La historia es relativamente sencilla y se remonta a 1950, cuando nace una esperada niña bajo el cobijo de una adinerada familia. Como no era claro qué nombre debían ponerle, surge el de Parthenope, como referencia tanto a la ciudad como a la sirena de la mitología griega que, según cuenta la leyenda, dio origen a Nápoles. Rápidamente nos saltamos 18 años y Parthenope ya es una mujer hecha y derecha. Interpretada por Celeste Dalla Porta, irradia una belleza, un desplante y una personalidad que no deja a nadie indiferente.
Entre las preciosas vistas de la costa, una casa ubicada en un sector de privilegio, reuniones sociales y fiestas de todo tipo, Parthenope decide ir a la Universidad y estudiar Antropología. La vida es así, un continuo, porque Sorrentino nos va trasladando de época casi sin darnos cuenta, manteniendo las bases de la historia y cambiando solo los contextos que encuentra la protagonista en su recorrido vital.
Difícil clasificar esta cinta. Difícil también saber desde qué punto abordarla para hacer un análisis que vaya un poco más allá de lo superficial y lo obvio. Una opción es la que entrega su mismo punto de partida, es decir, una especie de oda a la belleza. Claro, primero la belleza de los paisajes, del entorno, del cuidado de cada toma y la precisión de cada detalle encuadrado por una cámara siempre bien posicionada. En segundo lugar, lo que naturalmente salta a la vista: la exuberancia de su personaje principal, en perfecta sintonía con lo anterior, y agregando delicados y no tan sutiles toques de seducción y provocación.
Si por un lado tenemos lo bello como punto central, ¿qué sería entonces lo antagónico? Sorrentino no lo responde tan claramente, porque pasa de una situación a otra sin necesariamente desarrollar un evidente eje disruptivo. El contraste necesario, entonces, sería lo feo, pero no está presente, al menos a flor de piel. Sin embargo, si escarbamos un poco, lo podemos encontrar en las diferentes personalidades que va conociendo Parthenope, y por cierto en aquel lado oscuro de la vida, esa tragedia que marca un antes y un después en la relación familiar.
Como cine dentro del cine, o al menos varias películas en una, “Parthenope” se mueve entre convenciones y riesgos que a más de alguien pueden resultar incómodas para algunos. Hay escenas que parecen sacadas de otras cintas, y también caricaturas que podrían transgredir ciertos límites. Sorrentino se lo permite y nosotros también, en beneficio de un cine que quiere ir más allá aunque no tenga tan claro dónde ni cómo.
Volviendo a la pregunta inicial, Nápoles no logra estar a la par con Parthenope. La ciudad es superada por la estampa de la protagonista, aunque lucha cuerpo a cuerpo en una batalla absolutamente desigual. Es esa identidad femenina la que se impone, marcando el paso del tiempo por una vida llena de recovecos que parece idílica, pero que al final se siente en parte vacía.
El punto central aquí es el amor en sus diferentes estados, romántico, platónico, idealista y como una decepción, todos vividos por la protagonista a lo largo de un poco más de setenta años. Con un poco de realidad y otro poco de ficción, es finalmente la búsqueda del sentido de la vida lo que llega a unir este relato, a veces más difusa, a veces más concreta, búsqueda de una mujer inquieta, ávida por descubrir y experimentar nuevas vivencias, aunque incapaz de echar raíces en el amor.
Cine de autor: una apuesta interesante, con bella fotografía y entornos cautivadores.
Ficha técnica
Título original: Parthenope
Año: 2024
Duración: 136 minutos
País: Italia
Compañías: Coproducción Italia-Francia; The Apartment, Saint Laurent, Numero 10, Pathé, PiperFilm, Logical Content Ventures, Canal+, Ciné+
Género: Drama | Años 60. Años 70
Guion: Umberto Contarello, Paolo Sorrentino
Música: Lele Marchitelli
Fotografía: Daria D'Antonio
Reparto: Celeste Dalla Porta, Stefania Sandrelli, Gary Oldman, Silvio Orlando, Luisa Ranieri, Peppe Lanzetta, Isabella Ferrari.
Dirección: Paolo Sorrentino
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