martes, 16 de junio de 2009

Joshua Bell: Teatro Oriente, lunes 15 de Junio 2009

Pocas veces tenemos la suerte de tener en Chile a un violinista de primera línea como Joshua Bell. Acompañado por el pianista Frederic Chiu, Bell ofreció un concierto lleno de emociones y de mágicas sonoridades.

En la primera parte escuchamos la Sonata No 4 para violín y piano de L.V.Beethoven. En esta sonata, de forma muy clásica, ambos instrumentos juegan constantemente al intercambio de solos y acompañamientos, mostrando una gran frescura que ambos intérpretes imprimieron adecuadamente a la partitura. Prosiguió el concierto con la Sonata No3 en re menor para piano y violín de J. Brahms. Hago especial mención del título, pues en esta sonata es el piano quien deja de ser un acompañante para tomar un papel protagónico durante toda la obra. Claramente, y por la complejidad de la composición, la dificultad interpretativa es mayor. Por esta razón, y en especial en esta obra, se notó una clara diferencia en el volumen e intensidad entre el piano y el violín. Fuera de cierta dureza en el toque y de un volumen algo mayor al adecuado, el pianista Frederic Chiu no pareció totalmente cómodo y ello implicó algo de tensión adicional a la interpretación. Joshua Bell en lo suyo, lleno de expresión, movimientos corporales y sutilezas que dan mucha vida y vigor a su presentación, las que sin embargo en ocasiones, pueden distraer en algo el brillante desempeño sonoro.

En la segunda parte, escuchamos el Concierto para violín y piano en re menor de F. Mendelssohn. Los mismos intérpretes, en esta ocasión acompañados por la Orquesta de Cámara de Chile del Consejo de La Cultura y Las Artes dirigida por el maestro Rodolfo Fischer. En esta brillante obra, ambos músicos dieron rienda suelta a su virtuosismo con pasajes ejecutados en forma clara y demostrando una solidez madura que provocó una calurosa ovación del público asistente que repletó el Teatro Oriente. La orquesta supo estar a la altura, excelentemente conducida por Fischer, exceptuando algunos mínimos problemas de afinación de maderas y bronces y un sonido algo apretado de las cuerdas.

Un concierto redondo que tuvo de regalo - como bis - un tema con variaciones sobre una canción muy popular, donde Joshua Bell encandiló a los presentes con muchos efectos y recursos virtuosos, demostrando una vez más la fama que durante todos estos años le ha llevado a alcanzar un nombre entre los principales violinistas de la actualidad.

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