Por fin tengo la oportunidad de volver a comentar un espectáculo musical. Y este no resulta ser sólo un concierto. Es un show completo, bien presentado y que es acompañado por numerosos detalles.
Primer acto: con el frío sabatino de una noche de Junio Santiaguina, lo único que queríamos era entrar al Teatro. Sin embargo no podíamos entrar pues estaban en "prueba de sonido" en el escenario. Raro si habían tocado allí la noche anterior. Ante un lobby del Teatro Oriente repleto, recién pudimos subir a nuestra ubicación faltando 10 minutos para el inicio formal del Concierto. Algo me decía que la hora no sería finalmente respetada y el comienzo del espectáculo tardíamente me dio la razón.
Segundo acto: a las 21.15 se apagan las luces y entra... un grupo de teloneros. Tan poco se de música popular que no tenía idea quienes eran. Un violín, un cello, dos guitarras y voz ( similar a la de Silvio de los viejos tiempos ) nos brindaron 5 temas como para entrar en onda. Con notorias desafinaciones y falta de acomple nos acompañaron durante 30 minutos, esperando el plato de fondo. Un aperitivo musical, sin anuncio, que ya queríamos que concluyera para la aparición del bajista argentino.
Tercer acto: Pedro Aznar aparece en escena. Se nota el oficio y el control del escenario. Para un lego en estas materias como yo sentí un duro golpe sonoro en el primer tema. Todo muy fuerte, sin distinguir matices ni sonoridades especiales. Una sola masa sonora que provocó la histeria del respetable. Acto seguido, Aznar muestra su lado íntimo y para mi su mejor lado. Acompañado por su guitarra acústica, sin demasiados aspavientos, los mejores temas de la noche fueron los que anunció que incorporaría en su nuevo disco. Esa calidez sencilla de lo íntimo realmente convence. Un excelente toque interpretativo de la guitarra fundiéndose con una voz usada en registros cómodos dan ese toque de calidad que uno busca en artistas de este nivel.
Al volver a los temas duros, roqueros, toda esa calidez desaparece. Hay que reconocer que no muchos pueden moverse en estilos y sonoridades tan vastos como Aznar, sin embargo en ocasiones la saturación sonora hacía irreconocible incluso la letra de los cantos.
La invitación de la cantante cubana nos regalo un duo dentro de lo más logrado de la noche. Aznar acompañando es sencillamente ilustre. Acoplado sin problemas, cede el protagonismo logrando una magia especial en el juego de voces.
Otro hecho notable a destacar es la voz de Aznar. Increible como después de un uso continuo por casi dos horas es capaz de hacer sutilezas y cambios de colores hacia el final del concierto.
En síntesis me quedo con los covers, la preciosa samba y el blues final, acústico completo, sin micrófonos ni amplificación, una delicia de regalo final a un espectáculo que sin duda vale la pena ver en vivo.
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