recordaremos por mucho tiempo.
Ficha técnica
Título original: The Father
Año: 2020
Duración: 97 minutos
País: Reino Unido
Productora: Co-production Reino Unido-Francia; Trademark Films, Embankment Films, Film4 Productions, F Comme Film, AG Studios NYC (Distribuidora: Lionsgate )
Género: Drama | Vejez/Madurez. Enfermedad. Alzheimer. Familia
Guion: Florian Zeller, Christopher Hampton (Obra: Florian Zeller)
Música: Ludovico Einaudi
Fotografía: Ben Smithard
Reparto: Anthony Hopkins, Olivia Colman, Imogen Poots, Rufus Sewell, Olivia Williams, Mark Gatiss, Evie Wray, Ayesha Dharker
Dirección: Florian Zeller
Anthony -Anthony Hopkins- pasa los 80 años y vive solo. No quiere ser cuidado, rechaza cualquier ayuda, siente que puede mantenerse por sí mismo sin ninguna dificultad. Anne -Olivia Colman-, su hija, con mucha paciencia, trata de convencerlo para que no se oponga a todas las cuidadoras que con tanto esmero y dedicación ella contrata. Anthony no quiere nada; reclama que la última persona le ha robado su reloj. Anne lo escucha, tiene que decirle algo importante, se mudará a Londres con su nuevo novio y su padre necesitará de alguien que vele por su bienestar.
Laura -Imogen Poots-, es la elegida. Llega puntual a la entrevista. Anthony se muestra coqueto y travieso. Es que le recuerda a Lucy, su hija menor. Congenian, se abre a la posibilidad, el plan de Anne toma forma, aunque su padre no esté para nada convencido. El escenario se torna más confuso porque todo avanza desordenadamente y los elementos comienzan a cambiar lenta y progresivamente. La mente de Anthony se conecta y desconecta con cada vez más frecuencia. El deterioro acrecienta la pérdida, aumentan sus vacíos, la delgada línea amenaza con romperse, el sufrimiento pronto se transforma en desesperación.
Son muchos los detalles presentes en esta película. Detalles que no son adornos, son parte esencial de una muy lograda configuración íntima. El desafío de mostrar estados mentales siempre ha sido difícil, por lo que la hazaña de Florian Zeller cobra más relevancia aun. No solo nos posiciona como observadores directos sino que nos hace ser parte de cada escena. Observamos a través de los ojos de Anthony, sentimos a través de sus silencios y miradas, estamos tan desorientados como él en sus confusiones y no sabemos distinguir qué es realidad y qué es imaginación.
Por cierto, la soberbia actuación de Anthony Hopkins resulta impactante. Al tener la edad de su personaje, no hay diferencia alguna. Es un rol hecho a su medida, probablemente, pero en el que además el actor se agiganta gracias a sus dotes artísticas, a su característica prestancia y a una humanidad que aflora desde los poros de su piel. ¡Inigualable interpretación! ¡Conmovedora y a la vez estremecedora! El brillo de sus ojos o aquellas pequeñas muecas en su rostro retratan externamente la pesadilla interior. ¿Lo percibe? ¿Se da cuenta de lo que sucede? Queda sembrada en nosotros la duda, Hopkins lo subraya, lo vive intensamente, no parece estar actuando, es la realidad pura la que se refleja en su ser.
Olivia Colman, interpretando a su hija, nos deja sin aliento en muchas de sus escenas. Vemos en ella un sufrimiento inconmensurable. Sentimientos encontrados que se desprenden desde lo inevitable de la enfermedad de su padre, a propósito de los cuidados necesarios dada su condición y por supuesto, también, por aquello que pudiera parecer egoísta y ciertamente no lo es; continuar su vida, su propio camino, su desarrollo como mujer, la esperanza de encontrar ese esquivo amor. Enternecen sus miradas, emociona su conflictuada interioridad. Colman también vive su personaje, no es solo un rol, va más allá del soporte fílmico, se compenetra y con ello hace brillar aun más a Anthony quien naturalmente se roba la pantalla.
La fotografía de Ben Smithard es rica y abundante en detalles. Los decorados son mostrados con sutileza. Podemos perder de vista algunos elementos específicos de una configuración que permanentemente está cambiando, levemente, y que a medida que transcurre el metraje nos deja observar mayores diferencias. El espacio es similar, pero lo que contiene no lo es. Hay pistas, algunas luces, sombras, recovecos, sonidos. Todo es claro y confuso al mismo tiempo. El reloj perdido y su escondite. El tiempo va y viene. ¡Qué manera de provocarnos confusión! Es un tratamiento cinematográfico especial, con un contenido riquísimo en sub textos que no dejan de interpelarnos constantemente.
La cámara de Florian Zeller sigue de cerca a sus protagonistas. Eso permite que estemos allí y que por momentos intercambiemos papeles. A veces estamos sentados en la misma habitación de Anthony, o lo acompañamos en sus viajes mentales, en su contradicción o en esa mirada perdida hacia la calle. El pollo está listo, la cena está servida. Estamos sentados en su mesa, en la cocina, o en su cuarto escuchando su música más preciada. Si conseguimos estar allí es porque Zeller ha logrado el objetivo. Comenzamos a sentir, a vivir y a soñar; también imaginamos y nos despertamos de pronto ante una realidad que no logramos concretar ni menos asimilar. Somos Anthony, también somos Anne; comprendemos, tal vez, pero no entendemos.
La película es sensible y aguda. Los valores que representa son fundamentales y las preguntas de fondo que plantea resultan acuciantes. El guion, basado en la obra original del director, es atmosférico y complejo. Tiene urgencia y calma a la vez. No se apura, no corre, no acelera. Permite respirar y también deja que mucho quede en el aire, a nuestros ojos, a nuestra interpretación. Y no es lento, al contrario, tiene un ritmo justo. Sin prisa pero sin pausa, como decimos más de una vez. Es que la situación es urgente pero no se resuelve con ninguna acción abrupta o atolondrada. El espacio es vital para sumergirnos en una historia que nos deja huella, que nos marca emocionalmente y que probablemente recordaremos por mucho tiempo.
Ficha técnica
Título original: The Father
Año: 2020
Duración: 97 minutos
País: Reino Unido
Productora: Co-production Reino Unido-Francia; Trademark Films, Embankment Films, Film4 Productions, F Comme Film, AG Studios NYC (Distribuidora: Lionsgate )
Género: Drama | Vejez/Madurez. Enfermedad. Alzheimer. Familia
Guion: Florian Zeller, Christopher Hampton (Obra: Florian Zeller)
Música: Ludovico Einaudi
Fotografía: Ben Smithard
Reparto: Anthony Hopkins, Olivia Colman, Imogen Poots, Rufus Sewell, Olivia Williams, Mark Gatiss, Evie Wray, Ayesha Dharker
Dirección: Florian Zeller
miércoles, 11 de agosto de 2021
Jungle Cruise
Disponible en Cines y Disney+ (Premier Access).
En el año 1916, la Dra. Lily Houghton -Emily Blunt-, experta botánica y también aventurera, está decidida a encontrar el árbol de las Lágrimas de la Luna. Su esperanza es aprovechar el poder de los pétalos curativos para el desarrollo de la medicina moderna y contribuir al esfuerzo bélico británico para ganar la guerra. Junto a su hermano MacGregor -Jack Whitehall-, se embarcan en un peligroso viaje a Sudamérica, y en Brasil contratan, para recorrer el Amazonas, a un histriónico capitán llamado Frank Wolff -Dwayne Johnson-, dueño de un barco fluvial que oferta cruceros por la jungla a precios económicos. El tercer protagonista, y el villano de turno, es Joachim -Jesse Plemons-, un loco y ambicioso príncipe Alemán quien, al mando de una expedición militar, quiere adueñarse del Árbol de la Vida, para volverse inmortal y lograr que Alemania gane la guerra.
Con el escenario descrito, esta aventura épica tiene configurados todos los elementos para augurar un desarrollo completo: peligro en cada rincón, cacerías humanas, ataques de todo tipo, efectos especiales estrambóticos, y bastante humor. Esta fórmula, que se repite una vez más tal como si de un manual se tratara, funciona casi a la perfección durante sus 127 minutos de duración.
Sobre la historia, no es mucho lo que se puede agregar porque es alambicada pero coherente, aunque no es el fuerte del relato. Acá, lo importante, es la acción y sus derivadas, es decir, todo aquello que frustre los planes iniciales, lo que se salga de lo formal y por supuesto todas las intrigas de este colorido safari por torrentosos ríos, llenos de sorpresas.
Dentro de lo más destacable de la cinta se encuentra la dupla Blunt - Johnson. Funciona como pocas, con mucha química y un innegable y atractivo imán que se complementa perfectamente con personajes secundarios liderados por Plemons, Whitehall, Ramírez, y Paul Giamatti, este último en un pequeño rol pero que se roba la pantalla en sus cortas escenas.
Mención aparte para la partitura de James Newton Howard que, para mí, es el punto más alto de esta producción. Sin esta composición musical, y tal como dice el dicho, “otro gallo cantaría”. Es que es tan importante su función entregando ritmo y cadencia, que de no estar presente, ver esta película resultaría una experiencia muy diferente.
“Jungle Cruise” sale airosa en sus aspectos más importantes. Entretiene, muestra aventuras y desventuras, agrega misterio, maldiciones, y también historias relacionadas con las primeras expediciones a América, todo ello desarrollado en escenarios visualmente atractivos, llenos de colores vibrantes, con protagonistas cercanos y secuencias vertiginosas que componen una montaña rusa de diversión garantizada. Para verla en cines.
Ficha técnica
Título original: Jungle Cruise
Año: 2021
Duración: 127 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Walt Disney Pictures, Zaftig Films, TSG Entertainment, Seven Bucks Productions, FPC Production, Davis Entertainment
Género: Aventuras. Comedia | I Guerra Mundial
Guion: Glenn Ficarra, John Requa, Michael Green
Música: James Newton Howard
Fotografía: Flavio Martínez Labiano
Reparto: Dwayne Johnson, Emily Blunt, Jesse Plemons, Edgar Ramirez, Jack Whitehall, Paul Giamatti, Dani Rovira, Quim Gutiérrez, Veronica Falcón, Raphael Alejandro, Andy Nyman, Annika Pampel, Emily Marie Palmer, Sulem Calderon, Met Clark, David Lengel
Dirección: Jaume Collet-Serra
En el año 1916, la Dra. Lily Houghton -Emily Blunt-, experta botánica y también aventurera, está decidida a encontrar el árbol de las Lágrimas de la Luna. Su esperanza es aprovechar el poder de los pétalos curativos para el desarrollo de la medicina moderna y contribuir al esfuerzo bélico británico para ganar la guerra. Junto a su hermano MacGregor -Jack Whitehall-, se embarcan en un peligroso viaje a Sudamérica, y en Brasil contratan, para recorrer el Amazonas, a un histriónico capitán llamado Frank Wolff -Dwayne Johnson-, dueño de un barco fluvial que oferta cruceros por la jungla a precios económicos. El tercer protagonista, y el villano de turno, es Joachim -Jesse Plemons-, un loco y ambicioso príncipe Alemán quien, al mando de una expedición militar, quiere adueñarse del Árbol de la Vida, para volverse inmortal y lograr que Alemania gane la guerra.
Con el escenario descrito, esta aventura épica tiene configurados todos los elementos para augurar un desarrollo completo: peligro en cada rincón, cacerías humanas, ataques de todo tipo, efectos especiales estrambóticos, y bastante humor. Esta fórmula, que se repite una vez más tal como si de un manual se tratara, funciona casi a la perfección durante sus 127 minutos de duración.
Sobre la historia, no es mucho lo que se puede agregar porque es alambicada pero coherente, aunque no es el fuerte del relato. Acá, lo importante, es la acción y sus derivadas, es decir, todo aquello que frustre los planes iniciales, lo que se salga de lo formal y por supuesto todas las intrigas de este colorido safari por torrentosos ríos, llenos de sorpresas.
Dentro de lo más destacable de la cinta se encuentra la dupla Blunt - Johnson. Funciona como pocas, con mucha química y un innegable y atractivo imán que se complementa perfectamente con personajes secundarios liderados por Plemons, Whitehall, Ramírez, y Paul Giamatti, este último en un pequeño rol pero que se roba la pantalla en sus cortas escenas.
Mención aparte para la partitura de James Newton Howard que, para mí, es el punto más alto de esta producción. Sin esta composición musical, y tal como dice el dicho, “otro gallo cantaría”. Es que es tan importante su función entregando ritmo y cadencia, que de no estar presente, ver esta película resultaría una experiencia muy diferente.
“Jungle Cruise” sale airosa en sus aspectos más importantes. Entretiene, muestra aventuras y desventuras, agrega misterio, maldiciones, y también historias relacionadas con las primeras expediciones a América, todo ello desarrollado en escenarios visualmente atractivos, llenos de colores vibrantes, con protagonistas cercanos y secuencias vertiginosas que componen una montaña rusa de diversión garantizada. Para verla en cines.
Ficha técnica
Título original: Jungle Cruise
Año: 2021
Duración: 127 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Walt Disney Pictures, Zaftig Films, TSG Entertainment, Seven Bucks Productions, FPC Production, Davis Entertainment
Género: Aventuras. Comedia | I Guerra Mundial
Guion: Glenn Ficarra, John Requa, Michael Green
Música: James Newton Howard
Fotografía: Flavio Martínez Labiano
Reparto: Dwayne Johnson, Emily Blunt, Jesse Plemons, Edgar Ramirez, Jack Whitehall, Paul Giamatti, Dani Rovira, Quim Gutiérrez, Veronica Falcón, Raphael Alejandro, Andy Nyman, Annika Pampel, Emily Marie Palmer, Sulem Calderon, Met Clark, David Lengel
Dirección: Jaume Collet-Serra
martes, 10 de agosto de 2021
Dónde está ella
Disponible en Arcadiafilms.cl
Olivier -Romain Duris-, trabaja como supervisor en una tienda de ventas “on line”. Su jornada es intensa y extenuante. Además, se preocupa de defender los derechos de sus compañeros de trabajo, intenta aplacar las injusticias y procurar mejores condiciones laborales. El duro día a día no le permite tener mucha presencia en casa, por lo que Laura -Lucie Debay-, su esposa, debe encargarse de sus pequeños hijos y de la también agotadora rutina familiar.
De un momento a otro, la vida de Olivier gira en 180 grados. Laura desaparece, su paradero es incierto, y desconoce las razones o motivaciones del repentino suceso. Su vida, que ya era complicada, ahora lo es aun más porque debe encargarse de la casa, de sus hijos, de seguir trabajando y por supuesto de intentar encontrar a su esposa.
Este filme, segundo largometraje del director Guillaume Senez, resulta interesante pues refleja de manera explícita las batallas (una vez más observamos un título -“Dónde está ella” en lugar del original “Nuestras Batallas”- que honestamente no se condice con la realización) que el protagonista debe librar diariamente. Y no solo es el protagonista, sino, además, todos quienes le acompañan en escena. En ese aspecto, el trabajo de configuración de los personajes secundarios es estupendo, pues algunos de ellos entran muy poco en pantalla y a pesar del poco tiempo de exposición logramos obtener varios detalles de sus historias. Esto, que es un trabajo de joyería, da cuenta de una cinta muy bien compuesta de principio a fin.
“Nos batailles”, es, también, una película rica en capas y subtextos. Cada hilo de contenido se puede desplegar individualmente y bien podría dar pie a otra película. Asimismo, el filme resulta muy interesante de analizar porque además de su excelente factura permite más de una interpretación. Por ejemplo, la realidad de Olivier se puede observar desde una óptica específica o bien desde otra diametralmente diferente, es decir, partiendo de la premisa de un trabajo deshumanizante o también desde un trabajo que tiene una marcada defensa de los derechos de los trabajadores, produciendo con ello, incluso, la propia postergación del protagonista.
Sutilmente, el director nos muestra un retrato, una fotografía, que no toma partido por uno u otro aspecto, y que tampoco indica que es correcto o incorrecto, traspasando a nosotros, los espectadores la labor de interpretar la instantánea. Cuando sucede algo así, permite que conversemos desde nuestra propia subjetividad acerca de cada uno de los temas, algo que naturalmente amplía y enriquece el debate.
Me cuesta decir que este drama es agradable de ver. Y permítanme volver al título en español para explicarlo, porque es un título reduccionista y que da cuenta de solo una incógnita, cuando la cinta, en su totalidad, plantea varias preguntas. Y como las interrogantes no son resueltas, las respuestas las debemos generar nosotros mismos. Sucede entonces, que cuando un trabajo interpela de esta forma, produce inquietud. Es por eso que para mí, es una película incómoda de ver pero que a la vez resulta gratificante, porque me hace pensar, reflexionar, y me sitúa en la realidad de Oliver, de Laura, y de todos quienes les acompañan. Empatizo con ellos, me pongo en sus lugares, me interno en sus pensamientos y sentimientos.
Por momentos, esta película puede incluso parecerse a un documental por lo transparente y honesto de su relato. El metraje hace que nos sumerjamos en un drama que no solo tiene que ver con el abandono o con redes cercanas de apoyo, que se perciben algo utilitarias y que pueden esconder relaciones familiares no necesariamente sanadas. Esto se logra gracias a un guion que da cuenta de realidades cotidianas y complejas, cercanas, y cada vez más presentes en la vida actual.
“Nuestras batallas” es delicada y tal vez deje un primer gusto amargo. De final abierto, parece de esas cintas que comenzaran mucho antes de su inicio formal y que se siguen desarrollando después de su visualización. Interesante ejemplo de un proceso creativo, siempre dinámico y en movimiento, fiel a un cine de autor que nos saca del espacio de confort y nos desafía a pensar fuera de nuestra burbuja.
Ficha técnica
Título original: Nos batailles
Año: 2018
Duración: 98 minutos
País: Bélgica
Productora: Coproducción Bélgica-Francia; Lota Productions, Les Films Pelléas, Savage Film
Género: Drama | Familia
Guion: Guillaume Senez, Raphaëlle Valbrune-Desplechin
Fotografía: Elin Kirschfink
Reparto: Romain Duris, Lucie Debay, Basile Grunberger, Léna Girard Voss, Laetitia Dosch, Laure Calamy, Dominique Valadié, Sarah Lepicard
Dirección: Guillaume Senez
Olivier -Romain Duris-, trabaja como supervisor en una tienda de ventas “on line”. Su jornada es intensa y extenuante. Además, se preocupa de defender los derechos de sus compañeros de trabajo, intenta aplacar las injusticias y procurar mejores condiciones laborales. El duro día a día no le permite tener mucha presencia en casa, por lo que Laura -Lucie Debay-, su esposa, debe encargarse de sus pequeños hijos y de la también agotadora rutina familiar.
De un momento a otro, la vida de Olivier gira en 180 grados. Laura desaparece, su paradero es incierto, y desconoce las razones o motivaciones del repentino suceso. Su vida, que ya era complicada, ahora lo es aun más porque debe encargarse de la casa, de sus hijos, de seguir trabajando y por supuesto de intentar encontrar a su esposa.
Este filme, segundo largometraje del director Guillaume Senez, resulta interesante pues refleja de manera explícita las batallas (una vez más observamos un título -“Dónde está ella” en lugar del original “Nuestras Batallas”- que honestamente no se condice con la realización) que el protagonista debe librar diariamente. Y no solo es el protagonista, sino, además, todos quienes le acompañan en escena. En ese aspecto, el trabajo de configuración de los personajes secundarios es estupendo, pues algunos de ellos entran muy poco en pantalla y a pesar del poco tiempo de exposición logramos obtener varios detalles de sus historias. Esto, que es un trabajo de joyería, da cuenta de una cinta muy bien compuesta de principio a fin.
“Nos batailles”, es, también, una película rica en capas y subtextos. Cada hilo de contenido se puede desplegar individualmente y bien podría dar pie a otra película. Asimismo, el filme resulta muy interesante de analizar porque además de su excelente factura permite más de una interpretación. Por ejemplo, la realidad de Olivier se puede observar desde una óptica específica o bien desde otra diametralmente diferente, es decir, partiendo de la premisa de un trabajo deshumanizante o también desde un trabajo que tiene una marcada defensa de los derechos de los trabajadores, produciendo con ello, incluso, la propia postergación del protagonista.
Sutilmente, el director nos muestra un retrato, una fotografía, que no toma partido por uno u otro aspecto, y que tampoco indica que es correcto o incorrecto, traspasando a nosotros, los espectadores la labor de interpretar la instantánea. Cuando sucede algo así, permite que conversemos desde nuestra propia subjetividad acerca de cada uno de los temas, algo que naturalmente amplía y enriquece el debate.
Me cuesta decir que este drama es agradable de ver. Y permítanme volver al título en español para explicarlo, porque es un título reduccionista y que da cuenta de solo una incógnita, cuando la cinta, en su totalidad, plantea varias preguntas. Y como las interrogantes no son resueltas, las respuestas las debemos generar nosotros mismos. Sucede entonces, que cuando un trabajo interpela de esta forma, produce inquietud. Es por eso que para mí, es una película incómoda de ver pero que a la vez resulta gratificante, porque me hace pensar, reflexionar, y me sitúa en la realidad de Oliver, de Laura, y de todos quienes les acompañan. Empatizo con ellos, me pongo en sus lugares, me interno en sus pensamientos y sentimientos.
Por momentos, esta película puede incluso parecerse a un documental por lo transparente y honesto de su relato. El metraje hace que nos sumerjamos en un drama que no solo tiene que ver con el abandono o con redes cercanas de apoyo, que se perciben algo utilitarias y que pueden esconder relaciones familiares no necesariamente sanadas. Esto se logra gracias a un guion que da cuenta de realidades cotidianas y complejas, cercanas, y cada vez más presentes en la vida actual.
“Nuestras batallas” es delicada y tal vez deje un primer gusto amargo. De final abierto, parece de esas cintas que comenzaran mucho antes de su inicio formal y que se siguen desarrollando después de su visualización. Interesante ejemplo de un proceso creativo, siempre dinámico y en movimiento, fiel a un cine de autor que nos saca del espacio de confort y nos desafía a pensar fuera de nuestra burbuja.
Ficha técnica
Título original: Nos batailles
Año: 2018
Duración: 98 minutos
País: Bélgica
Productora: Coproducción Bélgica-Francia; Lota Productions, Les Films Pelléas, Savage Film
Género: Drama | Familia
Guion: Guillaume Senez, Raphaëlle Valbrune-Desplechin
Fotografía: Elin Kirschfink
Reparto: Romain Duris, Lucie Debay, Basile Grunberger, Léna Girard Voss, Laetitia Dosch, Laure Calamy, Dominique Valadié, Sarah Lepicard
Dirección: Guillaume Senez
lunes, 9 de agosto de 2021
La iglesia de la salvación
Disponible en Netflix.
La Primera Iglesia Reformada se encuentra al norte del Nueva York, en Snowbridge. Su pastor, Ernst Toller -Ethan Hawke-, atraviesa un tiempo personal complicado pues experimenta una crisis de fe y, además, la asistencia al culto es cada vez menor, lo que acrecienta su desesperanza. Como opción, ha decidido llevar un diario de vida para poder plasmar sus pensamientos; planea escribirlo por al menos una año y luego eliminarlo. Toller también huye de un peso que le angustia y atormenta. Siendo excapellán militar, su hijo murió en Irak, algo que no ha podido superar y que le ha costado su matrimonio y provocado ingentes problemas de alcoholismo. Sin definiciones ni rumbo claro, el abrumado Pastor recurre a la “Abundant Life”, una gran iglesia evangélica en Albany que es propietaria de la histórica “First Reformed”, en busca de ayuda.
En medio de sus tribulaciones, se le acerca una feligresa, Mary -Amanda Seyfried-, una joven que busca apoyo para su esposo Michael, fervoroso defensor del medioambiente. La dificultad es mayor aun pues Mary espera un hijo y su marido no quiere que venga a un mundo en franco deterioro producto del cambio climático y del descuido y abuso de la humanidad. Cuando Toller se reúne con él, aumentan sus propias dudas y sus cuestionamientos crecen. Ya no solo se trata de la fe, se trata de la vida, de su entorno, de personas que están sufriendo y de decisiones trascendentes que marcarán sus vidas.
Esta película escrita y dirigida por Paul Schrader impacta desde varios puntos de vista. Algunos de ellos son evidentes, como la crisis de fe o el activismo medioambiental, pero su mayor riqueza se concentra en todo aquello que no es explícito y que recorre la humanidad más profunda de sus personajes. Schrader consigue, con un guion sorprendente, configurar una narración prístina, formalmente impecable y estilísticamente inquietante.
Analizar cada una de las vertientes que el relato presenta podría resultar efectivo pero le quitaría magia al descubrimiento. Es que el director se reserva para que caminemos de su mano y podamos observar -y especular- juntos. Por ello el tratamiento cinematográfico es también especial, nos encierra en un cuadro que deja fuera los bordes, centrando la imagen en lo principal, con encuadres precisos que realzan cada uno de los textos presentes en sus cuidadas escenas.
Las problemáticas son múltiples y están referidas, en la mayoría de las situaciones, a una intimidad profunda. Conocer el diario del Pastor deviene en una luz, pero a la vez nos incomoda su forma, pues por momentos nos sentimos invadiendo un reservado espacio interior. Somos testigos de sus disquisiciones, de sus dudas, de sus arrebatos y también de su necesidad de paz, aquella que no sabe dónde encontrar. También nos pasa algo similar con los personajes que le rodean, todos y cada uno, dado que poseen una construcción tan clara que transparentan sus convicciones -o contradicciones- más profundas.
La elaboración de este cine nos captura desde el primer momento. Imágenes perfectas, movimientos lentos, acercamientos, focos y primeros planos, se combinan con la lectura del diario y con encuentros que son precisos tanto en su forma como en su fondo. Hay tanto por revelar debajo de esas capas aparentemente superficiales, tanta razón y tanta emoción, que este trabajo tiene muy merecidos sus abundantes reconocimientos. Vaya caracterizaciones que nos brindan Ethan Hawke y de Amanda Seyfried, sin duda cómplices con el director, dos actores que consiguen elaborar personajes que con solo con mirar la cámara transmiten honestidad y verdad.
Qué bueno que podamos encontrar películas como esta en la cartelera de una plataforma de streaming como Netflix. Es otro tipo de cine, de construcción y elaboración, de profundidad y reflexión, de vida y humanidad. Esta propuesta cala hondo e interpela con trazos gruesos nuestra delgada interioridad personal. Debemos verla con calma, con dedicación, sin prisa. Y también tener el tiempo para analizarla, dejar que fluya en nuestro pensamiento y sentirla. A veces tanta honestidad puede resultar difícil de asumir, pero finalmente se goza, pues no hay nada más agudo que cuestionar nuestra propia existencia, hacernos preguntas difíciles e intentar encontrar esas esquivas respuestas.
Ficha técnica
Título original: First Reformed
Año: 2017
Duración: 108 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Coproducción Estados Unidos-Reino Unido-Australia; Killer Films, Omeira Studio Partners, Fibonacci Films, Arclight Films, Big Indie Pictures. Distribuidora: A24
Género: Drama | Religión. Cine independiente USA
Guion: Paul Schrader
Música: Brian "Lustmord" Williams
Fotografía: Alexander Dynan
Reparto: Ethan Hawke, Amanda Seyfried, Cedric the Entertainer, Michael Gaston, Victoria Hill, Philip Ettinger, Bill Hoag, Michael Metta, Frank Rodriguez, Mahaleia Gray, Elanna White, Satchel Eden Bell, Joseph Anthony Jerez, Jake Alden-Falconer, Otis Edward Cotton, Delano Montgomery
Dirección: Paul Schrader
La Primera Iglesia Reformada se encuentra al norte del Nueva York, en Snowbridge. Su pastor, Ernst Toller -Ethan Hawke-, atraviesa un tiempo personal complicado pues experimenta una crisis de fe y, además, la asistencia al culto es cada vez menor, lo que acrecienta su desesperanza. Como opción, ha decidido llevar un diario de vida para poder plasmar sus pensamientos; planea escribirlo por al menos una año y luego eliminarlo. Toller también huye de un peso que le angustia y atormenta. Siendo excapellán militar, su hijo murió en Irak, algo que no ha podido superar y que le ha costado su matrimonio y provocado ingentes problemas de alcoholismo. Sin definiciones ni rumbo claro, el abrumado Pastor recurre a la “Abundant Life”, una gran iglesia evangélica en Albany que es propietaria de la histórica “First Reformed”, en busca de ayuda.
En medio de sus tribulaciones, se le acerca una feligresa, Mary -Amanda Seyfried-, una joven que busca apoyo para su esposo Michael, fervoroso defensor del medioambiente. La dificultad es mayor aun pues Mary espera un hijo y su marido no quiere que venga a un mundo en franco deterioro producto del cambio climático y del descuido y abuso de la humanidad. Cuando Toller se reúne con él, aumentan sus propias dudas y sus cuestionamientos crecen. Ya no solo se trata de la fe, se trata de la vida, de su entorno, de personas que están sufriendo y de decisiones trascendentes que marcarán sus vidas.
Esta película escrita y dirigida por Paul Schrader impacta desde varios puntos de vista. Algunos de ellos son evidentes, como la crisis de fe o el activismo medioambiental, pero su mayor riqueza se concentra en todo aquello que no es explícito y que recorre la humanidad más profunda de sus personajes. Schrader consigue, con un guion sorprendente, configurar una narración prístina, formalmente impecable y estilísticamente inquietante.
Analizar cada una de las vertientes que el relato presenta podría resultar efectivo pero le quitaría magia al descubrimiento. Es que el director se reserva para que caminemos de su mano y podamos observar -y especular- juntos. Por ello el tratamiento cinematográfico es también especial, nos encierra en un cuadro que deja fuera los bordes, centrando la imagen en lo principal, con encuadres precisos que realzan cada uno de los textos presentes en sus cuidadas escenas.
Las problemáticas son múltiples y están referidas, en la mayoría de las situaciones, a una intimidad profunda. Conocer el diario del Pastor deviene en una luz, pero a la vez nos incomoda su forma, pues por momentos nos sentimos invadiendo un reservado espacio interior. Somos testigos de sus disquisiciones, de sus dudas, de sus arrebatos y también de su necesidad de paz, aquella que no sabe dónde encontrar. También nos pasa algo similar con los personajes que le rodean, todos y cada uno, dado que poseen una construcción tan clara que transparentan sus convicciones -o contradicciones- más profundas.
La elaboración de este cine nos captura desde el primer momento. Imágenes perfectas, movimientos lentos, acercamientos, focos y primeros planos, se combinan con la lectura del diario y con encuentros que son precisos tanto en su forma como en su fondo. Hay tanto por revelar debajo de esas capas aparentemente superficiales, tanta razón y tanta emoción, que este trabajo tiene muy merecidos sus abundantes reconocimientos. Vaya caracterizaciones que nos brindan Ethan Hawke y de Amanda Seyfried, sin duda cómplices con el director, dos actores que consiguen elaborar personajes que con solo con mirar la cámara transmiten honestidad y verdad.
Qué bueno que podamos encontrar películas como esta en la cartelera de una plataforma de streaming como Netflix. Es otro tipo de cine, de construcción y elaboración, de profundidad y reflexión, de vida y humanidad. Esta propuesta cala hondo e interpela con trazos gruesos nuestra delgada interioridad personal. Debemos verla con calma, con dedicación, sin prisa. Y también tener el tiempo para analizarla, dejar que fluya en nuestro pensamiento y sentirla. A veces tanta honestidad puede resultar difícil de asumir, pero finalmente se goza, pues no hay nada más agudo que cuestionar nuestra propia existencia, hacernos preguntas difíciles e intentar encontrar esas esquivas respuestas.
Ficha técnica
Título original: First Reformed
Año: 2017
Duración: 108 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Coproducción Estados Unidos-Reino Unido-Australia; Killer Films, Omeira Studio Partners, Fibonacci Films, Arclight Films, Big Indie Pictures. Distribuidora: A24
Género: Drama | Religión. Cine independiente USA
Guion: Paul Schrader
Música: Brian "Lustmord" Williams
Fotografía: Alexander Dynan
Reparto: Ethan Hawke, Amanda Seyfried, Cedric the Entertainer, Michael Gaston, Victoria Hill, Philip Ettinger, Bill Hoag, Michael Metta, Frank Rodriguez, Mahaleia Gray, Elanna White, Satchel Eden Bell, Joseph Anthony Jerez, Jake Alden-Falconer, Otis Edward Cotton, Delano Montgomery
Dirección: Paul Schrader
viernes, 6 de agosto de 2021
Penguin Bloom
Disponible en Netflix.
Naomi Watts es Sam Bloom, esposa y madre de tres hijos con una familia estable y feliz, que durante unas vacaciones en Tailandia sufre un serio accidente que la deja paralítica. Esta situación da vuelta su vida y la de quienes le rodean pues ya no se puede valer por sí misma, depende de los demás para hacer cosas mínimas y su participación en lo cotidiano queda reducida a ser una mera espectadora.
Sam pierde las ganas de vivir, de seguir adelante, le resulta difícil poder sobreponerse a lo que le ha sucedido. El hecho de seguir con vida no parece suficiente, todo carece de sentido, no hay horizonte que pueda entregarle alguna motivación. Además de lo anterior, las cosas en su casa no caminan del todo bien. Su esposo Cameron -Andrew Lincoln-, se esfuerza pero no consigue abarcarlo todo y los niños, Noah, Rueben y Oli, tampoco pueden hacer mucho para ayudar a su madre.
El escenario cambia cuando sus hijos encuentran y llevan a casa a un herido polluelo de urraca al que llaman Penguin. Deben cuidarlo porque está débil, alimentarlo, darle gotitas de agua, mimarlo y jugar con él. Lo que en un principio es una carga para Sam, lentamente se transforma en un ejemplo, un motivo y una esperanza. Empezará a resurgir y lentamente a tomar conciencia que ella también puede salir adelante.
Basada en el libro “Penguin Bloom”, escrito por Cameron Bloom y Bradley Trevor Greive, la cinta presenta una historia basada en hechos reales. Dirigida por Glendyn Ivin, el relato es vivencial, explícito y emotivo. Aunque carece de mayor tensión y de una mayor construcción de sus personajes, el metraje es agradable y a la vez esperanzador. La forma que adopta para resolver los conflictos es tal vez demasiado mágica, pero su foco no está en esa construcción sino en el hecho de mostrar una historia real de superación y sobrevivencia.
“Penguin Bloom” funciona en su estilo aunque rosa el drama fácil, muchas veces visto y también habitualmente mal resuelto. Esta vez, y posiblemente gracias a la actuación de Naomi Watts, lo supera, sin embargo se aprecia su debilidad en un deslavado Andrew Lincoln, quien parece no soportar el peso propuesto para su papel.
En resumen, amor, resiliencia y superación, en cortos 95 minutos. Una película para levantar el ánimo y comprobar que, ante las mayores dificultades, sí se puede obtener la fuerza y el valor para superarlas. Notable las imágenes con la urraca, un personaje más -muy en el centro, indudablemente-, lo que crea una conexión especial ante la maravilla de la naturaleza, los comportamientos y lo fundamental del apoyo emocional y espiritual.
Ficha técnica
Título original: Penguin Bloom
Año: 2020
Duración: 95 minutos
País: Australia
Productora: Coproducción Australia-Estados Unidos; Broadtalk, Made Up Stories
Género: Drama | Discapacidad. Aves/Pájaros
Guion: Harry Cripps, Shaun Grant. Libro: Cameron Bloom, Bradley Trevor Greive
Música: Marcelo Zarvos
Fotografía: Sam Chiplin
Reparto: Naomi Watts, Andrew Lincoln, Jacki Weaver, Rachel House, Gia Carides, Leeanna Walsman, Lisa Hensley, Randolph Fields, Felix Cameron, Griffin Murray-Johnston, Abe Clifford-Barr
Dirección: Glendyn Ivin
Sam pierde las ganas de vivir, de seguir adelante, le resulta difícil poder sobreponerse a lo que le ha sucedido. El hecho de seguir con vida no parece suficiente, todo carece de sentido, no hay horizonte que pueda entregarle alguna motivación. Además de lo anterior, las cosas en su casa no caminan del todo bien. Su esposo Cameron -Andrew Lincoln-, se esfuerza pero no consigue abarcarlo todo y los niños, Noah, Rueben y Oli, tampoco pueden hacer mucho para ayudar a su madre.
El escenario cambia cuando sus hijos encuentran y llevan a casa a un herido polluelo de urraca al que llaman Penguin. Deben cuidarlo porque está débil, alimentarlo, darle gotitas de agua, mimarlo y jugar con él. Lo que en un principio es una carga para Sam, lentamente se transforma en un ejemplo, un motivo y una esperanza. Empezará a resurgir y lentamente a tomar conciencia que ella también puede salir adelante.
Basada en el libro “Penguin Bloom”, escrito por Cameron Bloom y Bradley Trevor Greive, la cinta presenta una historia basada en hechos reales. Dirigida por Glendyn Ivin, el relato es vivencial, explícito y emotivo. Aunque carece de mayor tensión y de una mayor construcción de sus personajes, el metraje es agradable y a la vez esperanzador. La forma que adopta para resolver los conflictos es tal vez demasiado mágica, pero su foco no está en esa construcción sino en el hecho de mostrar una historia real de superación y sobrevivencia.
“Penguin Bloom” funciona en su estilo aunque rosa el drama fácil, muchas veces visto y también habitualmente mal resuelto. Esta vez, y posiblemente gracias a la actuación de Naomi Watts, lo supera, sin embargo se aprecia su debilidad en un deslavado Andrew Lincoln, quien parece no soportar el peso propuesto para su papel.
En resumen, amor, resiliencia y superación, en cortos 95 minutos. Una película para levantar el ánimo y comprobar que, ante las mayores dificultades, sí se puede obtener la fuerza y el valor para superarlas. Notable las imágenes con la urraca, un personaje más -muy en el centro, indudablemente-, lo que crea una conexión especial ante la maravilla de la naturaleza, los comportamientos y lo fundamental del apoyo emocional y espiritual.
Ficha técnica
Título original: Penguin Bloom
Año: 2020
Duración: 95 minutos
País: Australia
Productora: Coproducción Australia-Estados Unidos; Broadtalk, Made Up Stories
Género: Drama | Discapacidad. Aves/Pájaros
Guion: Harry Cripps, Shaun Grant. Libro: Cameron Bloom, Bradley Trevor Greive
Música: Marcelo Zarvos
Fotografía: Sam Chiplin
Reparto: Naomi Watts, Andrew Lincoln, Jacki Weaver, Rachel House, Gia Carides, Leeanna Walsman, Lisa Hensley, Randolph Fields, Felix Cameron, Griffin Murray-Johnston, Abe Clifford-Barr
Dirección: Glendyn Ivin
lunes, 2 de agosto de 2021
La mano del demonio
Disponible en Cinemark.cl
Un hecho violento marca a un joven matrimonio. Son asaltados en su casa y Andrey -Semyon Serzin- arrastra la culpa de haber huido y dejado sola a su esposa Olya -Marina Vasileva-. Este daño, irreparable, le impulsa a buscar ayuda, a encontrar algo que pueda borrar los recuerdos de su mujer y salvar su matrimonio.
Andrey, por consejo de un colega, acude a Mara -Aleksandra Revenko-, una misteriosa y atractiva mujer que cultiva hongos medicinales que prometen provocar el efecto deseado. Sin embargo, todo resulta confuso, le genera dudas, no le convence totalmente. Incluso, con la sesión de hipnosis inicial, el recuerdo de la situación vivida es tan nítido que da la impresión que nunca va a ser posible dejarlo atrás.
A pesar de sus instintos, Andrey regresa para llevar a cabo el procedimiento y Mara solo le pide una cosa a cambio: que cuide su departamento unos meses. Eso significa mudarse allí con Olya, convivir con los cultivos y también con los secretos oscuros y tenebrosos que alberga el enigmático lugar.
De origen ruso, esta película cuyo título original es “Pobochnyi effekt” -Efecto Secundario- explora un terror diferente. La cinta comienza con un misterio pero se queda solo en el enunciado. Luego, por al menos 30 minutos, solo expone antecedentes, etapa que abarca un tercio del metraje. Solo desde ese instante comienza a desarrollar secuencias de sucesos extraños que generan inquietud y una mínima tensión. Y todo esto lentamente, muy lentamente.
La forma, el colorido y la banda sonora son los aspectos más destacables de la filmación, porque, en contraposición, el guion y desarrollo de la historia deja mucho que desear. Se deshilacha por todos sus bordes, sin sustancia ni planteos, siguiendo una espiral que no convence en lo absoluto.
“La mano del demonio”, título comercial en español y que naturalmente lleva a equívocos, tiene mejor cartel de lo que propone su puesta en escena. Siempre se espera más, sobre todo de una industria que no es la clásica y que podría tener raíces diferenciadoras importantes. No sé, alguna vuelta de turca, un giro novedoso, algo inesperado, un remate diferente. Pero no, este no es el caso. La película se enreda y no logra salir de su propia debacle y termina apurada, sin explotar vetas que pudieron ser más interesantes, por ejemplo sobre el pasado y esa conexión subterránea -y tenebrosa- con el tiempo presente.
Ficha técnica
Título original: Pobochnyi effekt
Año: 2020
Duración: 93 minutos
País: Rusia
Productora: Drug Druga. Distribuidora: Sony International
Género: Terror. Thriller
Guion: Aleksey Kazakov
Fotografía: Evgeny Kozlov
Reparto: Semyon Serzin, Marina Vasileva, Aleksandra Revenko, Anatoli Zhuravlyov, Maria Abramova, Maria Karpova, Stepan Devonin, Sergey Cherdantsev, Natalya Dedeyko, Nikita Tezov, Lyubov Firsova
Dirección: Aleksey Kazakov
Andrey, por consejo de un colega, acude a Mara -Aleksandra Revenko-, una misteriosa y atractiva mujer que cultiva hongos medicinales que prometen provocar el efecto deseado. Sin embargo, todo resulta confuso, le genera dudas, no le convence totalmente. Incluso, con la sesión de hipnosis inicial, el recuerdo de la situación vivida es tan nítido que da la impresión que nunca va a ser posible dejarlo atrás.
A pesar de sus instintos, Andrey regresa para llevar a cabo el procedimiento y Mara solo le pide una cosa a cambio: que cuide su departamento unos meses. Eso significa mudarse allí con Olya, convivir con los cultivos y también con los secretos oscuros y tenebrosos que alberga el enigmático lugar.
De origen ruso, esta película cuyo título original es “Pobochnyi effekt” -Efecto Secundario- explora un terror diferente. La cinta comienza con un misterio pero se queda solo en el enunciado. Luego, por al menos 30 minutos, solo expone antecedentes, etapa que abarca un tercio del metraje. Solo desde ese instante comienza a desarrollar secuencias de sucesos extraños que generan inquietud y una mínima tensión. Y todo esto lentamente, muy lentamente.
La forma, el colorido y la banda sonora son los aspectos más destacables de la filmación, porque, en contraposición, el guion y desarrollo de la historia deja mucho que desear. Se deshilacha por todos sus bordes, sin sustancia ni planteos, siguiendo una espiral que no convence en lo absoluto.
“La mano del demonio”, título comercial en español y que naturalmente lleva a equívocos, tiene mejor cartel de lo que propone su puesta en escena. Siempre se espera más, sobre todo de una industria que no es la clásica y que podría tener raíces diferenciadoras importantes. No sé, alguna vuelta de turca, un giro novedoso, algo inesperado, un remate diferente. Pero no, este no es el caso. La película se enreda y no logra salir de su propia debacle y termina apurada, sin explotar vetas que pudieron ser más interesantes, por ejemplo sobre el pasado y esa conexión subterránea -y tenebrosa- con el tiempo presente.
Ficha técnica
Título original: Pobochnyi effekt
Año: 2020
Duración: 93 minutos
País: Rusia
Productora: Drug Druga. Distribuidora: Sony International
Género: Terror. Thriller
Guion: Aleksey Kazakov
Fotografía: Evgeny Kozlov
Reparto: Semyon Serzin, Marina Vasileva, Aleksandra Revenko, Anatoli Zhuravlyov, Maria Abramova, Maria Karpova, Stepan Devonin, Sergey Cherdantsev, Natalya Dedeyko, Nikita Tezov, Lyubov Firsova
Dirección: Aleksey Kazakov
Suscribirse a:
Entradas (Atom)