¡Inconcebible!
Esta palabra ronda permanentemente en mi cabeza durante los 96 minutos de "El Bosque de Karadima". Matías Lira, su director, hace destacada y visible la historia real, cruda y deleznable de uno de los casos de abusos sexuales de mayor impacto mediático en el último tiempo. Fernando Karadima -Luis Gnecco-, un carismático párroco que lidera una Parroquia de clase acomodada del barrio alto en Santiago de Chile, es seguido, adulado y considerado un “Santo” en vida. Thomas Leyton -Pedro Campos- es un adolescente que busca contención y también descubrir su propio camino de vida; su vocación laical o sacerdotal. A poco andar, Thomas -ya interpretado por Benjamín Vicuña- comienza progresivamente a sufrir los abusos sicológicos y sexuales de quien más debiera acogerlo y guiarlo, el propio padre Fernando.
Esta cinta es desgarradora. La pregunta de por qué se puede producir una situación así no tiene respuesta. La historia se centra en Thomas y Karadima, y en la relación abusador-abusado. Todo lo demás podría ser accesorio, sin embargo representa el contexto de la época y responde correctamente al marco general del ambiente que finalmente genera las vulnerabilidades y los actos impropios.
Volviendo a lo inconcebible, por una parte no puede ser que un sacerdote logre ejercer una influencia tan importante en una persona que aquello limite sus acciones con una subordinación que no le deja lugar a discernimiento alguno. Por otra parte, también es inconcebible que un joven de clase alta, educado, -emocionalmente inestable por cierto-, se someta sin cuestionamiento a la autoridad que ejerce su líder espiritual y con ello anule el poder de tomar decisiones por si mismo. Cuando hablamos de abusadores, hablamos de personas enfermas. Y las víctimas, por cierto son personas vulnerables. El resultado de esta combinación es indescriptible y a la vez inaceptable: abuso en el grado máximo de la palabra.
La película está muy bien escrita por Elisa Eliash, Alicia Scherson y Álvaro Díaz. El guión da cuenta con naturalidad y realidad de hechos que provocan rechazo. Las actuaciones son sólidas, los diálogos adecuados y las escenas explícitas, por lo que el director logra comprometer el relato en una segunda capa de profundidad, tanto emocional como racional, sobre algo que no nos puede resultar ajeno. Ayuda en el metraje la decisión de contar la historia en retrospectiva, desde la denuncia acogida por el promotor de Justicia -Francisco Melo- quien solicita a la víctima que entregue el relato completo y detallado de los hechos. De esta forma, la historia cambia permanentemente de temporalidad, lo que produce un ambiente de creciente incertidumbre y lo hace aún más efectivo.
"El Bosque de Karadima" no es una película contra la Iglesia o contra la fe. Es una cinta que se basa en el abuso de autoridad -en nombre de Dios- que llega a comprometer la manipulación sexual de las víctimas y cómo aquello logra esconderse bajo mantos de aparente normalidad y total impunidad. Afortunadamente ya sabemos que Karadima fue declarado culpable de los abusos cometidos, civilmente prescritos pero canónicamente vigentes, por lo que fue sancionado por el Vaticano a una vida de reclusión y penitencia.
Algo así, no puede pasar nunca más. ¡Es inconcebible y deleznable! Esperamos que esta cinta contribuya a tomar conciencia y sea un aporte real a la prevención de todo tipo de abusos.
Ficha técnica
Título original: El Bosque de Karadima
Año: 2015
Duración: 96 minutos
Calificación: 14
País: Chile
Género: Drama
Elenco: Luis Gnecco, Benjamín Vicuña
Director: Matías Lira
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