Julián -Ricardo Darín- y Nicolás -Jérémie Renier- son dos sacerdotes instalados en una barrio marginal de Buenos Aires. Allí, en una población extrema, se encuentra un hospital a medio hacer, un verdadero "Elefante Blanco", que acoge a personas olvidadas de la sociedad que están en permanente conflicto producto de la droga, las pandillas, el crimen y la miseria.
Los problemas del barrio, enfrentados siempre con entereza por los sacerdotes y por Luciana -Martina Gusman-, una joven apasionada por la ayuda social, parecen crecer cada día, sobre todo por los continuos enfrentamientos con la policía y por una marginalidad extrema expresada en los más variados detalles de forma y fondo. Trapero filma con mucho cuidado todo esto. Desde la extensa introducción, sin texto y solo iluminada por imágenes y música, hasta el día a día oscuro, aparentemente sin salida y donde la esperanza es escasamente la supervivencia.
Las cámaras nos hacen estar dentro de la población y acompañar a los sacerdotes en su labor pastoral diaria. La cinta rinde un homenaje al padre Carlos Múgica, asesinado en 1974 en la parroquia Cristo Obrero, fundada por él mismo, y con ello a todos los sacerdotes que hacen de su servicio pastoral la ayuda a los más desposeídos de la sociedad.
Los conflictos presentes alcanzan también a los sacerdotes. El sentido de su labor, la natural necesidad de afecto y reconocimiento, la difícil relación con la jerarquía de la Iglesia plantean interrogantes que la cinta va develando con el correr del metraje, en algunos casos muy bien logrados y en otros dejando abiertas las respuestas. La entereza moral y dedicación de Julián se contrasta con indefiniciones y dudas de Nicolás, produciendo una fuerte tensión dramática durante toda la película.
Así y todo, el director logra entregar un mensaje de esperanza a través de la descarnada muestra de una realidad que en ocasiones no queremos ver o conocer. Este mundo marginal posee valores arraigados. La solidaridad entre quienes conviven es a toda prueba, incluso por sobre el permanente temor a ser víctimas de la salud, del crimen o del hambre. El amor se abre paso a raudales, en especial el amor por las personas que más sufren, testigos vivos del apostolado de estos sacerdotes en condiciones donde peligra la dignidad del ser humano.
"Elefante Blanco" es una película para reflexionar, muy tensa y bastante amarga. Nos muestra sin tapujos que la realidad poblacional es cruda y que gracias a la vocación de servicio de tantas personas, muchas veces anónimas, aún existe la esperanza de un futuro mejor.
Ficha técnica
Dirección y guión: Pablo Trapero
Países: Argentina y España.
Año: 2012.
Género: Drama.
Actores: Ricardo Darín (Julián), Jérémie Rénier (Nicolás), Martina Gusman (Luciana). Guion: Alejandro Fadel, Martín Mauregui, Santiago Mitre y Pablo Trapero.
Producción: Alejandro Cacetta, Pablo Trapero, Juan Gordon, Juan Vera y Juan Pablo Galli.
Música: Michael Nyman.
Fotografía: Guillermo Nieto.
Montaje: Pablo Trapero y Nacho Ruiz Capillas.
Dirección artística: Juan Pedro Gaspar.
Vestuario: Marisa Urruti.
Distribuidora: Alta Classics.
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