Segunda parte de la trilogía "Maze Runner", esta cinta ubica a Thomas y sus amigos a la salida del laberinto. Parece que los peligros ya han pasado, sin embargo la realidad dice algo diferente. La persecución continúa y no da tregua en al menos tres cuartos de la cinta.
La impresión que causa esta continuación de la saga de es que no nos movemos demasiado dentro de la historia. Parece un torbellino circular, donde no hay salida posible, donde los protagonistas dan vueltas y vueltas y no llegan a ninguna parte. La ausencia de relato, la excesiva violencia y acción demoledora durante gran parte del metraje, no da respiro y solo en el último cuarto podemos observar algo de historia, algo de relato que entrega movilidad en secuencia.
Tal como sucede en otras trilogías, razones comerciales seguramente inciden en lo plano de sus segundas entregas. Como si se debiera hacer una transición y dejar todo para el final. Como una suerte de pausa -que no es reflexiva ni se entiende demasiado- antes de la conclusión esperada.
Sin duda las expectativas que nos dejó la primera parte -bien construida y narrada- se diluyen y no alcanzan a dibujar lo que encontraremos próximamente. Es de esperar que la historia repunte, y si no es desde su propio relato, al menos desde el tratamiento que permite el cine y que aquello nos lleve a lo mágico del mundo de la pantalla grande, con movimiento y contenido que nos transporte y emocione. De otra forma, pasará a engrosar la larga lista de proyectos que pudieron ser y no fueron, que por desgracia abundan en nuestros días.
Ficha técnica
Título original: Maze Runner: The Scorch Trials
País: Estados Unidos
Año: 2015
Género: Ciencia ficción, Suspense, Acción
Duración: 131 minutos
Elenco: Dylan O'Brien, Aidan Gillen, Kaya Scodelario
Director: Wes Ball
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