viernes, 19 de diciembre de 2025

Avatar: Fuego y Ceniza

Es cierto. La novedad de “Avatar” se ha ido perdiendo con el paso del tiempo, sin embargo, lo que sí perdura es que no deja de ser una experiencia cinematográfica increíble. Esta es la tercera entrega y, condicionadas naturalmente al éxito comercial, pueden venir dos más. ¿Qué tenemos en “Fuego y Ceniza”? Veamos.

Jake -Sam Worthington- y Neytiri -Zoe Saldaña- aún viven el duelo por la pérdida de su hijo Neteyam. Insertos en el clan Metkayina, la familia ha encontrado su hogar. Están ocultos ante amenazas externas, sin sobresaltos, una rutina típica, apacible y aparentemente libre de problemas. Pero sabemos que la tranquilidad no dura demasiado. Jake sigue siendo buscado intensamente por las fuerzas colonizadoras y se ha convertido en el objetivo principal del coronel Quaritch -Stephen Lang-. Conscientes de la dificultad que representa la condición de su hijo adoptivo Spider -Jack Champion-, Jake y Neytiri han decidido alejarlo del lugar, como una opción triste pero realista. No pueden preocuparse permanentemente por las máscaras que le permiten respirar, algo que se transformará tarde o temprano en una difícil.

Así las cosas, emprenden una larga travesía para llevar a Spider a buen recaudo, sin imaginar que el camino les deparará sorpresas con devastadoras consecuencias. Ya no solo se trata del implacable poder militar, que avanza sin dar tregua al planeta. Surge ahora una nueva amenaza, el clan Mangkwan liderado por la guerrera Varang -Oona Chaplin-, un pueblo endurecido por grandes dificultades y que recurre a la violencia como principal recurso de supervivencia.

La historia en esta tercera parte es más difusa que en las anteriores. O dicho de otra forma, el argumento principal se divide en demasiadas aristas que provocan pérdida de foco y una sensación “descafeinada”. De todas maneras, la trama usa la venganza como principal motivación, junto con una desmedida ambición de poder y un espíritu colonizador -aniquilador, más bien-, totalmente fuera de control. Como contraparte, el pueblo Na’vi se refugia en su gran conexión con la naturaleza. El poder de Eywa, esa “madre tierra” creadora y omnipresente, surge como contrapeso ante lo que parece imposible de detener, un espíritu generoso, protector de su pueblo y de sus familias.

James Cameron nuevamente nos sumerge en un mundo impresionante, un mundo donde la maldad es presentada como algo intrínseco y la violencia como una respuesta justificada de protección. ¡Pero cuidado! Este es un terreno peligroso, porque sobre la violencia sabemos cuándo comienza pero no sabemos dónde termina, por lo que validarla es un arma de doble filo. En el planeta Pandora, todo es amenaza. Transitar de un lugar a otro es un riesgo, quedarse quieto también. Nada es seguro. Los peligros están siempre encima y, al parecer, la única forma es vivir en permanente estado de alerta. Los conflictos son permanentes y su resolución es siempre la misma: grandes peleas y épicas batallas.

Si bien la historia tiene un comportamiento similar a sus predecesoras, lo que avanza en forma exponencial es la producción y los efectos especiales. Es un lujo, y no exagero, ver esta película en formato 3D y en una sala IMAX. De verdad, uno se sumerge en ella. La sensación es lo que se espera, uno pasa a ser parte de la película, en una inmersión de la que cuesta disociarse. La imagen es vibrante y el sonido envolvente. Constituye una experiencia por donde se la mire, de aquellas que reafirman que ver una película en el cine no tiene punto de comparación.

“Avatar: Fuego y Ceniza” dura la friolera de tres horas con quince minutos. Es muy larga, sí, pero vale la pena. No voy a decir que pasan volando, pero se justifican, por más que uno pueda discrepar de algunas decisiones respecto a la edición y el montaje. Más allá de su portentosa cinematografía, los mensajes que expone son bastante simples, aunque no por ello menos importantes. La cinta pone de relieve la necesidad de enfrentar las dificultades en forma conjunta; destaca de manera clara a la familia como pilar fundamental; y profundiza la importancia del ejemplo de los mayores en el surgimiento de los liderazgos juveniles.

James Cameron y su saga de “Avatar” tampoco escatiman en valores. Vemos una gran dosis de valentía y resiliencia junto a ejemplos notables de solidaridad y entrega. También está presente el arrepentimiento y el perdón como forma de sanar heridas, destacando sobre todo la unidad y el amor como pilares fundamentales.

En conclusión, “Avatar: Fuego y Ceniza” es una película imperdible en el cine. Una experiencia inmersiva que no se puede dejar pasar, estéticamente fascinante y con un altísimo nivel de tecnología al servicio de un relato -puntos más, puntos menos- atractivo y entretenido.

Ficha técnica

Título original: Avatar: Fire and Ash
Año: 2025
Duración: 195 minutos
País: Estados Unidos
Compañías: 20th Century Studios, TSG Entertainment, Lightstorm Entertainment. Productor: James Cameron. Distribuidora: Walt Disney Pictures
Género: Ciencia ficción. Aventuras | Secuela. Cine épico. 3-D
Guion: James Cameron, Rick Jaffa, Amanda Silver. Personaje: James Cameron
Música: Simon Franglen
Fotografía: Russell Carpenter
Reparto: Sam Worthington, Zoe Saldaña, Oona Chaplin, Sigourney Weaver, Stephen Lang, Kate Winslet
Dirección: James Cameron 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay lugares en Chile que son como el planeta Pandora. Es peligroso moverse, pero también quedarse quieto. Muchas gracias, haré caso y la iré a ver en una sala mejor y buscaré esa experiencia envolvente. Saludos Felipe.