miércoles, 30 de septiembre de 2020
El Diablo a todas horas
Esta película esta basada en la novela homónima de Donald Ray Pollock, quien asume el papel de narrador. La historia recorre unas dos décadas en Coal Creek, Virginia Occidental y en Knockemstiff, Ohio.
Willard Russell -Bill Skarsgård- regresa a Estados Unidos luego de combatir en la Segunda Guerra Mundial. De camino a casa, pasa por la ciudad de Meade en el estado de Ohio. Allí conoce en un restaurante a Charlotte, luego de un tiempo se casan y se trasladan a Knockemstiff, donde crían a su hijo Arvin. Helen Hatton -Mia Wasikowska- se compromete en matrimonio con el predicador evangélico Roy Laferty -Harry Melling- y tienen una hija llamada Lenora. Cierra el cuadro, Carl y Sandy Henderson -Jason Clarke y Riley Keough-, una misteriosa pareja que comete asesinatos al azar.
Saltamos al año 1957, vemos a la madre de Arvin enferma y al padre enfrentado a una drástica decisión. Desvalido, el pequeño Arvin se muda con su abuela Emma -Kristin Griffith-, y en ese hogar encuentra a Lenora, su "hermanastra" adoptada. Un nuevo avance nos sitúa en 1965, con los ya adolescentes Arvin -Tom Holland- y Lenora -Eliza Scanlen-. Él la defiende de matones abusadores sin embargo el peligro acecha donde menos se espera. Se desencadenan los acontecimientos, aparece en escena el reverendo Preston -Robert Pattinson- y Arvin debe actuar en consecuencia. Hay más personajes e historias pero no vale contar más.
Esta cinta dirigida por Antonio Campos resulta, al menos, difusa. Dejando de lado el título, que es original de la novela, la historia remite directamente a aquello que podemos denominar “maldad”. La película contrapone el sentido religioso, la búsqueda de Dios y las prédicas en torno a la bondad con lo antagónico que suele ser el comportamiento humano, en especial cuando existe perversión, manipulación, mentira y abuso. La disputa que representa la película es clara y también lo es la conclusión a la que llega: el diablo siempre mete la cola, el mal se las arregla para introducirse en cuanto puede y cuando puede.
La confección de la cinta es correcta, la atmósfera se consigue y las actuaciones resultan convincentes. Sin embargo, hay aspectos que no logran cuajar para que el relato cobre mayor fuerza. Si bien la historia impacta, sobre todo con algunos hechos clave y escenas duras, no nos compromete más allá de nuestro rol de espectadores. La empatía no brota a pesar de las actuaciones por lo que la causa debemos encontrarla en otras líneas. Tiendo a pensar que cierta exageración junto a un ritmo cansino hace que nos despeguemos del foco y fácilmente nos distraigamos en detalles más bien cosméticos. A pesar de tener claridad de lo central, nos resistimos, inconscientemente nos soltamos y por eso tal vez huimos.
“The Devil All the Time”, el diablo todo el tiempo, pierde fuerza con el correr de los minutos. Uno se pregunta, ¿dónde va? A veces la respuesta es, “a ninguna parte”, porque las secuencias continúan, se entrelazan las historias, entendemos el contexto y la trama, confusa en un comienzo, se aclara antes del último tercio. ¿Muy extensa? Creo que si, dos horas y dieciocho minutos que parecen tres horas o más, juegan en contra de un mejor resultado. ¿Pura maldad? También parece ir en ese sentido, porque si bien comprendemos que la cinta es sobre el mal, presente en todas las acciones humanas, es necesario respirar algo de esperanza, algo que entregue una luz de bondad, aunque sea un puntito al final del túnel.
Para no ser tan negativo, creo que “El Diablo a todas horas” tiene algo necesario de rescatar. Es una cinta que sugiere más de lo que enseña, que como ya observamos, no es poco. Y no solo lo sugiere, existe un impulso vital que está presente en la capa más interna del relato, en las miradas de los protagonistas, incluso en las bellas tomas aéreas o los soñados paisajes que enfoca. Ese impulso, esa fuerza, debemos encontrarla y relevarla. No es sencillo cuando el envoltorio -la forma- está elaborado con distractivos. Menos aún, cuando las capas superficiales son tremendamente efectivas. Y aquí, el punto principal: el mal se viste atractivo, seductor, irresistible, y al igual que esta película, debemos despojarlo de sus ropajes de gala para descubrirlo, someterlo y desterrarlo.
Ficha técnica
Título original: The Devil All the Time
Año: 2020
Duración: 138 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Distribuida por Netflix. BorderLine Films, Ninestory Pictures
Género: Thriller. Drama | Thriller psicológico. Vida rural (Norteamérica). Asesinos en serie. Años 60. Años 50. Religión. Crimen
Guion: Antonio Campos, Paulo Campos (Novela: Donald Roy Pollock)
Música: Danny Bensi, Saunder Jurriaans
Fotografía: Lol Crawley
Reparto: Robert Pattinson, Tom Holland, Bill Skarsgård, Mia Wasikowska, Jason Clarke, Sebastian Stan, Riley Keough, Haley Bennett, Mia Goth, Eliza Scanlen, Tracy Letts, Gregory Kelly, Gabriel Ebert, Emma Coulter, Harry Melling, Douglas Hodge, Lucy Faust, Drew Starkey, Kristin Griffith
Dirección: Antonio Campos
sábado, 26 de septiembre de 2020
Enola Holmes
Basada en el primer volumen de la serie de libros “Las aventuras de Enola Holmes”, escrita por Nancy Springer, esta película narra las peripecias de la hermana adolescente del famoso detective Sherlock Holmes. La protagonista es encarnada por la joven Millie Bobby Brown -“Stranger Things”-, quien a sus 16 años sorprende una vez más por personalidad, versatilidad y desplante. La historia la conduce en primera persona, con un ritmo ágil de presentación, hablando constantemente a la cámara relatando su vida, el origen de su nombre -Elona, que al revés significa “alone”, sola-, y otra serie de detalles sobre su madre y sus hermanos mayores.
El asunto es más o menos así. Un día, Elona despierta y su madre no está en casa. Se ha ido, desapareció sin dejar rastro. Eudoria Holmes -Helena Bonham Carter- educó a su hija en solitario. Desarrollaron una especial relación y Elona aprendió Artes Marciales para defenderse y comprendió cómo descifrar los mensajes que su madre le dejaba como desafío. Entonces, los pequeños obsequios que le deja al irse constituyen las primeras pistas. Elona debe seguirlas para encontrar su paradero, pero…
Al conocer la noticia de la desaparición de su madre Eudoria, los hermanos Holmes vuelven a casa. Mycroft -Sam Claflin-, formal caballero representante de élite y Sherlock -Henry Cavill-, ya famoso como detective, se encuentran con la hermana pequeña que no ven hace años. No la identifican a primera vista pero pronto asumen la situación. Mycroft decide ser su tutor legal, darle educación formal y de alguna manera decidir sobre el destino de su vida. Sherlock observa pero no interviene. Elona recuerda las enseñanzas de su madre sobre dos caminos: “decidir el propio o dejar que otros decidan por ti”. Opta, sin duda, por el primero de ellos.
Volvemos a Elona en busca de su madre. En pleno desarrollo de las fases de su elaborado plan aparece un imprevisto. Se llama Lord Tewksbury -Louis Partridge-, es joven como ella y está en problemas. Aquí, Elona, no sigue el consejo de su madre y se involucra para ayudarle. Lo que se desarrolla a continuación es una historia llena de amenazas y peligros junto a una dosis importante de inteligencia, sagacidad e instinto, donde están presentes valores como la búsqueda de la verdad, la honestidad y la amistad.
El guion de la cinta corresponde a Jack Thorne y la dirección a Harry Bradbeer. Llama la atención la confección jovial del metraje. Como buen “spin-off”, la conexión con el relato que le da vida es un mero vínculo. Quienes esperen ver a Sherlock Holmes quedarán decepcionados porque sus intervenciones distan mucho de la imagen que tenemos del gran detective. Su acción es pusilánime y solo se atisba algo de su carácter en pequeñas líneas de diálogo o sutiles miradas. Al contrario, quien destaca más es Mycroft, un “duro” que representa lo contrario a la búsqueda libertaria que emprende Elona.
La cinta tiene componentes juveniles pero más que nada femeninos. La búsqueda de Elona no es solo de su madre. También busca saber quién es ella, cuál es su camino y cuál es su destino. Las condiciones que enfrenta le juegan en contra, el entorno es difícil pero su impulso es vital. Esa fuerza interior, esa motivación que nace de la enseñanza materna, elabora la personalidad de esta jovencita capaz de sobreponerse a situaciones que habrían bloqueado hasta a la persona más experimentada.
De lo mejor de la película es su banda sonora. Compuesta por Daniel Pemberton, la música es casi un concierto de principio a fin. De hecho, se echa en falta en algunas escenas que carecen de ella porque se hacen más difíciles de llevar cuando el relato cae en un ritmo más pausado. También es interesante el concepto que propone la edición y el montaje. Hay escenas revertidas y otras mezclando tiempos que tienen una velocidad y estética muy cuidada, marcando un sello de la producción.
“Enola Holmes” tal vez no tiene su fuerte en la historia misma, en los hechos, las causas o las acciones. Podríamos decir que aquello está un peldaño más abajo respecto a lo audiovisual y a la confección técnica. ¿Importa? Tal vez, podría ser un punto menos si consideramos su origen. Más que mal, las aventuras de Sherlock Holmes tienen peso histórico y por supuesto que las originales son notables. En ese sentido, es mejor entender que esta propuesta es diferente y su mérito proviene desde otras vertientes. Ya con la actuación de Millie Bobby Brown, la cinta alcanza notoriedad. Luego, un elenco de excelente nivel le agrega valor. Sumemos la manera de contar la historia y tenemos un punto más. “Enola Holmes” queda abierta, pide ciertamente continuar -hay más libros- y así convertirse en un referente para próximas secuelas. ¿Lo veremos pronto? El tiempo -y la taquilla, ahora virtual- lo dirá.
Ficha técnica
Título original: Enola Holmes
Año: 2020
Duración: 123 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Distribuida por Netflix. Legendary Pictures, PCMA Productions
Género: Intriga. Comedia | Feminismo. Siglo XIX. Sherlock Holmes
Grupos: Sherlock Holmes
Guion: Jack Thorne (Novela: Nancy Springer)
Música: Daniel Pemberton
Fotografía: Giles Nuttgens
Reparto: Millie Bobby Brown, Henry Cavill, Helena Bonham Carter, Sam Claflin, Burn Gorman, Fiona Shaw, Frances de la Tour, Adeel Akhtar, Susan Wokoma, Joakim Skarli, Jay Simpson, Rebecca Hanssen, Louis Partridge, Gianni Calchetti, Delroy Atkinson, Pierre Bergman, Steve Saunders, Adrian Mozzi, Hattie Jackson, Margaret Wheldon, Sonya Seva, Paul Parker
Dirección: Harry Bradbeer
viernes, 25 de septiembre de 2020
Ya no estoy aquí
Esta cinta mexicana remece. Narra la historia de un joven de 17 años, amante del baile y de la música que vive en la ciudad de Monterrey, Estado de Nuevo León, México. Ulises -Juan Daniel Garcia- es líder de pandilla. Ellos son los llamados “Terkos Lokos”, fanáticos de la cumbia rebajada, expresión característica de la subcultura urbana denominada “Kolombia”. Callejeros y bulliciosos, pasan de fiesta en fiesta. Su población es pobre y el poco apoyo que reciben no es ni del gobierno ni del municipio; son los carteles narcos los que están junto a ellos y les proveen alguna ayuda. Un ajuste de cuentas provoca que Ulises deba dejar rápidamente la ciudad. El destino, Estados Unidos.
La cinta no es lineal. Los elementos son piezas que emergen una a una para que podamos componer la historia y su contexto. Ulises está en Nueva York, en Queens. No sabemos cómo ha llegado allí. Trata de sobrevivir como puede, la barrera del idioma es implacable. Al mismo tiempo, las escenas vuelven a Monterrey. Explican algo más de lo sucedido. Volvemos a Estados Unidos, Ulises duerme en un pequeño rincón del techo de un edificio. Una joven de 17 años que vive en el lugar se le acerca, muestra interés en él. De nuevo el idioma es un problema. Ulises se siente solo, desplazado, perdido, desolado.
Esta película, escrita y dirigida por Fernando Frías de la Parra, nos invita a descubrirla, a realizar un viaje, a recorrerla lenta y profundamente. Lo que sucede no es evidente. Varias capas están presentes en un relato que se desarrolla con intensa interioridad. Aspectos como la política mexicana conocida como “la guerra contra el narcotráfico”, la cultura surgida por la migración Colombiana a Monterrey en la segunda mitad del Siglo XX, la pobreza y marginalidad, el poder armado de los traficantes, la falta de oportunidades, barrios enteros imbuidos en la droga, etc., son fundamentales para comprender un fenómeno que trasciende a la interculturalidad que representa. Es una cinta social, donde los valores fundamentales son trastocados por la sofocante realidad. También es personal, silenciosa, íntima. Evidencia polos opuestos, sensaciones y emociones contenidas junto a una expresividad que surge espontánea, alegre, diversa.
El director hace un trabajo notable con las cámaras. Los ángulos que enfoca su mirada son especiales desde la primera escena. La fotografía de Damián García es espléndida, con un manejo de la luz y de los colores digno de destacar. No solo las cámaras fijas son capaces de sostener la narración. Los seguimientos son cercanos y puros. Vemos escenas muy de cerca, se consigue intimidad. Hay delicadeza y además agudeza visual. No pierde el foco, lo concentra. La simbiosis de la imagen con la música y el baile es natural. Crea un clima especial, único.
El lenguaje verbal usado resulta difícil. Lleno de palabras y frases mexicanas, obliga a repasar su significado para entenderlo mejor. “Carnal”, “Chile”, “Sobres”, “Pinches” y otras, inundan los enunciados de los protagonistas. Es un lenguaje de la calle, del barrio, donde hay muchísimas palabras por minuto pero quizá poco contenido; lo importante está en el tono, en la actitud, en la manera de decirlo.
Dos conceptos pueden ser importantes. “Kolombia” se refiere a la subcultura urbana identificada por un atuendo inspirado en lo “cholo”, con elementos colombianos, y a la predilección por la cumbia rebajada y el vallenato. Y la cumbia rebajada es un género que emula el ritmo y los instrumentos de la original colombiana, pero que es interpretada con un tempo mucho más lento.
“Ya no estoy aquí” es muy interesante. Es cultura, inmersión, realidad social e intimidad personal. Los extremos son evidentes y las perspectivas ante ellos, múltiples. Presenciamos el dilema del protagonista; Ulises tiene ante sí un abismo. Las diferencias entre los caminos a optar son profundas, tan opuestas como la música y el silencio, o los amigos y la soledad. Ulises está obligado a replantear su vida, debe tomar decisiones, asumir el intenso vacío interior para transformar su frustración en una luz de esperanza. Y Ulises está allí, entre México y Estados Unidos, entre Monterrey y Nueva York.
Ficha técnica
Título original: Ya no estoy aquí
Año: 2019
Duración: 112 minutos
País: México
Productora: Coproducción México-Estados Unidos; PPW Films, Panorama Global, Agencia Bengala
Género: Drama | Inmigración. Baile. Adolescencia. Bandas/pandillas callejeras
Guion: Fernando Frías de la Parra
Fotografía: Damián García
Reparto: Juan Daniel Garcia, Coral Puente, Angelina Chen, Jonathan Espinoza, Leo Zapata, Leonardo Garza, Yahir Alday, Fanny Tovar, Tania Alvarado, Yocelin Coronado, Yesica Abigail Silvia Rios, Deyanira Coronado, Marco Antonio Camilo Sánchez, Brandon Stanton
Dirección: Fernando Frías de la Parra
jueves, 24 de septiembre de 2020
El robo del siglo
Inspirada en hechos reales, explora el atraco al Banco de la República de Colombia. Corre el año 1994 y un grupo de osados ladrones aspira al mayor robo perpetrado hasta entonces. Se trata de hacerse de un botín de billetes recién emitidos y que llegan al Banco para luego ser repartidos en todo el país. El monto acumulado en dicha reserva es multimillonario y la instancia apropiada es una ventana de tiempo que permite ingresar al lugar justo el día en que el cargamento se encuentra de paso en la bóveda principal.
El papel protagónico está a cargo de Andrés Parra que caracteriza a Roberto "Chayo” Lozano. Versátil y carismático, Parra tiene otras interpretaciones con destacado reconocimiento, interpretando a Sergio Jadue en “El Presidente” y a Pablo Escobar en “Escobar, el patrón del mal”. Lo que hace este actor con "Chayo” es notable. Combina el drama personal y familiar de este particular líder y al mismo tiempo le imprime una hilarante personalidad. Le acompañan Christian Tappan, como Jaime Molina "El Abogado”, y Marcela Benjumea como "Doña K”, personajes también principales para una historia que rápidamente nos pone al día de los sucesos.
El relato es ágil y adictivo. La fórmula funciona muy bien porque termina un capítulo y no podemos dejar de ver el siguiente. El ritmo es frenético y pareciera que la serie acabará muy pronto, sin embargo las vueltas y giros deparan más sorpresas. El guion sorprende con otros personajes junto a historias secundarias que se entrelazan con la acción principal.
En “El robo del siglo”, las fichas están puestas en la preparación del atraco, en el robo mismo y en lo que sucede después, pero no se queda solo en eso. La configuración de sus protagonistas es bastante más profunda y muchas veces en cortas escenas se logra ilustrar lo que cada uno representa. Los integrantes de la banda tienen apodos que llaman la atención pero que también los describen fielmente. Es así como podemos visualizarlos y conocer sus motivaciones. Esta parte, mucho más emotiva y dramática, desarrolla la empatía con estos bandidos. Una vez más, rápidamente, nos sumamos a su bando, no queremos que los atrapen, ya no se trata del bien contra el mal, ellos son nuestros “amigos” y deben salir airosos pese al crimen que cometen.
Las similitudes con otras películas o series son evidentes. Quizá la más cercana es la famosa “La casa de papel”. Es cierto, es válida la comparación, pero esta serie marca diferencia por su componente latino y su raíz colombiana. Este puede ser un suceso en cualquier país de nuestra región, sin embargo el relato lo posiciona claramente y lo rodea de su gente y de su idiosincrasia. Además, el atraco existió y es públicamente conocido, por lo que hacer una ficción sobre aquello implica un desafío aun mayor. Los detalles sabrosos seguro son parte de la imaginación, pero hay otros que son parte de lo sucedido y ya se encuentran en el inconsciente colectivo de la opinión pública.
Muy entretenida esta serie, vale la pena verla y disfrutarla. Da gusto cuando una producción supera sus expectativas y ofrece más de lo que promete. De nuevo un reconocimiento a Andres Parra por su fantástico trabajo junto a todo el equipo actoral. Un trabajo impecable, de excelente factura, bien ejecutado y bien filmado.
Ficha técnica
Título original: El robo del siglo
Año: 2020
Duración: 6 capítulos de 40 minutos aprox.
País: Colombia
Productora: Distribuida por Netflix. Dynamo Producciones
Género: Serie de TV. Thriller. Drama | Basado en hechos reales. Robos & Atracos. Años 90. Miniserie de TV
Guion: Pablo González, Camilo Salazar Prince, Natalia Santa, Nicolás Serrano
Música: Felipe Linares
Fotografía: Paulo Pérez
Reparto: Andrés Parra, Christian Tappán, Marcela Benjumea, Katherine Vélez, Juan Sebastián Calero, Ramses Ramos, Paula Castaño, María Camila Zea, Alberto Cardeño, Waldo Urrego
Dirección: Pablo González (Creador), Camilo Salazar Prince (Creador), Pablo González, Camilo Salazar Prince, Laura Mora Ortega
miércoles, 23 de septiembre de 2020
Las Invisibles
Disponible en Netflix.
El desarrollo de la trama lo llevan cuatro protagonistas, Manu -Corinne Masiero-, la directora, Audrey -Audrey Lamy-, trabajadora social, Hélène -Noémie Lvovsky- voluntaria, y Angélique -Deborah Lukumuena-, ex persona sin hogar y ahora voluntaria de “l’Envol”. Estas mujeres se desviven por quienes asisten, la situación se hace cada día más apremiante y no tienen dudas para aplicar todo lo que esté en sus manos, incluyendo verdades a medias y omisión de hechos relevantes. Incluso llegan aun más lejos, deciden instalar un taller terapéutico y un dormitorio okupa clandestino.
La cinta presenta situaciones límite y, en algunos casos, dramáticas. Los requerimientos de quienes asisten al centro social son de primera necesidad porque las puertas de la sociedad se les han cerrado en la cara. La lucha es diaria, por mejores condiciones, por tener un hogar, por encontrar un trabajo para siquiera mantenerse. Es una triste verdad que recorre el fuero íntimo de este relato que, incorporando ligeros toques de comedia, aspira a lograr sensibilidad sobre un tema actual y preocupante.
La dirección de Louis-Julien Petit es por momentos confusa, tal vez debido al guion de Marion Doussot y la propia autora, Claire Lajeunie. Sobre todo al inicio, la caracterización de las protagonistas presenta dudas. La combinación de personajes, las conversaciones múltiples y el conjunto de situaciones que viven en lo cotidiano se tejen sobre un manto difuso. Pese a ello, la película avanza, aunque demore en establecer relaciones y entregar mayor información.
“Les Invisibles” apuesta fuerte por constituir una denuncia social. Su tono tiene más carácter documental que comedia. Expone, abiertamente, la carencia, el abandono y la precariedad. También muestra lo importante de la promoción humana, la confianza que se debe impulsar y depositar en las personas que necesitan ayuda para que puedan salir adelante. No oculta las dificultades, por momentos las caricaturiza para ilustrar de un modo palpable lo que sienten y sufren quienes viven en condiciones de extrema dificultad. Cuando todo parece perdido o sin salida, el empuje, la fuerza, el carácter y el coraje son elementos clave para lograr sobreponerse, un ejemplo para conseguir algo mejor. La tesis expuesta no es la solución de todos los problemas pero al menos logra la lo opuesto a su título; visibilizar lo que permanece oculto por acción u omisión.
Ficha técnica
Título original: Les Invisibles
Año: 2018
Duración: 102 minutos
País: Francia
Productora: Elemiah
Género: Comedia
Guion: Marion Doussot, Claire Lajeunie, Louis-Julien Petit
Música: Laurent Perez del Mar
Fotografía: David Chambille
Reparto: Fatsah Bouyahmed, Marianne Garcia, Audrey Lamy, Déborah Lukumuena, Noémie Lvovsky, Corinne Masiero, Pablo Pauly, Sarah Suco
Dirección: Louis-Julien Petit
martes, 22 de septiembre de 2020
Cola de Tigre
Esta cinta es de aquellas donde se presenta la duda de cuánto se puede contar en un comentario. La pregunta en cuestión surge porque creo que se disfruta más si se descubre la historia al momento de verla que si se conocen previamente algunas particularidades. Aun así, es necesario entregar algunos detalles que, estimo, no anticipan ni crean un juicio previo sobre los hechos.
La historia es narrada por su protagonista, Pin-Jui -Tzi Ma-, y comienza con su voz en off describiendo su niñez en un campo de arroz de Taiwan. Su madre le deja con sus abuelos mientras encuentra un nuevo trabajo en la ciudad y allí conoce a una niña llamada Yuan pero pierden el contacto cuando Pin-Jui deja el lugar. Pronto saltamos a la adolescencia. El protagonista -que trabaja junto a su madre en la misma fábrica- se reencuentra con su amiga de infancia y entre ellos surge el amor. El sueño de Pin-Jui es viajar a Estados Unidos para darle a su madre una mejor vida. Como las posibilidades de casarse con Yuan son muy difíciles -ella tiene dinero y él es muy pobre-, al conocer a la hija del jefe de la fábrica, Zhenzhen, decide emprender junto a ella el viaje, renunciando, así, al amor de su vida.
Esta película escrita y dirigida por Alan Yang tiene muchas capas. Observamos la difícil niñez de Pin-Jui y una adolescencia marcada por sueños y frustraciones. También vemos un gran espíritu de superación en este joven, no está dispuesto a mantenerse donde mismo, aspira a más. También desea aliviar las condiciones de vida de su madre. Esta primera capa responde al período en Taiwan y podríamos decir que es la más objetiva de ellas. La siguiente transcurre en Nueva York, lugar donde la joven pareja se radica. En este segmento vemos la tenacidad y capacidad de trabajo de Pin-Jui junto al descuido e incluso el maltrato al que somete a su esposa. Una tercera capa transcurre en la actualidad, tiempo en que es narrada la historia, con Pin-Jui ya mayor. Viene llegando de un viaje a su tierra, la relación con su hija Angela -Christine Ko- es distante, Pin-Jui no logra conectar con ella y Ángela siente a su padre frío y ausente.
“Cola de Tigre” es una película pausada y reflexiva. Su relato apela directo a la emoción. Los saltos temporales van explicando momentos en la vida del protagonista y cómo llegó al tiempo actual. En esta recapitulación de la vida surgen grandes interrogantes sobre las decisiones tomadas y los caminos emprendidos. Largas escenas, silencios y música minimalista sirven para lograr empatía con Pin-Jui y también elaborar un paralelo retrospectivo de nuestra propia vida. El apasionado amor adolescente, un matrimonio producto de un objetivo, un hijo del que nada se sabe, una hija distante y una vida actual solitaria, cuestionan de raíz la vida del protagonista. La película habla de relaciones de familia, evoca el amor conyugal y el amor filial, describe los sueños de juventud y expone las frustraciones de la edad adulta, los quiebres internos y el profundo vacío de la existencia. Lo interesante del filme está más en los subtextos que se desprenden que en aquello que se hace explícito y por ello evidente.
Al final comprendemos el título. Es proporcionado por el nombre de la ciudad, Huwei. El recorrido para llegar es circular. Cerramos la historia donde comenzó, enlazamos los hechos pero siempre nos asiste una dosis mayor de preguntas que respuestas. La cinta nos pone de frente a grandes principios y decisiones fundamentales. Vemos pobreza y vergüenza por dicha condición, falta de oportunidades, trabajo riesgoso, duro, indispensable, amor frustrado, matrimonio por conveniencia, inmigración, esfuerzo y muchos sacrificios. También observamos descuido y malos tratos, un matrimonio que se disuelve en el tiempo, distancia emocional, incapacidad de conexión, frustración, pena, resignación. La necesidad de abrir esta caja sellada, este interior emocional clausurado, puede ser la clave. Pero, ¿cómo hacerlo? La película se entrelaza, desarrolla, avanza y retrocede. Nos involucra para que completemos su lectura. Interesante y desafiante, vale la pena verla.
Ficha técnica
Título original: Tigertail
Año: 2020
Duración: 91 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Distribuida por Netflix. MACRO, Netflix
Género: Drama
Guion: Alan Yang
Fotografía: Nigel Bluck
Reparto: Christine Ko, Fiona Fu, Margot Bingham, Tzi Ma, Joan Chen, James Saito, Hayden Szeto, Dennis Jay Funny, Bill Sage, Tom Kemp, Cindera Che, Mike Massimino, Aamira Martinez, Raymond Ma, Kunjue Li, McCaleb Burnett, Yang Kuei-mei, Lee Hong-Chi, Jake Hanson, Michael Donovan, Jill Dalton, Ryan Funigiello, Terron Jones, Chuck Taber, Cindy Im, Karen Cole
Dirección: Alan Yang
lunes, 21 de septiembre de 2020
Amor Garantizado
Esta película de Mark Steven Johnson presenta una nueva historia de “chica conoce chico” -o viceversa-, aunque desde una perspectiva diferente. Primero nos muestra a Susan Whitaker -Rachael Leigh Cook-, una joven y abnegada abogada que dedica gran parte de su tiempo a causas “pro bono”, es decir, sin retribución económica. Solo trabaja y sus pintorescos asistentes, Denise y Roberto, por más que le señalen que las cuentas y deudas crecen, no logran que ella tome clientes que mejoren sus ingresos. Acto seguido, aparece Nick Evans -Damon Wayans Jr.-, un cliente que quiere demandar a un sitio de citas en internet por publicidad engañosa. En casi mil citas no ha encontrado el “amor garantizado” que se le ha prometido.
Lo que sigue es adivinable, solo agrega elementos que sabemos que llegarán en algún momento. En este sentido, el guion de Hilary Galanoy y Elizabeth Hackett responde con exactitud a lo que podríamos llamar una película “de manual”. Y funciona así, no tiene mayores expectativas. Su trama es sencilla, fácil de seguir, y no representa ningún desafío. Tampoco molesta. Los dos protagonistas sintonizan en el juego, despliegan sus cartas, exudan simpatía, congenian y obviamente pasa lo que tiene que pasar en una historia de estas características.
Es poco lo que se puede comentar de un filme de este tipo, liviana -livianísima, en realidad-, sencilla y predecible. Tal vez, para sacarle algo de punta al lápiz -qué antiguo oficio-, se puede mencionar que tiene una dosis de actualidad al poner en el centro una aplicación de citas por Internet. Las hay varias, pero esta “garantiza” el amor, lo que raya en algo tan poco serio como improbable. Las citas son citas, pero garantizar resultado es ya otro cuento.
Un segundo elemento lo da la caricatura. Bajo mi perspectiva, no es agradable cuando se hacen dibujos de personajes o de personalidades, y acá vemos que todos los involucrados -y ninguno se exime- resultan con caracterizaciones que asumen la burla como su descripción. Esto cansa y reitero que no me resulta grato. Y se les pasa la mano con algunos, pero al menos con los protagonistas, queda la impresión que el retrato es un poquito más ingenuo.
Al final queda el gusto de habernos distraído con una simpática comedia. Lo que no es perdonable, en mi opinión, es el doblaje al español. No solo cambian los colores de las voces y los tonos -algo esperable-, sino que cambian palabras y en ocasiones eso afecta el sentido. Es cierto, fundamental no es, pero creo importante respetar el texto original.
Ficha técnica
Título original: Love, Guaranteed
Año: 2020
Duración: 90 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Distribuida por Netflix
Género: Comedia. Romance
Guion: Hilary Galanoy, Elizabeth Hackett
Música: Ryan Shore
Fotografía: José David Montero
Reparto: Rachael Leigh Cook, Heather Graham, Damon Wayans Jr., Jed Rees, Lisa Durupt, Brendan Taylor, Clare Filipow, Christian Sloan, Quynh Mi, Milo Shandel, Lauren McGibbon, Jason Burkart, Kallie Hu, Caitlin Howden, Kiomi Pyke, Sean Amsing, Sasha Monica, Stephanie Son, Sebastian Billingsley-Rodriguez
Dirección: Mark Steven Johnson
domingo, 20 de septiembre de 2020
#Vivo
Con ciertas dudas me arriesgué. Sin ninguna expectativa me tiré al agua a ver una nueva película de zombies. ¿Qué encontré?
Oh Joon-woo -Yoo Ah-in- es un videogamer adolescente. La tecnología es lo suyo, se la pasa jugando con amigos en forma virtual y emite video cápsulas hacia la red. Una mañana común, al despertar, su familia ha salido a comprar. Nada fuera de lo normal, pero… enciende la televisión y una noticia copa la pantalla. Una extraña infección se está expandiendo, descontrolada. Tan extraña es, que las personas infectadas comienzan a tornarse agresivos, verdaderos caníbales, lo que genera un caos inexplicable. Hasta allí le parece lejano, pero Joon-woo se asoma a la ventana de su departamento y percibe que la amenaza es en verdad real, están afuera, por todas partes, es una locura.
Las redes de datos fijos y móviles comienzan a fallar, la comunicación se hace inestable. Alcanza a recibir un mensaje en su celular: “no salgas de la casa, debes sobrevivir”. La desesperación empieza a cundir en este joven y la amenaza llega hasta su propia puerta. Y así, día uno, día dos, día tres, etc… El encierro es insufrible, la comida se acaba y el agua escasea. Afuera el peligro es mayor. ¿Qué hacer? No se ve salida, al parecer no hay escapatoria posible. Solo resistir. ¿Para qué?
La cinta del director Il Cho responde al género que representa. Es cierto, está algo manido y muy utilizado por lo que novedades importantes no trae. No obstante lo anterior, esta película no se queda solo en la acción de lucha de sobrevivientes versus zombies, o al revés. Quiero pensar que esta temática es más bien una excusa para contar la historia de un adolescente que se siente y está solo, incluso mucho antes de verse enfrentado a esta amenaza.
El metraje recorre derroteros que ya hemos visto muchas veces pero agrega unas pausas largas. Allí, sin diálogos -el protagonista está solo y no se ve nadie a su alrededor que esté en su misma condición-, observamos los mejores momentos del relato. La actuación de Yoo Ah-in se siente segura, creíble. Exagera, claro, pero una situación como la que vive no es para menos. Cuando decide tomar una decisión drástica, y esto es bien avanzada la película, surge la presencia de la joven Park Shin-hye -Kim Yoo-bin-, una chica que está en una condición similar, en el edificio de en frente. Contar más es hacer avances, tipo spoiler, y es mejor que no.
El resultado de esta cinta sur coreana es satisfactorio. Cumpliendo con lo que su premisa impone y tomando todos los elementos del género zombie que incorpora, la película habla de soledad, de angustia, de decisiones ante emergencias, de solidaridad, ayuda y comprensión. También aborda, acertadamente, la necesidad de fortaleza personal ante situaciones externas inmanejables. Tal vez soy condescendiente, sin embargo la falta de expectativas iniciales juega a favor de la experiencia.
#Vivo resulta entretenida pese a sus clichés y lo caricaturesco de sus personajes. Algo se puede leer entre líneas y eso es un aporte. No abusa de la acción y tampoco la elude. Incluso el guion guarda sorpresas para el final, momento en el que también permite hacer una segunda lectura de lo que sucede con estos dos jóvenes que luchan por sobrevivir. La cinta se hizo antes de la pandemia global del Coronavirus pero se siente su actualidad. Todo lo que huela a encierro y terror por lo que pasa afuera ahora es parte de nuestra vida. Por eso tal vez no sea fácil decidir verla, o al contrario, sea un incentivo para visionarla. En cualquier caso, se deja ver y vale la experiencia.
Ficha técnica
Título original: #Saraitda
Año: 2020
Duración: 98 minutos
País: Corea del Sur
Productora: Distribuida por Lotte Entertainment. Perspective Pictures, Zip Cinema
Género: Terror. Thriller. Drama | Zombis. Pandemias. Supervivencia
Guion: Il Cho, Matt Naylor
Música: Kim Tae-seong
Fotografía: Son Won-ho
Reparto: Yoo Ah-in, Park Shin-hye, Hyun-Wook Lee, Chae Kyung Lee
Dirección: Il Cho
sábado, 19 de septiembre de 2020
El practicante
Ángel -Casas- trabaja como paramédico de urgencia. La película comienza con un accidente de tránsito que tiene lesionados de gravedad y la puesta en escena sitúa al protagonista en su labor cotidiana junto a un sospechoso actuar que genera las primeras dudas. Pasamos entonces a su vida privada, junto a su novia Vane -Déborah François-, en su departamento. Ella trabaja de noche en un call center y estudia Veterinaria. La relación no se ve fluida, Ángel es controlador, celoso, manipulador. Su comportamiento no es normal. En los primeros quince minutos el primer escenario está completo. Ya sabemos los problemas que arrastra la pareja y podemos sumar que sus intentos por tener familia no dan resultado.
Comienza el segundo acto, ahora el accidentado es Ángel. Su frustración y rabia crecen, los celos aumentan y el tener que usar una silla de ruedas no hace más que acentuar los rasgos más oscuros de su carácter. La relación con Vane se descompone aún más. ¿Qué la destruye? El grave accidente parece ser la gota que rebalsa. Ella está cansada, complicada, el maltrato que recibe por parte de Ángel es insostenible. La olla a presión está a punto de estallar. ¿Algún atisbo de salida? A los cuarenta minutos, comienza el acto final.
Esta cinta es dirigida por Carles Torras, y tiene un guion del mismo director junto a David Desola y Hèctor Hernández Vicens. Conocemos el trabajo de Desola como escritor. Su pulso es constante y la propuesta sobre la ideal original de Torras imprime urgencia. Los elementos se ubican estratégicamente y cumplen su propósito. Si bien la historia se anticipa bastante en el trailer o en lo que podemos leer, el guion guarda giros y sorpresas. El hilo del relato es tejido con sagacidad e inquietud, el ritmo es tenso y la composición nos atrapa.
Algunas claves de esta producción están dadas por la excelente partitura de Santos Martínez. Son interesantes las secuencias donde la música nos conduce -donde no hay diálogo, solo imágenes- con un sonido que despierta temor y suspenso adrenalínico. Las imágenes son captadas con mucho detalle, especialmente en el interior del departamento, con una iluminación que también genera una atmósfera especial. Al agregar la canción “Un sorbito de champagne”, el clásico del grupo español Los Brincos, los detalles estéticos se completan como si de un círculo virtuoso se tratara.
Con una innegable inmersión psicológica, la cinta pone en relieve el tema de las relaciones de pareja y lo enfermizas que pueden ser en algunos casos. Si algo caracteriza a dichas relaciones es la falta de confianza y la incomprensión, pero esto se agrava cuando aparecen ciertos rasgos paranoides que se leen a tiempo. En este caso el carácter obsesivo del protagonista es llevado a un extremo, sin embargo parece perfectamente posible y real. ¿Hasta dónde puede llegar una persona herida en su autoestima? Más si posee algún desequilibrio psicológico, puede perfectamente desarrollar una conducta psicópata, compulsiva, incluso criminal. La angustia tal vez es inmanejable y los deseos de venganza pasan a ser el principal motivo de vida. Todo se subordina a un plan que peligrosamente escapa a cualquier control.
Párrafo aparte para Mario Casas. El actor debió perder mucho peso para el papel. ¡Notable! Un ejemplo de ductilidad y a la vez un esfuerzo importante. Se le ve inmerso en la caracterización, crea una personalidad incuestionablemente temible. El relato recae principalmente en su actuación por lo que es fundamental en la construcción global de la historia. Casas acierta gracias a un gran despliegue técnico para el desarrollo de su personaje. Le secunda una angelical Déborah François, produciendo un contrapunto tan marcado como las diferencias entre ambos. El complemento se aprecia de inmediato, aunque la química entre ellos tarda en aparecer.
“El practicante” se siente actual. Transcurre en torno al Año Nuevo de 2020 e incluye unas primeras noticias sobre el COVID-19. Pequeño detalle de la producción, tal vez para hacerla más inquietante aunque no lo necesite. Con suspenso creciente y una resolución más que satisfactoria, esta película constituye una interesante propuesta gracias al buen trabajo de sus guionistas y director, quienes dan forma a un thriller que responde a las expectativas y atrapa de comienzo a fin.
Ficha técnica
Título original: El practicante
Año: 2020
Duración: 94 minutos
País: España
Productora: Distribuida por Netflix España. Netflix, Babieka, Zabriskie Films
Género: Thriller | Thriller psicológico. Celos
Guion: David Desola, Hèctor Hernández Vicens, Carles Torras
Fotografía: Juan Sebastián Vasquez
Reparto: Mario Casas, Déborah François, Celso Bugallo, Raúl Jiménez, Pol Monen, Guillermo Pfening, Maria Rodríguez Soto, Gerard Oms
Dirección: Carles Torras
viernes, 18 de septiembre de 2020
Agentes letales (Class of '83)
La premisa me sedujo, un dilema entre la ley y el orden, respeto y sacrificio. Pero ya hemos visto que buenas ideas a veces no llegan a puerto. Este es el caso. Veamos por qué.
Basada en el libro “The Class Of 83", escrito por Hussain Zaidi, la película presenta a Vijay Singh -Bobby Deol-, un policía rudo que ejerce como decano de la academia de entrenamiento de Nashik, India. Vijay no está conforme. Su designación es más bien un castigo. Una historia profesional pasada y una tragedia personal lo marcan. El tipo es frío y exigente, casi nunca va a dar clases, su leyenda es gigante.
Los alumnos de la academia siguen un entrenamiento intenso, no siempre con buenos resultados académicos. Vijay ve allí una oportunidad. Elige a los cinco de peor calificación pero que exhiben, a su juicio, un mayor grado de sagacidad. Su idea es armar un escuadrón secreto que actúe sin las restricciones propias del cuerpo policial. ¿La finalidad? Proteger el bien y destruir el mal. Les entrega libertad a para matar y así poder salvar a Bombay de la enfermedad de la corrupción.
Cuando entramos al desarrollo nos damos cuenta que la premisa inicial se trunca. La narración cae en vacíos que no remontan y falla tanto en el ritmo como en la caracterización.
“Class Of 83”, su título original, presenta esa línea delgada entre el respeto a la ley y su vulneración en aras de un bien superior, sin embargo esos límites difusos se hacen aún más imprecisos al no desarrollarse en forma correcta. Incomprensible, pero el guion cae una y otra vez en un ritmo cansino, sin urgencia y sin tensión. Aquello deriva en un rumbo oscilante que lejos de atraer, cansa e incluso agota.
La ambientación en los años ochenta funciona, sin embargo a la luz del color y la textura del relato, resulta sombría. Intencional o no, si la juntamos con el desarrollo del texto, obtenemos algo difícil de seguir debido a largas escenas impregnadas de creciente monotonía.
“Agentes letales” desperdicia su principal idea. Pese a su urgente declaración inicial respecto que “para mantenerle orden a veces se debe sacrificar la ley”, la cinta no consigue seducir con la elaboración de la temática. Al contrario, provoca tedio y no en pocas ocasiones el deseo de suspender la exhibición. Una pena para una película que “pintaba” mejor, que prometía algo más y que finalmente pareciera ser un acto fallido.
Ficha técnica
Título original: Class of '83
Año: 2020
Duración: 98 minutos
País: India
Productora: Distribuida por Netflix. Red Chillies Entertainment
Género: Drama | Crimen
Guion: Abhijeet Deshpande
Fotografía: Mario Poljac
Reparto: Bobby Deol, Vishwajeet Pradhan, Anup Soni, Joy Sengupta, Abhishek Bhalerao, Bhupendra Jadawat, Ravi Singh, Prithvik Pratap, Ahmareen Anjum, Hitesh Bhojraj, Ninad Mahajani, Sameer Paranjape
Dirección: Atul Sabharwal
jueves, 17 de septiembre de 2020
Encandilan luces
Un extraño viaje se presenta en este trabajo. La misión es desentrañar la historia de una curiosa banda conocida como “Los Síquicos Litoraleños”. Ya el título, “Encandilan luces, viaje psicotrópico” produce inquietud. El director Alejandro Gallo Bermúdez se sumerge en imágenes antiguas, videos de YouTube, entrevistas, recitales y giras de un conjunto que vamos descubriendo mientras transcurre el metraje.
Un inicio confuso nos saca cualquier estructura. Al no saber del tema no queda otra que dejarse llevar. De a poco empezamos a vislumbrar detalles gracias a las primeras entrevistas. Músicos experimentales, periodistas, un intelectual y varias crónicas sirven como fuente de información. Nos situamos en Curuzú Cuatiá, una ciudad de Argentina ubicada en el sur de la provincia de Corrientes, lugar de origen de los integrantes de la banda. Revisamos costumbres, nos percatamos de la raigambre que tiene la zona.
¿Pero, quiénes son estos “Síquicos litoraleños”? A esta altura ya sabemos que es una banda que basa su trabajo en el folklore. Aprendemos que el Chamamé tiene origen religioso y que significa bailando bajo una ramada. Según nos explican, el grupo lo lleva al extremo. Hay mucho de improvisación y lúdico en un resultado sonoro que, de buenas a primeras, resulta muy poco entendible.
El documental avanza explicando la influencia de la banda en otros conjuntos. Incluso lo que llaman “contrabando” de temas, es decir, la apropiación la música por parte de sus seguidores.
La raíz local se siente. Gallo Bermúdez quiere impregnarlo y su recorrido lo consigue. “Los Síquicos litoraleños” son casi parte de una mitología, no aparecen mucho en escena, no parecen reales, pero ahí están, vestidos con túnicas y pelucas, bailando “psicodélico”. Sus videos y sus discos existen, también sus recitales y una gira a Europa que el mismo director filma de primera mano. Los testimonios recogidos, muchos y variados. Se habla de una inspiración casi extraterrestre.
Con un “desorden-ordenado”, el director construye un relato que nos acerca a esta cultura pop desconocida. Algunos llaman a esta banda como "El Pink Floyd de los Pobres". ¡Wow! Increíble paralelo.
Definitivamente el documental no se centra en lo que escuchamos, en lo que suena, o en lo que la banda interpreta. En nueve capítulos temáticos expresa lo que sucede en las personas que tienen la experiencia vivirlo. Acá surgen sensaciones, ambientes y atmósferas, un fenómeno difícil de explicar. El exceso y colapso de sonido adquiere con ello otra dimensión, personal y grupal. Provoca admiración, reacción, seducción.
El trabajo de Alejandro Gallo Bermúdez rescata al grupo y lo transforma en algo cercano. Aquí están “Los Síquicos”, los músicos, junto a sus estudiosos, sus fanáticos y sus seguidores. El viaje psicotrópico consigue así su objetivo. Más vivo que nunca se siente este folklore litoraleño, original y transformador, impulsado “underground” por una banda insólita e inusual, auténtica y efectiva.
Ficha técnica
Título original: Encandilan luces, viaje psicotrópico con Los Síquicos Litoraleños
Año: 2018
Duración: 80 minutos
País: Argentina
Productora: Carbono Films, Neuronas In Memoriam
Género: Documental | Documental sobre música
Guion: Alejandro Gallo Bermúdez, Santiago Van Dam
Música: Los Síquicos Litoraleños
Fotografía: Hernán Luna
Reparto: Documentary
Dirección: Alejandro Gallo Bermúdez
miércoles, 16 de septiembre de 2020
Se busca papá
A Blanca Díaz -Natalia Coronado- le gustan los desafíos. Le encanta andar en bicicleta, hacer piruetas, jugar al límite. La relación con su madre Fernanda -Silvia Navarro-, pasa por malos momentos, blanca no le habla, la comunicación está rota. Tampoco se lleva bien con su nana. El colegio es tal vez su único espacio y su amiga Laura, su confidente.
Fernanda le tiene prohibido a Blanca andar en bicicleta. Ambas sufrieron una pérdida importante producto de un fatal accidente. La aprensión es comprensible, sin embargo Blanca se resiste, escapa, sueña. Ella es buena sobre las dos ruedas, por eso su amiga Laura la impulsa a participar en una competencia de BMX (Bicycle Motocross). El premio es importante pero mayor es el reto que representa. Pero hay un problema, la debe inscribir alguno de sus padres y por cierto, no cuenta con la venia de su madre.
En ese momento surge la idea de buscar un papá sustituto para que la inscriba en el certamen. Luego de un ingenioso “casting”, ambas amigas se acercan a Alberto -Juan Pablo Medina-, un ex actor con cierta fama que maneja un auto prestado para una aplicación de transporte porque tiene crecientes problemas económicos. Reticente en un comienzo, Alberto lentamente comienza a ceder. Vemos que sufre mucho, se encuentra atrapado, también arrastra una dolorosa partida.
Lo que propone esta cinta mexicana del director Javier Colinas es un mensaje de cercanía, superación y amor. El envoltorio es sencillo y el relato no intenta profundizar. La idea es que a través de algo simple y liviano, nos acerquemos a lo que sienten sus protagonistas. Tampoco juega al misterio. Podemos anticipar gran parte de la trama sin mayor problema. No hay giros, tampoco sorpresas, la narración es lineal y sigue absolutamente lo que esperamos.
En el transcurso del metraje surgen otros temas, el trabajo de Fernanda como productora de cine -una auto referencia quizá para el propio equipo de la película-, la frustración de un ex actor que no quiere ser reconocido, un manager “amateur” que aun sueña con algún golpe de suerte, y otros más. Son destellos que rodean la historia central y que agregan humor en dosis pequeñas.
“Se busca papá” funciona como despeje mental. Tal vez solo eso y muy poquito más. Sabemos, de antemano, que tampoco tiene un compromiso mayor. ¿Es suficiente con eso? Creo que no. El guion diluye el mensaje y lo transforma en algo ramplón. ¿Muy exigente? Tampoco. Creo que una cinta puede imprimir algo más, desarrollar mejor su contenido en base a la idea original, respetando su línea y también su finalidad. Llegar a un público masivo representa un tremendo desafío, pero abandonar ciertos conceptos es delicado. Esta cinta lo hace y sus faltas la dejan al borde del vacío. Una pena, porque la historia de Blanca y Alberto merecía mayor atención, mayor dedicación, mayor cariño. En fin, al menos podemos rescatar el mensaje.
Ficha técnica
Título original: Se busca papá
Año: 2020
Duración: 103 minutos
País: México
Productora: Distribuida por Netflix. Corazón Films, Pocket Pictures
Género: Comedia. Drama | Cine familiar. Comedia dramática. Familia. Ciclismo. Cine dentro del cine
Guion: Javier Colinas, Paulette Hernandez, Fernando Barreda Luna (Idea: Víctor Avelar)
Música: David Murillo R.
Fotografía: Jerónimo Rodriguez
Reparto: Juan Pablo Medina, Silvia Navarro, Natalia Coronado, Luis Ernesto Franco, Roberto Quijano, Victoria Viera, Omar Fierro, Alberto Guerra, Patricia Reyes Spíndola, Rodrigo Murray, Gonzalo García Vivanco, Luis Arrieta, Marisol del Olmo, Martha Claudia Moreno, Aleyda Gallardo, Moisés Arizmendi, Mauricio Argüelles, Lisette Morelos, César Rodríguez, David Fridman, Ximena García, Ela Velden, Karen Leone, Paola Miguel, Mauricio Ugalde
Dirección: Javier Colinas
martes, 15 de septiembre de 2020
Mi maestro el pulpo
Hermoso documental que en 85 minutos narra un mundo de descubrimientos submarinos junto a un vital proceso de transformación humana. Este viaje, iniciado en el año 2010, es conducido por Craig Foster -productor del filme- quien, afectado por una fatiga suprarrenal, comienza a bucear en un bosque submarino de algas en las costas de Sudáfrica. Mientras recupera vitalidad, filma la experiencia y ocurre lo inesperado; un pulpo llama su atención por lo que comienza a seguir sus movimientos todos los días durante varios meses.
Las visitas y los encuentros se suceden. Curiosamente, “ella” no le teme, al contrario, se acerca, genera confianza. La natural barrera existente poco a poco se va diluyendo. La increíble relación que surge es mágica, sobre todo en los momentos más intensos de un relato que captura nuestra atención con variadas perspectivas.
Las imágenes son de una belleza singular, con finos detalles y colores resplandecientes. La filmación del entorno submarino es de excelente calidad y su edición permite que las secuencias tengan gran fluidez.
“My Octopus Teacher” no es solo un documento sobre la vida submarina o en este caso sobre una especie en particular. A través de una historia bien elaborada, consigue construir un relato con el ritmo propio de una película. Tanto Craig como el pequeño pulpo son protagonistas que nos conducen a través emociones. Resulta imposible no conmoverse al observar la ternura de ciertas escenas y sentir temor cuando las amenazas cunden por doquier.
La originalidad de este trabajo merece reconocimiento. La vida de un pulpo -aprendemos- comprende alrededor de un año. El seguimiento que realiza el documental abarca ese período de tiempo y lo que observamos sorprende. Gracias a la dedicación y constancia de Craig descubrimos algo desconocido, no solo acerca del pulpo, sino también sobre el ser humano que observa en primera persona lo que las cámaras registran.
Reconozco que en un primer momento no me sentí cómodo con tanta presencia del conductor. Ahora lo comprendo. Era importante retratar su cambio de perspectiva y la modificación que se produce en la forma de relacionarse con su entorno a raíz de esta experiencia. Aun así, creo que podría haber estado un poco menos presente y en nada habría afectado la visibilidad de su transformación.
“Mi maestro el pulpo” entrega una sensación inmejorable. Compartir un relato de estas características no solo reconforta sino que además permite ampliar nuestra mirada. Recuerdo con cariño “El Mundo Submarino de Jacques Cousteau” y la fascinación que siempre me produjo. Es mi primera asociación y aquello me despierta muchísimos recuerdos y emociones. El documental tiene una línea similar, provoca una conexión más allá de la simple observación y descripción de hechos o sucesos, una conexión que liga sentimientos y nos hace partícipes. El mérito lo tiene un tremendo equipo de profesionales liderados por Pippa Ehrlich y James Reed como guionistas y directores. El trabajo abnegado y delicado de todos sus creadores conquista el corazón de sus espectadores.
Ficha técnica
Título original: My Octopus Teacher
Año: 2020
Duración: 85 minutos
País: Sudáfrica
Productora: Distribuida por Netflix. Productor: Craig Foster
Género: Documental | Documental marino. Naturaleza. Animales
Guion: Pippa Ehrlich, James Reed
Música: Mathew Dennis, Tom Foster, Ronan Skillen
Fotografía: Roger Horrocks, Craig Foster
Reparto: Documentary, Craig Foster
Dirección: Pippa Ehrlich, James Reed
lunes, 14 de septiembre de 2020
Un día perfecto
En una zona de guerra, una ONG colabora en diversas tareas acuciantes para las personas del lugar. La principal, retirar un cadáver de un pozo de agua. Ha sido tirado para contaminar el vital elemento y desabastecer a la población. La soga se corta y el esfuerzo se frustra. ¿La misión? Conseguir una nueva. Se transforma en una odisea, al igual que encontrar un balón de fútbol para un niño a quien se lo han quitado.
Los personajes de este particular relato basado en la novela de Paula Farias son muy diferentes. Mambrú -Benicio del Toro-, lidera el rescate del cuerpo desde el pozo, pero lo único que desea realmente es concluir sus días en servicio y volver a casa. Le acompaña Sophie -Mélanie Thierry-, una joven e ilusionada voluntaria francesa que ansía colaborar aunque sin claridad en qué y cómo. Por su parte, B -Tim Robbins-, es dueño de la incertidumbre y del humor de la cinta mientras Damir -Fedja Stukan-, el traductor, solo quiere que termine la guerra. La llegada de Katya -Olga Kurylenko-, ex amor de Mambrú, imprime una dosis de tensión, a la vez que la historia de Nikola -Eldar Residovic-, el niño que desea de regreso su pelota, es la más desgarradora y profunda de todo el metraje.
El director Fernando Léon de Aranoa no desarrolla a cabalidad sus personajes. Se observan las capas que componen la narración sin embargo se diluyen rápidamente. La película no logra tomar vuelo, falla en el desarrollo de su narrativa. La intención es muy clara, mostrar la guerra desde otra mirada, con otros ojos y destacar el gran valor del voluntariado. También dejar en evidencia lo que involucra políticamente, la gran cantidad de organizaciones -Cascos Azules, Ejércitos locales, ONG, grupos diversos, etc- que se encuentran en el lugar y que no siempre facilitan las tareas sino más bien las complican incluso al nivel de estorbar.
La película también muestra perspectivas personales e individuales. Obligados a trabajar en equipo, se observan fisuras y problemas inherentes a una labor colaborativa esencial. El humor ofrecido resulta desafiante y especial. Y la banda sonora descoloca, aparece como “fuera de juego” respecto a la acción que pretende representar.
“A Perfect Day” intenta decir mucho pero a mi modo de ver no lo consigue. Completa una denuncia, es verdad, y es antitética indudablemente, pero deja demasiados flancos abiertos. Las actuaciones contenidas -salvo Tim Robbins- tampoco colaboran. Se sienten poco libres y encasilladas. El minimalismo impreso por el director Fernando Léon de Aranoa extravía el rumbo al presentar una hilación compleja de sus secuencias. Cuando trata de enfocar se vuelve diáfana y así volvemos fojas cero, volvemos a comenzar.
El resultado es equívoco, poco efectivo y tal vez desilusionante. Desde luego, podemos nosotros completar el relato. En este caso, tal vez, adicionar quizá más de la mitad, pero entonces ya sería otro producto. Se transformaría en lo que nosotros pensamos y queremos que sea y no necesariamente lo que observamos en la pantalla. Esto es posible, sin duda, y constituye la gracia de una obra artística sobre la que podemos tener diversas miradas y apreciaciones. Concedo el punto, sin embargo en mi caso no logra seducirme para recrear la historia.
Ficha técnica
Título original: A Perfect Day
Año: 2015
Duración: 106 minutos
País: España
Productora: Mediapro, Reposado Producciones, Televisión Española (TVE)
Género: Drama | Comedia dramática. Road Movie. Guerra de los Balcanes
Guion: Fernando Léon de Aranoa, Diego Farias (Novela: Paula Farias)
Música: Arnau Bataller
Fotografía: Alex Catalán
Reparto: Tim Robbins, Benicio del Toro, Olga Kurylenko, Mélanie Thierry, Fedja Stukan, Eldar Residovic, Sergi López
Dirección: Fernando Léon de Aranoa
domingo, 13 de septiembre de 2020
El dilema de las redes sociales
El centro de la narración son las entrevistas a Tristan Harris, ex colaborador de Google en temas éticos, a Justin Rosenstein, co-creador del botón “Me gusta” de Facebook, al ex presidente de Pinterest Tim Kendall, al profesor de Harvard Shoshana Zuboff, a la directora del programa “Addiction Medicine Fellowship” de la Universidad de Stanford, Anna Lembke, y al escritor, compositor y filósofo computacional, Jaron Lanier, entre muchos otros. Sus intervenciones se entrelazan con una recreación dramática interpretada por los actores Skyler Gisondo, Kara Hayward y Vincent Kartheiser, sobre la adicción a las redes sociales de un adolescente.
La película explora el auge de las redes sociales y enseña los efectos que causan a la sociedad. Analiza su forma de uso, su compromiso, su diseño adictivo, su modelamiento de conductas determinadas, su influencia en política, su impacto en la salud mental, y su rol en difusión de teorías conspirativas, noticias falsas, etc.
Este trabajo, un esfuerzo serio por analizar algo de extrema actualidad, expone el modelo de negocios de las empresas dedicadas al rubro. Señala que los usuarios somos “el producto” que se vende a clientes que pagan para que seamos expuestos a su contenido. Y aquí el primer punto, porque su título se refiere a la existencia de un dilema, sin embargo no observamos tesis alternas. La premisa es una sola, compartida por los entrevistados en mayor o menor medida, sin oposición, por tanto el supuesto dilema se difumina. En este sentido el documental resulta parcial y claramente marcado por una orientación definida.
El docudrama avanza veloz. El cuestionamiento a las plataformas crece exponencialmente en tanto transcurren los minutos. Las variadas opiniones son fundadas y argumentadas de manera clara. Sin demasiados conceptos técnicos podemos advertir el mensaje que nos dirige de manera fuerte y clara. Apela a la necesidad de cuestionarnos al respecto, y aquí el segundo punto. El texto es preciso sobre el mensajero -las redes sociales-, sin embargo se detiene poco en el mensaje, en quienes emiten los mensajes -nosotros mismos- y tal vez sin proponérselo, confunde los medios con fines en si mismos.
La simpleza técnica en la presentación -sin dejar de referir a los algoritmos que procesan la “big data”, al modelo o a las intenciones tras ello- podría llevar a confusión. Sobre la premisa de la ignorancia y falta de voluntad propia de nosotros, los usuarios, no expone demasiado sobre las cuotas de libertad que tendríamos. Asume que estamos cautivos y somos incapaces de poder observar por nuestra propia cuenta las ventajas y desventajas que conlleva participar en estas plataformas. ¿Existe libertad en quienes participamos de las redes sociales? ¿Estamos condicionados, atados? El concepto “manipulación” es transversal al relato y resulta tan negativo como amenazante.
Siendo muy crítico de las redes sociales, principalmente por cómo han invadido nuestros espacios íntimos y en ocasiones secuestrado espacios públicos, estimo que este documental pierde fuerza al ser una pieza solo centrada en efectos nocivos. Deja de mencionar aspectos como las burbujas que se generan al presentar publicaciones bajo criterios similares o contenidos concéntricos que giran exclusivamente en torno a temas compartidos, asuntos centrales en el debate actual y desde los que surgen cada vez mayores cuestionamientos.
No obstante la mirada principal de este relato provista por Jeff Orlowski, considero importante el esfuerzo desplegado. Quisiera que fuera un elemento sustantivo para un necesario debate, un aporte a la discusión, ojalá sin que genere anticuerpos. Las voces de alarma son importantes y acá encontramos muchísimas. Tal vez esta alerta, que por momentos toma la fuerza de un grito declamado, puede generar conciencia en ciertas personas que quizá han perdido de vista algunos principios. Me preocupa que la discusión sea profunda y también con altura de miras, sin descalificaciones a priori y con argumentos sólidos. En ese aspecto, las opiniones recabadas tienen autoridad y su experiencia resulta vital para comprender lo que está en juego. Por lo mismo, el llamado es a llevar a cabo un análisis en profundidad. Dejémonos interpelar por “The Social Dilemma”. Tomemos nuestras propias decisiones, libres e informadamente. ¡Bienvenida la discusión!
Ficha técnica
Título original: The Social Dilemma
Año: 2020
Duración: 93 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Argent Pictures, Exposure Labs
Género: Documental | Internet / Informática
Guion: Davis Coombe, Vickie Curtis, Jeff Orlowski
Música: Mark A. Crawford
Fotografía: John Behrens, Jonathan Pope
Reparto: Documentary, Catalina Garayoa, Barbara Gehring, Skyler Gisondo, Chris Grundy, Sophia Hammons, Kara Hayward, Vincent Kartheiser, Marty Lindsey
Dirección: Jeff Orlowski
sábado, 12 de septiembre de 2020
Un asunto de familia
Esta cinta escrita y dirigida por Hirokazu Koreeda presenta a la familia Shibata. Osamu -Lily Franky- y Shota -Kairi Jō-, suelen cometer pequeños hurtos para llevar a su casa algunos productos esenciales. Osamu trabaja en la construcción y su salario no alcanza. Tampoco el de su esposa Nobuyo -Sakura Andō-, con sus labores en una lavandería industrial. Aki -Mayu Matsuoka-, también aporta a la familia gracias a su trabajo en un club privado. Son pobres y mayormente viven gracias a la pensión que cobra la abuela Hatsue -Kirin Kiki- dinero que proviene de su fallecido esposo.
La condición en las que vive esta singular familia tiene carencias. El espacio es pequeño, comparten colchones, no tienen privacidad y menos independencia. Se nota el sacrificio, sin embargo se ven cercanos y unidos como un núcleo. Una noche especialmente fría, Osamu y Shota descubren en la calle a una niña pequeña y desvalida. No lo piensan mucho, la acogen de inmediato y la llevan a casa. Nobuyo no está de acuerdo, pero al ver las condiciones en que se encuentra la pequeña, acepta que se quede con ellos. Yuri tiene padre y madre pero no quiere volver con ellos. Prefiere quedarse con los Shibata. Lentamente comienza a ser parte de la familia e incluso recibe un nuevo nombre: Lin.
“Manbiki kazoku”, su título original, resultó ganadora de la Palma de Oro a la Mejor Película en el Festival de Cannes del año 2018. Y méritos tiene en abundancia. Es un relato íntimo, pausado, cuyo centro son los vínculos. Lo vemos en la familia, en cómo se relacionan y la forma cómo enfrentan la vida. La información sobre cada uno de ellos la vamos descubriendo mientras avanza la historia. Podemos incluso confundirnos, pero lo que no dejamos de observar en ningún momento es el sentido de protección que existe entre ellos. Se cobijan, se cuidan, se quieren.
La cinta profundiza también en numerosos valores y en lo que sucede cuando son transgredidos. En un comienzo pueden parecer transgresiones menores, pequeños robos hormigas, algunas mentiras, etc. Incluso el padre le enseña a Shota que “está bien robar cosas que aun no han sido vendidas, ya que no le pertenecen a nadie”. Shota asiente, obediente, pero algo interno le dice que aquello no es correcto. Lin se suma, con su inocencia y corta edad, lo que genera aun más dudas en Shota.
Los miembros de esta familia -tal vez como muchas- esconden secretos. La cinta solo los deja al descubierto cuando ya estamos sobre el desenlace y tal vez por ello nos toma de sorpresa. Su último cuarto es revelador y nos amplía el sentido profundo del relato que hemos observado.
“Un asunto de familia” es conmovedora. Gran parte de sus aciertos tienen que ver con sus actuaciones naturales. Cada uno de los personajes posee una construcción depurada, simple por fuera y tremendamente compleja en su interior. Las miradas son ventanas al interior del alma, donde atisbamos la profundidad de la vida que representan. La dirección de Hirokazu Koreeda es sensible y pura. Los lugares en los que ubica la cámara son especiales, ángulos precisos -y también hermosos- para que podamos observar de cerca este drama existencial. El ritmo que imprime es poético y también, por momentos, lleno de efervescencia. Hay escenas que recordaremos porque nos llegan directo, sumado a algunos exquisitos detalles de la partitura escrita por Haruomi Hosono.
Qué difícil es verse enfrentados a colisiones de valores como las que representa esta obra. Cuando vemos una transgresión y al mismo tiempo un profundo amor, es imposible no sentirnos cuestionados. ¿Aceptamos lo que nos es correcto en aras de un bien mayor? ¿Prima la compasión al ser interpelados por una realidad que se cuela en nuestras fibras íntimas? La película logra que empaticemos con sus protagonistas, nos lleva a su realidad, nos comparte sus sufrimientos y también nos hace parte de sus momentos felices. El metraje seduce, logra que bajemos ciertas barreras de contención y nos involucremos emocionalmente. Luego viene decantar la experiencia, revisar lo que sentimos en retrospectiva. Este cine de autor, profundo y comprometido, nos envuelve en su manto y nos transmite con fuerza su esencia. Al finalizar, ya no somos los mismos, nos hemos visto transformados de la mano de una historia guiada magistralmente por su autor.
Ficha técnica
Título original: Manbiki kazoku (Shoplifters)
Año: 2018
Duración: 121 minutos
País: Japón
Productora: AOI Promotion, Fuji TV, Gaga Communications Inc
Género: Drama | Pobreza. Familia
Guion: Hirokazu Koreeda
Música: Haruomi Hosono
Fotografía: Ryûto Kondô
Reparto: Kirin Kiki, Sôsuke Ikematsu, Lily Franky, Moemi Katayama, Sakura Ando, Mayu Matsuoka
Dirección: Hirokazu Koreeda
viernes, 11 de septiembre de 2020
Almacenados
Basada en la obra de teatro homónima estrenada el año 2004 en el Palacio Valdés de Avilés, “Almacenados” presenta a dos seres humanos en puntos extremos: el señor Lino -José Carlos Ruiz-, encargado de una bodega hace 39 años, a punto de jubilar, y Nin -Hoze Meléndez-, un joven que llega para ser su sustituto. La vieja bodega es amplia sin embargo está vacía. El señor Lino mantiene un estricto orden y cumple ceremoniosamente una rutina que de forma lenta y rigurosa va traspasando a Nin. La cinta comienza un lunes y son cinco las jornadas laborales que ambos compartirán hasta el viernes, último día de trabajo del señor Lino antes de su retiro.
Escrita por el dramaturgo español David Desola, el guion de esta cinta también es de su autoría. Originalmente llamado “Estamos, estamos”, el relato es una reflexión profunda sobre la cultura del trabajo. Sus elementos son minimalistas y llama la atención el trasfondo que subyace tras la narración. La presencia de estas dos generaciones tan diferentes parecen contrapuntos difíciles de encuadrar. La necesidad de empleo que tiene el joven Nin y el cuidado que el señor Lino prodiga a su puesto no se oponen, se cruzan. Desola logra eficacia gracias a los detalles, a la atención puesta en aquellas rutinas, aparentemente insignificantes, que adquieren una mayor proporción a medida que nos internamos en la historia.
El guion es interesante. La tensión que se provoca entre ambos hombres es innegable. Por un lado el señor Lino protege y mantiene aquello que está acostumbrado a hacer y Nin le descoloca, rompe cualquier esquema, resulta disruptivo. Pero esto no es grandilocuente, es simple y sencillo, coloquial y cotidiano. Asoma en el señor Lino el riesgo, emerge el temor. Por su parte, Nin va comprendiendo a su interlocutor y trata de aceptarlo con respeto. Trata de acercarse al señor Lino, ambos se acercan, ambos cambian.
El director Jack Zagha Kababie da forma a un relato que se sostiene en dos excelentes actores. Sin estridencias, su cometido está impregnado de sentimientos y contradicciones. La fuerza de sus actuaciones radica en la sencillez, en lo que dejan traslucir y en lo que deben contener internamente. Mucho lenguaje no verbal está presente, el metraje no tiene prisa, la calma abunda, sin embargo la tensión se prolonga sin ceder.
La cinta tiene un tratamiento sutil. Su lenguaje de miradas, movimientos y gestos, dan forma a un guion agudo e incisivo. Observamos poco texto, es suficiente. El mayor desarrollo está en las metáforas: padre, hijo; experiencia, juventud; vida recorrida y por recorrer. El cuestionamiento al sentido del trabajo o más bien al “no trabajo” o trabajo sin sentido, es profundo. Incluye, por supuesto, el término de algún tipo de labor junto a otras que ya se encuentran en vías de extinción. Las preguntas quedan flotando y la obra no ensaya respuestas. Interpela, interroga, desafía. Surgen nuevas metáforas; las hormigas y su recorrido, la lluvia que se cuela en las goteras del galpón, la soledad; el vacío del lugar y el de la propia vida.
“Almacenados” es una obra de teatro llevada al cine. Adopta el lenguaje audiovisual de forma natural. La cámara hace un excelente trabajo al conducirnos por detalles que podrían pasar inadvertidos. Adquiere relevancia lo que no se dice en forma explícita, aquello que extraemos de lo que observamos en pantalla. El desafío es completar nosotros la película, rellenar los espacios e interpretar sus símbolos que incluyen más de alguna denuncia. ¡Muy recomendable!
Ficha técnica
Título original: Almacenados
Año: 2015
Duración: 93 minutos
País: México
Productora: Avanti Pictures, Producciones Chonchas, Zensky Cine
Género: Comedia. Drama | Trabajo/empleo
Guion: David Desola (Obra: David Desola)
Música: Andrés Sánchez
Fotografía: Claudio Rocha
Reparto: Hoze Meléndez, José Carlos Ruiz
Dirección: Jack Zagha Kababie
jueves, 10 de septiembre de 2020
Increíble pero falso (La invención de la mentira)
Una cita fallida con Anna McDoogles -Jennifer Garner- pesa aun más en el protagonista. Ella le dice abiertamente que por su apariencia y situación económica no le resulta atractivo. Entonces, sin trabajo y sin posibilidades con la mujer de sus sueños, parece que no hay nada más que hacer. Pero algo sucede producto de esta desesperada condición. Mark miente por primera vez, algo absolutamente impensado e imprevisto para esta sociedad. Se constituye así la primera mentira, el momento fundante. Claro, el problema no es solo esta inesperada acción de Mark, es que a él le creen. Se abre una ventana y el protagonista la aprovecha a su favor. La situación se complica aun más cuando Mark acompaña a su madre moribunda y siente su voz expresando profundo miedo porque cree que irá a un lugar vacío, sin nada. Esta idea lo impulsa a inventar una mentira extraordinaria, su madre se siente así más tranquila, incluso feliz, cierra sus ojos y muere en paz. El relato que es escuchado por el personal del hospital, se difunde rápidamente, crece como bola de nieve y luego resulta inmanejable.
Esta cinta escrita y dirigida por Ricky Gervais y Matthew Robinson se inserta en el género de comedia. El ambiente que genera es también especial porque, aunque saca alguna sonrisa, el guion se orienta más hacia el drama. Este hombre perdedor, que le va mal, que no consigue ningún tipo de éxito, presenta un escenario francamente deprimente. ¿Empatizamos con él? Tal vez y solo en un comienzo, porque luego que empieza la seguidilla interminable de mentiras, la premisa se desvanece y surge la mayor liviandad del relato.
Lo rescatable de esta cinta es su idea central, lo que surge sobre la verdad y la honestidad. Acá hay algo para analizar porque la sentencia señala que en este mundo fantástico no existe la mentira. Es cierto, nadie miente, pero está súper exagerado el otro punto, decirlo todo aunque no se pregunte la opinión. Este exceso de verdad, una especie de volcán de sinceridad, trae consecuencias. Y aquí le concedo un punto porque desde un concepto elaborado de manera ridícula y tal vez absurda, podemos sacar algunas lecciones.
“The Invention of Lying” quizá funcione como moraleja. En nuestras relaciones sociales y personales sabemos que existen límites. Los valores son importantes y el respeto a ellos debería ser algo intransable. Mentir es incorrecto, lo sabemos. Y tal vez ocultar algo, o no decirlo, también es una forma de mentir. Omitir sería, entonces, otro tipo de mentira. Pero a veces es necesario cuidar las consecuencias de lo que decimos directamente porque podemos herir. No es sencillo el dilema entre forma y fondo. Buscar asertividad, adecuadamente y cuidando el respeto de los valores principales es el desafío, más aún en tiempos en que la diversidad se ve amenazada por la intolerancia y polarización. Verlo exageradamente puede resultar burdo, incluso una tomadura de pelo, sin embargo ayuda a reflexionar sobre lo que es “políticamente correcto” o acertado. Este es el valor que emerge de este relato que, a pesar de sus limitaciones, resulta entretenido.
Ficha técnica
Título original: The Invention of Lying
Año: 2009
Duración: 100 minutos
País Estados Unidos
Productora: Warner Bros., Lin Pictures, Lynda Obst Productions, Media Rights Capital (MRC), Radar Pictures, Wintergreen Productions
Género: Comedia. Fantástico
Guion: Ricky Gervais, Matthew Robinson
Música: Tim Atack
Fotografía: Tim Suhrstedt
Reparto: Ricky Gervais, Jennifer Garner, Rob Lowe, Jonah Hill, Louis C.K., Jeffrey Tambor, Fionnula Flanagan, Tina Fey, Jason Bateman, Martin Starr, Christopher Guest, Jimmi Simpson, Edward Norton, Philip Seymour Hoffman, Stephanie March (Voz: Patrick Stewart)
Dirección: Ricky Gervais, Matthew Robinson
miércoles, 9 de septiembre de 2020
Proyecto Power
Nueva Orleans, el crimen aumenta, hay una nueva droga en el mercado. Una píldora seduce porque otorga un súper poder por cinco minutos. Suena genial pero… ¿de qué se trata? ¿Qué poder se obtiene de esta nueva y sofisticada sustancia? No se sabe hasta que se consume. Además, la nueva píldora tiene ingeniería electrónica. Se activa antes y su efecto puede ser incluso mortal. Este nuevo “Power” es el centro de un relato que tiene al policía Frank Shaver -Joseph Gordon-Levitt- y al ex soldado Art -Jamie Foxx-, tras los responsables de su confección y venta. El nexo entre ellos es Robin -Dominique Fishback-, una joven estudiante, amante del rap, que trafica las píldoras en las calles de la ciudad.
La idea original de la cinta es interesante. ¿Quién no ha soñado con tener un poder especial aunque sea por solo cinco minutos? Invisibilidad, una piel a prueba de balas, una fuerza superior. Supongo que hay drogas que deben hacer sentir cosas parecidas y por eso la creación de una píldora poderosa puede ser una ambición compartida por muchos. El poder que genera pasa rápidamente a tener un compromiso mayor. Ya no es solo individual, también es grupal. No solo significa dinero, sino también la más amplia dimensión de la palabra poder.
El problema con “Project Power” no es su premisa sino su narración. Y si agregamos un elenco encabezado por dos actores de la talla de Jamie Foxx y Joseph Gordon-Levitt, también hay algo en su elaboración. Una buena idea debe tener un piso de sustentación, algo que provoque intriga, que enlace la historia y que, visible o tal vez oculto, permita que la originalidad se despliegue. Aquello está algo ausente en esta cinta dirigida por Henry Joost y Ariel Schulman. En específico creo que el guion carece de profundidad pues se dispersa con facilidad y resulta un poco anodino.
No obstante lo descrito, “Proyecto Power” es entretenida. Las escenas de acción emergen bien y la producción luce atractiva. Tal vez baste para estos tiempos en que necesitamos que la mente se vaya de las cosas serias que estamos viviendo. Es posible. Sin embargo, ante proyectos de esta envergadura, debemos ser más exigentes, sobre todo si generan expectativas y se rodean de una publicidad importante. Reitero que la película funciona pero deja la sensación que podría haber sido mejor, que desaprovecha una oportunidad. Pero es bueno variar y ver de todo un poco. Así podemos afinar el paladar y disfrutar de estilos distintos y propuestas diferentes. En este caso me quedo con lo básico, con los cinco minutos de un determinado poder, aunque la elaboración de la película esté más lejos de nuestros deseos. En fin, como diría un amigo muy querido, es lo que hay.
Ficha técnica
Título original: Project Power
Año: 2020
Duración: 113 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Distribuida por Netflix. Netflix, Screen Arcade
Género: Ciencia ficción. Acción | Crimen. Drogas
Guion: Mattson Tomlin
Música: Joseph Trapanese
Fotografía: Michael Simmonds
Reparto: Jamie Foxx, Joseph Gordon-Levitt, Dominique Fishback, Machine Gun Kelly, Jim Klock, Rodrigo Santoro, Mike Seal, Courtney B. Vance, Amy Landecker, Azhar Khan, Michelle Torres, Allen Maldonado, Tait Fletcher, Yoshua Sudarso, Casey Neistat, Kyanna Simone Simpson, Andrene Ward-Hammond, C.J. LeBlanc, Christopher Winchester, Theodus Crane, Rose Bianco, Chip Carriere, Luke Hawx, Joseph Poliquin, Peter Jaymes Jr., Kim Baptiste, CG Lewis, Cory DeMeyers, Sam Malone, Toney Chapman Steele, Michael Wozniak, Justin Carmouche, Kaleb Williams, Eric Scarabin, Gordon Dexheimer, Aaron Mitchell, Mike R. Moreau
Dirección: Henry Joost, Ariel Schulman
martes, 8 de septiembre de 2020
Profesores al ataque
Disponible en Netflix.
Me llamó la atención este estreno de Netflix por ser una película procedente de Indonesia. Me aventuré a verla como una oportunidad de conocer una factura diferente a lo habitual. ¿Resultó la experiencia? Veamos.
En un pueblo rural vive Taat Pribadi -Gading Marten-. Desde el inicio nos confía que le gusta el dinero, odia a los maestros y no se siente a gusto en su hogar. Los primeros minutos de la cinta nos muestran al protagonista en su intento por mudarse a la gran ciudad, realizar cualquier oficio, a toda costa, para vivir allí. Sin embargo, todo el sacrificio no resulta y debe regresar. Como quiere ganar dinero, necesita un trabajo. Para aspirar a un empleo que le llama la atención, le exigen un contrato… ¡de profesor!
Taat se enfrenta a lo que más odia. Postula a un puesto de maestro suplente en la misma escuela donde enseña su padre. Es lo que menos quiere, la distancia con su progenitor es enorme, hay una historia no resuelta, pero ni modo, debe hacerlo, aunque le incentiva también la presencia de Rahayu -Faradina Mufti-, una joven administrativa y profesora del colegio. Sin experiencia docente, comienza a impartir clases de dudosa calidad hasta que un robo cambia el curso de los hechos. Una banda se introduce en la biblioteca escolar y se lleva, pese a los esfuerzos por evitarlo, todo el dinero destinado al pago de los sueldos de todos los profesores. Taat asume ahora la misión de conocer la verdad y recuperar el dinero. ¿Lo conseguirá?
La cinta es una comedia. Funciona por momentos y arranca algunas sonrisas. Lo que esperaba diferente constituye mi primera decepción. A pesar de situarse en una cultura distinta, los códigos son similares a lo común en la confección de su relato. El carisma del protagonista se luce aunque su actuar es parecido a otros actores en papeles similares. Y no está mal, reitero que funciona por momentos. Incluso, este humor simple, con histrionismo y fórmulas conocidas, resulta entretenido de seguir.
La cinta transcurre según lo esperado. Esboza críticas a la educación en Indonesia sin profundizar demasiado. ¿Cómo alguien sin experiencia puede enseñar historia? Es cierto, es para la película, pero algo de verdad podría haber. Taat, además, está acostumbrado a decir ciertas mentiras para conseguir sus objetivos, pero es simpático, cae bien, por lo tanto avanza, aunque es evidente que tiene un flanco fácilmente vulnerable.
Cuando la cinta quiere transformarse en fábula y llegar a la moraleja, es demasiado tarde. No se siente real y más bien queda forzado. Lo aborda desde un tema profundo que es la vocación de enseñar, lo refleja el padre de Taat, admirado, querido y respetado por sus alumnos cuando ya está próximo a jubilar. Pero acá, la comedia no alcanza a convencer. Como los disparos al aire han sido abundantes, un acierto en el blanco resulta casual. Aun así, aunque no funcione el mensaje final, rescato el intento. Entretiene y al menos deja entrever algo distinto, a pesar que el epílogo sea fácil de aventurar.
Ficha técnica
Título original: Guru-Guru Gokil
Año: 2020
Duración: 101 minutos
País: Indonesia
Productora: Distribuida por Netflix. Base Entertainment
Género: Comedia. Drama
Guion: Rahabi Mandra, Dian Sastrowardoyo, Tanya Yuson
Reparto: Gading Marten, Boris Bokir, Kevin Ardilova, Ibnu Jamil, Shakira Jasmine, Faradina Mufti, Nikandro Mailangkay, Dian Sastrowardoyo, Arswendi Nasution, Asri Welas, Kiki Narendra
Dirección: Sammaria Simanjuntak