Películas con intercambios de vida hay varias. Parece ser un sueño recurrente o una aspiración, pero indudablemente funciona en un solo sentido. Quien tiene una vida de sacrificios y compleja quisiera la vida del que, a su vista, no los tiene. A la inversa, claro, no se da. Sin embargo, para cambiar roles es indispensable que cada parte asuma el rol del otro y eso no siempre sucede.
En esta película pasa algo similar. Arj -Aziz Ansari-, una persona que sobrevive apenas y con mucho apuro, está a punto de tirar todo por la borda cuando un bondadoso ángel -Keanu Reeves-, que quiere hacer mucho más de lo que le es permitido, se propone salvar a Arj. Como no se le ocurre nada mejor, y a la vez quiere demostrarle que el dinero no hace la felicidad, mágicamente intercambia su vida con la de Jeff -Seth Rogen-, un acaudalado inversor de capital riesgo, quien lo acaba de despedir tras haberlo contratado como su asistente.
Aziz Ansari escribe, actúa y filma esta película. Es su debut en largometrajes, y gracias a su amistad con Seth Rogen, el proyecto se potencia. Lamentablemente, el problema radica en que en todo momento sabemos lo que vendrá después de una introducción que abarca casi un tercio de la cinta.
Es cierto, esta película, luego del intercambio de roles, da un giro y la imposibilidad de revertir el cambio enfoca el metraje hacia otro tipo de desarrollo, sin embargo esta construcción se diluye por una evidente falta de tensión.
La premisa de la historia es interesante porque Ansari quiere exponer una radiografía de temas actuales, donde la precaria situación económica de algunos trabajadores choca de frente con la riqueza ampulosa de empresarios e inversores. Claro, la diferencia es abismal y el guion no escatima esfuerzos en amplificarlo como si fuera una caja de resonancia. A la vista de quien no lo tiene, las comodidades y el lujo son solo una ilusión; en la otra vereda, las vidas esforzadas y sin mucha perspectiva son una realidad tan ajena y distante que parecen no existir. Dos mundos que no convergen, que no se tocan, salvo por situaciones como las que expone esta película y que las enfoca a modo de denuncia.
Si bien la historia proporciona un buen material inicial, algo sucede con el desarrollo. Son tantos temas que al final se deshojan. Algo falla a pesar de la simpatía de los personajes y el atractivo que representan los nombres de Rogen y Reeves. La película se siente limitada y un poco plana debido, quizá, a la presencia de múltiples conflictos y la falta de un nudo principal.
Poco más de una hora y media para un filme con pretensiones pero que se queda en el camino. Tiene buenos momentos que despiertan risas, sí, pero se esfuman rápido en un metraje que no levanta el vuelo y resulta bastante flojo.
Como distracción para un viaje o una tarde de streaming, está bien, pero tal vez no más que eso.
Ficha técnica
Título original: Good Fortune
Año: 2025
Duración: 98 minutos
País: Estados Unidos
Compañías: Lionsgate, Oh Brudder Productions. Productor: Aziz Ansari. Distribuidora: Lionsgate
Género: Comedia. Fantástico
Guion: Aziz Ansari
Música: Carter Burwell
Fotografía: Adam Newport-Berra
Reparto: Seth Rogen, Aziz Ansari, Keke Palmer, Sandra Oh, Keanu Reeves
Dirección: Aziz Ansari
viernes, 31 de octubre de 2025
lunes, 27 de octubre de 2025
Amores Materialistas
Ella trabaja en una agencia de citas que promete encontrar la pareja ideal. Él es un galán millonario que asiste al matrimonio de su hermano, un reciente caso de éxito de la agencia. Ella ha conseguido nueve enlaces durante sus años en Adore; él aún está soltero. Lucy conoce a Harry; Harry conoce a Lucy. Una vez más, el clásico “chica conoce chico”. Sin embargo, hay un elemento particular: John, el exnovio de Lucy, es parte del staff de servicio del matrimonio y ambos se encuentran en el evento. Resurgen la historia y las razones de su quiebre. ¿Cómo terminará este triángulo amoroso que se desarrolla en bellos parajes de la Gran Manzana?
La directora Celine Song escribe y dirige su segundo largometraje tras el reconocido “Vidas Pasadas”. Siguiendo un estilo similar, que mezcla intimidad y reflexión, Song se introduce en el mercado de las citas, un ámbito cubierto por un sinnúmero de aplicaciones, pero que también tiene espacio para exclusivas y personalizadas atenciones.
El encuadre funciona muy bien, porque entre el dinero y el lujo se mueve gran parte de la clientela que Lucy debe atender. La fiesta de matrimonio del comienzo es un ejemplo concreto y además un excelente escenario para mostrar la influencia que pueden tener las expectativas en el éxito o fracaso de una relación amorosa.
Unas breves imágenes de Lucy y John como novios, que evidencian sus diferencias y aspiraciones, entregan un barniz sobre las razones que quebraron su relación. Pero no solo eso, también marcan claramente el presente de ambos: ella, soltera y sin ánimo de emparejarse; él, aún sosteniendo, con muchas dificultades económicas, su sueño de ser actor.
En el presente, el interés de Harry por Lucy parece genuino. Qué mejor partido para ella, con dinero suficiente, un departamento soñado de seis millones de dólares en un exclusivo sector de Manhattan y dispuesto a complacerla en lo que ella siempre ha soñado. ¿Match perfecto o solo ensoñación?
Avanza el metraje y Celine Song incorpora otros elementos. En ella surgen dudas laborales debido a un incidente con una clienta y la pareja contactada, en contraste con la oportunidad amorosa que está iniciando. Emerge un conflicto interno en Lucy, lleno de tensiones complejas. ¿Qué razón de ser tiene su trabajo? Claramente no se encuentra en su mejor momento. Sus colegas consiguen éxitos y ahora es ella la que tiene un difícil periodo laboral. El problema de Sophie, su clienta, es bastante serio y aquello la desestabiliza desnudando totalmente sus vulnerabilidades. Pero con Harry todo parece ir viento en popa. ¿O no?
La película se sacude la modorra y avanza hacia lo esencial. Retoma el rumbo y plantea preguntas cruciales: ¿matrimonio por amor o solo negocio? Dudas importantes, porque en rigor el casarse es un contrato entre dos partes, muchas veces independiente de las razones que involucre interna y externamente. La reflexión de fondo se esboza lo suficiente para no cerrar la discusión y dejar abierto el debate, sin olvidar que esta es una comedia romántica y no un ensayo sobre las emociones.
El guion de la realizadora está bien arropado por sus capas estéticas que esconden, en su interior, valores fundamentales. En rigor, “Materialistas”, su título original, es una historia que habla de soledad, de expectativas, de protección y de confianzas. Song deja pronto al descubierto la intimidad de sus protagonistas, rasgos que cobran importancia con actuaciones naturales y convincentes del trío principal. Dakota Johnson, Chris Evans y Pedro Pascal se complementan y cada uno tiene un espacio reservado sin competir por destacar ni opacar al otro. Todo fluye en un metraje cuya conclusión puede inclinarse hacia cualquiera de las opciones que ofrece la trama.
¿Cómo se resuelve la historia? ¿Qué sucederá con Lucy, John y Harry? Aún, a diez minutos del final podemos sospecharlo pero no asegurarlo, y aquello es, en gran parte, mérito de la dirección.
“Amores Materialistas”: casi dos horas para un romance que posee más fondo de lo que aparenta. La anterior, “Vidas Pasadas”, dejó la vara alta, pero a esta nueva propuesta bien vale la pena darle una oportunidad.
Ficha técnica
Título original: Materialists
Año: 2025
Duración: 109 minutos
País: Estados Unidos
Compañías: A24, Killer Films, 2AM. Distribuidora: A24
Género: Romance. Drama. Comedia | Drama romántico. Comedia romántica
Guion: Celine Song
Música: Daniel Pemberton
Fotografía: Shabier Kirchner
Reparto: Dakota Johnson, Chris Evans, Pedro Pascal
Dirección: Celine Song
La directora Celine Song escribe y dirige su segundo largometraje tras el reconocido “Vidas Pasadas”. Siguiendo un estilo similar, que mezcla intimidad y reflexión, Song se introduce en el mercado de las citas, un ámbito cubierto por un sinnúmero de aplicaciones, pero que también tiene espacio para exclusivas y personalizadas atenciones.
El encuadre funciona muy bien, porque entre el dinero y el lujo se mueve gran parte de la clientela que Lucy debe atender. La fiesta de matrimonio del comienzo es un ejemplo concreto y además un excelente escenario para mostrar la influencia que pueden tener las expectativas en el éxito o fracaso de una relación amorosa.
Unas breves imágenes de Lucy y John como novios, que evidencian sus diferencias y aspiraciones, entregan un barniz sobre las razones que quebraron su relación. Pero no solo eso, también marcan claramente el presente de ambos: ella, soltera y sin ánimo de emparejarse; él, aún sosteniendo, con muchas dificultades económicas, su sueño de ser actor.
En el presente, el interés de Harry por Lucy parece genuino. Qué mejor partido para ella, con dinero suficiente, un departamento soñado de seis millones de dólares en un exclusivo sector de Manhattan y dispuesto a complacerla en lo que ella siempre ha soñado. ¿Match perfecto o solo ensoñación?
Avanza el metraje y Celine Song incorpora otros elementos. En ella surgen dudas laborales debido a un incidente con una clienta y la pareja contactada, en contraste con la oportunidad amorosa que está iniciando. Emerge un conflicto interno en Lucy, lleno de tensiones complejas. ¿Qué razón de ser tiene su trabajo? Claramente no se encuentra en su mejor momento. Sus colegas consiguen éxitos y ahora es ella la que tiene un difícil periodo laboral. El problema de Sophie, su clienta, es bastante serio y aquello la desestabiliza desnudando totalmente sus vulnerabilidades. Pero con Harry todo parece ir viento en popa. ¿O no?
La película se sacude la modorra y avanza hacia lo esencial. Retoma el rumbo y plantea preguntas cruciales: ¿matrimonio por amor o solo negocio? Dudas importantes, porque en rigor el casarse es un contrato entre dos partes, muchas veces independiente de las razones que involucre interna y externamente. La reflexión de fondo se esboza lo suficiente para no cerrar la discusión y dejar abierto el debate, sin olvidar que esta es una comedia romántica y no un ensayo sobre las emociones.
El guion de la realizadora está bien arropado por sus capas estéticas que esconden, en su interior, valores fundamentales. En rigor, “Materialistas”, su título original, es una historia que habla de soledad, de expectativas, de protección y de confianzas. Song deja pronto al descubierto la intimidad de sus protagonistas, rasgos que cobran importancia con actuaciones naturales y convincentes del trío principal. Dakota Johnson, Chris Evans y Pedro Pascal se complementan y cada uno tiene un espacio reservado sin competir por destacar ni opacar al otro. Todo fluye en un metraje cuya conclusión puede inclinarse hacia cualquiera de las opciones que ofrece la trama.
¿Cómo se resuelve la historia? ¿Qué sucederá con Lucy, John y Harry? Aún, a diez minutos del final podemos sospecharlo pero no asegurarlo, y aquello es, en gran parte, mérito de la dirección.
“Amores Materialistas”: casi dos horas para un romance que posee más fondo de lo que aparenta. La anterior, “Vidas Pasadas”, dejó la vara alta, pero a esta nueva propuesta bien vale la pena darle una oportunidad.
Ficha técnica
Título original: Materialists
Año: 2025
Duración: 109 minutos
País: Estados Unidos
Compañías: A24, Killer Films, 2AM. Distribuidora: A24
Género: Romance. Drama. Comedia | Drama romántico. Comedia romántica
Guion: Celine Song
Música: Daniel Pemberton
Fotografía: Shabier Kirchner
Reparto: Dakota Johnson, Chris Evans, Pedro Pascal
Dirección: Celine Song
viernes, 24 de octubre de 2025
El Padre del Año
Como comedia, quizá le falta un poquito más de gracia, y como drama, carece de la profundidad necesaria. Es extraño lo que sucede con esta cinta escrita por Hallie Meyers-Shyer, porque queda a medio camino. No se siente consolidada en ninguno de sus aspectos, no obstante tener un protagonista de lujo sobre el que recae el peso del relato.
Vamos por partes.
Andy Goodrich -Michael Keaton, en un papel que le sienta muy bien-, es dueño de una galería de arte por más de dos décadas. Una llamada a medianoche lo pone en alerta. Se trata de su esposa, quien le informa que se internará en un centro de rehabilitación por noventa días, por lo cual él deberá encargarse del cuidado de sus hijos gemelos de nueve años. Andy solo sabe trabajar, por tanto, esta situación lo descoloca totalmente. Literalmente, su vida queda “patas para arriba”.
En otra vereda, Grace -Mila Kunis-, hija del primer matrimonio de Andy, está esperando su primer hijo. Tampoco ve mucho a su padre, por similares razones, pero la situación está por cambiar. Andy le pide ayuda para sobrellevar el caos de enfrentarse a tareas cotidianas que nunca ha hecho.
Un tercer escenario es la galería. Por más empeño y dedicación, los artistas ya no generan los ingresos necesarios para pagar los costos. La deuda se agranda y las perspectivas no son buenas. Gastando más de lo que se recibe, no hay economía que resista, por tanto, el negocio va cuesta abajo y solo un buen contrato puede salvarles de la bancarrota.
“El Padre del Año”, un título que no se corresponde en absoluto con su denominación original, “Goodrich”, es un recorrido, una historia de vida. El protagonista es el centro del relato y todas las situaciones giran en torno a él. Andy Goodrich, trabajólico por décadas, ha descuidado sistemáticamente a sus familias, razón por la que ya arrastra dos rupturas matrimoniales. El tema es que la vida pasa la cuenta y son justamente sus hijos quienes se encargan de extender la boleta: los amorosos gemelos, inesperadamente a su cargo, y su hija mayor, en plena construcción de su propia familia.
La directora Hallie Meyers-Shyer saca partido de Michael Keaton pero no consigue avanzar demasiado con los personajes que lo acompañan. Existe cierta desconexión, a veces más evidente, a veces más sutil, entre las historias paralelas, tal vez producto de la forma en que aborda los roles secundarios. Tanto es así, que Mila Kunis se ve intermitente, entrando y saliendo de escena, a veces sin suficiente justificación dramática. Es cierto que cuando se produce continuidad, es decir, no cambiamos de escenario, se producen los mejores momentos -la caminata por el sendero de la colina o en la entrada de la clínica, por ejemplo-, pero eso no se extrapola al resto del metraje.
Comprendiendo que es una cinta cuya aspiración es mayormente entretener, al querer entrar en temas de fondo como el sentido de la vida y el equilibrio entre desarrollo profesional y cuidado de la familia, “Goodrich” no se decide totalmente. Es cierto que las prioridades, el aprendizaje, las nuevas oportunidades, la recomposición y la maduración están encima de la mesa, sin embargo carecen de desarrollo y por ello se sienten incompletas. Creo que el ritmo y la dispersión de temas impiden que se unan los puntos que conducirían a un cierre más sólido.
“Goodrich” funciona si no se tiene expectativas. En ese sentido, el título en español ayuda, pero lamentablemente es la misma película la que se hace trampa al intentar ir más allá de lo que puede realmente abarcar. Casi dos horas que se hacen un poco largas, aunque ver a Michael Keaton en forma -y a Mila Kunis, por cierto-, no deja de ser un buen panorama.
Ficha técnica
Título original: Goodrich
Año: 2024
Duración: 111 minutos
País: Estados Unidos
Compañías: C2 Motion Picture Group, Gramercy Park Media, RainMaker Films, Stay Gold Features, CaliWood Pictures
Género: Drama. Comedia | Familia. Paternidad
Guion: Hallie Meyers-Shyer
Música: Christopher Willis
Fotografía: Jamie Ramsay
Reparto: Michael Keaton, Mila Kunis, Carmen Ejogo, Michael Urie, Kevin Pollak, Vivien Lyra Blair, Nico Hiraga, Danny Deferrari, Laura Benanti, Andie MacDowell
Dirección: Hallie Meyers-Shyer
Vamos por partes.
Andy Goodrich -Michael Keaton, en un papel que le sienta muy bien-, es dueño de una galería de arte por más de dos décadas. Una llamada a medianoche lo pone en alerta. Se trata de su esposa, quien le informa que se internará en un centro de rehabilitación por noventa días, por lo cual él deberá encargarse del cuidado de sus hijos gemelos de nueve años. Andy solo sabe trabajar, por tanto, esta situación lo descoloca totalmente. Literalmente, su vida queda “patas para arriba”.
En otra vereda, Grace -Mila Kunis-, hija del primer matrimonio de Andy, está esperando su primer hijo. Tampoco ve mucho a su padre, por similares razones, pero la situación está por cambiar. Andy le pide ayuda para sobrellevar el caos de enfrentarse a tareas cotidianas que nunca ha hecho.
Un tercer escenario es la galería. Por más empeño y dedicación, los artistas ya no generan los ingresos necesarios para pagar los costos. La deuda se agranda y las perspectivas no son buenas. Gastando más de lo que se recibe, no hay economía que resista, por tanto, el negocio va cuesta abajo y solo un buen contrato puede salvarles de la bancarrota.
“El Padre del Año”, un título que no se corresponde en absoluto con su denominación original, “Goodrich”, es un recorrido, una historia de vida. El protagonista es el centro del relato y todas las situaciones giran en torno a él. Andy Goodrich, trabajólico por décadas, ha descuidado sistemáticamente a sus familias, razón por la que ya arrastra dos rupturas matrimoniales. El tema es que la vida pasa la cuenta y son justamente sus hijos quienes se encargan de extender la boleta: los amorosos gemelos, inesperadamente a su cargo, y su hija mayor, en plena construcción de su propia familia.
La directora Hallie Meyers-Shyer saca partido de Michael Keaton pero no consigue avanzar demasiado con los personajes que lo acompañan. Existe cierta desconexión, a veces más evidente, a veces más sutil, entre las historias paralelas, tal vez producto de la forma en que aborda los roles secundarios. Tanto es así, que Mila Kunis se ve intermitente, entrando y saliendo de escena, a veces sin suficiente justificación dramática. Es cierto que cuando se produce continuidad, es decir, no cambiamos de escenario, se producen los mejores momentos -la caminata por el sendero de la colina o en la entrada de la clínica, por ejemplo-, pero eso no se extrapola al resto del metraje.
Comprendiendo que es una cinta cuya aspiración es mayormente entretener, al querer entrar en temas de fondo como el sentido de la vida y el equilibrio entre desarrollo profesional y cuidado de la familia, “Goodrich” no se decide totalmente. Es cierto que las prioridades, el aprendizaje, las nuevas oportunidades, la recomposición y la maduración están encima de la mesa, sin embargo carecen de desarrollo y por ello se sienten incompletas. Creo que el ritmo y la dispersión de temas impiden que se unan los puntos que conducirían a un cierre más sólido.
“Goodrich” funciona si no se tiene expectativas. En ese sentido, el título en español ayuda, pero lamentablemente es la misma película la que se hace trampa al intentar ir más allá de lo que puede realmente abarcar. Casi dos horas que se hacen un poco largas, aunque ver a Michael Keaton en forma -y a Mila Kunis, por cierto-, no deja de ser un buen panorama.
Ficha técnica
Título original: Goodrich
Año: 2024
Duración: 111 minutos
País: Estados Unidos
Compañías: C2 Motion Picture Group, Gramercy Park Media, RainMaker Films, Stay Gold Features, CaliWood Pictures
Género: Drama. Comedia | Familia. Paternidad
Guion: Hallie Meyers-Shyer
Música: Christopher Willis
Fotografía: Jamie Ramsay
Reparto: Michael Keaton, Mila Kunis, Carmen Ejogo, Michael Urie, Kevin Pollak, Vivien Lyra Blair, Nico Hiraga, Danny Deferrari, Laura Benanti, Andie MacDowell
Dirección: Hallie Meyers-Shyer
miércoles, 22 de octubre de 2025
Good Boy: confía en su Instinto
Buena premisa aunque se diluye con la ejecución. Una lástima.
“Good Boy” es una película de terror algo diferente. Está narrada desde la perspectiva de Indy, un perro Nova Scotia Duck Tolling Retriever que es fiel y leal a su amo Todd -Shane Jensen-. Podemos observar esto desde el inicio, cuando un incidente de salud de Todd lo pone en alerta. A continuación, sin mayores explicaciones, nos remontamos a videos que retratan los primeros años de Indy, su crecimiento y un rasgo que pronto se vuelve característico: su gran preocupación y cariño.
La historia prosigue con el viaje de Indy y Todd desde la ciudad de Nueva York hasta la casa rural de su difunto abuelo ubicada al interior de un bosque, un lugar especial y aislado que no solo guarda recuerdos, sino también secretos. En ese sitio se desarrollará prácticamente toda la acción, en una casa aparentemente encantada, aunque en realidad parece que está habitada por oscuras presencias.
Ben Leonberg dirige este filme usando los recursos típicos del género. Sentimos y observamos la lluvia; la penumbra es constante y la falta de luz se vuelve un recurso recurrente. Desde el punto de vista de la filmación, abundan los planos cerrados y enfoques que están cien por ciento dedicados a Indy. Durante casi todo el metraje no hay rostros en cámara, solo cuerpos y siluetas, fotografiados en forma artística para destacar al único y gran protagonista.
La cámara de Leonberg juega también con planos amplios, fijos y muy luminosos, donde vemos a los protagonistas acercarse lentamente, o bien pasar de un lado a otro en la pantalla. Un acierto, porque produce un gran contraste, al punto de tener escenas -como una de las primeras, con el bosque de día- que se recuerdan claramente por su amplia contemplación y belleza. Acercamientos y alejamientos progresivos suman herramientas narrativas al tratamiento audiovisual de la película, aunque no aportan mucho a una trama que avanza muy lentamente.
La banda sonora a cargo de Sam Boase-Miller es quizá lo más interesante de este trabajo. Configurando pasajes aleatorios asignados básicamente a instrumentos de cuerda baja, el suspenso que se produce es inquietante. Por ejemplo, el timbre del contrabajo -con sonidos armónicos y notas largas-, ejerce un contrapunto interesante con los trémolos “in crescendo” de las otras cuerdas, cortados abruptamente por certeros golpes de arco, o bien desarrollando movimientos cromáticos ascendentes y descendentes en el grupo orquestal. ¡Todo un concierto!
Volvamos ahora a la cinta. Todd se muestra errático en su actuar. De ser alguien cercano a Indy, pasa a dejarlo de lado. ¿Qué está pasando? ¿Por qué ve repetitivamente esos videos de su abuelo, aparentemente sin ningún sentido? ¿Acaso también presiente algo?
La información en esta cinta se transmite a través de las llamadas telefónicas de Todd con su hermana, algunas fotos, los videos ya mencionados y, por cierto, las certeras miradas de Indy. Todo aquello es sugerente, porque las presencias que residen en la antigua casa son quizá recuerdos que están volviendo a la vida a través de diferentes dimensiones temporales.
Un párrafo para el protagonista: Indy. Es increíble la manera cómo actúa, la tranquilidad que expresa su mirada y la elegancia con que se mueve en cada toma. Parece hecho para este papel. Es más, tengo una hipótesis: muchas de las escenas que vemos en la película podrían haberse filmado antes del rodaje final, entregando elementos para elaborar el montaje final. Pero es solo una suposición, aunque basada en un hecho cierto: Indy es el perro de Leonberg y Kari Fischer, productora de la cinta, por tanto, todo lo que vemos es muy realista. Indy huele, siente, ve y sueña; realmente actúa para la cámara.
“Good Boy”, en solo 72 minutos, se va deshojando y se pierde hacia el final. Todos los méritos expuestos se reducen porque la historia no logra cuajar y la gran cantidad de insumos que se presentan confunde más. No obstante lo anterior, se trata de una película distinta, tal vez experimental, donde es posible apreciar el material trabajado a pesar de un desarrollo que resulta algo fallido. Veremos cómo acompaña la taquilla, pues de eso dependerá el futuro del bueno de Indy.
Ficha técnica
Título original: Good Boy
Año: 2025
Duración: 72 minutos
País: Estados Unidos
Compañías: What's Wrong With Your Dog
Género: Terror. Thriller | Perros/Lobos. Sobrenatural. Cine independiente USA
Guion: Alex Cannon, Ben Leonberg
Música: Sam Boase-Miller
Reparto: Shane Jensen, Arielle Friedman, Larry Fessenden, Indy
Dirección: Ben Leonberg
“Good Boy” es una película de terror algo diferente. Está narrada desde la perspectiva de Indy, un perro Nova Scotia Duck Tolling Retriever que es fiel y leal a su amo Todd -Shane Jensen-. Podemos observar esto desde el inicio, cuando un incidente de salud de Todd lo pone en alerta. A continuación, sin mayores explicaciones, nos remontamos a videos que retratan los primeros años de Indy, su crecimiento y un rasgo que pronto se vuelve característico: su gran preocupación y cariño.
La historia prosigue con el viaje de Indy y Todd desde la ciudad de Nueva York hasta la casa rural de su difunto abuelo ubicada al interior de un bosque, un lugar especial y aislado que no solo guarda recuerdos, sino también secretos. En ese sitio se desarrollará prácticamente toda la acción, en una casa aparentemente encantada, aunque en realidad parece que está habitada por oscuras presencias.
Ben Leonberg dirige este filme usando los recursos típicos del género. Sentimos y observamos la lluvia; la penumbra es constante y la falta de luz se vuelve un recurso recurrente. Desde el punto de vista de la filmación, abundan los planos cerrados y enfoques que están cien por ciento dedicados a Indy. Durante casi todo el metraje no hay rostros en cámara, solo cuerpos y siluetas, fotografiados en forma artística para destacar al único y gran protagonista.
La cámara de Leonberg juega también con planos amplios, fijos y muy luminosos, donde vemos a los protagonistas acercarse lentamente, o bien pasar de un lado a otro en la pantalla. Un acierto, porque produce un gran contraste, al punto de tener escenas -como una de las primeras, con el bosque de día- que se recuerdan claramente por su amplia contemplación y belleza. Acercamientos y alejamientos progresivos suman herramientas narrativas al tratamiento audiovisual de la película, aunque no aportan mucho a una trama que avanza muy lentamente.
La banda sonora a cargo de Sam Boase-Miller es quizá lo más interesante de este trabajo. Configurando pasajes aleatorios asignados básicamente a instrumentos de cuerda baja, el suspenso que se produce es inquietante. Por ejemplo, el timbre del contrabajo -con sonidos armónicos y notas largas-, ejerce un contrapunto interesante con los trémolos “in crescendo” de las otras cuerdas, cortados abruptamente por certeros golpes de arco, o bien desarrollando movimientos cromáticos ascendentes y descendentes en el grupo orquestal. ¡Todo un concierto!
Volvamos ahora a la cinta. Todd se muestra errático en su actuar. De ser alguien cercano a Indy, pasa a dejarlo de lado. ¿Qué está pasando? ¿Por qué ve repetitivamente esos videos de su abuelo, aparentemente sin ningún sentido? ¿Acaso también presiente algo?
La información en esta cinta se transmite a través de las llamadas telefónicas de Todd con su hermana, algunas fotos, los videos ya mencionados y, por cierto, las certeras miradas de Indy. Todo aquello es sugerente, porque las presencias que residen en la antigua casa son quizá recuerdos que están volviendo a la vida a través de diferentes dimensiones temporales.
Un párrafo para el protagonista: Indy. Es increíble la manera cómo actúa, la tranquilidad que expresa su mirada y la elegancia con que se mueve en cada toma. Parece hecho para este papel. Es más, tengo una hipótesis: muchas de las escenas que vemos en la película podrían haberse filmado antes del rodaje final, entregando elementos para elaborar el montaje final. Pero es solo una suposición, aunque basada en un hecho cierto: Indy es el perro de Leonberg y Kari Fischer, productora de la cinta, por tanto, todo lo que vemos es muy realista. Indy huele, siente, ve y sueña; realmente actúa para la cámara.
“Good Boy”, en solo 72 minutos, se va deshojando y se pierde hacia el final. Todos los méritos expuestos se reducen porque la historia no logra cuajar y la gran cantidad de insumos que se presentan confunde más. No obstante lo anterior, se trata de una película distinta, tal vez experimental, donde es posible apreciar el material trabajado a pesar de un desarrollo que resulta algo fallido. Veremos cómo acompaña la taquilla, pues de eso dependerá el futuro del bueno de Indy.
Ficha técnica
Título original: Good Boy
Año: 2025
Duración: 72 minutos
País: Estados Unidos
Compañías: What's Wrong With Your Dog
Género: Terror. Thriller | Perros/Lobos. Sobrenatural. Cine independiente USA
Guion: Alex Cannon, Ben Leonberg
Música: Sam Boase-Miller
Reparto: Shane Jensen, Arielle Friedman, Larry Fessenden, Indy
Dirección: Ben Leonberg
viernes, 17 de octubre de 2025
La Máquina: The Smashing Machine
Las peleas realistas, bien coreografiadas y filmadas muy de cerca, con música tensa y repetitiva, son el sello de esta película escrita y dirigida por Ben Safdie. Se trata de un biopic especial, la historia real del luchador Mark Kerr -Dwayne Johnson-, pionero de la UFC -Ultimate Fighting Championship-, un hombre con grandes aspiraciones deportivas y complejas relaciones personales.
La trama abarca pocos años, a fines de los noventa, y muestra a Kerr iniciando un ascenso que parece no tener techo, una creciente adicción a las drogas y un tortuoso noviazgo con su compañera de ruta, Dawn Staples, interpretada por Emily Blunt.
La trama abarca pocos años, a fines de los noventa, y muestra a Kerr iniciando un ascenso que parece no tener techo, una creciente adicción a las drogas y un tortuoso noviazgo con su compañera de ruta, Dawn Staples, interpretada por Emily Blunt.
El suspenso se respira en el aire. Las peleas se suceden unas tras otras y las victorias no dejan lugar a dudas. ¿Quién detiene a Mark?, parecen preguntarse todos quienes le conocen y siguen. La sensación es que nadie posee esa capacidad; sin embargo un abrupto golpe vendrá de la mano de su primera derrota formal en la liga.
Dwayne Johnson brilla con su interpretación. Acostumbrados a ver al hombre rudo tras el fornido actor, el director Ben Safdie modifica nuestra perspectiva al mostrar a una persona vulnerable en su intimidad, llena de temores que se ocultan debajo de sus grandes músculos. Johnson sorprende. La construcción de su personaje parece no tener grietas; es cercana y creíble, dando cuenta de un trabajo exhaustivo y dedicado. Los cambios de personalidad del protagonista son, tal vez, lo que emerge con más fuerza y se refleja en sus confusiones públicas y en el desarrollo del romance tórrido con Dawn.
No llegamos a conocer las motivaciones principales de Mark Kerr. Pareciera que nada supera lo que siente en el cuadrilátero, por ello relega todo lo demás a lugares secundarios que no representan motivación alguna. Es probable que esa sea la causa de su adicción, que empeora día a día, y que le provoca euforia, tristeza, ira desmedida y un abatimiento generalizado.
Cuando sobreviene una crisis, la decisión de emprender un largo camino de rehabilitación es, tal vez, la única opción posible. Y hacia allá se enfoca Kerr, llevando a cabo una preparación ardua junto a Bas Rutten -que se interpreta a sí mismo-, y que culmina en una de las mejores secuencias mientras, de fondo, escuchamos “My Way”.
Ben Safdie filma con seguridad. Es capaz de combinar sin problemas la pirotecnia de las peleas con las escenas más íntimas. Es notable su trabajo con Johnson; sin embargo, resulta extraño el tratamiento que le da a los personajes secundarios y especialmente al rol de soporte de Emily Blunt. Mientras ella entra y sale de la pantalla y a veces está ausente por largos minutos, el director tampoco se detiene en el personaje de Mark Coleman -Ryan Bader-, gran amigo de Kerr, entrenador, compañero de combate y un verdadero cable a tierra. Un breve paso por la rutina familiar de Coleman no resulta suficiente para explicar su rol, que solo debemos imaginar y componer nosotros mismos.
“The Smashing Machine”, con sus dos horas de duración, tiene varios puntos a destacar. Primero, conocer la historia de un pionero en el deporte violento y brutal de las artes marciales mixtas; segundo, observar a Dwayne Johnson en un papel dramático que logra sortear con aplausos; y tercero, descubrir, un poco antes de los créditos, al verdadero Mark Kerr comprando en un supermercado, como una forma de poner en evidencia el excelente trabajo de recreación realizado y también reconocer en vida a un deportista que abrió el camino para el desarrollo de nuevas generaciones en el difícil y complejo mundo de las artes marciales mixtas.
Ficha técnica
Título original: The Smashing Machine
Año: 2025
Duración: 123 minutos
País: Estados Unidos
Compañías: A24, Out for the Count, Seven Bucks Productions. Distribuidora: A24
Género: Drama | Biográfico. Wrestling/Lucha libre
Guion: Ben Safdie
Música: Nala Sinephro
Fotografía: Maceo Bishop
Reparto: Dwayne Johnson, Emily Blunt, Ryan Bader, Bajo Rutten, Oleksandr Usyk
Dirección: Ben Safdie
Dwayne Johnson brilla con su interpretación. Acostumbrados a ver al hombre rudo tras el fornido actor, el director Ben Safdie modifica nuestra perspectiva al mostrar a una persona vulnerable en su intimidad, llena de temores que se ocultan debajo de sus grandes músculos. Johnson sorprende. La construcción de su personaje parece no tener grietas; es cercana y creíble, dando cuenta de un trabajo exhaustivo y dedicado. Los cambios de personalidad del protagonista son, tal vez, lo que emerge con más fuerza y se refleja en sus confusiones públicas y en el desarrollo del romance tórrido con Dawn.
No llegamos a conocer las motivaciones principales de Mark Kerr. Pareciera que nada supera lo que siente en el cuadrilátero, por ello relega todo lo demás a lugares secundarios que no representan motivación alguna. Es probable que esa sea la causa de su adicción, que empeora día a día, y que le provoca euforia, tristeza, ira desmedida y un abatimiento generalizado.
Cuando sobreviene una crisis, la decisión de emprender un largo camino de rehabilitación es, tal vez, la única opción posible. Y hacia allá se enfoca Kerr, llevando a cabo una preparación ardua junto a Bas Rutten -que se interpreta a sí mismo-, y que culmina en una de las mejores secuencias mientras, de fondo, escuchamos “My Way”.
Ben Safdie filma con seguridad. Es capaz de combinar sin problemas la pirotecnia de las peleas con las escenas más íntimas. Es notable su trabajo con Johnson; sin embargo, resulta extraño el tratamiento que le da a los personajes secundarios y especialmente al rol de soporte de Emily Blunt. Mientras ella entra y sale de la pantalla y a veces está ausente por largos minutos, el director tampoco se detiene en el personaje de Mark Coleman -Ryan Bader-, gran amigo de Kerr, entrenador, compañero de combate y un verdadero cable a tierra. Un breve paso por la rutina familiar de Coleman no resulta suficiente para explicar su rol, que solo debemos imaginar y componer nosotros mismos.
“The Smashing Machine”, con sus dos horas de duración, tiene varios puntos a destacar. Primero, conocer la historia de un pionero en el deporte violento y brutal de las artes marciales mixtas; segundo, observar a Dwayne Johnson en un papel dramático que logra sortear con aplausos; y tercero, descubrir, un poco antes de los créditos, al verdadero Mark Kerr comprando en un supermercado, como una forma de poner en evidencia el excelente trabajo de recreación realizado y también reconocer en vida a un deportista que abrió el camino para el desarrollo de nuevas generaciones en el difícil y complejo mundo de las artes marciales mixtas.
Ficha técnica
Título original: The Smashing Machine
Año: 2025
Duración: 123 minutos
País: Estados Unidos
Compañías: A24, Out for the Count, Seven Bucks Productions. Distribuidora: A24
Género: Drama | Biográfico. Wrestling/Lucha libre
Guion: Ben Safdie
Música: Nala Sinephro
Fotografía: Maceo Bishop
Reparto: Dwayne Johnson, Emily Blunt, Ryan Bader, Bajo Rutten, Oleksandr Usyk
Dirección: Ben Safdie
miércoles, 15 de octubre de 2025
La Venganza
La apertura no da muchas pistas, pero un sonido de alta definición anticipa lo que vendrá. Se trata de una prisión que tiene diferentes bloques distribuidos según la peligrosidad y las características de sus convictos. La rutina diaria adormece tanto a los guardias como a los reclusos. Uno que otro problema, clases para los internos y ejercicios de relajación, entre pausas, nada parece variar para Eva Hansen -Sidse Babett Knudsen-, acostumbrada a lidiar con sus múltiples funciones como una funcionaria más del recinto.
El escenario cambia cuando llega un nuevo prisionero, Mikkel -Sebastian Bull-, un asesino con un importante prontuario carcelario a cuestas que de inmediato es trasladado al área más peligrosa. Eva, que lo ha mirado en silencio y parece reconocerlo, pide ser trasladada al mismo sector. ¿Qué relación tienen? ¿Existe un pasado que une a estos dos personajes? ¿Hacia dónde se orientará esta historia entre dos personas encerradas, uno por los actos que cometió y la otra por el oficio que decidió ejercer?
Gustav Möller dirige un thriller sicológico que se va intensificando con el correr de los minutos. No resulta extenso, pero se torna cada vez más denso por los temas que el director va exponiendo en pantalla. Eva parece idealista a pesar de arrastrar un gran dolor. La justicia -o quizá la falta de ella- ha calado hondo en su alma, afectándola profundamente en su modo de ser. Möller se interna en terrenos pedregosos al introducir la figura de Mikkel en el camino de la protagonista. El resultado es un elaborado relato sobre la culpa, la venganza, el poder, el control, los límites morales. Finalmente, podríamos decir que es casi un estudio acerca de la ética del comportamiento.
“Vogter”, su título original, significa guardián, nombre interesante y bastante menos evidente que su denominación en inglés, “Sons” (hijos). Tal vez esto sea una nimiedad, pero los títulos nos ayudan a la comprensión de un filme cuando nos aproximamos a él. En este caso, titularla “La Venganza”, no solo se aleja de su original, sino que, además, imprime inmediatamente un sesgo a nuestra percepción.
El fondo de la película es tan interesante como su puesta en escena. ¿Existe posibilidad de salvación o de redención, o el destino está escrito en piedra? ¿Los impulsos pueden cegar la racionalidad? ¿Es posible medir las consecuencias de los actos cuando la emocionalidad pasa por encima de la razón? ¿Existe el perdón genuino o aquello es solo una utopía? La narración plantea muchas más preguntas que Gustav Möller deja abiertas para generar nuestras propias reflexiones.
Actuaciones sólidas, cargadas de realismo, pocos diálogos y mucha sensibilidad son lo que provoca una cámara cercana que presiona a los protagonistas permanentemente. Esos primeros planos no son casualidad, porque reducen los espacios y hacen que cobre importancia también lo que está fuera de cada cuadro. La iluminación cerrada, mayormente artificial en tonos grises y oscuros, da cuenta de un sistema carcelario en decadencia y de una moralidad que se diluye entre las manos. La atmósfera se torna irrespirable: oprime, agobia, conmueve.
100 minutos de metraje para una cinta que interpela y queda abierta a interpretaciones. La esperanza es lo último que se pierde, lo sabemos, pero a veces la luz al final del túnel es demasiado tenue como para ser percibida.
Ficha técnica
Título original: Vogter
Año: 2024
Duración: 100 minutos
País: Dinamarca
Compañías: Coproducción Dinamarca-Suecia; Nordisk Film, Radio (DR), SVT, Les Films du Losange
Género: Thriller. Drama | Drama carcelario
Guion: Emil Nygaard Albertsen, Gustav Möller
Música: Jon Ekstrand
Fotografía: Jasper Spanning
Reparto: Sidse Babett Knudsen, Sebastian Bull, Dar Salim, Marina Bouras
Dirección: Gustav Möller
Gustav Möller dirige un thriller sicológico que se va intensificando con el correr de los minutos. No resulta extenso, pero se torna cada vez más denso por los temas que el director va exponiendo en pantalla. Eva parece idealista a pesar de arrastrar un gran dolor. La justicia -o quizá la falta de ella- ha calado hondo en su alma, afectándola profundamente en su modo de ser. Möller se interna en terrenos pedregosos al introducir la figura de Mikkel en el camino de la protagonista. El resultado es un elaborado relato sobre la culpa, la venganza, el poder, el control, los límites morales. Finalmente, podríamos decir que es casi un estudio acerca de la ética del comportamiento.
“Vogter”, su título original, significa guardián, nombre interesante y bastante menos evidente que su denominación en inglés, “Sons” (hijos). Tal vez esto sea una nimiedad, pero los títulos nos ayudan a la comprensión de un filme cuando nos aproximamos a él. En este caso, titularla “La Venganza”, no solo se aleja de su original, sino que, además, imprime inmediatamente un sesgo a nuestra percepción.
El fondo de la película es tan interesante como su puesta en escena. ¿Existe posibilidad de salvación o de redención, o el destino está escrito en piedra? ¿Los impulsos pueden cegar la racionalidad? ¿Es posible medir las consecuencias de los actos cuando la emocionalidad pasa por encima de la razón? ¿Existe el perdón genuino o aquello es solo una utopía? La narración plantea muchas más preguntas que Gustav Möller deja abiertas para generar nuestras propias reflexiones.
Actuaciones sólidas, cargadas de realismo, pocos diálogos y mucha sensibilidad son lo que provoca una cámara cercana que presiona a los protagonistas permanentemente. Esos primeros planos no son casualidad, porque reducen los espacios y hacen que cobre importancia también lo que está fuera de cada cuadro. La iluminación cerrada, mayormente artificial en tonos grises y oscuros, da cuenta de un sistema carcelario en decadencia y de una moralidad que se diluye entre las manos. La atmósfera se torna irrespirable: oprime, agobia, conmueve.
100 minutos de metraje para una cinta que interpela y queda abierta a interpretaciones. La esperanza es lo último que se pierde, lo sabemos, pero a veces la luz al final del túnel es demasiado tenue como para ser percibida.
Ficha técnica
Título original: Vogter
Año: 2024
Duración: 100 minutos
País: Dinamarca
Compañías: Coproducción Dinamarca-Suecia; Nordisk Film, Radio (DR), SVT, Les Films du Losange
Género: Thriller. Drama | Drama carcelario
Guion: Emil Nygaard Albertsen, Gustav Möller
Música: Jon Ekstrand
Fotografía: Jasper Spanning
Reparto: Sidse Babett Knudsen, Sebastian Bull, Dar Salim, Marina Bouras
Dirección: Gustav Möller
lunes, 13 de octubre de 2025
La Hermanastra Fea
¡Sorpresa! Cuando esperábamos una nueva película de terror, una más del género, emerge una cinta que va bastante más allá. Primero, se trata de un terror diferente y que aparece catalogado como “body horror”; segundo, lo que vemos en pantalla es solo una parte de lo que encierra tras sus capas; y tercero, no abusa de ninguno de los elementos sobre los que está construida. ¿De qué se trata, entonces, “La hermanastra fea”?
Como introducción, una música especial -variaciones sobre una escala pentatónica elaborada con toques expresionistas- entrega algunas pistas sobre lo que vendrá a continuación. Al volverse más clásica, la armonía acompaña a tres personajes femeninos, una madre con sus dos hijas, en su llegada a un enorme Castillo con el objetivo que Rebekka -Ane Dahl Torp-, ya viuda, se case con otro viudo, Otto -Ralph Carlsson-, dueño del lugar y padre de la hermosa Agnes -Thea Sofie Loch Næss-.
Un incidente en la noche de bodas -no haré spoiler- permite revelar la verdad: el matrimonio, por ambas partes, era solo por dinero. Él pensaba que ella tenía; ella pensaba que él tenía. Ni lo uno ni lo otro. Ambas familias estaban en bancarota. Lo que sucede es tan abrupto que a Rebekka no le queda otra opción que hacerse cargo del lugar junto a sus poco agraciadas hijas Elvira -Lea Myren-, y Alma -Flo Fagerli-, quienes deben convivir a la fuerza con su nueva hermanastra.
La invitación a un baile ofrecido por el Príncipe Julián -Isac Calmroth-, a concretarse en cuatro lunas llenas, da inicio a las acciones. Elvira siempre ha soñado con el príncipe, lee sus escritos y está perdidamente enamorada de él. Pero, ¿Julián se fijará en ella, siendo una joven simpática pero alejada de los cánones de belleza tradicionales? Rebekka, conocedora de las aspiraciones de su hija, decide intervenir, para cambiar la fisonomía de Elvira con rudimentarias operaciones plásticas para corregir su nariz y otros aspectos de su rostro. Además, le entrega un huevo con una larva que, si lo ingiere -asegura-, todo lo que ella coma será devorado en su interior y así no tendrá más problemas de gordura.
Sobre la preparación para el baile transcurre la mayoría de la película y no seguiré adelantando la trama para que no pierdan la novedad del descubrimiento.
Vamos al análisis. La directora noruega Emilie Blichfeldt hace su debut escribiendo y dirigiendo esta historia. Se trata de un inicio promisorio, porque es capaz de guiar un relato con inspiración en el famoso cuento de “La Cenicienta”, aportando una mirada completa y totalmente diferente al clásico que conocemos, pero que, sin embargo, se acerca más al estilo particular de estas historias originalmente no concebidas para niños.
La ambientación y los decorados son estupendos. Nos sumergimos en el lugar, en cada habitación y en cada espacio, con una iluminación que permite observar solo algunos elementos, obligándonos a imaginar el resto. La banda sonora de John Erik Kaada y Vilde Tuv sorprende a cada momento, con una partitura incidental que cambia permanentemente y que, además, mezcla música actual y música electrónica, con algunas piezas clásicas muy bien escogidas. Coloración perfecta para los solos de arpa y un efecto especial con esos “glissandi” de los timbales, que provocan tanta tensión como la presión que se ejerce por momentos sobre sus parches.
Esta cinta transcurre en permanente preparación. Esperamos siempre: media hora, una hora, una hora y media y seguimos esperando. Algo viene, no sabemos qué, pero viene. Sin duda, se trata de mucho más suspenso que terror, aunque las escenas más crudas sean aquellas de las intervenciones plásticas y algunas mutilaciones de gran realismo.
Las actuaciones aportan gran credibilidad a la historia. Cada personaje está muy bien desarrollado, incluso los secundarios, que con muy pocos elementos dan a conocer el vasto interior de cada uno. Se nota la dirección de actores, pues la ubicación de cada uno en su espacio de tiempo permite que nada sature y que tampoco queden cabos sueltos, salvo los que la propia directora quiere destacar y mantener.
Emilie Blichfeldt plantea una feroz denuncia en esta cinta. Es cierto que es un tema que hemos visto otras veces y que tiene que ver con los cánones de belleza, la frustración que provoca en quienes no pueden alcanzarlos y el camino que algunas personas recorren para poder llegar a ellos. En este sentido, las transformaciones que tiene el personaje de Elvira son notables, no solo en el plano físico, sino también en el emocional. Hay muchas escenas en que la actriz Lea Myren está sola en pantalla, sin diálogos, actuando solo con sus gestos y miradas. La forma de transmitir su calvario interior es, por momentos, desgarradora, demuestra excelentes recursos expresivos con el mínimo de recursos a su disposición. Lo mismo sucede con otros personajes, cada uno bien ubicado en su cuadro, creando un círculo virtuoso que se complementa y se potencia durante todo el metraje.
“Den stygge stesøsteren” no es del todo explícita y eso se agradece. Vemos abusos, desamparos, ilusiones y frustraciones que, a pesar de ambientarse en una época pasada, resultan tremendamente actuales y con ello “atemporales”. El grito de la directora es transversal: la destrucción interna que provoca una transformación externa, simplemente no es medible, ni siquiera cuantificable. La vuelta de tuerca al relato tradicional de “La Cenicienta” resulta aún más apropiado, porque invita a reflexionar en profundidad sobre los verdaderos alcances de las apariencias y lo difícil que resulta rescatar lo realmente importante: la intimidad y el interior de las personas.
Casi dos horas más que interesantes: una grata sorpresa. Véanla, no se van a arrepentir.
Ficha técnica
Título original: Den stygge stesøsteren
Año: 2025
Duración: 110 minutos
País: Noruega
Compañías: Coproducción Noruega-Dinamarca-Rumanía-Polonia; MER Film, Lava Films, Motor, Zentropa International Sweden
Género: Terror | Gore. Body Horror. Comedia de terror
Guion: Emilie Blichfeldt
Música: John Erik Kaada, Vilde Tuv
Fotografía: Marcel Zyskind
Reparto: Lea Myren, Thea Sofie Loch Næss, Ane Dahl Torp, Flo Fagerli, Isac Calmroth [sv], Malte Gårdinger
Dirección: Emilie Blichfeldt
Como introducción, una música especial -variaciones sobre una escala pentatónica elaborada con toques expresionistas- entrega algunas pistas sobre lo que vendrá a continuación. Al volverse más clásica, la armonía acompaña a tres personajes femeninos, una madre con sus dos hijas, en su llegada a un enorme Castillo con el objetivo que Rebekka -Ane Dahl Torp-, ya viuda, se case con otro viudo, Otto -Ralph Carlsson-, dueño del lugar y padre de la hermosa Agnes -Thea Sofie Loch Næss-.
Un incidente en la noche de bodas -no haré spoiler- permite revelar la verdad: el matrimonio, por ambas partes, era solo por dinero. Él pensaba que ella tenía; ella pensaba que él tenía. Ni lo uno ni lo otro. Ambas familias estaban en bancarota. Lo que sucede es tan abrupto que a Rebekka no le queda otra opción que hacerse cargo del lugar junto a sus poco agraciadas hijas Elvira -Lea Myren-, y Alma -Flo Fagerli-, quienes deben convivir a la fuerza con su nueva hermanastra.
La invitación a un baile ofrecido por el Príncipe Julián -Isac Calmroth-, a concretarse en cuatro lunas llenas, da inicio a las acciones. Elvira siempre ha soñado con el príncipe, lee sus escritos y está perdidamente enamorada de él. Pero, ¿Julián se fijará en ella, siendo una joven simpática pero alejada de los cánones de belleza tradicionales? Rebekka, conocedora de las aspiraciones de su hija, decide intervenir, para cambiar la fisonomía de Elvira con rudimentarias operaciones plásticas para corregir su nariz y otros aspectos de su rostro. Además, le entrega un huevo con una larva que, si lo ingiere -asegura-, todo lo que ella coma será devorado en su interior y así no tendrá más problemas de gordura.
Sobre la preparación para el baile transcurre la mayoría de la película y no seguiré adelantando la trama para que no pierdan la novedad del descubrimiento.
Vamos al análisis. La directora noruega Emilie Blichfeldt hace su debut escribiendo y dirigiendo esta historia. Se trata de un inicio promisorio, porque es capaz de guiar un relato con inspiración en el famoso cuento de “La Cenicienta”, aportando una mirada completa y totalmente diferente al clásico que conocemos, pero que, sin embargo, se acerca más al estilo particular de estas historias originalmente no concebidas para niños.
La ambientación y los decorados son estupendos. Nos sumergimos en el lugar, en cada habitación y en cada espacio, con una iluminación que permite observar solo algunos elementos, obligándonos a imaginar el resto. La banda sonora de John Erik Kaada y Vilde Tuv sorprende a cada momento, con una partitura incidental que cambia permanentemente y que, además, mezcla música actual y música electrónica, con algunas piezas clásicas muy bien escogidas. Coloración perfecta para los solos de arpa y un efecto especial con esos “glissandi” de los timbales, que provocan tanta tensión como la presión que se ejerce por momentos sobre sus parches.
Esta cinta transcurre en permanente preparación. Esperamos siempre: media hora, una hora, una hora y media y seguimos esperando. Algo viene, no sabemos qué, pero viene. Sin duda, se trata de mucho más suspenso que terror, aunque las escenas más crudas sean aquellas de las intervenciones plásticas y algunas mutilaciones de gran realismo.
Las actuaciones aportan gran credibilidad a la historia. Cada personaje está muy bien desarrollado, incluso los secundarios, que con muy pocos elementos dan a conocer el vasto interior de cada uno. Se nota la dirección de actores, pues la ubicación de cada uno en su espacio de tiempo permite que nada sature y que tampoco queden cabos sueltos, salvo los que la propia directora quiere destacar y mantener.
Emilie Blichfeldt plantea una feroz denuncia en esta cinta. Es cierto que es un tema que hemos visto otras veces y que tiene que ver con los cánones de belleza, la frustración que provoca en quienes no pueden alcanzarlos y el camino que algunas personas recorren para poder llegar a ellos. En este sentido, las transformaciones que tiene el personaje de Elvira son notables, no solo en el plano físico, sino también en el emocional. Hay muchas escenas en que la actriz Lea Myren está sola en pantalla, sin diálogos, actuando solo con sus gestos y miradas. La forma de transmitir su calvario interior es, por momentos, desgarradora, demuestra excelentes recursos expresivos con el mínimo de recursos a su disposición. Lo mismo sucede con otros personajes, cada uno bien ubicado en su cuadro, creando un círculo virtuoso que se complementa y se potencia durante todo el metraje.
“Den stygge stesøsteren” no es del todo explícita y eso se agradece. Vemos abusos, desamparos, ilusiones y frustraciones que, a pesar de ambientarse en una época pasada, resultan tremendamente actuales y con ello “atemporales”. El grito de la directora es transversal: la destrucción interna que provoca una transformación externa, simplemente no es medible, ni siquiera cuantificable. La vuelta de tuerca al relato tradicional de “La Cenicienta” resulta aún más apropiado, porque invita a reflexionar en profundidad sobre los verdaderos alcances de las apariencias y lo difícil que resulta rescatar lo realmente importante: la intimidad y el interior de las personas.
Casi dos horas más que interesantes: una grata sorpresa. Véanla, no se van a arrepentir.
Ficha técnica
Título original: Den stygge stesøsteren
Año: 2025
Duración: 110 minutos
País: Noruega
Compañías: Coproducción Noruega-Dinamarca-Rumanía-Polonia; MER Film, Lava Films, Motor, Zentropa International Sweden
Género: Terror | Gore. Body Horror. Comedia de terror
Guion: Emilie Blichfeldt
Música: John Erik Kaada, Vilde Tuv
Fotografía: Marcel Zyskind
Reparto: Lea Myren, Thea Sofie Loch Næss, Ane Dahl Torp, Flo Fagerli, Isac Calmroth [sv], Malte Gårdinger
Dirección: Emilie Blichfeldt
miércoles, 8 de octubre de 2025
El club del crimen de los jueves
Cuatro jubilados con claras habilidades para resolver misterios -una exespía (Helen Mirren), un exlíder sindical (Pierce Brosnan), un agudo psiquiatra (Ben Kingsley) y una inquieta enfermera (Celia Imrie)- se reúnen cada jueves en su residencia para adultos mayores para investigar algunos casos sin resolver. Cuando se descubre un asesinato en su condominio, el hasta entonces pasatiempo se convierte en algo real, por lo que deberán enfrentar secretos, imprevistos y una red de mentiras que solo su experiencia y sabiduría podrían desentrañar.
El director Chris Columbus filma un guion escrito por Katy Brand y Suzanne Heathcote, el que está basado en la novela del 2020 de Richard Osman. La estética funciona como catalizador: los escenarios de esta “residencia” bien los querría cualquiera para pasar sus últimos años.
La trama, por momentos, se torna espesa y compleja. Muchos nombres, varios personajes que no aparecen y relaciones ambiguas no contribuyen demasiado a la fluidez del relato. Tampoco ayuda la duración, se hace larga la espera de aquellos descubrimientos importantes que recién aparecen pasada la mitad del metraje.
¿Lo mejor? El elenco. Un lujo de actores. Con una soltura envidiable y una energía a toda prueba, Mirren, Brosnan, Kingsley e Imrie sostienen la película de comienzo a fin. Su aporte es enorme en cuanto a carisma, química, carácter y credibilidad, aunque lo que suceda en pantalla pierda cierta efectividad. Solo por la presencia de estos cuatro protagonistas -y Jonathan Pryce como Stephen, el marido de Elizabeth-, vale la pena ver la película. Sin embargo, todo eso despierta más expectativas de las que puede realmente ofrecer.
“The Thursday Murder Club” entretiene, por cierto, a pesar de que no provoque carcajadas ni tampoco sea memorable por mucho tiempo. Al parecer, no tiene más aspiraciones que proporcionar una tarde o noche recreativa, pero mi sensación es que el material podría haber sido mejor aprovechado, teniendo en cuenta la calidad de sus protagonistas.
No nos sorprendería que se anunciara una segunda parte. La audiencia y las visualizaciones tienen la palabra.
Ficha técnica
Título original: The Thursday Murder Club
Año: 2025
Duración: 118 minutos
País: Estados Unidos
Compañías: Amblin Entertainment, Jennifer Todd Pictures, Maiden Voyage, Netflix. Distribuidora: Netflix
Género: Comedia. Intriga | Crimen. Vejez / Madurez
Guion: Katy Brand, Suzanne Heathcote. Libro: Richard Osman
Música: Thomas Newman
Fotografía: Don Burgess
Reparto: Helen Mirren, Pierce Brosnan, Ben Kingsley, Celia Imrie
Dirección: Chris Columbus
El director Chris Columbus filma un guion escrito por Katy Brand y Suzanne Heathcote, el que está basado en la novela del 2020 de Richard Osman. La estética funciona como catalizador: los escenarios de esta “residencia” bien los querría cualquiera para pasar sus últimos años.
La trama, por momentos, se torna espesa y compleja. Muchos nombres, varios personajes que no aparecen y relaciones ambiguas no contribuyen demasiado a la fluidez del relato. Tampoco ayuda la duración, se hace larga la espera de aquellos descubrimientos importantes que recién aparecen pasada la mitad del metraje.
¿Lo mejor? El elenco. Un lujo de actores. Con una soltura envidiable y una energía a toda prueba, Mirren, Brosnan, Kingsley e Imrie sostienen la película de comienzo a fin. Su aporte es enorme en cuanto a carisma, química, carácter y credibilidad, aunque lo que suceda en pantalla pierda cierta efectividad. Solo por la presencia de estos cuatro protagonistas -y Jonathan Pryce como Stephen, el marido de Elizabeth-, vale la pena ver la película. Sin embargo, todo eso despierta más expectativas de las que puede realmente ofrecer.
“The Thursday Murder Club” entretiene, por cierto, a pesar de que no provoque carcajadas ni tampoco sea memorable por mucho tiempo. Al parecer, no tiene más aspiraciones que proporcionar una tarde o noche recreativa, pero mi sensación es que el material podría haber sido mejor aprovechado, teniendo en cuenta la calidad de sus protagonistas.
No nos sorprendería que se anunciara una segunda parte. La audiencia y las visualizaciones tienen la palabra.
Ficha técnica
Título original: The Thursday Murder Club
Año: 2025
Duración: 118 minutos
País: Estados Unidos
Compañías: Amblin Entertainment, Jennifer Todd Pictures, Maiden Voyage, Netflix. Distribuidora: Netflix
Género: Comedia. Intriga | Crimen. Vejez / Madurez
Guion: Katy Brand, Suzanne Heathcote. Libro: Richard Osman
Música: Thomas Newman
Fotografía: Don Burgess
Reparto: Helen Mirren, Pierce Brosnan, Ben Kingsley, Celia Imrie
Dirección: Chris Columbus
lunes, 6 de octubre de 2025
Mikaela
La historia parte de una premisa simple pero eficaz: una tormenta de nieve paraliza España en vísperas del día de los Reyes Magos, y el caos de una autopista colapsada se convierte en el escenario perfecto para un atraco audaz y muy peligroso. Entre el humo, el hielo y los disparos, aparece Leo -Antonio Resines-, un policía agobiado por todo. A su lado, surge inesperadamente una joven -Natalia Azahara-, y juntos deben enfrentar una carrera frenética contra el tiempo, la nieve y una banda decidida a hacerse con un suculento botín. ¿Es esta una simple película de acción o hay algo más bajo la fría superficie? Veamos.
El comienzo es desolador. La nevazón no para, la nieve se acumula y el frío lo congela todo. Un hombre mayor quiere comprar un teléfono pero no sabe nada de las diferentes opciones y la infinidad de modelos disponibles; una familia, algo disfuncional, está por dejar un hotel y emprender un viaje; y una joven mujer llega a su puesto de trabajo en una oficina que vigila el tráfico de las carreteras. Tres escenarios, tres historias, tres momentos, en apariencia desconectados, que se unen debido al corte de carreteras que ha ocasionado una tormenta infernal.
Después de este devastador comienzo, aparece el título de la película, que juega como pivote entre el nombre de la tormenta y el de una de sus protagonistas. El director, Daniel Calparsoro, con indudable oficio, nos introduce en un clima árido de tensión creciente. Para ello se basa en el fenómeno climático como telón de fondo para introducir descripciones de personalidades y escenarios que pasan desde motivaciones e historias personales de sus protagonistas hasta, incluso, inferir una posible búsqueda de redención del personaje más veterano.
Como marca de agua -o de nieve, mejor dicho-, el director cambia constantemente el foco de los protagonismos en cada escena. Tanto es así, que algunas secuencias se perciben sin resoluciones adecuadas, logrando confundir a la audiencia con un desarrollo habitado por personajes secundarios tratados en forma liviana y con poca sustancia.
Hasta acá, poco para “Mikaela”, que sí destaca en lo parafernálico y apocalíptico del escenario que envuelve la acción. La película entretiene, sí. Son 90 minutos que pasan rápido y que, al menos, tienen el mérito que continuemos atentos para saber cómo termina.
En fin, una cinta fácilmente olvidable para pasar el rato y sin mayores pretensiones.
Ficha técnica
Título original: Mikaela
Año: 2025
Duración: 90 minutos
País: España
Compañías: AP6 La Película, Atresmedia Cine, Atlantia Media Producciones, Ikiru Films, La Terraza Films
Género: Thriller. Acción | Robos & Atracos
Guion: Arturo Ruiz
Música: Carlos Jean
Fotografía: Tommie Ferreras
Reparto: Antonio Resines, Natalia Azahara, Roger Casamajor, Pavel Antón, Cristina Kovani, Adriana Torrebejano, Javier Albalá, Patricia Vico
Dirección: Daniel Calparsoro
El comienzo es desolador. La nevazón no para, la nieve se acumula y el frío lo congela todo. Un hombre mayor quiere comprar un teléfono pero no sabe nada de las diferentes opciones y la infinidad de modelos disponibles; una familia, algo disfuncional, está por dejar un hotel y emprender un viaje; y una joven mujer llega a su puesto de trabajo en una oficina que vigila el tráfico de las carreteras. Tres escenarios, tres historias, tres momentos, en apariencia desconectados, que se unen debido al corte de carreteras que ha ocasionado una tormenta infernal.
Después de este devastador comienzo, aparece el título de la película, que juega como pivote entre el nombre de la tormenta y el de una de sus protagonistas. El director, Daniel Calparsoro, con indudable oficio, nos introduce en un clima árido de tensión creciente. Para ello se basa en el fenómeno climático como telón de fondo para introducir descripciones de personalidades y escenarios que pasan desde motivaciones e historias personales de sus protagonistas hasta, incluso, inferir una posible búsqueda de redención del personaje más veterano.
Como marca de agua -o de nieve, mejor dicho-, el director cambia constantemente el foco de los protagonismos en cada escena. Tanto es así, que algunas secuencias se perciben sin resoluciones adecuadas, logrando confundir a la audiencia con un desarrollo habitado por personajes secundarios tratados en forma liviana y con poca sustancia.
Hasta acá, poco para “Mikaela”, que sí destaca en lo parafernálico y apocalíptico del escenario que envuelve la acción. La película entretiene, sí. Son 90 minutos que pasan rápido y que, al menos, tienen el mérito que continuemos atentos para saber cómo termina.
En fin, una cinta fácilmente olvidable para pasar el rato y sin mayores pretensiones.
Ficha técnica
Título original: Mikaela
Año: 2025
Duración: 90 minutos
País: España
Compañías: AP6 La Película, Atresmedia Cine, Atlantia Media Producciones, Ikiru Films, La Terraza Films
Género: Thriller. Acción | Robos & Atracos
Guion: Arturo Ruiz
Música: Carlos Jean
Fotografía: Tommie Ferreras
Reparto: Antonio Resines, Natalia Azahara, Roger Casamajor, Pavel Antón, Cristina Kovani, Adriana Torrebejano, Javier Albalá, Patricia Vico
Dirección: Daniel Calparsoro
viernes, 3 de octubre de 2025
Los Extraños: Capítulo 2
La película comienza con esta frase: “En Estados Unidos hubo 1670 asesinatos por azar en el año 2023”. Es un dato de la causa, que debe ser verificado, pero que no es necesariamente la inspiración para una cinta que es la segunda parte de una trilogía que comenzó el año pasado y que retoma la trama en el mismo lugar donde la dejó.
Maya -Madelaine Petsch- despierta en el hospital con recuerdos difusos y rodeada de dos policías. Mientras tanto, en la cantina de este pequeño pueblo en Oregón, se teje gran parte de la historia. Recordemos que ella y su marido fueron acosados y atacados por tres “extraños” en plena luna de miel y que solo ella logró sobrevivir.
Como corresponde al género, todos son potencialmente sospechosos. De capitán a paje. Son las imágenes las que siembran la duda desde el primer momento y la elaboración no pasa más allá de eso, porque este filme pone todas sus fichas en los efectos esenciales que se usan para producir suspenso y un poquitito de terror: la lluvia, la oscuridad, la penumbra y una música que promete acción.
Básica en su primera secuencia “terrorífica”, esta película tiene dos elementos que merecen la pena destacar. Primero, está bien filmada, es nítida y su paleta de colores en condiciones de baja iluminación mantiene gradientes adecuados y bien perceptibles. Segundo, el seguimiento de los planos cercanos en movimiento resulta muy bien, con una cámara que no cede en ningún momento y que permite, incluso, algunos giros en 360 grados que entregan una perspectiva más amplia del entorno. Encomiable, aunque lamentablemente solo queda en eso. No es poco, pero podría -o debería- haber sido más.
Tras una larga persecución de la protagonista a manos de sus victimarios, la película parece entrar en una pausa. ¿Habrá un rescate? Así parece, pero no, es solo una ilusión. De ahí en más, Maya sigue escapando, sola y desprotegida, en extensas escenas sin ningún diálogo y con una dinámica que es siempre similar.
Llama la atención una radio con proclamas evangélicas, pero no es más que un detalle. El metraje avanza y ahora el principal peligro no es humano. Se trata de una especie de bestia. Hablamos de otro sujeto que provoca terror, que aparta un poco el foco, pero como todo lo anterior, solo es algo pasajero.
Aparece otro recurso que se hará cada vez más recurrente: el pasado. Se trata de unos niños inocentes que juegan despreocupadamente. ¿Realmente inocentes? ¿Quiénes son? ¿Es acaso la protagonista en sus primeros años o corresponde a alguien más? La respuesta es demasiado evidente, pero al menos démosle el beneficio de la duda.
“The Strangers: Chapter 2” podría conseguir capturar nuestra atención, sin embargo abusa del formato. Se siente igual en todo momento y eso la torna plana, sin aristas y sin las necesarias variaciones para un atractivo mayor. Estamos esperando sucesos durante al menos una hora, o tal vez más, esperando lo inevitable, algún encuentro, un enfrentamiento directo, todo eso entre una huida constante y otra serie de reinicios.
Un poco más de una hora y media de Maya. Y no exagero. Si se trata de minutos en pantalla, la protagonista está cerca de un récord. Podríamos decir que es un tema con variaciones sobre Maya, ya que se da una y mil vueltas en torno a ese único personaje. ¿Funciona? No lo sé, porque cuando llega el término del capítulo vemos el obvio “continuará”, que por supuesto ya sabíamos que aparecería. Entonces, dependerá de la tercera entrega si la evaluación de sus dos primeras partes alcanza una valoración mayor. Tengo la impresión de que la elección del formato de película puede haber jugado un poco en contra. Una serie o miniserie de cuatro a seis capítulos podría haber funcionado mejor, tal vez, pero no nos adelantemos. En una de esas tenemos sorpresas por venir. Lo veremos dentro de un año… o quizá menos…
Ficha técnica
Título original: The Strangers: Chapter 2
Año: 2025
Duración: 96 minutos
País: Estados Unidos
Compañías: Elipsis Capital, Filmframe S.R.O, Fifth Element Productions, Lionsgate, Sherborne Media, Vertigo Entertainment. Distribuidora: Lions Gate Films
Género: Terror | Secuela. Home Invasion
Guion: Alan R. Cohen, Alan Freedland, Amber Loutfi
Música: Justin Caine Burnett
Fotografía: José David Montero
Reparto: Madelaine Petsch, Gabriel Basso, Ema Horvath
Dirección: Renny Harlin
Maya -Madelaine Petsch- despierta en el hospital con recuerdos difusos y rodeada de dos policías. Mientras tanto, en la cantina de este pequeño pueblo en Oregón, se teje gran parte de la historia. Recordemos que ella y su marido fueron acosados y atacados por tres “extraños” en plena luna de miel y que solo ella logró sobrevivir.
Como corresponde al género, todos son potencialmente sospechosos. De capitán a paje. Son las imágenes las que siembran la duda desde el primer momento y la elaboración no pasa más allá de eso, porque este filme pone todas sus fichas en los efectos esenciales que se usan para producir suspenso y un poquitito de terror: la lluvia, la oscuridad, la penumbra y una música que promete acción.
Básica en su primera secuencia “terrorífica”, esta película tiene dos elementos que merecen la pena destacar. Primero, está bien filmada, es nítida y su paleta de colores en condiciones de baja iluminación mantiene gradientes adecuados y bien perceptibles. Segundo, el seguimiento de los planos cercanos en movimiento resulta muy bien, con una cámara que no cede en ningún momento y que permite, incluso, algunos giros en 360 grados que entregan una perspectiva más amplia del entorno. Encomiable, aunque lamentablemente solo queda en eso. No es poco, pero podría -o debería- haber sido más.
Tras una larga persecución de la protagonista a manos de sus victimarios, la película parece entrar en una pausa. ¿Habrá un rescate? Así parece, pero no, es solo una ilusión. De ahí en más, Maya sigue escapando, sola y desprotegida, en extensas escenas sin ningún diálogo y con una dinámica que es siempre similar.
Llama la atención una radio con proclamas evangélicas, pero no es más que un detalle. El metraje avanza y ahora el principal peligro no es humano. Se trata de una especie de bestia. Hablamos de otro sujeto que provoca terror, que aparta un poco el foco, pero como todo lo anterior, solo es algo pasajero.
Aparece otro recurso que se hará cada vez más recurrente: el pasado. Se trata de unos niños inocentes que juegan despreocupadamente. ¿Realmente inocentes? ¿Quiénes son? ¿Es acaso la protagonista en sus primeros años o corresponde a alguien más? La respuesta es demasiado evidente, pero al menos démosle el beneficio de la duda.
“The Strangers: Chapter 2” podría conseguir capturar nuestra atención, sin embargo abusa del formato. Se siente igual en todo momento y eso la torna plana, sin aristas y sin las necesarias variaciones para un atractivo mayor. Estamos esperando sucesos durante al menos una hora, o tal vez más, esperando lo inevitable, algún encuentro, un enfrentamiento directo, todo eso entre una huida constante y otra serie de reinicios.
Un poco más de una hora y media de Maya. Y no exagero. Si se trata de minutos en pantalla, la protagonista está cerca de un récord. Podríamos decir que es un tema con variaciones sobre Maya, ya que se da una y mil vueltas en torno a ese único personaje. ¿Funciona? No lo sé, porque cuando llega el término del capítulo vemos el obvio “continuará”, que por supuesto ya sabíamos que aparecería. Entonces, dependerá de la tercera entrega si la evaluación de sus dos primeras partes alcanza una valoración mayor. Tengo la impresión de que la elección del formato de película puede haber jugado un poco en contra. Una serie o miniserie de cuatro a seis capítulos podría haber funcionado mejor, tal vez, pero no nos adelantemos. En una de esas tenemos sorpresas por venir. Lo veremos dentro de un año… o quizá menos…
Ficha técnica
Título original: The Strangers: Chapter 2
Año: 2025
Duración: 96 minutos
País: Estados Unidos
Compañías: Elipsis Capital, Filmframe S.R.O, Fifth Element Productions, Lionsgate, Sherborne Media, Vertigo Entertainment. Distribuidora: Lions Gate Films
Género: Terror | Secuela. Home Invasion
Guion: Alan R. Cohen, Alan Freedland, Amber Loutfi
Música: Justin Caine Burnett
Fotografía: José David Montero
Reparto: Madelaine Petsch, Gabriel Basso, Ema Horvath
Dirección: Renny Harlin
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