sábado, 9 de agosto de 2008

Concierto XIV Orquesta Sinfónica de Chile

En primer lugar escuchamos la Sinfonía 1 de Gustavo Becerra. En esta obra llena de colores destaca muy poderosamente el trabajo de las cuerdas. Timbres muy certeros brindan un excelente piso para el desarrollo de los solos instrumentales. Al no ser una obra fácil, dadas las dificultades rítmicas presentadas, podemos observar el buen trabajo de preparación efectuado por el maestro Valdés. Ataques precisos y una lograda línea conductiva dan cuenta de dicho trabajo, logrando una unidad muy interesante.

En segundo lugar escuchamos una Suite del Amor Brujo, de Manuel de Falla. Interesante versión, con un participar aire español dado por la sonoridad y la intensión lograda por la orquesta. Destacan los cambios de tiempo y acentuación, los acelerandos muy precisos y una gama de colores muy bien ejecutados.

En la segunda parte escuchamos la Sinfonía Número 6 de L. V. Beethoven. La "Pastoral" es una de las Sinfonías más llamativas de Beethoven. Podríamos decir que es un primer paso a la música descriptiva y por ello tiene una fluidez especial, tanto en el ritmo cono melódicamente.

En esta versión del maestro Valdés al frente de la Sinfónica de Chile, podemos destacar el logro de una sonoridad amplia, con fuerte base. Tal vez el detalle a analizar es el tempo de la obra. A mi parecer, y tomando en cuenta las siempre pésimas condiciones acústicas del Teatro Baquedano, sentí siempre una clara ansiedad y apuro. Frases sin resolver del todo y la búsqueda de una necesaria calma, tanto en el primer, segundo y quinto movimiento, son elementos importantes que no sentí resueltos en la velada del viernes.

La orquesta, en un excelente nivel, respondió al los requerimientos del maestro. Las maderas se vieron en extremo afiatadas, dejando a los bronces en una situación de desventaja. Cornos y trombones especialmente, dejaban ver una cierta pesadez en sus intervenciones. Las trompetas, en contrario, fueron gran apoyo, livianas y precisas en todo momento. El timbal, certero rítmicamente, mas carente de un mayor comproniso se diluyó en su principal soli del 4 movimiento.

Sólida versión, limpia y emotiva, fue este segundo reencuentro del maestro Valdés con la sinfónica y un público que aplaudió largamente a los intérpretes.

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