domingo, 3 de junio de 2007

Papelucho y el marciano

En esta película uno sencillamente vuelve a la infancia.

Con personajes muy bien caracterizados, dibujos excelentes y sonido perfecto, emociona ver a la Domi llorando a mares. Papelucho, si bien uno puede haberlo imaginado de muchas formas, cumple cabalmente con lo que es: un niño con una imaginación enorme que en cada acto que hace pone tanto de si para conseguir sus objetivos.

Sin duda hay secuencias largas y cansadoras, pero no aburre. Al contrario, deja abierta aún más nuestra propia creatividad y nos señala lo importante de los sueños y que pueden ser cumplidos si se desean realmente.

La bondad de Papelucho es infinita. Sus ganas de salvar el mundo lo llevan por rincones cercanos y lejanos, siempre inquieto y con una firme voluntad de realizar todo aquello que se propone.

Cuanto de Papelucho llevamos nosotros ? Ojalá al menos un granito de arena.

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