miércoles, 19 de diciembre de 2018

Spider-Man: un nuevo universo

El hombre araña está de regreso. ¡Y qué regreso! Esta vez Sony Pictures Animation en asociación con Marvel Entertainment y de la mano con Columbia Pictures presenta una recreación animada, renovada y moderna del superhéroe de Nueva York. Peter Parker ha muerto. Justo antes le ha encargado a Miles Morales, un joven de ascendencia afro-latina que estudia en Brooklyn y que acaba de ser mordido por una araña, que pueda apagar el “Súper Colisionador” construido por el malvado Kingpin. El desafío no es sencillo porque este reactor ha hecho posible la convergencia de varios universos paralelos y con ello ha reunido muchas versiones del famoso héroe. Un alternativo Peter Parker -abandonado, desilusionado, descuidado y a bastante mal traer- es quien debe enseñarle a Miles los trucos y desafíos de su nuevo rol.

Parece que la amplitud del mundo creado por Stan Lee no tiene límites. Es increíble el espacio creativo y lo lejos que pueden llegar los sueños de un cómic que vio la luz en 1962. No solo hay movimiento y evolución, también existe un motor infinito que impulsa la historia hacia confines inexplorados hasta ahora y que posiblemente jamás imaginamos. Y ahí está -en la misma Nueva York que conocemos, con sus rascacielos enormes, sus calles abarrotadas y un crimen que no cesa- Spider-Man salvando a la ciudad una y otra vez.

La idea de las dimensiones paralelas es increíble. Tanto es así que da origen a lo que se denomina, en su título original, “Spider-Verse”, una especie de multi-universo de Spider-Man. Se mantiene la ciudad pero ya no hay límites. Los planos se superponen, se enlazan, se unen y se separan dependiendo del relato, nutriéndolo de un aire nuevo que le permite desarrollar un mundo donde todo, absolutamente todo, es posible.

Qué decir de la animación. ¡Es excelente! Tal vez de las mejores y más fieles retratando a un Cómic en pantalla grande. Es cine, pero no deja nunca de lado el sentido original, respeta las caracterizaciones y utiliza varios de los efectos clásicos-estéticos de una revista impresa.

La historia es alucinante. Su desarrollo es aun más dinámico y frenético, sin tregua, sin pausa, de acción en acción y sin dejar de lado los necesarios momentos de reflexión -aunque pocos- y una enorme cantidad de guiños, humoradas y toques delirantes a los que nos tienen ya acostumbrados.

Muy actual y necesario, este nuevo Spider-Man -al menos el de uno de estos multi-versos, claro está- es de color. Y además es de ascendencia latina. Una adecuación a los tiempos que no sorprende pero que sin duda refresca enormemente al personaje, que también encuentra su versión femenina y robótica en otras de las dimensiones.

Un acierto de Marvel esta asociación con Sony Pictures. Expande -más bien rompe- las fronteras y ágilmente nos hace vibrar con Spider-Man como si fuera un personaje nuevo. Para gozo infinito de los fans y deleite para quienes nos encanta ver en pantalla grande películas como esta, bien hechas, bien narradas y mejor ejecutadas.

Ficha técnica

Título original: Spider-Man: Into the Spider-Verse
Año: 2018
Duración: 117 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Sony Pictures Animation / Marvel Animation / Marvel Entertainment / Columbia Pictures / Pascal Pictures / Sony Pictures Entertainment / Lord Miller
Género: Animación. Aventuras. Ciencia ficción. Acción | Superhéroes. Cómic. Marvel Comics
Guion: Phil Lord, Rodney Rothman (Personajes: Stan Lee, Brian Bendis, Sara Pichelli, Steve Ditko)
Música: Daniel Pemberton
Fotografía: Animation
Reparto: Animation
Dirección: Bob Persichetti, Peter Ramsey, Rodney Rothman

Sin dejar huellas

Un adolescente desaparece sin dejar rastros. Su madre desesperada lo denuncia a la policía. El detective a cargo -Vincent Cassel- no toma muy en serio el asunto, sin embargo el caso explota al día siguiente. Comienza la investigación, la búsqueda, los testigos, … y por supuesto, las sospechas.

Este thriller francés, basado en la novela de Dror Mishani y dirigido por Érick Zonca, posee un guion inteligente que da varias vueltas y giros, sin embargo su foco no está puesto solamente en la resolución de la historia. Aquello corresponde a la primera capa, la más obvia y esperable. Y el director la resuelve bien, porque la tensión se mantiene hasta el final. Pero hay más. En una segunda y tal vez tercera capa está el centro del relato, del que se desprende un drama familiar que abarca muchos ámbitos íntimos y que roza las fibras más internas del investigador.

La centralidad de la narración está en la construcción de los personajes presentes en la historia, en especial la conformación de los roles secundarios. El trabajo que realiza Zonca es preciso para dotar a cada uno de ellos con las intervenciones justas. Medidas casi al segundo, vemos características que surgieren y esbozan participación, complicidad y mayormente infinitas dudas. Se abren preguntas que no obtienen respuesta y la inquietud crece también por esa arista de la escritura.

Vincent Cassel logra un objetivo extraño con su personaje, porque este desaliñado policía, François Visconti, el “comandante”, con rasgos depresivos y un alcoholismo que lo consume, resulta bastante desagradable. Tanto, que descoloca. Claro, en su interior arrastra una vida de frustraciones y una relación en extremo delgada con su propio hijo adolescente.

En la madre del joven desaparecido, Solange Arnault, interpretada por Sandrine Kiberlain, observamos una mujer intrigante que no muestra todas sus cartas y de quien podemos percibir que vive un trance interior. Su hijo ha desaparecido, su hija tiene síndrome de down pero hay algo más… Y en el vecino, el profesor de francés que construye Romain Duris, vemos tal vez al personaje mejor logrado de todos y que termina por cerrar los protagónicos de un relato que está marcado por la incomodidad subterránea de historias personales que tienen una carga emocional importante.

La película no tiene un ritmo frenético. No lo necesita. Al contrario, es de los metrajes que adormecen para luego golpear. El reposo es aparente, es falso. Es usado para desviar nuestra atención y luego hacernos girar bruscamente pero sin mayores fuegos artificiales. Las historias profundas son paralelas y están en las capas internas que son mucho más visibles al revisitar la cinta que en una primera lectura.

“Fleuve noir” -Río negro- no atrapa pero seduce en sus 113 minutos y sobre todo funciona mejor después, al recordarla. Allí se hacen presentes algunas características que son importantes de visualizar para entender el contexto. Es un thriller diferente y oscuro en el que debemos leer entre líneas. Y funciona en la medida que nosotros dejemos que funcione, algo que en el cine actual, en ocasiones, representa un desafío difícil de salvar.

Ficha técnica

Título original: Fleuve noir
Año: 2018
Duración: 113 minutos
País: Francia
Productora: Curiosa Films / Versus Production / FD Production
Género: Thriller. Cine negro
Guion: Érick Zonca, Lou de Fanget Signolet (Novela: Dror Mishani)
Música: Rémi Boubal
Fotografía: Paolo Carnera
Reparto: Vincent Cassel, Romain Duris, Elodie Bouchez, Sandrine Kiberlain, Charles Berling, Christophe Tek, Lauréna Thellier, Sadek
Dirección: Érick Zonca

lunes, 17 de diciembre de 2018

Roma

¡Impresionante!

Es la primera palabra que me surge respecto a “Roma”, el último trabajo y por cierto la mejor película del cineasta mexicano Alfonso Cuarón, ganador del Óscar por “Gravedad”. Tal vez no hay palabras para describirla, o quizás hay muchas palabras y expresiones que podrían llenar páginas dando cuenta de todo lo que nos pasa en sus 135 minutos. Lo cierto es que “Roma” no nos deja indiferentes. En su obra más personal, Cuarón nos invita a recorrer una historia íntima, sagrada, que está inspirada en su propia infancia en la colonia Roma, un barrio de clase media-alta del México de comienzos de los años setenta, pero que tiene una universalidad tal que podría ser perfectamente un barrio de Santiago de Chile o también uno de mi natal La Serena.

Cleo -Yalitza Aparicio en un papel formidable- es una de las dos “nanas” de la casa. Ella está destinada al cuidado de los cuatro niños -Sofi, Toño, Paco y Pepe- del matrimonio conformado por Ignacio -Andy Cortés- y Sofía -Marina de Tavira-. La casa es amplia, aunque la entrada que da a la calle es angosta y pequeña. Un largo y cerrado corredor de baldosa une el ingreso con un pequeño patio interior que divide las pequeñas dependencias donde viven Adela y Cleo de los ambientes interiores donde habitan sus patrones. La vida transcurre cotidiana. Los niños juegan, Sofía los contiene e Ignacio llega tarde y cansado del trabajo mientas en familia le esperan con ansias para poder compartir. Vive también con ellos la abuela, la madre de Sofía, la Señora Teresa.

La cinta es un lujo, una joya preciosa y delicada. El mismo director se hace cargo de la fotografía que es sencillamente extraordinaria. El blanco y negro impreso por Cuarón no es una decisión cualquiera. Permite dotar a la cinta de una textura que se palpa y se siente como propia. Los diferentes matices, los infinitos tonos de grises que produce una iluminación precisa, otorga realce a cada cuadro y a cada secuencia. Los detalles que contiene la cinta son muchísimos, tantos que probablemente debamos revisitarlos -en pantalla grande por cierto- para poder admirarlos en un grado mayor. La cámara de Alfonso Cuarón observa, se mueve lentamente de un extremo a otro, en planos interiores medianos, pequeños, íntimos; en exteriores, el foco sigue siendo íntimo, sin embargo logra captar escenas complejas que, magistralmente logradas, dan cuenta de una amplitud pocas veces vista, con muchos personajes, en un coro perfectamente sincronizado y que no parece orquestado, sino que tiene la fluidez de una actuación de cámara llevada a una gran escena.

Desde el punto de vista técnico, “Roma” es una delicia. No sólo la cámara y la fotografía alcanzan un nivel de excelencia notables. También las actuaciones no dejan detalle al azar, calzando perfecto tanto en espléndidos planos secuencia como en pequeñas y significativas tomas. La música y la banda sonora son también excelentes. Desde la elección de lo que suena en la radio, el ruido cotidiano de la limpieza de la casa, el sonido de la calle con sus vendedores y servicios hasta una banda estudiantil, todo, absolutamente todo, está escogido con pinzas. Desde los créditos iniciales se prevé una factura de calidad y aquello se acrecienta durante todo el metraje.

Podría entrar en muchos más detalles, porque en la medida que escribo recuerdo y revivo sus momentos una y otra vez, pero es mejor que cada uno pueda iniciar su propio camino de descubrimiento de esta gran obra, porque eso es lo que uno espera de una película, que no seamos los mismos luego de vivir la experiencia. Y es que “Roma” nos hace sentir, nos emociona, nos angustia, nos remueve internamente en busca de nuestros propios recuerdos, nos impulsa, nos sacude, nos relaja y nos tensiona. “Roma” es una historia de amor y de desamor; de clases sociales; de machismo, abandono y sufrimiento; de resiliencia y de esperanza; de política y de profunda humanidad. Cine en estado puro, excelso, vital, comprometido. ARTE con mayúsculas, sencillamente magistral.

“Todos los caminos conducen a Roma” escuchamos desde niños... y es verdad, está en nuestro profundo interior, porque todos tenemos nuestra propia “Roma”.

Ficha técnica

Título original: Roma
Año: 2018
Duración: 135 minutos
País: México
Género: Drama | Años 70. Familia
Productora: Coproducción México-Estados Unidos; Participant Media / Esperanto Filmoj. Distribuida por NetflixGuion: Alfonso Cuarón
Fotografía: Alfonso Cuarón, Galo Olivares (B&W)
Reparto: Yalitza Aparicio, Marina de Tavira, Marco Graf, Diego Cortina Autrey, Carlos Peralta, Daniela Demesa, Nancy García García, Verónica García, Latin Lover, Enoc Leaño, Clementina Guadarrama, Andy Cortés, Fernando Grediaga, Jorge Antonio Guerrero
Dirección: Alfonso Cuarón

miércoles, 12 de diciembre de 2018

El asesinato de la familia Borden

La palabra es suspenso. Este thriller de época que captura la atención pese a conocerse el desenlace está basado en una historia real. En 1892 los padres de Emma y Lizzie Borden fueron brutalmente asesinados y a pesar que todas las sospechas recayeron en la hermana menor, nada se pudo comprobar en el posterior juicio.

Craig William Macneill, a cargo de la dirección de la película, logra una excelente recreación del norte de Estados Unidos de fines del siglo XIX. Su filmación es precisa dando realce a una fotografía de gran nivel y apoyándose en un sonido excelentedonde podemos percibir hasta el menor de los detalles. Macneill nos transporta a New England y nos conduce hacia los detalles de una historia que aun sigue teniendo mucho de misterio y mito, a más de un siglo de ocurrida.

Esta grata sorpresa -debo reconocer que no sabía nada del argumento ni tampoco de la película- elabora muy bien sus personajes. Por cierto Lizzie -Chloë Sevigny- acapara la atención como su protagonista. De hecho, el título original de la cinta es justamente su nombre, “Lizzy”. A su altura está Kristen Stewart interpretando a Bridget Sullivan, la joven e inexperta criada que llega a trabajar a la casa de los Borden. ¿Existe el crimen perfecto? La teoría y la práctica dicen que no, pero esta historia se acerca bastante. La presentación de los hechos es cruda y realista, sin embargo no tiene mayor ánimo de sobre exponer los macabros detalles. Es interesante la forma de presentar los hechos, con un inicio rápido que da paso a un racconto que enlaza hacia el tercer tercio del filme y que significa una nueva partida en el relato.

La trama es urdida gracias al excelente guion de Bryce Kass. Hay varios ángulos de la historia, escenas espejo desde perspectivas distintas que permiten poner el foco en los diversos puntos de vista. Las decisiones tomadas en la conducción hacen que con pocos elementos narrativos se consiga mucho, en gran parte por la solidez de los personajes del Señor y la Señora Borden, a cargo de Jamey Sheridan y Fiona Shaw, respectivamente.

Vemos reflejada en el metraje la personalidad de cada integrante de la familia. Observamos el abuso de poder, en especial con la joven criada, las descalificaciones permanentes a Lizzie, la sumisión y rebeldía de ambas jóvenes, el daño que ocasionan las relaciones enfermizas, un ambiente social que poco ayuda y las tradiciones conservadoras que resguardan y protegen una forma de actuar tremendamente violenta y destructiva.

La personalidad de Lizzie y su condición de salud -sufre convulsiones inesperadas y se descompone-, su deseo de liberación y la relación afectiva que desarrolla hacia Bridget, son elementos que van llevando el relato hacia un punto de tensión que probablemente previsible. No obstante, la historia y en especial la forma de resolver el enigma, permite que la tensión se mantenga hasta los créditos finales que dan cuenta de algunos antecedentes importantes para formarse una idea más amplia de los hechos, además de despertar la curiosidad por conocer más acerca de “Lizzie” y la familia Borden.

Ficha técnica

Título original: Lizzie
Año: 2018
Duración: 105 minutos
País: Estados Unidos
Género: Thriller | Biográfico
Productora: Artina Films / Destro Films / Powder Hound Pictures
Guion: Bryce Kass
Música: Jeff Russo
Fotografía: Noah Greenberg
Reparto: Chloë Sevigny, Kristen Stewart, Jamey Sheridan, Fiona Shaw, Kim Dickens, Denis O'Hare, Jay Huguley, Jody Matzer
Dirección: Craig William Macneill

Aquaman

Jason Momoa interpreta a Aquaman en esta primera gran producción del mitológico personaje DC Comics, creado por Paul Norris y Mort Weisinger y que debutó en More Fun Comics, #73, en noviembre de 1941. El protagonista tiene poderes extremos, una fuerza sobre humana, una velocidad asombrosa para desplazarse en el agua, una resistencia sin igual y la capacidad para comunicarse con las especies marinas. 

Arthur, no siempre fue consciente de sus habilidades y de sus orígenes. Su padre, Thomas Curry -Temuera Morrison-, dedicado cuidador de un lejano faro, un día luego de una gran tormenta rescata de la costa a Atlanna -Nicole Kidman-, Reina de Atlántis. Se enamoran y tienen a Arthur pero al poco tiempo Atlanna es obligada a volver a la ciudad oculta y por su traición es condenada a las fosas. 

Por su parte el príncipe Orm Marius -Patrick Wilson-, gobernante de Atlántis, lucha por unir a los siete reinos submarinos y así iniciar una guerra contra el mundo de la superficie. Mera -Amber Heard-, criada por Atlanna para convertirse en reina y que tiene poderes que le permiten dominar el entorno acuático, recurre a Aquaman para enfrentar al príncipe, quien también es hijo de Atlanna y por tanto medio hermano de Arthur. Nuestro héroe, que en solitario trata de impartir justicia en los mares, se resiste, sin embargo el tesón y los encantos de la joven guerrera lo seducen. Las cartas están expuestas y la aventura comienza.

Dirigida por James Wan, “Aquaman” se ve casi siempre como si fuera un video juego. Es inevitable la comparación pues las tomas y la forma de conducir las escenas no dejan mucho espacio a las dudas, sobre todo cuando es la acción la que domina gran parte del metraje. Y por supuesto es impactante, colorida y extrovertida. Acción, peleas, combates, descanso; acción, peleas, combates, descanso, es la fórmula que se repite una y otra vez. El hilo argumental no alcanza siquiera a desplegar un milímetro y la secuencia comienza de nuevo. Con el correr de los minutos se produce el desgaste y la novedad ya no llama la atención como las primeras veces.

Por supuesto podemos anticipar la mayoría de los giros. Otros, tal vez los adivinemos o estemos cerca de hacerlo. Como que los personajes también quedan a medio camino -entre el agua, la tierra, el desierto y el cielo- y no logran encuadrarse en algo más sólido. Y claro, cuando aquello falta, es decir percibimos la ausencia de un guion sólido, la acción se roba la pantalla por largas secuencias y minutos que hacia el final claman una tregua. Jason Momoa y Amber Heard tienen química y hacen un gran esfuerzo, pero debe ser muy difícil sostenerlo cuando se advierte una filmación que mayoritariamente debe ser sobre “pantallas verdes” Obviamente las secuencias producen efectos visuales espectaculares pero se alejan de cualquier viso de realidad y lo dejan a uno con una sensación extraña, un poco diluida y vacía, luego de 139 intensos y largos minutos.

Ficha técnica 

Título original: Aquaman
Año: 2018
Duración: 139 minutos
País: Estados Unidos 
Productora: DC Comics / DC Entertainment / Warner Bros.
Género: Ciencia ficción. Fantástico | Superhéroes. Cómic. DC Comics
Guion: David Leslie Johnson-McGoldrick, Will Beall (Historia: Geoff Johns, James Wan, Will Beall. Personaje: Paul Norris, Mort Weisinger)
Música: Rupert Gregson-Williams
Fotografía: Don Burgess
Reparto: Jason Momoa, Amber Heard, Patrick Wilson, Willem Dafoe, Nicole Kidman, Yahya Abdul-Mateen II, Temuera Morrison, Dolph Lundgren, Michael Beach, Ludi Lin, Graham McTavish, Patrick Cox, Randall Park, Djimon Hounsou, Leigh Whannell, Sophia Forrest, Natalia Safran, Tahlia Jade Holt
Dirección: James Wan

jueves, 6 de diciembre de 2018

Colette

Basada en la historia real de Sidonie-Gabrielle Colette -interpretada por Keira Knightley-, “Colette” narra la vida de la autora de provocativas y polémicas novelas en el Paris de comienzos del Siglo XX. Casada con el también escritor y editor Henry Gautheir-Villas “Willy” -Dominic West-, el relato recorre desde su juventud en el campo, su llegada a la gran ciudad y sus complejos primeros pasos como mujer y su introducción en el mundo de la escritura.

La cinta dirigida por Wash Westmoreland tiene una hermosísima fotografía. Las tomas son muy bellas y se ven resaltadas por un gran trabajo de recreación de ambientes y finos decorados que están perfectamente iluminados en cada uno de sus detalles. Las actuaciones son convincentes, en especial la caracterización de Keira Knightley, quien dota a su personaje de una naturalidad sencilla y emotiva. El rol de Dominic West es histriónico y en apariencia muy fuerte, sin embargo el desplante de Colette poco a poco va ganando un espacio para quedar de igual a igual con él, en una época en que aquello era francamente impensado.

Qué lástima que con un rodaje tan delicado y bien compuesto la película esté hablada en inglés. Pierde mucho de la identidad francesa, del ambiente parisino y todo lo que ello involucra, especialmente tratándose del ámbito artístico. Lo entendemos como una decisión comercial, sin embargo ocasiona, a mi modo de ver, un perjuicio al valor artístico de la obra.

La narración es descriptiva, detallista y a la vez es sutil. Por momentos el hilo conductor es delgado, muy delicado; en otros, es tremendamente fuerte y crudo. Estos elementos dan cuenta de relaciones interpersonales que hoy nos cuesta mucho comprender. Vemos la transgresión social hacia lo conservador, apreciamos lo complicado que es para una mujer, aún más en esos años, ser realmente auténtica, sobre todo considerando las rigideces sociales y especialmente las absolutas normas morales. Colette está dispuesta a salir de ese lugar asignado y con su pasión es capaz de forzar los límites. Esta evolución personal, que también corresponde a una evolución de la sociedad, la película lo muestra y lo retrata fielmente.

Con el oficio literario de fondo, visualizamos un mundo lleno de apariencias. Las más obvias son las sociales, sin embargo todo tiene, de alguna u otra forma, una apariencia diferente a lo que realmente es. Justo en medio de ello aparece Colette para desarrollar y manifestar su propia identidad, forjada a pulso por un camino lleno de descalificaciones, abusos y constantes menosprecios. El arte mismo, junto a su extroversión y personalidad, explotan apasionadamente provocando profundos cuestionamientos en los roles femeninos y masculinos, en lo que estaba establecido y en esa diversidad que se abre paso y clama por ser respetada y valorada.

Ficha técnica


Título original: Colette
Año: 2018
Duración: 112 minutos
País: Reino Unido
Productora: Bold Films / Killer Films / Number 9 Films / BFI Film Fund
Género: Drama | Biográfico. Literatura. Años 20
Guion: Richard Glatzer, Wash Westmoreland, Rebecca Lenkiewicz
Música: Thomas Adès
Fotografía: Giles Nuttgens
Reparto: Keira Knightley, Dominic West, Denise Gough, Fiona Shaw, Robert Pugh, Rebecca Root, Eleanor Tomlinson, Aiysha Hart
Dirección: Wash Westmoreland

El Grinch

Esta es la tercera adaptación del libro infantil escrito por Dr. Seuss publicado en 1957. Primero fue la película de dibujos animados en 1966 y luego la cinta dirigida por Ron Howard y protagonizada por Jim Carrey el año 2000. Este 2018 se trata de una fábula animada desarrollada por Illumination Entertainment, dirigida por Yarrow Cheney y Scott Mosier y escrita por Michael LeSieur. Y ya sabemos lo que son capaces de hacer los responsables de los pequeños y simpáticos Minions.

Colorida, animada y entretenida, “El Grinch” tiene una elaboración de lujo. Interesantes tomas y juegos de cámara, con viajes aéreos y recorrido de lugares, hacen que la animación prácticamente desaparezca de la pantalla, pues cada secuencia está armónicamente compuesta gracias a una preocupación esencial en cada detalle.

El hilo argumental es sencillo y su base es la oposición. Existe en los personajes principales pero también se visualiza en los sentimientos y en los valores. Si desconocemos la historia, puede ser todo novedad. Si conocemos una parte, tal vez sepamos que al señor Grinch no le gusta la Navidad. En realidad, la odia. Vive solo, aislado en la montaña, con la única compañía de su fiel perro Max y una serie de inventos que ha desarrollado para facilitar las tareas del día a día, lo que refleja una gran imaginación. Solo baja al poblado cuando le falta comida, por lo que sus visitas son bastante esporádicas. Por otra parte está Cindy-Lou, una pequeña e inquieta habitante de Villa “Quien” cuyo sueño es conocer al mismísimo Santa Claus para poder pedirle un gran deseo de Navidad para su madre.

Observamos la alegría de todos en la villa, su desbordante espíritu navideño en comparación con el enojo, aparentemente injustificado, del Grinch. Se contraponen también la jovialidad de la pequeña y la amargura del protagonista. No sabemos sus razones, pero el odio que le tiene a la festividad es tremendo y se traslada a casi todos sus actos. Vemos también una clara oposición entre el entusiasmo juvenil y la decepción adulta, aspecto que sin duda deja entrever una profundidad que es muy difícil enfrentar y asumir en una película de esta naturaleza. Esta vez la festividad será tres veces más grande por lo que el Grinch decide robarles la Navidad con un plan astuto y ambicioso que, por supuesto, genera consecuencias insospechadas. La ternura de la pequeña Cindy-Lou contrasta con la odiosidad del Grinch, sin embargo podemos vislumbrar que debajo de esas capas duras, el protagonista también tiene una gran dosis de ternura y que solo necesita una oportunidad para hacerla florecer.

La cinta pasa literalmente volando. La escena de los villancicos callejeros que acorralan al Grinch -un arreglo precioso para voces- es para disfrutar. Y la escena con Max intentando tocar batería sin dar una es realmente graciosa. El mensaje es muy claro para los más chicos por lo que la fábula funciona muy bien. Y como la diversión para nosotros, los más grandes, está garantizada, “El Grinch” es un regalo de Navidad anticipado, aunque todo gire en torno a Santa Claus, el árbol y los regalos.

Ficha técnica

Título original: The Grinch
Año: 2018
Duración: 90 minutos
País: Estados Unidos
Animation
Productora: Illumination Entertainment / Perfec World Pictures Co / Universal Pictures
Género: Animación. Comedia | Navidad. 3-D
Guion: Mike LeSieur, Tommy Swerdlow (Historia: Dr. Seuss)
Música: Danny Elfman
Fotografía: Animation
Dirección: Yarrow Cheney, Scott Mosier

jueves, 29 de noviembre de 2018

Viudas

Algo sale mal. Inesperadamente, un atraco termina con la violenta muerte de una banda criminal. Todo reducido a nada. Solo quedan las viudas de los integrantes, perdidas, sin rumbo, a la deriva. Cada una con su historia y sus temores. ¿Qué viene ahora? Una prueba de fuego. Para sobrevivir deben ejecutar el siguiente golpe que está descrito con lujo de detalles en una preciada agenda que el líder le deja a su esposa en una caja de seguridad.

Basada en la miniserie británica “Las Viudas” creada por Lynda La Plante,  este relato original firmado por la escritora Gillian Flynn -“Perdida”- y el director Steve McQueen -“12 años de esclavitud”- contiene todos los elementos de un thriller inteligente y bien desarrollado. El guion posee un ritmo lento pero consistente, que atrapa la atención y no decae. Si bien la presentación inicial es breve, es suficiente para ir directo a los hechos, aunque ello signifique solo delinear a sus personajes. Verónica -excelente Viola Davis- es quien debe liderar. Su esposo -Liam Neeson- con quien llevaba una vida acomodada y sin sobresaltos, encabezaba el grupo. Ahora ella es puesta a prueba porque le están cobrando dos millones de dólares que fueron robados por los asaltantes y que debe reponer en pocos días. La secundan Linda -Michelle Rodriguez-, Alice -Elizabeth Debicki- y Belle -Cynthia Erivo- en roles diferentes y con abundante peso dramático.

Steve McQueen demuestra su oficio narrativo con efectivas técnicas. Primeros planos, enlaces temporales y algunas secuencias resultan provocadoras. Sin perder de vista el acertado rol de Neeson, McQueen también genera el espacio apropiado para el lucimiento de Robert Duvall quien construye un excelente e importante secundario como el padre del candidato a alcalde, Jack Mulligan interpretado por Colin Farrell. La partitura de Hans Zimmer es diferente a su conocido estilo. Esta vez, con un bajo perfil, se transforma en una vertiente paralela, casi oculta, que une de forma casi imperceptible cada una de las descriptivas instancias que el relato va generando.

La muerte de sus esposos provoca en estas mujeres un dolor enorme. El amor, el pilar y el centro de sus vidas se ha esfumado. El vacío es inmenso. La sin razón de lo acontecido amenaza con la inmovilidad, sin embargo la templanza y valiente decisión de Verónica empodera a las mujeres para realizar algo que parece en extremo fuera de sus posibilidades. Desconocemos si ellas sabían de los negocios por lo que sus motivaciones son diferentes y la búsqueda de un destino mejor las impulsa a la acción. La rectitud o la moral pasan a ser relativas pues ahora lo que está en juego son sus vidas. No hay opción ni vuelta atrás. Se trata de la construcción de sus propios caminos hacia la libertad y la redención lo que ven verdad importa. Con ello la lealtad se transforma en su valor fundamental y principal foco de atención.

El tema que más me llama la atención luego del referido al urdido robo que las viudas deben ejecutar, es el de la elección de alcalde. La ciudad es Chicago y durante años el “Mayor” ha sido un Mulligan. Los intereses familiares son evidentes. Nepotismo, corrupción e intereses personales encabezan la lista. Pero, ¿qué hay en la otra vereda? Un candidato de color, cuyo comando de campaña está situado al interior de una Iglesia. ¿Prueba de idoneidad o transparencia? No. Jamal Manning -Brian Tyree Henry- es el candidato opositor y junto a su hermano Jatemme -Daniel Kaluuya- dominan el crimen y la corrupción subterránea de la ciudad. ¿Qué opciones hay? Parece que ninguna. Quien salga electo tiene más defectos que virtudes en un mundo político tóxico y en franca descomposición. ¿Y la Iglesia? Juega un papel, el papel del reverendo, secundario pero a la vez principal. Muchos niveles, variados ambientes, todos claros, bien tratados y actuales. Otro aporte interesante y provocador de la cinta de McQueen.

Ficha técnica

Título original: Widows
Año: 2018
Duración: 128 minutos
País: Reino Unido
Productora: 20th Century Fox / New Regency Pictures / See-Saw Films / Film 4. Distribuida por 20th Century Fox
Género: Thriller. Drama | Crimen. Robos & Atracos
Guion: Gillian Flynn, Steve McQueen (Personajes: Lynda La Plante)
Música: Hans Zimmer
Fotografía: Sean Bobbitt
Reparto: Viola Davis, Michelle Rodriguez, Elizabeth Debicki, Cynthia Erivo, Colin Farrell, Brian Tyree Henry, Daniel Kaluuya, Jacki Weaver, Carrie Coon, Robert Duvall, Liam Neeson, Jon Bernthal, André Holland, Garret Dillahunt, Kevin J. O'Connor, Lukas Haas, Manuel García-Rulfo
Dirección: Steve McQueen

Familia al instante

Una joven pareja reflexiona sobre convertirse o no en padres. Pete -Mark Wahlberg- y Ellie -Rose Byrne- tienen muchas dudas; no hay claridad ni luces al respecto. Tal parece que están bien solos, con un emprendimiento que consiste en la remodelación de casas y con ello pasan una vida bastante tranquila. Sin embargo, no es suficiente y algo les falta. Ellie tiene la idea de adoptar, Pete, temeroso en verdad, no está muy convencido. Todo cambia cuando conocen a Lizzie y a sus hermanos Juan y Lita, deciden sumarlos a su hogar y transformarse en sus “padres temporales”. Comienza una nueva historia, una vida diferente a todo lo conocido y que se transforma en un desafiante día a día lleno de descubrimientos, dolores de cabeza y emocionantes sentimientos.

La historia está basada en las vivencias del director de la película Sean Anders, también autor del guion junto a John Morris. La narración que ofrece Anders no abandona nunca el tono de comedia para internarse en diferentes problemáticas que son bastante profundas. Por un lado están los niños que buscan familia por diversas razones: orfandad, abandono, padres que han perdido su tuición por problemas de alcohol o drogas, etc. Diversas edades, múltiples orígenes, una diversidad sobrecogedora. Por otro lado están los padres que buscan adoptarlos. El sistema permite este encuentro -tal vez lo menos logrado son las escenas de la “feria de adopciones”- pero hay restricciones: deben hacer un taller grupal, pasar etapas y pruebas para llegar a un primer momento que es esta temporalidad paternal para poner a prueba la conformación de la nueva familia.

La película funciona, al menos en la capa exterior. No podemos pedir o exigir más porque obviamente es tremendamente complejo abordar esta temática para que no se transforme en un melodrama. Las secuencias, eso sí, parecen algo desconectadas, sin algunos cierres o explicaciones necesarias. Vamos pasando cada una de las etapas en secuencia y sin mayor dificultad. El conflicto es esperable, está anunciado y es evidente: la relación con Lizzie -muy bien Isabela Moner interpretando a una desafiante adolescente con enormes virtudes y gran cantidad de dudas-, el apego de los más pequeños Juan -Gustavo Quiroz- y la pequeña Lita -encantadora Julianna Gamiz- a los nuevos padres y la reaparición de la madre biológica de los tres hermanos.

Sean Anders logra salvar varias vallas en la construcción narrativa gracias a jocosas situaciones y también a momentos emotivos. No recordaremos esta película como un prodigioso relato, sin embargo podemos decir que da cuenta de una situación difícil y actual. “Familia al instante” es justamente eso: trata el hecho de formar una familia de la noche a la mañana, con niños “grandes” y los desafíos que ello implica. Casi nadie está dispuesto a aquello, la mayoría de los padres quieren bebés para criarlos y formarlos desde pequeños. Sin embargo un mundo diferente surge con los mayores, un mundo de afecto, acogida y amor que se debe construir paso a paso, día a día, con mucho esfuerzo de todas las partes involucradas y que fortalece el valor fundamental de formar y ampliar una familia.

Ficha técnica 

Título original: Instant Family
Año: 2018
Duración: 119 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Paramount Pictures
Género: Comedia | Familia. Adopción. Cine familiar
Guion: Sean Anders, John Morris
Música: Michael Andrews
Fotografía: Brett Pawlak
Reparto: Mark Wahlberg, Rose Byrne, Octavia Spencer, Isabela Moner, Iliza Shlesinger, Eve Harlow,  Tom Segura, Tig Notaro, Julie Hagerty, Britt Rentschler, Gary Weeks, Allyn Rachel, Randy Havens, Carson Holmes
Dirección: Sean Anders

miércoles, 21 de noviembre de 2018

El Primer Hombre en la Luna

El silencio. ¡Qué importante es el silencio! Y como el silencio es música, podemos entender las decisiones que toman en esta película el director Damien Chazelle junto al autor de la banda sonora, Justin Hurwitz. La cámara de Chazelle se concentra en planos cerrados, es vibrante y emotiva. La música esta vez no acompaña, es parte inseparable de las imágenes que observamos y que nos sumergen en una profunda humanidad.

“First Man” está basada en la novela biográfica de Neil Amstrong escrita por James R. Hansen y publicada el año 2005. El director filma el guion elaborado por Nicole Perlman y Josh Singer con un severo ritmo interior. El relato de la historia es tenso. Los tiempos son acotados. El suspenso es permanente. El trabajo de edición es brillante. Chazelle acierta con precisión en todo, principalmente en la elección de la perspectiva desde la que nos hace partícipes de la historia. La misión lunar implica un universo tan vasto y gigante que el director elige justamente lo contrario. Nos sitúa en aquello que forma parte de lo más íntimo del protagonista y que, por cierto, es también inmenso.

Los hechos los conocemos y a mí siempre me han fascinado. Recuerdo la revista “Cosmos”, empastada por mi padre, con todos las ediciones dedicadas al Apolo XI. También recuerdo una foto tomada a la televisión transmitiendo el descenso de Amstrong. Es cierto que varias voces y teorías hablan de trucos, que no fue cierto, que Estados Unidos armó todo un espectáculo para ganarle a Rusia la carrera espacial, etc. Sin embargo, prefiero creer que fue real, pues este suceso histórico me ha marcado desde pequeño.

Uno de los aspectos más interesantes en películas de este tipo es justamente cómo se elaboran si conocemos de antemano la historia y también conocemos el final. Parece que no tiene sentido, sobre todo en un mundo que se mueve justamente por descubrir el desenlace de tramas complejas, llenas de recovecos y que finalmente terminamos componiendo y descomponiendo para entenderlas en su contexto. Damien Chazelle, en un género distinto al que le conocemos en las brillantes “Wiplash” y “La La Land”, demuestra que su talento va más allá. Es capaz de narrar de forma brillante y de entregarnos perspectivas nuevas en cada plano y en cada escena. Su foco en lo humano y en los valores del protagonista resultan honestos. Así también la temprana pérdida de su pequeña hija y la búsqueda de unidad familiar, se presentan de forma relevante con las decisiones y acciones de Neil, donde Ryan Gosling interpreta con extrema delicadeza, preocupación y dedicación al primer hombre que pisó la luna. La presencia femenina en la cinta es reducida. Claire Foy hace un papel estupendo representando a la esposa de Neil, una mujer fuerte y clara que es sin duda un contrapeso importante para el astronauta e incluso para el equipo completo de la Misión.

“El primer hombre en la luna” muestra algunos detalles de lo que podríamos llamar “precarias condiciones”. Las fallas de los sistemas tecnológicos y mecánicos, los accidentes y las muertes ocasionadas, nos recuerdan que la carrera espacial tuvo un costo humano importante y consecuencias desgarradoras. La tecnología actual y sus avances -se dice que hoy llevamos en nuestros celulares más potencia y capacidad que el computador central de la Misión Apolo- nos hace olvidar que debemos mirar con perspectiva y respeto el equipamiento y el desarrollo informático de esos años. Sin duda sentó sólidas bases, propició mayor investigación y permitió avanzar con pasos gigantes al mundo digital que hoy tenemos a nuestro alcance.

Una gran cantidad de ensayos, pruebas, análisis, ingeniería, desarrollo y un durísimo entrenamiento son factores en extremo necesarios para una misión de la envergadura de esta hazaña. El éxito es finalmente la suma de intentos, fracasos y algunos logros. “Debemos fallar acá para no hacerlo en la luna” señala con convicción el protagonista. Y es verdad. Si no estamos dispuestos a salir de nuestra comodidad, no avanzaremos ni un solo metro. Retratarlo, tal vez por ser conocido u obvio -insisto, como saber el final-, es un desafío complejo. Chazelle lo asume y lo consigue de la mejor manera porque “First Man” es de esas películas que se recuerdan más por lo que nos produce, por todo aquello que su historia nos recuerda, porque es capaz de cuestionarnos y por supuesto porque nos logra emocionar.

Ficha técnica 

Título original: First Man
Año: 2018
Duración: 141 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Universal Pictures / DreamWorks SKG / Temple Hill Entertainment / Perfect World Pictures
Género: Aventuras. Drama | Años 60. Biográfico. Aventura espacial
Guion: Nicole Perlman, Josh Singer (Libro: James R. Hansen)
Música: Justin Hurwitz
Fotografía: Linus Sandgren
Reparto: Ryan Gosling, Jason Clarke, Claire Foy, Kyle Chandler, Corey Stoll, Patrick Fugit, Lukas Haas, Pablo Schreiber, Brian d'Arcy James, Ciarán Hinds, Aurelien Gaya, Ethan Embry, Shea Whigham, Christopher Abbott, Cory Michael Smith, Brady Smith, Perla Middleton, J.D. Evermore
Dirección: Damien Chazelle

Wi Fi Ralph

Esta segunda parte de “Ralph, el demoledor” es muy entretenida. En la anterior conocimos el mundo al interior de los videojuegos. Acompañamos a los personajes en sus aventuras y vemos cómo nuestro protagonista se gradúa de héroe. Junto a su compañera Vanellope von Schweetz -voz de Sarah Silverman- desarrollan una gran amistad y prácticamente ya no se separan. En esta secuela Ralph está complacido, sin embargo Vanellope se encuentra aburrida de hacer siempre lo mismo. Una travesura creada por Ralph no sale bien y provoca que “Sugar Rush”, el videojuego de Vanellope, se estropee. ¿Solución? Encontrar la pieza de repuesto. ¿Dónde? En Internet. Los dos amigos viajan entonces a través de la gran autopista de la información -si, la sala de juegos ahora tiene conexión a Internet-, descubren nuevos amigos -y también enemigos- y la aventura se transforma en una montaña rusa de sensaciones y emociones.

El relato tiene una gran dosis de humor. Las carcajadas no se detienen porque en cada rincón hay una referencia, un símbolo o una situación que nos involucra. Es precioso lo que una historia sencilla y bien narrada puede provocar en nosotros. Los valores contenidos en la cinta son universales, en especial la amistad. Está tan bien ilustrada en la relación de Vanellopi y Ralph que no se necesitan palabras para describirla. Y la moraleja sorprende, porque apunta justamente a lo que podría transformarse en nuestro peor enemigo y que es nuestra propia inseguridad.

Walt Disney Animation Studios una vez más nos entrega una joyita, con una animación detallada, precisa y con personajes que son entrañables. Avanza un paso respecto a la primera, despega de su punto de partida para llevarla a otra dimensión, esta vez a la virtual, con una ambientación creativa y a la vez didáctica. Explica muy bien el funcionamiento de las redes informáticas, los viajes de los datos por la red, los peligros y también las bondades de una virtualidad que no tiene límites, salvo el que nosotros queramos definirle.

Colorida y vibrante, “Wifi Ralph” -su original es “Ralph Breaks the Internet”- realmente pone en aprietos a la red de redes con una fábula animada que tiene caracterizaciones notables -Jesss, el algoritmo estrella “BuzzTube”, Shank, una conductora excepcional y KnowsMore, el sabio de Internet- que muy divertidos. Imperdible la secuencia que reúne a Vanellope con todas las princesas de Disney, varias apariciones de otras franquicias y las escenas post créditos. Gran trabajo en la dirección de Rich Moore y Phil Johnston que logran un fluido metraje y que, pese a desplegar un universo de animación fascinante, nunca olvidan que lo central se encuentra en los sentimientos de los protagonistas.

Ficha técnica

Título original: Ralph Breaks the Internet
Año: 2018
Duración: 112 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Walt Disney Animation Studios / Walt Disney Pictures
Género: Animación. Fantástico. Aventuras | Videojuego. Secuela. 3-D
Guion. Phil Johnston, Pamela Ribon
Música: Henry Jackman
Fotografía: Animation, Nathan Warner
Reparto: Animation
Dirección: Rich Moore, Phil Johnston

Amor de vinilo

En una costera localidad inglesa la vida es apacible y tranquila. Tal vez demasiado para una pareja que divide su tiempo entre el trabajo y el hogar y que sin embargo la rutina ya les está pasando la cuenta. Duncan -Chris O’Dows- tiene una obsesión por un cantante rock norteamericano que solo publicó un disco y del que desde hace veinte años nadie sabe nada. Como uno de sus principales fans, ha creado una comunidad virtual en torno a la estrella donde se debate su historia, sus mitos, leyendas y se especula sobre su presente. Annie -Rose Byrne-, por su parte, ya está cansada del tema y no logra conseguir su propio espacio vital: quiere tener hijos y Duncan se opone, algo que sin duda los tensiona bastante. El punto de inflexión se produce cuando Duncan recibe un CD con las muestras iniciales del famoso álbum del artista llamado “Juliet, Naked”. Para él, es oro puro; para ella, algo vacío e insustancial, lo que origina variadas respuestas en el foro, incluida una muy particular del propio Tucker Crowe -personificado por Ethan Hawke- escrita directamente a Annie y que se convierte en el punto de partida de una cada vez más estrecha y cercana comunicación.

En esta comedia romántica basada en la novela de Nick Hornby, la música también es protagonista. Con una narración amable, la dirección de Jesse Peretz imprime al guion un ritmo que destaca algunos de los elementos propios de la construcción de un mito artístico. ¿Hay una sobre valoración del trabajo de Crowe? ¿La intriga y misterio que se crea en torno al artista le da mayor valor a un trabajo que tal vez pudiera ser calificado como “promedio”? No hay respuesta a estas preguntas. Es que la opinión que se tenga de una obra por parte del público -incluso la del propio autor- es muy distinta al afecto que esta creación produce en quien la recibe. Aquello es totalmente subjetivo pues así sucede con cualquier expresión artística.

El desarrollo del relato es interesante aunque podamos anticipar varios de los sucesos. La correspondencia electrónica entre Annie y Tucker los va acercando paulatina y profundamente, mientras en forma directamente proporcional aumenta el abismo con Duncan, pese a vivir juntos. La clave son las reacciones, los sentimientos y las relaciones entre los protagonistas. Tiene que ver con puntos de encuentro y con miradas comunes o distantes sobre la vida entre múltiples factores. La responsabilidad paternal, la preocupación o despreocupación sobre ello, el tener o no tener familia, son temáticas que cobran relevancia y están presentes especialmente en la historia de vida del cantante.

“Amor de vinilo”, título otorgado en español a la película no hace justicia con su original. Al contrario, nos da una pista falsa de la historia y nos confunde. En cambio, “Juliet, Naked”, el nombre de la única grabación de Tucker Crowe, es más significativo, pese a que “comercialmente” tal vez no sea del todo convincente. La buena elección de los actores para los roles principales permite a la cinta abordar el metraje desde diversas perspectivas sin abandonar un estilo amable y encantador que progresa hacia el sentido y profundidad que nosotros, los espectadores, estemos dispuestos a entregarle.

Ficha técnica  

Título original: Juliet, Naked
Año: 2018
Duración: 105 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Apatow Productions
Género: Comedia. Drama | Música
Guion: Tamara Jenkins, Evgenia Peretz, Jim Taylor (Novela: Nick Hornby)
Música: Nathan Larson
Fotografía: Remi Adefarasin
Reparto: Rose Byrne, Ethan Hawke, Chris O'Dowd, Megan Dodds, Jimmy O. Yang, Lily Newmark, Lily Brazier, Johanna Thea, Azhy Robertson, Ayoola Smart, Georgina Bevan, Laura Camberley, Michael Chapman, Begoña Fernández Martín, Karol Steele, Janine Catterall, Lee Byford, Florence Keith-Roach, Andrew Dunkelberger, Thomas Gray, Sascha Panknin
Dirección: Jesse Peretz

Gauguin: Viaje a Tahiti

Fines del Siglo XIX. Paul Gauguin -Vincent Cassel- ve cómo se cierran puertas en Paris y anhela recuperar libertad creativa y también libertad de espíritu. Incomprensión familiar, una desesperante vida cotidiana y una personalidad especial lo tienen sumergido en una profunda soledad por lo que la idea de aventurarse a un viaje a la Polinesia -Tahiti- lo seduce fuertemente.

Con el desembarco del pintor en este idílico lugar comienza su escape, huida o tal vez un auto exilio. Los paisajes son exuberantes y la fotografía de la cinta lo realza. Es hermosa la fotografía y la cámara retrata en planos abiertos un mundo completo por descubrir, un mundo que para Gauguin puede transformarse en su propia salvación personal. Pero el protagonista es débil y enfermizo. Tras un ataque cardiaco su vida cambia pues conoce a Tehura, una joven que llama su atención de inmediato. Resurge su juventud y el amor recupera su motivación vital: la pintura.

El director Edouard Deluc retrata al artista desde una perspectiva íntima. La necesidad de pintar, de transmitir, de expresar y comunicar que siente el pintor, la película lo advierte en forma contemplativa. El guion no explica mayormente los hechos ni tampoco los procesos que los desencadenan. Los tiempos se confunden, hay ausencia de enlaces y el progreso es lento. Mucho realismo mágico, donde las cosas suceden y no sabemos mucho cuándo ni por qué.

Los escasos diálogos y los extensos valles narrativos se sostienen en la actuación del actor principal quien carga en sus hombros una enorme responsabilidad. Su actuación es adecuada sin ser brillante, sin traspasar una frontera, una especie de límite casi auto impuesto que no permite llegar a un grado mayor de empatía y conexión. Incluso el excelente casting de la joven Tehura interpretada por Malik Zidi, tampoco logra ayudar al vuelo de un relato condescendiente y que en varios momentos esconde su rumbo. Sin embargo, esta pérdida de sentido es tal vez lo más logrado de la película, pues la decepción, la tristeza y el abatimiento son los principales sentimientos que despierta una historia que no logra conmover más allá de las interpretaciones y gustos personales que podamos tener. Es un ciclo, el ciclo del artista; al fin y al cabo, el ciclo de la vida.

Ficha técnica 

Título original: Gauguin: Voyage de Tahiti
Año: 2017
Duración: 102 minutos
País: Francia
Productora: Studiocanal
Género: Drama | Biográfico. Pintura. Siglo XIX
Guion: Etienne Comar, Edouard Deluc, Sarah Kaminsky, Thomas Lilti
Música: Warren Ellis
Fotografía: Pierre Cottereau
Reparto: Vincent Cassel, Malik Zidi, Ian McCamy, Pernille Bergendorff
Dirección: Edouard Deluc

miércoles, 14 de noviembre de 2018

Dry Martina

Buenos Aires. Martina -Antonella Costa-, cantante pop argentina famosa en los noventa pero que ya no tiene reconocimiento, termina una presentación y se dirige a su casa. Los 40 años se acercan en un momento donde la nostalgia y añoranza de juventud la encuentran con un fuerte desencanto por el amor. Una joven pareja de chilenos coincide en el país trasandino. Han ido al partido de fútbol de las selecciones, pero no solo con ese objetivo. Francisca -Geraldine Neary-, fanática de Martina, convencida que ellas dos son hermanas está dispuesta a probar su teoría. César -Pedro Campos-, su novio, se involucra con la protagonista en una aventura que revive su pasión perdida. Entonces Martina decide viajar a Chile para buscar a este joven que le da una luz de esperanza a su vida, sin embargo encuentra a cambio una serie de situaciones inesperadas que se van complicando con el correr de los minutos y que, si bien no cumplen con su objetivo inicial, logran sacarla de la inmovilidad en la que estaba sumergida.

José Manuel “Che” Sandoval, director chileno que reside hace años en Argentina, presenta esta nueva producción que ha participado este año en las competencias de Tribeca, Bafici y Sanfic, con Antonella Costa como protagonista -nominada a los premios Fénix por su actuación- junto a un elenco donde destaca la participación de Patricio Contreras que interpreta al padre de Francisca, en un papel curioso, lleno de gracia, donde su oficio se impone con solidez.

Los reparos a “Dry Martina” no van por el lado de la producción ni de la filmación, aspectos que Sandoval y su equipo manejan muy bien. Los puntos débiles, en mi opinión, están en el guion, en la misma historia y en la construcción de los personajes que no logran consolidar un relato que tenga convicción narrativa y deje de ser una suma de situaciones vinculadas con el sexo. Las idea fuerza -añoranza, pérdida de deseo sexual, juventud que revitaliza, búsqueda de identidad y motivación vital, entre otras- se desvanecen al enredarse en un permanente deambular sin rumbo. Caminamos con sus protagonistas, viajamos, vamos y volvemos, observamos sus encuentros y desencuentros, sin embargo todo nos lleva a un punto ciego donde esa luz que Martina ve en el comienzo del metraje se apaga inexorablemente junto con el relato.

“Dry Martin” se enmarca dentro del proceso creativo de su realizador quien continúa su propia búsqueda conceptual. El oficio y el talento están, por lo que es posible que “Che” Sandoval nos tenga preparada más de una sorpresa en sus próximos trabajos.

Ficha técnica

Título original: Dry Martina
Año: 2018
Duración: 99 minutos
País: Chile
Productora: Productora Forastero / Rizoma Films / Escuela de Cine de Chile / Cine Sur
Género: Comedia. Drama
Guion: Che Sandoval
Música: Gabriel Chwojnik, Slowkiss
Fotografía: Benjamín Echazarreta
Reparto: Antonella Costa, Patricio Contreras, Dindi Jane, Pedro Campos, Héctor Morales
Dirección: "Che" Sandoval

viernes, 9 de noviembre de 2018

Somos Campeones

Marco Montes -Javier Gutiérrez- no lo pasa bien. Es despedido de su puesto de entrenador asistente de un equipo profesional de básquetbol por pelearse en plena cancha con su amigo, el entrenador principal del club. Arrogante y malas pulgas, Marco completa su “mala fortuna” al ser fiscalizado por la policía luego de chocar una patrulla, conduciendo en estado de ebriedad. ¿Castigo? Por supuesto. Dos años de prisión o noventa días de trabajo comunitario, sentencia una ruda e implacable jueza. Obviamente, Marco elige lo segundo pero ni siquiera sospecha de qué se trata: deberá entrenar un equipo de personas con discapacidad intelectual.

En esta cinta del realizador Javier Fesser, quien también colabora con el guion junto a David Marqués, la historia de referencia no es lo principal. El relato es una fábula que tiene un trasfondo profundo y que contiene lecciones de vida que, si bien no son novedosas, están muy bien retratadas y con ello adquieren una nueva frescura.

Marco comienza a descubrir algo que jamás había visualizado. Esto de la discapacidad intelectual o capacidades diferentes para él no es más que una anormalidad manifiesta, un tema alejado, extraño, tal vez hasta curioso y por supuesto absolutamente secundario. Y claro, en un mundo en que lo distinto nos provoca temor, derribar prejuicios y cambiar nuestra manera de pensar no es fácil. Se necesita, no pocas veces, una experiencia vital que nos obligue a hacerlo y esta es justamente la historia del protagonista.

Con actuaciones reales y honestas -los actores no profesionales fueron escogidos especialmente para la película- el director logra transmitir amabilidad y ternura y dar relevancia al tema de la inclusión. Con varios diálogos que nos dejan pensando, las historias individuales de los integrantes del equipo “Los Amigos” son un universo en sí mismas. Los prejuicios también los vemos reflejados en traumas pasados que provocan miedo incontrolable en el presente. Vemos el abuso laboral al que es sometido Benito, la fobia al agua y su enternecedor amor a los animales de Juanma, y la profunda desconfianza que muestra Román, el referente del equipo, producto de mentiras y abandonos sufridos en el pasado. Julio -Juan Margallo-, el encargado del centro donde se desarrolla la mayor parte del metraje, es un personaje encomiable, con una voluntad, cariño, vocación de servicio y dedicación que conmueve profundamente. También está presente Sonia -Athenea Mata-, la mujer de Marco, con sus sueños de tener hijos, su trabajo y una separación que ella no ha buscado.

Si bien la lectura se aborda desde la visión de Marco, me gustaría poner el foco al otro lado. La incidencia en la vida de cada uno de los integrantes del equipo está descrita por la cinta en tono mayor. La oportunidad que tienen de tener a Marco junto a ellos es única. Tal vez no lo entiendan y ni siquiera lo dimensionen, sin embargo su felicidad es real y absoluta. No se ve en ellos nada de amargura o de frustración en el proceso. Disfrutan cada minuto y cada instante. ¡Qué importante es estar ahí cuando se necesita! Acompañar, apoyar, corregir, guiar y liderar sin tirar la toalla o abandonar al primer desencuentro y así salir del espacio confortable para ingresar a un mundo diverso, distinto y especialmente cariñoso. Es lo que refleja esta obra de Javier Fesser que España ha elegido para que sea su representante para el Óscar a la película de habla no inglesa. Reconocer a quienes tienen capacidades diferentes como personas, respetando su identidad y dignidad como lo más sagrado que existe, con integridad, coraje y valor, sabiendo que hay mucho que aprender de ellos. Allí están, generosamente dispuestos, y sin esperar nada a cambio, solo nuestra acogida y comprensión.

Ficha técnica

Título original: Campeones
Año: 2018
Duración: 124 minutos
País: España
Productora: Morena Films / Movistar+ / Películas Pendleton
Género: Comedia. Drama | Comedia dramática. Discapacidad. Baloncesto. Deporte
Guion: David Marqués, Javier Fesser
Música: Rafael Arnau
Fotografía: Chechu Graf
Reparto: Javier Gutiérrez, Juan Margallo, Luisa Gavasa, Jesús Vidal, Daniel Freire, Athenea Mata, Roberto Chinchilla, Alberto Nieto Ferrández, Gloria Ramos, Itziar Castro
Dirección: Javier Fesser

miércoles, 7 de noviembre de 2018

Operación Overlord

La película transcurre en plena Segunda Guerra Mundial, la víspera del “Día D”. El éxito de la “Operación Overlord”, nombre en clave para la Batalla de Normandía, depende de una misión especial y arriesgada que consiste en derribar una torre de comunicaciones alemana construida sobre la Iglesia de un pequeño pueblo francés. Dispuestos a cumplir su objetivo, un grupo de soldados logra descender en paracaídas sobre un bosque cercano de difícil acceso custodiado fuertemente por tropas germanas. Quienes aun sobreviven -a esta altura, y con muy pocos minutos de rodaje, la masacre es bastante alta- llegan al poblado gracias a la guía de una joven francesa a quien encuentran en el camino recogiendo objetos de valor entre los restos de los soldados fallecidos.

Esta superproducción concebida por J.J Abrams y escrita por Billy Ray tiene excelente fotografía -Laurie Rose, Fabian Wagner- buena música -Jed Kurzel- y un elenco sintonizado de actores donde destaca la química de los dos principales protagonistas, el soldado Boyce -Jovan Adepo- y la joven Cloe -Mathilde Ollivier-. Se suman a ellos el Capitán Ford -Wyatt Russell-, un experto en explosivos, el despreciable oficial nazi, Dr. Wafner -Pilou Asbæk- y el hermano menor de Cloe, Paul -Gianny Taufer-, junto a lo que queda de la misión.

Si se desconoce de qué se trata la historia -lo recomiendo, no averigüen mucho-, la cinta va entregando luces que los hechos narrados son improbables los que luego se ratifican son imposibles. El filme comienza como una sólida cinta bélica, con todos sus elementos cruciales, combates, ataques aéreos y terrestres, bombas, destrucción, sangre a borbotones y muchísima acción. El problema radica en que al momento del giro -no es spoiler, pues más detalles muestra el trailer-, es decir, desde el cruce de géneros, cuando cambiamos el switch a cinta de terror -o tal vez mixta- no logra traslapar bien el relato, se escapa de las manos la escritura del guion y la combinación queda aun más incómoda y forzada.

Con una manufactura sólida -Paramount Pictures y Bad Robot se preocupan por los detalles, como por ejemplo en la secuencia aérea inicial que es de alto impacto- y un sonido potente de gran envergadura especialmente en una sala IMAX, “Overlord”, en mi opinión, se queda a medio camino al no desarrollar adecuadamente una idea original que se vislumbra interesante. Tantos elementos bien logrados en el primer tercio se desvanecen cuando empezamos a confundirnos con experimentos nazi, sueros que reviven a los soldados muertos, historias y personajes que tienen muchos recovecos que apenas se logran explicar y que, además de ser predecibles, no entregan mayor valor agregado al metraje. El terror explícito que provoca la guerra -cruda, violenta e inhumana- ya es bastante, por lo que hacer el cruce bélico-terror no solo es arriesgado sino que se transforma en una apuesta de muy difícil solución.

Ficha técnica

Título original: Overlord
Año: 2018
Duración: 109 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Bad Robot / Paramount Pictures. Distribuida por Paramount Pictures
Género: Acción. Terror. Intriga. Ciencia ficción. Thriller. Bélico | II Guerra Mundial. Nazismo
Guion: Billy Ray, Mark L. Smith (Historia: Billy Ray)
Música: Jed Kurzel
Fotografía: Laurie Rose, Fabian Wagner
Reparto: Wyatt Russell, John Magaro, Bokeem Woodbine, Iain De Caestecker, Jacob Anderson, Jovan Adepo, Marc Rissmann, Dominic Applewhite, Michael Epp, Mathilde Ollivier, Pilou Asbæk, Hélène Cardona, Jorge Leon Martinez, Éva Magyar, Shawn Dixon, Ben Tavassoli, Andy Wareham
Dirección: Julius Avery

miércoles, 31 de octubre de 2018

Bohemian Rhapsody

Me emocioné. Ojos húmedos y un nudo en la garganta al salir. ¿La película, la brillante actuación de Rami Malek que revive a Freddie Mercury o la inigualable música de “Queen”? Veamos.

La película viene con una dosis de polémica insoslayable. El director Bryan Singer fue despedido tras dos meses del rodaje y reemplazado por Dexter Fletcher quien finalizó las grabaciones. ¿Razones? Un sinnúmero de rumores, ausencia prolongada del set filmación, mala relación con los actores, entre otros. El resultado final son recreaciones, escenarios y locaciones muy bien construidas junto con actuaciones de la banda, y conciertos en vivo -especialmente su intervención en el recital “Live Aid”- que son excelentes, de primer nivel. Sin embargo, es posible percibir cierta ausencia de conducción justamente en el relato que va enlazando la historia, en esas uniones finas y delicadas que deben ser el soporte de un hilo conductor que permita que el filme no sea solo una suma de memorables eventos.

Esta travesía musical vibrante y emocionante es un viaje de sensaciones. La genialidad de Mercury se contrapone con la soledad, el abandono y la incomprensión que el músico vive en muchos momentos. “Queen” funciona como su familia lo que muestra la búsqueda de unidad y de estabilidad. Sin embargo, como es normal, surgen las crisis y los conflictos. Las lealtades son tensionadas por el utilitarismo de las relaciones. ¿Qué es lo que importa de verdad? Existe una amistad vital entre estos amigos desde sus orígenes, en “Smile” -el guitarrista Brian May, el baterista Roger Taylor más el bajista John Deacon muy bien caracterizados por Gwilym Lee, Ben Hardy y Joseph Mazzello respectivamente-, pero los desencuentros y la ambición personal desembocan en una inesperada pero necesaria distancia. Este punto de quiebre, Mercury lo sintetiza perfecto al momento del reencuentro de la banda en la víspera del multitudinario concierto de recaudación de fondos en Londres. “Ellos -los músicos que lo acompañaron en sus dos trabajos como solista- hicieron exactamente lo que les dije... pero así no resulta”. La ausencia de contrapunto, de opiniones distintas, de visiones diferentes, impide un desarrollo musical sólido.

¡Rami Malek está increíble! Para quienes lo seguimos en la serie “Mr. Robot” su talento no es novedad, sin embargo la sorpresa que nos regala ahora es una versatilidad notable y un trabajo redondo, tanto emocional, como físico y vocal, ya que si bien la banda sonora es original, su voz en los diálogos e interacciones no puede ser discordante y Malek logra esto de forma impecable. Físicamente, el actor se va transformando con el correr del metraje. Desde ser Farrokh Bulsara, de origen Parsi-Indio, hasta adoptar su nombre artístico de Freddie Mercury, su entrañable amor por Mary Austin interpretada por Lucy Boynton, y el descubrimiento progresivo de su bisexualidad, no deja duda alguna que su entrañable caracterización logra revivir al extraordinario vocalista.

La música de “Queen” es la esencia de la cinta. Bajo el impulso vigoroso de Freddie, la banda se arriesga a cruzar límites, a combinar géneros y a desarrollar una arriesgada ampliación estética. Las armonías reflejan gran osadía y convicción, un impulso trascendente y a la vez incontrolable. La película, tal vez en sus puntos más interesantes, nos entrega atisbos del posible proceso creativo de algunos de sus temas más famosos que van surgiendo de pequeñas células, pequeños motivos, ideas fijas, casualidades, discusiones y tantos otros particulares desafíos. La experimentación con las grabaciones -recordemos que eran en cinta, con pistas limitadas y posibilidades mínimas-, el uso de los canales y efectos estéreo junto a un sinnúmero de singularidades nos permiten apreciar algunas de las razones que los encumbran a su gran éxito y es por ello que tal vez exista un antes y un después marcado por su estilo único. La película desarrolla, como si se tratara de un gran concierto, una analogía con uno de sus mayores cumbres -la extraordinaria "Bohemian Rhapsody", que además titula el filme- donde podemos apreciar similitudes formales en la narración de la historia.

La pregunta inicial sigue aún sin respuesta. ¿La película, la actuación o la música? La dejo abierta para que cada lectora, cada lector pueda responderla una vez que asista a esta experiencia y realice su propia lectura. Al menos para mí, luego de algunos días de haberla vivido, sigue presente, rondando en mi cabeza y no me he podido despegar del Soundtrack que trae varias sorpresas interesantes para descubrir. La invitación queda, desde ya, extendida.

Ficha técnica

Título original: Bohemian Rhapsody
Año: 2018
Duración: 134 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Coproducción Estados Unidos-Reino Unido; GK Films / New Regency Pictures / Queen Films Ltd. / Tribeca Productions / Regency Enterprises
Género: Drama | Biográfico. Música
Guion: Anthony McCarten (Historia: Anthony McCarten, Peter Morgan)
Productor ejecutivo: Dexter Fletcher
Música: John Ottman
Fotografía: Newton Thomas Sigel
Reparto: Rami Malek, Joseph Mazzello, Ben Hardy, Gwilym Lee, Lucy Boynton, Aidan Gillen, Tom Hollander, Mike Myers, Allen Leech, Aaron McCusker, Jess Radomska, Max Bennett, Michelle Duncan, Ace Bhatti, Charlotte Sharland, Ian Jareth Williamson, Dickie Beau, Jesús Gallo, Jessie Vinning
Dirección: Bryan Singer

El Cascanueces y los Cuatro Reinos

Walt Disney Pictures presenta una renovada versión del clásico de E. T. A. Hoffmann, “El Cascanueces”. Esta vez, la historia se centra en Clara -Mackenzie Foy- y el descubrimiento de un maravilloso mundo mágico al que se transporta luego de recibir un valioso obsequio que le ha heredado su madre recientemente fallecida. Drosselmeyer -Morgan Freeman- le entrega a Clara una clave para introducirse en los “Cuatro Reinos” y encontrar la llave que le permita abrir el regalo. Acompañamos entonces a Clara en su viaje a la Tierra de los Copos de Nieve, a la Tierra de las Flores y a la Tierra de los Dulces, donde Phillip -Jayden Fowora-Knight-, un joven soldado, Sugar Plum -Keira Knightley-, la Reina de los dulces, Madre Ginger -Helen Mirren-, la misteriosa villana del cuarto Reino y una pandilla de ratones, son los personajes que animan esta sencilla y refrescante fábula que llena la pantalla de imaginación y color.

La cinta tiene un precioso diseño, fina iluminación, mucho color y actuaciones convincentes. El metraje es predecible, sin embargo el relato junto a los elementos que aporta el desarrollo argumental la hace fluir adecuadamente y sin mayores sobresaltos. La dirección de Lasse Hallström y Joe Johnston es delicada, amable y respetuosa con los tiempos, especialmente con el ritmo que siempre está marcado por el desarrollo musical.

Es por ello que, en mi opinión, lo más destacado de esta película es su banda sonora. A cargo del compositor James Newton Howard, la música cobra nueva vida basándose en las características y magistrales melodías compuestas por P. I. Tchaikovsky para el famoso Ballet de 1892. Newton Howard logra mezclar extractos y motivos temáticos con nueva música incidental, dotando a la partitura de una asombrosa actualidad incorporando orquesta, voces, piano y solistas. Se suma a esta excelente creación, las interpretaciones de lujo de la Orquesta Filarmónica de los Ángeles, dirigida por el versátil Gustavo Dudamel -que además tiene un cameo que es un precioso guiño a “Fantasía”-, y Lang Lang en el piano, quienes encabezan un reparto musical de excelencia que vale la pena escuchar con particular atención.

“Cascanueces y los Cuatro Reinos” es entretenida. Simple y fácil de seguir, agrega un concepto interesante y vigente. Se trata del transcurrir del tiempo, algo que muchos directores ya han puesto de relieve. El tiempo mágico es mucho más rápido que el tiempo real, algo similar a lo que percibimos con nuestros sueños, cuando logramos en segundos construir historias de horas o tal vez de días. Acá este concepto está presente y si bien no se desarrolla con mayor profundidad, podríamos asociarlo a la vigencia de la música del “Cascanueces” que, cada vez que la volvemos a escuchar, nos transporta en el tiempo y revive en nosotros recuerdos infantiles y juveniles que atesoramos profundamente dentro de nuestro corazón.

Ficha técnica 

Título original: The Nutcracker and the Four Realms
Año: 2018
País: Estados Unidos
Productora: Walt Disney Pictures / The Mark Gordon Company
Género: Aventuras. Fantástico | Cine familiar
Guion: Ashleigh Powell (Historia: E.T.A. Hoffman)
Música: James Newton Howard
Fotografía: Linus Sandgren
Reparto: Mackenzie Foy, Keira Knightley, Helen Mirren, Morgan Freeman, Eugenio Derbez, Matthew Macfadyen, Miranda Hart, Ellie Bamber, Misty Copeland, Omid Djalili, Meera Syal, Nick Mohammed, Charles Streeter, Gemma Wilks, Andrei Cotofan
Dirección: Lasse Hallström, Joe Johnston

jueves, 25 de octubre de 2018

Papillon, la gran fuga

Paris, 1931. Henri Charrière -Charlie Hunnam-, luego de la entrega de un botín de joyas, separa un valioso regalo para su novia. La mañana siguiente es detenido y acusado de un crimen que señala no haber cometido. La condena es dura, cadena perpetua en una colonia-prisión de la Guayana Francesa. “Papillon” no se resigna, está en su ADN el escapar, por ello ofrece cuidar la vida de otro convicto, Louis Dega -Rami Malek-, un timorato falsificador de papeles, a cambio del dinero necesario para cumplir la deseada fuga.

El relato del director Michael Noer, basado en el libro autobiográfico del propio Henri Charrière y en la cinta original de 1973 -protagonizada por Steve McQueen y Dustin Hoffman-, posee un ritmo pausado donde la tensión es construida en base a la desesperación vital del protagonista y su inclaudicable deseo de libertad, cueste lo que cueste. El destierro, el olvido y la negación en el tratamiento de los criminales de la época, coloca sobre la mesa la brutalidad, el abuso, la agresión, el atropello a los derechos humanos, la falta de humanidad y las condiciones indignas que deben soportar todos estos presos en aquella lejana latitud.

Para el protagonista, su estrella guía es huir del lugar. Aquello le permite tener un fin último, un objetivo que cumplir, para el que aplica constancia y persistencia en gran parte liderada por el impetuoso y natural instinto de supervivencia. Lo que en un comienzo es solo una relación utilitaria con Louis, se va transformando en amistad y lealtad, configurada y forjada con enorme sacrificio y decisión. Las reglas de la prisión están claras, un intento de escape frustrado son dos años de confinación en la Isla del Diablo, en una celda ínfima. Un segundo intento, cinco años de reclusión, y si producto de ello -en cualquier opción- muere algún guardia, el destino final es la gillotina. Es por eso que la resistencia personal y fortaleza metal son vitales para que el protagonista pueda reconocer sus debilidades y potenciar sus fortalezas para aspirar de alguna manera a su sueño de salvación.

“Papillon, la gran fuga” le entrega valor y vigencia a una historia real con una producción extremadamente delicada y cuidada, con hermosa fotografía, locaciones muy bien construidas junto a actuaciones que, sin deslumbrar, provocan y transmiten emoción. Las comparaciones son y serán siempre odiosas. Esta es una nueva versión, otra visión de la historia del ya mítico hombre del tatuaje “mariposa” en el pecho que no se rinde ni se entrega a su destino sino que es capaz de mantener viva la esperanza de huir de un castigo para él injusto, brutalmente inhumano y denigrante.

Ficha técnica

Título original: Papillon
Año: 2017
Duración: 133 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Coproducción Estados Unidos-Montenegro-Malta-Serbia-República Checa; Czech Anglo Productions / FishCorb Films / Red Granite Pictures. Distribuida por Bleecker Street
Género: Thriller. Drama | Drama carcelario. Remake
Guion: Aaron Guzikowski (Libro: Henri Charrière)
Música: David Buckley
Fotografía: Hagen Bogdanski
Reparto: Charlie Hunnam, Rami Malek, Tommy Flanagan, Roland Møller, Eve Hewson, Ian Beattie, Michael Socha, Yorick Van Wageningen, Nina Senicar, Joel Basman, Antonio de la Cruz, Nikola Kent, Máté Haumann, Slavko Sobin, Cali Nelle, Jason Ryan, Roy McCrerey, Andre Flynn, Reshad Strik, Renne Gjoni, Goran Navojec, Olja Hrustic, Dan Cade, Zak Rowlands
Dirección: Michael Noer

miércoles, 24 de octubre de 2018

El amor menos pensado

Esta es la primera cinta dirigida por el argentino Juan Vera, productor de varios filmes exitosos como “El hijo de la novia” y “Zama” entre otros, y nos muestra al debutante director en un terreno que no le es desconocido. Su trabajo anterior con el director Juan José Campanella se trasluce en un guion -firmado también por Vera- que gira en torno a Marcos -Ricardo Darin- y Ana -Mercedes Morán- una pareja que lleva 25 años de matrimonio y que entra en crisis cuando su hijo Luciano viaja a España a continuar sus estudios superiores.

Con un tratamiento teatral tanto en sus cuadros como en sus diálogos, Vera presenta la convivencia y la vida cotidiana de una pareja que se enfrenta a la pérdida de sentido, a la búsqueda del siguiente objetivo común y a la falta de una relación vital, escenario que los conduce a una natural y progresiva ausencia de profundidad. ¿Pérdidas reales o temores? El detonante parece ser el nido vacío, sin embargo mucho de rutina, cansancio y tedio influye indudablemente en la relación de esta pareja.

Cuando se está ante una pérdida -amistosamente y sin muchos detalles ellos separan sus caminos- comienza naturalmente su propia búsqueda, es decir salir al encuentro de nuevas experiencias, nuevas sensaciones, algo diferente a lo acostumbrado, aquello qué tal vez despierte esas mariposas adormecidas por los años. Todo representa una novedad. Ella está claramente más decidida y es osada. Él, tal vez más obligado, actúa inicialmente de forma más temerosa. Aparece entonces otro elemento central en el relato que es la negación.

La fascinación inicial muy pronto se transforma en decepción. Ante el desfile de parejas -Facebook y Tinder mediante- surgen las carencias afectivas. Con las nuevas relaciones -con más o menos afinidad- existe una obvia ausencia de espacios compartidos y recuerdos, a pesar de los evidentes esfuerzos de ambos justamente por olvidar a sus respectivos “ex”. El tiempo transcurre rápido para Ana y Marcos, y casi sin darnos cuenta en un corto trecho pasamos de la pérdida del fuego a la búsqueda del fuego; y también, por cierto, a jugar con fuego. Cada vez que se atisba un intento de profundizar, se frustra. Dos pasos adelante y uno para atrás. Casi siempre se transforma en un inevitable volver a empezar.

La construcción del relato es pausada y ese ritmo encuentra justificación en el segundo tercio de la cinta. A pesar de su cuidada conducción, Vera no logra impedir que el desarrollo decaiga en el último tercio porque los 136 minutos de la cinta se hacen extensos pues un metraje de esa duración no es sencillo de sostener. Un final predecible desde el enunciado de su propio título impone otro desafío importante al guión. Es, desde el inicio, un pie forzado del que el director no se puede desprender.

Con buenas actuaciones que trasmiten la esencia de la historia y caracterizaciones de personajes secundarios que destacan por sus experiencias de vida y luces de otras historias que inciden en el actuar de los protagonistas, “El amor menos pensado” acierta al final con una secuencia que es vigente y actual y que se refiere a la comunicación. ¿Hablar y dialogar cara a cara o por mensajes de texto? Podría haber allí una clave importante desde lo emocional y que cada vez toma mayor importancia pues donde el corazón pareciera estar a solo un click de distancia, no resulta tan cierto si no hay lazos, vivencias y cercanías que no se construyen solas ni mágicamente sino que son justamente la elaboración natural de las experiencias de la vida, con sus altos y bajos, con sus ciclos, sueños, frustraciones y fascinaciones.

Ficha técnica  

Título original: El amor menos pensado
Año: 2018
Duración: 136 minutos
País: Argentina
Productora: Patagonik / Kenya Films / INCAA
Género: Romance. Comedia. Drama | Comedia romántica
Guion: Juan Vera
Música: Iván Wyszogrod
Fotografía: Rodrigo Pulpeiro
Reparto: Ricardo Darín, Mercedes Morán, Claudia Fontán, Andrea Pietra, Luis Rubio, Jean Pierre Noher, Claudia Lapacó, Chico Novarro, Andrés Gil, Norman Briski, Juan Minujín, Gabriel Corrado, Andrea Politti
Dirección: Juan Vera

miércoles, 17 de octubre de 2018

Amor sobre ruedas

Esta refrescante comedia romántica francesa “Amor sobre ruedas” resulta ser una gratísima sorpresa. Escrita y dirigida por Franck Dubosc, narra la historia de Jocelyn -interpretado por el mismo Dubosc-, un exitoso hombre de negocios, picaflor empedernido y un verdadero profesional de las mentiras seductoras, que ve como su vida cambia radicalmente cuando se hace pasar por minusválido para conquistar a su nuevo reto amoroso. La película es entretenida, el guion está muy bien construido y gracias a sus chispeantes diálogos por momentos es realmente hilarante. Los enredos son tan naturales como inverosímiles y toda la acción transcurre tan suelta de cuerpo como su aparentemente despreocupado protagonista.

Este género de romance en tono de comedia permite también vislumbrar vastos elementos de un drama, porque la vida de Jocelyn claramente no es lo que él se esfuerza por representar. Una madurez que aún no ha llegado, un sin sentido del camino vital y una soledad agobiante sin lazos emocionales concretos lo están carcomiendo por dentro. Allí es cuando aparece Florence -Alexandra Lamy-, la hermana mayor de su desafío, quien sí es discapacitada. Esta incómoda sorpresa no hace más que confundir a Jocelyn, quien lentamente descubre en él, gracias a esta atractiva mujer llena de pasión y de vida, sentimientos nuevos, emociones perdidas y nuevas sensaciones que comienzan a ser incontrolables e irresistibles.

La sintonía fina y la química entre ambos protagonistas es mágica. Todo lo que les sucede se ve totalmente natural. No hay palabras de más, la simpatía entre ambos está a flor de piel y el conflicto central -la descarada mentira y el no saber cómo salir de ella- se mantiene imperturbable. Mención aparte para la protagonista que con su extrema vitalidad nos da lecciones de vida. Ella es violinista, juega tenis y además hace de solista en una gira de su orquesta. Pocas veces vemos una genuina preocupación por intentar dotar de realismo las escenas musicales, sin embargo el director se la juega por una orquesta real, tocando en vivo y Alexandra Lamy hace un muy buen trabajo, violín en mano, para ser lo más fiel posible a su papel. A todo lo anterior ojo con dos roles secundarios excelentes: Marie -Elsa Zylberstein- la joven asistente de Jocelyn junto a Max -Gérard Darmon- su mejor amigo, confidente y también su médico de cabecera.

Como corolario, en el tramo final Franck Dubosc también nos involucra a los espectadores en el relato. Llega un momento en que nos preguntamos cómo va a cerrar el relato, qué va a pasar con los personajes o de qué manera se resuelve tanto enredo. Comenzamos a buscar posibles finales y las opciones se multiplican. Parece que presenciamos una laguna narrativa, pero no es así. Dubosc nos ha engañado una vez más y la coda es tan simple y sencilla que la hace naturalmente inesperada. “Tout le monde debout” -Todos de pie- es un acierto que vale la pena ver.

Ficha técnica

Título original: Tout le monde debout
Año: 2018
Duración: 107 minutos
País: Francia
Productora: Gaumont International Television / Umedia
Género: Comedia. Romance | Comedia romántica. Discapacidad
Guion: Franck Dubosc
Música: Sylvain Goldberg, Emilien Levistre, Xiaoxi Levistre
Fotografía: Ludovic Colbeau-Justin
Reparto: Franck Dubosc, Alexandra Lamy, Elsa Zylberstein, Gérard Darmon, Caroline Anglade, Laurent Bateau, Claude Brasseur, François-Xavier Demaison
Dirección: Franck Dubosc

Trastornos del sueño

Joel -David Hernández- tiene una vida sin horizonte. Trabaja como cuidador nocturno en un edificio, mantiene una conflictiva e irregular relación amorosa con Mari, su prima, para tomar distancia de su casa donde vive su madre y su abuela con Alzheimer. Este precario escenario se desintegra cuando es despedido de su trabajo y los conflictos se acentúan. El sexo con Mari ya no es suficiente para mantenerlos juntos, la búsqueda de un nuevo trabajo se hace infructuosa y el ambiente en su casa, donde ha regresado, es cada vez más insoportable.

Este largometraje de los directores chilenos Sofía Paloma Gómez -"Quiero morirme dentro de un tiburón”- y Camilo Becerra -"Perro muerto”- presenta la narración cruda de una realidad que pocas veces queremos ver. Es una realidad dolorosa, carente de sentido, profundamente ausente y difícil de asumir. Es interesante el manejo de la cámara y la iluminación de ambientes donde se atisba el talento y la dedicación de los directores. Donde la cinta queda al debe es en la construcción del guion y en la base argumental que lo sostiene. Su permanente deambular no permite definir un enfoque claro, tampoco logra elaborar correctamente a los personajes y todo cae dentro de una forma que parece más descriptiva e improvisada, que producto de un desarrollo más profundo. Y no es que el centro de la historia carezca de importancia. Al contrario, es intenso, son embargo no es cabalmente retratado por los autores a pesar de los esfuerzos que se asoman en algunos puntos del relato. El metraje es plano y el carácter solo es entregado por las discusiones, violentas en su mayoría, con un paralelo sexual difícil de comprender.

“Trastornos del sueño” es una película que no llena su espacio. Le falla a la historia y le falla a sus protagonistas. Presenta las temáticas pero no las profundiza y es más, por momentos las difumina y las hace caer en una intrascendente narración que sucumbe al interior de laberintos que inconducentes y que no logran sustentarse. Es destacable la intención de los realizadores, su búsqueda del camino propio y su sello identitario, sin embargo se hace necesaria una elaboración más sólida tanto desde lo interpretativo como en la estructura de una historia que merece ser filmada con mayor fuerza y vigor.

Ficha técnica 

Título original: Trastornos del sueño
Año: 2018
Duración: 86 minutos
País: Chile
Productora: La Jauria
Género: Drama
Guion: Sofía Paloma Gómez, Camilo Becerra
Música: Raúl Calderón
Fotografía: Sofía Paloma Gómez
Reparto: David Hernández, Carla Gaete, Angélica del Pilar Flores, Carmen Rosa Herrera, Simón Aravena, Claudia Flores
Dirección: Sofía Paloma Gómez, Camilo Becerra