Actualizar un clásico es complejo. Aun así, el director Robert Eggers se atreve a emprender el desafío de versionar la icónica película muda de F.W. Murnau, producida en 1922, y al mismo tiempo, adaptar el texto original del libro “Drácula”, escrito el año 1897 por Bram Stoker. ¿Por qué resulta tan especial esta tarea? Quizá por las innumerables versiones que existen del famoso conde, pero también porque todos nosotros, de alguna u otra manera, lo tenemos presente en nuestro inconsciente cuando pensamos en alguna historia sobre vampiros.
Corre el año 1838, y la recién casada Ellen Hutter -Lily-Rose Depp-, vive en Wisborg, Alemania, con su marido, el agente inmobiliario Thomas Hutter -Nicholas Hoult-. Thomas, que quiere agradar y complacer a su jefe, no duda en sacrificar la comodidad familiar para concretar un buen negocio: vender un Castillo en ruinas a un afamado conde que habita en las montañas de los Cárpatos de Transilvania. Lo que el joven Hutter desconoce es que entre su jefe, Herr Knock -Simon McBurney-, y el misterioso conde Orlok -Bill Skarsgård-, existe un pacto secreto que involucra a su joven esposa.
Robert Eggers conduce este relato con pulso firme y una estética que llama poderosamente la atención. La cámara, oscura y sombría, no se aparta de un modelo que es seguido al pie de la letra. El universo creado por la fotografía de Jarin Blaschke es espléndido, porque los efectos especiales fluyen en forma natural, nada resulta forzado o sobreexpuesto.
En esta versión, es mucho más lo que imaginamos y lo que esperamos ansiosamente, que aquello que efectivamente vemos finalmente en la pantalla. Es un juego de ansiedades, donde lo oculto predomina en un trayecto de sensaciones que se sumerge al interior de parajes característicos. Colabora con lo anterior el ambiente que genera la excelente partitura de Robin Carolan. Usando recursos sinfónicos alternados con pasajes de música de cámara, la banda sonora no solo adorna el relato, sino que resulta fundamental para producir inquietud, una tensión que va creciendo conforme pasan los minutos y los vitales encuentros se tornan inevitables.
El elenco, liderado por Bill Skarsgård, resulta muy convincente. Cada uno de los personajes, con su rol, siguen atentamente el plan de ruta de Eggers, sin extremar recursos, y ciertamente conscientes que el suspenso es mucho más importante que cualquier escena explícita. De hecho existen, pero las más crudas aparecen bastante tarde, cuando ya hemos recorrido un buen trecho y el terreno está listo para cosechar los frutos de un metraje que se cocina a fuego lento.
Largamente esperada, “Nosferatu” es una cinta tanto para los amantes del género como para los menos iniciados en historias vampirescas. Es que, además de los mitos, hay mucho contenido respecto a los orígenes del Conde Drácula, sobre todo lo gótico de sus raíces. En enlace con otras artes, como la pintura, la escultura y un vasto material literario, es la forma la que cobra protagonismo y supera con creces cualquier argumento racional. Se trata de percepciones, emociones y sensaciones que se transmiten a través de luces y sombras que solo permiten deducir elementos, mas no estar seguro de ninguno de ellos. Esto es lo que consigue Robert Eggers, sumergirnos en una atmósfera cargada de subjetividad y que finalmente no solo confirma nuestras sospechas sino que las incrementa exponencialmente.
Ficha técnica
Título original: Nosferatu
Año: 2024
Duración: 132 minutos
País: Estados Unidos
Compañías: Focus Features, Stillking Films, Studio 8. Distribuidora: Focus Features
Género: Terror | Vampiros. Siglo XIX. Remake
Guion: Robert Eggers. Libro: Bram Stoker
Música: Robin Carolan
Fotografía: Jarin Blaschke
Reparto: Bill Skarsgård, Nicholas Hoult, Lily-Rose Depp, Aaron Taylor-Johnson, Emma Corrin, Ralph Ineson, Simon McBurney, and Willem Dafoe
Dirección: Robert Eggers
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