Disponible en Netflix.
Joe Baylor -Jake Gyllenhaal-, es un oficial de la policía de Los Ángeles que se encuentra destinado en un centro de llamadas del 911. Se nota cansado y cabreado, porque no es muy empático ni prolijo en los casos que tiene que atender, sin embargo el llamado de una mujer, Emily Lighton -voz de Riley Keough-, le resulta inquietante pues, entre sollozos, le revela que ha sido secuestrada. Las pistas son mínimas y Joe juega todas sus fichas para que la policía encuentre una camioneta blanca, vehículo en el que viajaría la mujer, aunque sin número de matrícula u otros datos, esto parece una misión imposible.
Joe se desespera, recurre a otras unidades, pero las puertas parecen cerrarse por completo. En ese momento decide llamar a la casa de Emily. Quien atiende el teléfono es su hija Abby, de solo seis años, y aporta antecedentes importantes respecto a su madre, su padre y su hermanito pequeño. El reloj corre y todo es contra el tiempo. ¿Podrá, Joe, salvar a Emily?
“The Guilty” resulta sorpresiva si no se conoce la película en la que está basada, porque este “remake” está, al menos, un tono más abajo que el original danés del 2018. Aun así, resulta interesante -aunque no necesaria o indispensable-, y esto es, básicamente, gracias a la actuación de su protagonista.
Antoine Fuqua da vida a un guion de Nic Pizzolatto basado en el texto escrito por Emil Nygaard Albertsen y Gustav Möller. El ritmo es vertiginoso, la edición certera, y se captan bien los espacios interiores cautivos para que podamos imaginar lo que sucede sin verlo en pantalla. Este diseño minimalista está bien concebido y la filmación de Fuqua le aporta claridad y precisión.
Jake Gyllenhaal vive su papel, se compenetra. Deja traslucir algunos rasgos de violencia de un protagonista que está a la espera de una audiencia en la corte por un incidente ocurrido algunos meses antes. Joe evidencia incomodidad, no sabe cómo resolver su mundo interior y traspasa aquello a su trabajo. Sus tonos de voz varían según las situaciones y denotan claramente su esencia, relevando el gran trabajo actoral de Gyllenhaal para soportar todo el peso de toda la película.
Con una duración justa de una hora y treinta minutos, “Culpable” logra que necesitemos resolver la incógnita, nos atrapa con sus giros y nos mantiene pegados a la pantalla. Si agregamos una capitulación correcta además de un cierre inesperado, estamos frente a una película que no solo funciona sino que, además, cumple perfectamente con lo que promete. Ni más ni menos, y eso ya es bastante que decir.
Ficha técnica
Título original: The Guilty
Año: 2021
Duración: 89 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Amet Entertainment, Bold Films, Fuqua Films, Nine Stories Productions, Endeavor Content. Distribuidora: Netflix
Género: Thriller. Intriga | Policíaco. Secuestros / Desapariciones. Remake
Guion: Nic Pizzolatto. Guion original: Emil Nygaard Albertsen, Gustav Möller
Música: Marcelo Zarvos
Fotografía: Maz Makhani
Reparto: Jake Gyllenhaal, Adrian Martinez, Christina Vidal, Eli Goree, David Castaneda, Oscar Balderrama, Becky Wu, Bret Porter. Voz: Riley Keough, Peter Sarsgaard, Ethan Hawke, Paul Dano
Dirección: Antoine Fuqua
jueves, 31 de marzo de 2022
martes, 29 de marzo de 2022
Una sombra en mi ojo
Disponible en Netflix.
Un hecho real sirve de base para esta película dirigida por Ole Bornedal. Se trata de un bombardeo ejecutado el 21 de marzo de 1945 por parte de la Fuerza Aérea Real para aniquilar la sede de la Gestapo en Copenhague. Un accidente, un error, y malas decisiones, permitieron que este ataque terminara en una tragedia de proporciones, destruyendo una escuela y provocando la muerte de más de 120 personas, 86 niños entre ellas.
La película es previsible -conocemos la historia y su desenlace-, sin embargo está bien hecha. Al comenzar, el guion presenta varios escenarios, varias partes que se encuentran distantes y constituyen una suerte de puzzle. ¿Cómo podrán ser unidas? El relato lo consigue pausadamente, a través de un delgado hilo conductor que provoca lentamente que cada uno de sus componentes se vayan enlazando.
El horror, el miedo, la desolación y la destrucción que expone la cinta dan cuenta, una vez más, de lo absurda que es la guerra. Las imágenes crudas que presenciamos no dejan dudas. Sufren las víctimas inocentes pues esta clase de errores cuestan vidas, algo que marca el alma de muchas personas dejando heridas indelebles.
La historia está visada desde cuatro perspectivas diferentes. Primero, desde los niños, mostrando su inocencia, su fragilidad, la incomprensión sobre lo que sucede, provocando, en algunos, un estado de shock que inmoviliza. Vemos también una mirada desde la familia, desde la natural preocupación de los padres y las prioridades que deben escoger cuando la supervivencia se transforma en lo más crucial e importante.
Otra perspectiva es la que se entrega desde el mundo de la Fe. Los cuestionamientos que tiene esta joven monja dan cuenta de una prueba, de un trance que no tiene explicación, sobre todo si tomamos en cuenta lo que está sucediendo. Esta crisis de fe refleja la tensión entre racionalidad y espiritualidad, algo que desafía la lógica aunque finalmente sobresalga una maravillosa vocación de servicio.
La mirada desde los aviadores que llevan a cabo los ataques es tal vez la menos desarrollada. Se ve más lejana, incierta. Allí pareciera que el cometer un error no tiene consecuencias, visión que solo en una escena presenta algo diferente, un posible remordimiento, tal vez una pequeña toma de conciencia sobre una misión específica en la que han quedado completamente a la deriva y a ciegas.
Ante el vacío del alma en el que se sumerge este relato, surge como consuelo el amor. Cuando se cae en la desesperanza, aparece una luz de redención, de sacrificio, de trascendencia. Al mismo tiempo, se abre paso un enorme sentido de protección, lo que inclina la balanza hacia el lado más humano de un conflicto bélico que resulta tan cruento como incomprensible. Por si fuera poco, la actualidad de la cinta es inquietante. Lo que vemos en Ucrania, hoy día, en vivo y en directo, es muy similar, y es imposible no conmoverse y no sentir que se repite la historia, una y otra vez.
“Skyggen i mit øje” rescata un hecho doloroso, triste, absurdo, imperdonable. Es necesario contar esta historia, relevarla y difundirla para entender mejor los hechos originales y sus trágicas consecuencias. De esta forma, este trabajo llega a ser un honesto homenaje a las víctimas de aquella fatal operación de marzo de 1945 elevándose a través de su memoria.
Ficha
Título original: Skyggen i mit øje
Año: 2021
Duración: 107 minutos
País: Dinamarca
Productora: Miso Film
Género: Bélico. Drama | II Guerra Mundial
Guion: Ole Bornedal
Música: Marco Beltrami, Buck Sanders, Ceiri Torjussen
Fotografía: Lasse Frank Johannessen
Reparto: Danica Curcic, Alex Høgh Andersen, Susse Wold, Fanny Bornedal, Caspar Phillipson, Morten Suurballe, Maria Rossing, Patricia Schumann, Rikke Louise Andersson, Kristian Ibler, James Tarpey, Jens Sætter-Lassen, Mads Hjulmand
Dirección: Ole Bornedal
La película es previsible -conocemos la historia y su desenlace-, sin embargo está bien hecha. Al comenzar, el guion presenta varios escenarios, varias partes que se encuentran distantes y constituyen una suerte de puzzle. ¿Cómo podrán ser unidas? El relato lo consigue pausadamente, a través de un delgado hilo conductor que provoca lentamente que cada uno de sus componentes se vayan enlazando.
El horror, el miedo, la desolación y la destrucción que expone la cinta dan cuenta, una vez más, de lo absurda que es la guerra. Las imágenes crudas que presenciamos no dejan dudas. Sufren las víctimas inocentes pues esta clase de errores cuestan vidas, algo que marca el alma de muchas personas dejando heridas indelebles.
La historia está visada desde cuatro perspectivas diferentes. Primero, desde los niños, mostrando su inocencia, su fragilidad, la incomprensión sobre lo que sucede, provocando, en algunos, un estado de shock que inmoviliza. Vemos también una mirada desde la familia, desde la natural preocupación de los padres y las prioridades que deben escoger cuando la supervivencia se transforma en lo más crucial e importante.
Otra perspectiva es la que se entrega desde el mundo de la Fe. Los cuestionamientos que tiene esta joven monja dan cuenta de una prueba, de un trance que no tiene explicación, sobre todo si tomamos en cuenta lo que está sucediendo. Esta crisis de fe refleja la tensión entre racionalidad y espiritualidad, algo que desafía la lógica aunque finalmente sobresalga una maravillosa vocación de servicio.
La mirada desde los aviadores que llevan a cabo los ataques es tal vez la menos desarrollada. Se ve más lejana, incierta. Allí pareciera que el cometer un error no tiene consecuencias, visión que solo en una escena presenta algo diferente, un posible remordimiento, tal vez una pequeña toma de conciencia sobre una misión específica en la que han quedado completamente a la deriva y a ciegas.
Ante el vacío del alma en el que se sumerge este relato, surge como consuelo el amor. Cuando se cae en la desesperanza, aparece una luz de redención, de sacrificio, de trascendencia. Al mismo tiempo, se abre paso un enorme sentido de protección, lo que inclina la balanza hacia el lado más humano de un conflicto bélico que resulta tan cruento como incomprensible. Por si fuera poco, la actualidad de la cinta es inquietante. Lo que vemos en Ucrania, hoy día, en vivo y en directo, es muy similar, y es imposible no conmoverse y no sentir que se repite la historia, una y otra vez.
“Skyggen i mit øje” rescata un hecho doloroso, triste, absurdo, imperdonable. Es necesario contar esta historia, relevarla y difundirla para entender mejor los hechos originales y sus trágicas consecuencias. De esta forma, este trabajo llega a ser un honesto homenaje a las víctimas de aquella fatal operación de marzo de 1945 elevándose a través de su memoria.
Ficha
Título original: Skyggen i mit øje
Año: 2021
Duración: 107 minutos
País: Dinamarca
Productora: Miso Film
Género: Bélico. Drama | II Guerra Mundial
Guion: Ole Bornedal
Música: Marco Beltrami, Buck Sanders, Ceiri Torjussen
Fotografía: Lasse Frank Johannessen
Reparto: Danica Curcic, Alex Høgh Andersen, Susse Wold, Fanny Bornedal, Caspar Phillipson, Morten Suurballe, Maria Rossing, Patricia Schumann, Rikke Louise Andersson, Kristian Ibler, James Tarpey, Jens Sætter-Lassen, Mads Hjulmand
Dirección: Ole Bornedal
sábado, 26 de marzo de 2022
Anticipo Premios Óscar 2022 para "Mejor Película"
Este año, luego de ver las 10 cintas nominadas a “Mejor Película”, escribo mis proyecciones y los respectivos comentarios de cada una.
¿Cuál ganará?
CODA o El poder del perro. Entre las dos está la incógnita.
¿Cuál me gustaría que ganara?
Amor sin Barreras
¿Cuál debería ganar?
Drive My Car
¿Cuál ganará?
CODA o El poder del perro. Entre las dos está la incógnita.
¿Cuál me gustaría que ganara?
Amor sin Barreras
¿Cuál debería ganar?
Drive My Car
¿Cuál sería la sorpresa?
Belfast
Acá mis comentarios:
- CODA
- El poder del perro
- Amor sin Barreras
- Belfast
- Drive My Car
Belfast
Acá mis comentarios:
- CODA
- El poder del perro
- Amor sin Barreras
- Belfast
- Drive My Car
viernes, 25 de marzo de 2022
Drive my Car
“Drive my Car”, dirigida por Ryûsuke Hamaguchi, es una película intensa, conmovedora, rebosante de metáforas. Con tono íntimo y reflexivo, logra tocar el alma gracias a un notable tratamiento impresionista.
Yusuke Kafuku -Hidetoshi Nishijima-, actor y director de teatro, es contratado para realizar el montaje de la obra "Tío Vania”, de Antón Chéjov, en un festival en Hiroshima. Se trata de una propuesta original, innovadora y además multilingüe, que convoca a muchos actores que deben ser seleccionados a través de audiciones. Por otra parte, la producción del festival es estricta y tiene como norma asignar un chofer al director, quien ha llegado a la ciudad en su propio auto, un Saab 900 Turbo rojo del año 1987.
La reticencia inicial de Kafuku -no quiere por ningún motivo aceptar un chofer- va cediendo lentamente cuando la joven Misaki Watari -Toko Miura-, comienza a conducir su coche. Realmente es una experta a sus 23 años. Maneja con prudencia, convicción y un espíritu de servicio encomiable. Los trayectos, una rutina diaria de una hora de ida y otra de vuelta desde la hermosa residencia al lugar de ensayos, son aprovechados por Kafuku para escuchar una cinta que tiene los diálogos de la obra grabados por su mujer Oto -Reika Kirishima-, algo que le sirve de practica y memorización.
Como gran parte de la película se desarrolla durante estos viajes, es justamente allí donde conectan la mayoría de los temas que expone el relato, y además, es el lugar en el que la relación entre Watari y Kafuku comienza a ser transformadora para ambos. Son traslados que también involucran en un momento a Kōji Takatsuki -Masaki Okada-, el joven actor elegido para interpretar a “Tío Vania”, y quien ha trabajado con Oto en programas de televisión. Adelantar más de la historia o sumar otros antecedentes no creo que sea conveniente, porque una buena parte de la magia de esta película está en el descubrimiento de sus múltiples aristas y detalles.
“Drive my Car”, basada en un cuento del mismo nombre del escritor Haruki Murakami -de su colección de cuentos de 2014, Hombres sin mujeres-, es una película que explora varias dimensiones de historias personales que comprenden pérdidas, duelos y culpas, entre muchos otros temas. La búsqueda de sentido y rumbo, tomando como base el pasado pasado con sus marcas indelebles, pasa por los sentimientos -“entender el corazón propio para entender los otros corazones”-, por la capacidad de resolver los conflictos en espíritu de superación y redención, de arrepentimiento y autoaceptación.
El trabajo artístico de Ryûsuke Hamaguchi es de excelencia. Las tomas y encuadres son precisos -y además preciosos-, la música es escogida con pinzas para los momentos adecuados y lo que me llama más la atención es la brillante utilización que se hace de los silencios. ¡Es notable! Además de las metáforas visuales, la cinta posee algunos detalles tan finos como aquel de la escena del muelle donde la cámara se desplaza antes que los actores en un determinado momento. Puede ser mínimo, pero cada punto, cada fracción de cada cuadro está controlada y permeada por un bellísimo sentido estético.
Las metáforas no solo son visuales, las hay de todo tipo. Como por ejemplo en la música, cuando suena el Cuarteto No. 3 del Op. 18 de Beethoven y el disco se pega, las proporciones de las tomas -dimensiones, tamaños-, las edades, la temporalidad abarcada, etc. Son infinitas, y cada vez que repasamos, encontramos más.
La película ofrece también algunos contrapuntos. Por ejemplo, que en Japón se conduce por la izquierda, sin embargo el Saab 900 tiene el volante a la izquierda y no a la derecha. También observamos tensiones, como la expresión verbal versus el lenguaje de señas, el hablar versus el escuchar, el incidir versus ser pasivo, la mecanización versus la improvisación, la rigidez versus la libertad, y el control-descontrol de las emociones,
Señalaba en un comienzo las múltiples aristas y detalles. Vemos acá muchas perspectivas humanas, gracias a un guion rico en capas y subtextos que nos hacen ser parte de la historia. Un ejemplo de esto se ve en una cena, donde parece que hubiéramos sido invitados también, gozando los diálogos, los silencios, y aprendiendo de un lenguaje de señas que expresa gran emotividad.
El delicioso tejido que proporcionan los textos de la obra de Antón Chéjov, sumados los del cuento original y las composiciones y adaptaciones creadas para la película, se va traslapando y afectando a sus personajes. El texto, de esa forma, interpela, habla, “toca la esencia”, tal como señala Kafuku a sus dirigidos. Existe una profunda densidad, mucha poesía y ritmo, lo que hace más contundente aún este trabajo cinematográfica.
El contar historias, punto de partida del relato, habla del trabajo creativo de los guionistas -y naturalmente de los escritores-, quienes deben elaborar textos para que luego sean representados en una escena teatral o de televisión. Es tal vez por eso que vemos actuación en escenarios y también observamos con bastante detalle el proceso de preparación de una obra, las lecturas, los ensayos, las marcas, la decisión de pasar al trabajo de escena, para llegar finalmente a la representación, que es aquello que logra completar el ciclo virtuoso.
“Drive my Car” acentúa el cómo surgen los lazos humanos, algo que es lento y pausado, y que se sumerge en los misterios de la comunicación no verbal, con gestos y actitudes para conocer y aprender. Asimismo, en la configuración formal de la cinta observamos al menos tres momentos -introducción, desarrollo y conclusión-, en los que una bien llevada tensión subterránea entrega variados puntos de inflexión. Por momentos es un verdadero thriller y por otro un relato contemplativo, es decir, va y viene, avanza y retrocede, suma y resta.
El movimiento retratado en esta cinta es también algo representativo del mensaje central. Son traslados que reflejan procesos externos e internos, procesos de cambio y transformación, la necesidad vital de profundizar, pensar, comprender y reflexionar. Estamos ante Cine Arte puro, un cine de autor que constituye una experiencia audiovisual imperdible. ¡Una joya por donde se la mire!
Ficha técnica
Título original: Doraibu mai
Año: 2021
Duración: 179 minutos
País: Japón
Productora: Bitters End, C&I Entertainment, Culture Entertainment, Asahi Shimbun. Distribuidora: Bitters End, The Match Factory
Género: Drama | Teatro
Guion: Ryûsuke Hamaguchi, Takamasa Oe. Historia: Haruki Murakami
Música: Eiko Ishibashi
Fotografía: Hidetoshi Shinomiya
Reparto: Hidetoshi Nishijima, Tôko Miura, Reika Kirishima, Sonia Yuan, Satoko Abe, Masaki Okada, Perry Dizon, Ahn Hwitae
Dirección: Ryûsuke Hamaguchi
Yusuke Kafuku -Hidetoshi Nishijima-, actor y director de teatro, es contratado para realizar el montaje de la obra "Tío Vania”, de Antón Chéjov, en un festival en Hiroshima. Se trata de una propuesta original, innovadora y además multilingüe, que convoca a muchos actores que deben ser seleccionados a través de audiciones. Por otra parte, la producción del festival es estricta y tiene como norma asignar un chofer al director, quien ha llegado a la ciudad en su propio auto, un Saab 900 Turbo rojo del año 1987.
La reticencia inicial de Kafuku -no quiere por ningún motivo aceptar un chofer- va cediendo lentamente cuando la joven Misaki Watari -Toko Miura-, comienza a conducir su coche. Realmente es una experta a sus 23 años. Maneja con prudencia, convicción y un espíritu de servicio encomiable. Los trayectos, una rutina diaria de una hora de ida y otra de vuelta desde la hermosa residencia al lugar de ensayos, son aprovechados por Kafuku para escuchar una cinta que tiene los diálogos de la obra grabados por su mujer Oto -Reika Kirishima-, algo que le sirve de practica y memorización.
Como gran parte de la película se desarrolla durante estos viajes, es justamente allí donde conectan la mayoría de los temas que expone el relato, y además, es el lugar en el que la relación entre Watari y Kafuku comienza a ser transformadora para ambos. Son traslados que también involucran en un momento a Kōji Takatsuki -Masaki Okada-, el joven actor elegido para interpretar a “Tío Vania”, y quien ha trabajado con Oto en programas de televisión. Adelantar más de la historia o sumar otros antecedentes no creo que sea conveniente, porque una buena parte de la magia de esta película está en el descubrimiento de sus múltiples aristas y detalles.
“Drive my Car”, basada en un cuento del mismo nombre del escritor Haruki Murakami -de su colección de cuentos de 2014, Hombres sin mujeres-, es una película que explora varias dimensiones de historias personales que comprenden pérdidas, duelos y culpas, entre muchos otros temas. La búsqueda de sentido y rumbo, tomando como base el pasado pasado con sus marcas indelebles, pasa por los sentimientos -“entender el corazón propio para entender los otros corazones”-, por la capacidad de resolver los conflictos en espíritu de superación y redención, de arrepentimiento y autoaceptación.
El trabajo artístico de Ryûsuke Hamaguchi es de excelencia. Las tomas y encuadres son precisos -y además preciosos-, la música es escogida con pinzas para los momentos adecuados y lo que me llama más la atención es la brillante utilización que se hace de los silencios. ¡Es notable! Además de las metáforas visuales, la cinta posee algunos detalles tan finos como aquel de la escena del muelle donde la cámara se desplaza antes que los actores en un determinado momento. Puede ser mínimo, pero cada punto, cada fracción de cada cuadro está controlada y permeada por un bellísimo sentido estético.
Las metáforas no solo son visuales, las hay de todo tipo. Como por ejemplo en la música, cuando suena el Cuarteto No. 3 del Op. 18 de Beethoven y el disco se pega, las proporciones de las tomas -dimensiones, tamaños-, las edades, la temporalidad abarcada, etc. Son infinitas, y cada vez que repasamos, encontramos más.
La película ofrece también algunos contrapuntos. Por ejemplo, que en Japón se conduce por la izquierda, sin embargo el Saab 900 tiene el volante a la izquierda y no a la derecha. También observamos tensiones, como la expresión verbal versus el lenguaje de señas, el hablar versus el escuchar, el incidir versus ser pasivo, la mecanización versus la improvisación, la rigidez versus la libertad, y el control-descontrol de las emociones,
Señalaba en un comienzo las múltiples aristas y detalles. Vemos acá muchas perspectivas humanas, gracias a un guion rico en capas y subtextos que nos hacen ser parte de la historia. Un ejemplo de esto se ve en una cena, donde parece que hubiéramos sido invitados también, gozando los diálogos, los silencios, y aprendiendo de un lenguaje de señas que expresa gran emotividad.
El delicioso tejido que proporcionan los textos de la obra de Antón Chéjov, sumados los del cuento original y las composiciones y adaptaciones creadas para la película, se va traslapando y afectando a sus personajes. El texto, de esa forma, interpela, habla, “toca la esencia”, tal como señala Kafuku a sus dirigidos. Existe una profunda densidad, mucha poesía y ritmo, lo que hace más contundente aún este trabajo cinematográfica.
El contar historias, punto de partida del relato, habla del trabajo creativo de los guionistas -y naturalmente de los escritores-, quienes deben elaborar textos para que luego sean representados en una escena teatral o de televisión. Es tal vez por eso que vemos actuación en escenarios y también observamos con bastante detalle el proceso de preparación de una obra, las lecturas, los ensayos, las marcas, la decisión de pasar al trabajo de escena, para llegar finalmente a la representación, que es aquello que logra completar el ciclo virtuoso.
“Drive my Car” acentúa el cómo surgen los lazos humanos, algo que es lento y pausado, y que se sumerge en los misterios de la comunicación no verbal, con gestos y actitudes para conocer y aprender. Asimismo, en la configuración formal de la cinta observamos al menos tres momentos -introducción, desarrollo y conclusión-, en los que una bien llevada tensión subterránea entrega variados puntos de inflexión. Por momentos es un verdadero thriller y por otro un relato contemplativo, es decir, va y viene, avanza y retrocede, suma y resta.
El movimiento retratado en esta cinta es también algo representativo del mensaje central. Son traslados que reflejan procesos externos e internos, procesos de cambio y transformación, la necesidad vital de profundizar, pensar, comprender y reflexionar. Estamos ante Cine Arte puro, un cine de autor que constituye una experiencia audiovisual imperdible. ¡Una joya por donde se la mire!
Ficha técnica
Título original: Doraibu mai
Año: 2021
Duración: 179 minutos
País: Japón
Productora: Bitters End, C&I Entertainment, Culture Entertainment, Asahi Shimbun. Distribuidora: Bitters End, The Match Factory
Género: Drama | Teatro
Guion: Ryûsuke Hamaguchi, Takamasa Oe. Historia: Haruki Murakami
Música: Eiko Ishibashi
Fotografía: Hidetoshi Shinomiya
Reparto: Hidetoshi Nishijima, Tôko Miura, Reika Kirishima, Sonia Yuan, Satoko Abe, Masaki Okada, Perry Dizon, Ahn Hwitae
Dirección: Ryûsuke Hamaguchi
jueves, 24 de marzo de 2022
A Ciegas
Este thriller oscuro atrapa, ya que se introduce en el atractivo subgénero de ataques y defensas al interior de una casa. ¿De qué se trata “A ciegas”?
Los sueños olímpicos de Sophie Scott -Skyler Davenport- se truncan cuando le diagnostican retinosis pigmentaria, una enfermedad ocular degenerativa que causa ceguera. Frustrada, decide renunciar a la posibilidad de participar con un guía en los Juegos Paralímpicos. Como tampoco se lleva bien con su madre, Sophie busca independencia haciendo algunos trabajos esporádicos en casas de adineradas personas.
Un anuncio para ser niñera de gatos aparece en su horizonte. Debra -Laura Vandervoort-, una mujer rica que vive en el norte del estado de Nueva York, se va de vacaciones después de divorciarse de su esposo y necesita que alguien cuide a su preciada mascota. Allá va Sophie, tan autosuficiente como segura de su accionar, sin embargo inesperadamente se queda fuera de la casa sin poder entrar nuevamente. En ese momento recurre a una App. llamada “See For Me” -que además es el título original de la película-, y recibe la ayuda de Kelly -Jessica Parker Kennedy-, una “gammer” de Florida, quien, a través de una videollamada, le ayuda a volver a ingresar a la mansión.
Pero la noche tiene más sorpresas deparadas para esta novel protagonista porque unos intrusos ingresan a la lujosa casa para robar la caja fuerte sin percatarse de su presencia. Desde ese momento, la cinta no se detiene pues está en juego la vida de Sophie por lo que debe recurrir a sus mejores herramientas y también pedir ayuda, algo que realmente le resulta contradictorio y le cuesta demasiado.
Si bien hemos visto historias similares, esta vez el director Randall Okita filma un guion de Adam Yorke y Tommy Gushue que presenta una novedad: la discapacidad visual de la protagonista. Además, plantea certeramente el tema de la autosuficiencia versus el pedir ayuda, un conflicto radicado tanto en la propia autoestima como en las relaciones con las demás personas de su entorno cercano.
Skyler Davenport es no vidente y actúa muy bien. No solo es creíble su papel, sino que además imprime fuerza cuando corresponde y vulnerabilidad en los momentos cruciales del relato. Asimismo, expresa muy bien la disyuntiva que presenta el texto acerca de los valores morales, es decir, el comportamiento y las acciones que supuestamente una persona discapacitada puede o debe realizar. Hay aquí una mirada interesante y diferente, donde choca el individualismo con la autocomplacencia, esa barrera exterior con la vulnerabilidad interior, ese conflicto íntimo que requiere rumbo y decisiones claras.
El guion también resulta interesante por sus giros y sorpresas, algo muy propio del género pero que está bien usado para generar atención. Además, suma el uso de la tecnología, en este caso como soporte para la discapacidad visual, una idea práctica y ciertamente útil.
Otro punto a tomar en cuenta es el nexo que se produce entre Sophie y Kelly, la primera exdeportista, la segunda excombatiente. Proceden de mundos tan diferentes que es impensable que se puedan entrecruzar, sin embargo, ambas logran conectar justamente a través de sus propias carencias.
“See for Me” es una película fresca que se deja ver y pasa rápido. Incluso puede generar debate y reflexión si se quiere profundizar un poco más. Constituye una grata sorpresa en esta temporada, con una duración más que apropiada, y logrando que los espectadores no nos separemos de la pantalla.
Ficha técnica
Título original: See for Me
Año: 2021
Duración: 92 minutos
País: Canadá
Productora: Wildling Pictures. Distribuidora: IFC Midnight
Género: Thriller. Drama. Intriga | Crimen. Discapacidad. Discapacidad visual
Guion: Adam Yorke, Tommy Gushue
Música: Joseph Murray, Lodewijk Vos
Fotografía: Jordan Oram, Jackson Parrell
Reparto: Skyler Davenport, Kim Coates, Jessica Parker Kennedy, Laura Vandervoort, Natalie Brown, Matthew Gouveia, George Tchortov, Pascal Langdale, Joe Pingue, Emily Piggford
Dirección: Randall Okita
Los sueños olímpicos de Sophie Scott -Skyler Davenport- se truncan cuando le diagnostican retinosis pigmentaria, una enfermedad ocular degenerativa que causa ceguera. Frustrada, decide renunciar a la posibilidad de participar con un guía en los Juegos Paralímpicos. Como tampoco se lleva bien con su madre, Sophie busca independencia haciendo algunos trabajos esporádicos en casas de adineradas personas.
Un anuncio para ser niñera de gatos aparece en su horizonte. Debra -Laura Vandervoort-, una mujer rica que vive en el norte del estado de Nueva York, se va de vacaciones después de divorciarse de su esposo y necesita que alguien cuide a su preciada mascota. Allá va Sophie, tan autosuficiente como segura de su accionar, sin embargo inesperadamente se queda fuera de la casa sin poder entrar nuevamente. En ese momento recurre a una App. llamada “See For Me” -que además es el título original de la película-, y recibe la ayuda de Kelly -Jessica Parker Kennedy-, una “gammer” de Florida, quien, a través de una videollamada, le ayuda a volver a ingresar a la mansión.
Pero la noche tiene más sorpresas deparadas para esta novel protagonista porque unos intrusos ingresan a la lujosa casa para robar la caja fuerte sin percatarse de su presencia. Desde ese momento, la cinta no se detiene pues está en juego la vida de Sophie por lo que debe recurrir a sus mejores herramientas y también pedir ayuda, algo que realmente le resulta contradictorio y le cuesta demasiado.
Si bien hemos visto historias similares, esta vez el director Randall Okita filma un guion de Adam Yorke y Tommy Gushue que presenta una novedad: la discapacidad visual de la protagonista. Además, plantea certeramente el tema de la autosuficiencia versus el pedir ayuda, un conflicto radicado tanto en la propia autoestima como en las relaciones con las demás personas de su entorno cercano.
Skyler Davenport es no vidente y actúa muy bien. No solo es creíble su papel, sino que además imprime fuerza cuando corresponde y vulnerabilidad en los momentos cruciales del relato. Asimismo, expresa muy bien la disyuntiva que presenta el texto acerca de los valores morales, es decir, el comportamiento y las acciones que supuestamente una persona discapacitada puede o debe realizar. Hay aquí una mirada interesante y diferente, donde choca el individualismo con la autocomplacencia, esa barrera exterior con la vulnerabilidad interior, ese conflicto íntimo que requiere rumbo y decisiones claras.
El guion también resulta interesante por sus giros y sorpresas, algo muy propio del género pero que está bien usado para generar atención. Además, suma el uso de la tecnología, en este caso como soporte para la discapacidad visual, una idea práctica y ciertamente útil.
Otro punto a tomar en cuenta es el nexo que se produce entre Sophie y Kelly, la primera exdeportista, la segunda excombatiente. Proceden de mundos tan diferentes que es impensable que se puedan entrecruzar, sin embargo, ambas logran conectar justamente a través de sus propias carencias.
“See for Me” es una película fresca que se deja ver y pasa rápido. Incluso puede generar debate y reflexión si se quiere profundizar un poco más. Constituye una grata sorpresa en esta temporada, con una duración más que apropiada, y logrando que los espectadores no nos separemos de la pantalla.
Ficha técnica
Título original: See for Me
Año: 2021
Duración: 92 minutos
País: Canadá
Productora: Wildling Pictures. Distribuidora: IFC Midnight
Género: Thriller. Drama. Intriga | Crimen. Discapacidad. Discapacidad visual
Guion: Adam Yorke, Tommy Gushue
Música: Joseph Murray, Lodewijk Vos
Fotografía: Jordan Oram, Jackson Parrell
Reparto: Skyler Davenport, Kim Coates, Jessica Parker Kennedy, Laura Vandervoort, Natalie Brown, Matthew Gouveia, George Tchortov, Pascal Langdale, Joe Pingue, Emily Piggford
Dirección: Randall Okita
Rohingya
Este trabajo documental del director Ai Weiwei puede entregar al espectador, al menos, dos miradas: la primera se produce al verlo sin conocer nada de la historia o de qué se trata; la segunda se produce conociendo los detalles que están representados en la filmación. Hago esta distinción pues la aproximación al testimonio fílmico puede resultar muy diferente dependiendo la vertiente desde la que se proceda.
Bajo la primera premisa, las imágenes que muestra la película pueden corresponder a un lugar indeterminado y no sería posible entender su significado hasta los créditos finales. Por lo mismo, en esta oportunidad sugiero conocer un mínimo de la historia para apreciar con mejor perspectiva lo que el trabajo desea ofrecer. De acuerdo a lo anterior, estas líneas las abordaré desde esta última mención, aunque varios puntos del análisis puedan resultar coincidentes entre ambas visiones.
“Rohingya” trata sobre el campo de refugiados más grande del mundo, en Cox's Bazar, Bangladesh. Los rohingya -minoría étnica musulmana del estado de Rakhine, en Myanmar- han sufrido años de persecución por parte del gobierno birmano. Tras una “limpieza étnica” realizada por el ejército en agosto de 2017, hubo un éxodo de más de 700.000 rohingya desde Myanmar a Cox's Bazar, donde se estima que actualmente habitan más de un millón de refugiados.
Lo primero que surge al inicio del documental es la sensación de estar viendo algo invasivo, con una cámara intrusa, incómoda, situación que genera un poco de pudor. No obstante usar planos fijos y abiertos, la cámara no es neutral y naturalmente incide en el comportamiento de quienes están siendo filmados. A través de sus secuencias, esta cámara fija se transforma en una ventana. La pantalla es el lugar donde observamos todo lo que sucede, el entorno, las viviendas, los paisajes, las calles, las personas, etc., es decir, todo.
La fotografía de cada toma es precisa, producto de la decisión de encuadre del director y la particularidad de los detalles que permite incorporar en cada plano elegido. Así, el realizador logra ofrecer perspectivas diferentes, basadas justamente en esas decisiones de ubicación de la cámara para de esa forma mostrar todo lo que acontece. El audio es totalmente natural. No hay una voz “en off” o un relato con cuadros de texto o letreros. Se registra lo que sucede y, por momentos, aquello se acompaña por una delicada banda sonora que no distrae, sino que potencia la exposición visual.
“Rohingya” es un retrato de la cultura, de la vida, y de lo cotidiano de cientos de miles de personas. Con un lenguaje simple, se revelan ritos, costumbres, oficios, y juegos de una comunidad que intenta sobrevivir. A pesar de la presencia de la cámara, el tratamiento resulta bastante natural, lo que otorga un sentido de “verdadero” al trabajo. De esa forma, nosotros, los espectadores, nos situamos frente a un gran ejercicio de contemplación. En este punto, las dos visiones se juntan; puede ser cualquiera de las dos. Esta comunidad, este pueblo o aldea podría ser indeterminada, sin embargo conociendo los antecedentes, inmediatamente le damos un significado diferente y, por supuesto, un peso distinto.
¿Qué hay acá entonces? ¿Qué diferencia habría con una recolección de imágenes de otras situaciones similares? Por esto, juega un papel vital saber de qué se trata el trabajo, pues así comprendemos -o bien le otorgamos significado- a lo que el director desea ofrecer a través de esta muestra.
Las dos horas de duración del documental de Ai Weiwei resultan especiales. Se sale de lo tradicional, del molde típico que uno espera en un trabajo de esta naturaleza. Expositivo, crudo por momentos, bello por otros, constituye un esfuerzo importante por mostrar una realidad que desde otro punto de vista tal vez no sea advertida. Es una denuncia, en clave estética, de una situación acuciante que debemos conocer y que nos aprieta el corazón y que al reconocerla en un plano más empático y emocional, la hace indudablemente más cercana.
Ficha técnica
Título: Rohingya
Duración: 122 minutos
País: Alemania
Año: 2021
Género: Documental
Director y productor: Ai Weiwei
Bajo la primera premisa, las imágenes que muestra la película pueden corresponder a un lugar indeterminado y no sería posible entender su significado hasta los créditos finales. Por lo mismo, en esta oportunidad sugiero conocer un mínimo de la historia para apreciar con mejor perspectiva lo que el trabajo desea ofrecer. De acuerdo a lo anterior, estas líneas las abordaré desde esta última mención, aunque varios puntos del análisis puedan resultar coincidentes entre ambas visiones.
“Rohingya” trata sobre el campo de refugiados más grande del mundo, en Cox's Bazar, Bangladesh. Los rohingya -minoría étnica musulmana del estado de Rakhine, en Myanmar- han sufrido años de persecución por parte del gobierno birmano. Tras una “limpieza étnica” realizada por el ejército en agosto de 2017, hubo un éxodo de más de 700.000 rohingya desde Myanmar a Cox's Bazar, donde se estima que actualmente habitan más de un millón de refugiados.
Lo primero que surge al inicio del documental es la sensación de estar viendo algo invasivo, con una cámara intrusa, incómoda, situación que genera un poco de pudor. No obstante usar planos fijos y abiertos, la cámara no es neutral y naturalmente incide en el comportamiento de quienes están siendo filmados. A través de sus secuencias, esta cámara fija se transforma en una ventana. La pantalla es el lugar donde observamos todo lo que sucede, el entorno, las viviendas, los paisajes, las calles, las personas, etc., es decir, todo.
La fotografía de cada toma es precisa, producto de la decisión de encuadre del director y la particularidad de los detalles que permite incorporar en cada plano elegido. Así, el realizador logra ofrecer perspectivas diferentes, basadas justamente en esas decisiones de ubicación de la cámara para de esa forma mostrar todo lo que acontece. El audio es totalmente natural. No hay una voz “en off” o un relato con cuadros de texto o letreros. Se registra lo que sucede y, por momentos, aquello se acompaña por una delicada banda sonora que no distrae, sino que potencia la exposición visual.
“Rohingya” es un retrato de la cultura, de la vida, y de lo cotidiano de cientos de miles de personas. Con un lenguaje simple, se revelan ritos, costumbres, oficios, y juegos de una comunidad que intenta sobrevivir. A pesar de la presencia de la cámara, el tratamiento resulta bastante natural, lo que otorga un sentido de “verdadero” al trabajo. De esa forma, nosotros, los espectadores, nos situamos frente a un gran ejercicio de contemplación. En este punto, las dos visiones se juntan; puede ser cualquiera de las dos. Esta comunidad, este pueblo o aldea podría ser indeterminada, sin embargo conociendo los antecedentes, inmediatamente le damos un significado diferente y, por supuesto, un peso distinto.
¿Qué hay acá entonces? ¿Qué diferencia habría con una recolección de imágenes de otras situaciones similares? Por esto, juega un papel vital saber de qué se trata el trabajo, pues así comprendemos -o bien le otorgamos significado- a lo que el director desea ofrecer a través de esta muestra.
Las dos horas de duración del documental de Ai Weiwei resultan especiales. Se sale de lo tradicional, del molde típico que uno espera en un trabajo de esta naturaleza. Expositivo, crudo por momentos, bello por otros, constituye un esfuerzo importante por mostrar una realidad que desde otro punto de vista tal vez no sea advertida. Es una denuncia, en clave estética, de una situación acuciante que debemos conocer y que nos aprieta el corazón y que al reconocerla en un plano más empático y emocional, la hace indudablemente más cercana.
Ficha técnica
Título: Rohingya
Duración: 122 minutos
País: Alemania
Año: 2021
Género: Documental
Director y productor: Ai Weiwei
miércoles, 23 de marzo de 2022
El Proyecto Adam
Disponible en Netflix.
En el año 2050, Adam Reed -Ryan Reynolds-, un particular piloto de combate, roba un jet para viajar en el tiempo hasta el año 2018 para rescatar a su esposa Laura Shane -Zoe Saldaña-, quien ha desaparecido misteriosamente luego de una misión especial. El salto temporal no resulta bien y Adam aterriza por equivocación en el año 2022, justamente en su antigua casa, donde vive su yo de 12 años interpretado por Walker Scobell.
El extraño e inesperado encuentro es muy breve porque Adam es perseguido de cerca por Maya Sorian -Catherine Keener-, la mujer más poderosa de su tiempo, y su asistente Christos -Alex Mallari Jr.-; ambos tienen como misión llevarlo de regreso al 2050.
En eso están los dos Adam cuando son rescatados intempestivamente por Laura, quien se ha librado morir emboscada pero ha quedado varada en el pasado. Como todo es confuso, deben volver a la fuente, es decir a la raíz del problema, para encontrar una solución. La única forma, entonces, es regresar al 2018 y buscar la clave que corrija o logre enmendar los eventos futuros. Y hacia allá viajan los Adam a instancias de Laura, a pesar de toda la oposición que les ofrece Maya y sus secuaces.
Esta historia simple -aunque a primera vista pudiera parecer compleja-, es dirigida por Shawn Levy y es algo que ya hemos visto bastante, es decir, viajes en el tiempo, regreso al pasado, equívocos y también descubrimientos involuntarios. Y claro, la misión es cambiar el rumbo y modificar la historia, todo se juega en aquella premisa. ¿Podrán, o no podrán? ¿Cuántas idas y vueltas veremos hasta que encuentren una salida?
¿Es ingeniosa “The Adam Project”? No tanto, pero al menos se sostiene gracias al yo pequeño de Adam caracterizado por Walker Scobell. Tiene vigor y chispa, algo de lo que esta vez parece carecer Ryan Reynolds, quien se ve apagado, demasiado mordaz y un poco encasillado.
La cinta gana una enormidad cuando entra en escena Mark Ruffalo interpretando a Louis Reed, padre de Adam. No vale la pena adelantar su papel, ni menos lo que ocasiona -sería un spoiler-, pero con Ruffalo se conforma un trío que logra mejor simetría y equilibrio.
Los antagonistas en este relato son muy débiles, denotan poca fuerza. Es tal vez una de las razones por la que esta película, aunque intenta despegar varias veces, se queda en el camino. Y a pesar que explora con algo de acierto la química entre los dos “yo”, eso funciona solo en parte, los chistes se hacen cargantes y las historias personales también quedan a medio andar en un concierto de ritmos muy irregulares.
“El proyecto Adam” es un cine liviano destinado solo a la diversión. En este caso, incluso, se hace un poco larga y no aporta demasiado para justificar esa extensión. Al final de todo el análisis viene la pregunta del millón: ¿Entretiene? Tal vez para una tarde floja y sin perspectivas podría ser una buena opción. Eso y muy poco más.
Ficha técnica
Título original: The Adam Project
Año: 2022
Duración: 106 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Skydance Productions, 21 Laps Entertainment, Maximum Effort. Distribuidora: Netflix
Género: Ciencia ficción. Fantástico. Acción | Viajes en el tiempo. Cine familiar
Guion: Jennifer Flackett, Mark Levin, T.S. Nowlin, Jonathan Tropper
Música: Rob Simonsen
Fotografía: Tobias A. Schliessler
Reparto: Ryan Reynolds, Walker Scobell, Zoe Saldana, Catherine Keener, Jennifer Garner, Mark Ruffalo, Alex Mallari Jr., Milo Shandel, Lucie Guest, Braxton Bjerken, Ellie Harvie, Ben Wilkinson, Jessica Bodenarek, Esther Li
Dirección: Shawn Levy
En el año 2050, Adam Reed -Ryan Reynolds-, un particular piloto de combate, roba un jet para viajar en el tiempo hasta el año 2018 para rescatar a su esposa Laura Shane -Zoe Saldaña-, quien ha desaparecido misteriosamente luego de una misión especial. El salto temporal no resulta bien y Adam aterriza por equivocación en el año 2022, justamente en su antigua casa, donde vive su yo de 12 años interpretado por Walker Scobell.
El extraño e inesperado encuentro es muy breve porque Adam es perseguido de cerca por Maya Sorian -Catherine Keener-, la mujer más poderosa de su tiempo, y su asistente Christos -Alex Mallari Jr.-; ambos tienen como misión llevarlo de regreso al 2050.
En eso están los dos Adam cuando son rescatados intempestivamente por Laura, quien se ha librado morir emboscada pero ha quedado varada en el pasado. Como todo es confuso, deben volver a la fuente, es decir a la raíz del problema, para encontrar una solución. La única forma, entonces, es regresar al 2018 y buscar la clave que corrija o logre enmendar los eventos futuros. Y hacia allá viajan los Adam a instancias de Laura, a pesar de toda la oposición que les ofrece Maya y sus secuaces.
Esta historia simple -aunque a primera vista pudiera parecer compleja-, es dirigida por Shawn Levy y es algo que ya hemos visto bastante, es decir, viajes en el tiempo, regreso al pasado, equívocos y también descubrimientos involuntarios. Y claro, la misión es cambiar el rumbo y modificar la historia, todo se juega en aquella premisa. ¿Podrán, o no podrán? ¿Cuántas idas y vueltas veremos hasta que encuentren una salida?
¿Es ingeniosa “The Adam Project”? No tanto, pero al menos se sostiene gracias al yo pequeño de Adam caracterizado por Walker Scobell. Tiene vigor y chispa, algo de lo que esta vez parece carecer Ryan Reynolds, quien se ve apagado, demasiado mordaz y un poco encasillado.
La cinta gana una enormidad cuando entra en escena Mark Ruffalo interpretando a Louis Reed, padre de Adam. No vale la pena adelantar su papel, ni menos lo que ocasiona -sería un spoiler-, pero con Ruffalo se conforma un trío que logra mejor simetría y equilibrio.
Los antagonistas en este relato son muy débiles, denotan poca fuerza. Es tal vez una de las razones por la que esta película, aunque intenta despegar varias veces, se queda en el camino. Y a pesar que explora con algo de acierto la química entre los dos “yo”, eso funciona solo en parte, los chistes se hacen cargantes y las historias personales también quedan a medio andar en un concierto de ritmos muy irregulares.
“El proyecto Adam” es un cine liviano destinado solo a la diversión. En este caso, incluso, se hace un poco larga y no aporta demasiado para justificar esa extensión. Al final de todo el análisis viene la pregunta del millón: ¿Entretiene? Tal vez para una tarde floja y sin perspectivas podría ser una buena opción. Eso y muy poco más.
Ficha técnica
Título original: The Adam Project
Año: 2022
Duración: 106 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Skydance Productions, 21 Laps Entertainment, Maximum Effort. Distribuidora: Netflix
Género: Ciencia ficción. Fantástico. Acción | Viajes en el tiempo. Cine familiar
Guion: Jennifer Flackett, Mark Levin, T.S. Nowlin, Jonathan Tropper
Música: Rob Simonsen
Fotografía: Tobias A. Schliessler
Reparto: Ryan Reynolds, Walker Scobell, Zoe Saldana, Catherine Keener, Jennifer Garner, Mark Ruffalo, Alex Mallari Jr., Milo Shandel, Lucie Guest, Braxton Bjerken, Ellie Harvie, Ben Wilkinson, Jessica Bodenarek, Esther Li
Dirección: Shawn Levy
sábado, 12 de marzo de 2022
Belfast
Linda y emotiva película del director Kenneth Branagh que evoca reminiscencias y logra conmover gracias a su delicada forma narrativa.
“Belfast” se sostiene en valores. Vemos a su protagonista, Buddy -el debutante Jude Hill-, un niño de nueve años que se transforma en testigo presencial del inicio de “The Troubles”, en Irlanda del Norte el año 1969. Con su inocencia lúdica, Buddy es parte de una familia de esfuerzo y sacrificio. Su padre -Jamie Dornan-, trabaja en Inglaterra para conseguir el sustento para su familia. Buddy vive con Ma -Caitríona Balfe-, y su hermano mayor Will -Lewis McAskie-, y están en permanente y estrecho contacto con sus abuelos, Granny -Judi Dench., y Pop -Ciarán Hinds-.
La relación familiar demuestra un gran cariño. Existen naturalmente situaciones menos amables, pero siempre la amistad y la convivencia es lo que prima al momento de relacionarse. Algo similar se vive en el entorno más cercano, donde los vecinos son una comunidad unida que se brinda acogida en las situaciones más complejas que les toca enfrentar.
Durante los eventos de agosto de 1969, un grupo de religiosos protestantes ataca las viviendas y almacenes de los católicos en el vecindario de Buddy. Los habitantes del lugar se unen para protegerse con barricadas para esquivar los conflictos. La situación es en extremo tensa y la inseguridad cala hondo en la familia de Buddy, en su entorno, y les obliga a replantearse sus objetivos de vida, si quedarse en Belfast o bien aceptar la idea de migrar a Inglaterra gracias a una posibilidad ofrecida por el empleador de Pa.
Jude Hill encarna al pequeño Buddy con inquietud y curiosidad. Su permanente atención, su vitalidad, su interés por el cine -visto como refugio-, retrata el alma de un niño que siente temor pero que no se paraliza debido a ello. Hay acá una enseñanza de vida, pilares fundamentales entregados principalmente por su familia y desarrollados por este “pequeño adulto” que se ve obligado a construir fortalezas desde lo que le toca enfrentar en su día a día.
La película de Branagh funciona como una crónica del contexto social y civil de la época que representa, de la lucha de clases, del odio religioso, de las reivindicaciones violentas que ponen en jaque a esta familia de clase trabajadora que quiere salir adelante y vivir en paz. Es muy interesante la metáfora que se construye a partir de un sermón del Pastor De la Iglesia local, donde se menciona la bifurcación de los caminos y ala necesidad de elección, algo que a Buddy le quita el sueño y también le impulsa a tomar decisiones y seguir adelante, en un dilema tan representativo de esos años como lo es actualmente.
“Belfast” también funciona como un homenaje pausado y por momentos delicado, para todos quienes vivieron esos años. Es un reconocimiento del lugar que ocupa en la historia la génesis de “The Troubles” y que el IRA mantuvo vivo hasta el año 2005. Este retrato autobiográfico -Branagh ha dicho que es la más personal de sus películas-, también resulta ser una memoria agradecida, una reconciliación con su propia historia para todos quienes han sufrido los hechos a lo largo de muchos años.
Con escenas preciosas entre las que se destaca un plano secuencia en los inicios del metraje junto con una cámara que gira en 360 grados, la fotografía se desarrolla en un blanco y negro que ahonda en los grises más que en ampulosos contrastes. La banda sonora es muy ad hoc, de la época también, con canciones que funciona como luces del recuerdo aunque a veces se desconecten de la imagen, y corran en paralelo. Lo importante es el contexto y la generación de una cuidada ambientación, algo que se consigue, además, gracias a la partitura escrita por Van Morrison que, en momentos oportunos, entrega importantes dosis de emotividad.
Hermosa película de Kenneth Branagh. Con siete nominaciones a los Premios Oscar 2022, podemos hablar de una joyita, una película imperdible en fondo y forma, una cinta que construye un testimonio de primera fuente sobre una historia que marcó la vida de miles de personas.
Ficha técnica
Título original: Belfast
Año: 2021
Duración: 98 minutos
País: Reino Unido
Productora: TKBC. Distribuidora: Focus Features
Género: Drama | Años 60. Infancia. Familia
Guion: Kenneth Branagh
Música: Van Morrison
Fotografía: Haris Zambarloukos
Reparto: Jude Hill, Caitriona Balfe, Jamie Dornan, Judi Dench, Ciarán Hinds, Lewis McAskie, Lara McDonnell, Gerard Horan, Turlough Convery, Sid Sagar, Josie Walker, Chris McCurry, Colin Morgan, ver 17 más
Dirección: Kenneth Branagh
“Belfast” se sostiene en valores. Vemos a su protagonista, Buddy -el debutante Jude Hill-, un niño de nueve años que se transforma en testigo presencial del inicio de “The Troubles”, en Irlanda del Norte el año 1969. Con su inocencia lúdica, Buddy es parte de una familia de esfuerzo y sacrificio. Su padre -Jamie Dornan-, trabaja en Inglaterra para conseguir el sustento para su familia. Buddy vive con Ma -Caitríona Balfe-, y su hermano mayor Will -Lewis McAskie-, y están en permanente y estrecho contacto con sus abuelos, Granny -Judi Dench., y Pop -Ciarán Hinds-.
La relación familiar demuestra un gran cariño. Existen naturalmente situaciones menos amables, pero siempre la amistad y la convivencia es lo que prima al momento de relacionarse. Algo similar se vive en el entorno más cercano, donde los vecinos son una comunidad unida que se brinda acogida en las situaciones más complejas que les toca enfrentar.
Durante los eventos de agosto de 1969, un grupo de religiosos protestantes ataca las viviendas y almacenes de los católicos en el vecindario de Buddy. Los habitantes del lugar se unen para protegerse con barricadas para esquivar los conflictos. La situación es en extremo tensa y la inseguridad cala hondo en la familia de Buddy, en su entorno, y les obliga a replantearse sus objetivos de vida, si quedarse en Belfast o bien aceptar la idea de migrar a Inglaterra gracias a una posibilidad ofrecida por el empleador de Pa.
Jude Hill encarna al pequeño Buddy con inquietud y curiosidad. Su permanente atención, su vitalidad, su interés por el cine -visto como refugio-, retrata el alma de un niño que siente temor pero que no se paraliza debido a ello. Hay acá una enseñanza de vida, pilares fundamentales entregados principalmente por su familia y desarrollados por este “pequeño adulto” que se ve obligado a construir fortalezas desde lo que le toca enfrentar en su día a día.
La película de Branagh funciona como una crónica del contexto social y civil de la época que representa, de la lucha de clases, del odio religioso, de las reivindicaciones violentas que ponen en jaque a esta familia de clase trabajadora que quiere salir adelante y vivir en paz. Es muy interesante la metáfora que se construye a partir de un sermón del Pastor De la Iglesia local, donde se menciona la bifurcación de los caminos y ala necesidad de elección, algo que a Buddy le quita el sueño y también le impulsa a tomar decisiones y seguir adelante, en un dilema tan representativo de esos años como lo es actualmente.
“Belfast” también funciona como un homenaje pausado y por momentos delicado, para todos quienes vivieron esos años. Es un reconocimiento del lugar que ocupa en la historia la génesis de “The Troubles” y que el IRA mantuvo vivo hasta el año 2005. Este retrato autobiográfico -Branagh ha dicho que es la más personal de sus películas-, también resulta ser una memoria agradecida, una reconciliación con su propia historia para todos quienes han sufrido los hechos a lo largo de muchos años.
Con escenas preciosas entre las que se destaca un plano secuencia en los inicios del metraje junto con una cámara que gira en 360 grados, la fotografía se desarrolla en un blanco y negro que ahonda en los grises más que en ampulosos contrastes. La banda sonora es muy ad hoc, de la época también, con canciones que funciona como luces del recuerdo aunque a veces se desconecten de la imagen, y corran en paralelo. Lo importante es el contexto y la generación de una cuidada ambientación, algo que se consigue, además, gracias a la partitura escrita por Van Morrison que, en momentos oportunos, entrega importantes dosis de emotividad.
Hermosa película de Kenneth Branagh. Con siete nominaciones a los Premios Oscar 2022, podemos hablar de una joyita, una película imperdible en fondo y forma, una cinta que construye un testimonio de primera fuente sobre una historia que marcó la vida de miles de personas.
Ficha técnica
Título original: Belfast
Año: 2021
Duración: 98 minutos
País: Reino Unido
Productora: TKBC. Distribuidora: Focus Features
Género: Drama | Años 60. Infancia. Familia
Guion: Kenneth Branagh
Música: Van Morrison
Fotografía: Haris Zambarloukos
Reparto: Jude Hill, Caitriona Balfe, Jamie Dornan, Judi Dench, Ciarán Hinds, Lewis McAskie, Lara McDonnell, Gerard Horan, Turlough Convery, Sid Sagar, Josie Walker, Chris McCurry, Colin Morgan, ver 17 más
Dirección: Kenneth Branagh
viernes, 11 de marzo de 2022
The Batman
Estamos ante una propuesta fascinante y por momentos desconcertante. ¿De qué se trata esta versión 2022 titulada “The Batman”?
La historia se remonta 20 años después del asesinato de los padres del multimillonario Bruce Wayne. En esos años, Batman -Robert Pattinson-, está realizando sus primeras apariciones en Ciudad Gótica. Su objetivo, o más bien su misión de prominente justiciero, aun es un misterio. El crimen en la ciudad está en pleno apogeo, y la corrupción de sus instituciones es pan de cada día. El despeñadero social parece inevitable, enviando a los habitantes a un resumidero con lo peor de una ciudad que se cae a pedazos y a pasos agigantados.
Bajo este escenario agrio y deprimente, es descubierto un nuevo crimen brutal. Esta vez se trata del alcalde de la ciudad, Don Mitchell Jr., atacado ferozmente por un asesino en serie que se hace llamar “El Acertijo”. El teniente de la policía James Gordon -Jeffrey Wright-, descubre que ha dejado un mensaje para Batman, por lo que concurren juntos a la escena del crimen, algo que no es visto con buenos ojos por la jefatura a cargo.
Es este incidente el que da inicio una serie de investigaciones que involucran a Selina -Zöe Kravitz-, al Pinguino -Colin Farrell-, al fiscal de distrito Gil Colson -Peter Sarsgaard-, y al mafioso Carmine Falcone -John Turturro-, entre muchos más. Un asesinato tras otro, la desaparición de una joven mujer y la afanosa búsqueda de un informante infiltrado en la policía, ponen en jaque a la ciudad, y tanto Gordon como Batman deben tratar de resolver una a una las pistas y los mensajes dejados por el misterioso criminal.
Dirigida por Matt Reeves y basada en un guion escrito por él mismo junto a Peter Craig, “The Batman” presenta un relato enrevesado y bastante críptico. La película se inscribe dentro de las más oscuras versiones conocidas de este icónico personaje, tal vez muy cerca y ciertamente inspirada en la recordada trilogía de Christopher Nolan. El desarrollo de la cinta corresponde a la construcción de un thriller de investigación policial, donde cada paso va dejando al descubierto un nuevo antecedente y donde cada vertiente posee un sinnúmero de ramificaciones que tejen una nutrida telaraña de poder, violencia, decadencia, descomposición social y crimen organizado.
La música en esta película tiene un papel preponderante. Escrita por Michael Giacchino, toma como base el “Ave María” de Franz Schubert, pieza que se escucha como introducción en la primera secuencia del filme. El motivo principal -una tercera mayor ascendente- es sujeto de un intercambio modal -una tercera menor, también ascendente- para indicar cada vez que el mal está presente. Esta célula melódica configura el “Leitmotiv” de la partitura el que, por supuesto, es desarrollado, amplificado y modificado con numerosos “pedales” en un verdadero “tema con variaciones” a lo largo de todo el metraje, incluyendo su método inverso, es decir una tercera mayor descendente, como alusión o tal vez a modo de reminiscencia de la Marcha Imperial de “Star Wars”. Me extiendo en este comentario técnico porque es sorprendente la forma cómo Giacchino trabaja musicalmente cada secuencia de la película a partir de estas células, a partir de estos motivos melódicos y rítmicos. Su pertinencia y unión con la escena resulta impresionante, y es por ello que cobra tal relevancia que se transforma en un personaje importante del reparto.
La actuación de Robert Pattinson resulta convincente como Batman. Su expresión dudosa y fría tras la máscara representa muy bien a alguien en camino, en formación, vulnerable, dubitativo, alguien que se encuentra forjando su destino. Sin embargo, algo pasa con Pattinson cuando es Bruce Wayne. Acá no se le ve cómodo, no transmite -o no construye- ese inconsciente colectivo que tenemos acerca de este multimillonario y actor benéfico de una ciudad que desea cambiar influyendo desde cada uno de sus dos influyentes roles.
Quienes roban protagonismo son Jeffrey Wright interpretando a James Gordon y también la indescifrable Zöe Kravitz, quien da vida a una intrigante versión de gatúbela, imprimiendo un foco diferente a las anteriores representaciones de esta figura femenina vinculada al hombre murciélago. Del resto del elenco, Paul Dano realiza un excelente papel con su “Acertijo”, especialmente en las escenas en que enfrenta a Batman, a través de una lucha mental poderosa, tan descarriada como llena de rabia y de locura. Destaca también Colin Farrell interpretando al Pinguino, haciendo patente la ambigüedad propia del relato de los hechos, de las acciones y sus consecuencias.
“The Batman” resulta inquietante. La construcción es larga -casi tres horas-, y se justifica porque no toma atajos y tampoco se apura para desarrollar el contexto de lo que quiere representar. Puede que haya un momento en que la cinta parezca larga, es verdad, sin embargo entendemos -y extendemos- la licencia gracias a una narrativa que cautiva y nos mantiene en alerta permanentemente.
En “The Batman” es importante el artículo “The”. Es parte del enigma a resolver. ¿Qué significa, con qué está relacionado? Es casi una prueba más del mentado “Acertijo”. Llena de símbolos físicos, el filme también los traslada a los textos que vemos en los intercambios escritos, donde el chat constituye otra vía de comunicación y expresión. No hay detalle dejado al azar, todo está relacionado. Además, todo puede tener una segunda, una tercera lectura, o una cuarta lectura.
Confirmando que tenemos “Batman” para muchos años más, esta cinta cumple las expectativas que genera. Interesante, entretenida, y con misterios a resolver, agrega química entre sus protagonistas y un gran espacio para sus propias secuelas, dado que en poco tiempo, este esperado regreso del hombre enmascarado ya ha conseguido éxito de taquilla y recaudación. Verlo en pantalla grande es imprescindible para apreciar la calidad de una filmación realizada con muy poca luz, muy coreográfica, con excelentes escenas de acción, con pausas diáfanas, toques de humor, y una gran solidez para construir el relato. Si a lo anterior sumamos la música que es un verdadero concierto, estamos ante una experiencia audiovisual imperdible, que nos llena de sensaciones y también de preocupantes reflexiones respecto al mundo actual.
Ficha técnica
Título original: The Batman
Año: 2022
Duración: 175 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Warner Bros., DC Entertainment, 6th & Idaho Productions. Distribuidora: Warner Bros.
Género: Thriller. Acción. Intriga. Drama | Neo-noir. Crimen. Asesinos en serie. Policíaco. Superhéroes. Cómic. DC Comics
Guion: Matt Reeves, Peter Craig. Personajes: Bob Kane, Bill Finger
Música: Michael Giacchino
Fotografía: Greig Fraser
Reparto: Robert Pattinson, Zöe Kravitz, Paul Dano, Andy Serkis, Colin Farrell, Jeffrey Wright, Peter Sarsgaard, John Turturro, Jayme Lawson, Con O'Neill, Barry Keoghan, Gil Perez-Abraham, Peter McDonald, ver 4 más
Dirección: Matt Reeves
La historia se remonta 20 años después del asesinato de los padres del multimillonario Bruce Wayne. En esos años, Batman -Robert Pattinson-, está realizando sus primeras apariciones en Ciudad Gótica. Su objetivo, o más bien su misión de prominente justiciero, aun es un misterio. El crimen en la ciudad está en pleno apogeo, y la corrupción de sus instituciones es pan de cada día. El despeñadero social parece inevitable, enviando a los habitantes a un resumidero con lo peor de una ciudad que se cae a pedazos y a pasos agigantados.
Bajo este escenario agrio y deprimente, es descubierto un nuevo crimen brutal. Esta vez se trata del alcalde de la ciudad, Don Mitchell Jr., atacado ferozmente por un asesino en serie que se hace llamar “El Acertijo”. El teniente de la policía James Gordon -Jeffrey Wright-, descubre que ha dejado un mensaje para Batman, por lo que concurren juntos a la escena del crimen, algo que no es visto con buenos ojos por la jefatura a cargo.
Es este incidente el que da inicio una serie de investigaciones que involucran a Selina -Zöe Kravitz-, al Pinguino -Colin Farrell-, al fiscal de distrito Gil Colson -Peter Sarsgaard-, y al mafioso Carmine Falcone -John Turturro-, entre muchos más. Un asesinato tras otro, la desaparición de una joven mujer y la afanosa búsqueda de un informante infiltrado en la policía, ponen en jaque a la ciudad, y tanto Gordon como Batman deben tratar de resolver una a una las pistas y los mensajes dejados por el misterioso criminal.
Dirigida por Matt Reeves y basada en un guion escrito por él mismo junto a Peter Craig, “The Batman” presenta un relato enrevesado y bastante críptico. La película se inscribe dentro de las más oscuras versiones conocidas de este icónico personaje, tal vez muy cerca y ciertamente inspirada en la recordada trilogía de Christopher Nolan. El desarrollo de la cinta corresponde a la construcción de un thriller de investigación policial, donde cada paso va dejando al descubierto un nuevo antecedente y donde cada vertiente posee un sinnúmero de ramificaciones que tejen una nutrida telaraña de poder, violencia, decadencia, descomposición social y crimen organizado.
La música en esta película tiene un papel preponderante. Escrita por Michael Giacchino, toma como base el “Ave María” de Franz Schubert, pieza que se escucha como introducción en la primera secuencia del filme. El motivo principal -una tercera mayor ascendente- es sujeto de un intercambio modal -una tercera menor, también ascendente- para indicar cada vez que el mal está presente. Esta célula melódica configura el “Leitmotiv” de la partitura el que, por supuesto, es desarrollado, amplificado y modificado con numerosos “pedales” en un verdadero “tema con variaciones” a lo largo de todo el metraje, incluyendo su método inverso, es decir una tercera mayor descendente, como alusión o tal vez a modo de reminiscencia de la Marcha Imperial de “Star Wars”. Me extiendo en este comentario técnico porque es sorprendente la forma cómo Giacchino trabaja musicalmente cada secuencia de la película a partir de estas células, a partir de estos motivos melódicos y rítmicos. Su pertinencia y unión con la escena resulta impresionante, y es por ello que cobra tal relevancia que se transforma en un personaje importante del reparto.
La actuación de Robert Pattinson resulta convincente como Batman. Su expresión dudosa y fría tras la máscara representa muy bien a alguien en camino, en formación, vulnerable, dubitativo, alguien que se encuentra forjando su destino. Sin embargo, algo pasa con Pattinson cuando es Bruce Wayne. Acá no se le ve cómodo, no transmite -o no construye- ese inconsciente colectivo que tenemos acerca de este multimillonario y actor benéfico de una ciudad que desea cambiar influyendo desde cada uno de sus dos influyentes roles.
Quienes roban protagonismo son Jeffrey Wright interpretando a James Gordon y también la indescifrable Zöe Kravitz, quien da vida a una intrigante versión de gatúbela, imprimiendo un foco diferente a las anteriores representaciones de esta figura femenina vinculada al hombre murciélago. Del resto del elenco, Paul Dano realiza un excelente papel con su “Acertijo”, especialmente en las escenas en que enfrenta a Batman, a través de una lucha mental poderosa, tan descarriada como llena de rabia y de locura. Destaca también Colin Farrell interpretando al Pinguino, haciendo patente la ambigüedad propia del relato de los hechos, de las acciones y sus consecuencias.
“The Batman” resulta inquietante. La construcción es larga -casi tres horas-, y se justifica porque no toma atajos y tampoco se apura para desarrollar el contexto de lo que quiere representar. Puede que haya un momento en que la cinta parezca larga, es verdad, sin embargo entendemos -y extendemos- la licencia gracias a una narrativa que cautiva y nos mantiene en alerta permanentemente.
En “The Batman” es importante el artículo “The”. Es parte del enigma a resolver. ¿Qué significa, con qué está relacionado? Es casi una prueba más del mentado “Acertijo”. Llena de símbolos físicos, el filme también los traslada a los textos que vemos en los intercambios escritos, donde el chat constituye otra vía de comunicación y expresión. No hay detalle dejado al azar, todo está relacionado. Además, todo puede tener una segunda, una tercera lectura, o una cuarta lectura.
Confirmando que tenemos “Batman” para muchos años más, esta cinta cumple las expectativas que genera. Interesante, entretenida, y con misterios a resolver, agrega química entre sus protagonistas y un gran espacio para sus propias secuelas, dado que en poco tiempo, este esperado regreso del hombre enmascarado ya ha conseguido éxito de taquilla y recaudación. Verlo en pantalla grande es imprescindible para apreciar la calidad de una filmación realizada con muy poca luz, muy coreográfica, con excelentes escenas de acción, con pausas diáfanas, toques de humor, y una gran solidez para construir el relato. Si a lo anterior sumamos la música que es un verdadero concierto, estamos ante una experiencia audiovisual imperdible, que nos llena de sensaciones y también de preocupantes reflexiones respecto al mundo actual.
Ficha técnica
Título original: The Batman
Año: 2022
Duración: 175 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Warner Bros., DC Entertainment, 6th & Idaho Productions. Distribuidora: Warner Bros.
Género: Thriller. Acción. Intriga. Drama | Neo-noir. Crimen. Asesinos en serie. Policíaco. Superhéroes. Cómic. DC Comics
Guion: Matt Reeves, Peter Craig. Personajes: Bob Kane, Bill Finger
Música: Michael Giacchino
Fotografía: Greig Fraser
Reparto: Robert Pattinson, Zöe Kravitz, Paul Dano, Andy Serkis, Colin Farrell, Jeffrey Wright, Peter Sarsgaard, John Turturro, Jayme Lawson, Con O'Neill, Barry Keoghan, Gil Perez-Abraham, Peter McDonald, ver 4 más
Dirección: Matt Reeves
jueves, 10 de marzo de 2022
King, regreso a casa
Esta historia es muy sencilla, algo ingenua me atrevería a decir.
Un pequeño cachorrito de león se escapa de su cautiverio al llegar aeropuerto de Orly. Al ser descubierto por las cámaras de seguridad, el hecho no pasa inadvertido y se transforma en noticia nacional lo que da curso a un operativo para encontrarlo a la brevedad. Astutamente, el pequeño animalito encuentra refugio en la casa de Inès -Lou Lambrecht -, de 12 años, y su hermano Alex -Léo Lorléac’h-, de 15. La persecución tras él parece implacable, situación que despierta en la joven su instinto protector: se propone entonces llevar a “King” de regreso a su casa, en África, asunto que, evidentemente, no es un plan sencillo de llevar a cabo.
Ambos adolescentes, porque su hermano Alex se suma a la cruzada, tienen las mejores intenciones pero no son capaces de advertir las consecuencias de sus actos. Y también necesitan ayuda de un adulto, pues se dan cuenta que ellos solos no podrán conseguir el objetivo. Con un padre ausente y una madrastra sobrepasada, la única opción que les queda es recurrir a su abuelo Max -Gérard Darmon-, a quien prácticamente no conocen y vive recluido en una casa de retiro.
La descripción anterior no es spoiler, corresponde al centro argumental de una aventura de 105 minutos basada en una idea de Jean-Baptiste Andrea y dirigida por David Moreau. El relato no aporta sorpresa, sigue en forma exacta algo que hemos visto en decenas de otras cintas de este tipo y ciertamente se hace totalmente predecible.
“King” carece de color y de sabor. Hay un collage de temas expuestos sin profundidad, como por ejemplo, la obsesión por las redes sociales que tiene Alex, la timidez y también la actitud decidida de Inès, las dificultades relacionales de ambos jóvenes con su madrastra y la distancia con su padre, el condicionamiento que produce el ambiente escolar, y muchos otros. Desde el punto de vista animalista, la cinta rescata el cariño y la defensa de los animales pero tampoco va más allá de eslóganes o campañas ya conocidas.
No obstante lo anterior, hay un personaje interesante en esta cinta y es el abuelo. Max tiene una historia de fraudes y engaños, y vive oculto en ese hogar de ancianos para no ser encontrado. Es justamente su actor, Gérard Darmon, quien logra aportar frescura y toques de humor a esta comedia familiar que, aunque algo obvia y de escaso aporte, puede transformarse en una sana entretención familiar para una tarde en la que no tengamos a mano otra opción que elegir.
Ficha técnica
Título original: King
Año: 2022
Duración: 105 minutos
País: Francia
Productora: Full House. Distribuidora: Pathé
Género: Comedia. Aventuras | Cine familiar. Animales
Guion: Jean-Baptiste Andrea, Gael Malry, David Moreau, Zoe Bruneau. Diálogos: David Moreau, Maria Pourchet. Idea: Jean-Baptiste Andrea
Música: Guillaume Roussel
Fotografía: Antoine Sanier
Reparto: Gérard Darmon, Lou Lambrecht, Léo Lorléac'h, Thibault de Montalembert, Clémentine Baert, Laurence Facelina, Marius Blivet, Marie-Sohna Conde, Daniel Semporé, Véronique Boulanger, Rodolphe Sand
Dirección: David Moreau
Un pequeño cachorrito de león se escapa de su cautiverio al llegar aeropuerto de Orly. Al ser descubierto por las cámaras de seguridad, el hecho no pasa inadvertido y se transforma en noticia nacional lo que da curso a un operativo para encontrarlo a la brevedad. Astutamente, el pequeño animalito encuentra refugio en la casa de Inès -Lou Lambrecht -, de 12 años, y su hermano Alex -Léo Lorléac’h-, de 15. La persecución tras él parece implacable, situación que despierta en la joven su instinto protector: se propone entonces llevar a “King” de regreso a su casa, en África, asunto que, evidentemente, no es un plan sencillo de llevar a cabo.
Ambos adolescentes, porque su hermano Alex se suma a la cruzada, tienen las mejores intenciones pero no son capaces de advertir las consecuencias de sus actos. Y también necesitan ayuda de un adulto, pues se dan cuenta que ellos solos no podrán conseguir el objetivo. Con un padre ausente y una madrastra sobrepasada, la única opción que les queda es recurrir a su abuelo Max -Gérard Darmon-, a quien prácticamente no conocen y vive recluido en una casa de retiro.
La descripción anterior no es spoiler, corresponde al centro argumental de una aventura de 105 minutos basada en una idea de Jean-Baptiste Andrea y dirigida por David Moreau. El relato no aporta sorpresa, sigue en forma exacta algo que hemos visto en decenas de otras cintas de este tipo y ciertamente se hace totalmente predecible.
“King” carece de color y de sabor. Hay un collage de temas expuestos sin profundidad, como por ejemplo, la obsesión por las redes sociales que tiene Alex, la timidez y también la actitud decidida de Inès, las dificultades relacionales de ambos jóvenes con su madrastra y la distancia con su padre, el condicionamiento que produce el ambiente escolar, y muchos otros. Desde el punto de vista animalista, la cinta rescata el cariño y la defensa de los animales pero tampoco va más allá de eslóganes o campañas ya conocidas.
No obstante lo anterior, hay un personaje interesante en esta cinta y es el abuelo. Max tiene una historia de fraudes y engaños, y vive oculto en ese hogar de ancianos para no ser encontrado. Es justamente su actor, Gérard Darmon, quien logra aportar frescura y toques de humor a esta comedia familiar que, aunque algo obvia y de escaso aporte, puede transformarse en una sana entretención familiar para una tarde en la que no tengamos a mano otra opción que elegir.
Ficha técnica
Título original: King
Año: 2022
Duración: 105 minutos
País: Francia
Productora: Full House. Distribuidora: Pathé
Género: Comedia. Aventuras | Cine familiar. Animales
Guion: Jean-Baptiste Andrea, Gael Malry, David Moreau, Zoe Bruneau. Diálogos: David Moreau, Maria Pourchet. Idea: Jean-Baptiste Andrea
Música: Guillaume Roussel
Fotografía: Antoine Sanier
Reparto: Gérard Darmon, Lou Lambrecht, Léo Lorléac'h, Thibault de Montalembert, Clémentine Baert, Laurence Facelina, Marius Blivet, Marie-Sohna Conde, Daniel Semporé, Véronique Boulanger, Rodolphe Sand
Dirección: David Moreau
sábado, 5 de marzo de 2022
Justicieros
Un trágico accidente en el que muere su esposa Emma, provoca que Markus Hansen -Mads Mikkelsen-, un soldado desplegado en Afganistán, deba retornar de urgencia a su hogar. Su hija Mathilde -Andrea Heick Gadeberg-, ha sobrevivido a la tragedia. Necesita apoyo y comprensión, pero la relación entre este padre y su hija resulta bastante dificultosa porque ambos se conocen poco y no se comprenden.
En paralelo, Otto -Nikolaj Lie Kaas-, un experto matemático, y Lennart -Lars Brygmann-, un habilidoso hacker informático, son despedidos luego de presentar el desarrollo de un algoritmo que no logra generar valor agregado para su empresa.
La unión de ambas historias se produce porque que Otto era otro pasajero del tren siniestrado y además fue quien le cedió el asiento a Emma. Es decir, debió morir él y no la esposa de Markus.
Otto sospecha que el accidente no es una casualidad. Existen varios aspectos que le hacen dudar, como por ejemplo que un hombre bajó rápidamente tirando a la basura una costosa colación y que en el tren viajaba un testigo, junto a su abogado, cuya declaración resultaría clave para llevar a juicio al jefe de una pandilla de motociclistas.
Otto y Lennart deciden contactar a Markus para darle a conocer su teoría: el accidente no fue una coincidencia, sino un asesinato planeado. Para ir más lejos, suman a Emmenthaler -Nicolás Bro-, un experto en reconocimiento facial. El grupo se enfoca en la búsqueda del sospechoso de bajar del tren y el resultado los conduce nada menos que al hermano del encarcelado pandillero. Entonces, que comience el juego.
“Justicieros” es un perfecto ejemplo de cómo un un thriller con un argumento convencional es dotado de subtextos que logran enriquecer a todos sus personajes. Es verdad que observamos estereotipos y caricaturas, pero todas tienen carácter y desarrollo, hay profundidad en cada uno de los protagonistas, desde Markus hasta Bodashka -Gustav Lindh-, el último en incorporarse al elenco.
La filmación de Anders Thomas Jensen es bastante tradicional, sin embargo no le quita un ápice de suspenso a la cinta. Con base en un relato lineal, sumando enlaces y explicaciones, el director imprime un cuidadoso ritmo cansino en el primer tercio del metraje, y aprieta el acelerador hacia cuarto final.
El guion del mismo Jensen, basado en una historia de Nikolaj Arcel, juega con todos sus elementos. Trazos gruesos de humor negro logran enfriar por momentos la tragedia que vive cada uno de los involucrados, y también, brillantemente, y de la misma manera, la mantienen viva. Porque, cuál más, cuál menos, todos los personajes tienen una historia profunda, están dañados, son vulnerables, necesitan ayuda, requieren entendimiento y comprensión.
Mads Mikkelsen construye un rol protagónico de excelencia. Es duro, inescrutable, insensible, con abundante falta de empatía, algo que cubre su debilidad con una coraza que le sirve de capa protectora. El resto de los personajes también son dignos de análisis. Otto, el experto matemático, sufre severos traumas, perdió a su hija en un accidente, quedó lisiado, y para sobrellevar su culpa e impotencia busca desesperadamente explicaciones para todos los hechos. Lennart y Emmenthaler, también tienen traumas de infancia, varios temas no resueltos que configuran sus personalidades y que condicionan su actuar a través de fobias y miedos. Son personas dañadas y sufrientes.
De lo más original que posee esta cinta danesa es su capacidad de generar, a través de una serie de eventos predecibles, un relato con un buen fondo humano, donde cada personaje es delineado clara y profundamente. Asimismo, agrega un giro argumental al final, el que recae no solo en la trepidante acción sino que, además, se logra observar cabalmente en el interior de cada uno de los protagonistas.
Un hecho trágico, un accidente, ¿es solo coincidencia o es fruto del azar? ¿O tal vez es resultado de un propósito, o la unión de varios propósitos? En esta cinta vemos derivadas y consecuencias, una búsqueda afanosa de explicaciones las que a veces llevan a descubrir lo que se quiere descubrir o explicar lo que se quiere decretar como verdad, a veces para encontrar sentido, evadir el duelo, o bien postergar la búsqueda de una necesaria resiliencia. ¡Muy buena!
Ficha técnica
Título original: Retfærdighedens ryttere
Año: 2020
Duración: 116 minutos
País: Dinamarca
Productora: Zentropa Productions, Film I Väst, Zentropa International Sweden. Distribuidora: Magnet Releasing
Género: Thriller. Comedia. Drama | Comedia negra. Crimen
Guion: Anders Thomas Jensen. Idea: Nikolaj Arcel, Anders Thomas Jensen
Música: Jeppe Kaas
Fotografía: Kasper Tuxen
Reparto: Mads Mikkelsen, Nikolaj Lie Kaas, Gustav Lindh, Roland Møller, Nicolas Bro, Andrea Heick Gadeberg, Lars Brygmann, Albert Rudbeck Lindhardt, Morten Suurballe, Jakob Ulrik Lohmann, Rikke Louise Andersson, Jesper Groth, Gustav Dyekjær Giese
Dirección: Anders Thomas Jensen
En paralelo, Otto -Nikolaj Lie Kaas-, un experto matemático, y Lennart -Lars Brygmann-, un habilidoso hacker informático, son despedidos luego de presentar el desarrollo de un algoritmo que no logra generar valor agregado para su empresa.
La unión de ambas historias se produce porque que Otto era otro pasajero del tren siniestrado y además fue quien le cedió el asiento a Emma. Es decir, debió morir él y no la esposa de Markus.
Otto sospecha que el accidente no es una casualidad. Existen varios aspectos que le hacen dudar, como por ejemplo que un hombre bajó rápidamente tirando a la basura una costosa colación y que en el tren viajaba un testigo, junto a su abogado, cuya declaración resultaría clave para llevar a juicio al jefe de una pandilla de motociclistas.
Otto y Lennart deciden contactar a Markus para darle a conocer su teoría: el accidente no fue una coincidencia, sino un asesinato planeado. Para ir más lejos, suman a Emmenthaler -Nicolás Bro-, un experto en reconocimiento facial. El grupo se enfoca en la búsqueda del sospechoso de bajar del tren y el resultado los conduce nada menos que al hermano del encarcelado pandillero. Entonces, que comience el juego.
“Justicieros” es un perfecto ejemplo de cómo un un thriller con un argumento convencional es dotado de subtextos que logran enriquecer a todos sus personajes. Es verdad que observamos estereotipos y caricaturas, pero todas tienen carácter y desarrollo, hay profundidad en cada uno de los protagonistas, desde Markus hasta Bodashka -Gustav Lindh-, el último en incorporarse al elenco.
La filmación de Anders Thomas Jensen es bastante tradicional, sin embargo no le quita un ápice de suspenso a la cinta. Con base en un relato lineal, sumando enlaces y explicaciones, el director imprime un cuidadoso ritmo cansino en el primer tercio del metraje, y aprieta el acelerador hacia cuarto final.
El guion del mismo Jensen, basado en una historia de Nikolaj Arcel, juega con todos sus elementos. Trazos gruesos de humor negro logran enfriar por momentos la tragedia que vive cada uno de los involucrados, y también, brillantemente, y de la misma manera, la mantienen viva. Porque, cuál más, cuál menos, todos los personajes tienen una historia profunda, están dañados, son vulnerables, necesitan ayuda, requieren entendimiento y comprensión.
Mads Mikkelsen construye un rol protagónico de excelencia. Es duro, inescrutable, insensible, con abundante falta de empatía, algo que cubre su debilidad con una coraza que le sirve de capa protectora. El resto de los personajes también son dignos de análisis. Otto, el experto matemático, sufre severos traumas, perdió a su hija en un accidente, quedó lisiado, y para sobrellevar su culpa e impotencia busca desesperadamente explicaciones para todos los hechos. Lennart y Emmenthaler, también tienen traumas de infancia, varios temas no resueltos que configuran sus personalidades y que condicionan su actuar a través de fobias y miedos. Son personas dañadas y sufrientes.
De lo más original que posee esta cinta danesa es su capacidad de generar, a través de una serie de eventos predecibles, un relato con un buen fondo humano, donde cada personaje es delineado clara y profundamente. Asimismo, agrega un giro argumental al final, el que recae no solo en la trepidante acción sino que, además, se logra observar cabalmente en el interior de cada uno de los protagonistas.
Un hecho trágico, un accidente, ¿es solo coincidencia o es fruto del azar? ¿O tal vez es resultado de un propósito, o la unión de varios propósitos? En esta cinta vemos derivadas y consecuencias, una búsqueda afanosa de explicaciones las que a veces llevan a descubrir lo que se quiere descubrir o explicar lo que se quiere decretar como verdad, a veces para encontrar sentido, evadir el duelo, o bien postergar la búsqueda de una necesaria resiliencia. ¡Muy buena!
Ficha técnica
Título original: Retfærdighedens ryttere
Año: 2020
Duración: 116 minutos
País: Dinamarca
Productora: Zentropa Productions, Film I Väst, Zentropa International Sweden. Distribuidora: Magnet Releasing
Género: Thriller. Comedia. Drama | Comedia negra. Crimen
Guion: Anders Thomas Jensen. Idea: Nikolaj Arcel, Anders Thomas Jensen
Música: Jeppe Kaas
Fotografía: Kasper Tuxen
Reparto: Mads Mikkelsen, Nikolaj Lie Kaas, Gustav Lindh, Roland Møller, Nicolas Bro, Andrea Heick Gadeberg, Lars Brygmann, Albert Rudbeck Lindhardt, Morten Suurballe, Jakob Ulrik Lohmann, Rikke Louise Andersson, Jesper Groth, Gustav Dyekjær Giese
Dirección: Anders Thomas Jensen
miércoles, 2 de marzo de 2022
Encanto
Disponible en Disney +.
Colorida película con mucha música y bailes que resulta encantadora, tal como su bello título.
Situada en las montañas de Colombia, la historia hace referencia a una especial y a la vez extraordinaria familia, Los Madrigal, que llevan años en el lugar tras haber recibido un milagro tras lo que han inundado de protección y generoso cariño aquellos maravillosos parajes. La casa mágica es el hogar de esta familia, y cada uno de los niños que han ido naciendo han sido ungidos de un don particular, desde el poder curar heridas hasta la increíble fuerza que posee una de sus integrantes.
Cada vez que hay nuevas ceremonias la expectación es alta. ¿Qué nuevo don se hará presente? ¿Cómo se manifestará? Muchos integrantes de esta numerosa familia han sido bendecidos, sin embargo Mirabel ha quedado excluida. Cuando fue su turno, parece que no se concretó el milagro, sin embargo esta inquieta y perspicaz niña no ha perdido la ilusión de descubrir cuál será su particularidad.
Luego de la iniciación del pequeño Antonio, Mirabel comienza a ver algunas luces que señalan que algo no está bien. Una visión de grietas en el suelo junto a otros indicadores despiertan sospecha, algo que luego de compartirlo con su Abuela -quien le baja el perfil al punto de ignorar la advertencia-, solo hace que se convenza aún más acerca de lo que está a punto de suceder: Encanto está en peligro y Mirabel debe buscar una solución para proteger el milagro.
Producida por Walt Disney Animation Studios y dirigida por Jared Bush, Byron Howard y Charise Castro Smith, esta hermosa cinta viene acompañada de un mensaje de esperanza. A la búsqueda afanosa de este don por parte de la pequeña Mirabel, las palabras de contención de parte de su familia no resultan suficientes. Ella busca ser especial, un don la haría especial, sin embargo aquello aún no se ha dado. Ver a todos los demás con sus particulares poderes le produce frustración, aunque percibe que en realidad percibe que desea ser alguien que no es.
Cuando se produce el punto de inflexión, es decir cuando aparecen las grietas y el peligro se hace evidente, Mirabel ve una oportunidad para poder diferenciarse. Ella puede salvar el milagro, ahora tiene una misión. No sabe cómo poder hacerlo pero se arriesga para averiguar algún camino posible. Y comienza por un misterio que le ha llamado la atención: hay un miembro de la familia del que no se puede hablar, se llama Bruno, y ella está dispuesta a encontrar las razones.
“Encanto” habla del aferrarse a querer ser destacado, también de sobreproteger y sobrevalorar las apariencias en detrimento de la sencillez, es decir lo normal o lo cotidiano. Además se refiere al constante temor de perder lo ya conseguido, muchas veces poniendo el foco en equivocadas percepciones más que en la singularidad de cada persona y su especial forma de ser.
Como fábula animada, “Encanto” pone en relieve el amor, la familia y la unidad. Y son sus canciones, escritas por Lin-Manuel Miranda, las que mejor reflejan una importante moraleja sobre el milagro de lo cotidiano y el don especial que significa nuestra existencia. “Eres más que tu don, el milagro eres tú”, resuena una y otra vez, en una película mágica que llega al corazón.
Ficha técnica
Título original: Encanto
Año: 2021
Duración: 99 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Walt Disney Animation Studios. Distribuidora: Walt Disney Pictures, Disney+
Género: Animación. Fantástico. Comedia. Drama. Musical | Familia. Realismo mágico
Guion: Jared Bush, Charise Castro Smith. Historia: Jared Bush, Charise Castro Smith, ver 4 más
Música: Germaine Franco. Canciones: Lin-Manuel Miranda
Fotografía: Animación, Alessandro Jacomini, Daniel Rice, Nathan Warner
Reparto: Animación
Dirección: Jared Bush, Byron Howard, Charise Castro Smith
Situada en las montañas de Colombia, la historia hace referencia a una especial y a la vez extraordinaria familia, Los Madrigal, que llevan años en el lugar tras haber recibido un milagro tras lo que han inundado de protección y generoso cariño aquellos maravillosos parajes. La casa mágica es el hogar de esta familia, y cada uno de los niños que han ido naciendo han sido ungidos de un don particular, desde el poder curar heridas hasta la increíble fuerza que posee una de sus integrantes.
Cada vez que hay nuevas ceremonias la expectación es alta. ¿Qué nuevo don se hará presente? ¿Cómo se manifestará? Muchos integrantes de esta numerosa familia han sido bendecidos, sin embargo Mirabel ha quedado excluida. Cuando fue su turno, parece que no se concretó el milagro, sin embargo esta inquieta y perspicaz niña no ha perdido la ilusión de descubrir cuál será su particularidad.
Luego de la iniciación del pequeño Antonio, Mirabel comienza a ver algunas luces que señalan que algo no está bien. Una visión de grietas en el suelo junto a otros indicadores despiertan sospecha, algo que luego de compartirlo con su Abuela -quien le baja el perfil al punto de ignorar la advertencia-, solo hace que se convenza aún más acerca de lo que está a punto de suceder: Encanto está en peligro y Mirabel debe buscar una solución para proteger el milagro.
Producida por Walt Disney Animation Studios y dirigida por Jared Bush, Byron Howard y Charise Castro Smith, esta hermosa cinta viene acompañada de un mensaje de esperanza. A la búsqueda afanosa de este don por parte de la pequeña Mirabel, las palabras de contención de parte de su familia no resultan suficientes. Ella busca ser especial, un don la haría especial, sin embargo aquello aún no se ha dado. Ver a todos los demás con sus particulares poderes le produce frustración, aunque percibe que en realidad percibe que desea ser alguien que no es.
Cuando se produce el punto de inflexión, es decir cuando aparecen las grietas y el peligro se hace evidente, Mirabel ve una oportunidad para poder diferenciarse. Ella puede salvar el milagro, ahora tiene una misión. No sabe cómo poder hacerlo pero se arriesga para averiguar algún camino posible. Y comienza por un misterio que le ha llamado la atención: hay un miembro de la familia del que no se puede hablar, se llama Bruno, y ella está dispuesta a encontrar las razones.
“Encanto” habla del aferrarse a querer ser destacado, también de sobreproteger y sobrevalorar las apariencias en detrimento de la sencillez, es decir lo normal o lo cotidiano. Además se refiere al constante temor de perder lo ya conseguido, muchas veces poniendo el foco en equivocadas percepciones más que en la singularidad de cada persona y su especial forma de ser.
Como fábula animada, “Encanto” pone en relieve el amor, la familia y la unidad. Y son sus canciones, escritas por Lin-Manuel Miranda, las que mejor reflejan una importante moraleja sobre el milagro de lo cotidiano y el don especial que significa nuestra existencia. “Eres más que tu don, el milagro eres tú”, resuena una y otra vez, en una película mágica que llega al corazón.
Ficha técnica
Título original: Encanto
Año: 2021
Duración: 99 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Walt Disney Animation Studios. Distribuidora: Walt Disney Pictures, Disney+
Género: Animación. Fantástico. Comedia. Drama. Musical | Familia. Realismo mágico
Guion: Jared Bush, Charise Castro Smith. Historia: Jared Bush, Charise Castro Smith, ver 4 más
Música: Germaine Franco. Canciones: Lin-Manuel Miranda
Fotografía: Animación, Alessandro Jacomini, Daniel Rice, Nathan Warner
Reparto: Animación
Dirección: Jared Bush, Byron Howard, Charise Castro Smith
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